
Para empezar a hablar sobre el objetivo, te propongo que leas este diálogo entre el gato de Cheshire (el gato de las sonrisas) y Alicia, sacado del libro Alicia en el país de las maravillas. Fíjate:
Alicia: ¿Podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí?
Gato: Depende de adónde quieras llegar.
Alicia: Eso me da igual.
Gato: Entonces, da igual qué camino escojas.
¿Qué te parece lo que le contesta el gato? La verdad es que la respuesta es muy acertada. Si no sabes qué quieres conseguir, es difícil establecer qué tienes que hacer para lograrlo.
El coaching es el arte de fijar un objetivo. Sin objetivo, no hay coaching. La primera pregunta que debes responderte es la siguiente: «¿Qué quiero conseguir?». Así, a primera vista, parece fácil de contestar, pero no es tan sencillo como parece.
En muchas ocasiones, no sabes exactamente qué quieres o tienes una idea confusa de qué pretendes lograr. O tienes claro lo que no quieres, pero no lo que sí quieres.
Sin embargo, una vez que te lo planteas, es probable que se abra la caja de Pandora, aunque, a veces, a continuación se produce un silencio eterno, tal vez porque jamás te lo has preguntado de ese modo o bien porque has contestado a la pregunta según lo que los otros querían para ti y no lo que tu querías.
Una vez que ya sabes lo que quieres, es el momento de redactar un objetivo, un paso que puede resultar sencillo, pero que requiere la máxima atención para que tu objetivo sea poderoso. Por ello, para que sea potente, es importante que el objetivo cumpla unos requisitos, basados en la técnica PRAMPE (Personal-Realista-Acordado-Medible-Positivo-Específico): en primer lugar debe ser Personal, lo que significa que depende de ti y de nadie más; Realista, en el sentido de alcanzable y que te transmita confianza en cuanto a tu capacidad de alcanzarlo; Acordado, es decir, que estés de acuerdo en trabajar para conseguirlo y que nadie te lo haya impuesto en contra de tu voluntad; Medible, o sea, que se pueda medir objetivamente, mediante números, escalas, etc.; también debe ser Positivo, enfocado en lo que sí deseas lograr en lugar de lo que no deseas; y por último debe ser Específico, esto es, a mayor concreción, mayor probabilidad de éxito, por lo que no lo dejes abierto, concrétalo al máximo posible. Por ejemplo, no es lo mismo decir «No quiero comer azúcar», que decir «Quiero dejar de poner azúcar en el café de la mañana».
Estos requisitos determinarán que tu objetivo sea poderoso y te mantenga motivad@ para lograr lo que deseas. Sin un objetivo concreto, no podemos iniciar un proceso de cambio, ya que acabaríamos navegando sin rumbo y gastaríamos energías en vano.
Así pues, como has visto, tener el objetivo claro es imprescindible para dar el primer paso en cualquier proceso. Por esta razón, hemos diseñado varias herramientas para que te resulte más sencillo definir el objetivo que deseas lograr, ya que no siempre es fácil saber qué queremos conseguir.
Puede que tengas una idea o un deseo sobre lo que te gustaría obtener, pero careces de propósito fijo y concreto. Con estas herramientas serás capaz de averiguar qué quieres y también qué tendrás que hacer para conseguirlo.
Lo más importante siempre será plantearte una pregunta poderosa: ¿Qué busco? ¿Qué quiero lograr? ¿Dónde me gustaría verme dentro de un año?
HERRAMIENTAS PARA TRABAJAR EL OBJETIVO:
• Atrévete a conducir tu tren.
• Beneficio secundario.
• Cambio de hábitos.
• Ecuación de la salud.
• El árbol de los valores.
• La balanza.
• La barca de las acciones.
• La lámpara mágica.
• La Rueda de la Alimentación.
• Marcadores de éxito.
• Mi equipaje.
• Mi plan trimestral.
• Opciones para mejorar mi salud.
• Plan de acción.
• Valorando mis progresos.
• Valores.
• Yo elijo lo que como.