Sabores lejanos, sabores de Oriente

Si imaginamos Oriente en su más amplia expresión, nos acuden a la mente extensos paisajes y espacios infinitos, mares cristalinos, templos de antiguas mitologías, una población cordial y generosa, colores brillantes y sabores intensos, especiados, hechos a partir de la tradición y la mezcla de religiones.

En casi todo el continente asiático existen auténticas y genuinas restricciones de orden religioso que no sólo influyen en los ingredientes típicos de algunas cocinas o de algunos pueblos, sino que también dan origen a ritos y usos característicos que aportan a la cocina un valor cultural e ideológico añadido.

En Asia existen elementos que unen las diferentes tendencias culinarias. Por lo que respecta a los ingredientes, el arroz es omnipresente como base de toda comida; basta pensar que 3/4 de la población mundial se alimenta de este importantísimo cereal.

Es un alimento muy completo y equilibrado que, dependiendo de la zona de cultivo y de su preparación, presenta aspectos y aromas diferentes. Se sirve solo en cuencos o se cocina con otros ingredientes, se emplea tal cual o transformado en harina, aceite, vinagre, vino y salsas.

Otros ingredientes que forman parte de la cocina asiática típica son, sin lugar a dudas, las especias, dosificadas en diversas proporciones, cultivadas con métodos distintos, con aproximaciones y formas de saborearlas totalmente diferentes entre sí, pero siempre parte integrante de los menús orientales.

Existen unos fundamentos ideológicos que aúnan en un mismo plano todas estas corrientes culinarias: la exaltación de la comida como un don, como vida.

Los pueblos de estas tierras llevan consigo un pasado histórico marcado por el hambre y la miseria. Muchas de estas comunidades, aún hoy, sobreviven en condiciones de extrema pobreza, pero viven con orgullo, amor por la vida y una férrea voluntad.

La agricultura y la ganadería son sus principales actividades de sustento, lo que supone un acercamiento diario a los orígenes y a la tierra, sinónimo de comida y vida.

Distintos países, distintas cocinas

Asia es el continente más extenso de la Tierra y engloba, en el seno de un vastísimo territorio, muy diferentes y contrapuestas culturas, religiones, climas, poblaciones y también gastronomías.

La comida que ofrece un país no es sólo una cuestión de situación geográfica o de recursos de un territorio; la gastronomía es también historia, arte, ciencia, está formada por diferentes influencias culturales, por tradiciones antiguas que han sido transmitidas de pueblo en pueblo y de generación en generación, por preceptos religiosos que constituyen un auténtico y genuino patrimonio de experiencias espirituales y expresiones artísticas, de bagaje y conocimientos, información que se instala en un lugar y pasa a formar parte de una civilización.

¿Y dónde, si no en Asia, lugar místico por excelencia, se puede saborear la expresión más intensa y aguda de la importancia de la alimentación?

Será una cuestión de moda, pero también en España los restaurantes más en boga son, sin lugar a dudas, los asiáticos, desde los japoneses hasta los tailandeses, pasado por los chinos y los malasios, culturas gastronómicas orientales muy apreciadas por sus técnicas de cocción y los ingredientes que utilizan.

Platos típicos de la cocina asiática

Si pensamos en un carrusel de sabores orientales, en seguida nos vienen a la cabeza el sushi japonés o los fideos de soja chinos, una sopa tailandesa con especias o un plato de arroz indio… Pero Asia es un continente mucho más extenso y multiforme, y vale la pena tener en cuenta otras cocinas de gran prestigio, menos conocidas pero igualmente coloridas y sabrosas. De Irán nos llegan gustosísimos kebabs de pollo, arroz y verduras que, si se saborean in situ, en un clima que mezcla el encanto árabe y la tradición de la antigua Persia, adquieren aromas y perfumes totalmente diferentes de los que se experimentan en Occidente.

El caviar iraní es otro ingrediente de valor incalculable y de fama mundial, que no se encuentra en ningún otro lugar y que se reconoce por sus granos uniformes y su fragante aroma.

También merece ser mencionado el Líbano, con sus refinadas especias y sus gustosas salsas. El plato nacional del Líbano es el kibbe, un pastel de carne de cordero mezclada con trigo finamente triturado y que se sirve crudo o cocido en el horno. Los cultivos típicos del lugar recuerdan a los nuestros: pensemos en el trigo, el aceite de oliva y el vino, que allí están tan presentes como en todo nuestro Mediterráneo. Pastelitos de nueces y sémola cocida se incluyen entre las comidas más importantes.

Si se tiene la suerte de probar los sabores malasios, es casi imposible pedir satays, un pinchito de carne con salsa picante de cacahuete, pero no hay que resistirse al pollo o la vaca marinados, el queso de soja frito, el arroz con especias cocinado en leche de coco, el pan frito y las gambas al curry.

En la cercana Filipinas, dada su localización geográfica, el pescado constituye el plato principal y se cocina en cazos de arcilla. Pero como sucede a menudo, debido a las influencias coloniales, también está muy presente la carne y, en concreto, el chorizo procedente de nuestro país. También los rollitos de primavera, aunque son menos auténticos, se cocinan mucho.

Los principales ingredientes de Oriente

Hoy en día resulta sencillo encontrar los principales ingredientes necesarios para preparar sin problemas una cena al estilo oriental.

De hecho, existe un gran número de puntos de venta étnicos, pequeñas tiendas o supermercados que pueden satisfacer los diferentes paladares procedentes de numerosos países asiáticos o, simplemente, ofrecernos a los occidentales la fantástica posibilidad de probar la experiencia de sabores lejanos y de aprender a apreciar nuevos ingredientes que pueden convertir nuestra cocina tradicional en una alternativa absolutamente gustosa y muy variada.

Seguramente, muchos de estos ingredientes ya forman parte de nuestras costumbres culinarias y nos acompañan constantemente, enriqueciendo sencillas comidas y aportándoles aromas refinados.

Las especias más comunes, ampliamente difundidas en la actualidad y saboreadas en cualquier parte del mundo, llegan a nuestras mesas con mucha facilidad.

Pero si queremos conseguir que nuestros platos sean aún más refinados, además de la clásica nuez moscada, los diferentes tipos de pimienta, el sésamo y el hinojo, podemos proponer nuevas soluciones, incluso mezcladas.

Precisamente el curry, que no es considerado una especia en sí, es un conjunto de diferentes tipos de curry procedentes de la India, donde es llamado masala o garam masala. Se obtiene machacando cúrcuma, que aporta el color amarillo, pimienta, cilantro, canela, jengibre, azafrán, clavos, cebolla deshidratada y guindilla. También el massalé resulta fácil de preparar: se introducen en un mortero anís, comino, cilantro, mostaza y cúrcuma, se machaca todo y se mezcla bien; se utiliza para aportar a la carne aromas y sabores inconfundibles.

En China es muy famosa una mezcla de las siguientes cinco especias: hinojo, anís, anís estrellado, clavo y canela. Para los amantes del picante, vale la pena probar la mezcla de especias cajún: diferentes tipos de guindilla, pimentón, tomillo y ajo.

No sólo especias…

Pero no debemos pensar en Asia únicamente como en la tierra de las especias y los aromas. Ciertamente, sus diferentes clases de arroz son ya comunes y muy utilizadas en nuestro país, pero también hay que tener en cuenta las distintas técnicas de cocción.

Las carnes que más se cocinan son el cerdo, el pollo, la cabra y el carnero. La vaca, tan presente en nuestra ganadería, lo está menos en gran parte de Asia debido a motivos religiosos. Pero no debemos pensar únicamente en la clásica cría de ganado, pues en diversas zonas es común la preparación de comidas que ofrecen insólitas degustaciones de serpiente, oso, perro y diferentes insectos. La gran variedad de pescado, así como de crustáceos y moluscos, diferencian cada menú, pero las gambas son un ingrediente muy común en muchísimas zonas.

Parte integrante de cualquier plato son las verduras, que acompañan y completan platos de carne y pescado, pero también de arroz. La fruta, fresca y seca, también está siempre muy presente. A menudo se utiliza para hacer agridulces algunos platos o bien se extrae la leche y el zumo para diluir y humedecer las preparaciones más secas.

La leche y sus derivados básicos asumen diferentes aspectos según la zona: queso, mantequilla, yogur… Se utiliza mucho la leche de búfala y la leche pura de cabra, aunque últimamente la tendencia parece variar, sobre todo en Japón y China, donde se emplea leche de soja.