Querido lector o lectora:
¡Qué alegría tenerte aquí! En las próximas semanas tú y yo formaremos, por decirlo de algún modo, un equipo. ¡Genial! ¡Me gusta la idea! Te prometo que la tarea no será difícil. Todo lo contrario. Únicamente necesitarás tu fuerza de voluntad para leer en profundidad (o, al menos, por encima) un consejo cada vez y probar algo nuevo durante, como máximo, siete minutos. Puedes empezar en el día de la semana que desees.
Cada consejo incluye las siguientes secciones:
Pensando en aquellas personas que no pueden esperar, al principio de cada día incluyo, justo debajo del título del consejo, la sección «Para quienes tienen prisa», que contiene un breve resumen de lo que voy a exponer. Si resulta que ese día en cuestión vas algo mal de tiempo, este apartado te permitirá hacerte rápidamente una idea del tema y decidir sobre la marcha cuándo y cómo pondrás en práctica el ejercicio de siete minutos propuesto para la jornada. Es algo así como el abstract que aparece en los artículos científicos.
Aquí explico brevemente cómo di con este consejo en mi vida o por qué lo he elegido para este libro. La mayoría de las recomendaciones que hago se basan en mi propia experiencia o en conclusiones de estudios convincentes —y, en ciertos aspectos, muy novedosos— que resultan curiosas o invitan a la reflexión.
Es probable que la mayoría de las cosas que necesites para poner en práctica los consejos estén ya en tu casa y te resulten fáciles de encontrar (eso sí, si tardas demasiado en localizarlas, te recomiendo que empieces directamente por el consejo sobre orden «¡Fuera!»
). En caso de que se requiera disponer de algún objeto un tanto especial, te avisaré al final de la semana anterior para que puedas añadirlo a tu lista de la compra para la semana siguiente.
En esta sección aparecen instrucciones concretas para que lleves a la práctica el consejo del día. Léelas atentamente y, a continuación, empieza la práctica o bien busca un hueco en tu agenda para la jornada en la que preveas realizarla. Si te sueles olvidar de estas cosas, programa una alarma en tu móvil para que te avise cuando llegue el momento de comenzar. Lo que yo suelo hacer es anotarme en la palma de la mano una serie de palabras clave a modo de recordatorio (aunque hay quien se ríe de mí por tener esta costumbre).
Cada práctica tiene efectos diferentes y particulares en nuestro cuerpo o en nuestra mente. Aquí te explico qué y cómo ocurrirá. Nosotros, los europeos, contamos con una amplia tradición de terapias basadas en la evidencia empírica; de hecho, muchas de las recetas de las terapias naturales se han transmitido perfectamente durante siglos, desde los antiguos egipcios y romanos, a través de Hildegarda de Bingen, Paracelso o el padre Kneipp, por dar solo unos pocos nombres.
La novedad, sin embargo, es que hoy en día contamos ya con estudios e investigaciones científicas muy recientes sobre muchas de estas aplicaciones. Es algo maravilloso y, a veces, también divertido. En mi opinión, cuando se comprende por qué algo es beneficioso, la motivación para practicarlo de forma regular es aún mayor. ¡Déjate sorprender por el tesoro de sabiduría que se oculta detrás de muchos de estos consejos y que te dará pistas sobre qué medidas concretas serán más útiles en tu caso!
En esta sección se exponen brevemente, a través de una serie de palabras clave, los principales efectos del consejo en cuestión, tanto sobre el cuerpo como sobre la mente y el espíritu. Además, en la bibliografía (págs. 166 y ss.) encontrarás un listado de estudios y libros con los que podrás seguir informándote en caso de que sientas especial interés por saber más acerca de un consejo y su origen.
En cualquier caso, lo importante es que, sencillamente, pases a la acción. Evita pensar «¡Ay, no, esto no seré capaz de hacerlo!»: estos consejos están pensados para todos y, además, te permitirán aprender algo nuevo, día tras día y desde el mismo momento en que los pongas en práctica. En el peor de los casos, te servirán al menos para hablar con fundamento si, en el próximo cóctel al que te inviten, sale a colación el tema de la salud. En el mejor de los casos, sin embargo, te aportarán mucho bienestar y enriquecerán tu vida, jornada tras jornada y, por tanto, ¡con un efecto muy potente!
Para quienes tienen sed de conocimiento. Si quieres saber más sobre un determinado tema y leer los estudios citados, encontrarás más datos y fuentes en la bibliografía correspondiente al capítulo en cuestión. En muchos consejos verás un pictograma en forma de libro que te remite precisamente a esa bibliografía.
Y ahora viene lo mejor para aquellas personas que tienen poco tiempo pero, aun así, quieren introducir muchos cambios en su vida: resulta que solo necesitarán siete minutos para conseguirlo. Activa la alarma del móvil y, si algún consejo te lleva más tiempo del previsto, detén la práctica si lo deseas. Aunque también puedes seguir tranquilamente con ella si ves que te sienta bien. Eres tú quien decide. Estoy convencida de que siete minutos bastan para comprender la esencia del ejercicio y averiguar qué te parece (¿genial o fatal?).
Los ejercicios que vas a probar para ver si te parecen geniales o fatales, si te gustan o si prefieres descartarlos, corresponden a un ámbito diferente (de siete, en total) de nuestro estilo de vida. Tal vez con solo estar al tanto de esto te baste, pero si te interesa saber más, te explico a continuación cuáles son esos ámbitos.
¿A quién no le gustaría vivir de una forma un poco más sana aplicando cada día una serie de pequeñas recetas y actividades que le permitan fortalecer su cuerpo para sentirse más en forma y reforzar sus defensas? Aquí se engloban consejos sobre, por ejemplo, cómo usar una envoltura caliente para las molestias de hígado o qué ejercicios oculares son adecuados para quienes pasan mucho tiempo delante de la pantalla del ordenador.
La medicina mente-cuerpo aborda tanto aspectos físicos como mentales. Créeme: este tema dará mucho que hablar en el futuro, porque la mayoría de nosotros estamos sometidos a demasiado estrés, y eso tiene numerosos efectos no solo para nuestra cabeza, sino también para todo nuestro organismo. Sin embargo, es posible canalizar adecuadamente este estrés, por ejemplo a través de pensamientos inteligentes, de la respiración controlada o de un paseo especial por el bosque.
No hay casi ningún tema que en los últimos años haya recibido tanta atención por parte del público y de los medios de comunicación como este. Y es que, para nosotros, la comida no es solo como la gasolina y el aceite del motor para un coche: nos proporciona combustible, pero también material de construcción para nuestras células, y puede reforzar nuestra salud, pero también estimular en exceso nuestro sistema inmunitario y nuestros órganos. Elige alimentos especialmente sanos para tu nutrición diaria o prueba a hacer algo nuevo, como deleitarte comiendo despacio u optar por platos veganos. Aunque solo sea durante un día.
Triste, pero cierto: si no nos cuidamos ni nos queremos a nosotros mismos, nadie podrá hacerlo en nuestro lugar. Por eso es tan maravilloso cambiar nuestros enfoques y nuestros juicios, practicar la gratitud o aprender a tomar mejores decisiones. Adoro este tema.
El movimiento es tan importante para la mente como para las numerosas partes de nuestro organismo que intervienen en él. Puede aportarnos multitud de beneficios, nos ayuda a mantenernos sanos e, incluso, previene el cáncer. Y, sin embargo, somos una sociedad sedentaria. Razón de más para poner en práctica uno o dos consejos sobre actividad física que no solo nos aportarán salud, sino también alegría, y nos permitirán evitar muchas enfermedades.
Aun cuando en la actualidad la mayoría seamos capaces de valernos por nosotros mismos, seguimos siendo seres sociales y necesitamos cercanía, protección e interacción, y también ocupar un lugar dentro de un grupo. Quien olvida este hecho pierde mucha calidad de vida y diversión y, a menudo, acaba atrapado en su propia soledad. En este terreno, los gestos pequeños pueden tener grandes resultados, también es aplicable a las relaciones con las personas de nuestro entorno .
Todos adoramos sentir placer: disfrutamos cuando se estimulan nuestros sentidos y también nos alegramos al ver un cuerpo cuidado y hermoso. Esta sección es un spa para aquellos lectores que dispongan de poco tiempo: aquí descubrirán sencillas técnicas de exfoliación, mascarillas y masajes que no solo sientan bien, sino que además embellecen.
Llegamos ahora a un contenido que aparecerán sistemáticamente cada vez que concluya un ciclo de siete días con sus siete consejos: a esta jornada me referiré como «el día del ancla». Con esta denominación quiero reflejar que se trata de una jornada en la que te tomarás un tiempo para repetir aquellas prácticas que más te hayan gustado en la última semana o incluso en las semanas anteriores. De ese modo, podrás anclar en tu cerebro tus ejercicios favoritos, hasta que se conviertan en hábitos que te encanten.
En este día repasarás todos los consejos y, si te apetece, marcarás los emojis correspondientes, en función de si las propuestas te han parecido geniales J, estúpidas L o simplemente pasables pero crees que merece la pena darles una nueva oportunidad más adelante K. Además, tendrás que decidir qué consejo (o consejos) quieres poner en práctica en esta jornada. A lo mejor al cabo de unas semanas te das cuenta de que has conseguido incorporar algunos de ellos a tu día a día. O de que, sin comerlo ni beberlo, algo en ti ha cambiado de una forma evidente. ¡Estupendo, eso significará que vamos por buen camino!
En estos días del ancla también te daré nuevas ideas para afinar o ajustar la práctica de algunos de los ejercicios. Lo ideal es que leas los consejos en el orden que se propone. Al final de cada capítulo encontrarás varios espacios en blanco en los que podrás anotar tus propias ideas y tus alternativas para adaptar mejor a tu situación una determinada propuesta. Si me lees desde la edición digital, puedes hacerlo en un cuaderno.
Si te parece bien, puedes leer la introducción que aparece al principio de cada semana, que te ayudará a programar cada práctica en los siguientes días del modo que más te convenga: por ejemplo, puedes planificar el baño de Cleopatra para la jornada en la que más te suela gustar meterte en la bañera, dejar el horneado rápido de pan para el día en que tengas la posibilidad de comértelo o reservar la técnica de respiración contra la ira para la fecha en la que prevés reunirte con tu jefe. Por lo general, da igual qué día elijas para probar una práctica determinada. Pero, para decidirte en apenas siete segundos, conviene que leas la breve introducción que aparece al principio de cada consejo.
Así pues, ¡empecemos! Vayamos consejo a consejo, con el cronómetro siempre en marcha. Te deseo que disfrutes mucho de este proceso y, sobre todo, que aprendas de él. Encontrarás las prácticas que son adecuadas e importantes para ti. Si alguna no te gusta, descártala, así de sencillo. ¡No le des más vueltas! Cuando hayas recorrido estoicamente todos los consejos de siete minutos de la semana, te darás cuenta de que muchas cosas en tu vida habrán cambiado. ¡Y para bien! ¡Te lo prometo!