A la hora de emprender esta fascinante pero no siempre fácil empresa que es la construcción de un acuario, conviene seguir un orden. Antes de elegir los materiales y los instrumentos necesarios, es preciso planificar el acuario, es decir prever su colocación, las dimensiones y la forma, el peso y el espacio final, sin olvidar los distintos accesorios indispensables y si es necesario también emplear un soporte adecuado. En definitiva, no hay que tener demasiada prisa, porque esta fase es importantísima y requiere por lo menos tanto cuidado, atención y paciencia como la auténtica y verdadera fase de realización; sólo así se podrán evitar cambios de opinión y desilusiones posteriores. De nada vale reconocer después que podría haberse hecho mucho mejor.
El proceso de planificación se compone de dos fases. La primera consiste en examinar atentamente los posibles lugares de la habitación en donde puede colocarse el acuario. Es preciso valorar el espacio disponible y los posibles inconvenientes que pueda causar su colocación. La siguiente fase consiste en esbozar a escala el futuro acuario con papel y lápiz en la mano —y, a ser posible, con algún libro o revista de acuariología para consulta— para hacerse una idea de cuál será el resultado final.

Con un poco de paciencia y atención, se podrán obtener grandes satisfacciones cuando el acuario esté completamente acabado

Una variedad de disco, espléndido pez originario del Amazonas
¿Dónde podemos colocar el acuario en nuestra vivienda? La respuesta a esta pregunta debe tener en cuenta tanto nuestras exigencias estéticas y prácticas como las del pequeño ecosistema que queremos reproducir en el acuario.
Si se dispone de una habitación muy amplia, el acuario se podrá colocar de manera que interrumpa la continuidad del espacio —por ejemplo, haciendo la función de pared divisoria. Para obtener un buen resultado, será necesario no dejar a la vista todos los utensilios, que se podrán colocar debajo de la tapa de cierre del acuario y en el compartimento del mismo acuario, o bien sobre un estante del mueble que sirve de soporte. En el momento de acondicionar el acuario, es preciso tener presente que todos sus detalles deben verse desde cualquier ángulo.
La esquina vacía de una habitación será más atractiva con dos acuarios dispuestos en ángulo recto, con los aparatos para el funcionamiento guardados en el hueco formado por los dos, o bien con un acuario de forma más o menos triangular.
Hoy en día se están difundiendo, sobre todo para decorar los escaparates de los establecimientos especializados y los locales públicos, los acuarios con las formas más originales, como hexagonales u octagonales.
La solución más frecuente consiste en un sencillo acuario con base rectangular, adosado a una pared del local. En cualquier caso, es importante valorar el espacio que ocupa el acuario y los utensilios necesarios para el mantenimiento y la observación. La superficie de apoyo tiene que ser lo suficientemente resistente como para soportar el peso del acuario una vez lleno de agua.

En una habitación con mucho espacio, el acuario hará de pared divisoria

Dos acuarios colocados en ángulo recto pueden decorar una esquina de la habitación
Es indispensable que muy cerca haya por lo menos una toma de corriente que pueda servir para el calentador o el refrigerador, para la bomba y para la instalación de la iluminación.
El acuario debe estar a una altura que permita efectuar las operaciones de mantenimiento y manipular los utensilios necesarios sin ninguna dificultad. La limpieza y las otras operaciones de rutina requieren una cómoda accesibilidad a la parte superior del acuario, ya que en alguna ocasión, por ejemplo, puede ser necesario capturar un pez o sustituir unas plantas. Además, es indispensable poder realizar los cambios parciales de agua con toda comodidad.
Para observar mejor el acuario hay que considerar también cuál es la altura adecuada del soporte.
No obstante, también el conjunto de organismos vivos que alojaremos en nuestro acuario —es decir, todo el pequeño ecosistema— tiene sus exigencias: el lugar que se tome en consideración no debe estar expuesto a bruscos cambios de temperatura, causados por corrientes de aire o por una luz solar directa. La dependencia de la luz natural ya se ha superado gracias a la iluminación artificial, capaz de proporcionar un espectro luminoso muy similar. Además, en buena parte la luz se filtra a través de los cristales de las ventanas y del mismo acuario, por lo que el espectro luminoso queda alterado, con el consiguiente desarrollo de algas no deseadas. Por eso es conveniente que el acuario se instale lejos de puertas o ventanas y, en general, de lugares de paso, para evitar que quede expuesto a golpes accidentales.
Otro elemento que debe valorarse con atención es la colocación de los radiadores, los conductos y, ocasionalmente, la instalación del aire acondicionado, aparatos todos que generan calor y que, si se instalan de forma que no se permita su correcta dispersión, se corre el riesgo de llegar a alterar la temperatura óptima del acuario.
Una vez instalado y acondicionado el acuario, será necesario evitar en lo posible los ruidos fuertes y la emisión de exhalaciones nocivas, como humo o aerosoles detersivos, ya que serían aspiradas por la bomba de ventilación o sencillamente absorbidas por la superficie del agua por difusión, provocando posibles desequilibrios químicos dañinos para los seres vivos del acuario.
Una vez elegida la ubicación, podemos empezar a pensar en la forma y en las dimensiones del acuario.
Independientemente del espacio que podemos reservarle al acuario, siempre vale esta regla: nunca debe ser demasiado pequeño. No es en absoluto verdad que para el principiante es mejor empezar con un acuario de pequeñas dimensiones para después pasar a otro más grande.
En un acuario pequeño es más difícil mantener constante el equilibrio físico-químico del agua, y se pueden producir repentinos cambios de temperatura, cuya estabilidad es muy importante para el bienestar de los peces. Además, un acuario de reducidas dimensiones tiene mayores exigencias de mantenimiento y limpieza respecto a otro grande. Un acuario de agua dulce tropical debe tener un volumen de al menos 100 l, mientras que el de otro de agua salada tropical no puede ser inferior a los 150 l.
En lo que se refiere a la forma es necesario respetar algunas reglas. Aparte de la elección estética, es importante que el acuario no presente ángulos demasiado agudos, ya que impedirían una buena circulación del agua, con la consiguiente acumulación y estancamiento de sustancias de desecho en el fondo. La forma de base rectangular tal vez sigue siendo la mejor.

Las bombillas de vapores de mercurio proporcionan una luz muy natural, idónea para favorecer el crecimiento de las plantas acuáticas
Otra cuestión que debe tenerse en cuenta en la elección del acuario son sus proporciones. Hay que evitar los que sean muy altos, puesto que además de impedir una correcta iluminación, reducen el intercambio gaseoso, ya que la superficie de agua en contacto con el aire resulta limitada; además, hacen más incómodas las tareas de mantenimiento. La altura máxima aconsejada es de 65 cm (adecuada sobre todo para los acuarios de agua de mar tropical, donde se recrean distintas superficies para invertebrados con diferentes exigencias de iluminación), aunque normalmente se eligen alturas inferiores a los 60 cm.
El acuario ideal debería tener una altura y una anchura correspondientes, aproximadamente, a la mitad de su longitud.
Sin embargo, para elegir correctamente las dimensiones y la forma del acuario, es necesario considerar ante todo cuales son las especies que se pretenden criar, sus exigencias y, sobre todo, las dimensiones de los peces cuando sean adultos.
Por ejemplo, si se quieren criar exclusivamente peces de fondo, será adecuada una cubeta con altura y anchura igual a un tercio de su longitud. El mismo tipo de acuario también se presta a la cría de alevines que deben alcanzar la superficie del agua pero que no son buenos nadadores.
Otro factor que debe considerarse es el tipo de iluminación que se desea utilizar. Si se opta por tubos fluorescentes, la longitud del acuario deberá ser proporcional; por ejemplo, los tubos de 38-40 vatios siempre son de 1,2 m de largo y los de 58 o 65 vatios de 1,5 m. Además, si se eligen lámparas tubulares de neón, es conveniente proyectar unas estructuras horizontales de cristal sobre las que se apoyarán; normalmente se unen con silicona dos láminas de cristal de 3 o 4 cm de ancho que corren paralelas a los dos cristales laterales —colocadas algunos centímetros por debajo de la parte superior— de manera que puedan apoyarse los neones y cerrar bien la cubeta con una tapa, que será de cristal oscuro, con dos orificios laterales que permitan moverla con comodidad.
Estas láminas refuerzan además la sujeción de los cristales laterales. Para acuarios de una cierta dimensión (400 l o más) son muy aconsejables aunque no indispensables. Con todo, su efecto estético no es demasiado bueno, por lo que puede prescindirse de ellas si el acuario debe permanecer abierto e iluminarse con lámparas suspendidas.
Hoy en día en la acuariofilia se hace un notable uso de las lámparas de este tipo para bombillas de mercurio (HQL) o alógenas (HQI). Su instalación es más complicada, pues hay que encontrar la manera más adecuada de fijarlas al techo, ya sea con ganchos, tornillos o brazos portalámparas que pueden instalarse en los laterales del acuario.
Respetando las reglas que se han detallado arriba, podemos trazar sobre una hoja un croquis de nuestro acuario, estableciendo el volumen que queremos obtener. Normalmente los acuarios suelen tener una capacidad comprendida entre los 150 y los 300 l, aunque también se puede preparar un acuario de mayores dimensiones.
Otro detalle que debe tenerse en cuenta antes de encargar las láminas de cristal es la elección del filtro. Se puede optar por un filtro exterior, por lo cual sólo se necesitan el cristal del fondo y los cuatro laterales para limitar el volumen que hemos decidido poner a disposición de nuestros peces, o bien elegir la fabricación de un filtro para el interior, que también deberá ser de cristal. En este último caso será necesario establecer la posición del filtro: por ejemplo, en un acuario de base rectangular, podrá colocarse a lo largo de la pared del fondo o bien a lo largo de una de las dos paredes laterales. En cualquier caso, el filtro estará compuesto de tres compartimentos, a través de los cuales el agua debe poder fluir siguiendo un recorrido en forma de serpentina. Por lo tanto, en el momento de encargar al cristalero todo lo necesario, también le daremos las medidas de los dos tabiques de cristal, ligeramente más cortos que la altura de la cubeta, para construir el filtro.
El volumen total del armazón y el filtro debe corresponder, aproximadamente, al 20 % del volumen total del acuario. Habitualmente, por motivos puramente estéticos, se elige un cristal oscuro que separe el filtro del espacio destinado a nuestro pequeño mundo sumergido.
ACUARIO CON FILTRO EXTERNO

Las flechas indican el recorrido que sigue el agua, que vuelve al acuario a través de un tubito con distintos orificios

Un filtro eficaz y proporcionado a las dimensiones de la cubeta es uno de los factores fundamentales para garantizar el bienestar de los peces
Por último, para proporcionarle al cristalero las medidas correctas de las láminas, habremos de considerar la colocación de las láminas entre sí y su espesor.
Puesto que cualquier adhesivo tiene una resistencia inferior si está sometido a tensión en el punto de unión (hasta el 20 % menos), la posición correcta es aquella en la que las láminas apoyadas sobre el cristal del fondo. El espesor del cristal dependerá de la longitud y de la altura del acuario, tal y como se indica abajo.
Conviene advertir al cristalero que rebaje bien los bordes para evitar desagradables heridas mientras se manejan las láminas.
ENSAMBLAJE DE LOS CRISTALES


Además de tener un espesor proporcionado a las dimensiones del acuario, las láminas de cristal deben estar rebajadas
CÓMO MEDIR LAS LÁMINAS DE CRISTAL
Tomemos un acuario de dimensiones medias (100 x 40 x 50 cm), para la que será necesario un cristal de 1 cm de espesor. He aquí las medidas de las láminas que deben utilizarse:
— para la base: 100 x 40 cm;
— para los paneles posterior y frontal, apoyados en la base: 100 x 49 cm;
— para los paneles laterales, que se apoyan sobre la base y entre el panel posterior y el frontal: 38 x 49 cm;
— para las tablillas laterales (o tirantes): 38 x 3 cm.
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Espesor en mm de los cristales para cubetas unidas con silicona |
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Longitud (cm) |
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30 |
40 |
50 |
60 |
70 |
80 |
90 |
100 |
130-150 |
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altura (cm) |
30 |
3 |
4 |
4 |
5 |
5 |
5 |
5 |
8 |
10 |
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40 |
4 |
5 |
5 |
6 |
6 |
8 |
8 |
8 |
10 |
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50 |
4 |
5 |
6 |
8 |
8 |
8 |
10 |
10 |
12 |
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60 |
5 |
6 |
6 |
8 |
10 |
10 |
10 |
12 |
12 |
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70 |
6 |
8 |
8 |
10 |
10 |
10 |
12 |
12 |
15 |
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80 |
6 |
8 |
10 |
10 |
10 |
12 |
15 |
15 |
19 |
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