DESCUBRIR Y CONOCER AL PERRO

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EL «SEÑOR DE LAS AGUAS»

El Terranova es un perro de gran tamaño, con un manto que parece una chaqueta de marinero con el cuello acolchado.

Se trata de un animal al que le gusta la compañía, la gente y el ejercicio (sobre todo la natación). Al igual que un niño mimado, necesita ser siempre el centro de atención: es exhibicionista y muy vanidoso, hasta el punto de que puede «ausentarse» cuando no se ocupan de él. Sin embargo, su amor y dedicación por el hombre hacen que esté siempre pendiente de lo que pueda ocurrir cuando está a su lado.

No es un perro de guarda, ni mucho menos de defensa del territorio, aunque sus dimensiones, la profundidad de su ladrido y su atenta vigilancia lo convierten en un elemento disuasivo, que además sabe distinguir las intenciones de las personas.

Gracias a su inteligencia, personalidad, devoción y espíritu de observación, este animal tiene una predisposición natural por aprender, de modo que es fácil de adiestrar, sobre todo en su especialidad, el salvamento en el agua.

Cómo y dónde comprarlo

En el caso de que hayamos decidido adquirir un ejemplar de Terranova, deberemos ponernos en contacto con un criadero o un establecimiento especializado. Lo más recomendable es solicitar una lista a la delegación del club de la raza más cercana. No debe importarnos hacer unos kilómetros de más para ir a un criadero que nos hayan recomendado o que nos inspire confianza. De hecho, puede ser una buena excusa para tomarnos unos días de vacaciones y hacer un pequeño viaje. Habrá merecido la pena porque conseguiremos un cachorro criado por manos atentas y expertas, y nos relacionaremos con un criador que a buen seguro nos ayudará a aclarar todas las dudas que puedan surgir durante la etapa de desarrollo del perro. En algunos casos, en lugar de buscar un criadero podemos acudir a un particular que ofrezca cachorros. No es una mala solución si no olvidamos que esta persona no es un profesional. En este sentido, deberemos informarnos sobre la genealogía del padre y de la madre, así como sobre el programa de crecimiento del cachorro, sobre todo por lo que respecta a su alimentación.

En algunas ocasiones, ciertas tiendas de animales venden cachorros. En el caso de que alguno nos interese, deberemos comprobar también su procedencia y estado de salud, ya que los sucesivos desplazamientos podrían haber hecho mella en su carácter y su salud. Un punto que debemos observar con mucha atención es el desarrollo del esqueleto, ya que el crecimiento de un perro de la corpulencia del Terranova puede verse comprometido irremediablemente por una mala alimentación desde los primeros días del destete.

LORD BYRON: A LA MUERTE DE SU QUERIDO TERRANOVA

En este lugar descansan los restos de uno que fue bueno sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad, que del hombre tenía todas las virtudes y ninguno de sus vicios. Esta alabanza que podría ser una falsa adulación si de despojos humanos fuera el objeto, no es más que un justo homenaje a la memoria de Boatswain, perro que nació en Terranova en mayo de 1801 y murió en Windsor el 18 de noviembre de 1815.

CRECIMIENTO DEL CACHORRO DE TERRANOVA

Edad (en meses)

Peso (en kilos)

2-3

8-20

3-4

20-30

4-5

30-35

6

35-40

8

45-50

10

50-55

14

55-60

¿Cachorro o adulto?

La edad adecuada para adoptar un cachorro de Terranova es alrededor de los tres meses. Es preferible no hacerlo antes, puesto que el desarrollo del esqueleto del cachorro es muy delicado porque en poco tiempo alcanza unas dimensiones especialmente grandes.

En los primeros meses de vida, es fundamental proporcionarle una alimentación correcta con los debidos complementos de sales minerales y vitaminas. Más vale que se encargue de ello el criador, aunque ello implique un cierto retraso en la entrega del perro. De hecho, esto no supone ningún contratiempo, ya que el Terranova es un eterno cachorro, siempre deseoso de aprender y de convivir con los seres humanos, y a los tres o cuatro meses se adapta sin dificultades a un nuevo hogar. Por otro lado, ni el perro joven ni el adulto tienen problemas para integrarse en una nueva familia. Es más: suele ser más recomendable, sobre todo en aquellos casos en que los propietarios no dispongan del tiempo necesario para enseñarle las normas básicas de educación o si pretenden competir en exposiciones caninas, en cuyo caso precisarán de ejemplares perfectamente desarrollados que no se desvíen del estándar.

¿Macho o hembra?

El dimorfismo sexual determina las diferencias de tipo físico entre ambos sexos. En el Terranova, al igual que en la mayor parte de razas, estas se aprecian con facilidad.

Desde el punto de vista del carácter, las diferencias son pocas: tanto el macho como la hembra son muy afables y pacientes; son valientes y poseen un fuerte instinto de protección, si bien no son buenos perros de guarda o de defensa.

1. Las hembras tienen un aire dulce y son más pequeñas, aunque sin perder solidez; 2. Los machos son más robustos y fuertes, y tienen un aspecto particularmente fiero

EL PERRO JOVEN

¿Estamos completamente seguros de que podemos criar un cachorro? Si no fuese así, siempre queda la posibilidad de escoger un perro joven, de ocho o nueve meses, ya socializado, que habrá aprendido las normas básicas de comportamiento y sabrá caminar con la correa. Será un poco más caro, pero nos ahorraremos los destrozos que inevitablemente causan los cachorros.

Además, podremos ver sus características morfológicas y conocer mejor sus cualidades. Veremos con claridad si es un buen representante de la raza, tanto desde el punto de vista físico como psíquico, o si simplemente es un buen perro. Si nos proponemos participar con él en exposiciones caninas o pruebas de trabajo, esta será la mejor opción. Es más: no deberemos dejarnos engañar con promesas de futuro referidas a un cachorro de dos meses, del cual es imposible predecir si será un campeón o simplemente un representante digno de la raza.

APRENDAMOS A CONOCERLO


El Terranova es, en cuanto a comportamiento, un perro que no da problemas, ya que ansía ser útil y recibir muestras de afecto. Tan sólo hemos de procurar que modere su efusividad, ya que crece muy rápidamente y puede provocar algún percance. Al igual que todos sus congéneres, a veces se porta mal. Es decir, se comporta de una manera que para nosotros no tiene sentido y que en algunos casos puede resultar molesta, si bien para él es completamente comprensible y natural. Le gusta cavar hoyos en el jardín, hurtar objetos o comida de la casa, roer las patas de las mesas, revolcarse donde huele mal... En definitiva, se comporta como si aún fuera un animal salvaje. Nuestra intervención se limitará a indicarle con un ¡no! contundente nuestra contrariedad cuando lo sorprendamos realizando cualquier trapacería, y acto seguido le propondremos que se entretenga haciendo algo que guste a todos. Las medidas represivas sólo sirven para aliviar nuestro enfado y confundir a nuestro amigo, que será incapaz de comprender por qué nos comportamos de ese modo.

Revolcarse por el suelo

Es una actividad que procura al perro una sensación agradable. Lo hace cuando está contento y no se siente amenazado, o después del baño, en especial si tiene a mano arena o tierra seca. A veces se da un revolcón sobre materiales orgánicos en descomposición: es un comportamiento típico del animal salvaje que no desea que su olor corporal lo delate ante sus presas. Se trata de otra conducta ancestral y no es difícil enseñarle a no hacerlo, aunque para ello se requiere cierta cautela.

Excavar hoyos

Los perros —y sus antepasados— han excavado siempre: para hacer una madriguera, protegerse de la nieve o enterrar parte de una presa no totalmente consumida. Se trata de un comportamiento ancestral todavía útil, pero a veces incomprensible para el hombre. Con un ¡no! pronunciado con autoridad enseñaremos progresivamente al cachorro a no hacerlo en el jardín, aunque no se lo negaremos completamente, ya que pondríamos en peligro su identidad de perro.

Hurtar

El perro no es un ladrón por naturaleza; más bien considera suyo todo lo que encuentra en su territorio. El asado listo para ser servido (el Terranova es muy glotón), la caja de los caramelos o los objetos de la casa —especialmente aquellos a los que el dueño tiene más apego— lo atraen poderosamente, ya que su posesión es una manera de reafirmar su dominio. Conviene enseñarle pronto a no hacerlo, pero para ello deberemos esperar a sorprenderlo en el acto e impedirle que lo lleve a cabo con nuestra negativa. Sin embargo, en lugar de castigarlo, lo obligaremos a que juegue con sus juguetes. Esta es otra razón por la cual es aconsejable dar al perro, desde cachorro, algunos juguetes que se convertirán en objeto de su dominio.

Roer

El cachorro que roe un objeto o una prenda de vestir tiene algún problema. Tal vez se trate de la dentición, aunque a menudo puede ser un síntoma de tensión que se exterioriza casi siempre cuando no se siente querido, sino simplemente tolerado. Es un modo de desahogar la tristeza, y suele hacerlo cuando se le riñe. La mejor solución consiste en jugar con él después de haberlo reprendido.

También puede ocurrir que lo haga por vicio, en cuyo caso habrá que poner más énfasis en su educación, ya que puede deberse a una neurosis provocada por su desorientación dentro del orden jerárquico del grupo.

LAS PRIMERAS NEGATIVAS

Para que el cachorro se comporte como deseamos, tenemos que dejarle claras nuestras intenciones desde el primer momento. No hace falta atemorizarlo —lo cual constituiría un grave error—. Basta con indicarle que no debe hacer ciertas cosas. Cuando lo soprendamos en mitad de una travesura, lo sujetaremos por la piel del cogote y mirándole directamente a la cara le diremos ¡no! en tono firme, pero sin ira, ya que el terranova es muy susceptible. Después de haberlo reñido, tendremos que quedarnos a su lado y distraerlo, para que no repita lo que le hemos prohibido. Deberemos comportarnos de esta manera cada vez que veamos que el cachorro se dispone a actuar así.

La corpulencia del Terranova

Además de los comportamientos no deseados que suelen realizar todos los perros, el Terranova tiene otro inconveniente: sus dimensiones, que unidas a un temperamento particularmente alegre y efusivo, pueden convertirlo en un auténtico peligro público. Basta con imaginar una masa de setenta kilos corriendo por la calle para hacernos una idea de los estragos que puede causar un Terranova descontrolado. Es preciso, pues, contener su ímpetu para evitar que sus desmanes nos den más de un susto.

Por ello, tendremos que enseñarle ciertas reglas:

 salir de casa con calma para evitar que choque con algún peatón;

 no saltar del coche hasta que le demos permiso;

 no abalanzarse contra las personas, ni apoyar las patas sobre los hombros de nadie.

Es necesario que aprenda a expresar su alegría sólo ante aquellas personas que sepan cómo reaccionar.

EL HOMBRE Y EL TERRANOVA


La mirada dulce y confiada del Terranova revela perfectamente las intenciones de esta raza hacia el hombre: dedicación absoluta y deseo de que todo transcurra en un clima de tranquilidad. Al hombre le pide autoridad —aunque un déspota lo convertiría en un animal triste porque sería incapaz de rebelarse— y, sobre todo, un ambiente alegre y tranquilo, acorde con su fidelidad incondicional.

El Terranova y los niños

La relación que se establece entre un niño y un cachorro sigue unas fases que transcurren con rapidez. Cuando el cachorro llega a casa, ve al niño como su superior, pero como el perro se hace adulto antes (aproximadamente al año de edad), en poco tiempo la relación pasará a ser entre iguales, y acabará invirtiéndose al cabo de pocos meses. El Terranova ya no aceptará del niño juegos y enfados antes inocentes, que ahora interpretará como tentativas para dominarlo.

EL DUEÑO IDEAL: CÓMO TENER AUTORIDAD SIN SER AUTORITARIO

La característica principal de la figura dominante que el cachorro de terranova debe encontrar en el grupo en el que se ha integrado es la experiencia. Hace falta tener muy claros los comportamientos que esperamos de él y dárselo a entender con coherencia y firmeza desde el principio. Las malas costumbres son muy difíciles de erradicar.

En primer lugar, un buen dueño nunca alza la voz. Si quiere mostrar su disgusto o inculcar una orden, empleará un tono perentorio y seco que no admite objeciones. Gritar indica una falta de coherencia, no una demostración de fuerza —del mismo modo que el ladrido denota miedo e inseguridad—. Cuando un perro quiere adoptar una actitud amenazadora gruñe, no ladra.

Un perro feliz es un perro que no da lugar a situaciones comprometidas ni a momentos de tensión, y para ello es necesario que alguien demuestre su autoridad. Si le inspiramos estimación y confianza, le gustará ser guiado, y así aprenderá a respetarnos.

Jugar sin molestar

Si queremos que entre los niños y el Terranova reine la camaradería, deberemos elegir un ejemplar sumiso que sea más paciente y fácil de educar. Nunca conviene dejar solos a un perro y un niño hasta que no se esté seguro de que ninguno de los dos tiene intención de molestar al otro.

En cualquier caso, hay que procurar siempre que el niño no moleste al perro. Para ello le explicaremos que no es bueno tirarle de las orejas ni de la cola, ni tampoco tocarle los ojos o la trufa.

El niño no debe mirar al perro fijamente en los ojos, soplarle en la nariz, molestarlo mientras come ni tampoco acercársele en silencio por la espalda o con un bastón en la mano. Aparte de estas prohibiciones, puede subirse a la grupa, pelear en broma con él, y correr y saltar hasta que se canse. Lo importante es que no haya tensión entre ellos, ya que el perro se acordará de todos los malos momentos que le haya hecho pasar y perderá la confianza en él.

EQUIVALENCIA ENTRE LA EDAD DEL HOMBRE Y LA DEL PERRO

Perro

Hombre

6 meses

10 años

12 meses

15 años

18 meses

20 años

2 años

24 años

3 años

28 años

4 años

32 años

5 años

38 años

6 años

43 años

7 años

49 años

8 años

54 años

9 años

60 años

10 años

65 años

15 años

87 años