Introducción

30 de noviembre de 2018

Estoy en un hotel en Santiago de Compostela. Fuera hace frío y llovizna. Estoy agotada: tras un largo día en el hospital, he volado a Vigo. Ya es noche cerrada cuando aterrizamos. Al día siguiente, impartiré un curso de varias horas sobre microbiota. Llevo muchos meses estresada, con demasiado trabajo y sin dormir lo suficiente. De repente, noto la sensación de que estoy a punto de ponerme mala con un catarrazo.

Rebusco una cápsula blanca en mi neceser. La cojo y me miro en el espejo. Abro la cápsula y observo el polvo blanco que lleva dentro. Mañana será un día largo y agotador; necesito estar con mi máxima capacidad y concentración. Acerco la cápsula a mi nariz e inhalo el polvo blanco.

Siento cómo entra en mi fosa nasal y me pica. Quiero estornudar, pero me contengo. En la cápsula aún queda polvo: me lo aplico por la otra narina. El resto me lo vacío en la boca y dejo que impregne mi garganta.

Acabo de realizar una aplicación tópica de cepas de lactobacilos y bifidobacterias: un L. reuteri, otro fermentum, junto a cepas específicas de B. lactis y B. longum. Como acabo de cenar, tomo un par de cápsulas por boca. Me voy a dormir. Sé que mis pequeños amigos lucharán contra los virus por la noche. Una guerra microscópica tiene lugar en mi mucosa nasal mientras duermo.

Al día siguiente, no queda rastro de mi catarro y culmino la jornada con éxito. Les cuento a los asistentes la historieta de mi aplicación nasal de bichos, ante el asombro general y muchas risas.

Los descubrimientos sobre la microbiota constituyen una de las mayores revoluciones de la historia de la ciencia y la medicina. Los microorganismos están en todas partes: desde el ojo de un huracán hasta la pantalla de tu móvil. En nuestro cuerpo, son responsables de cómo nos sienta la comida y nuestra apetencia por una comida u otra. Lucir una piel joven y sana depende de tu microbiota, y si te falla la memoria alguna vez, quizás sea porque tu microbiota intestinal te está jugando una mala pasada.

Como médico internista veo con preocupación cómo en los últimos años cada vez más personas tienen problemas de salud que no consiguen resolver. Ojalá que no, pero quizás lo que voy a decir te pase a ti o a alguien de tu familia: dolores de cabeza, hinchazón de la tripa después de comer, alergias, dermatitis atópica, alguna enfermedad autoinmune, una ansiedad galopante o esos kilos de más de los que no hay cómo deshacerse.

En todas estas situaciones hay una disbiosis, un desequilibrio de la microbiota.

A lo largo de mi carrera, me he dedicado sobre todo a las enfermedades infecciosas y a combatir a los microorganismos. Mi perspectiva cambió hace muchos años: la medicina farmacocentrista que se practica en el siglo XXI no era la solución para muchos de mis pacientes y tampoco para mí misma —ser médico no te libra de enfermar—. Entre el doctorado en Medicina y algún máster de Infectología, me formé también en medicina evolutiva, nutrición y psiconeuroinmunología clínica. Estudié mucho, sané por el camino y conseguí ayudar a mis pacientes de una forma que nunca imaginé. Ahora me dedico a estudiar la microbiota casi a tiempo completo y a formar a otros profesionales en este campo. Queda mucho por hacer para difundir los nuevos conocimientos de la medicina predictiva, personalizada y de precisión basada en la microbiómica. Las más de ochenta mil publicaciones científicas sobre microbioma se tienen que digerir y resumir para hacerlas accesibles.

Por eso escribo este libro: deseo ayudarte a ti, que te quieres cuidar y empoderar, a conocer todo lo que se cuece en este campo. Te contaré cómo sentar las bases para equilibrar tu microbiota y la de tus seres queridos. Tú tienes el poder en tus manos: eres el principal responsable de tu salud, y más en los tiempos que corren.

También lo escribo para ti, compañero profesional de la salud, como una introducción a este apasionante mundo. Nuestros pacientes nos pedirán, más pronto que tarde, que sepamos cómo ayudarlos a sanar de forma integral, y eso incluye su microbiota.

El libro se estructura en tres partes principales. En la primera, descubriremos qué es la microbiota y podrás comprobar cómo están tus doce pilares de la salud. La microbiota se considera un órgano por sí mismo, por eso, te contaré todo lo que hace por ti y por qué es tan crucial para tu salud que funcione como debe.

En la segunda parte, revisaremos cómo todo lo que haces en tu vida diaria impacta sobre la microbiota. Su desequilibrio en cualquier parte del cuerpo nos genera problemas de salud que hasta hace poco nadie imaginaba que tuvieran que ver con nuestros microorganismos. Verás cómo los trastornos digestivos, neurológicos, orales, cutáneos… dependen todos de la microbiota. ¡Ni siquiera tu estado de ánimo es por completo cosa tuya! Spoiler: el ácido gástrico y el nervio vago son actores principales en este bloque… ¿qué tal los tienes?

La última sección es para ofrecerte soluciones. Es fundamental saber de dónde venimos, cómo nos encontramos ahora e identificar las causas de nuestros males, pero más importante es centrarse en la solución y alcanzar el bienestar total. La alimentación y el estilo de vida son herramientas imprescindibles que necesitarás para cuidarte. Además, los probióticos, prebióticos y otras estrategias de modulación de la microbiota, junto a la suplementación nutricional, tienen mucha ciencia detrás: te introduciré en el apasionante mundo de la microbioterapia.

En una posdata veremos cómo la medicina y la microbiómica pueden evolucionar en el siglo XXI, en un mundo en el que todo está conectado… como lo estamos ahora tú y yo.