CAPÍTULO 1 EL CALENDARIO: UN MISTERIO DE MÁS DE DOS MIL AÑOS

¿Por qué SEPTiembre no va en la SÉPTima posición, ni OCTubre en la OCTava? ¿Por qué decimos «orientarnos» si lo que buscamos es el norte y no oriente? ¿Por qué los ingleses llaman Sunday (‘día del Sol’) al domingo? ¿Por qué en el belén el niño estaba desnudo en pleno diciembre con el frío que debía de hacer? ¿Por qué el símbolo del dólar es una S y no una D? ¿Por qué la Biblia se divide en el Antiguo y el Nuevo Testamento si no es un testamento? ¿Por qué la FLAUTA DE PAN está hecha de madera y no de pan?

La historia nos ha dejado multitud de preguntas sin responder y errores gravísimos que necesitan ser corregidos. Para resolverlos, tendremos que hacer un recorrido por la historia, por los dioses y por las estrellas; un recorrido lleno de sorpresas en el que, en cada párrafo, exclamarás «Oh, my God!».

Comencemos por la primera de las cuestiones: ¿por qué los meses están mal?

Piénsalo:

Para poder resolver esta cuestión, hace falta una exhaustiva investigación. Comencemos analizando los nombres de nuestros meses.

El origen de los nombres de los meses

Increíblemente, el origen de los nombres de los meses no está claro. Veamos la versión oficial más aceptada:

Enero. Viene del latín ianuarius y recibe su nombre en honor al dios Jano. JANvier en francés, JANuary en inglés. Es Jano para todos. Se representa como un hombre con dos caras y es el dios de las puertas, los principios y los finales. Además, puede mirar hacia delante y hacia atrás, como Leticia Sabater, lo cual es muy simbólico en el inicio del año: miras al futuro, pero haciendo balance del año anterior. Es lógico que lo eligieran para el primer mes.

Los romanos adoraban a Jano por ser el inventor del dinero y la agricultura y por ayudarlos en las guerras. Cuando tenían una, abrían las puertas de su templo para que los asistiera. Por ejemplo, en un ataque de los sabinos, la leyenda cuenta que Jano hizo brotar agua hirviendo para echarlos.

EQUIVALENCIA DE DIOSES ROMANOS Y GRIEGOS

Janono tiene equivalente

PlutónHades

MarteAres

JúpiterZeus

VenusAfrodita

CaelusUrano

SaturnoCronos

MaiaMaia

MercurioHermes

JunoHera

DianaArtemisa

Apolo FeboApolo

NeptunoPoseidón

BacoDionisio

HérculesHeracles

MinervaAtenea

FaunoPan

OpsRea

VulcanoHefesto

Febrero. Recibe su nombre por Februa, una fiesta de purificación anual que celebraban los romanos y que incluía limpieza y velas. Este ritual lo heredaron de los sabinos, habitantes de la Italia prerromana. Este festival de purificación tenía que ver con la limpieza del cuerpo y el alma y, para ello, se aprovechaban las lluvias de febrero. Era importante purificar las almas antes de empezar el año, que, en esa época, comenzaba en marzo. Lo más curioso es que los cristianos, el 2 de febrero, celebran la Fiesta de la Purificación de María, también llamada la Candelaria. ¿Coincidencia? No lo creo: el día de la Candelaria se ponen velas para la purificación. Y es que candela significa ‘vela’. ¡Todo encaja!

Además, Februus, la deidad relacionada con Februa, parece ser la versión sabina y etrusca de Plutón, el dios del Inframundo (Hades para los griegos), ya que era el dios de la purificación de los muertos. Esta asociación con el Inframundo hizo, aparentemente, que febrero fuera considerado el peor mes… y por eso tiene menos días.

Marzo. Le debe su nombre a Marte, el dios de la guerra, muy importante para los romanos. En inglés, March, en francés, Mars. El año en Roma empezaba en marzo porque las campañas militares comenzaban ese mes, y así eran «bendecidas» por Marte.

De Marte viene la palabra marcial (‘relacionado con la guerra’), como la ley marcial, que sirve para establecer el orden en un país cuando hay violencia en las calles, o las artes marciales (artes de lucha).

Marte es hijo de Júpiter, que, transformado en pájaro, había embarazado a la diosa Juno. Su esposa es la diosa de la guerra, Belona (de ahí la palabra bélico), aunque su amante favorita siempre fue Venus, la diosa del amor, con la que tuvo romances muy simbólicos. ¿Cuántas películas se llaman El amor en tiempos de guerra o algo parecido?

Abril. Los expertos no se han puesto de acuerdo aún. Puede venir de Afrodita (Venus para los romanos) o de aperire (‘abrir’), por la apertura de las flores en primavera. Aparentemente, tiene mucho más sentido que responda al nombre de una diosa porque el resto de los meses tienen nombre de dios, aunque Afrodita es la versión griega y no la romana. Sospechoso. Debería ser por Venus, su nombre romano, y no por Afrodita, ¿verdad? Más adelante veremos por qué, efectivamente, responde a Afrodita.

El propio nombre de Afrodita viene de aphros (‘espuma’), ya que nació de la espuma que provocó Urano cuando su semen cayó al mar después de que su hijo Cronos le cortara el carné de padre con una hoz.

OMG! ¿Sabes que el vestido de sevillana (y todos los que tienen volantes en general) intentan representar la espuma de Afrodita en el mar?1

Mayo. Proviene de Maia, diosa de la fertilidad, la primavera y la castidad. Maia era «la Bona Dea» (‘Buena diosa’). Su nombre significa ‘pequeña madre’ (¿o quizá sea mejor traducirlo como «mami»?). De hecho, Zeus la hizo madre de un dios muy importante: Hermes (Mercurio).

En su honor se celebraba una ceremonia de la que se sabe poco porque los ritos eran secretos. En ellos solo podían participar mujeres y estaba estrictamente prohibida la presencia de cualquier hombre e incluso de animales machos. Como mucho, algún Satisfyer y poco más.

Los romanos llamaron Maia a la diosa de la primavera y la fertilidad, y ¿cuál es el insecto que se dedica a polinizar las flores para traer la fertilidad al mundo? ¡La abeja! ¡La abeja Maya! No creo que sea una coincidencia, porque el creador del libro La abeja Maya era nazi (los nazis eran grandes admiradores del Imperio romano) y el libro original estaba plagado de simbología. Seguramente estés pensando «Maia es una diosa poco conocida como para tener un mes». Estás en lo cierto. Más adelante investigaremos qué ocurrió aquí para que esta diosa «de segunda» tenga un mes a su nombre.

Junio. Debe su nombre a Juno (Hera para los griegos), una de las tres diosas principales de Roma (es la reina de los dioses, nada menos). Hija de Saturno, es hermana gemela y esposa de Júpiter (Zeus).

Diosa madre, era también la diosa romana de la feminidad y la maternidad. Fue ella quien inventó la frase «¿Qué te crees, que soy el Banco de España?».

Durante mucho tiempo, Júpiter intentó cortejar a Juno sin éxito, pero finalmente ella se apiadó de él cuando se convirtió en pajarito (Júpiter siempre se convertía en animales u otras personas para conseguir sus conquistas). Ella lo puso en su seno maternalmente, y Júpiter, para variar, tomó su forma normal y la violó. Juno, por vergüenza, se casó con él y su noche de bodas duró trescientos años. Como regalo de bodas, la gran diosa Ops (Gea) le regaló un árbol de manzanas doradas que plantaron en el Jardín de las Hespérides, custodiado por un dragón. Este árbol prohibido será motivo de muchos mitos y leyendas para los héroes venideros.

Juno era celosa, y eso, unido a que estaba casada con Júpiter, el más golfo del Olimpo, la empujaba a ir tomándose salvajes venganzas aquí y allá, especialmente con los hijos ilegítimos que tenía él con las humanas. Sobre todo, le cogió mucha tirria a Hércules, a pesar de que Heracles significa ‘gloria de Hera’.

Los tres meses de la primavera están dedicados a diosas, así que esta estación es femenina como ninguna otra, como bien intenta transmitir metafóricamente el grupo Mamá Ladilla en su poética y refinada canción «Primavera, primavera: tetas y culos y culos y tetas». Con rima asonante, además.

En inglés, «primavera» se dice spring (‘brotar, nacer’), y en francés, printemps (‘primeros tiempos, primera estación’).

Julio. Originalmente se llamaba Quintilis (‘quinto mes’), pero se le dio ese nombre por Julio César siglos más tarde. A pesar de que César fue buen cónsul (presidente del Gobierno), en el Senado se lo querían cepillar, lo que provocó una guerra civil en la que César, vencedor, fue declarado Dictator Perpetuus. Conquistó La Galia y expandió Roma con gran éxito.

Le pusieron su nombre al mes Quintilis cuando murió asesinado por sus amigos Bruto y Casio, que lo traicionaron. Su muerte provocó otra guerra civil entre los opositores de César y sus seguidores. Estos últimos ganaron y formaron un triunvirato con tres cónsules.

Agosto. Adoptado por César cuando era pequeño, Octavio Augusto fue parte del triunvirato vencedor de la guerra tras la muerte de César. Al tiempo quedó como único dictador y después pasó a ser el primer emperador de la historia de Roma (como lo oyes: César NO fue emperador), siéndolo, además, más tiempo que ningún otro. Inició la época llamada pax romana, con dos siglos sin apenas conflictos. Anexionó muchos territorios al norte y noreste de Italia y la cordillera cantábrica en Hispania. Distinguirás a Octavio Augusto porque siempre estaba haciendo el baile del Saturday Night Fever y llevaba una escoba sin cepillo. El mes Sextilis pasó a llamarse agosto porque lo mandó él mismo. Y encima le puso un día más, para tener los mismos días que julio.

Y es que tener un mes a tu nombre es la forma más grande de ser eterno como un dios.

Los meses están desordenados

Los nombres de septiembre, octubre, noviembre y diciembre corresponden a las posiciones que se les asignaron: septiembre, el séptimo; octubre, el octavo, etc., pero, como hemos visto antes, esas posiciones hoy en día ¡están mal! SEPTiembre debería ser el SÉPTimo mes, pero es el noveno.

¿Cómo puede existir un fallo tan clamoroso en el orden mundial de las cosas? Pues por culpa de nuestros antepasados: los romanos. Para poder entender qué pasó ahí, tendremos que estudiar brevemente… ¡el origen de Roma!

Según la leyenda, cuando Troya es derrotada por los griegos (Troya está en Turquía, aunque tenía cultura helenística), un príncipe troyano, Eneas, huye con su hijo y protagoniza la Eneida, un periplo parecido a la Odisea con viajes y aventuras que le harán llegar a Italia, al Lacio, o en latín Latium (de aquí venimos los latinos y el latín). Apolo, el dios de las artes, les profetiza que allí tendrán un reino eterno. Ese reino será Roma: la ciudad eterna.

Eneas y un grupo de troyanos llegan a la costa oeste de Roma y conocen al rey de los aborígenes que vivían allí, Latino. Este fue la personificación de todos los latinos que vivían en el Latium y ayudará a Eneas y los suyos, que acaban fundando una «nueva Troya» a la que llamarán Alba Longa (la predecesora de Roma).

Recorrido de Eneas en la Eneida

WTF? Los nombres de los cantantes Romina y Al Bano significan ‘de Roma’ y ‘de Alba Longa’, respectivamente. Che casualità!

Esta nueva ciudad florece durante varias generaciones de reyes hasta llegar al rey Numitor, quien gobernaba alegremente hasta que su malvado hermano Amulio lo traicionó, le quitó el trono y mató a todos sus sobrinos para que no pudieran reclamarlo en el futuro. Solo dejó viva a una sobrina, Rea Silvia, a la que obligó a ser sacerdotisa. De esta manera, tendría que permanecer virgen. Un plan perfecto.

Pero el rey Amulio no podía imaginar lo que iba a suceder: un día, estando Rea Silvia en su sesión de aquagym matutina, se encontró con Marte, el dios de la guerra. Él le metió ficha, pero Rea le explicó que era virgen, lo cual no detuvo a Marte, que la violó y la dejó embarazada.

Y no tuvo un hijo, no. Tuvo dos y se llamaron Rómulo y Remo.

En Alba Longa las paredes hablaban y alguien le fue con el cuento al rey Amulio, que ordenó matar a los chiquillos. Rea Silvia se enteró y, aterrada, metió a los niños en una cesta y los arrojó al río Tíber. Los pequeños bajaron las aguas del río y se atascaron en una orilla, donde una loba llamada Luperca oyó el llanto de los gemelos. La loba, en vez de comérselos, los cuidó y les dio «lo más vital no más». Así estuvo un tiempo hasta que aparecieron un pastor, Fáustulo, y su mujer, que se hicieron cargo de los niños.

OMG! Este mito deja una teoría curiosa. Según el historiador Tito Livio, la mujer del pastor que encontró a los hermanos era prostituta. Y ¿qué tiene que ver? Pues que el término loba (en latín lupa) significa también ‘puta’, y de ahí la palabra lupanar para referirse a los puticlubs. Según esto, quien amamantó a Rómulo y Remo podría no ser una loba, ¡sino una prostituta! Si analizas ahora la letra de Shakira en «Loba», quizá la interpretes de otra manera.

Pasados los años, Rómulo y Remo se enteraron de toda la historia y volvieron a Alba Longa para matar a Amulio. Una vez conseguido, le devolvieron el trono a su abuelo Numitor, que, en agradecimiento, les concedió territorios al noroeste del Lacio para que fundaran su propia ciudad.

En la discusión entre Rómulo y Remo por decidir dónde instaurar su ciudad, Rómulo acabó matando a Remo. Quién no ha discutido con su hermano alguna vez, ¿verdad? Así, Rómulo le dio el nombre a la ciudad de Roma, que fundó en la colina del Palatino (una de las siete que había) en el año 753 a. C.

A la ciudad recién fundada empezó a llegar gente de aquí y de allá. Muchos latinos subieron desde Alba Longa, a los que se les unieron multitud de sabinos y etruscos comerciantes que venían del norte. Bajo el mando de Rómulo construyeron sus chozas y les empezó a ir bastante bien, con lo que empezaron a ocupar las otras seis colinas de Roma y pronto conquistaron más territorio. Había nacido la ciudad que daría lugar al Imperio romano, la base de nuestra civilización.

Bien, volvamos al calendario. ¿Por qué están mal los meses?

Al nacer Roma en el 753 a. C., Rómulo creó un calendario de solo diez meses que empezaba el 1 de marzo y acababa el 31 de diciembre (siendo DICiembre el mes DÉCimo). Una cazurrada considerable, teniendo en cuenta que en otras civilizaciones más antiguas ya existían calendarios solares de 360 días (bastante más ajustados), pero, al fin y al cabo, era un pueblo bastante primitivo aún. Se ve que el experto en calendarios era Remo…

El fallo tiene su origen en que era un calendario lunar, es decir, que se guiaba por los ciclos de la Luna. La Luna tarda 29 días y medio en hacer un ciclo, así que, a veces, los meses tenían 29 días y, a veces, 30, y así lo compensaban. Lógico. De hecho, la palabra mes viene de mensis (ciclo lunar en griego), como la MENStruación, que te viene cada veintiocho días y tienes que comer chocolate.

El año tenía solo 304 días y luego lo paraban todo durante dos meses hasta completar 354 días. Como no llegaban a 365 días, que es lo que tarda la Tierra en dar una vuelta alrededor del Sol, las estaciones, poco a poco, se les iban de las manos. Si lees las crónicas de las batallas de los romanos, verás que a lo mejor están en agosto y se están pelando de frío, o que en diciembre pasaban calor. Era un descontrol.

Los meses, a cambio, tenían estos bonitos nombres. ¿Recuerdas por qué reciben los meses sus nombres?

Su año comenzaba en el calendas martius («calendas de marzo»), es decir, el primero de marzo, ya que este era el mes de preparar las campañas militares (como ya vimos, marzo viene de Marte: el dios de la guerra). Además, los cónsules (los presidentes del Gobierno) eran elegidos el 15 de marzo: los famosos Idus de marzo (los Idus eran días de fortuna que caían el 13 o el 15).

¿Te parece raro empezar el año en marzo? ¿Por qué? Y, ¿cuáles son las cuatro estaciones del año? Contesta a las preguntas antes de seguir leyendo.

¿Por cuál has empezado? Por primavera, ¿no? ¿Y en qué mes empieza esa estación? ¡En marzo! ¿Y los signos zodiacales? ¿Cuál es el primero? Aries, que empieza en marzo. De hecho, primavera significa ‘primera estación’. En realidad, el año debería empezar en primavera. Es mucho más lógico.

Como te decía, al primer día del mes lo llamaban calendas, y de ahí la palabra «calendario». Este día tenía la particularidad de que debía salir un encargado a decir cuánto iba a durar la semana porque las semanas podían durar ¡entre cuatro y nueve días!

***

Lo que te voy a contar a continuación sigue siendo la historia oficial que se acepta. Al aprenderla yo, descubrí que hay algo que no tiene sentido. Intenta ver qué es lo que no encaja mientras lo lees.

El segundo rey de Roma, Numa Pompilius, trató de acompasar el calendario con las estaciones añadiendo dos meses más al final, a los que llamó enero y febrero (Ianuarius y Febraius): como ya sabes, a Ianuarius lo llamaron así por Jano, el dios de las entradas y las salidas, un dios que miraba hacia delante y hacia atrás, al futuro y al pasado. A febrero lo llamaron así por el festival de Februa, celebrado a mediados del mismo mes: un festival de purificación que ya hacían los etruscos y sabinos aprovechando la época de lluvias.

El calendario les quedó así:

  1. Martius (31 días)
  2. Aprilis (29)
  3. Maius (31)
  4. Iunius (29)
  5. Quintilis (31)
  6. Sextilis (29)
  7. September (29)
  8. October (31)
  9. November (29)
  10. December (31)
  11. Ianuarius (29)
  12. Febraius (28)

Como ves, intentaron que todos los meses tuvieran días impares, porque eso daba buena suerte. Pero al pobre febrero lo dejaron con 28. Quizá, por la relación entre Februus y Plutón (Hades) el rey del Inframundo, lo consideraban un mes malo.

¿Has visto lo que no tiene sentido? ¿No te llama la atención? A mí no me deja dormir. ¿Cómo es posible que le pusieran Ianuarius por Jano al mes 11, si no es ni el primero ni el último? Jano, dios de las entradas y salidas, es un mes que por lógica debería estar el primer mes desde el principio. Nadie le pone un nombre así al mes número once, lo cual supone que la historia está mal escrita. Aquí hay un error gravísimo que requiere de más investigación si queremos solucionarlo. Además, si te fijas, los meses no responden a un orden lógico, como la semana (que responde a los planetas). Son dioses que parece que estén puestos al azar, y eso no es normal en nuestros queridos romanos. Algo querían decir con estos nombres, pero nadie sabe qué. Tú y yo tenemos que descubrirlo. Sigamos estudiando.

Ahora los años tenían doce meses, pero solo 355 días, lo cual, a veces, tenían que compensar añadiendo un mes cada dos años. Estos ajustes y desajustes los utilizaban los cónsules para sus intereses políticos y corruptelas. Si, por ejemplo, un senador iba a perder el cargo, alargaban ese mes con más días o ese año con un mes extra para que pudiera maniobrar. Nada que no hubieran hecho nuestros políticos de hoy en día.

Varios siglos más tarde, se decidió que había que adelantar el inicio de año. Y en esto tuvimos la culpa los españoles: Roma ya había conquistado muchísimo territorio, y, en Hispania, el pueblo celtíbero de los Belos (en la actual Calatayud, Zaragoza) empezó a revolucionarse. En Roma empezaron a temer que, si esperaban a marzo para la elección del nuevo cónsul y el inicio de las campañas militares, a los Belos les daría tiempo de montar sus defensas y, lo más importante, les pillaría el invierno, y desde Roma sabían el frío que hacía en esas tierras, maño. Por tanto, ese año, en el 153 a. C., el cónsul se eligió el día 1 de Ianuarius (en lugar del 15 de Martius) y el inicio del año pasó por fin a enero, lo que le permitió a Ramón García amasar una fortuna.

Este es el momento en el que enero pasa a ser el primer mes, febrero el segundo, y todos los meses se desplazan dos posiciones, con lo que empieza el error catastrófico que ha llegado hasta hoy. Por eso SEPTiembre está en la NOVena posición y OCTubre en la DÉCima.

Para arreglarlo, deberíamos cambiarlo y tener: enero, febrero, marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto, noviembre, diciembre, onciembre y dociembre. ¡Arreglao!

***

¡Enhorabuena! Ya hemos resuelto la pregunta inicial, pero ahora tenemos otra duda aún mayor: enero no puede haber recibido ese nombre por Jano, porque lo pusieron el número once. Hasta el año 153 a. C. no se cambió de sitio el principio de año, lo que quiere decir que estuvieron seis siglos con Jano dándole nombre al undécimo mes. Realmente, no tiene ningún sentido. Es imposible que el dios de las entradas y las salidas estuviera en esa posición y esto lo tenemos que resolver.

El problema es que de esa época no hay nadie vivo y nadie lo ha explicado anteriormente. Somos nosotros contra la historia, pero tenemos dos armas: la lógica y nuestra inteligencia. ¿Lo conseguiremos? Yo creo de que sí.

Comencemos por comparar el calendario romano con el calendario de todas las religiones para ver si hay alguna conexión. La más evidente parece la siguiente: en el calendario nórdico, a noviembre lo llaman frermánuðr («mes helado»), y «hielo» en latín se dice gelus (parecido a Gennaio). ¿Podría ser que febrero sea por el hielo? No. Esta teoría no tiene sustento. La única conexión con otros calendarios no es lo suficientemente buena. Así que, de momento, se va a la basura, al contenedor de investigaciones fallidas.

***

Habrá que seguir pensando. ¡Quizá Ianuarius no tiene ese nombre por Jano, sino por otra cosa! Miremos el diccionario. Mmmmm… En latín todo lo que empieza por ian- tiene que ver con puertas, ¡no hay nada más! Enero debe su nombre a Jano, aunque no tenga sentido. Esto es un fracaso. Hay que dejar enero. Lo mejor será investigar febrero, a ver si sale algo. ¡No desesperemos! La vida del detective es muy dura.

Febrero tiene en su etimología Februa, una tradición de purificación celebrada el 15 de febrero… No tiene sentido que se ponga el nombre por un ritual y no por un dios… Pero, ojo: Februa es una celebración a Februus, que ya hemos dicho que es una divinidad de origen sabino o etrusco que surge con esta tradición, aparentemente relacionada con Plutón, el dios del Inframundo. Esa relación es la que hace que febrero sea considerado un mes «malo» y lo dejaran con solo 28 días. Sin embargo, Plutón, el dios del Inframundo, no conecta en nada con Jano, con lo cual no nos sirve de mucho. Tenemos que seguir estudiando al misterioso Februus.

PRIMER SOSPECHOSO: FEBRUUS

¿Quién es exactamente? ¿Por qué un dios del que ni habíamos oído hablar en nuestra vida tiene un mes a su nombre? Los días de la semana y los planetas tienen nombres de dioses muy conocidos por todos. ¿Por qué entonces Februus tiene un mes? ¿Qué oculta? (Léase con voz de Gloria Serra).

Estatua de Aplu, el Apolo etrusco

Lo primero que vemos es que Februus no es un dios originalmente romano, sino que viene de los sabinos o de los etruscos, los vecinos del norte de Roma y la civilización más avanzada de Italia en esa época. Los etruscos parecen tener su origen en alguna migración desde Anatolia (actual Turquía), porque conjugan un arte y una religión claramente influidos por los griegos, pero también hay en ellos toques claramente orientales (basta con mirar los ojos de sus estatuas).

Algunos de sus dioses y héroes tienen un nombre abiertamente heredado de los griegos, como Aplu (Apolo), Persipnei (Perséfone, la mujer de Hades), Achile (Aquiles), Eason (Jasón)…, lo que demuestra que provienen de una cultura helenística.

Otros tienen nombres que claramente son predecesores de los dioses romanos: Satres (Saturno), Menrva (Minerva), Artume (Artemisa), Uni (Juno)…, de donde se desprende la importancia de la cultura etrusca para Roma. Hay que recordar que Etruria era una sociedad mucho más antigua y avanzadísima en comparación con las tribus de pastores que vivían en el Lacio antes de que surgiera la ciudad eterna.

Esto nos hace ver que la influencia de los griegos en Roma no solo viene por Eneas y los troyanos que llegaron al Lacio, sino también por los latinos, los sabinos y los etruscos, lo cual es totalmente lógico.

Otros dioses etruscos no tienen parecido con nada, como Februus, nuestro sospechoso. Bueno, no se parece nada el nombre, pero sí sus funciones: es un dios del campo, protector de pastores y rebaños, lo que lo convierte, sin ningún género de duda, en el equivalente de… ¡¡Pan: el Fauno!! Para los romanos, Februus y Fauno acaban siendo lo mismo, igual que Albert Rivera y Pablo Casado. Vaya, ¿entonces Februus no es Plutón?

¿Puede ser que Februus sea también Fauno?

¡Qué bien! ¡Tenemos otro sospechoso!

SEGUNDO SOSPECHOSO: FAUNO

¿Por qué la FLAUTA DE PAN es de madera y no de pan?

Fauno es el nombre romano para Pan, un semidiós griego mitad hombre mitad cabra. Era una de las divinidades más populares entre los indígenas del Lacio prerromano. Protector de los pastores y rebaños, a Fauno le debemos la palabra fauna (y a la diosa de las flores, Flora, el término flora).

Era el dios de los bosques y podía ver el futuro con sus profecías, como Fernando Simón, pero al revés. Pero, aunque hacía cosas buenas, era lujurioso y travieso. Cuando Pan veía a gente, la asustaba y la hacía entrar en pánico (de ahí el origen de la palabra).

Se lo suele representar con una flauta de tubos inventada por él mismo. Si ves la película Pan (una revisión del clásico Peter Pan), verás que hacen mucha referencia a la flauta de Pan. La madre de Peter lo abandona y le deja un colgante con una flauta de Pan en el cuello. Y es que Peter podría estar basado en Pan (tiene orejas puntiagudas y toca una flauta de tubos).

***

¿De qué es dios Fauno? Fauno es el dios de los campos y los bosques... No parece que eso nos lleve a ningún sitio. Pero ¡atención! ¡Aquí hay algo más! Según el mito… ¡Fauno fue el tercer rey de Laurentum (el lugar al que llegó Eneas por primera vez, y también primera «capital» del Lacio)! Esto suena importante.

Eneas llegó a Laurentum con su hijo Ascanio y un séquito de troyanos.

Además, Fauno es ¡¡el padre de Latino!!, la personificación del pueblo del Latio y rey de los aborígenes (pueblo más antiguo de Italia).

Latino era el rey de Laurentum en el momento en el que llega Eneas desde Troya. Primero piensa en atacar a los troyanos para evitar que formen una colonia, pero, finalmente, aconsejado por los dioses, ve que debe asociarse con él y para sellar el pacto le da la mano de su hija Lavinia. Eneas fundará una nueva ciudad, Lavinio, en honor de su nueva esposa.

***

Pero Lavinia estaba ya prometida con Turno, el rey del pueblo vecino, que se había quedado compuesto y sin novia y no lo iba a aceptar, así que le declaró la guerra a Latino con su ejército. Este último se unió a los troyanos para defenderlo y murió en combate, por lo que Eneas fue declarado rey de Laurentum.

Eneas también muere al poco en una batalla y su hijo Ascanio toma el poder. Treinta años más tarde, decide fundar una nueva ciudad a la que llama Alba Longa. Sus descendientes, Rómulo y Remo, acabarán fundando Roma.

¿Recuerdas quién mató a quién en esta lucha fratricida? ___ mató a ___.

Ascanio, fundador de Alba Longa

Visto lo visto, podemos decir que Fauno, como padre de Latino, es el «padre» de todos los latinos. ¡La investigación está en un punto muy caliente! ¡Continuemos!

¿Qué puntos tienen en común Fauno y Februus? Vaya, aquí hay un dato que parece importante: las fiestas de ambos… ¡se celebraban el mismo día! Investigando un poco, vemos que, aparte de la Februa, el día 15 de febrero se celebraba una fiesta en honor a Fauno Luperco llamada…

LOS LUPERCALES

¿Fauno Luperco? ¿Eso qué es? ¿El apellido? Lo mejor será leer la fábula, que dice que… ¡¡¡habría sido Fauno quien se habría convertido en la loba Luperca y habría amamantado a Rómulo y Remo!!! ¡Bingo! ¡Esto es una pista del tamaño de un estadio! Y recordemos que no solo fue la loba que amamantó a Rómulo y Remo: ¡¡además es el tercer rey mítico de Roma!! De repente, Fauno es un personaje importantísimo en todo este asunto.

El 15 de febrero era una fecha especial, sin duda, porque se celebraban:

Todas estas fiestas parecen fusionarse en unas Lupercales 2.0 en las que se adora al Fauno Luperco. Estas se empiezan a celebrar bajo el reinado del segundo rey de Roma: Numa Pompilius.

Los romanos habían dedicado un santuario, el Lupercal, al pie de la ladera de la colina del Palatino (como recordarás, una de las siete colinas que hay en Roma, y la elegida por Rómulo para fundar la ciudad), en la cueva donde la leyenda cuenta que el pastor Fáustulo encontró a los gemelos Rómulo y Remo.

En estas Fiestas Lupercales se realizaban ritos de purificación, como en Februa, pero, además, se ofrecía el sacrificio de una cabra (por Fauno) y un perro (por la loba). A ello le seguía la segunda parte del rito, donde dos jóvenes sacerdotes «Lupercos» desnudos se iniciaban en su oficio, con el rostro bañado de sangre de los animales, y corrían desnudos a toda velocidad alrededor del Palatino golpeando a cualquiera que se encontrasen con sus februare: látigos hechos con las pieles de la cabra. Las mujeres fingían huir, pero se dejaban porque se suponía que el ritual les proporcionaba fecundidad.

Como resultado de fusionar las fiestas, el dios Februus pasa a ser identificado con Fauno. ¡¡¡Februus y Fauno se convierten en el mismo dios!!!

Ya tenemos cuatro pistas clarísimas:

  1. Februus es Fauno.
  2. Fauno fue un rey mítico del Lacio.
  3. Fauno es el padre de Latino, personificación de todos los latinos, como tú y como yo.
  4. Fauno se transforma en la loba que amamanta a Rómulo y Remo.

CONCLUSIÓN: ¡¡Febrero le debe su nombre a Fauno por ser la loba que amamantó a Rómulo y Remo y el tercer rey mitológico de Roma!!2

Si el mes de febrero le debe su nombre al origen de Roma, este podría ser el leitmotiv de los nombres de TODOS los meses. ¿Le deben todos los meses su nombre al surgimiento del Imperio romano?

SOLO PARA LOS MUY CAFETEROS

(SI NO ERES UN FRIKI DE LA HISTORIA, PUEDES SALTARTE ESTA PARTE)

Antes de seguir, hay que resolver otro asunto: si está claro que febrero le debe el nombre a Fauno, ¿por qué no lo llamaron por su nombre y usaron el nombre sabino de Februus?

Para saberlo deberíamos mirar quién le puso ese nombre al mes y cuándo. Por suerte, se sabe: fue el segundo rey de Roma, Numa Pompilio, quien lo hizo. Después de la muerte de Rómulo, que le había dado nombre al resto de los meses, hubo un año sin rey, y después se eligió, por su sabiduría y sentido de la justicia, a Numa, un hombre ya mayor. Y Numa, querido lector, no era latino como Rómulo, sino que… ¡era sabino! Durante su reinado cambió el calendario de diez meses a doce y añadió enero y febrero como meses once y doce.

El reinado de Numa (716-674 a. C.) es llamado también «periodo juvenilista» por la importancia tan grande que tuvo la «cofradía de los lupercos». Esta asociación estaba formada por la antigua guardia personal de Rómulo, compuesta por trescientos jóvenes, que se disolvieron como guardia real a la muerte de este. A cambio se les debió otorgar una serie de privilegios, como ser los protagonistas de las Fiestas Lupercales, lo que los llevó a tener una influencia tan grande como la que haya podido tener la Iglesia católica en otros momentos de la historia.

Sabiendo que Numa fue el que mandó construir el templo de Jano, del que era muy devoto, es muy posible que los lupercos negociaran con él para llamar Fauno al mes de febrero. En esa imaginada negociación, Numa aceptaría, pero dándole el nombre sabino, Februus, al que ya habían fusionado con Fauno previamente para llevarse todos bien (Numa era muy conciliador y los lupercos formaban un miniejército que se la podía liar en cualquier momento. Debieron de negociar muchas cosas).

También es interesante saber que, inicialmente, las siete colinas de Roma estaban habitadas por diferentes «tribus». Cada una adoraba a sus propios dioses y Roma aún no estaba formada como una sola ciudad. Numa hizo lo posible por ir uniendo las culturas a través de festivales y festividades que iban incorporando los diferentes dioses. El lobo de los indígenas, el Februus etrusco y sabino, el Fauno latino, la fiesta a Pan en una cueva de los arcadios, la cultura umbra… No se sabe cómo fue exactamente, pero parece ser que toda la tradición de los lupercales está «fabricada» para que englobe a todos ellos.

Como ves, hay etruscos en la colina Vaticana, sabinos en la Quirinal, latinos en la del Palatino, la Capitolina y la Aventina, tesalios en la Gianicola, arcadios en la del Palatino y albanos (de Alba Longa) en la de Celio. ¡Son los Estados Unidos de Roma!

Y es que, en esta época, los sabinos tenían mucha importancia en la ciudad eterna. Incluso durante el reinado de Rómulo se dio una diarquía por la que Rómulo compartió trono con Tito Tacio, el rey sabino. ¿Cómo es posible que un rey decida compartir su trono? Veamos:

Los romanos, durante el reinado de Rómulo, tenían escasez de mujeres y no podían procrear. Decidieron hacer unos juegos deportivos e invitaron a los pueblos vecinos. Los sabinos fueron confiadamente y los romanos secuestraron a sus mujeres más guapas en lo que se conoce como «El rapto de las sabinas». Ellas, lejos de horrorizarse, aceptaron ese secuestro, pero negociaron condiciones, como no tener que hacerse cargo del hogar más allá de coser. Teniendo esclavos que lo hicieran, era fácil llegar a un acuerdo.

Tito Tacio, el rey sabino, atacó Roma pasados unos años en venganza, pero las propias mujeres sabinas consiguieron detenerlo alegando que, si ganaban los romanos, perderían a sus padres y hermanos, pero, si ganaban los sabinos, perderían a su marido.

Increíblemente, ambos bandos escucharon a las mujeres sabinas y celebraron un banquete de reconciliación en el que se decidió que habría una diarquía entre Rómulo y Tito Tacio. Cenaron en un italiano; casi seguro.

Es decir: la influencia de los sabinos (y etruscos) en Roma era enorme. No nos tiene que extrañar que Februus fuera el nombre para Fauno impuesto temporalmente mientras estuvieron bajo su influjo.

Además, el 15 de febrero es especial porque:

Es por esto por lo que también podemos encontrar a Juno Februata (Juno purificadora) el 14 de febrero como un intento de aunar los conceptos. Quizá fue eso lo que hizo que Februus haya permanecido oculto tanto tiempo como un dios de tanta importancia.

OMG! El rapto de las sabinas, según indica Plutarco, es el origen de la tradición de llevar a la novia en brazos para cruzar el umbral del hogar una vez casados. No muy romántico, que digamos.

El rapto de las sabinas

Y VOLVEMOS CON… JANO

Hemos conseguido resolver el misterio de febrero, pero nos queda la parte más importante: enero y su dios, Jano. ¿Qué sabemos ahora? Que el nombre de febrero tiene que ver con el origen de Roma. Enero debería tener una relación similar. Es decir: ¡¡es posible que no le pusieran el nombre de Jano por su estatus de dios de las puertas, sino que su nombre se deba a algo relacionado con el origen de Roma!! ¡Si esto fuera así, estaríamos solucionando un misterio con casi tres mil años de antigüedad! Merece la pena seguir estudiando a Jano:

Lo primero que llama la atención es que Jano no tiene un equivalente griego. Es un dios puramente romano. Pero ¡atención!: según las leyendas, Jano, antes de ser un dios, fue un hombre mortal nacido en Tesalia (Grecia). ¡Tenemos pista! Su padre era Apolo, que había violado a la bellísima princesa ateniense Creúsa.

La historia cuenta que, a una edad muy temprana, se convirtió en un feroz guerrero y se marchó a Italia, a la región del Lacio, donde llegó a fundar una ciudad en homenaje a sí mismo, Janícula (hoy Gianicola, la octava colina de Roma, situada en el barrio del Trastevere, al otro lado del río Tíber, donde habrás ido a cenar si has visitado Roma).

Al mudarse al Lacio, se casó con la reina, lo que lo convirtió en… ¡¡¡rey del Lacio!!! ¡¡Sí, sí, sí!! ¡Esto va encajando! Como ves, es una historia parecida a la de Eneas o Evandro: un griego que llega al Lacio y se convierte en rey.

Jano y su esposa se dividieron el reino y, tras la muerte de ella, Jano pasó a gobernar en solitario todo el territorio y dedicó su gobierno a la transformación social, el desarrollo científico, la creación de leyes, el perfeccionamiento del cultivo y la creación de las primeras monedas, lo que trajo al Lacio un periodo de paz y prosperidad nunca visto. Esto es, que… ¡¡Jano fue el mejor rey del Lacio!!

¡¡¡Todo encaja!!!

Ianuarius no recibe su nombre por su condición de dios, sino por haber sido el primero y mejor rey del Lacio. Como febrero, su nombre está relacionado con el origen de Roma.

Pero ¿cómo llegó a ser un dios? Cuando el dios Saturno fue destronado y expulsado del cielo por su hijo Júpiter, se refugió en… ¡el reino de Jano! Jano le dio tierras para reinar en la colina Capitolina. En agradecimiento por acogerlo, dotó a este del poder de ver el futuro y el pasado al mismo tiempo y ser capaz así de tomar decisiones sabias y justas (por eso se lo representa con dos rostros).

Este «superpoder» hace que, cuando muera, se lo convierta en dios. Esto implica que ¡Jano fue el primer rey del Lacio y LUEGO se convirtió en dios! ¡Cumple con los dos roles para ser el mes once y el uno perfectamente! ¡Ahora sí tiene sentido!

Saturno fundó la ciudad de Saturnia y les enseñó la agricultura a los rudos y primitivos hombres que vivían allí (por eso se lo considera dios de la agricultura). Su devoción por él se nota en las Fiestas de los Saturnales, que eran las más importantes del año.

Por tanto, la conclusión es que el mes de enero no recibe el nombre inicialmente por ser el dios de las puertas, sino por haber sido el mejor rey del Lacio. Al cambiarlo al primer mes no hubo problema, porque su condición de dios de los principios y finales le iba como un guante.

Tanto enero como febrero tienen su origen en el nacimiento de Roma, pero, para poder afirmar que los nombres de los meses se deben al origen de Roma, la teoría debería encajar con el resto: marzo, abril, mayo… Si no encaja, será que no es válida.

***

Comencemos por marzo y su dios: Marte. Este no es solo el dios de la guerra, cuyas campañas empezaban en primavera. También es el padre de ¡Rómulo y Remo! Fue él quien violó a la virgen Rea Silvia. Su símbolo es, nada más y nada menos, que… ¡el lobo! (como la loba que amamanta a Rómulo y Remo). Por si fuera poco, es el patrón de la ciudad de Alba Longa y de casi todos los pueblos itálicos. Por tanto, su relación con la fundación de Roma es evidente y por eso es dueño del primer mes del calendario romano original: marzo.

Si vamos a abril, veremos que recibe el nombre por Afrodita, la amante de… ¡Marte! ¡Su compañera de batallas, su sanadora y compañera! Marte representa la masculinidad, mientras que Afrodita representa la feminidad. Marte es la guerra; Afrodita, el amor. Son dioses complementarios. Es, sin duda, el nombre lógico para seguir venerando a Marte, el patrón de los latinos.

Pero… si el nombre lo pusieron los romanos, ¿por qué el mes se llama Afrodita y no Venus (la versión romana de Afrodita)?

Resulta que Afrodita es, además…, ¡la madre de Eneas, el troyano que huye hasta el Lacio y que será el ancestro de Rómulo y Remo! Y aún hay más: Afrodita será la protectora de Eneas en su viaje para cumplir su destino, todo ello en contra de los deseos de Juno, que intenta boicotearlo. Y es que Afrodita no solo apoya a Eneas, sino a todos los troyanos. Esto ocurre por un episodio anterior, el juicio de Paris, el origen de la guerra de Troya. Veámoslo, porque es clave en todo esto.

EL JUICIO DE PARIS

Peleo y Tetis (los futuros padres de Aquiles) celebraron su boda y se olvidaron de invitar a Eris, la diosa de la discordia. Esta decidió vengarse haciendo lo que mejor sabía hacer: meter cizaña. Tiró una manzana dorada en el lugar del banquete con una nota que decía «PARA LA MÁS BELLA». Los asistentes se preguntaban a quién se refería. De entre las invitadas destacaban claramente Atenea, Afrodita y Hera. Zeus debía elegir cuál de las tres diosas merecía esa manzana, pero, como no quería líos con ninguna, decidió que alguien imparcial lo decidiera. El elegido sería un pastor troyano: Paris.

Paris era hijo del rey Príamo de Troya, pero su nacimiento estuvo marcado por la predicción del oráculo, que dijo que ese niño provocaría la destrucción de la ciudad. Por tanto, sus padres, los reyes Príamo y Hécuba, le ordenaron a un esbirro que lo abandonara para que muriera. Sin embargo, el esbirro se apiadó de él y se lo dio a un pastor que lo crio como a su propio hijo. Una historia muy parecida a la de Blancanieves, si lo piensas, con manzana incluida.

Príamo: rey de Troya

Siendo ya adulto, los dioses le hacen elegir qué diosa ganará la manzana de oro por ser la más bella (por eso se llama «el juicio de Paris»). Paris eligió a Afrodita porque le había prometido el amor de la mujer más bella del mundo. Por eso y porque estaba en bolas. Eso siempre da puntos.

Al poco tiempo, Paris acaba volviendo a Troya por casualidad. Allí, sus padres, el rey Príamo y Hécuba, lo reconocen al ver su inconfundible marca de nacimiento y lo interpretan como una señal. Lo acogen en la familia, arrepentidos de haberlo abandonado cuando era un bebé.

Menelao, rey cornudo de Esparta

Una vez asentado, empieza a asumir su cargo de príncipe de Troya y el rey Príamo lo manda a Esparta como emisario. Al llegar, conoce a Menelao, el rey de los espartanos, y a su esposa, Helena, la mujer más guapa del mundo y de la que se enamora perdidamente (recordemos que Afrodita le había prometido el amor de la mujer más bella del mundo).

Paris y Helena se enamoran y Paris la «rapta», lo que desencadenará la guerra. Menelao les pide ayuda a sus aliados de otras ciudades para recuperar a su mujer. Liderados por su hermano, Agamenón, rey de Micenas, dirigen un gigantesco ejército de aqueos (griegos del Peloponeso) que ataca Troya. Tras diez años de guerra, los aqueos consiguen la victoria gracias al ingenio de Odiseo, que idea el famoso «caballo de Troya», destruyen la ciudad y matan a la mayor parte de la población. Pero un hombre, el príncipe Eneas, guiará a los supervivientes en un viaje de siete años que los llevará al Lacio.

Agamenón, rey de Micenas

¿Por qué tantos años? Resulta que Juno (Hera) no había olvidado la afrenta que le había hecho Paris por no darle la manzana dorada, así que boicoteó el viaje de Eneas al Lacio porque odiaba a los troyanos. Sin embargo, Afrodita protegerá a Eneas en su particular odisea, no solo porque protegía a todos los troyanos, sino porque Eneas era su propio hijo.

Como vemos, Afrodita es parte fundamental del origen de Roma como madre y protectora del héroe Eneas. Por eso, el nombre de ABRIL responde a Afrodita y no a su nombre romano, Venus. Encaja perfectamente con nuestra teoría.

Comprobemos si mayo aguanta la tesis: si estudiamos en profundidad a la diosa Maia, veremos que no solo es la diosa de la primavera; además, es la esposa, la hermana o la hija (depende de la versión) de… ¡Fauno! Sí, Maia, la Bona Dea, es la esposa del tercer rey mítico de Roma e incluso la llaman… ¡Fauna! Puedes verla representada, con sus cuernos y todo, sosteniendo una cornucopia. Es como si fuera «febrera».

Según el mito, un día Maia probó el vino y se emborrachó. En ese momento su marido, Fauno, la mató golpeándola con una rama de mirto porque se sintió deshonrado. Desde entonces se hicieron rituales femeninos en su honor y se la asocia con la salud, la fecundidad y la agricultura. Se ponen muchas flores en su honor, excepto, lógicamente, el maldito mirto. Su festival se celebraba el primero de este mes y seguramente por eso le dieron el nombre. ¡Encaja perfectamente!

Pero hay otra información aún más reveladora: Maia, Fauna o Bona Dea son nombres también sinónimos de Acca Larentia. ¿Y quién es esta? Pues la esposa del pastor Fáustulo, que encontró a Rómulo y Remo. Por haberlos criado, fue deificada con este nombre, Acca Larentia (madre de los Lares, es decir, Rómulo y Remo) ¡Maia fue la mujer del pastor que crio a Rómulo y Remo! Por eso una diosa «de segunda» tiene un mes a su nombre. Ahora sí encaja3.

Y ¿qué pasa con Juno? ¿Tiene alguna relación con el origen de Roma? ¡Muchísima! Para empezar es la madre de Marte, el gran dios de los romanos.

Pero no solo eso: Juno es una de las protagonistas de la Eneida. Cuando Eneas inicia el viaje al Lacio, en Italia, Hera (Juno) se opone. Ya hemos visto que odiaba a los troyanos porque Paris no la eligió como la diosa más bella, así que no quiere que forme otra Troya en Italia. Para conseguirlo, les manda vientos huracanados a sus barcos, intenta provocar una guerra entre los ítalos y los recién llegados troyanos y boicotea todo lo posible. Por ejemplo, cuando Eneas llega a Cartago y pide asilo, Afrodita lo ayuda y hace que Dido, la reina de Cartago, se enamore de él. Juno aprovecha esto e influye para que se casen, de manera que Eneas reine en Cartago y así no cumpla su destino. Pero, al final, Eneas escucha a los dioses, parte y abandona a Dido, que se suicida usando la espada del propio Eneas (en esa época no había helado Häagen-Dazs para superar las rupturas).

Antes de morir, Dido clama a los cartagineses que odien para siempre a los romanos. Ese será el origen de la enemistad de ambos pueblos, que derivará en las guerras púnicas, siglos más tarde. Así, Juno, por mucho que lo intente, ve que el destino es inevitable y pacta con Júpiter, aceptando la formación de esta nueva ciudad.

Esta diosa representa la inevitabilidad del destino, en este caso, que Troya volviera a fundarse con el nombre de Roma. Y hay más: la Fiesta de los Lupercales no solo eran en honor al Fauno Luperco, ¡sino que también incluían a Juno! Los látigos que usaban para azotar recibían el nombre en su honor: amicula Iunionis («amiguitos de Juno»). Recordemos que los látigos con los que golpeaban a las mujeres otorgaban fecundidad. Y ¿de qué es diosa Juno? De la maternidad. Tiene sentido.

Seguramente esto se hizo fusionando en los Lupercales otro festival existente, que era el de Juno Februata, una fiesta celebrada en honor a Juno, en febrero, en el que se metían los nombres de las chicas en una caja. Los chicos iban sacando nombres, y con la que te tocara… ¡¡a chingar!!

Además, Juno será una de las tres divinidades principales de Roma (Júpiter, Juno y Minerva forman la tríada capitolina: padre, mujer e hija). Y es que Juno, con sus consejos y advertencias, salvó a Roma de una invasión gala en el 390 a. C., por lo que le hicieron un templo llamado Juno Moneta (por el verbo monere, ‘aconsejar’). Allí se instaló la fábrica de monedas y, de hecho, la palabra «moneda» viene de esta «Juno Moneta».

Así que Juno es un personaje fundamental en el origen de Roma y en el resto de su historia, como todos los demás meses. La teoría no puede ser más sólida.

¿Y julio y agosto? ¿No tienen nada que ver con la fundación de Roma? ¿César y Augusto simplemente le echaron morro y ya está? ¡Para nada! En realidad, fue el propio Augusto el que le encargó escribir la Eneida (una versión de la Odisea, pero protagonizada por Eneas) al poeta Virgilio para darle más enjundia al origen de Roma con un estilo mitológico, pero, ya que estaba, le pidió incluir una pequeña campaña de marketing de cara a su nueva condición de emperador. Para ello, le pidió a Virgilio que forzara un poco la maquinaria y consiguiera ligar la línea genética de Julio César con Ascanio, el hijo de Eneas y fundador de Alba Longa. ¿Qué hizo Virgilio? Le cambió el nombre a Ascanio y lo llamó Iulo. Con ese poquito bastó para hacer ver que la gens Iulia de la que procedía Iulius Caesar tenía sangre real: la sangre de los fundadores de Roma, y, por tanto, también de Augusto, su hijo adoptivo.

Pero ¿cuánto de real tenía esta sangre? ¿Por qué era tan importante ser descendiente de Eneas? Bueno, si estudiamos su árbol genealógico, veremos que tiene parentesco con Dárdano, el fundador de Dardania, la primera Troya. Y ese Dárdano es hijo de (redoble de tambores)... ¡Zeus!

Además, Eneas se había casado con Creúsa, que también tiene sangre de Zeus, así que su hijo, Ascanio, el fundador de Alba Longa, no puede tener una sangre más divina, ya que es nieto de Afrodita. Como Rómulo y Remo son hijos de Marte, los gemelos tienen... ¡la sangre de tres dioses! Pertenecer a su familia era el máximo honor.

Por tanto, César y Augusto, al cambiar el nombre de Ascanio a Iulo, quedaron emparentados con el mismísimo Zeus por los siglos de los siglos. Amén.

Con esto vemos de nuevo que TODOS los meses tienen relación con el origen de Roma, lo que demuestra la teoría:

el OriGen del nOMbre de lOs Meses estÁ en el naCiMientO de rOMa.

Y así ha quedado resuelto este misterio histórico.

CRISTIANO, APOSTÓLICO Y TROYANO

Ahora que sabemos que Dárdano, el fundador de Dardania (la primera Troya), es hijo de Zeus, todo cambia un poco. Se supone que los dioses eran neutrales durante la batalla de Troya, pero quizá Zeus ayudara discretamente a los troyanos, por cariño. Y es que Zeus estaba muy ligado a esta ciudad. Estas fueron sus mayores intervenciones en Troya:

  1. El nieto de Dárdano, llamado Tros (el que le dio nombre a la región de la Tróade y a la propia Troya), fue rey de la ciudad y padre de tres varones, entre los que estaba Ganímedes, un bello muchacho del que se encaprichó Zeus y al que raptó en forma de águila para convertirlo en copero de los dioses (ver mito de Acuario, p. 150). Pero se nota que Zeus se llevaba bien con los troyanos, porque, para compensar a Tros, le dio un montón de yeguas sagradas. Y a caballo regalado…
  2. Uno de los hijos de Tros, Ilo, se fue de Dardania para fundar una nueva ciudad, Ilión, que acabará siendo la capital de Troya, lo que convirtió a Ilión y Troya en sinónimos (por eso la guerra de Troya se llama la Ilíada y no la Troyada). Al fundarla, le pidió una señal a Zeus, que hizo aparecer un objeto sagrado: el Paladio.

    El Paladio era una estatua que representaba a Palas, la «mejor amiga» de Atenea, quien en un accidente la mató (fue en su honor que Atenea se empezó a llamar Palas Atenea). La escultura le otorgaba a la ciudad que la custodiara el poder de ser inexpugnable, por lo que nadie la podía expugnar por muchas ganas de expugnarla que tuviese.

    Flashback: Esta estatua sería llevada desde Troya hasta Roma por Eneas y se convertiría en la estatua protectora de Roma. ¿Ves como Roma es Nueva Troya lo mires por donde lo mires?

    Ilo, fundador de Ilión

  3. Años más tarde, cuando Zeus fue traicionado por Apolo y Poseidón, que se rebelaron contra él, los castigó. Su condena fue construir la muralla de Troya a las órdenes del rey Laomedonte, lo que hizo de ella una ciudad doblemente indestructible. Laomedonte no quiso pagarles lo convenido y Poseidón inundó la ciudad y mandó un monstruo marino. Por suerte, pasaba por allí Hércules, que acordó con el rey que liberaría a la ciudad del monstruo a cambio de un buen número de yeguas sagradas. El héroe se dejó comer por el monstruo y lo reventó de dentro afuera durante tres días.

Laomedonte, que era imbécil, la verdad, volvió a incumplir lo acordado y, al pagarle las yeguas sagradas, le metió varias normales, pero Hércules se dio cuenta y enfureció. Atacó Troya y mató a todos los hijos de Laomedonte menos a uno, al que, curiosamente, nombró rey. Su nombre era Podarces, pero todos empezaron a llamarle rey Príamo (Príamo significa ‘rescatado’).

Este rey Príamo es el que reina durante la guerra de Troya. Es el padre de Paris, de Héctor, de Casandra y muchos más. Bajo su mandato, Troya se expandió hasta convertirse en «la dueña de Asia» hasta que Paris vuelve, la lía y provoca el fin de la ciudad.

Como ves, Zeus quería mucho a los troyanos porque sus reyes llevaban su sangre.

La llegada de Eneas al Lacio como fundador de lo que será Roma nos da una información importantísima: el origen de Roma es mayormente griego (troyanos, arcadios, etruscos con un origen helénico…). Podríamos decir que Roma es, en realidad, «Nueva Troya», cuya semilla plantan Eneas y su séquito al llegar al Lacio, donde solo hay pastores y aún no tienen ni una agricultura en condiciones.

Pero la historia de Eneas no es la única historia sobre el nacimiento de Roma. En su origen encontramos varios personajes parecidos a Eneas; griegos que llegan al Lacio y que influyen en el nacimiento de la ciudad eterna:

Evandro, rey de Arcadia

En cualquiera de los casos, los griegos son la base de Roma. Son ellos los que les traen la cultura helenística, por lo que decir que los romanos están influidos por los griegos es en realidad algo mucho más profundo. Los troyanos y otros griegos influyen en absolutamente TODO lo que concierne a los habitantes del Lacio. Por eso los romanos tienen una estética muy parecida a la griega, sus ejércitos son iguales que los griegos, la escultura y la arquitectura son una evolución de la griega y asumen los mismos dioses, a los que les cambiarán el nombre poco a poco (en su mayoría por haber sido dioses etruscos o sabinos). Es una situación similar a la de los españoles, que tenemos influencias celtas, romanas, árabes…

De todos ellos, los propios romanos se han decantado por sentirse troyanos. Eneas es el personaje al que otorgan más importancia y hacen lo posible para emparentarse con ellos, porque Eneas es hijo de Anquises, el último rey de Dardania (que luego sería Troya), lo que les daría «sangre real» directamente de Zeus. Por tanto, y por decisión romana…

… tú eres cristiano, apostólico, romano y, a partir de hoy, troyano.

Pero aún nos queda un misterio sobre el asunto de los meses: ¿por qué el resto de los meses no tienen nombres relacionados? Septiembre podría llamarse «Latino»; Octubre, «Numitor»; Noviembre, «Rómulo», y así sucesivamente. También es raro que no tengan el nombre de otros dioses importantes, como Júpiter o Minerva. ¿Qué ocurrió?

El calendario romano no era perfecto y no se consiguió hacer uno digno hasta que Julio César decidió arreglarlo de una vez por todas (a Julio no le gustaba dormirse en los laureles). Contrató a Sosígenes, un matemático griego que vivía en Alejandría, Egipto (donde estaba combatiendo), y creó el calendario juliano, con el que consiguió que todos los años duraran lo mismo. El único fallito era que cada cuatro años faltaba un día. Así que cada cuatro años le añadimos un día extra y lo llamamos «año bisiesto».

WTF? ¿Por qué se llama «bisiesto»? Siglos antes de crear el calendario juliano, también se añadían días. Normalmente se hacía mediante, atención, ¡la repetición de un día! ¡Había dos días que eran el mismo día! Ese día era el 24 de febrero, al que llamaban ante diem sextum calendas martias («día sexto antes del primero de marzo»). Al repetir (bis-) el sexto día sale bis sexto, que hoy llamamos «bisiesto».

Es raro que a un día 24 lo llamen «el día sexto antes del primero de marzo», ¿no? Esto se debe a que, como inicialmente el año empezaba en marzo y tenían dos meses vacíos, febrero no existía. Era normal pensar así: «Quedan ocho días para año nuevo», o, lo que es lo mismo, «Quedan ocho días para el calendas de marzo».

En realidad, Sosígenes básicamente copió el calendario egipcio, que había funcionado bien durante muchísimo tiempo (al ser una región basada en la agricultura, el calendario era una prioridad porque necesitaban saber cuándo sería la época de lluvias, cuándo se darían las crecidas de los ríos, etc.).

Como ya hemos dicho, tras morir asesinado César en el año 44 a. C., se ordenó cambiar el nombre de Quintilus a Julius en su honor.

El hijo adoptivo y sucesor de César, Octavio Augusto, hizo lo propio con Sextilis y lo llamó Augustus por pura vanidad. Pero, como le parecía poco, le puso 31 días, robándole para ello un día a febrero.

Sin embargo, no cambiaron los siguientes meses, tal vez esperando que otros emperadores fueran tomando septiembre, octubre y todos los demás sin tener que cambiar los nombres de posición. Y, de hecho, ocurrió:

Calígula (Cayo Julio César Augusto Germánico) llamó a septiembre Germanicus, mientras que Domiciano quiso llamar Domitianus a octubre. Nerón, por su parte, tuvo la intención de bautizar como Neronniano a abril y Claudius a mayo. El muy pillo quería así que cinco meses coincidieran con su nombre completo de emperador: Nerón Claudio César Augusto Germanicus (abril, mayo, julio, agosto, septiembre).

Pero, al morir Nerón, se eliminaron esos cambios. No solo hay que modificar los nombres, ¡hay que ganárselos, chavales! Además, ni Calígula, ni Domiciano ni Nerón tienen relación con el verdadero origen de los meses (el nacimiento de Roma), mientras que César y Augusto sí (aunque lo forzaran).

LA LIADA DE GREGORIO: EL CALENDARIO GREGORIANO, NIANO, NIANO

Hemos visto cuánto costó hacer el calendario juliano, de 365 días, que se mantuvo dieciséis siglos en vigor. Una vez puesto Jano en enero, parecía que todos los países aceptarían empezar el año el 1 de enero. Sin embargo, la llegada del cristianismo supuso un conflicto de intereses: muchos países cristianos se negaban a empezar el año el 1 de enero. Durante la Edad Media solían empezarlo en fechas que fueran significativas para la cristiandad:

  1. El 25 de diciembre para unos, por ser el nacimiento de Cristo o la Natividad (ahora llamada Navidad).
  2. El 25 de marzo para otros, para celebrar la Encarnación (momento en que Dios se encarna en Jesucristo).
  3. La Pascua (la resurrección de Jesús) que se celebra la primera luna llena después del 20 de marzo. (Es decir, que no hay un día fijo, así que seguía el lío).

En realidad, la expresión hace referencia a la Pascua judía, en la que se celebra la liberación del pueblo judío en Egipto. Ese día, después de haber engordado y mimado a un cordero durante un tiempo, lo matan siguiendo el rito pascual (kosher) y se lo comen, así que se entiende que es por la suerte del cordero al que se hace referencia. En otras expresiones, la palabra Pascua es positiva, como «y santas pascuas» (‘y se acabó’) o «estar como unas pascuas» (‘estar contento y expectante’).

Por suerte, en 1582 (¡¡¡1582!!!), el papa Gregorio XIII instaura el calendario gregoriano, que mejora el anterior, y fija el 1 de enero para todos los países católicos (Gregorio pegó una auténtica «campanada»). Los ingleses, como siempre van a lo suyo, no se alinearon con el resto del mundo hasta 1752. Otros países, como Rusia, tardaron aún más, los muy hijos de Putin…

Al hacer este cambio, vieron que el calendario juliano desfasaba unos once minutos al año, lo que después de 16 siglos había provocado un desfase de nueve días y pico, así que, por redondear, Gregorio hizo que se recortaran diez días en el mismo momento de implantarlo. No fue un cambio de una hora en el que a las dos son las tres, no… se cepillaron ¡diez días del tirón! Lo que provocó:

UNA EXTRAORDINARIA COLECCIÓN DE CAGADAS HISTÓRICAS

Rusia siguió utilizando el calendario juliano hasta 1917 (la Revolución rusa), por lo que, en los Juegos Olímpicos de 1908, todo el equipo olímpico de tiro se presentó a competir con doce días de retraso.

De hecho, la Revolución de Octubre se celebra… ¡en noviembre! El 7 de noviembre se celebra la Revolución bolchevique, que fue el 25 de octubre según el calendario juliano. Al actualizar el calendario, vieron que ese día era en realidad el 7 de noviembre.

El Día del Libro está mal. Se celebra el 23 de abril porque ese mismo día de 1616 murieron Shakespeare y Cervantes. Esta coincidencia tan grande llevó a hacer esta fiesta. Pero, en realidad, Shakespeare murió el 23 de abril según el calendario juliano, con lo que no murió el mismo día que Cervantes, sino el 3 de mayo del calendario gregoriano actual.

El entierro de Santa Teresa de Jesús. Santa Teresa murió el 4 de octubre de 1582 y no fue enterrada hasta el 15 de octubre. Mucha gente piensa que estuvo once días sin enterrar, pero en realidad la enterraron el día siguiente. Lo que pasa es que coincidió con el cambio de calendario.

SANTA TERESA: INFINITY WAR

Seguramente te suene la mano incorrupta de Santa Teresa. Al parecer, después de pasar diez meses muerta, abrieron la tumba y el cadáver estaba perfectamente conservado, incluso flexible. El padre Gracián decidió cortarle la mano y entregársela a las Carmelitas. Es lo que se suele hacer en estos casos: cortar cadáveres de santos. Esa reliquia es sospechosamente parecida al Guantelete del Infinito de Thanos en Vengadores: Infinity War y parece que se inspiraron en la mano para hacerla. En las puntas de los dedos de este guante están las famosas y deliciosas «yemas de Santa Teresa».

Los musulmanes siguen sin aceptar el «nuevo» calendario y se basan en los movimientos de la Luna, así que su año tiene doce meses lunares, con lo que dura 354 días. Por eso, cada año el Ramadán cae en un momento diferente. Y ¿cuál es el símbolo árabe por excelencia? La Luna creciente. Todo lo basan en ella, igual que nosotros lo basamos todo en el Sol. Esto les provoca bastante jaleo con las fechas y con las horas de rezo. Por eso, hoy en día casi todos los musulmanes usan la aplicación Muslim Pro en el móvil, que los va informando de todos estos asuntos para no perderse ninguna y, ya que estamos, les indica hacia dónde queda la Meca. El calendario árabe es bastante «turbante».

WTF? Si te fijas en los cuadros de la Virgen María y en las imágenes de las procesiones, verás que en muchos se la representa subida encima de una media luna. Esto, que parece una chifladura, tiene su explicación: es una manera velada de decir que el cristianismo se ha impuesto sobre el islam. Verás también que de la cabeza de la Virgen suelen salir rayos de sol. ¡El Sol vence a la Luna!

Después de los cambios del calendario gregoriano, todo entró en un cierto orden que mantenemos hasta hoy. ¡Gracias, Gregorio!