Sheldon no sólo no esconde sus peculiaridades, sino que las manifiesta con orgullo. Por eso no se pierde nunca la Comic-Con, un evento para aficionados a los cómics, la fantasía y la ciencia ficción en todas las formas posibles, desde videojuegos a películas pasando por series de televisión. Sheldon y sus amigos asisten cada año a la Comic-Con disfrazados de sus personajes favoritos, orgullosos de ser nerds a pesar de los prejuicios.
Y es que, vistos desde fuera, los visitantes de la Comic-Con son para muchos un montón de freaks con mucho tiempo libre. Incluso Penny no puede evitar cierta mirada de escepticismo ante este encuentro de aficionados a las aventuras galácticas y los superhéroes con capa. Pero Sheldon está orgulloso de asistir cada año a la Comic-Con, digan lo que digan.
Sin embargo, su fortaleza no es invencible, y también él ha vivido momentos en los que ha estado a punto de darse por vencido y tirar la toalla. Sí, estamos hablando del viaje a Bakersfield, una población que se encuentra al norte de Pasadena y donde se celebra una pequeña Comic-Con. Sheldon, Leonard, Howard y Raj decidieron asistir a la convención disfrazados de los personajes de «Star Trek: La nueva generación», pero nunca llegaron.
Decidieron hacer un alto en el camino en una zona desértica donde se habían rodado algunas de las escenas de la serie galáctica para sacarse unas fotos disfrazados. La idea era genial. Con lo que no contaban era con que alguien les robaría el coche mientras se estaban haciendo las fotos y se verían obligados a andar durante kilómetros bajo el sol, asándose en sus disfraces.
Inicialmente, Sheldon se lo tomó con optimismo. Al fin y al cabo, se encontraban en una aventura parecida a las de los personajes de Star Trek: «Nos hemos pasado toda nuestra vida soñando con estar en los mundos de fantasía que adoramos, y ya ves, en este momento somos un equipo de exploración de Star Trek perdido en un lugar extraño e inhóspito, sólo a expensas de nuestro ingenio, nuestra entereza y nuestro brío. Mientras tengamos esas tres cosas, nada nos detendrá.»
Sin embargo su discurso fue interrumpido por un coche que pasaba por la carretera. Una mano salió por la ventanilla y lanzó un recipiente con un líquido pringoso que fue a caer sobre Sheldon mientras alguien en el interior del vehículo gritaba: «¡Nerds!».
Y esto fue sólo el principio de una larga humillación bajo el sol del desierto que acabó con nuestros amigos siendo observados como bichos raros en un bar, con un policía que no podía esconder su condescendencia mientras tomaba nota de los detalles del robo del coche. En ese momento, Leonard, Howard y Sheldon se vinieron abajo y decidieron volver a casa.
Raj: ¿Y qué hay de la misión? Dijiste que éramos un equipo de exploración de verdad.
Sheldon: Pues no lo somos. Somos un equipo de exploración imaginario a los que han lanzado basura de verdad unos desconocidos de la vida real que creen que somos idiotas. Y lo cierto es que empiezo a sentirme como tal. Quiero que nos vayamos a casa.
Y sí, hay ocasiones en las que el mundo consigue hacerte sentir mal. Nadie dijo que esto de ser uno mismo fuera una tarea fácil.