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Estudiar en la Pontificia Universidad Gregoriana

¡Roma es la capital del mundo!

En este lugar se vincula toda la historia del mundo,

y cuento con haber nacido por segunda vez,
de haber resucitado de verdad,

el día que puse un pie en Roma.

Sus bellezas me han elevado poco a poco a su altura.(vi)

Goethe

Terminado ese mes de estudio intensivo de italiano en Anagni volvimos a Roma, ya no sabía cómo llegar a mi dormitorio de tan grande que era el colegio. Con el tiempo, de tanto recorrerlo, lo hacía en minutos, contaba los 95 escalones y tenía registrados muchos de sus recovecos.

Después de ese primer curso intensivo, seguimos estudiando italiano en Roma. Mi profesora se llamaba Letizia y nos daba la mitad de la mañana clases de gramática y la otra mitad de conversación. Los uruguayos y argentinos tenemos problemas para diferenciar en la pronunciación la be de la uve, y, mucho más todavía, diferenciar por el sonido todas las consonantes dobles. Pero, más allá de la dificultad, que la tiene, siempre me pareció un idioma cálido y sensual.

En los meses que siguieron, ya más adaptado e instalado en la ciudad, el italiano mejoró. Los paseos que los jesuitas organizaban y que compartíamos con varios compañeros, escuchar radio y empezar a conocer gente nueva me significó una práctica constante.

En los primeros meses me volví un experto en encontrar espectáculos gratuitos que, además en verano, son muchos. Disfrutaba a plenitud de la ciudad. Parte del disfrute, para mí, es tener tiempo y sentirme libre de tomarlo. En Roma hay tanto para apreciar, tanto para ver, tanto con lo que emocionarte, que no te da una vida. La ciudad me atrapó desde el primer día y en ese momento no me interesaba mucho saber el motivo.

El misterio era parte del encanto. Roma es amor, es caos, no tiene una lógica única y definida.

En la apreciación del arte soy bastante elemental: me gusta, me llega, me conmueve o no. Me queda clara la distancia entre el simple observador y un estudioso en la materia y por eso me detengo en si me comunica algo o no. Pero, a pesar de no ser un entendido, en una ciudad que es un museo a cielo abierto, es imposible que el arte no te comunique sentimientos y sensaciones todo el tiempo, que las huellas del pasado, un pasado tan lejano, no conmueva. Tal vez los romanos no se detengan, no lo perciban, pero caminar entre las ruinas de los templos de la Roma antigua no es algo de todos los días, y uno al principio es consciente de eso, después te vas acostumbrando.

Fue así que, a los pocos meses de mi llegada, y después de todos los cursos intensivos de italiano, comencé los estudios de teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Es una de las universidades más importantes de Italia, fundada por el propio Ignacio de Loyola. En 1551 se estableció el Collegio Romano que luego pasó a ser la Pontificia Universitá Gregoriana. Fue el más ilustre de todos los centros educativos creado por Loyola. Era el instituto modélico.

Es la universidad jesuita más oficialista de todas. Al estar a pocas cuadras del Vaticano es territorio italiano, pero tiene las inmunidades reconocidas por el derecho internacional para las sedes diplomáticas, es decir que, si bien es dirigida por los jesuitas, la administración le compete al Estado del Vaticano. Allí se reúnen muchísimos estudiantes de las nacionalidades más diversas, de todos los continentes, y al vivir en comunidad uno está aprendiendo todo el tiempo. Éramos todos jóvenes y cada uno traía sus costumbres, su cultura. Fue una experiencia inigualable estudiar y convivir con jóvenes de más de 150 países y de las más variadas congregaciones religiosas y seculares.

La distancia de mi propio país, hablar otro idioma, convivir con culturas diferentes me provocó un gran cambio, fue pararme en el mundo desde una perspectiva nueva. Estaba solo, despojado de los vínculos familiares, de los amigos y de pronto era otro. Era otra persona y era yo mismo en esa búsqueda, por eso siento que vivir en otro país te da la posibilidad al menos de creer que podés empezar de nuevo. Me sentía cada vez más libre, seguí o empecé a buscarme a mí mismo, a hacer un recorrido interno, seguir un camino propio, incluso dentro de la vida religiosa y de la comunidad.

En la Orden o en la Compañía, como se suele llamar, la educación es fundamental. Educación para la libertad humana y excelencia académica. Aparte están los votos perpetuos, donde la obediencia es obligatoria y ha sido uno de mis principales problemas. Te educan para ser líder, pero el requisito implícito es “conocerte a ti mismo” porque para los jesuitas “todo liderazgo empieza por saber dirigirse a uno mismo”. Pero, de a poco, fui descubriendo que el “mí mismo” no era funcional al sistema.

Siempre supe que los curas tenían muchas esperanzas puestas en mí. Confiaban en mi capacidad de trabajo y en mi formación. Si yo pedía cursar más materias o concurrir a otras clases, lo aceptaban, aunque pareciera demasiado. Siempre decían: “Julio puede hacer varias cosas a la vez, no es un problema para él”.

Por eso, ya en Roma, cuando empecé con las clases de teología me autorizaron a cursar el doctorado en comunicación al mismo tiempo y en la misma Universidad Gregoriana. Otorgarme ese permiso era algo excepcional. Me aprobaron que hiciera las dos cosas a la vez por aquello de “él puede”. Por supuesto, asumía el compromiso prioritario de cumplir con los cursos obligatorios de teología, que era la razón por la cual estaba allí.

Pero la teología es tan fácil, es lógica: queremos decir que Dios dijo esto, hay que justificarlo. Es totalmente irracional, es mucho estudio, pero es muy fácil. Hay que defender esta postura de la Virgen María y lo defendemos con todos estos documentos de la iglesia y entonces lees y estudias los documentos. Es el estudio de Dios y de lo que las personas creen conocer sobre Dios, por lo tanto, es totalmente construido a través de las diferentes orientaciones culturales. Dentro de la teología hay una variedad de ramas y disciplinas, y también hay diferentes teologías. Algunos autores hablan de la teología católica como la gramática de la fe. Te dan todas las reglas, pero como pasa con el idioma, la práctica cultural y los nuevos requerimientos sociales hacen que se vaya transformando.

A mí me gustaba la teología contextual, algo que no descubrí en la Gregoriana porque es un método de la teología de la liberación y esta, en Roma, era mala palabra.

La teología de la liberación es una corriente de teología cristiana nacida en América Latina, en los años sesenta, y derivada del Concilio Vaticano II,(8) que acentúa la opción preferencial por las personas pobres en su contexto. Es fundamental para comprender que el sometimiento de los pueblos y el saqueo en nombre de Dios son parte de la historia y de nuestra cultura, y el cristianismo en general fue clave en esta historia. La teología de la liberación sostiene, básicamente, que no hay salvación cristiana sin la liberación política, económica, ideológica y social que hagan visible la dignidad de todas las personas. Yo digo todas las personas, ellos hablan del “hombre”. Es tan simple y sano como reflexionar teniendo en consideración el contexto social y cultural del tiempo y el lugar en el que estás reflexionando. Hay una infinidad de nombres de teólogos de la liberación, y con el correr del tiempo y del trabajo conjunto en las comunidades han surgido también teólogas de la liberación, generalmente en las iglesias protestantes históricas.(9)

Desde la Iglesia católica oficial, la teología de la liberación ha sido perseguida y casi exterminada, fundamentalmente porque puso a las personas con los derechos vulnerados en el centro del mensaje. Se empezó a hablar de lucha de clases, de estar junto a los pobres, campesinos, indígenas, trabajadores, ecologistas y feministas. Se comenzó a hablar de sus derechos. Nació una esperanza en toda América Latina con la creencia de que la Iglesia católica estaría del lado de estas personas.(10) No era lo que pensaban en Roma y de a poco se fue destruyendo casi todo este movimiento que hoy vuelve con otros nombres y de la mano de varias iglesias.

Por esos años, los jesuitas colaboraron con investigaciones y reflexiones a un aggiornamiento de la iglesia, asesoraron a obispos y teólogos en la elaboración del Concilio Vaticano II. Eran otros tiempos, y una de las grandes revoluciones de este Concilio, ya casi olvidado, fue intentar adaptar las normas y los métodos eclesiásticos a las necesidades y a los tiempos que se vivían. En general, los jesuitas que ahora están al mando de la Compañía prefieren ignorar este Concilio y muchos de ellos son más conservadores. En ese sentido, en toda la iglesia y también en la Compañía ha habido un gran retroceso.

Ahora, además, existe la teología queer, feminista, afro, etcétera. Una de las más innovadoras es la queer. Originariamente la denominación queer aparece en la literatura anglosajona en el siglo XVI, procedente del escocés, y significaba (definición que conservará hasta nuestros días): “extraño, peculiar, excéntrico”.(11)

Según el académico y teólogo queer Hugo Córdova,(12) fue en los años noventa cuando la academia de Estados Unidos, en el marco de estudios interdisciplinarios, comenzó a utilizar el concepto para referirse a todas las personas que no poseían una orientación, identidad o adscripción sexual mayoritaria, como la heterosexual. A estos se los llamó queer studies y a las diferentes teorías que empezaron a desarrollarse se las etiquetó con el término queer theory. Una parte de los estudios queer se transformó en la queer theology cuando el reverendo y sacerdote jesuita Robert Goss utilizó por primera vez la expresión en su obra de 1993 Jesus acted up.

Las teologías queer analizan e investigan los dogmas aceptados por las religiones para encontrar sus presupuestos sobre género y sexualidad. También analizan las prácticas que discriminan por la orientación sexual tanto en el interior de las instituciones religiosas como en la sociedad.(13)

De hecho, a partir del año 2000, el término queer se popularizó con una famosa serie de televisión, coproducción entre Estados Unidos y Canadá, que se llama Queer as Folk; narra la historia de un grupo de amigos homosexuales y de una pareja de lesbianas. Las cinco temporadas de la serie hizo que el término se conociera mucho más en el mundo y también visibilizó con drama, sexo y humor las cotidianidades de un grupo de gais y lesbianas. Nunca la serie quiso representar a ninguna comunidad, pero logró, incluso con su nombre, que significa algo así como “extraño como todo el mundo”, que el ser gay o lesbiana fuera considerado con la naturalidad que se merece.

Hoy diríamos que todos y todas somos diversos.

Pero, volviendo a la importancia de las teologías queer, porque son muchas y variadas, también indagan, como expresa el teólogo Hugo Córdova: “Las teologías queer buscan examinar y promover las múltiples maneras en que esos dogmas (religiosos) toman formas y prácticas no convencionales en la vida cotidiana de personas discriminadas por causa de su orientación sexual. Si bien esto es especialmente evidente en la vida de personas gais y lesbianas, lo es con mayor fuerza en la vida de personas bisexuales, transgénero e intersexuales”.(14)

Por supuesto que nada de esto se aprende en la Gregoriana. Los cursos de teología eran aburridísimos. No iba siempre a clase, era un curso obligatorio, pero no pasaba nada si me ausentaba. Tampoco era difícil faltar porque éramos muchos en el aula. Asistir a clases en la Universidad Gregoriana es como viajar en el tiempo. Me sentía como un estudiante de otro siglo. Es triste y divertido a la vez. Venía de estudiar comunicación en Montevideo, en clases donde todo era más descontracturado y se fomentaba la creatividad. Para los cursos de comunicación visual, por ejemplo, teníamos que hacer afiches e igual poníamos una banana con un preservativo para, por ejemplo, demostrar lo denotativo y connotativo, como ejemplo de lenguaje y comunicación.

En cambio, en la Gregoriana todo es distante, protocolar. Un aula enorme, con una tarima donde se ubica el profesor. Él llegaba y decía “buon giorno” y se ponía a dictar cátedra. Nada de “profe”, todo formal. Entonces, me preguntaba: ¿para qué voy a ir a clase? Me leía los apuntes y era facilísimo salvar exámenes. Le dedicaba más tiempo a lo que más me gustaba, la comunicación y el descubrimiento de mí mismo.

Al mismo tiempo, para comenzar el doctorado en Roma tuve que movilizar a mi familia y amigos en Montevideo para que hicieran todos los trámites de legalización y equivalencias de la licenciatura y así pude iniciar los cursos en ciencias sociales con énfasis en comunicación. Me llevó cinco años sumar todos los créditos, años muy convulsionados, pero lo logré y aprendí muchas cosas.

No te escondas en lamentos
solo quiérete a ti mismo y estarás listo,
estoy en el camino correcto, baby,
nací de esta manera
No hay ninguna otra forma
Baby, nací de esta manera
No hay ninguna otra forma
Baby, nací de esta manera
Estoy en el camino correcto,
nací de esta manera
No importa si eres gay, heterosexual o bisexual,
lesbiana o transexual
Estoy en el camino correcto,
nací para sobrevivir
No importa negro, blanco, beige,
mestizo u oriental,
estoy en el camino correcto, baby,
nací para ser valiente
Nací de esta manera
Nací de esta manera
Estoy en el buen camino, baby,
Nací de esta manera
Estoy en el buen camino, baby.
Nací de esta manera.

“Born this way”, Lady Gaga (vii)

8. El Concilio Vaticano II fue un concilio ecuménico de la Iglesia católica convocado por el papa Juan XXIII, quien lo anunció el 25 de enero de 1959. Fue uno de los eventos históricos que marcaron el siglo XX. El Concilio constó de cuatro sesiones: la primera fue presidida por el mismo papa en el otoño de 1962. Él no pudo concluir este Concilio, ya que falleció un año después (el 3 de junio de 1963). Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el papa Pablo VI, hasta su clausura el 8 de diciembre de 1965. La lengua oficial del Concilio fue el latín.

9. Recomiendo el libro ¿De qué lado está Cristo? (2021, Fin de Siglo) de Dahiana Barrales y Nicolás Iglesias. Allí intentan responder a las diversas narrativas y representaciones sobre el mensaje de Jesús en América Latina.

10. Recomiendo las investigaciones del académico, investigador y teólogo argentino Enrique Dussel, especialmente Historia de la iglesia en América Latina. Medio milenio de coloniaje y liberación 1492-1992 (1978, Mundo Negro-Esquila Misional).

11. Harper, Douglas. Queer (2015). http://www.etymonline.com/ (consultado el 12 de octubre de 2020).

12. Hugo Córdova Quero es profesor asociado de Teorías Críticas y Teologías Queer y director del Departamento de Educación Online de la facultad Starr King School en Berkeley, California; es investigador en el Centro de Estudio de las Religiones Asiáticas en la Pontificia Universidad Católica de San Pablo, y research fellow en el Instituto de Colaboraciones Teológicas de la Universidad de Winchester, Inglaterra.

13. https://www.academia.edu.

14. https://www.academia.edu/5628519/Teolog%C3%ADas_Queer_II_ 2013_-_Syllabus?auto=download