«¡Uf!», pensé. «Otra actividad cursi sobre la personalidad.»
Me hallaba en un retiro en el complejo Canyon Ranch en Miami con otros siete miembros del foro de la Asociación de Emprendedores, una red global de directores ejecutivos (o CEO) que incluye a algunos de mis mejores amigos. Normalmente me lo pasaría muy bien en un retiro así, pero para mí, una personalidad tipo A que siempre está en movimiento y a la que no le gusta detenerse, en ese momento y en ese lugar en particular luchaba por mantener el interés. Relajarse no es una palabra que me haya gustado nunca, y después de dos tandas de yoga y meditación lo último que quería era pasarme cuatro horas haciendo una evaluación de personalidad de la que nunca había oído hablar.
Pero me preparé y me obligué a mantener la mente abierta y una actitud positiva respecto a la experiencia. Me alegro de haberlo hecho, porque las cuatro horas que siguieron cambiaron para siempre mi vida y la forma en que me comunico con los demás y me entiendo a mí mismo.
«Esto es un eneagrama», nos explicó nuestro instructor y psicólogo, Brad Kerschensteiner. «Si bien es mucho menos famoso que la evaluación Myers-Briggs o DISC, en realidad es mucho más fiable que esas dos o cualquier otra evaluación de la personalidad en este sentido, y su sabiduría se ha utilizado y transmitido durante siglos».
En ese momento estaba intrigado y prestaba atención. Durante las cuatro horas que siguieron recibí una gran cantidad de información sobre mí y sobre cómo las personas pueden comunicarse mejor conmigo. Además, aprendí acerca de los nueve principales aspectos que motivan a las personas y sobre cómo podemos comunicarnos mejor con la gente teniendo en cuenta sus tipos de eneagrama, del 1 al 9.
Cuando Brad nos evaluó a los ocho y nos habló sobre nuestros tipos de eneagrama y sobre las implicaciones en comunicación de cada uno, me sorprendió lo acertado que era todo. ¡Era como si estuviera leyendo mi mente!
La autoconciencia es el pilar fundamental del arte de las personas. No puedes entender e influir en los demás hasta que no te entiendas completamente a ti mismo a un nivel profundo.
Durante el año siguiente adquirí una fluidez cada vez mayor con el eneagrama y con su poder para ayudarnos a comprendernos a nosotros mismos y a los demás. Lo apliqué a mi equipo de gestión, luego a todo mi personal y después también a todo el equipo de la empresa de mi esposa. Leí libros sobre el tema. Me quedé totalmente absorto con el valor del eneagrama para la autoconciencia.
También me di cuenta de lo siguiente: la autoconciencia es el pilar fundamental del arte de las personas. No puedes entender e influir en los demás hasta que no te entiendas completamente a ti mismo a un nivel profundo.
Por supuesto, como cualquier evaluación de personalidad, el eneagrama no es perfecto. Obviamente, cualquier sistema que clasifique a las personas en solo nueve categorías tiene sus limitaciones. Sin embargo, la investigación ha demostrado una y otra vez que la evaluación Myers-Briggs, la evaluación de personalidad más popular, es altamente defectuosa y poco fiable con el tiempo. Hazlo dos veces y probablemente obtendrás un resultado diferente al que obtuviste seis meses antes. Los resultados del eneagrama, por el contrario, no cambian con el tiempo; te dan una idea de lo que más te motiva, lo que se puede convertir en un obstáculo y cómo las personas pueden comunicarse mejor contigo; y todos esos aspectos son bastante estables en el tiempo. Antes de seguir leyendo consulta el Apéndice A y haz la evaluación del eneagrama elaborada por Mario Sikora, si aún no lo has hecho. Mario, conferenciante y escritor reconocido internacionalmente, es coautor de Conciencia en acción: Eneagrama, inteligencia emocional y cambio y autor de numerosos artículos sobre tipos de personalidad y liderazgo, mejora del rendimiento y trabajo en equipo. Según Mario: «El eneagrama es una gran herramienta para comprenderse mejor, lo que a su vez puede ayudarnos a tomar medidas más inteligentes». Una vez que tengas tu puntuación, consulta la tabla que resume los nueve tipos principales de eneagrama, sus fortalezas asociadas y las posibles dificultades que se deben tener en cuenta. Que estos elementos se adecúen a ti probablemente depende de la puntuación numérica bruta para tu tipo que salga del cuestionario.
Por ejemplo, yo soy un eneagrama tipo 3, que se esfuerza por ser sobresaliente. Una de mis trampas más comunes ha sido el síndrome de «yo me encargo», o sea, decir que sí a cualquier oferta, oportunidad y solicitud que recibo, pensando que cuantos más logros, cuantas más entrevistas haga, cuantos más proyectos acepte y cuantos más clientes tenga, más sobresaliente seré. Esto me ha hecho parecer un verdadero emprendedor, pero se convirtió en un problema real al principio de mi carrera, ya que no daba abasto y estaba tan agotado que incluso mi vida familiar se resintió. Es decir, fue un problema hasta que cambié el guion de mi cabeza de acuerdo con mi evaluación del eneagrama. Me di cuenta de que si decía que sí a menos cosas podría ser más sobresaliente en las cosas a las que decía que sí. No fue fácil (estoy seguro de que mis compañeros de eneagrama tipo 3 pueden entenderme), pero ahora digo que no a ciertas oportunidades para poder ser más sobresaliente en otras cosas. Reescribí el guion una vez que entendí lo que realmente me motiva, y tú puedes hacer lo mismo.
¿Cuáles son tus principales dificultades según tu tipo de eneagrama? Elige el que más te resuene y tenlo en mente al leer este libro. Te garantizo que al final comprenderás mejor cómo reescribir tu guion considerando todo lo que has aprendido acerca de cómo te comunicas con los demás y cómo los demás se comunican contigo.
Ahora que tienes una mejor comprensión de ti mismo en el eneagrama, incluidas sus fortalezas y debilidades en la comunicación, es hora de hacer una prueba más: la prueba People Strengths («Examen de Fortalezas de las Personas»). Desarrollamos esta evaluación para ayudarte a comprender, entre las once habilidades personales esenciales que aprenderás aquí, cuáles son tus fortalezas y dónde puedes necesitar más ayuda.
Entonces, ¿eres una persona complaciente? ¿Un líder popular? ¿Un gurú? ¿O una persona persuasiva? Independientemente de la categoría en la que te encuentres, todos sabemos que tenemos mucho margen de mejora a la hora de tratar e influir en las personas. La buena noticia es que ya has iniciado el proceso de mejora al conocerte un poco mejor que antes de leer este libro.
Por supuesto, hay muchas otras evaluaciones que pueden ayudarnos a comprendernos a nosotros mismos y conocer nuestras fortalezas y debilidades. Soy un gran admirador del eneagrama porque con el tiempo se ha comprobado que es simple y fiable, y también del Examen de Fortalezas de las Personas porque, bueno, lo escribí yo. Pero, por supuesto, sea cual sea tu evaluación particular, la conclusión importante es esta:
El primer paso para aprender a influir mejor en los demás para obtener lo que quieres en tu carrera y en la vida es comprenderte a ti mismo.
Cuanto mejor te comprendas a ti mismo (tus motivaciones inconscientes, lo que te motiva y lo que te deprime, lo que te hace sentir mejor y la mejor manera de interactuar con los demás), más capacidad tendrás de entender a otras personas y de lograr que hagan cosas por ti.
PRIMERAS ACCIONES
QUE DEBES LLEVAR A CABO:
1. Completa el cuestionario del eneagrama en el Apéndice A si aún no lo has hecho.
2. Escribe tres debilidades relacionadas con las personas en las que deseas trabajar. Anota una solución para cada una a partir de tu evaluación principal del eneagrama.
3. Anota tu mayor fortaleza. ¿Cómo puedes mejorarla mientras lees este libro?
«Simplemente no le entiendo», murmuré para mí mismo después de colgar el teléfono. Acababa de terminar una llamada telefónica con un directivo sénior de una empresa que era un socio comercial importante para nosotros, y me sentía frustrado, enojado y confundido. Durante meses habíamos luchado por poner en marcha esa asociación comercial, y creía que tenía ideas clave para comprender el problema y ayudar a solucionarlo. Pero Bob (como lo llamaremos) simplemente no quería escucharme, ni cooperar ni resultar útil de ninguna manera.
Bob era irascible y gruñón, y no le entendía. Parecía estar resentido, se mostraba enfadado con el mundo y estaba decidido a llevarse por delante a cualquiera que se interpusiera en su camino. Se parecía mucho al tipo agresivo que se esfuerza mucho y que no se anda con rodeos que describí en el capítulo 1, bueno para dar órdenes pero no para establecer relaciones. En varias reuniones cara a cara no había sonreído ni una sola vez.
El primer paso para influir en las personas es comprenderlas, y yo simplemente no entendía a Bob. Había intentado durante meses conectar con él, pero había sido en vano. ¿Cómo podía trabajar eficazmente con alguien que no me gustaba? ¿Cómo podía trabajar con alguien a quien ni siquiera entendía? Me sentía completamente derrotado, por lo que le expuse el problema a mi esposa, Carrie: «Simplemente no entiendo a este hombre, Carrie. ¿Qué puedo hacer?».
Carrie, la persona que mejor sabe llegar a la gente de todas las que conozco, respondió de inmediato: «Si dices que no le entiendes, definitivamente nunca lo conseguirás».
Todos nos encontramos personas a las que al principio no comprendemos, o quizás nunca. Todos somos diferentes, y a veces es difícil entender a las personas que son muy diferentes de nosotros. Muchas veces eso puede estar bien, porque puede que no necesitemos interactuar con alguien a quien no comprendemos, pero a menudo sí importa. Si alguna vez quieres o necesitas tener una interacción significativa o productiva con alguien, ya sea un compañero de trabajo, un cliente de tu negocio o un primo en nuestras reuniones familiares, vale la pena encontrar una manera de conseguirlo.
El primer paso, como me explicó Carrie, es negarse a creer que no se puede. No importa lo diferente que sea una persona, no importa cómo te sientas cuando estés cerca de ella, no importa cuáles sean sus acciones, debes creer que con un poco de esfuerzo podrás entenderla.
La autodeterminación es una fuerza poderosa, y una vez que te niegues a decir «No le entiendo» estarás mejor. Pero eso no es suficiente.
«Invítale a tomar un café», sugirió Carrie sobre Bob, el hombre que ahora estaba decidido a entender.
«Es que lo detesto», respondí, encogiéndome ante la idea. «Entonces considéralo como un experimento», dijo Carrie. «Un experimento para ver si puedes entender a alguien muy diferente a ti. Hazle preguntas, y después calla y escucha.»
Aunque protesté mucho, el consejo de Carrie, como de costumbre, resultó ser acertado. Dos semanas y un café después conseguí entender un poco mejor a Bob. Seguía sin gustarme mucho, pero después de sentarme con él a tomar un café fuera de la oficina y de tener la oportunidad de hablar (y escucharle) cara a cara durante solo treinta minutos realmente sentí que entendía de dónde provenía Bob. Resultó que de niño había vivido varios años con solo uno de sus padres, y que en algún momento había decidido ser totalmente independiente. Era inequívocamente un eneagrama tipo 8, destinado a ser poderoso, y a veces ese impulso por la independencia podía convertirlo en arisco y distante y, en general, difícil de manejar.
El comportamiento de Bob no cambió como resultado de nuestra reunión, por supuesto, pero ese poco de comprensión marcó una gran diferencia en mis futuras interacciones con él. Durante las semanas que siguieron, nuestras conversaciones se volvieron más agradables y, de hecho, conseguimos avances en los resultados comerciales que ambos estábamos buscando. Incluso meses después esbozó una sonrisa en una reunión. Terminé obteniendo casi todo lo que quería de nuestra negociación y nuestra relación.
Nunca habría tenido esa oportunidad si me hubiera resignado al hecho de que no entendía a Bob, y lo habría dejado correr. ¿Hay alguien con quien trabajas y con quien no te llevas bien? ¿Hay alguien con quien estás en contacto regularmente y que no puedes entender por mucho que te empeñes?
El primer paso es insistir en que puedes llegar a esa persona. El siguiente es invertir quince minutos y cinco dólares para tomar un café con esa persona.
Es posible que no entiendas a la persona por completo o incluso que no te guste en absoluto. Pero tendrás una oportunidad de luchar para construir una relación más productiva y beneficiosa a partir de ese momento.
Bob, donde quiera que estés hoy, espero que sigas disfrutando de tu café negro y ocasionalmente esbozando una sonrisa.
PRIMERAS ACCIONES
QUE DEBES LLEVAR A CABO:
1. Anota los nombres de tres personas de tu vida a las que te cuesta comprender.
2. Comprométete a invitar a un café a una de ellas después de terminar este capítulo.
3. Llega al encuentro con esa persona decidido a comprenderla (incluso si todavía no te gusta).
«¡Ahora vas a conocer a la persona que está a tu lado mejor que a muchos de tus amigos, en solo tres minutos y con solo tres preguntas!», dijo con entusiasmo el alto orador en el escenario frente a 1.200 personas.
Me había sentado en primera fila, animado pero con dudas sobre la afirmación que Larry Benet acababa de hacer en la Conferencia Mundial de Social Media Marketing en la primavera de 2013. Larry es un hombre que tiene una misión en las redes. A menudo conocido como «una de las personas más conectadas del planeta», construye mucho más que simplemente amistades pasajeras. Se ha ganado una excelente reputación como maestro de la construcción de relaciones, así como de orador en seminarios en los que invita a la reflexión de forma muy entretenida.
Esta era mi primera experiencia con Larry Benet, y debo admitir que tenía dudas. Larry era el orador principal en la conferencia, y sabía que estaba allí para enseñar a las personas cómo relacionarse mejor. Aun así, la idea de que podía enseñarme a entender a alguien mejor de lo que yo conozco a muchos de mis amigos en tres minutos parecía un poco descabellada, incluso para un experto.
«Pregunta número uno: ¿Qué es lo más emocionante en lo que estáis trabajando ahora? ¡Preparados, listos, ya!», dijo Larry con confianza.
Me giré hacia la izquierda y muy rápidamente me presenté al hombre que tenía al lado. No teníamos mucho tiempo, así que le hablé a Steven de Likeable Local, la nueva empresa que estaba creando, y él me habló de un proyecto científico que su compañía estaba a punto de presentar. Nos dio tiempo de conocernos.
«¡Pregunta número dos!» La potente voz de Larry rugió desde el centro del escenario. «Si tuvieras suficiente dinero para jubilarte y algo más, ¿qué harías?»
La presión continuaba y teníamos solo un minuto para explicárnoslo, así que rápidamente supe que Steven viajaría por el mundo con su esposa, visitando los siete continentes, y yo dije que me postularía para un cargo, tal vez para alcalde de la ciudad de Nueva York o gobernador del estado. Nuevamente lo hicimos en menos de un minuto. ¡Resultó ser un experimento muy interesante!
«Pregunta final, y recordad, tenéis solo un minuto para responderla», anunció Larry. «¿Cuál es vuestra organización benéfica favorita y por qué?»
Insistí en que Steven fuera primero esta vez, porque había dos organizaciones de las que deseaba hablar y quería asegurarme de que él tuviera tiempo de explicarse. Me habló de Nature Conservancy (Nature.org) y cómo le apasionaba el debate sobre el cambio climático, y yo le hablé de la Sociedad de Esclerosis Múltiple y de la Alianza Nacional para las Enfermedades Mentales y cómo, por el hecho de tener a varios miembros de la familia afectados, mi esposa y yo nos sentíamos obligados a apoyar a ambas organizaciones.
Y eso fue todo. Steven y yo no nos hicimos amigos inmediatamente después de este intercambio. No continuamos la conversación durante la cena ni nos invitamos a conocer a nuestras respectivas familias. Aunque intercambiamos algunos correos electrónicos después del evento, han pasado más de dos años desde la primera y única conversación que tuve con él. Pero aquí está lo realmente interesante: han pasado más de dos años, pero aún recuerdo con facilidad el contenido de esa conversación. Sé más sobre Steven después de tres minutos de charla hace ya más de dos años que sobre la mayoría de mis compañeros del instituto, la universidad y el trabajo.
Después de hacer una pequeña encuesta a su audiencia y afirmar con aire de suficiencia que había persuadido a los que tenían dudas, Larry continuó con su discurso de inauguración. Explicó a la audiencia que la vida es demasiado corta para perder minutos preciosos en pequeñas conversaciones sobre el tiempo o de dónde son las personas o qué hacen para ganarse la vida. Argumentó que si pudiéramos conocer a la persona sentada a nuestro lado tan bien como lo hicimos en solo tres minutos, ¿por qué no deberíamos darnos a nosotros mismos y a las personas con las que nos encontramos el mismo regalo en futuros encuentros?
Larry Benet tenía toda la razón. Cuando conocemos personas «en la vida real» podemos iniciar una conversación con un poco de charla informal porque es mucho más aceptable socialmente que hacer preguntas concretas. Pero la verdad es que al hacer preguntas mejores y más inteligentes podemos entender a las personas que vamos conociendo de una forma mucho más rápida y determinar en ese momento si son amigos o enemigos, un posible socio comercial o colega, un futuro empleado o un conocido casual. La vida es corta. Cuanto menos tiempo perdamos hablando del tiempo, mejor.
Las tres preguntas que Larry me enseñó son excelentes. Dicho esto, hay muchas otras preguntas que puedes hacer en un primer encuentro con alguien para comprender mejor a esa persona y conocer su visión del mundo. Aquí te propongo diez que puedes considerar:
1. ¿Qué es lo que más te emociona en tu vida profesional en este momento?
2. ¿Qué es lo que más te emociona en tu vida personal en este momento?
3. Si tuvieras suficiente dinero para jubilarte, ¿qué estarías haciendo hoy?
4. ¿Qué es lo que te gustaría hacer o te gustaría tener dentro de cinco años?
5. ¿Cuál es tu organización benéfica favorita y por qué?
6. Si no estuvieras haciendo lo que estás haciendo hoy, ¿qué harías y por qué?
7. Aparte de algún miembro de tu familia, dime cuál es tu modelo a seguir.
8. ¿Quién ha sido tu influencia más importante?
9. ¿Cómo te describiría tu maestro favorito?
10. Si pudieras elegir hacer cualquier cosa durante un día, ¿qué sería y por qué?
Estas preguntas no solo rompen el hielo, sino que rápidamente hacen que las personas hablen sobre las cosas que realmente les importan, las que revelarán sus verdaderas personalidades: sus valores, sus gustos, sus esperanzas y sus pasiones. Aunque no se puede hacer una prueba de personalidad a alguien que se acaba de conocer, se pueden hacer mejores preguntas que el clásico «¿de dónde eres?», «¿a qué colegio fuiste?», «¿a qué te dedicas?» y «¿qué te parece el tiempo que hace?».
En este punto quizás alguien esté pensando: «Dave, un orador de la conferencia os dijo que hicierais estas preguntas. Pero yo no puedo hablar con alguien a quien acabo de conocer y preguntarle este tipo de cosas sin que la gente me mire como si estuviera loco».
Puede que tengas razón, y cuando llegue el momento de poner en práctica este experimento por ti mismo simplemente puedes comenzar con: «Acabo de leer un libro curioso que explica las mejores preguntas que se le pueden a hacer a alguien cuando lo acabas de conocer. ¿Te importa si probamos un par de ellas y las respondemos los dos?».
Te sorprenderá lo fácil que resulta la conversación y lo valiosa que es, tal como me sorprendió a mí el día que conocí a Larry Benet. Y también empezarás a entender a las personas mucho mejor y más rápido.
PRIMERAS ACCIONES
QUE DEBES LLEVAR A CABO:
1. Anota tus cuatro preguntas favoritas de la lista de las diez anteriores.
2. La próxima vez que conozcas a alguien en el trabajo o en un entorno social, prueba dos o tres de ellas.
3. Observa cómo puedes romper el hielo y conocer mejor a alguien haciendo mejores preguntas.
Un día fui a recoger a mi amigo Danny al aeropuerto, y cuando apenas habíamos salido del aparcamiento me dijo con entusiasmo: «¡Acabo de conocer a la mujer más agradable del mundo en el avión!». Normalmente Danny no era una persona impulsiva, así que supe que había conocido a una persona realmente encantadora.
«Impresionante», respondí. «¿Cómo se llama?» «No estoy seguro», me dijo, un poco avergonzado teniendo en cuenta lo que había dicho antes. «Está bien», añadí. «¿De qué trabaja?» «No me acuerdo», respondió.
Seguí haciendo preguntas sobre esta misteriosa mujer, «la mujer más agradable del mundo», hasta que mi amigo admitió: «En realidad creo que he hablado yo todo el rato. De acuerdo, quizá he hablado yo todo el rato».
A los humanos nos encanta hablar. En un encuentro de tú a tú, casi todos preferimos hablar de nosotros mismos antes que escuchar. No hay nada de malo en eso; simplemente es lo que es. Las personas se preocupan mucho más por sí mismas y por sus familias de lo que se preocupan por los demás, y ciertamente, si eres un desconocido se preocupan mucho más por sí mismas que por ti o cualquier cosa que tengas que decir.
Una vez más, no hay nada intrínsecamente malo ni sorprendente en ese hecho, pero es un hecho. Cuanto antes aceptes esa realidad —que casi ningún extraño se preocupa por ti o por lo que tienes que decir tanto como se preocupa por sí mismo y por lo que tiene que decir—, antes serás capaz de establecer relaciones con las personas y ejercer influencia en ellas.
Dado que a los humanos les encanta hablar de sí mismos, si puedes concentrarte en escuchar de corazón y con atención a la persona con la que estás, esa persona te apreciará, le gustarás o incluso te adorará como Danny adoraba a la desconocida del avión. Incluso si no dices nada, siempre y cuando demuestres que estás escuchando, utilizando el contacto visual y el lenguaje corporal y ocasionalmente diciendo «de acuerdo» y «ya, claro», esa persona te acabára adorando. ¡Esta puede que sea la técnica más fácil de todo el libro! El secreto para que la gente te adore es callar y escuchar.
Es así de simple, aunque hay una advertencia importante: no puedes escuchar de forma pasiva como si fuera un truco de magia que aprendiste en un libro. Con eso quiero decir que no puedes hacer lo que muchos de nosotros hacemos cuando creemos que estamos escuchando, que es estar sentados allí esperando para hablar. Tienes que escuchar de forma activa y preocuparte de verdad por la persona que te está hablando. Tienes que concentrarte a fondo. Pero si haces esto (lo que requiere práctica), te ayudará a ganarte el favor y a fortalecer las relaciones con las personas.
El secreto para que la gente te adore es callar y escuchar.
Intenta resistir la tentación de hablar de ti mismo. Incluso si te hacen preguntas, evítalas o respóndelas rápidamente para luego darle a la otra persona la oportunidad inmediata de volver a hablar. Dado que a la mayoría de nosotros nos encanta hablar, esto puede ir en contra de tu inclinación natural. Si la escucha activa te resulta complicada, la mejor manera de practicar es manteniendo el silencio, por muy difícil que sea. Me encanta hablar en público, hablar en privado y, como a todos los humanos, hablar de mí mismo, y entiendo lo difícil que resulta. Pero cada vez que practico la escucha todo se vuelve más fácil.
Los aviones brindan la oportunidad perfecta para practicar esta habilidad. Dirígete a la persona que se sienta a tu lado en un vuelo y empieza a hacerle algunas preguntas. Escucha, escucha y luego escucha un poco más. Demuestra que estás interesado en ella diciendo: «Cuéntame más sobre eso». Te sorprenderá lo rápida y profundamente que puedes llegar a conocer a esa persona con solo dejándola hablar sobre sí misma.
Pero esta técnica no solo sirve para hacer un nuevo amigo. Se trata de aumentar las posibilidades de obtener algo de las relaciones. Ya sea hoy, mañana o dentro de cinco años, estarás mucho mejor posicionado para pedirle un favor, recibir un consejo o hacer negocios con esta persona gracias a que te acercaste a ella y la escuchaste. Por ejemplo, hace dos años, en un vuelo que atravesaba el país, me senté junto a un abogado llamado Steven. Le pregunté muchas cosas e hice que me hablara sobre su vida, sus metas, sus hijos y sus sueños. No teníamos demasiado en común, pero realmente aprecié haber conocido a alguien. Al final del vuelo intercambiamos información de contacto. Un año y medio después se convirtió en un pequeño inversor en una de mis empresas.
Callar y escuchar funciona para comprender a los desconocidos, pero funciona aún mejor para comprender a amigos y compañeros. Por ejemplo: hace tres años probé esta táctica en mi empresa Likeable cuando anuncié, antes de una reunión de altos cargos, que durante el encuentro no hablaría. Al principio algunos (incluyéndome a mí) estaban sorprendidos de que tuviera la intención de sentarme y escuchar, pero cuando lo hice obtuve más información sobre nuestro negocio y sus altos cargos en solo una hora que en semanas. ¡Y se sintieron más entendidos, empoderados y respetados que nunca antes, y también hizo que les gustara más como jefe!
La eficacia de esta táctica se demostró una vez más el año pasado cuando fui a un retiro de liderazgo con varios amigos cercanos, también emprendedores. Nuestro líder sugirió que tomáramos un «desayuno silencioso», y me gustó tanto que decidí permanecer en silencio durante varias horas después. No solo estaba mucho más en sintonía con las personas y el entorno que me rodeaba, sino que también me apreciaban más. Un amigo cercano me dijo, medio en broma: «Sabes, Dave, realmente me gustas mucho más cuando estás en silencio que cuando hablas».
Recuerda que las personas se preocupan más por sí mismas que por ti. La gente quiere hablar de sí misma. Escuchar y dejar que la gente hable es clave para ganárselos en la vida, en los negocios y en todas las relaciones humanas. Una vez que puedas aprovechar el deseo de las personas de hablar sobre sí mismas y sentirse escuchadas podrás establecer una mayor relación y, eventualmente, influir en todas las personas que conoces y con las que te encuentras.
El famoso escritor y orador Dale Carnegie dijo: «Puedes hacer más amigos en dos meses si te interesas por otras personas que en dos años si intentas que otras personas se interesen por ti».
Permíteme parafrasearlo: para conseguir captar la atención de los demás es más importante estar interesado que interesar.
Si no me crees, te insto a que practiques. Pruébalo, incluso en una conversación, y envíame un tuit (@DaveKerpen) explicándo tu experiencia. Te escucharé.
PRIMERAS ACCIONES
QUE DEBES LLEVAR A CABO:
1. En un viaje en avión o en tren, empieza a hablar con un desconocido: hazle preguntas y escucha sus respuestas sin añadir nada sobre ti.
2. Ten al menos una conversación en el trabajo o en el hogar enfocándote en un 90 % o más en hacer preguntas genuinas y escuchar en lugar de hablar. Si te hace sentir más cómodo, un poco antes puedes preparar a tu interlocutor. Luego, ten en cuenta tu experiencia y pregúntale a tu interlocutor o interlocutores sobre su experiencia.
Robin Williams fue uno de los actores más famosos y una de las personalidades más exitosas de todos los tiempos. Millones de personas lo admiraban, miles lo conocían y lo amaban, y docenas se sentían cerca de él. Sin embargo, en agosto de 2014, Robin Williams se quitó la vida. A pesar de todo ese amor y éxito, se sentía profundamente solo.
La misma noche que Robin Williams murió yo estaba en una fiesta en un bar en el centro de Nueva York para apoyar a un editor amigo mío. Como mi esposa ya se había ido a casa, mi plan fue hacer una aparición fugaz a la fiesta, saludar a mi amigo y marcharme. Pero como necesitaba cargar el teléfono móvil antes de regresar a casa, le pregunté a alguien de la fiesta dónde podía hacerlo. Me envió a la planta de abajo, donde conecté el teléfono y me senté en un sofá a esperar. A mi lado estaba sentada Sandy, una empleada de uno de los patrocinadores de la fiesta, de treinta y un años, que había tomado algunas copas.
«Háblame de ti», le dije, y eso era todo lo que tenía que decir. En los veinte minutos que siguieron, mientras el teléfono se cargaba, supe la historia de Sandy. Siempre la dama de honor, nunca la novia, Sandy estaba triste por no tener una pareja con quien compartir su vida. Había logrado un gran éxito en su carrera, ascendiendo en su empresa, pero me dijo que le faltaba algo. Luego me habló sobre sus ambiciones profesionales y sus miedos y desafíos. Sobre sus sueños, sobre sus metas y sobre su afición a viajar, y de casi todos los lugares que había visitado. Yo apenas abrí la boca, excepto lo de «Háblame de ti», y luego algunas palabras para demostrar que estaba escuchando. Sin embargo, Sandy se abrió como si fuéramos buenos amigos. Tal vez estaba sola, tal vez realmente estaba buscando una conexión, es difícil decirlo con certeza. Pero lo que sucedió después fue realmente impactante.
«Ha sido genial hablar contigo», le dije. «Pero me temo que tengo que irme.» Fui hacia el enchufe para recuperar mi teléfono, y entonces Sandy se dio cuenta de que ella había hablado todo el rato.
«Oh, Dios mío, lo siento mucho. No he preguntado nada sobre ti. ¿Tienes previsto viajar a algún lugar interesante pronto?», preguntó Sandy, que se empezaba a recuperar de las copas que había tomado.
«Iré a San Francisco la próxima semana para el cumpleaños de mi esposa.»
«¡Oh, amo San Francisco!», respondió ella. «Suelo ir allí por trabajo.»
«¿Por casualidad tienes alguna conexión con French Laundry?», le pregunté.
Había intentado conseguir una mesa en ese exclusivo restaurante de Napa Valley durante meses antes del viaje.
«De hecho, ¡la tengo!», respondió Sandy con entusiasmo. «Déjame hacer una llamada telefónica y veré qué puedo hacer.»
La semana siguiente estaba cenando con mi esposa en ese estiloso restaurante de Yountville, disfrutando de unos deliciosos platos en uno de los locales más exclusivos del país. Por un lado simplemente había pedido ayuda a un extraño para pasar una noche especial. Por otro, había dedicado tiempo real, unos veinte minutos de mi vida, a ayudar a llenar un vacío de soledad en la vida de alguien, algo que quizás rara vez le sucedía a ella.
Escucha para comprender, intenta conectarte de forma auténtica con las personas, ayúdalas a sentirse menos solas y te sentirás mucho más capaz de influir en ellas.
La clave de esta lección, como en muchas de las lecciones de este libro, es hacerlo de manera auténtica. Esto no significa ayudar a las personas a sentirse menos solas para influir en ellas, sino porque es lo correcto. No tenía ni idea, por supuesto, de que Sandy tuviera contactos en French Laundry. Ni siquiera esperaba que el tema apareciera en la conversación. En cambio, escuché, conecté y la ayudé a sentirse menos sola, aunque solo fuera por unos momentos, y eso me llevó a obtener exactamente lo que más quería en ese momento.
Incluso las personas psicológicamente más sanas y mejor adaptadas tienen momentos en los que se sienten solas y anhelan estar más conectadas con otros seres humanos. Al acercarnos a las personas con la intención de comprenderlas y conectarnos más profundamente con ellas nos diferenciamos de la mayoría de las personas en el mundo, a quienes no les importa o están demasiado ocupadas preocupándose por sus propios problemas como para pasar tiempo concentrándose en los demás. Cuando nos enfocamos en los demás y los ayudamos a sentirse menos solos se nos abre un mundo de oportunidades.
PRIMERAS ACCIONES
QUE DEBES LLEVAR A CABO:
1. Practica esto con tres personas, dos familiares desconocidos y un amigo o familiar. Haz preguntas a cada uno de ellos, escucha e intenta comprender y conectarte con esa persona en un nivel más profundo.
2. Inicia al menos una conversación en el trabajo en la que preguntes sobre temas más profundos de los que normalmente hablarías (si es apropiado). Deja que la otra persona se muestre un poco vulnerable y comparte también tu propia vulnerabilidad. Luego observa si sientes una conexión más fuerte con esta persona y si te sentirías más cómodo pidiéndole algo otro día.