SEGUNDA PARTE
LAS RAZAS CREADAS PARA PELEAR


El bulldog

Historia y características generales

«El bulldog, una raza dedicada exclusivamente a los más bárbaros e infames objetivos, un auténtico villano dentro de su especie, no puede ser justificado con pretensiones de utilidad, humanidad o sentido común, y su desaparición total y definitiva es la solución más deseable.»

Estas son las palabras que escribía un cronista en el British Field Sports en el lejano 1818, época en que las peleas entre animales, y especialmente entre perros y toros, estaban muy de moda en Inglaterra.

En efecto, el bulldog fue probablemente la primera raza de perros en la historia que el hombre seleccionó para desarrollar características específicas para un determinado tipo de pelea.

El bulldog desciende de los enormes molosos que los fenicios habían introducido en Inglaterra, en el siglo V a. de C., y que más tarde fueron cruzados con perros originarios de las islas, dando lugar a una especie de mastines gigantescos, dotados de una fuerza, una valentía y una determinación excepcionales que se pusieron de manifiesto cuando, allá por el año 55 a. de C., las legiones romanas invadieron y conquistaron las islas británicas.

En su avance, los romanos toparon con la resistencia de estos poderosos molosos y fue tal su admiración por las capacidades de estos animales, que llevaron algunos ejemplares a Roma, para que se enfrentaran en la arena a los hasta entonces invictos mastines del Epiro.

Los perros británicos, que los romanos llamaban pugnax britanae, se mostraron rápidamente invencibles en las peleas, hasta el punto que fue instaurado un cargo de procurador, cuya función era precisamente hacerse cargo del envío desde Britania de perros de pelea.

Con la caída del Imperio romano de Occidente, Europa se sumergió durante siglos en la oscuridad del olvido, y nos han llegado pocas noticias relativas al desarrollo de las actividades de los perros en contacto con el hombre.

Se sabe que, durante este periodo, en Europa central aparecieron varios tipos de razas caninas de tipo molosoide, utilizadas para la caza, la guerra, la vigilancia y también en peleas contra una gran variedad de adversarios, entre los cuales estaba incluido el hombre.

Doon Brae y Smasher, dos bulldog de 1800

El famoso cuadro de Abraham Cooper, que data de 1817, en el que están representados Crib y Rosa, dos ejemplares que serían tomados como modelo del bulldog ideal

El bulldog inglés, tal y como lo conocemos hoy en día, apareció a principios del siglo XVIII, fruto de la selección que a lo largo de los siglos fue perfeccionando un perro especialmente concebido para luchar contra el toro (bull en inglés).

La increíble fuerza, las extremidades cortas que impiden el desequilibrio, las poderosas mandíbulas y el hocico achatado para poder aguantar la presa indefinidamente son las características que convierten al bulldog en el máximo exponente de los perros seleccionados para pelear contra adversarios de dimensiones mucho mayores.

Ciertamente los perros de la época de las peleas eran más tónicos y nerviosos que los actuales, aunque en los grabados de entonces se observa un gran parecido entre aquellos invencibles luchadores y los bulldog actuales.

La primera referencia a una pelea entre perros y toros apareció en el Survey of Stamford en el año 1209. Se cuenta que lord Stamford, mientras paseaba por las murallas de su castillo, presenció por casualidad un enfrentamiento entre dos perros que pertenecían a un carnicero y dos toros que se disputaban una hembra. Aquel espectáculo gustó al señor del lugar hasta el punto que regaló el terreno en donde había tenido lugar la pelea al gremio de carniceros, con la condición de que cada año se repitiera el enfrentamiento.

El «deporte» de las peleas se hizo tan popular y fue tal su difusión en Inglaterra que en poco tiempo, en todas las ciudades y pueblos, se habilitaron lugares para celebrar estos enfrentamientos.

Muchos personajes famosos fueron seguidores apasionados de este tipo de espectáculos, como es el caso de Jaime I de Inglaterra, Ricardo III, Carlos I e incluso Elisabet I, que organizó una de estas peleas con ocasión de la visita de su hermana María.

El término bulldog aparece por primera vez en un documento escrito en 1631 o 1632, en una carta de un tal Prestwick Eaton, enviada desde San Sebastián, en la que pedía a un amigo que le enviara dos de estos perros. Antes de esta carta, los perros de pelea ingleses se conocían con diversos nombres, como bandigge, allaunt, boldogge, etc.

Ya en épocas más próximas, a finales del siglo pasado, en Inglaterra existían perros que peleaban contra toros, cuyas imágenes nos han llegado por medio de grabados y fotos, muy parecidos, por no decir idénticos, a los bulldog actuales, de unos 25 kg de peso y en los que la selección efectuada por el hombre había concentrado toda una serie de características que la hacía totalmente única con respecto a las razas conocidas hasta entonces. Aquella raza reunía una valentía sin igual, una resistencia al dolor insuperable, una agresividad incontenible, una fuerza indescriptible y una potencia inaudita. Todas estas características se traducían en un perro indómito y terrible, realmente peligroso y obsesionado en sus ansias de matar o de seguir peleando hasta la última gota de sangre.

La barbarie de las peleas también generó corrientes de opinión contrarias a estos espectáculos inhumanos, y en 1778 se empezó a prohibir en algunos condados la organización de bull baiting, nombre con el que se conocían los combates entre perros y toros.

El resultado fue que en 1835 se promulgó una ley que prohibía las peleas entre animales y perseguía severamente a los organizadores.

Al desaparecer el motivo de su existencia, el bulldog sobrevivió durante algunos años sólo porque fue criado por personajes sin escrúpulos que organizaban peleas clandestinas, aunque esta actividad cada vez comportaba mayores riesgos y, además, se prefirieron las luchas entre perro y perro, perro y ratas, o entre perro y otros animales pequeños pero peligrosos, para lo cual se desarrollaron razas más ligeras y que eludían más fácilmente los controles policiales.

Una vez perdida la utilidad para combates legales, se intentó utilizar el bulldog como perro de guardia, especialmente en los barcos que unían Inglaterra y Francia, pero la ferocidad de los perros y su fuerza incontenible e incontrolable fueron la causa de muchos accidentes que provocaron la muerte de varias personas. Por esta razón, el uso de bulldog para la guardia fue prohibido por la ley.

Esta vez el bulldog parecía condenado a desaparecer y, al cabo de tan sólo cinco años después de la prohibición de los combates, eran rarísimos los ejemplares de bulldog puros. Por lo general eran compañeros de delincuentes y gente del hampa, que los utilizaban para su seguridad personal.

Cuando todo hacía presagiar que el patrimonio genético irrepetible del bulldog estaba a punto de desaparecer, un grupo de aficionados desinteresados reanudó la cría, orientándola hacia la eliminación de las características de ferocidad y agresividad incontrolable, pero sin renunciar a los aspectos que la habían hecho famosa.

Los resultados de la selección fueron excepcionales, y los días 3 y 4 de diciembre de 1860 fueron admitidos los primeros bulldog en una exposición celebrada en Birmingham.

El primer estándar de la raza fue elaborado y publicado en 1861. Más tarde fue revisado y, una vez obtenida la aprobación por parte del Bulldog Club que se había constituido paralelamente, fue publicado por Samuel Wickens, aunque bajo el seudónimo de Philo-Kuon.

El primer ejemplar inscrito en el Libro de Orígenes llevaba el significativo nombre de Adán.

En 1909 se modificaron algunos detalles del estándar, por obra del Bulldog Club Incorporated que se había constituido en 1875.

El bulldog de exposición ganó popularidad rápidamente y fue precisamente por culpa de la fama que la raza corrió por segunda vez el riesgo de extinguirse. La obsesión por conseguir animales con características físicas cada vez más acentuadas hizo que se seleccionaran perros con cabezas enormes, extremidades cortísimas y arqueadas, hasta el punto que las pobres bestias tenían dificultades para caminar.

Afortunadamente acabó imponiéndose el sentido común y, tomando como referencia un famoso cuadro de Abraham Cooper del 1817 en el cual aparecen dos bulldog llamados Crib y Rosa, los aficionados a la raza procuraron devolver al bulldog una estructura de perro normal, aunque conservando el temperamento, que era y es una característica de la raza.

Hoy en día el bulldog goza de una gran difusión y se cría en todo el mundo. En Europa, por citar sólo un ejemplo, después de unos inicios dificultosos la raza comenzó a difundirse con gran ímpetu en los años veinte. Hoy en día, en casi todos los países en los que la cinofilia tiene una cierta presencia, existe al menos un club de aficionados al bulldog.

Omalor Lola Melinda of Brenuth, llamada Mindi, todavía en una forma magnífica a los once años, realiza largas caminatas por el bosque con el autor. Cría: criadero Brenuth; propiedad: Umberto Cuomo

Lion King de Hawkroad a los dos meses: es pequeño pero su mirada dice mucho sobre su carácter. Propiedad: criadero Hawkroad, de Paola Bonetto. Detrás, Alice, de la misma edad. Propiedad de Walter Medea

Gracias al entusiasmo de las nuevas generaciones de aficionados, el bulldog es actualmente una de las razas más admiradas en las exposiciones caninas y una de las que siempre obtiene mayor éxito entre el público.

Hoy en día el bulldog inglés es un perro de carácter excepcional. En contraste con su aspecto, es un animal cariñoso y tranquilo, gran amigo de los niños, de quienes soporta pacientemente las molestias que, involuntariamente, le pueden causar. Podemos estar completamente seguros de que nunca los atacará, por muy traviesos que sean.

El bulldog es un perro ideal para la vida en un piso, porque a pesar de sus dimensiones es un perro que molesta poco. Si a esto le añadimos que se trata de un animal extraordinariamente perezoso y que la cosa que más le gusta es estar tumbado al lado de su dueño, preferiblemente en el sofá, podremos hacernos una idea exacta de cuánto le gusta la comodidad del hogar. Sin embargo, no caigamos en el error de creer que es un perro incapaz de moverse. Del mismo modo que le gusta la comodidad del sofá, también es feliz caminando al lado de su amo, acompañándolo si es necesario en largos paseos por el bosque o por la ciudad, en donde suscita la curiosidad y la admiración de los transeúntes. Quien pasea con un bulldog nunca pasa desapercibido, y si además se trata de un cachorro, difícilmente podrá avanzar de una calle a otra sin que alguien le pare.

El bulldog convive sin problemas con otros animales, y normalmente no representa ningún problema tener dos perros del mismo sexo juntos, siempre que no se fomenten los celos entre ellos. Se trata de una raza en la que se puede confiar ciegamente porque sus reacciones son totalmente inofensivas. Un bulldog nunca atacará a un animal más pequeño, más débil o indefenso; nunca gruñirá a personas inofensivas y amigas; nunca tendrá reacciones violentas contra un conocido, incluso si le molestare o le causare dolor.

De todos modos, el carácter excepcional que hemos descrito no nos debe inducir a pensar que se trate de una raza de perros tontos. Todas las características del perro de pelea que se forjaron en el bulldog durante varios siglos de selección se encuentran en los ejemplares actuales. La resistencia al dolor fuera de lo común, el coraje y la fuerza contenida en un cuerpo de dimensiones medianas todavía son patrimonio del bulldog, y quienes conocen bien la raza saben que todo lo dicho hasta ahora es cierto, y que, tal como ha llegado hasta nuestros días, la raza no deja de maravillarnos.

Por otra parte, el bulldog es un perro que siente un gran apego por su dueño y por las personas de la casa, a las que no duda en proteger, al igual que todo aquello que le ha sido confiado.

Su estilo de guardia no es ruidoso, sino que ladra únicamente cuando es necesario hacerlo (¿será por pereza?). Sin embargo, en caso de peligro su reacción es fulminante y sus excepcionales cualidades de fuerza, coraje y determinación, unidas a la legendaria potencia de sus maxilares, hacen de él un adversario temible para quien represente una amenaza para las personas que se encuentren bajo su tutela. El bulldog no muerde prácticamente nunca, pero cuando lo hace, a su adversario no le queda más remedio que atenerse a las consecuencias.

En cierta ocasión, el autor tuvo la oportunidad de presenciar la intervención de un bulldog en defensa de su amo en un intento de agresión; el resultado fue que mordiendo una sola vez, acabó en un instante con las pretensiones del agresor.

El estándar

F.C.I. n.° 70 (26 de agosto de 1988)

Aspecto general

Perro de pelo liso, robusto, bastante bajo, poderoso y compacto. Su cabeza es maciza, bastante voluminosa en relación con la talla del perro. Ninguna característica debe ser tan exagerada con respecto a las otras que pueda destruir la armonía general o haga parecer al perro deforme o interfiera en sus posibilidades de movimiento. El hocico es corto, ancho, truncado e inclinado hacia arriba. El cuerpo es corto y muy sólido; las extremidades son fuertes, muy musculosas, atléticas. El tren posterior es alto y fuerte, aunque un poco más ligero que el anterior. La hembra no es tan imponente y desarrollada como el macho.

Características

Transmite una impresión de determinación, fuerza y actividad.

Temperamento

Vivaz, valiente, digno de confianza, determinado, de aspecto terrible, pero dotado de un carácter afectuoso.

Cabeza y cráneo

Cabeza grande, su perímetro (que debe medirse por delante de las orejas) tiene que ser aproximadamente igual a la altura en la cruz.

Vista por delante, tiene que ser muy alta desde la comisura de la mandíbula inferior hasta el vértice del cráneo, e igualmente ancha y cuadrada.

Las mejillas son bien redondeadas y se prolongan por los lados hasta rebasar los ojos. Vista de perfil, la cabeza parece muy alta y corta, medida desde el occipucio hasta la punta del hocico.

La frente es plana; la piel de la cabeza y de la frente es laxa y está cubierta de arrugas. La frente no es prominente, ni cae a plomo sobre la cara. Los huesos frontales forman unas protuberancias, y son anchos, cuadrados y altos; presenta una depresión profunda y ancha entre los ojos. Desde el stop parte un surco ancho y profundo hasta el centro del cráneo, que tiene que ser visible hasta el vértice.

La cara, por delante de los arcos cigomáticos hasta la trufa, es corta y presenta arrugas en las piel.

El hocico es corto, ancho, arrugado y muy espeso desde la comisura de la oreja hasta la de los labios. La trufa y los orificios nasales son grandes y anchos, de color negro, y nunca de color hígado, rojo o marrón. El vértice de la trufa está dirigido hacia los ojos. La distancia desde el ángulo interno del ojo (o desde el centro del stop) hasta la punta de la trufa no puede ser superior a la distancia que hay entre la punta de la trufa y el borde del labio inferior. Las fosas nasales son grandes y anchas y presentan una línea vertical bien definida.

Los labios son espesos, anchos, colgantes y muy bajos; por los lados recubren completamente el maxilar inferior, pero no por delante. Alcanzan el labio inferior por delante y cubren los dientes. Los maxilares son anchos, robustos y cuadrados.

El maxilar inferior sobrepasa el maxilar superior y se curva hacia arriba.

Vistos por delante, los distintos rasgos de la cara han de estar repartidos de manera equilibrada a ambos lados.

INTERPRETACIÓN DEL ESTÁNDAR

Ojos

Vistos de frente, los ojos están en una posición baja en el cráneo, muy separados de las orejas. Los ojos y el stop se encuentran sobre una misma línea recta perpendicular al surco frontal. Están muy separados entre sí, pero sus vértices externos se encuentran dentro del contorno de las mejillas. Son de forma redonda, de dimensiones moderadas, ni hundidos ni prominentes; de color muy oscuro, casi negros, sin que se vea el blanco de los ojos cuando miran hacia delante.

Orejas

El arranque es alto, es decir, visto desde delante el margen interior de cada una de las orejas está a la altura de la tangente al vértice del cráneo, de manera que estén separadas al máximo entre sí y lo más lejos posible de los ojos. Deben ser finas y de pequeñas dimensiones.

La forma correcta es la llamada «forma de rosa», en la que la parte posterior se dobla hacia el interior mientras el margen anterosuperior se curva hacia el exterior y hacia atrás, de manera que queda al descubierto una parte del interior del conducto auditivo externo.

Maxilares

Los maxilares son anchos y cuadrados. Tienen seis caninos correctamente alineados y que están bien separados. Los dientes son fuertes y sólidos. No tienen que verse cuando la boca está cerrada.

Visto de frente, el maxilar inferior tiene que estar centrado debajo del maxilar superior, al cual es paralelo.

Cuello

De longitud moderada (más bien corto que largo), muy grueso, potente y fuerte en el arranque. Tiene el perfil superior convexo y presenta mucha piel laxa, gruesa y rugosa en la región de la garganta, formando papada a ambos lados, desde el maxilar inferior hasta el pecho.

Tren anterior

Los hombros son anchos, oblicuos y bien descendidos, potentes y musculosos, y dan la impresión de haber sido pegados al cuerpo. El pecho es amplio, redondo y muy profundo, desde la punta de los hombros hasta la región del esternón, en donde se une al tórax. Este último es muy bajo entre las extremidades anteriores. Su diámetro es imponente. Es redondo por detrás de las extremidades anteriores y las costillas no son planas, sino redondas.

Las extremidades anteriores son muy fuertes y sólidas, bien desarrolladas, con buena movilidad, gruesas, musculosas y en aplomo perfecto; presentan un contorno bastante curvado pero los huesos son fuertes y rectos, y nunca arqueados o torcidos.

Las extremidades anteriores son cortas en relación con las posteriores, pero sin que el lomo parezca largo ni el movimiento del perro se vea perjudicado y, por consiguiente, pierda utilidad.

Los codos están en posición baja y bien separados de las costillas. Las cuartillas son cortas, fuertes y están en aplomo.

Cuerpo

Pecho ancho, redondeado lateralmente, prominente y bien descendido. Lomo corto y fuerte, ancho en los hombros y más estrecho en los riñones. El lomo muestra un ligero declive hasta el punto que se encuentra inmediatamente detrás de la cruz (que es la parte más baja) y desde este punto la columna vertebral sube hasta los riñones (cuyo vértice es más alto que la cruz) y luego se curva de nuevo y con más brusquedad hasta la cola, formando un arco (llamado lomo de carpa), que es una característica distintiva de la raza.

Las costillas son circulares y están orientadas hacia la parte posterior del tórax. El vientre está retraído y no pende.

Tren posterior

Las extremidades son fuertes y musculosas, más largas que las anteriores, de modo que realzan los riñones. El animal tiene los corvejones bajos y ligeramente inclinados.

Las extremidades son fuertes y musculosas desde los riñones hasta el corvejón, que en su parte inferior es corto, recto y fuerte. El muslo es redondeado y bien marcado. La separación entre los corvejones es muy reducida y los pies están ligeramente orientados hacia el exterior.

Pies

Los pies anteriores son rectos y están ligeramente orientados hacia el exterior, y tienen que ser de dimensiones medianas y moderadamente redondos.

Los posteriores son redondos y compactos.

Los dedos, compactos y gruesos, están bien separados, con las articulaciones salientes y altas.

Cola

La cola es de arranque bajo, con la salida bastante recta aunque progresivamente se curva hacia abajo. Tiene que ser redonda, lisa y sin mechas ni pelos ásperos. De longitud moderada, nunca es larga, gruesa en la base, y se estrecha rápidamente, hasta terminar en una fina punta. El animal la lleva baja, sin curvas bruscas de la punta hacia arriba.

Nunca debe llevarse por encima de la espalda.

Paso y movimiento

Con su paso particularmente pesado y contraído, el bulldog parece que camine a pasos pequeños y rápidos sobre la punta de los pies. Los pies posteriores prácticamente no se levantan del suelo y se mueven casi rozándolo.

Cuando el perro corre, uno de los dos hombros es lanzado ligeramente hacia delante.

Manto

De textura fina, corto, tupido y liso.

El pelo puede parecer duro sólo por ser corto y tupido (no podrá ser del tipo «alambre»).

Color

Manto de color homogéneo o manchado (es decir, con máscara u hocico negros). Únicamente se admiten colores uniformes (que deben ser brillantes y puros): rojo en todos sus matices, leonado, leonado claro, atigrado, blanco y blanco manchado con uno de los colores admitidos.

El color hígado, el negro y el negro que presente reflejos de color fuego están totalmente prohibidos.

Peso

25 kg para el macho y 22,7 para la hembra.

Defectos

Toda diferencia que se presente con respecto al estándar constituye un defecto, que será valorado y penalizado conforme a la gravedad.

Nota

Los machos deben tener dos testículos visibles y alojados completamente en el interior del escroto.

Comentario del estándar

El estándar describe el bulldog ideal, que en la realidad no podremos encontrar.

Para entender el estándar del bulldog y también el de cada una de las razas que vendrán a continuación, es necesario saber lo que pretendían obtener los expertos que lo redactaron.

En primer lugar, veamos la importancia que se da al aspecto general. En la actualidad el bulldog es un perro tranquilo y plácido, pero debe poseer todas las características que ostentaba a finales del siglo XIX, cuando acababa de abandonar sus actividades de luchador. Esto significa que el aspecto debe ser imponente a pesar de su reducida talla y que debe mostrarse fiero y valiente, sin ninguna señal de temor o miedo; tiene que transmitir la sensación de ser un perro resolutivo, audaz, sólido, activo y decidido.

Sirviéndonos de las palabras del gran cinólogo Piero Scanziani, su mirada tiene que dar la impresión de que observa con severidad y atención todo lo que ocurre a su alrededor, y de que no está dispuesto a tolerar nada que se salga de la norma.

El temperamento debe ser activo, decidido y tranquilo. Tiene que transmitir la confianza total del perro en sus propias posibilidades. En ningún caso deberá mostrarse agresivo.

La estructura del bulldog debe ser proporcionada, y se considerará como defecto cualquier exageración. Por lo tanto, son preferibles los perros bien equilibrados.

La cabeza debe ser grande pero no enorme; las extremidades cortas, pero sin que el animal vaya a ras de suelo. El cuello es corto. El tren posterior es más elevado que el anterior, pero sin que el animal se convierta en una caricatura de sí mismo.

Resumiendo, todo el conjunto debe ser armonioso y proporcionado, de modo que el animal pueda moverse con libertad. Los perros con arrugas exageradas, extremidades excesivamente cortas, lomos monstruosamente elevados, extremidades torcidas, con aplomos imperfectos, o bien incapaces de moverse y de respirar con absoluta libertad y normalidad, tienen que considerarse defectuosos.

C. Int., Soc. It. y Fr. Sinedybur Peggy at Ocobo en una pose que resalta la estructura morfológica. Propiedad: criadero Bulls degli Orsi

C. It., Soc. As. I Raduno Circolo Italiano Bulldog, Zeffira degli Alamandini. Cría y propiedad de Alfredo Clavenzani

C. Int., It., Fr., Repr., Soc. It y Fr. Thydeal Chance. Propiedad y cría: criadero Bulls degli Orsi

C. It., Austr. Grengren dei Bobodrilli. El aire del bulldog es severo, pero el carácter es dulce. Cría y propiedad: criadero Dei Bobodrilli

Muestra Bulldog Club austríaco. Rasputín de los Navajos, Luk dei Bobodrilli y B.I.S. Grengren del Bobodrilli, tres grandes campeones que premian el esfuerzo y la ilusión de sus criadores