Introducción

Tal vez te hayas topado con una cita inteligente de un antiguo filósofo estoico o hayas leído un artículo que compartía algunas ideas estoicas inspiradoras. Tal vez un amigo te haya hablado de esa antigua filosofía útil y próspera o hayas estudiado un libro o dos sobre el estoicismo. O, tal vez, aunque hay muy pocas probabilidades, nunca hayas oído hablar de ella.

Sin embargo, tropezarse con el estoicismo de una forma u otra es la parte fácil. Entender y explicar exactamente lo que es, sin embargo, es la parte difícil. Reconocer y ver exactamente cuán relevante es hoy en día y cómo puede ayudarte, es la parte desafiante. Comprenderlo plenamente y ponerlo en práctica es la parte ambiciosa: ahí es donde se encuentra el tesoro.

Lo que los estoicos enseñaban y practicaban en la época de los gladiadores que luchaban por su vida y de los romanos que socializaban en baños humeantes sigue siendo notablemente aplicable a la era de Juego de tronos y Facebook. La sabiduría de esta antigua filosofía es intemporal, y su valor en la búsqueda de una vida feliz y con sentido es innegable.

Con este libro, tienes el mapa del tesoro en tus manos. Conocerás a los principales filósofos. Encontrarás una visión general de la filosofía fácil de entender. Aprenderás los principios fundamentales. Incluye 55 prácticas estoicas y consejos útiles que podrás aplicar ante los desafíos de tu vida. Y, lo más importante, te muestra cómo pasar de la lectura a la acción en el mundo real.

Genial. Pero ¿cómo es posible que un veinteañero sea capaz de describir el mapa del tesoro estoico para la buena vida? Es normal, yo también me lo preguntaría. Después de muchos años de escuela y universidad, estaba harto de leer libros y trabajos académicos y de aprender cosas que realmente no me enseñaban nada útil para la vida real. Así que, al día siguiente de entregar mi trabajo final de carrera, me fui de mi país y comencé un viaje de siete meses alrededor del mundo. Quería alejarme, ver lugares y otras culturas, pero sobre todo quería conocerme a mí mismo para saber qué quería hacer con mi vida cuando volviera. Esta última parte no funcionó; sin embargo, me di cuenta de otra cosa: «¡Que debía haberme perdido la clase sobre cómo vivir!»

En quince años y medio de escolarización, aprendí matemáticas, física, química, biología y un montón de cosas más, excepto cómo afrontar situaciones difíciles… ¿Cómo afrontar mis miedos y mis problemas? ¿Qué hacer con mis sentimientos depresivos? ¿Cómo enfrentarme a la muerte de mi amigo? ¿Qué hacer con mi ira? ¿Cómo tener más confianza en mí mismo? No, seguramente me perdí todas esas clases. Por cierto, esto es exactamente lo que hacían las escuelas de filosofía en el mundo antiguo: te enseñaban a vivir. Y aunque esas escuelas ya no existen, tú, yo y la mayoría de la gente necesita una filosofía que le enseñe a vivir, igual que entonces.

En resumen, decidí invertir en mí mismo y aprender a vivir bien. De toda la sabiduría que devoré en los años siguientes, la filosofía estoica fue la que más me ayudó, aunque no empecé con buen pie. Antes de saber algo de filosofía, pensaba que debía ser la cosa más aburrida del mundo. Al fin y al cabo, se llama «estoicismo» y no «supermanismo» ni cualquier otra cosa que parezca que vale la pena estudiar.

De todos modos, le di una oportunidad, me enganché y, desde entonces, he sido un voraz estudiante y practicante de la filosofía estoica. Y aunque he leído y releído innumerables libros, siempre me ha faltado una fuente que ofrezca una visión general sencilla y explique qué es exactamente el estoicismo. Así que escribí un artículo muy largo exactamente con esa intención: dar una visión general de la filosofía y explicar de qué se trata. Afortunadamente, a mucha gente le encantó mi artículo y lo encontró inmensamente útil; tanto que alguien robó el contenido exacto y publicó un libro con su nombre. Esto no sólo puso a prueba mi mentalidad estoica, sino que todas las valoraciones de cinco estrellas que recibió me hicieron ver que la gente quiere conocer esta filosofía.

Así que aquí estoy, escribiendo apasionadamente algo que a mí me habría ahorrado incontables semanas de investigación y me habría proporcionado todos los conocimientos que busqué y necesité desesperadamente de esta filosofía ejemplar. Estoy seguro de que este libro contribuirá a la literatura estoica moderna y, lo que es más importante, que te servirá en tu búsqueda de la buena vida. Porque eso es a lo que realmente ayuda el estoicismo: a vivir una gran vida.

Sea cual sea la situación por la que estés pasando, hay consejos de los estoicos que pueden ayudarte. A pesar de la antigüedad de esta filosofía, su sabiduría resulta sorprendentemente moderna y fresca. Puede ayudarte a desarrollar resistencia y fuerza ante los desafíos de la vida. Puede ayudarte a ser emocionalmente resiliente para que no te dejes engañar por los acontecimientos externos ni permitir que los demás te saquen de tus casillas. Puede enseñarte a controlarte y a mantener la calma en medio de la tormenta. Puede ayudarte a tomar decisiones y, por tanto, a simplificar mucho tu vida cotidiana.

«Quien estudia con un filósofo», dice Séneca, «debería llevarse cada día algo bueno: debería volver a casa cada día siendo un hombre más sano, o en vías de serlo». Practicar el estoicismo te ayuda a mejorar como persona; te enseña a vivir conscientemente según un conjunto de valores positivos como el valor, la paciencia, la autodisciplina, la serenidad, la perseverancia, el perdón, la bondad y la humildad. Sus numerosos pilares ofrecen seguridad y orientación y aumentarán tu confianza.

Y tú también puedes conseguirlo. De hecho, la filosofía estoica hizo de la buena vida un objetivo alcanzable para todo el mundo, sin importar las clases sociales: si eres rico o pobre, si estás sano o enfermo, si has recibido una buena educación o no, no hay ninguna diferencia en tu capacidad para vivir la buena vida. Los estoicos fueron la prueba viviente de que es posible exiliarte a una isla desierta y ser más feliz que alguien que vive en un palacio. Comprendieron muy bien que la conexión entre las circunstancias externas y nuestra felicidad es muy débil.

En el estoicismo, lo que hacemos con las circunstancias de nuestra vida es mucho más importante. Los estoicos reconocen que la buena vida depende del cultivo del propio carácter, de las propias elecciones y acciones, más que de lo que ocurra en el incontrolable mundo que nos rodea. Esta, compañero estoico, es la raíz de una de las cosas más difíciles y a la vez atractivas del estoicismo: hace que seamos responsables de nuestra vida sin que haya excusa para no vivir la mejor vida posible.

Tú y yo somos responsables de nuestra propia prosperidad. Somos responsables de no dejar que nuestra felicidad dependa de las circunstancias externas: no debemos dejar que la lluvia, los vecinos ruidosos o una lavadora que gotea decidan sobre nuestro bienestar. Sin embargo, a menudo somos víctimas indefensas de las circunstancias de la vida que no podemos controlar. Como estudiante estoico, aprenderás que sólo tú puedes arruinar tu vida y sólo tú puedes evitar que tu ser interior sea conquistado por cualquier problema desagradable que te encuentres en la vida.

Así pues, el estoicismo nos enseña a vivir según una serie de valores que contribuyen a la resiliencia emocional, a la confianza en uno mismo y a tener una dirección clara en la vida. Al igual que un viejo y sólido bastón, es una guía para la vida basada en la razón y no en la fe, una guía que nos ayuda a encontrar el autodominio, la perseverancia y la sabiduría. El estoicismo nos hace mejores seres humanos y nos enseña a sobresalir en la vida.

Sus poderosas técnicas psicológicas son casi idénticas a las que en la actualidad han demostrado tener una gran eficacia dentro de la llamada Psicología Positiva. No estoy acusando a los investigadores de robo, pero los ejercicios que propone la Psicología Positiva se parecen sospechosamente a los que utilizaban los estoicos hace más de dos mil años. El hecho de que la investigación moderna vaya a menudo de la mano de lo que enseñaban los estoicos hace que la filosofía sea aún más atractiva. Además, el estoicismo no es rígido, sino abierto, y busca la verdad. Como dice un refrán latino: «Zenón [fundador del estoicismo] es nuestro amigo, pero la verdad es un amigo aún mayor».

En nuestro mundo hay muchas personas que alcanzaron el sueño de tener un gran mansión, un Porsche 911 y un sueldo de seis cifras, pero no por ello son más felices que antes, cuando vivían en un piso con manchas de humedad, tenían un coche viejo y oxidado y un sueldo modesto. Su fórmula vital es algo parecido a esto: Si trabajas duro, tendrás éxito y, una vez que tengas éxito, entonces serás feliz. O bien, si termino/obtengo/logro tal o cual cosa, entonces seré feliz. ¿El problema? Que esta fórmula está incompleta. Y, después de seguir esta fórmula durante años, estas personas se preguntan: ¿De verdad es esto todo lo que la vida me puede ofrecer?

No, no es así. La cuestión es que muchas personas no son más felices cuando envejecen, no mejoran en absoluto. Deambulan por la vida sin una dirección clara, cometen repetidamente los mismos errores y no están más cerca de una vida feliz y significativa a los ochenta años que a los veinte.

Para muchos de nosotros debería ser una obviedad adoptar una filosofía de vida que ofrezca orientación, dirección y un sentido más amplio a la vida. Sin esa brújula, corremos el riesgo de que, a pesar de todas nuestras acciones bien intencionadas, caminemos en círculo, persigamos cosas inútiles y acabemos viviendo una vida insatisfactoria llena de sufrimiento emocional, arrepentimiento y frustración. Y, dado que no se necesita mucho esfuerzo para probar el estoicismo como filosofía de vida, no hay nada que perder y mucho que ganar.

La promesa de este libro es en realidad la promesa de la filosofía estoica: aprender cómo vivir una vida supremamente feliz y fluida y cómo mantenerla incluso ante la adversidad. Te ayuda a prepararte para cualquier cosa, como la torre de una fortaleza: inquebrantable, estable, resiliente y sorprendentemente calmada y consciente incluso en medio de un infierno.

El estoicismo puede mejorar tu vida en los buenos momentos, pero es en los malos cuando su eficacia se hace más evidente. Puede ser la luz que te muestre el camino a través de la oscuridad de la depresión. Te lleva de la mano cuando necesitas confianza para minimizar el sufrimiento emocional dominando a los malos, como la ira, el miedo y la pena. Puede ser tu taburete para alcanzar esa tranquilidad que necesitas cuando estás metido hasta las rodillas en los problemas. Puede ser tu fuerte columna vertebral cuando necesitas actuar con valentía aunque estés temblando como una hoja. Puede ser el payaso que te despierta y te sonríe cuando más lo necesitas.

En resumen, el estoicismo no sólo te muestra el camino, sino que te entrega la llave de la buena vida. Todo lo que tienes que hacer es recorrer el camino, girar la llave y entrar. Por eso, el maestro estoico Epicteto pregunta: «¿Cuánto tiempo vas a esperar?».

«¿Cuánto tiempo vas a esperar para exigir lo mejor de ti mismo?» Ya no eres un niño sino una persona adulta y, sin embargo, lo dejas para más adelante, se recuerda Epicteto. «No te darás cuenta de que no progresas, sino que vivirás y morirás como alguien bastante mediocre». A partir de ahora, se advierte a sí mismo, y a todos nosotros, hay que vivir como un ser humano maduro y no dejar nunca de lado lo que crees que es mejor hacer. Y siempre que te encuentres con algo difícil, recuerda que la competición es ahora, estás en las Olimpiadas, no puedes esperar más.

No podemos permitirnos el lujo de posponer nuestro entrenamiento, porque a diferencia de los Juegos Olímpicos, la competición en la que participamos cada día —la vida— ya ha comenzado. La vida es ahora mismo, ya es hora de empezar nuestro entrenamiento.

El entrenamiento del estoicismo es un poco como el surf: poca teoría y mucha práctica. Ahora mismo estás deseando empezar y te imaginas de pie sobre la tabla de surf golpeando una ola tras otra, pasándotelo como nunca… Pero espera, tengo que detenerte justo ahí. Porque en tu primera clase de surf, tendrás que aprender también algunos aspectos teóricos. En tierra firme, tienes que practicar cómo remar, levantarte y ponerte de pie sobre la tabla. En otras palabras, la primera parte resulta pesada: tú sólo querías surfear, no te habías apuntado para hacer una clase teórica en seco.

Sorprendentemente, superas rápidamente la parte teórica y consigues entrar en el agua, limpiar la tabla de arena y empezar a practicar. Ya en el agua, te das cuenta enseguida de que no es tan fácil, y que la parte teórica era realmente necesaria. Lo mismo ocurre con el estoicismo. Llegarás a surfear las olas, pero si quieres hacerlo con éxito y no rendirte después de las primeras (muchas) caídas, primero tienes que entender un poco la teoría que hay detrás del surf… ejem, el estoicismo.

He tratado de organizar este libro y presentar esta antigua sabiduría de una manera accesible, digerible y muy práctica. En la primera parte, conocerás la promesa de la filosofía, su historia, los principales filósofos y los principios fundamentales del llamado Triángulo Estoico de la Felicidad. Estudia este triángulo y serás capaz de explicar filosofía a un niño de cinco años. La segunda parte se centra en la lucha contra las olas; está repleta de consejos prácticos y ejercicios para la vida cotidiana.

Mi objetivo final de este libro directo y sencillo sobre el estoicismo es ayudarte a vivir una vida mejor. Creo que todos podemos volvernos un poco más sabios y felices practicando esta maravillosa filosofía.

Ha llegado la hora de darse un chapuzón.