El amor no se crea
ni se destruye
El amor no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Nadie puede hacer que tu corazón deje de amar, sólo cambia la forma en que lo hace. Si te han hecho mucho daño, seguramente ames con mucho cuidado, protegiendo tu interior tanto que sea muy difícil entrar de nuevo a las ruinas de todos los amores pasados que te hicieron sentir así. Si nunca te han hecho daño, seguramente tengas un corazón alegre, abierto a seguir latiendo por quien se merezca tu latir.
Somos ingenuos que se creen que pueden dejar de amar así como así, como si el amor desapareciera pulsando un simple botón en nuestro interior. Que si cerramos puertas, ventanas, ojos, caricias y oídos, nadie podrá llegar de nuevo a ese lugar en el que tanto nos dolieron.
Lo harán de nuevo, algún día. Por eso digo que el amor sigue estando ahí, dentro de ti, transformado en algo diferente al amor que podías sentir hace algún tiempo. Es una persona en sí misma, que cambia su carácter con el pasar de los años según las vivencias que haya ido superando. Porque sí, el amor todo lo supera, por mucho que pueda llegar a doler.
El amor es un regalo que se cuida cada día, que nunca se abandona a la mitad de la carrera, pues si lo haces dejas colgando en el aire a quien lo ha dado todo por ti. Y cuando comienza a caer en el vacío de tu indiferencia, te arrepientes y alargas la mano queriendo arreglar así tu ausencia. Pero nunca atrapas la suya, el amor no espera por nadie. Se pierde todo lo que habías construido en un segundo de debilidad, en un verso mal puesto en aquel poema que estabais escribiendo y que terminó en historia de terror.
Y por eso seguimos fluyendo siempre, camino al mar, al amor definitivo que nos encuentre en el momento perfecto, ése en que al fin estamos preparados para amar, y que nos amen, como estamos destinados a hacerlo.
