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SOY LO QUE LA TELE OCULTA

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EL MUNDO ESTÁ CAMBIANDO BAJO LOS PLANES DE LA ÉLITE Y SOLO LAS MENTES ABIERTAS E INCONFORMISTAS PUEDEN LLEGAR A VER MÁS ALLÁ. YO ASÍ LO EMPECÉ A VER DESDE JOVEN Y AÚN SIGO DISFRUTANDO ESTE VIAJE.

Nací en Entrevías (Vallecas) y estuve viviendo allí hasta los cuatro años. Mi madre le llamaba «la casita baja», un nombre que daba prestigio a una chabola llena de humedades. Pero allí no me crie sino en Orcasitas, un barrio de Usera al lado de Villaverde. En realidad nos mudamos porque el barrio de Entrevías era bastante conflictivo.

Aunque, en verdad, después de mudarnos, el cambio no fue brutal.

Crecí en la zona de Orcasur, una zona conflictiva y bastante problemática donde por aquel entonces se llevaba bailar break dance y cantar rap entre los amigos.

Cuando era un crío siempre admiré a los mayores de esa calle, que bailaban de miedo e improvisaban un rap de alucine. Aunque no eran la mejor compañía, yo admiraba su popularidad, su ropa ancha, sus tatuajes en la cara, sus coches…

Más de una vez de las que salí inocentemente con ellos, acabé en medio de un robo en algún centro comercial, y preguntándome: «¿Qué hago aquí haciendo esto?».

La misma pregunta me la hacía también cuando me vi en medio de los problemas que había entre las bandas, de donde a veces me tocó salir por patas por culpa de bastantes descerebrados.

De hecho, el primer concierto que di en Madrid, el que más ilusión me hizo (obviamente), fue la peor experiencia de mi vida. Resulta que los nazis no soportan el rap o el hip hop —puesto que es música de negros— y en aquel concierto se encargaron de hacernos una redada con palos, cuchillos y botellines rotos, esperándonos a la salida de la sala para dejarnos un buen recuerdo.

«CÉNTRATE EN LOS ESTUDIOS»…
Y LO HICE

Mis primeras canciones escritas en libretas o incluso en pósits se las enseñé con ilusión a mis padres. De ellos, que son unas personas chapadas a la antigua, lo que oí entonces fue: «Ponte a currar en un oficio como tu padre y deja de perder el tiempo en gilipolleces».

Esas fueron las frases más motivadoras que salieron de la boca de mis padres. También tengo que decir que seguí su consejo al pie de la letra y cuando me dijeron que me «centrase en los estudios», fue precisamente eso lo que hice… y me busqué «un estudio» sí… pero de grabación para trabajar con mi primer tema xD.

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA

Y tanto. Y algunas anécdotas que tengo demuestran que había apostado bien.

Con mi profesora de música, tengo una, por ejemplo. Siempre iba a sus clases con ilusión y con quejas tipo: «mis padres no me entienden». Recuerdo cuando busqué algo de apoyo por su parte y me sonó igual que lo que viví en casa. Me dijo: «Siéntate y deja de molestar a los compañeros con esos berridos». Y además, me ponía una cara rollo «dedícate a cambiar carteles en las paradas porque a la música como que no». Pues ¿sabéis qué? Justamente antes de la pandemia me la crucé por la calle, había quedado para hacer un videoclip con cantantes que seguramente ella llevase en el coche algún CD suyo, como Kiko Rivera. Y cuál fue mi sorpresa cuando se puso a saltar de alegría al verme, me plantó dos besos y me felicitó por todos mis éxitos. Y no se fue sin pedirme el correspondiente autógrafo y un vídeo dedicatorio para sus hijas.

A mí me han llegado a mirar mal, con chulería, desde otro coche, sin saber que la maldita voz de la música que oían era la mía. O ir a dar la sorpresa a un chico por su cumpleaños, y saltarme su madre al cuello antes que el hijo. Y decirle este: «Mamá, si cada vez que le oyes te pones negra».

Recuerdo también una vez cuando un policía me paró en una calle, con un tono algo prepotente y desde mi punto de vista amenazante. y todo por mis pintas (intuyo). Más adelante, coincidí con ese mismo agente cuando le tocó abrirme las puertas para meter mi coche en un concierto de Las Ventas donde actuaba. Y me dijo: «Tienes la ITV caducada, jeje, pero al coche se le ve en buen estado, tira machote». Y al llegar a casa tras el concierto, revisando stories y mensajes, había uno de ellos que decía: «Lo has hecho genial! A ver si puedes mandarme un saludo para mi hija Carmen…». Adivinad quién era.

Otra vez, en la sala de espera de un estudio donde coincidimos los artistas cuando salimos y entramos a grabar, estaba yo sentado y salió un grupito de chavales muy jóvenes y chulitos a los que mi colega les preguntó irónicamente: «¿Qué opináis del FlowZeta?, es un poco tonto ¿a que sí?». Lo hizo en plan hacerse el gracioso porque yo estaba al lado y pensaba que ellos me iban a conocer. Pues uno de ellos saltó y dijo: «Buah, sí, yo le conozco y es un fantasma, cuenta movidas que ni ha vivido, es un judas». Mi amigo se quedó blanco mirándome en plan: «Por favor, Flow no les digas que eres tú, ya se lo dirán sus amigos cuando salgamos». Y se creó un ambiente de tensión e incomodidad que no sé explicar.

Ser cantante es mi trabajo y las conspi son un hobby, digamos que la gente sabe diferenciarlo.

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Es como algunos cantantes que ahora son youtubers y juegan a videojuegos, no dejan de divertirse pero sin descuidar «el pan». Aunque conmigo el bando de fans se ha dividido y ahora cuando me suena el móvil puede ser tanto para un concierto como para una entrevista de ovnis. Siempre conspiro por diversión y a veces me preocupa que este tema me guste más que la música. También me preocupa que se asocie audiencia con veracidad. Parece que ahora me creen más por ser conocido, como que piensan: «Si le siguen tantos por algo será». Pues no señor, ahí está el primer error que todos solemos cometer, el pensar algo de alguien porque todos piensan así de él. Yo por ejemplo no creo ni la mitad de lo que dice la televisión ni por más que me lo diga la gente, y a veces remar contracorriente es lo que te da alas.

¿Que cuándo empecé a pensar diferente o a ver la conspiración?

Pues sinceramente, creo que desde bien pequeño, no sabría decir la edad exacta, pero sí tenía el suficiente conocimiento para intuir que hay cosas que se salen de lo común y no se ven todos los días, fenómenos extraños que yo veía y me intrigaban.

Rondaba los diez años cuando volvía de la parcela de mis padres, era de noche y saliendo del túnel de la M30 pude llegar a ver tres luces rojas formando un triángulo con una luz amarilla más grande en medio. Lo primero que pensé fue que era el reflejo del radiocasete de la furgo reflejado en el cristal del parabrisas, pero lo descarté cuando vi claramente cómo desaparecía entre las nubes. Al día siguiente, un chico lo comentó en clase e incluso llegó a salir en el periódico una noticia de las mismas luces que vi yo.

Esa anécdota me marcó, pero no fue entonces cuando me adentré tanto en el tema, ya que internet no era lo que es hoy.

Entonces, yo me alimentaba de las leyendas urbanas y eran suficientes para contarlas a mis primos en vacaciones o cumpleaños, y dejarles pensando toda la noche.

Actualmente me alimento de toda la información que desentierran mis seguidores, o de la info que me facilitan ufólogos profesionales con su propio canal en televisión, como Anthony Choy.

Cada vez que menciono una conspiración me dicen: «Te crees todo lo que oyes». Y no es así, no me creo todo lo que oigo, todo lo contrario, soy el típico que no cree nada de lo que dicen los telediarios. Al menos no me lo creo nunca a la primera de cambio. Solo cuando ato lazos y una verdad lleva a otra o un tema te saca un nombre que te suena, y vas enlazando todo, es cuando empiezas a verificar cosas.

Aprendemos todos los días y cuando alguien me ha planteado una forma de ver algo que no he llegado a ver antes y me deja con la duda, siempre viene alguien más conspiranoico que yo y me lo desmiente enseguida haciéndome yo mismo mil preguntas más. De todas maneras, las conspiraciones son creencias y si tienes un punto de vista es muy difícil que te lo cambien.

Si creyera todo lo que me envían estaría en un psiquiatra.
Si supiera más igual no estaría aquí.

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ME CENSURAN POR
HABLAR DE LO QUE CREO

En principio, en mi biografía figuro como cantante pero últimamente no sé ni cómo calificarme. A pesar de haberme recorrido España reventando festivales y discotecas, la gente me señala por la calle en plan: «Mamá mira, es el de los ovnis».

Han cambiado el «hey, lo has reventao con tus canciones» por «hey, nos has rayao con tus conspiraciones».

Aunque nunca me han llegado a cerrar la cuenta por completo, sí que me han desaparecido miles de vídeos y publis y me han hecho censura, de tal manera que si subía una publicación la gente ni podía verla.

Se tapan el 90 % de estos temas. Así que cuando hablo de todas estas cosas… sé que no voy mal encaminado cuando me desaparece la publicación.

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Yo siempre hablé de las luces en el cielo y de lo que puede llegar a esconder el universo ya que nuestro planeta no es más que una mota de polvo en una infinita galaxia y sería de ignorantes pensar que solo estamos nosotros… pero a pesar de hablar siempre de esto nadie me hacía mucho caso. Me dedicaba a mi música y las conspiraciones eran un puro hobby en mi tiempo libre…

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