Der Briefwechsel Heidegger/Husserl

El epistolario entre Martin Heidegger y Edmund Husserl

(Trad. Daniel Michelow, Universidad de O’Higgins, Chile)

1. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 27. V. 1916

¡Querido colega!

Quisiera hacer uso de su amable ofrecimiento de poner a mi disposición su tesis de habilitación. ¿Sería tan amable de enviármela?

Su muy leal

EHusserl

27. V. 16

2. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 21. VII. 1916

Muy estimado colega:

Quizá tenga tiempo el domingo por la mañana (tal vez antes del horario de visita, 10 horas) para visitarme. Por supuesto, no tuve la oportunidad de examinar su trabajo de nuevo, por lo que mis impresiones son algo borrosas; difícilmente podré decir algo útil. He tenido demasiado que hacer. Pero me alegraría si viniera.

Con un cordial saludo

Su

EHusserl

3. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 28. IX. 1916

¡Muy estimado señor doctor!

Le agradezco mucho el amable envío de su conferencia de habilitación, con la cual me he alegrado.

Con mis mejores deseos

Su

EHusserl

4. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 10. XII. 1916

¡Muy estimado señor doctor!

También yo lamento haberme perdido su visita —estuve recorriendo mi habitual camino del Loretto durante una hora—. Quizás encuentre nuevamente la oportunidad, a pesar de su extenuante servicio, de repetir su visita e indicarme con anterioridad la hora. (Aunque, tras el final de las clases quisiera recuperarme durante un ratito en Hinterzarten). Entre mis capacidades está la de impulsarlo en sus estudios; por eso estoy seguro de que no quiero, si Ud. así lo desea, que esto quede en nada.

Con un saludo colegial

Su

EHusserl

10. XII. 1916

5. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 24. IX. 1917

Bernau, 24. 9. 17

¡Muy estimado colega!

Regreso a Friburgo el 30 de este [mes] o el 1 de octubre de mi estancia campestre en Bernau, por lo que lamento no poder atenderle más prontamente. Hasta que regrese, deberíamos acordar algunos detalles. Le quiero impulsar en sus estudios tanto como sea capaz.

Comienzo mi cátedra de lógica el 4. X. para poder llevar mi trabajo sobre el problema del tiempo hasta una cierta conclusión.

Con un cordial saludo, también a su señora esposa

Su muy leal

EHusserl

6. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 30. I. 1918

Querido colega:

Lamento profundamente que su carta haya llegado demasiado tarde. Mañana viernes partimos a Bernau (Rössle), donde nos quedaremos por lo menos dos meses, y lo que fue hacer las maletas, y todavía es, se lo puede imaginar. Llevo conmigo una cantidad inmensa de manuscritos y libros y espero lograr trabajar mucho allí arriba. Deseo ardientemente un tiempo de contemplación silenciosa y lograr el último resultado de todos los planteamientos que aquí, en Friburgo, fueron interrumpidos una y otra vez durante su maduración. Lamento mucho que no hayamos podido reunirnos y alegrarnos juntos en symphilosophein. Pues bien, le deseo lo mejor y mucho éxito en su servicio militar.

Los saludamos a ambos cordialmente

Su

EHusserl

¡Cordiales saludos al señor y la señora Rees!

7. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 28. III. 1918

Bernau (Baden) (hasta aprox. el 25 de abril)

28. 3. 1918

Querido colega:

Me alegró extraordinariamente su saludo desde el campo de maniobras. Así es que no necesito preocuparme de que soporte con salud los esfuerzos de su servicio. El ánimo fresco que habla desde sus líneas es el mejor certificado de su bienestar. Que por ahora deba dejar completamente de lado la filosofía es muy bueno. Más tarde —con suerte, la guerra no durará demasiado más tras las gloriosas victorias en el oeste— podrá retornar con mayor fuerza aún a sus difíciles problemas y, con mucho gusto, quiero hacer mi parte para colocarlo in medias res y acercarlo más en symphilosophein a esta res.

Espero, y también deseo firmemente, que este tiempo militar sea para usted una bendición. Alégreme de nuevo con noticias ocasionales. A mí me crece, aquí en la tranquilidad del alto valle, una gran obra —tiempo e individuación, una reformulación de una metafísica racional según los principios.

Le saludo cordialmente, así como también mi mujer,

Su

EHusserl

8. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 11. V. 1918

Friburgo, 11. V. 18

Querido colega:

Su maravillosa carta fue un verdadero placer para mí y si no respondí más en Bernau fue porque, encontrándome en medio de un trabajo realmente productivo, tuve que emplear cada hora. La productividad es una plenitud de las fuerzas difícil de alcanzar; cuánto dura, cuán grandes esfuerzos del trabajo preparatorio hasta que la corpórea mole es puesta en movimiento y deja arder el fuego espiritual. Aquí en Friburgo, ya desde el principio, tuve de inmediato más que hacer de lo que habría esperado —encontré que mi introducción a la filosofía, respecto del desarrollo de la historia de las ideas del ideal de la ciencia estricta desde la concepción metodológica de Platón, no era suficientemente clara y tuve que reformular una serie de clases magistrales. (Se trata ahí también de los motivos originarios de la crítica a la razón con relación al segundo argumento del Gorgias, después al campo de las cogitatios puras de Descartes —en contraste con el antiguo desarrollo, que ocurría de modo científico teorético y ontológico, pero que le trajo a los tiempos modernos el permanente fruto de la ciencia exacta—). Entretanto llegó su nueva postal, que me alegró de todo corazón. ¡Si hubiese sabido que Ud. estaría aquí todavía para mi llegada el 26! ¡V. lo hubiese traído de inmediato! Para la semana de Pentecostés pienso viajar con los niños (si es que tienen vacaciones) nuevamente a Bernau. Las semanas sofocantes de primavera son para mí un peso inhibidor en estas tierras bajas y quizá me relaje un poco después del período de trabajo excesivamente largo. Me alegro de que haya logrado superar tan bien como yo esperaba su ciclo formativo. Ud. es como una planta de macetero que debido al aire de la habitación se volvió delicada, pero que, una vez en campo abierto, a la luz libre y bajo el cielo abierto, crece vigorosamente hacia lo alto. Qué bien que también pueda leer algo y se haya decidido de modo tan excelente. No es momento para Ud. de cavilaciones abstractas. Tenga el mejor de los tiempos y permanezca siempre de buen ánimo. Siga creciendo en salud y fuerza. Lo que crece desde dentro, libre y hacia arriba, alcanza por sí solo su Telos.

Le saluda cordialmente

Su

EHusserl

9. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 10. IX. 1918

Bernau, 10. 9. 1918

¡Querido colega!

Por hoy me tomaré el día libre. Hace seis semanas que estoy aquí y debido al trabajo de 9 a 10 horas diarias, que solo fue interrumpido un día, se corre finalmente el peligro de la verborragia y el entumecimiento. ¿Puedo encontrar un regreso más bello al ímpetu y a la viveza de una vida deliciosa que escribiéndole a Ud.? ¡Oh, juventud!, cuánta felicidad y vivificación me produce que, a través de sus cartas, me deje participar en ella. Una juventud real y verdadera que, sintiendo originalmente e intuyendo el mundo, lo coge por el cuello y además puede absorber una imagen auténtica de él en el alma. Y nuevamente: la [juventud] que se expresa en lengua honrada puede hacerse con una impresión propia de la imagen formada por sí. Además, es Ud. «culto» como un Primus en la Prima, y a pesar de esto tiene ojos y corazón y palabras. —¡Caramba! ¡Esto es como una alabanza y le producirá el obligatorio rubor en las mejillas!—. Bueno, ya está sobre la mesa, aunque, en mi opinión, a Ud. no le arruinará la salvación del alma. Que Ud. se volviese un payaso, que desperdiciase o dejase arruinar los tesoros de una juventud tan pura y sencilla, el límpido ojo del alma, el corazón cristalino, la voluntad de vida claramente orientada, además de la determinada diátesis a sus puras y grandes metas, para querer, y finalmente transformarse, en un «filósofo famoso», con ínfulas y que es artificioso… eso sería realmente demasiado tonto. Pero tal cosa queda lejos, en tanto escriba cartas con tal serenidad del alma y libertad. Ahora, dispénseme también que haya respondido la carta (fechada el 21. VII.) de Charlottenburg, que tan feliz me ha hecho, recientemente, junto con aquella desde el pelotón. En Friburgo me sentí, en los sofocantes meses de junio y julio, plenos de tormentas, verdaderamente incómodo y por lo mismo alicaído, pasivo, y estuve en constante lucha contra esta pasividad, que se expresó físicamente en aletargamiento. Ud. entenderá lo que significan estas taras para un hombre como yo, tan orientado a la actividad del espíritu y en un período de investigación que progresa de manera fructífera, y lo mucho que he procurado disponer de horas y luego usarlas. Leí con gran interés, por cierto, ya que debí permanecer alejado de mis propias construcciones intelectuales, demasiado difíciles, el libro de Otto sobre lo sagrado, en efecto, un intento de fenomenología de la conciencia divina, osado y, aunque promisorio al principio, sin duda prontamente decepcionante. Lástima que Ud. no tenga tiempo para escribir en profundidad una (a saber) urgente crítica. El libro se desprende del acoplamiento historicista y teológico, a pesar de que tiene de ambos de sobra, sobre todo de lo último.

Aquí en Bernau fui de inmediato y desde el primer día el «otro», mi alter ego, el mejor yo, aquel del «alma alada», siendo acorde con el Fedro. El desprendimiento de mi alma se ha enlazado al tratado de Spranger, que [apareció] en el escrito conmemorativo Volkelt, bajo el título «Acerca de la teoría del conocimiento y de la psicología humanista», en el que se trataban preguntas para las cuales se aplica una parte central de mis Ideas II y con las cuales he forcejeado más tiempo y más dolorosamente que cualquiera de los que ahora viven. La influencia de mis escritos fenomenológicos se mostró desde un comienzo y, además, el tratado iba acompañado de una carta altamente simpática y honestamente cordial, por lo que (nunca estuve inclinado a leerla, pues estuve todo el tiempo involucrado en la batalla del pensamiento) la leí con real y creciente interés. El roce con pensamientos profundos, que me son tan familiares, me ha despertado, por lo que fui cautivado por los asuntos. Ahora todas las semanas estoy metido en los problemas de las Ideas II (los correspondientes manuscritos no los tengo conmigo, ya que quería ponerme a hacer y terminar la Introducción a la filosofía y las consiguientes modificaciones y manuscritos): en especial, la psicología en todas sus capas y limitaciones respecto de la «fenomenología». Finalmente, me propuse también [leer] la Psicología general de Natorp, que apareció justo (1912, finales de octubre) cuando yo había finalizado las Ideas I y, además, antes de la impresión había puesto rápidamente por escrito las Ideas II. Hasta ahora no he logrado leer por completo (a excepción de la lectura del primer capítulo en un viaje en 1913), y menos estudiar, este libro que, de múltiples maneras, se opone a la fenomenología (en mi opinión). Conocía bien la Introducción a la psicología de Natorp, de 1888, que primeramente desarrolló la idea de la psicología «reconstructiva», un libro genial y profundo, pues lo había comentado en un seminario en 1905 y había quedado fuertemente impresionado por él, como de todo aquello que es «profundo» en un sentido real. No pude hacer nada con él, no pude penetrar en su interior hasta el entendimiento; aquí y allá tuve grandes y oscuros presentimientos, que podía intuir —aunque, al final, compareció la totalidad con la exigencia de la teoría y de la problemática claramente definidas—. Esencialmente [pasó] lo mismo con la Psicología general, que, a pesar de estar dispuesta con vistas a mis Investigaciones lógicas y al artículo sobre el logos, muestra que Natorp no fue capaz de comprender en lo absoluto el claro y evidente sentido de la fenomenología como un análisis dinámico de la conciencia pura e independiente de la filosofía y ciencia anterior y, sobre todo, una mirada que, mirando, permite que lo dado se valide. Aparentemente, primero debe uno tragarse y reconocer todo el neokantismo como una supuesta verdad evidentemente inmutable, para desde ahí lograr «comprobar» la necesidad de una —absolutamente confusa— psicología reconstructiva. Pero, a pesar de esto, ahora veo lo que Natorp presintió de manera genial, a saber: la problemática fenomenológica de la «constitución» de las objetividades de todos los niveles, y además ahora entiendo algunas perspectivas de los problemas que se encuentran tras diversas argumentaciones. Pero qué fascinante: Natorp, un hombre sumamente digno de alabanza (en verdad, un alma cándida), un gran intelecto, que se esforzaba de veras en utilizar mis escritos, los cuales estudió seriamente, ¡considera mi fenomenología una oscura fase previa de su clara psicología, sólidamente basada en los más profundos fundamentos! Yo, sin embargo —ni siquiera— [considero] su psicología como una fase previa, sino como un vago presentimiento de una capa de problemas de mi fenomenología, ataviado filosóficamente con construcciones. Esa es la situación filosófica hoy. Profeta a la derecha, profeta a la izquierda y uno mismo, también profeta, sujeto al capricho del risueño niño-mundo en el medio. Una sonrisa triste. Esto también vale para cuando pienso en los otros; también he leído (desde hace una década y media no había leído tanto como en el último mes) el nuevo y voluminoso libro que Volkett se ha regalado a sí mismo para su 70 cumpleaños: Certeza y verdad, que se ocupa tan intensamente y con tantas palabras de elogio hacia mi fenomenología, que las aseveraciones fenomenológicas serían distintas a aseveraciones «empírico-psicológicas» del todo triviales, y habla del «mensaje de redención» de mi intuición esencial, del «tono profético» de mi discurso, etc. Seguro que a nivel individual [hay] algunas cosas inteligentes, pero planas y que no se comparan con la verdadera profundidad filosófica a Natorp. Yo me obligo a leer tales escritos para conocer en último término a mi público. Eso no lo debemos olvidar. Es lamentable que, tan pronto como la confusión y lo erróneo de ciertos modos de pensamiento son reconocidos y en los que nosotros mismos estábamos atrapados en nuestra infancia filosófica, los mantengamos de manera tan decidida apartados de nosotros y después nos parezcan tan evidentemente fútiles que ya no se los atribuimos a alguien sensato ni pensamos en nuestras exposiciones que el lector pueda estar prendido de ellos.

Pero ahora debo finalizar y adjunto saludos, y muy cordiales, de parte de mi mujer y de los Rees, que estarán (durante tres semanas) aquí para nuestra alegría. Además, también les enviamos nuestros buenos y amistosos deseos. No necesito decirle que los últimos sucesos de la guerra son una carga pesada para nuestros ánimos. Pero seguramente será para mejor, y si queremos resistir contra ello, y lo queremos y evidentemente lo haremos, pues que suceda a través de la adecuada reacción, en la que nosotros expresamos del único modo posible la fe en lo bueno: activamente, en la medida en que contribuimos al bien en nuestros lugares y con nuestras pequeñas fuerzas (pero que se suman a la cuenta general). Así que, cada cual a lo suyo, como si la salvación del mundo dependiese de ello, yo en la fenomenología y Ud. como meteorólogo y en su ocupación paralela como fenomenólogo de la religión.

NB. A Hölderlin, a quien tanto amo y tan poco conozco, también lo tengo aquí conmigo, así es que leyéndolo contactaremos en él.

Entonces saludos

Su

EHusserl

Acabo de volver a ver su 1.ª Carta:

1) Berlín hace 30 años —la universidad con 1 800 alumnos—, oh, eso si que fue un viento espiritual, y cuán ricamente atravesado por «líneas de fuerza» espirituales. Los seis semestres que estuve allí fueron los meses más bellos de mi vida.

2) Klose, un hombre bueno y decente en philosophicis en aquel tiempo de no muy amplio alcance; en realidad no era mi alumno; realmente virtuoso para alguien como él.

3) Como última posdata (cual cotorra): olvidé mencionar el bello y cordialmente refrescante volumen doble sobre la guerra de Natorp, que también leí en el verano: Época del espíritu y Alma de lo alemán. También lo tenemos aquí y pronto lo leerá la señora Rees.

10. MARTIN HEIDEGGER A EDMUND HUSSERL, 14. IV. 1922

Viernes Santo, 1922

¡Querido señor profesor!

De acuerdo con la información del señor consejero de finanzas el señor Dr. Dahle debe

1) Elevar una petición a la rectoría referente a matriculación o admisión como oyente, como él quiera.

El permiso no tendrá ningún problema. (Solicitud al Ministerio de Cultura no es necesario).

2) Al mismo tiempo, elevar petición para permiso de residencia al Ayuntamiento. El Ayuntamiento se informa en la Universidad y decide según eso.

Todo esto no debería ocasionar dificultades.

Con cordiales saludos pascuales de casa a casa

Su

Mrt. Heidegger

11. MALVINE HUSSERL A ELFRIDE HEIDEGGER, 19. II. 1924

Friburgo, 19. II. 24

Querida señora Heidegger:

Antes que nada, muchas gracias —también a su esposo de parte del mío— por sus cartas. Por lo visto se queda Geyser. Sobre todas las confabulaciones y escándalos, en persona, algo así no se deja escribir. Ud. ya viene pronto y entonces habrá un relato. ¡Hubiese sido de hecho bonito cambiar a su hombre por Geyser! Aunque Uds. son niños y no conocen el Centro. Pero mejor todos los detalles en persona. Los esperamos entonces el 1 de marzo y los invitamos festivamente, por la presente, a quedarse con nosotros. Justo después de su visita viajaremos a Berlín vía Gotinga, para allí ver a la joven pareja. —Espero que con las cosas de niño de aquella vez no se hayan esforzado. Primero, no fue prestado, sino regalado y, segundo, tengo listo un ajuar absolutamente suficiente—. Déjenos saber cuanto antes su programa para Friburgo, contamos con un bello reencuentro.

Su

Malvine Husserl

12. EDMUND Y MALVINE HUSSERL A MARTIN Y ELFRIDE HEIDEGGER, 23. II. 1924

Sábado, 22. II.

Querido amigo:

Estaría muy triste si, de hecho, solo nos pudiéramos decir ¡buenos días!, de pasada. Por supuesto que no los dejaremos pasar de largo, y si no puede ser de otro modo, entonces serán nuestros queridos invitados el miércoles. Pero sin falta debo leer el jueves; de hecho, yo también quería leer el viernes. Debo entregar alguna conclusión, algún adelanto y este semestre no he preparado nada. El martes se suma una reunión de la facultad, que también me quita tiempo, por lo que habría que ver si tendría libre el jueves por la mañana.

Pero me ha alegrado durante meses que Ud. venga y que podamos hablar académicamente; pensaba que Ud. estaría aquí por lo menos un par de días.

¡También! ¿No podría por lo menos estar aquí el viernes? En ese caso por supuesto que yo no leería y me dedicaría por completo a Ud.; si no es posible, entonces debe mantenerse como Ud. lo haya planeado. Saludos para todo el mundo.

Su siempre fiel

EHusserl

Querida señora Heidegger:

Nos alegramos mucho de su visita, justamente por eso esperamos que se quede por lo menos un día más. Mi marido ya expresó sus deseos, que también son los míos. ¡Dos palabras con la hora exacta de llegada!

Cordialmente

M. H.

13. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 28. XII. 1924

¡Querido amigo!

Recientemente he recibido la amable carta de Szilasi y me alegro de que todos Uds., al completo, vayan a estar un ratito con nosotros en Breitnau. ¿No tendría quizás Ud. el deseo de discutir conmigo algunos asuntos personales y académicos, que, en el generalizado y de seguro bello alboroto familiar, no podrán ser tratados correctamente?

Esto no requiere solicitar una cita previa. Ud. es en todo momento bienvenido y encontrará siempre cómodo albergue. Por supuesto, también nos alegramos mucho por la visita de su esposa y de los amigos Szilasi.

Su siempre fiel

EH

Pensión Hacia la Cruz, Breitnau

14. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, DICIEMBRE DE 1926 (ESBOZO)

Mi querido Heidegger:

Con profundo pesar he leído su carta y constantemente regresan a mis pensamientos, en estos días llenos de preparaciones para conferencias, invitaciones, reuniones de facultad y pequeñas incomodidades, Ud. y su situación. Definitivamente le [corresponde] lidiar con las mismas dificultades que yo padecí tantos años en Gotinga y de las cuales en ningún caso me defendí como un héroe. Le deseo lidiar con ellas lo mejor que pueda. Pero sobre todo le quita todas las trabas a la actitud del alto gobierno el hecho de que la facultad en su totalidad, y según todos sus valiosos miembros, estuvo de su lado y reconoció en Ud. al hombre adecuado para el puesto (algo parecido fue lo que también ocurrió en su momento con Brentano, tras lo cual tuvo que renunciar a la cátedra). Y, además, con la gran suerte de que se encuentre Ud. imprimiendo la obra, gracias a la cual, como bien sabe, ha logrado un impulso al crecimiento de su propio ser como el filósofo que Ud. es. Desde ahí crecerá hacia lo alto, a nuevas formas. Nadie tiene una fe mayor en Ud. que yo, y además de ese tipo que finalmente, sin ningún resentimiento, no lo confundirá ni lo distraerá del resultado puro de aquello que le ha sido confiado, aquello que le es muy personalmente innato.

15. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 5. IV. 1927

Muy querido amigo:

Acabo de bajar del tren y escucho su solicitud. Ud. junto con su señora esposa son, por supuesto, cordialmente bienvenidos. Pero creo que por ningún motivo debería Ud. planear ya un regreso a Marburgo: me visitará durante un tiempo y será mi invitado, para que, de una vez, también podamos hablar académicamente. Por supuesto, se puede alojar con nosotros.

Discúlpeme por no haber dado señales de vida. Estaba como bloqueado, no podía escribir.

Muchos saludos cordiales de

Su viejo amigo

Ehusserl

Martes por la tarde

16. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 8. V. 1927

Friburgo, 8. 5. 1927

Mi querido amigo:

Con profundo pesar recibí su obituario. Su buena madre ha sido ahora liberada de sus grandes sufrimientos. Ahí se debe uno doblegar ante lo insondable. Pero la dolorosa pérdida permanece con el que queda atrás, que, por cierto, ha sido herido, aunque aun así —es la madre— le da a todo el resto de la vida un nuevo aspecto. El mundo se ve distinto ahora que uno ya no es más niño en el hogar de sus padres, con los que uno también vive en la lejanía, que siguen con preocupación todo nuestro quehacer, y a quienes uno siempre debiera satisfacer, quisiera satisfacer, pero, lamentablemente, no siempre puede satisfacer. —Estamos ahora en pleno trabajo de semestre; este ha sido puesto en marcha hace poco—. También Ud. debe tener mucho que hacer y no mucho tiempo para pensar en sí y en sus pesares. En mis clases magistrales trato las disputas entre las ciencias naturales y las ciencias del espíritu, y desde ahí quiero, en continuidad con el semestre anterior (con la correspondiente y necesaria repetición de los puntos principales), penetrar en los problemas filosófico-fenomenológicos hasta una filosofía universal como ciencia del espíritu en un sentido universal y trascendental. El seminario («La Crítica de la razón pura de Kant en interpretación fenomenológica») no tiene muchos participantes, [por lo que] tengo que aceptar también estudiantes novatos.

El Gobierno no ha ingresado hasta ahora un requerimiento para la nueva designación de la cátedra, este ignora que yo, de facto, he comenzado mis 69 años de vida. ¿Recibió la prueba de impresión del escrito de Becker, tan especialmente interesante para Ud.? Ahora bien, también le mando muchos saludos cordiales y amistosos a su señora esposa, a quien pido le comunique mi más sentido pésame.

Su viejo

Ehusserl

17. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 24. V. 1927

Friburgo, 24. V. 1927

Querido amigo:

¡Lamento no poder verlo para Pentecostés! He decidido ir después con mi mujer en la semana de vacaciones a Samedan, donde nuestra querida amiga la señora Jensen estará con su hijo convaleciente (ella está ahora con nosotros de paso). ¡Y ahora su sorpresiva notificación! Quizás en este momento lamente Richter no haber permitido ya desde un comienzo que me preguntaran a mí. En efecto, ahora el Gobierno ya no puede dar marcha atrás.

En todo caso parece que mi carta, en la que al final puse en movimiento la artillería más pesada, ha tenido efecto. Me atrevo a pensar que ahora el Gobierno mejorará su sueldo y Ud. no estará contratado en peores condiciones que Mahnke. El modo en que Ud. ha enfrentado a Richter fue especialmente inteligente y, en términos personales, completamente adecuado a la situación. El asunto, a fin de cuentas, también supuso una satisfacción para Ud. Ahora puede contar con que Prusia le tiene respeto, lo cual todavía puede dar frutos. Yo he experimentado, y quería hacerlo en profundidad, todo este tiempo de penurias junto a Ud.; podría instituirlo aquí ya en la herencia que le pertenece.

Por mi parte: respecto de la jubilación, o más bien «emeritazgo», todavía no soy elegible; lo sería si mi cumpleaños fuera 8 días antes y si cayera en el año presupuestario anterior. Lo único que no sé es si cuenta el año o el semestre; en el segundo caso, entraría en consideración el próximo semestre. Ya que está planeado un aumento de sueldo de los funcionarios, que para mí es importante, pues con el emeritazgo pierdo a mis asistentes y luego yo mismo les tendría que pagar, aún no me moveré. Para el próximo semestre, en el cual quizá todavía tenga que leer mucho, comenzaré Historia de la Filosofía Contemporánea. Pero, de todas maneras, anhelo venir y salvar de mi trabajo aquello que aún pueda ser salvado. Mi estado de salud es bueno aunque, paulatinamente, debido a esta situación, algo ha decaído —a excepción del aspecto físico—; de hecho, apenas siento un poco de debilitamiento de mis fuerzas, pero ya tengo 69. He caído nuevamente en la trampa con el grupo de estudio; hasta ahora he tenido que elaborar lo que, desde la perspectiva de su contenido conceptual, sería hermoso si yo fuera 25 años más joven. Que el diablo se lleve todos los pensamientos nuevos. Ahora hay seis japoneses aquí, gente seria. Kitayuma fue donde se encontraba Jaspers, en Heidelberg, con la esperanza de terminar pronto su tesis doctoral, ya que su padre le ha cortado el suministro de recursos. Escribí cartas de recomendación para él a Japón. ¿Ha leído el trabajo de Becker? Uso directo de la ontología heideggeriana.

Su fiel

Ehusserl

Muchos saludos cordiales de hogar a hogar.

18. EDMUND HUSSERL Y MALVINE HUSSERL A MARTIN Y ELFRIDE HEIDEGGER, 26. V. 1927

Friburgo, el 26. V. 1927

Querido amigo:

Olvidé escribirle algunas cosas:

1) Finke estaba, evidentemente, muy contento con su envío; él me lo ha contado, resplandeciente, en la sala de reuniones.

2) ¿Le ha mandado una copia gratuita a J. Cohn? La espera y lo considera una obviedad, ya que él le ha mandado a Ud. su Dialéctica. Es una necesidad ineludible que Ud. le regale una copia; si no, se va a sentir mortalmente ofendido.

¿No debería enviarle Landgrebe su borrador para las vacaciones de Pentecostés? Él dice que se lo habría pedido fervientemente y se prepara para rendirle cuentas a Ud. como al severo maestro.

Ahora solo muchos saludos de

Su viejo y fiel

EH.

Queridos amigos:

Lamento mucho no veros aquí en Pentecostés, lástima que no escribáis, pues eso ha provocado esta abstención. Como esperaba, nosotros vamos a Samedan, donde pasa su tiempo la señora Jensen con un niño enfermo. Estimado señor Heidegger, no deje que Landgrebe se libre de sus filosas tenazas, ¡mi marido se ha escabullido de nuevo y solo trabaja en el grupo de estudio! Lea el artículo de Curtius sobre Proust, completamente fenomenológico y muy interesante.

Cordialmente

M. H.

19. MARTIN HEIDEGGER A EDMUND HUSSERL, 22. X. 1927

Messkirch, 22. octubre 27

¡Querido y paternal amigo!

Le agradezco cordialmente a Ud. y a su venerable señora esposa los pasados días en Friburgo. Realmente tuve la sensación de ser aceptado como un hijo. —

En el trabajo verdadero salen al descubierto los problemas. Por eso la comodidad de meras conversaciones de vacaciones no produce nada. Pero esta vez todo se hallaba bajo la presión de una urgente e importante Tarea. Y en los últimos días comencé a comprender en qué sentido su insistencia en la psicología pura ofrece una base para aclarar la pregunta por la subjetividad trascendental y su comportamiento hacia lo puramente anímico, mejor dicho, para desarrollarlo con plena determinación. Lo inconveniente es, de seguro, que yo no conozco las investigaciones concretas de los últimos años. Por eso parecen objeciones, con facilidad, formalistas.

En las hojas adjuntas trato nuevamente de fijar los puntos. Eso también ofrece la oportunidad de caracterizar la tendencia fundamental de Ser y tiempo dentro del problema trascendental.

Las pp. 21-28 están considerablemente mejor escritas que en el primer borrador. La construcción es transparente. He incluido las abreviaciones y pulimentos estilísticos en el texto, inmediatamente después de un reiterado control. Los comentarios al margen rodeados con rojo se refieren a preguntas objetivas, que resumo rápidamente en el anexo I de esta carta.

El anexo II trata de preguntas sobre el planteamiento para las páginas mencionadas.

Para el artículo solo es importante que la problemática de la fenomenología sea expresada en la forma de la exposición concisa, completamente impersonal. Al igual que la claridad de la exposición sigue siendo en el fondo la condición para la última aclaración de las cosas, así debe, pues, mantenerse su atención, respecto del artículo, limitada a lo esencial.

De modo práctico, Ud. ha mostrado en el transcurso de nuestras conversaciones que no debe esperar más para las grandes publicaciones. Lo notó repetidas veces en los últimos días: de hecho, aún no hay psicología pura. Ahora las piezas yacen en los tres apartados del manuscrito pasado a máquina por Landgrebe.

Estas investigaciones deben aparecer primero por dos razones, a saber: 1. Para que se tengan las investigaciones concretas a la vista y no se busquen en vano como programas prometidos; 2. Para que Ud. mismo tome aire de cara a ultimar su exposición de la problemática trascendental.

Yo quisiera pedirle fijar el segundo borrador de los Estudios como guía. Lo he leído de nuevo completamente y mantengo mi juicio de la última carta. —

Ayer recibí de mi mujer la carta de Richter (en el anexo III. El apartado sobre esto). Le he escrito a Mahnke.

Aquí, evidentemente, no logro dedicarme a mi propio trabajo. Esto va a ser multitudinario con la clase magistral y los dos ejercicios prácticos y las conferencias en Colonia y Bonn y además Kuki.

Pero la necesaria excitación para los problemas ya ha sido despertada y lo restante debe ser forzado.

La próxima semana viajo desde aquí para ver a Jaspers, a quien le pediré algunos consejos tácticos más.

Le deseo una feliz finalización del artículo, que como adelanto de las próximas publicaciones mantendrá despierto en Ud. muchos problemas.

Mientras tanto, le agradezco de nuevo cordialmente a Ud. y a su venerable esposa los bellos días, le saludo en fiel amistad y veneración

Su

Martin Heidegger

*

Anexo I.

Dificultades objetivas

Hay conformidad respecto de que el ente, en el sentido de aquello que Ud. llama «mundo», no puede ser aclarado en su constitución trascendental a través de un regreso a entes de tal modo de ser.

Con ello no se ha dicho que aquello en lo que consiste el lugar de lo trascendental no sea en absoluto ente, sino que aquello, justamente, origina el problema: ¿cuál es el modo de ser del ente, en cuyo «mundo» se constituyó? Ese es el problema central de Ser y tiempo —esto quiere decir una ontología fundamental del Dasein—. Se requiere mostrar que el modo de ser del Dasein humano es completamente distinto de todos los otros entes y que, como aquel, que él es, justamente alberga en sí la posibilidad de la constitución trascendental.

La constitución trascendental es una posibilidad central de la existencia del sí-mismo fáctico. Este, el hombre concreto, nunca es como tal —como ente— un «hecho real mundano», porque el hombre nunca está solo ahí, sino que existe. Y lo «milagroso» reside en que la constitución de la existencia del Dasein posibilita la constitución trascendental de todo lo positivo.

Las consideraciones «unidireccionales» de la somatología y de la psicología pura son solo posibles en función de la totalidad concreta del hombre, que, como tal, determina primero el modo de ser del hombre.

Justo lo «puramente anímico» no ha crecido en absoluto con vistas a la ontología del hombre en total, vale decir, no con la intención hacia una psicología —sino que surge de antemano desde las meditaciones epistemológicas de Descartes.

Lo constituyente no es la nada, más bien algo y ente —a pesar de que no en el sentido de lo positivo.

La pregunta por el modo de ser de lo constituyente mismo no puede ser evitada.

De este modo está el problema del ser universalmente relacionado a lo constituyente y a lo constituido.

*

Anexo II.

Acerca del planteamiento de la p. 21 ss.

Lo primero en la exposición del problema trascendental es la aclaración de aquello que se quiere expresar con la «incomprensibilidad» del ente.

¿En qué aspecto es el ente incomprensible? Vale decir, qué gran pretensión de comprensibilidad es posible y necesaria.

¿Desde qué punto de partida se gana esta comprensión?

¿Qué quiere decir «Ego absoluto» a diferencia de «puramente anímico»?

¿Cuál es el modo de ser de este Ego absoluto —en qué sentido es lo mismo que el Yo fáctico en cada caso; en qué sentido no es lo mismo?

¿Cuál es el carácter de la posición en la cual el Ego absoluto es lo propuesto? ¿En qué sentido no se halla aquí positividad (posicionalidad)?

La universalidad del problema trascendental.

*

Anexo III.

«Tengo el placer de poder informarle que mi señor ministro ha decidido conferirle a Ud. la cátedra titular regular para filosofía en la universidad de aquel lugar. En consideración de sus actuales condiciones, su sueldo base anual fue fijado en 6 534 MI, como de costumbre, en aumento de 2 en 2 años hasta un sueldo final de 9 630 MI.

Así como le solicito pronunciarse sobre este acuerdo, me complace al mismo tiempo informarle de que el profesor asistente, Dr. Mahnke de Greifswald, ha sido llamado a ocupar la posición que Ud. detentaba hasta ahora.

Con especial reconocimiento».

20. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 8. XII. 1927

Friburgo, 8. XII. 27

Querido amigo:

Alea jacta est, el asunto se ha puesto en movimiento más rápido de lo que pensé. El martes pasado ya se ha constituyó la comisión: Honecker (como decano), Immeisch (que ya estaba en la comisión hace 12 años desde la salida de Rickert), Jantzen, Heiss, Ritter. Yo mismo no soy miembro de la comisión —según una antigua resolución de la facultad, el que se va no puede ser miembro—. ¡Por tanto, me debo preparar! Pues pienso que seré nombrado adjunto como miembro consultor de la comisión, si no como deliberante. Sobre el «3» aún no tengo claridad. Después de que ya he dicho que en el verano me gustaría leer lo menos posible, incluso solo dictar ejercicios prácticos, quieren apurar mucho. La comisión ha sido elegida y puesta en acción sin esperar el requerimiento del Gobierno y mi emeritazgo efectivo.

Muchas gracias por su muy amable carta. ¿Por qué no respondo, por qué no escribo? Obviamente, porque ha faltado paz interior.

La reelaboración del artículo para Londres, ahora muy pensado y terminado de ordenar, resultó agradable, pero completamente diferente a como Ud. lo quería aceptar, a pesar de que lo esencial se mantuvo. Finalmente, era y quedó muy largo, aunque yo ya no quería tener nada más que ver con él y no se dejó acortar más. Así lo mandé a Inglaterra y aún no he recibido respuesta alguna. Una versión ampliada bajo la consideración del sentido doble no tratado al que la psicología tiende como naturalista y como ciencia del espíritu (mi antigua oposición) debería aparecer en el anuario y, a la vez, servir como introducción para las siguientes publicaciones.

Muchos saludos cordiales de hogar a hogar

Su fiel

EH.

¿Nos vemos pronto o no? ¿Ud. viaja a Todtnauberg? No necesito decir que para Ud. nuestra estancia de invitados está permanentemente lista.

21. EDMUND Y MALVINE HUSSERL A MARTIN Y ELFRIDE HEIDEGGER, 14. XII. 1927

Friburgo d. Br., el 14. XII. 1927

Querido amigo:

Nos alegramos especialmente de verlo de nuevo la próxima semana. Podría Ud. reelaborar la exposición en cuestión; esto, realmente, me sería de gran ayuda. Por el momento me ayuda Becker, con mucha diligencia, a través de una exposición sistemática del transcurso de la obra y a través de un comentario exacto de los conceptos fundamentales más importantes y de las doctrinas fundamentales designadas mediante estos. Ahora veo cuánto me faltaba por comprender, ya que los capítulos sobre la temporalidad e historicidad aún no los asumía correctamente. Olvidé escribirle que los Szilasi se han anunciado para el 21 y quizá pasen la Navidad con nosotros. Aún no he escuchado nada sobre una reunión. Mi esposa se ha alegrado mucho por la carta de la suya.

Su fiel

EH.

Querida señora Heidegger:

Mientras horneo quisiera agradecerle de este modo cordialmente sus amables líneas. ¿La veremos esta vez? Ud. recibirá un bollo de Navidad, que su marido, al venir por aquí, le llevará.

Buenos y bellos deseos de

Su fiel

M. Husserl

22. MALVINE HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 30. XII. 1927

Friburgo, 30. XII.

Querido señor Heidegger:

Mi esposo desea que Ud. disponga su viaje de regreso de tal modo que le pueda dedicar todo un día para una conversación académica sobre su libro. Él ha ocupado todas las vacaciones con su estudio y considera una necesidad dejar que Ud. explique algunas cosas que a él no le resultan claras.

El miércoles 4 tenemos aquí una velada, pero puede elegir libremente uno de los días siguientes.

La alegre postal del Camino de campo ha llegado hace poco. Le devolvemos cordialmente los deseos de Año Nuevo. Hemos vivido Navidades agradables, la tristeza por la separación de nuestros amados en Berlín y Kiel fue apaciguada por las múltiples y adorables fotos de los niños, que Ud. también debe admirar. Mañana es la primera junta de la comisión, para la cual mi marido se blinda potentemente.

Saludos cordiales a los habitantes de la cabaña y también a los Szilasi,

Su

Malvine Husserl

Escriba lo antes posible cuándo vendrá para que mi marido pueda tenerlo todo listo.

23. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 21. I. 1928

Sábado 21. I. 1928

Querido amigo:

Decisión de la comisión: uni loco. Por supuesto, absoluta reserva.

Le saludamos cordialmente

EH.

24. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 30. I. 1928

Friburgo, lunes 30. I. 28

Querido amigo:

En la última sesión ha sido también aprobado con todos los votos mi esbozo para la propuesta que se hará al Gobierno. Este esbozo será presentado (como informe de la comisión) el 7. II., en la próxima reunión de la facultad. El Gobierno había requerido propuestas para principios de marzo. La designación de la cátedra sucederá entonces en las vacaciones. Todo ha resultado muy bien y muy feliz para Ud., y en la reunión general de la facultad será del mismo modo.

Yo he pasado un tiempo algo incómodo. El doctor me ha prohibido estrictamente fumar. Hace 9 días que no fumo. El mundo me transmite una impresión muy extraña y mis manuscritos, no menos. Por cierto, el insomnio se ha transformado en letargo. Todos los otros síntomas comunes del envenenamiento de la nicotina casi han desaparecido, camino nuevamente con facilidad y el apetito y la digestión están en orden. Ahora queremos ver cuándo podré volver a pensar de manera ordenada. No se puede ir siempre a pasear.

Muchos saludos

Su desaparecido

EH.

25. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 7. II. 1928

Friburgo, 7. II. 1928, tarde por la noche

Querido amigo:

¡Hoy en la reunión de la facultad ha sido aprobado con todos los votos el informe de la comisión y la propuesta de presentárselo a Ud. como uni loco al Gobierno! Estuve desde el domingo, durante tres días, en Hinterzarten y ahora espero poder involucrarme de nuevo. Por otro lado, me sienta muy bien la prohibición de fumar, pero, de hecho, no podría trabajar todavía.

Con cordiales saludos y felicitaciones de parte de ambos

Su

EH

26. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 5. III. 1928

Lunes

Querido amigo:

En el sobre del manuscrito sobre el tiempo (que yo originalmente quería llevar a Breitnau) hay algunas páginas de la reelaboración de mi artículo en inglés para la enciclopedia: hojas de Salmon escritas a máquina, a las cuales había hecho correcciones. Le pido que envíe las hojas con la sola nota de su procedencia como correcciones mías, directamente a Chr. V. Salmon, Oxford, 14 St. Giles.

En Breitnau me sobrevino una irritación de garganta, con constipado, etc., tuve que viajar a casa ya el domingo a pesar del magnífico tiempo. Por suerte no es una gripe, pero debo igualmente guardar reposo dos días más y tomar aspirina.

Muchos saludos, seguro que Ud. se alegra del buen tiempo. ¿Puede andar con esquís?

Con mis mejores saludos a su señora esposa

Su

EH.

27. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 9. V. 1928 (1)

Friburgo, 9. V. 1928

Mi querido amigo:

Anteayer viajamos en un tren desde La Haya-Scheveningen a Friburgo (coche cama) y arribamos cerca de las 10 de la mañana. Por la tarde tuve mi primer grupo de estudio e inmediatamente después reunión de la facultad (recepción de los dos trabajos premiados sobre modificación de la neutralidad, cada uno galardonado con medio premio). Hoy por la mañana mi primer seminario, aproximadamente 20, la mayoría gente nueva, muy predominantemente extranjeros (de nuevo un oxoniense, que tiene buen aspecto, dos holandeses, un lituano de Estrasburgo que viene con recomendación de Herings, un ruso, un profesor viejo de Melbourne, bien integrado fenomenológicamente, varios japoneses, etc.). Los nuevos nacionales parecen mediocres. Los buenos, obviamente, están con Ud. Su gigante grupo de estudio me llena de alegría. Ud. ha tenido una bella salida y puede estar seguro de que aquí recibirá un ingreso o recibimiento a la altura. Este invierno no leeré. Pero de todas maneras ofreceré ejercicios prácticos íntimos, algo así como una tarde filosófica. Aún me siento muy vivaz, pero hacer una lectura magistral sistemática me parece ya un horror, y quiero ver por una vez qué puedo lograr con tiempo de trabajo libre. Me han asignado un estudiante-asistente (80 M. al mes) durante dos años. He pensado, en cuanto a esto, que uno de los dos premiados haga el reemplazo, a saber, Ropohl, el menos dotado aunque extraordinariamente simpático, diestro a nivel estilístico y muy talentoso para la exposición sistemática y para pedir en la Asociación de emergencia para Landgrebe una suma mayor, algo así como 250 M. Así era, pues, también su parecer. Quizá su energía jovial sea el justo contrapeso para mis dudas de vejez —en caso de que encuentre el tiempo para oficiar como mi asistente, en este sentido elevado, y sobre todo para impedirme que continúe investigando hacia los infinitos—. Sorprendentemente, todavía tengo pensamientos y al final no me he vuelto «papagayo de mí mismo».

¡Pero ahora a mi viaje, nuestro viaje! Encantador de principio a fin. Primero la estadía en Gotinga, donde la señora Jensen, una personalidad única con amables niños, que nos son estrechamente familiares (él mismo estaba en Friburgo en tratamiento médico con el Dr. Marten).

Ahí, en buenas manos, elaboré las clases magistrales holandesas en relación con el supuesto artículo para la enciclopedia (también su 3. reelaboración), con lo cual los pensamientos ganaron asimismo en profundidad y amplitud. En Gotinga me junté con Lipps, quien de nuevo me produce una muy simpática impresión, de seguro hay que tomárselo en serio de todas maneras, con buena voluntad y completamente dedicado a la fenomenología. Una muy distinguida impresión me causó su mujer. Con Geiger no me junté. Quizá sea mejor así, pues, según el modo en que su mujer se nos presentó (nos topamos con ella por casualidad en Ámsterdam), no se mostró muy simpática. Muy amablemente nos salió Hilbert al encuentro. Conocí a Nohl y me gustó mucho. En cualquier caso, un hombre cálido. En Berlín tuvo lugar la grandiosa celebración pública por el 80 cumpleaños de Stumpf en el castillo real, como gran conmemoración personal a este hombre íntegro. Muchos discursos festivos y, sobre todo, un cálido ambiente. La mañana anterior estuve en su casa y fue hermoso constatar que la antigua amistad aún estaba en pie, aunque hace tiempo que no lográbamos entendernos académicamente. Con Elli y su marido estuve poco. Fueron solo 4 días. Lamentable, pues ella se ha vuelto un ser humano íntegro y ha probado su valor de modo tan adecuado que, sin mucho meditarlo, tomó al niño de Dodo y lo cuidó de modo maravilloso. (Ella estuvo hace poco en Kiel para devolverlo, ya que Dodo debería estar recuperada.) En Ámsterdam di dos noches de conferencias, cada una de dos horas completas, ante un público académico selecto. Después, además, una tarde de discusión con complementos detallados. Fue muy bonito, muy exigente, mucho y muy grande el interés despierto por la fenomenología entre adultos y jóvenes. Nos hospedamos espléndidamente en casa de un psiquiatra (psicoterapeuta). Él y su mujer son dos personalidades puras y profundas, con las cuales trabamos de inmediato una amistad cercana.

Él [Dr. Van der Hoop] es un hombre especialmente dotado a nivel fenomenológico, que solo tras mis conferencias ha comprendido el sentido de la fenomenología y ahora quiere adentrarse más profundamente. (Debe estar al final de los 30). El nivel del profesorado en ambas universidades de Ámsterdam (¡una «libre», vale decir, eclesiástica ortodoxa! Y una universidad estatal) está bajo el promedio alemán. Pero entre los hombres ahí, los eruditos, teólogos, etc., había sin embargo personalidades serias y dignas de atención. También vinieron procedentes de Leiden y Utrecht interesados académicamente. Un joven doctor me entregó su tesis doctoral de Leiden: Platón y Husserl (!!). Yo estuve desde temprano hasta tarde involucrado en discusiones y, de hecho, vi muy poco de Ámsterdam. Solo 2 bellos viajes en coche a los campos de flores de Haarlem, a Haarlem mismo y a La Haya, con edificantes visitas a galerías. Después, un día y medio a Groninga (4 ½ horas), donde visité a Heymans, a quien conocía de antes, algo mayor que yo, de hecho el único filósofo holandés realmente serio, un hombre maravilloso cuya filosofía está a la altura del cambio de siglo. Allí hablé sobre psicología fenomenológica (2 horas) y hubo una agradable discusión a continuación. Conmovedor fue el discurso final de Heymans, que, desinteresado y honesto como él es, reconoció el sentido, correctamente comprendido, de nuestra aspiración fenomenológica como gran progreso (a pesar de que toda la conferencia estaba orientada en contra de él y de la psicología de su generación). Lo más interesante de Ámsterdam fueron asimismo las largas conversaciones con Brouwer, quien ha provocado en mí la significativa impresión de un hombre completamente moderno, enteramente original, radicalmente íntegro, sincero. Tiene su propio asistente filosófico, una dama muy inteligente, completamente iniciada en mis escritos y también en las Ideas, que, de hecho, fue la única que supo decir algo inteligente en las discusiones tras mis conferencias en Ámsterdam. Ella ha estudiado en Berlín, pero solo ha recibido motivación por parte de P. Hofmann, especialmente respecto de su dirección fenomenológica de estudio.

Así he vuelto yo y mi mujer lo ha hecho rejuvenecida.

Muchas gracias por su prólogo. ¡Absolutamente adecuado! Le he escrito a Niemeyer respecto de la aceleración de la impresión. Kaufmann ha tenido realmente la culpa.

¿Está listo ya su manuscrito sobre el tiempo? ¿Debemos llamarle en realidad simplemente «Conciencia del tiempo»? ¿O mejor no sobre la fenomenología de la conciencia interior del tiempo, o sobre la Fenomenología de la conciencia inmanente del tiempo?

Con muchos saludos de parte de mi mujer y de mí mismo a ambos

Su fiel

EHusserl

28. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 9. V. 1928 (2)

Friburgo, el 9. V. 1928

Querido amigo:

Después de que le hube enviado mi carta, recordé a algunos beckerianos que le interesarán. En algún momento, según sé, Becker fue nombrado en Bonn. Para el profesorado personal (Wentcher) fue propuesto Freytag, profesor en Zúrich, y Windelband me pregunto a mí. Yo dije abiertamente que él posee la aptitud y la seriedad de la escuela erdmanniana, pero (por los escritos que conozco suyos) que es muy anticuado. Además, Scholz me escribió: él habría tomado principalmente en consideración a Geiger y Becker y Carnap. Yo respondí con una larga alabanza de Becker, a quien llamé su más digno sucesor. Me expresé después brevemente y algo más frío sobre Geiger, cuyo trabajo de hecho es matemático; respecto de Carnap, se encuentra demasiado atrás. Lipps debe ser tomado mucho más en serio. Scholz, que, como es bien sabido, tiene un amor desdichado hacia la filosofía de la matemática (y lo que él considera que pertenece a esta como el cálculo lógico, etc.), quiere que en Kiel se mantenga su orientación, por eso esta lista. Pero yo espero que mi enérgica carta ponga a Becker en su lugar. Lamentablemente, en Ámsterdam me llegó muy tarde la carta de Scholz, luego de la primera reunión de la comisión. Pero yo creo que eso no perjudicará, pues he escrito desde allí de inmediato.

De nuevo muchos saludos.

Su viejo

EH.

29. MALVINE HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 10. VII. 1928

Friburgo d. Br., 10. julio 28

Querido señor Heidegger:

Con el fin del trabajo de Landgrebe han arribado las primeras dos páginas del artículo de mi esposo sobre el tiempo. Ud. mismo ha notado el error en el encabezamiento, a la izquierda, donde está escrito su nombre en vez de «Edmund Husserl». De todas maneras, llamaré la atención al respecto.

Saludos cordiales, nos alegramos por el cercano reencuentro. Mi esposo quizá le escriba antes. Kiel fue una gran sorpresa, definitivamente no una agradable. Wi… le ha exigido a mi esposo un dictamen respecto de su nominación. Quiere responder mañana.

Fielmente suya

M. H.

30. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 22. XII. 1930

Estimado colega:

¿Ha recibido ya una respuesta de Kiel? Cuánto me alegraría poder darle al enormemente deprimido Dr. Landgrebe, que ahora está con sus suegros, una buena noticia. El Dr. Reiner tiene más suerte, él ha encontrado en Halle una recepción tan calurosa que incluso podrá habilitarse para la cátedra en el semestre de invierno.

Con amistosos saludos festivos y buenos deseos de hogar a hogar.

Su

EHusserl

22. XII. 30

31. EDMUND HUSSERL A MARTIN HEIDEGGER, 2. I. 1932 (copia)

Friburgo d. Br., el 2. I. 1932

Querido colega:

Le agradezco cordialmente sus buenos deseos para el Año Nuevo. Yo llevo, de hecho, un fructífero año de trabajo tras de mí que me ha traído mucha luz. Así que Ud. no podría desear nada mejor que aquello se mantenga igual —así como yo replico también en dirección contraria con un deseo idéntico de lo mejor—. Pero, por supuesto, todo lo mejor asimismo para su esposa (al mismo tiempo agradeciendo sus deseos) y sus hijos. ¡También en nombre de mi mujer!

Con saludos colegiales

Su viejo

E. Husserl

32. ELFRIDE HEIDEGGER A MALVINE HUSSERL, 29. IV. 1933 (copia)

29. abril 1933

¡Venerable señora Husserl!

Tengo la urgencia —de escribirles, a Ud. y a su cónyuge—, a la vez en nombre de mi esposo, en estas semanas difíciles unas palabras.

Quisiéramos decirles a ambos que hoy —como siempre— pensamos con inalterable agradecimiento en todo lo que nos han entregado. A pesar de que mi marido debió recorrer otros caminos en la filosofía, no olvidará lo que ha ganado como estudiante de su marido justamente para su tarea más propia. Y nunca olvidaré lo que Ud. misma nos concedió en bondad y amistad en los duros años después de la guerra.

He sufrido tanto por no haber podido mostrarle más este agradecimiento en los últimos años, a pesar de que nunca entendí verdaderamente qué tejido de malentendidos les hizo a ambos ver en nosotros solo a aquellos que les han decepcionado. Sumado a todo también el profundo agradecimiento por la abnegación de sus hijos y es solo a efectos de esta nueva ley que nosotros incondicionalmente y en sincera reverencia nos declaramos a favor de aquellos que, en la hora de la mayor necesidad, también a través de la acción, se han declarado a favor de nuestro pueblo alemán. Cuán horrorizados estuvimos cuando, recientemente, apareció en la prensa el nombre de su hijo de Kiel. Esperamos que se trate solo de abusos cometidos por mandos medios, en la agitación general de estas semanas, así como en 1918 también tuvieron lugar acontecimientos injustos y dolorosos en las semanas de la revolución.

Por favor, querida y venerable señora Husserl, acepte Ud. estas líneas como lo que son: la expresión sincera e inalterable de agradecimiento.

Su muy afecta

Elfride Heidegger