Aprende a vivir, a amarte y a diseñar tu estado de ánimo.

Los estados de ánimo son contagiosos. Las comunidades determinan el estado de ánimo de los individuos que pertenecen a ellas. Los individuos determinan el estado de ánimo de sus comunidades.

Los líderes son diseñadores de los estados de ánimo de sus comunidades. Son los que generan nuevos horizontes de posibilidades para sus comunidades y las nuevas acciones que las hacen posibles.

RAFAEL ECHEVARRÍA

Ontología del lenguaje. 2009

Todos nacemos con un amplio abanico emocional para poner en juego a lo largo de nuestras ricas, variadas e imprevisibles vidas. Las experiencias vitales hacen que reaccionemos conectándonos con más o menos frecuencia con determinadas emociones. Así es como se generan los estados de ánimo: si te conectas con frecuencia o durante mucho tiempo a una emoción concreta, ésta acaba siendo la más presente para interpretar tu realidad y para acompañar tus acciones.

Las creencias, las emociones y los estados de ánimo no son ni buenos ni malos. Simplemente están siempre y en todo momento presentes en nuestras vidas. Todos están para algo y la naturaleza los dispuso con buena intención. Pero, a menudo, no sabemos utilizar todo este bagaje ni en el momento oportuno ni en la dosis adecuada. Es por eso que me duele cuando veo como las negamos, las bloqueamos, las disimulamos, las evitamos, las escondemos, las imponemos o las racionalizamos. En cambio, disfruto cuando soy capaz de acompañar en los aprendizajes para transformarlos y ponerlos a nuestro favor, convirtiéndolos en útiles y generadores de futuro.

Siempre empiezo los cursos diciendo que todos somos geniales y tenemos todos los ingredientes para hacer una buen «caldo» en nuestras vidas. Pero a veces no sabemos dosificar las cantidades ni los momentos de poner cada ingrediente para que esto sea posible.

A mi madre le gustaba celebrar las comidas de los días de fiesta con grandes ollas y caceroladas. De aquellas que implicaban tiempo, paciencia y larga preparación. ¡Cómo me gustaba oler el aroma de la olla haciendo el “xup” para la comida del día siguiente! Este proceso largo y lento de preparación era tanto o más gratificante que la comida en sí. Era una parte imprescindible de la celebración. Por lo tanto, todos esperábamos con ganas el plato final, mientras acabábamos con el ritual de preparar la mesa con impaciencia. Qué buenos estaban sus canelones, el asado, los guisantes con ternera, la zarzuela, las setas guisadas... Pero, curiosamente, después de tanta preparación, a veces, el resultado no era lo que nuestras glándulas gustativas recordaban. Cuando le decíamos «hoy no te ha quedado tan bueno ...», ella siempre tenía la misma respuesta: «Es extraño porque todo lo que he puesto es muy bueno ». A partir de entonces ... ya no seguía nuestras conversaciones, ella empezaba a pensar y de vez en cuando, iba murmurando: «A lo mejor he puesto demasiada agua y luego no he añadido sal, hoy el corte de ternera no era tan tierno, he puesto la harina y los dientes de ajo demasiado pronto y se me ha cocinado demasiado ... ». Y así, iba repasando todo aquello que había hecho que el resultado no hubiera cumplido nuestras exigentes expectativas, a pesar de los ingredientes, la sabiduría y el esfuerzo que indiscutiblemente ella había puesto.

Pues así es como yo veo el coaching, descubrir cuáles son los ingredientes, las fortalezas y nuestra esencia que nos permite hacer un buen caldo en esta vida. Por supuesto que ponemos buenas intenciones, sabiduría y esfuerzo ... pero no siempre obtenemos el resultado esperado.

La formación tradicional parte de la base que si «yo sé cómo debo hacer algo ... ya lo hago y lo aplico». Este paradigma ya hace tiempo que se ha demostrado insuficiente. El coaching da un paso más, te acompaña a descubrir qué es lo que te está impidiendo llevar a la práctica eso que «tú ya sabes» y te muestra como podrías ayudarte a transformar tu realidad.

Parto de la premisa de que todas, absolutamente todas, las decisiones que tomamos en la vida (y también las que no tomamos) están relacionadas con alguna creencia-emoción. Y que es muy posible que, ahora, algunas ya hayan dejado de ser útiles para nosotros, aunque seguramente en el pasado nos generaron beneficios.

Ya hace tiempo que terminamos un proceso de coaching con Mercedes, una mujer brillante y reconocida profesionalmente en su entorno. Decidió realizar un proceso, porqué a pesar de haber logrado éxito en el terreno profesional y haber tenido una trayectoria claramente ascendente, siempre sentía que debía seguir luchando y vivía perpetuamente preocupada por el futuro. Teniendo en cuenta que ya estaba a las puertas de la jubilación, percibía que esta manera de vivir el trabajo ya no tenía ningún sentido. Durante el proceso hizo muchos cambios. Pero las dos recordamos con especial ternura el momento en que conectó con una frase que su padre le decía cuando era pequeña: «Hija, tú eres un poco feúcha, deberás ganarte la vida tú sola, porque no encontrarás ningún hombre que te mantenga». Efectivamente, así lo había hecho. Había trabajado duro toda la vida. Nos reímos muchísimo mientras me preguntaba: «¿No me digas que esto también tiene que ver con que finalmente he optado por quedarme soltera?».

Vivo mi vocación y profesión acompañando en aquellos aprendizajes que facilitan y potencian la capacidad para conseguir que nuestro entorno personal, nuestra ocupación profesional y las actividades sociales sean espacios enriquecedores donde podamos crecer, disfrutar y ser felices.

Tenemos la posibilidad de diseñar nuestro estado de ánimo. Sólo hay que utilizar un marcador verde para aprender a mirar y revisar el pasado vivido, vivir el presente y soñar el futuro. No tiene secreto. Simplemente se trata de potenciar un estado de ánimo que te conecte con el amor a la vida y la alegría de vivirla, aceptando también los momentos en que hemos estado y estaremos tristes, enfadados o hemos tenido miedo, como parte imprescindible del proceso.

Ricardo había participado en muchos de mis talleres de coaching de grupo, hasta que decidió iniciar un proceso de coaching individual. Llevaba mucho tiempo con una investigación atascada y eso no le permitía finalizar el doctorado. Solo le faltaba el análisis de los resultados y las conclusiones. Había trabajado en ello durante unos cuantos años, pero estaba totalmente convencido de que sus resultados no serían valorados en su ámbito. Durante todo el proceso se evidenció que se infravaloraba. De hecho, tenía la posibilidad de participar en un Congreso Internacional y aprovechar la ocasión para denunciar la ignorancia sobre este tema y poner de relieve la necesidad de un cambio de paradigma. Cuando el miedo se transformó en confianza y, sobre todo, valentía, las conclusiones de su estudio fluyeron con facilidad y rapidez.

Me gusta creer y sentir que me pongo al servicio de la persona que tengo ante mí, activando todas mis emociones para poder sintonizar con las suyas y poder acompañarla en el redescubrimiento de la misión, visión y valores que quiere llevar a cabo en su vida. Parto de la creencia de que las personas que vienen a verme están completas, que no les falta nada y que muchas de las limitaciones que tienen en la vida se las han puesto ellas mismas.

Este es mi reto. Ser capaz de vivir y ver el coaching como un proceso que te permitirá aprender a querer-TE.

Utilizo con frecuencia el verbo amar. A menudo, cuando trabajo en entornos empresariales o hago coaching in company, me encuentro con algunos profesionales que niegan el impacto emocional que hay detrás de las decisiones de la organización. Esto hace que se sientan incómodos si hablo en exceso de amor y de las emociones mientras imparto acciones de coaching grupal. En estos casos, se lo pongo fácil y opto por verbos más libres de prejuicios pero igualmente poderosos: valorar, poner en valor o agradecer. Es entonces cuando me abren la puerta para entrar a sus organizaciones. Si no lo tengo en cuenta corro el riesgo de ser tachada de ser una happy flowers, una romántica y de estar poco conectada con la realidad «profesional» y empresarial. Entonces me perdería la oportunidad de abrir las puertas de las emociones a estas organizaciones, simplemente porque el primer interlocutor ignora lo que refleja cualquier TAC del cerebro y limita su vida a lo que sólo le muestran el hemisferio izquierdo y el córtex, negando el impacto emocional que hay detrás de cada una de las decisiones que toma. No acepta el evidente rol del hemisferio derecho y del área límbica en su vida. Quizás no se da cuenta que detrás de las dificultades para desarrollar los proyectos con agilidad se esconden la tristeza, la rabia y el miedo, que quedan disfrazadas por decisiones, reuniones e informes aparentemente objetivos y racionales. En el trabajo es donde pasamos más horas. Es precisamente aquí, donde alguien decidió que las emociones no existían. Es también aquí donde me encuentro a todos los padres y madres de los niños que un día serán adultos y que pueden perpetuar su ceguera emocional en nuestra sociedad.

El coaching es transformar las emociones, las creencias y el estado de ánimo, para construir un futuro mejor, tanto para ti como para los demás.

Lo que da sentido a nuestra vida, el eje de cualquier hoja de ruta personal es el amor. Puede ser el amor a alguien o el amor a algo (un proyecto pendiente, un viaje anhelado y aún no realizado, una causa a la que queremos contribuir en nuestro trabajo ...). El amor está en el origen de toda hoja de ruta, pero es mucho más que el punto de partida: es también la fuerza que nos mueve a avanzar, es el camino sobre el que iremos viajando, y es también el destino anhelado.

ÁLEX ROVIRA

La Buena Vida. Una oportunidad para reinventarse. 2014

Queda claro, pues, que para mí el coaching no es una técnica sino una manera de ver y vivir la vida. Parto de la premisa que siempre hay una gran bondad y un gran potencial en las personas. Por lo tanto, me resulta fácil amar y respetar a quien tengo delante de un modo que, en aquellos momentos, ni él mismo es capaz de amarse ni respetarse. Con esta creencia y emoción me resulta fácil activar también su confianza. Empieza a darse cuenta de que «soy mucho más de lo que creía» y se conecta con la confianza que le permitirá abrirse, mostrarse y soltarse. Y así es como lo acompaño en su proceso de re-conocimiento. Quiero que se sienta acompañado en el sufrimiento, el sentimiento de incertidumbre y la vulnerabilidad que le supone quitarse poco a poco las máscaras que han determinado, hasta ahora, que viva muy por debajo de sus posibilidades. En definitiva, que pueda ir soltando ese vivir cómodo pero en una mediocridad que ahora ya le agota y le desgasta.

Hace ya mucho tiempo, en una de las clases de coaching para docentes que imparto a profesores universitarios, una de las alumnas llevaba unos zapatos de tacón que le resultaban muy incómodas, estaban deformadas y el talón gastado. Y mientras salíamos a desayunar en el descanso me decía, «ya sé que me las debería cambiar, pero me sabe mal tirarlas».

Lo mismo nos pasa con las creencias y nuestra manera de vivir. Las creencias deben estar a nuestro servicio y no nosotros al servicio de las creencias. Yo te acompaño con el objetivo de que seas consciente de los perjuicios que te provocan estos zapatos ya gastados, que aceptes que ya es hora de cambiarlos y de potenciar tu capacidad para caminar por la vida con ligereza y efectividad.

Explora y simplifica lo que complicaste. Vive libre de dependencias y creencias limitantes.

El cerebro se caracteriza por tener una propiedad conocida como neuroplasticidad que es la capacidad que el encéfalo tiene para cambiar su estructura y función de maneras significativas.

Podemos modificar nuestro perfil emocional y mejorar nuestra resistencia, nuestra intuición social, la sensibilidad hacia nuestros propios estados internos emocionales y fisiológicos, y podemos asimismo mejorar nuestros mecanismos de afrontamiento, atención y sensación de bienestar.

RICHARD DAVIDSON Y SHARON BEGLEY

El perfil emocional de tu cerebro. 2012

Todos tenemos creencias e historias fruto de nuestra propia experiencia y también las que nos han transmitido como herencia nuestros antecesores.

Tal como indica Stephen R. Covey:

Las influencias que figuran en nuestras vidas (la familia, la escuela, el ambiente de trabajo, los compañeros de trabajo y los paradigmas corrientes) tienen un efecto silencioso e inconsciente en nosotros y contribuyen a dar forma en nuestro marco de referencia, a nuestros paradigmas, nuestros mapas.

Las creencias son fruto de interpretaciones-opiniones que hemos hecho en un momento determinado de hechos o situaciones que hemos observado. También son resultado de interpretaciones de los demás (individuos o colectividades). Nos las han trasladado y nosotros las hemos interiorizado en nuestra propia enredada red de verdades.

En base a estas verdades, estas gafas para mirar y observar, nosotros vamos interpretando las nuevas situaciones que se nos presentan y vamos re-accionando. En función de estas interpretaciones nos activaremos o conectaremos con más facilidad a determinadas emociones.

Para complicarlo un poco más, debemos tener en cuenta que nuestras emociones también se pueden activar de manera automática cuando, de forma inconsciente, hemos asociado algo que ocurre a nuestro alrededor con experiencias pasadas.

Con todo este entramado construimos las explicaciones que nos damos a nosotros mismos de lo que nos pasa y por qué nos pasa. Vamos elaborando historias y relatos que vivimos como verdades inalterables. Esta forma de funcionar en lugar de acercarnos a la realidad, a menudo nos aleja de nuestro autoconocimiento.

Ricard es un médico reconocido. Ha trabajado muy duro a lo largo de su vida. El esfuerzo, la dedicación y la exigencia son las palabras que utiliza con más frecuencia cuando habla. Ha sido operado 4 veces de la espalda y su mirada es triste e inspira cansancio. Sólo se entusiasma cuando habla de los pacientes y de los casos que ha podido resolver. Pero fácilmente vuelve a la queja.

El motivo que le ha llevado a plantearse un proceso de coaching, es que en su departamento ha habido cambios. En los últimos años ha empezado gente nueva y él no se entiende con su jefe ni tampoco con las personas del equipo. Piensa que lo ignoran y no lo tienen nunca en cuenta. Está muy resentido porque «está quedando arrinconado y ya no lo convocan a ninguna de las reuniones del departamento».

Repasando sus momentos vitales, destaca que cuando estudiaba primaria era un niño muy obeso. Y rescata de la memoria una situación en el patio en la que sus amigos se reían y no le dejaban jugar al fútbol. Recuerda la humillación y su parálisis, pegado a la pared y rabioso. Y recuerda también cómo se refugió en los estudios y las buenas notas, porque en eso sí que era el mejor.

A medida que ha avanzado en el proceso, se ha dado cuenta de la cantidad de veces en su vida, en las que no ha sabido poner límites a las demandas de los demás y no ha pedido lo que le correspondía. Y así, a lo largo de los años, ha ido repitiendo el patrón de «quedarse arrinconado en la pared».

Cada creencia y cada emoción se muestra de forma evidente en nuestro cuerpo (respiración, postura, salud). Nuestro fisioterapeuta, el médico de familia y el farmacéutico nos recuerdan a menudo que debemos aminorar nuestro estrés. Y cada vez más, las enfermedades crónicas y los cánceres se asocian a una manera de vivir y ver las emociones y la vida.

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El entramado de creencias y reacciones está tan enredado y escondido que uno mismo no sabe por dónde cogerlo ni cómo gestionarlo. Según Ignacio Morgado tenemos 80.000 millones de neuronas conectadas entre sí, por lo tanto, la complejidad de conexiones y asociaciones conscientes e inconscientes está servida.

No se puede gestionar lo que no se percibe. Por lo tanto, nuestro reto será explorar todo este entramado y simplificar todo lo que has ido complicando con las circunstancias de la vida, de manera que puedas darte cuenta, identificar, observar, sentir, distinguir, dar nombre y transformar todo aquello que ya no te sirve.

Vamos a iniciar un proceso de coaching juntos

A lo largo del libro iré desplegando y detallando todo un proceso de coaching que he dividido en 8 capítulos. Con muchas variaciones y matices se pueden corresponder, de una forma aproximada, a 8 sesiones de un proceso completo de coaching de los que hago habitualmente. Lo planteo como un modelo de partida, que puede tener muchas variaciones en función de cada coachee (la persona que participa en este proceso).

Pondremos en juego 3 elementos (creencias, emociones y acciones). Descubrirás como te limitan o como te ayudan a crecer. Aprenderás a reconocer qué patrones te son útiles y cuáles te desgastan. Irás descubriendo la forma de equilibrarte a ti mismo. Mi reto es que te abras y te generes un abanico increíble y sorprendente de posibilidades de futuro, totalmente inimaginable con la mirada que tienes en estos momentos de la realidad.

Durante las primeras 4 sesiones-capítulos, pongo especial énfasis en la forma como te RELACIONAS CONTIGO. Como te tratas o te maltratas. Como te hablas y qué historias te autoexplicas.

Buscaremos en tu pasado tus experiencias vitales más significativas, las historias que te cuentas y la percepción que tienes de las personas clave que te rodean o te han acompañado en el pasado. Se trata de que puedas percibir las creencias que determinan tu manera de pensar y de interpretar lo que te ocurre o condicionan tu manera de actuar. Cuáles son las creencias que te han permitido llegar donde estás, lograr todo lo que valoras y, también, las que te están limitando, te desgastan y te generan malestar.

Aprenderás a discriminar como estas creencias interaccionan con tus emociones y tu estado de ánimo. Así te irás RE-CONOCIENDO y volverás a ver de dónde vienes, tus orígenes y lo que las circunstancias de la vida han ido enterrando. Te volverás a conocer, verás factible recuperar y destapar tu esencia y tu autenticidad.

Observarás tu forma de vivir el presente. La conciencia de como vives cada instante y cada momento. Descubrirás tu poder para diseñar y decidir tu estado de ánimo. Aprenderás a dosificar las emociones y ponerlas a tu favor. Te resultará más sencillo disfrutar y fluir en tu día a día.

Te propondrás retos ambiciosos para tu futuro. Una vez liberado de las cargas del pasado y con más capacidad para vivir el presente, habrá llegado la hora de salir de tu zona de confort. La visión, la ilusión, la confianza y el optimismo te permitirán activar la energía que necesitarás para potenciar tu poder de influencia.

En la segunda parte del libro, las otras 4 sesiones-capítulos, pondré el foco en la forma como te RELACIONAS CON LOS DEMÁS. En esta etapa, aprenderás a discriminar cómo influyen tus creencias y emociones en las acciones, relaciones y conversaciones que llevas a cabo. Ya estarás disfrutando de la fluidez y la confianza necesarias para generar acciones que lleven cambios en tu vida. Buscarás e irás aprendiendo a ser más efectivo en tus relaciones y conversaciones. Priorizarás centrarte en hacer aquello que aporte más valor. Ya no te sentirás una víctima, sino que serás consciente de tu poder para influir en lo que pase a tu alrededor. Te tocará asumir la responsabilidad de incrementar tu poder de impacto en todos los roles y entornos en que te muevas.

Todo lo que te contaré irá acompañado de referencias de autores de los que he aprendido lo que aplico y, también, de pequeños fragmentos de la diversidad de coachees que han realizado procesos conmigo. Las historias y los detalles de las personas a las que hago referencia han sido modificados para que en ningún caso se pueda identificar de quien estoy hablando.

Así pues, quiero darte la bienvenida a este viaje de transformación y crecimiento personal. Estoy convencida de que cuando llegues al final de este libro habré conseguido despertar tu capacidad para percibir tu poder de impactar de forma positiva y regeneradora, en tus acciones y relaciones. Habrás cambiado la manera de ver y vivir la vida y seguro que también influirá en tu familia, tu trabajo y tu entorno social.