Si las comparamos con el resto de las plantas ornamentales, las plantas crasas presentan grandes ventajas.
Al disponer de un sistema de almacenaje de agua, pueden soportar fácilmente largos periodos de sequía, con lo cual resultan adecuadas cuando no se les puede proporcionar un riego regular, o cuando no podemos ocuparnos de ellas durante largos periodos de tiempo; en estas condiciones, cualquier otra planta sucumbiría.
Los Aloe, Agave y Sansevieria son plantas ornamentales que pueden conservar durante años aquellas personas que no disponen de mucho tiempo para dedicar a sus plantas de interior o de jardín. En España hay grandes zonas donde el clima resulta adecuado para la utilización de plantas crasas en los jardines, tanto especies autóctonas (Sedum, Aeonium, Umbilicus,…) como alóctonas (Mesembryanthemum, Echinocereus, Euphorbia…).
Por otra parte, las plantas crasas y los cactus también suponen una opción que no se puede perder de vista para cultivar en aquellos lugares donde no se desea invertir mucho en el mantenimiento de las plantas (edificios públicos, lugares de difícil acceso) o en condiciones especiales (cubiertas ajardinadas, fuerte insolación, suelo escaso, etc.).
En cuanto a la estética, hay variedades que presentan una floración espectacular, con colores vivos y flores abundantes. Además, combinando diferentes especies, la floración se extiende a lo largo de todo el año.
Otras características que presentan estas plantas y que pueden suponer una ventaja con respecto a otras en determinadas situaciones son las siguientes:
• Son plantas poco exigentes en lo que respecta a la fertilidad del suelo: crecen en suelos pobres y arenosos, inadecuados para otras plantas.
• Las plantas crasas de porte achaparrado soportan los vientos fuertes y secos.
• Aguantan la fuerte insolación y la reverberación que devuelven los muros, sobre todo en las grandes ciudades.
• Presentan texturas insólitas, así como espinas y pelos que permiten creaciones extraordinarias.
• Tienen formas originales y son fáciles de cultivar, por lo que pueden ser muy adecuadas para que los niños se inicien en la jardinería, siempre que se eviten las especies que pueden resultar peligrosas.
Las plantas crasas se distribuyen por casi todo el mundo. Evidentemente, en las regiones frías y con heladas frecuentes abundan menos, y resulta más frecuente encontrarlas en las regiones tropicales y subtropicales. Se trata de zonas áridas, donde las precipitaciones se reparten de forma muy irregular entre largos periodos sin lluvia. Es en estas regiones donde se da la mayor variedad de tipos y formas, y no en los desiertos, como generalmente se suele creer.
Por lo tanto, la idea de planta crasa no tiene que ir ligada obligatoriamente a la de desierto, a pesar de que, a grandes rasgos, resulta más fácil explicar que las plantas suculentas provienen de las regiones cálidas y soleadas del globo, que se caracterizan por la escasez de precipitaciones o por la concentración de estas en determinados meses del año.
La gran mayoría de las plantas crasas son pues heliófilas (plantas de sol) y termófilas (de climas o ambientes calurosos), y pueden soportar grandes cambios de temperatura.
Sin embargo, estas plantas necesitan agua como el resto de los vegetales para crecer y desarrollarse. Algunas de ellas, en su medio natural, pasan semanas enteras bajo la lluvia o entre espesas nieblas (como en las regiones montañosas de México, Perú o en las regiones litorales como en las costas de Chile, de África occidental y las islas Canarias.

Aspecto de una comunidad vegetal formada por matorrales y cactus columnares en la Quebrada de Humahuaca (Salta, Argentina). (Fotografía de Manuel Rubio Liria)

Cactus columnares en su hábitat natural en la Quebrada de Humahuaca (Salta, Argentina). (Fotografía de Manuel Rubio Liria)

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Distribución de las familias de cactus y plantas crasas en el mundo |
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Familia |
América |
Eurasia |
África |
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Agaváceas |
Agave Yucca Nolina |
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Sanseveria |
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Apocináceas |
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Adenium Pachypodium |
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Asclepiadáceas |
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Ceropegia Hoya Stephanotis |
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Aizoáceas |
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Carpobrotus Delosperma Dorotheanthus Faucaria Lampranthus Lithops Mesembryanthemum |
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Bromeliáceas |
Abromeitiella |
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Cactáceas |
Opuntia Epiphyllum Cephalocereus Cereus Echinocactus Mammillaria |
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Compuestas |
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Senecio |
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Crasuláceas |
Echeveria Kalanchoe Pachyphytum Graptopetalum Sedum |
Jovibarba Kalanchoe Sedum Sempervivum |
Aeonium Cotyledon Crassula Kalanchoe |
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Euforbiáceas |
Jatropha |
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Euphorbia |
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Liliáceas |
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Aloe Gasteria |
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Portulacáceas |
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Portulaca |
Portulaca |
Las flores
Las flores de los cactus de las zonas áridas son muy vistosas, ya que cuando brotan, después de un periodo más o menos largo de reposo obligado por las condiciones ambientales, tienen que atraer la atención de los insectos polinizadores. Se trata de flores diurnas, de colores brillantes, y que no están perfumadas.
Las flores de los cactus de las zonas tropicales, sin embargo, se abren de noche, y son polinizadas por insectos como las mariposas nocturnas. Presentan colores claros, y despiden un intenso aroma para guiar a los insectos en la oscuridad.
Cada familia de plantas crasas posee un tipo de flor distinta, y según el hábitat y la estrategia evolutiva las flores pueden ser más vistosas o más discretas.
La mayoría de las flores son actinomorfas (tienen simetría radial); sin embargo, algunas son zigomorfas (presentan simetría bilateral, como Aloe).

Cactus de floración diurna: Matucana madisoniorum
SECCIÓN ESQUEMÁTICA DE LA FLOR

Los frutos
Una vez polinizada, la flor se marchita y comienza el proceso de transformación del ovario, que culmina con la formación del fruto, la posterior maduración de este y la dispersión de las semillas.
Generalmente, los frutos son bayas que resultan atractivas a la vista y al paladar; así, logran captar la atención de los animales, que los ingieren y actúan como agentes para su dispersión.
Otro tipo muy habitual de frutos son los que constituyen cápsulas que, una vez secas, se abren y dispersan las semillas a través del viento o del agua.

Cactus de floración nocturna: Echinopsis candicans

Planta crasa de floración discreta: Echeveria setosa
La forma
Los cactus y las plantas crasas en general han sobrevivido gracias a que han sido capaces de evolucionar y adaptarse a las condiciones climáticas de su entorno (zonas áridas, zonas templadas o zonas tropicales). Para ello, han eliminado o reducido la presencia de hojas, han reducido la superficie de contacto con el exterior y además han desarrollado tejidos especializados para acumular el agua en sus distintos órganos (hojas, tallos o raíces).
Un especialista en cactus es capaz de percibir al primer vistazo hasta el mínimo detalle (forma, número de espinas, disposición de estas...), pero un aficionado a las plantas en lo primero en lo que se fijará es en la forma; además, la forma y el tamaño son los que determinan la utilización de los cactus como planta ornamental de jardín o de interior.

Planta crasa de floración atractiva para las moscas: Stapelia gigantea
Se pueden establecer diferentes tipos de cactus según su silueta, y esta es también una forma sencilla de empezar a conocerlos.
• Los cactus columnares (véase ilustración de la página *, imagen 1) tienen una figura simple, y algunos, con el transcurso del tiempo, se ramifican (imagen 2); cuando además alcanzan un gran tamaño, resultan más espectaculares. Los cactus que se presentan ramificados desde la base forman matas o arbustos (imagen 3).
• Los cactus originarios de los bosques tropicales húmedos son trepadores (imagen 4) y de esta forma alcanzan la luz.
• Los tallos divididos en segmentos aplanados (imagen 5) o cilíndricos (imagen 6) son típicos del género Opuntia.
• Algunas cactáceas conservan una forma parecida a un árbol (imagen 7), con un tallo principal que se asemeja a un tronco, que luego se ramifica, y hojas grandes; otras, sin embargo, son rastreras (imagen 8).
• Muchos cactus presentan un porte globoso; entre estos, los hay que crecen solos (imagen 9) o en grupos que luego se reúnen en colonias (imagen 10).
• Hay variedades con forma de barril (véase imagen 11, en la página *), que también se pueden reunir formando un conjunto (imagen 12).
• Por último, las anomalías en el desarrollo se llaman cristaciones o monstruosidades, y son muy habituales en este tipo de plantas (imágenes 13 y 14). Son muy apreciadas por los coleccionistas.
Los cactus de las selvas lluviosas ecuatoriales presentan un aspecto muy distinto a los de las zonas áridas, ya que se han tenido que adaptar a un medio muy distinto: presentan tallos verdes, con pocas espinas (véase la ilustración de la página *, imágenes 1 y 3), y otros son plantas epífitas que cuelgan de los árboles (imagen 2). Por lo que respecta a las plantas crasas que no pertenecen a la familia de las cactáceas, suelen presentar formas más diversas:
• Rosetas de hojas acabadas en punta (imagen 4), redondeadas (imagen 5) o que crecen al final de las ramas o de pequeños tallos (imagen 6).
• Plantas vivaces o arbustivas, con hojas y tallos suculentos (imágenes 7 y 8).
• Plantas de porte postrado (imagen 9), que forman matas compactas o tienen el cuerpo reducido a la mínima expresión (imágenes 10 y 11).
• Plantas con tallos abultados para almacenar agua, como Pachypodium (imagen 12), y otras que presentan abultamiento sólo en la base (imagen 13).
La superficie externa de los cactus se halla protegida de la intensidad de la luz solar por capas de cera y pruina (de aquí el color verde azulado de muchos cactus y plantas crasas), así como por la presencia de pelos que filtran la luz solar.
También han tenido que establecer estrategias para poder competir con el resto de las plantas, y han adoptado diversos modos de vida para sobrevivir en condiciones extremas, como por ejemplo pasar largos periodos de reposo en los que su actividad queda reducida al mínimo. Algunas especies, como Fenestraria, viven medio enterradas en el suelo o entre las piedras, y otras han optado por mecanismos de mimetismo y se confunden con el medio, como es el caso de los Lithops, difíciles de distinguir entre las piedras.

Planta crasa de floración atractiva: Aloe arborescens

Bayas carnosas de Opuntia
Areolas y espinas
Para defenderse de los depredadores, los cactus y las plantas crasas han desarrollado diversos sistemas. Algunos poseen sustancias químicas tóxicas, como alcaloides o látex, que causan lesiones molestas a los animales que intentan alimentarse con ellos. Suelen ser especies que carecen de espinas (como Lophophora o Echinopsis), o también aquellas cuyas espinas son poco disuasivas, ya que los insectos y los moluscos, al ser de pequeño tamaño, pueden pasar sin problemas entre ellas (es el caso, por ejemplo, de Euphorbia).

Cápsulas lanosas de Echinocactus grusoni junto a una flor

Cápsulas secas de Agave parviflora

Espinas verdaderas en hojas de Aloe

Espinas verdaderas en hojas de Agave
Se habla de espinas en general, pero estas pueden ser de dos tipos:
— las espinas verdaderas (como en el género Euphorbia, Agave y Aloe) son excrecencias epidérmicas que, al arrancarlas, arrastran con ellas parte de la planta;
— los aguijones son las espinas de los cactus, y son más superficiales; en este caso se trata de hojas transformadas que se desprenden fácilmente de la planta. Estas espinas se hallan sobre las areolas que corresponden a brotes o ramas que no se han desarrollado. Pueden ser cortas o largas, finas o gruesas, rectas o curvadas, y también pueden estar dispuestas de distinta manera (radial, perpendicular, etc.).
Las areolas, a su vez, son de distinto tamaño; pueden estar más o menos juntas, y generalmente llevan pelos que pueden ser cortos o largos, lo cual constituye otra de las características que distinguen unas especies de otras.
Las espinas, además de servir a las plantas para protegerse de los depredadores, también las protegen de la intensa luz solar. Las largas espinas blancas en forma de pelo que poseen algunas especies como Espostoa, Cephalocereus u Oreocereus les proporcionan sombra y evitan que las radiaciones solares impacten con toda su energía. Además, también tienen una función importante al condensar el agua del rocío o de la niebla.

Espinas verdaderas en Pachypodium lamerei

Espinas que en realidad son aguijones en Opuntia

Espinas que en realidad son aguijones en Echinocactus grusonii; se aprecian perfectamente las areolas lanosas

Areolas sobre tubérculos en Mammillaria

Areolas sobre costillas en Parodia leninghausii