EL MUNDO DE LAS PLANTAS EXÓTICAS

Las plantas exóticas que se mencionan en esta obra, en su mayoría, proceden de regiones situadas al sur del Trópico de Cáncer. Esto aglutina una gran diversidad de países que cuentan todos con plantas muy características, muchas de las cuales están protegidas por convenciones y no pueden, por tanto, ser exportadas, pero afortunadamente nos queda todavía un gran repertorio para elegir entre las plantas legalmente «importables».

Esta ilustración y en la fígura anterior, bellos ejemplares de plantas exóticas. (© P. Rémond)

A cada continente, su flora

América del Sur, reina de la flora exótica

El clima cálido y húmedo que predomina en América del Sur la convierte en un auténtico vivero de plantas exóticas: abutilón, trompeta del Perú, palmera, cactus, buganvilla, vainilla, filodendro, yuca, orquídeas y otras especies igualmente extraordinarias pero tal vez menos conocidas.

Muchas de estas plantas ya eran utilizadas por los indios suramericanos por sus propiedades medicinales.

Cattleya «Caloe». (© P. Rémond)

Cattleya Auriantiaca. (© P. Rémond)

África, castigada por la sequía

La sequía condena a África a tener que conformarse, en muchas zonas, con desiertos áridos. Sin embargo, algunas regiones de este continente disfrutan de unas condiciones climáticas más favorables. Así, África tropical disfruta de una tasa de humedad elevada que le permite desarrollar bellas especies de plantas, como la palmera de aceite, la acacia de Constantinopla, la palmera datilera, el cafeto... África del Sur es particularmente privilegiada: posee una flora excepcional con más de 8.500 especies catalogadas; por otra parte, muchas de estas especies están protegidas, porque no se dan en ningún otro sitio: por tanto, no se pueden cultivar en casa...

En ciertas regiones desérticas de África, algunas especies vegetales (y animales) se han adaptado a su manera a las condiciones extremas en las que viven, de una forma tan óptima que tampoco se pueden encontrar en ningún otro sitio (son las llamadas especies endémicas).

Australia, un país aparte en Oceanía

Por su extensión, Australia es un país que ofrece a su flora una gran biodiversidad de climas: de los bosques húmedos de Tasmania a los que se han adaptado las acacias, a los desiertos del centro que acogen oasis, pasando por las montañas donde crecen los eucaliptos (no hay que olvidar que este árbol procede de Australia, donde se encuentran unas 500 especies).

Eucalyptus ficifolia. (© Patrick Klein para TropicaFlore, establecimientos de jardinería)

Bambú (© S. Freund)

Hibiscus syriacus. (© S. Freund)

Invernadero exótico. (© P. Rémond)

Asia, un vergel

Su gran diversidad de climas ofrece a este continente una variedad impresionante de especies vegetales.

Solamente Japón, que se extiende de norte a sur (por encima del Trópico de Cáncer) en unos 3.500 km aproximadamente, presenta más de 4.500 plantas de origen local. La buena pluviometría y la amplia gama de temperaturas resultan ideales para obtener una flora rica y variada: bambú, adelfa, níspero del Japón, palma del sagú y cerezos alegran, sin lugar a dudas, la vista a los japoneses.

China, que está igualmente situada por encima del Trópico de Cáncer, posee prácticamente todos los tipos de vegetación que se pueden encontrar en el hemisferio norte: bosques de coníferas, bosques de frondosas, bosques subtropicales (secuoya, pino plateado) y bosques tropicales (hevea, palmera de aceite africana). Así, constituye el reino del bambú, del limonero (y otras Rutáceas), de la rosa de China, del jazmín y de la gardenia.

Más de 400 variedades de plantas silvestres se encuentran en vías de desaparición (el ginkgo, por ejemplo) en este país, de las cuales muchas están inscritas en la convención del comercio internacional relativo a la fauna y a la flora amenazados de extinción.

Por lo que respecta a Indonesia, posee el segundo bosque tropical más grande del mundo después de Brasil: lamentablemente, su superficie disminuye poco a poco. La tierra enriquecida por la presencia de volcanes y el clima húmedo ofrecen a este país una vegetación exuberante: además de la teca, el sándalo y el ébano, se encuentran en Indonesia magníficas orquídeas, y entre otras, la flor más grande del mundo: la raflesia, con aproximadamente 1 m de diámetro y que no pesa menos de 7 kg.

Importación y legislación

Muchas plantas exóticas de los países que acabamos de citar están amenazadas de extinción. Estas especies están protegidas por una convención internacional: la Convención de Washington, o CITES.

Las plantas descritas en las fichas de este libro no están incluidas en esta convención. Por tanto, se pueden comprar libremente, sin incurrir en ningún delito.

CONVENCIÓN DEL COMERCIO INTERNACIONAL RELATIVOA LA FAUNA Y A LA FLORA AMENAZADOS DE EXTINCIÓN (CITES O CONVENCIÓN DE WASHINGTON)

Esta convención reagrupa 640 especies animales y vegetales que están en peligro de extinción en toda la Tierra. Tiene como objetivo proteger las especies animales y vegetales amenazadas de extinción, estableciendo reglas para su comercio internacional. Se trata, por tanto, de una reglamentación que regula los intercambios entre Estados.

Los «Anexos» son categorías que reagrupan las diferentes especies protegidas; se han establecido Anexos I, II y III, según el grado de peligro de desaparición que pesa sobre ellas.

La CITES fue establecida en 1973. Hoy en día está en vigor en 150 países. En 1982, el Consejo de Ministros Europeos de Desarrollo adoptó un reglamento relativo a la aplicación comunitaria de la CITES.

En el Anexo l se agrupan todas las especies en peligro de extinción y cuyo comercio internacional está, por tanto, prohibido (salvo casos excepcionales con objeto científico, que siguen un procedimiento muy estricto).

Las plantas que se citan en el Anexo l son, entre otras, orquídeas, ciclámenes y cactus. En cambio, si estas plantas proceden de establecimientos exclusivos o son resultado de la reproducción artificial, pueden ser vendidas libremente en el seno de la Comunidad Europea.

En el Anexo ll se recogen todas las especies consideradas como «menos amenazadas que las anteriores»: para su comercialización se requiere un permiso de exportación expedido por la autoridad habilitada del país de origen, así como un permiso de importación expedido por la Secretaría General del Comercio Exterior.

El Anexo III agrupa aquellas especies que son objeto de una protección como la del Anexo II, pero requerida expresamente por un país; el permiso de importación no es obligatorio, pero en el momento de pasar la aduana hay que rellenar una notificación de importación.

Finalmente, se ha creado otro anexo para aquellas especies cuyo flujo de importación es controlado por la Comunidad; si este se incrementara demasiado, las especies afectadas podrían clasificarse y se les aseguraría un mayor grado de protección.

Plántulas en invernadero. (© P. Rémond)

LA CONVENCIÓN INTERNACIONAL DE PROTECCIÓN FITOSANITARIA

La Convención Internacional de Protección Fitosanitaria (CIPF) es un tratado internacional destinado a proteger la salud de las plantas que fue firmado en la Conferencia de la FAO en 1951, aunque la actual versión de este tratado data de 1979.

La convención ha sido enmendada en 1997, y las enmiendas entrarán en vigor cuando sean aceptadas por dos tercios de las partes contratantes.

El objetivo de la CIPF es coordinar la acción de las diferentes partes con el fin de impedir la difusión y la introducción de organismos perjudiciales para las plantas y para los productos vegetales. Esta convención concierne tanto a la protección de las plantas cultivadas y los productos vegetales como a la protección de la flora natural. Contempla, sobre todo, las plagas que están en el punto de mira de la reglamentación fitosanitaria, que se difunden con los intercambios internacionales.