
CAPÍTULO 1

Todo lo que nos rodea y se encuentra en la tierra posee energía. Por lo tanto, el ambiente donde has crecido y te cobijó de la lluvia, el frío, el sol, los vientos y los desastres naturales inesperados no resulta azaroso.
Y si las calles fueron tu primer hogar, aquel suelo, banca de parque, casa abandonada, terreno solitario o espacio oculto sin techo que te sirvieron para pasar la noche tampoco resultaron fortuitos. Todo es aprendizaje.
Sin embargo, son pocas las familias que educan para agradecer a Dios por el espacio que las acoge y donde pasan alguna etapa de la vida o hasta el fin de los días. Reflexiona entonces al respecto y es momento de mirar hacia lo alto y agradecer a la divinidad, como cuando llega el pan a la mesa, por la vivienda que tienes.
Por tanto, no resulta extraño que, cuando ingresas a una propiedad o terreno, tu cuerpo y mente perciban sensaciones específicas que emanan de estos: agotamiento, miedo, violencia, angustia, serenidad, alegría, paz, armonía, amor. ¿La razón?: la casa tiene vida, siente, escucha y reacciona según tu proceder y lo que dices en ella.
Y si estás enfermo a nivel emocional y físico, esto se refleja en la elección de propiedad que realizas, la forma en la que la decoras y las vivencias que acumulas en ella.
Los antiguos sumerios decían que la casa te elige a ti, pero divulgar y transmitir este tipo de conocimientos estaba prohibido y era privilegio de los elegidos por el cielo, quienes a través de sus Ángeles guiaban a personas específicas para aprender a vivir en armonía y transmitir la influencia de esas energías y las razones por las cuales operaban en la vida de cada quien.
Y si al nacer, planetas, estrellas, asteroides y puntos astrológicos se ubican en ángulos específicos y constelaciones, y surge la foto de ese espacio celeste llamado carta astral o mapa natal, un terreno, una casa, oficina y espacio también poseen un mapa natal. Y son los astros las fuentes poderosas de energía que intervienen en la vida a nivel físico, emocional y espiritual.
Salmos 148: 3
Alabadle, sol y luna; alabadle, todas las estrellas luminosas.
Jeremías 31: 35
Así dice el SEÑOR, el que da el sol para luz del día, y las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar para que bramen sus olas; el SEÑOR de los ejércitos es su nombre.
Salmos 8: 3-4
Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú has establecido, digo: ¿qué es el hombre para que de él te acuerdes, y el hijo del hombre para que lo cuides?
Si bien, al nacer, padres, tutores o abuelos son quienes brindan el techo para que vivas, tampoco es casualidad el lugar donde creciste y empezaste a dar tus primeros pasos, porque la casa te elige a ti de manera irrefutable. Con los años, cuando creces y deseas buscar algo propio con el fruto de tu esfuerzo, ocurre un encuentro sincrónico (coincidencia) particular y específico en aquel nuevo lugar donde pasas a vivir; y ese día y lugar también están regidos por una foto del espacio donde astros específicos y vibraciones operan desde que te mudas a tu nuevo hogar.
Es entonces que tienes que reconocer en cada espacio que has vivido la rotunda presencia de la voluntad del Creador y los determinados tipos de aprendizajes y bendiciones que debes recibir, siempre con humildad, aceptación, esperanza y gratitud.
“Tus ambientes son el reflejo de tus emociones, personalidad y actitud ante la vida”.
Y si vives con otras personas, debes tener en cuenta que existe el llamado contagio psíquico a nivel emocional. Ello implica que, por ejemplo, si en una casa existen gritos, conflictos y disputas constantes, los niveles de estrés, ansiedad e irritabilidad se elevan y afectan el proceder, al punto de no fijarse en si los ambientes están descuidados, sucios, rotos o contaminados.
Cuando explico que una propiedad posee vida es por la energía que emana de ella y ocurre porque existen planetas específicos que vibran dentro de ella e intervienen poderosamente en los habitantes de esta. Y no es coincidencia que quienes decoren la casa y elijan los muebles y tipo de instalaciones lo hagan no solo por el tipo de preferencias que tienen, sino que detrás de ello se encuentra la poderosa influencia de los planetas que los gobiernan en el mapa natal y, además, el efecto de los tránsitos planetarios.
Es importante que conozcas la diferencia entre chi y cha, y cómo intervienen en tus ambientes, pero en especial que tengas claro que todo depende de lo que habita en tu interior y de tu estado emocional.
Chi bueno (energía, viento): El chi se considera bueno cuando fluye con suavidad y longitud, y cuando el espacio que ocupa está limpio, bien iluminado y ordenado. El buen chi trae buena suerte, felicidad y prosperidad.
Chi malo (energía, viento): El chi malo trae mala suerte y dificultades financieras si este se estanca o se desplaza con tanta rapidez que se desvanece de inmediato. El chi malo tiende a aparecer en espacios oscuros y húmedos, sucios o desordenados, o también largos y angostos. El chi malo también puede estar generado por objetos con ángulos puntiagudos y amenazantes. Dichos objetos reflejan y amplifican el chi, lo que crea flechas envenenadas o un chi cortante.
Los puntos cardinales de tus ambientes y la energía que les corresponde
Astrología tropical
La decoración de cada casa debe incluir los cinco elementos que requiere el hombre para alcanzar prosperidad y equilibrio, los mismos que guardan relación con la astrología tropical.
Los cinco elementos son los siguientes:
Mientras que en astrología la conexión es la siguiente:
Y encontramos estos elementos en diferentes colores, formas y materiales. Sin embargo, no podemos excedernos en cada energía de los ambientes, debe existir simetría y orden al respecto.
Colores: rojo y naranja.
Colores: todos los tonos de amarillo, ocres y colores terrosos.
Colores: negro y azul.
Colores: blanco y tonos pastel.
Colores: todos los tonos de verde.