

Aunque exista una ardilla «nuestra», la que desde hace años se ha convertido en un animal de compañía para muchos sigue siendo exótica, porque llega sobre todo de Asia y América. Tener estos animalitos en casa es cada día más frecuente.
¿Habrán sido las bromas que Chip y Chop (esas dos pequeñas ardillas inventadas por Walt Disney, ambas personajes muy entrañables) le han gastado al pato Donald, lo que nos ha llevado a pensar que podíamos convertirnos en sus amigos? ¿O habrá sido acaso que el más simpático de los moradores del bosque se atreve, por iniciativa propia, a acercarse a los parques y jardines de nuestras ciudades?
Sea como sea, en los últimos años no es raro encontrar a la ardilla en la lista de los posibles animales de compañía, también porque, poniendo a su disposición una jaula más bien grande, se adapta fácilmente a la vida en un piso.

En los momentos de relajo, entre una carrera y la siguiente, adora estar sentada sobre las patitas de atrás. En cambio, su amiga de la página anterior tiene todo el aspecto de ser una que está buscando material para el nido
En la naturaleza: de la tierra al cielo
Estos animales ágiles y vivarachos pueden ser arborícolas, terrestres o voladores.
Ardillas arborícolas
Al primer grupo pertenece la denominada ardilla común: con sus afiladas uñas, hace presa en la corteza de los árboles y trepa rápidamente por los troncos; luego, con la misma habilidad, baja corriendo o salta desde las ramas más altas, utilizando la cola para mantener el equilibrio y como timón, pero también como freno y como almohada cuando toma tierra. Recordemos que es uno de los pocos mamíferos que construyen un nido parecido a los de las aves.

La madriguera de las ardillas terrestres da a un túnel que conduce a distintas habitaciones. Las más importantes son el nido y el almacén
Ardillas terrestres
Las ardillas japonesas y norteamericanas, en cambio, prefieren excavar sus madrigueras en el suelo y disimulan la entrada escondiéndola entre las raíces de un árbol o cerca de una piedra. Con una profundidad de entre 50 y 150 cm, la madriguera está formada por un túnel de unos 2 o 3 m de longitud, con el que comunican algunas «habitaciones»: las más importantes son el nido, donde duerme, pasa las horas más frías del invierno y las más calurosas del verano y se ocupa de los cachorros, la despensa, donde almacena toda la comida y uno o más cuartos de baño.
Ardillas voladoras
Lamentablemente no es fácil verlas, porque durante el día duermen a pierna suelta. Por la noche inician su actividad frenética, que consiste en comer, beber, jugar y, naturalmente, volar. De esta forma se exhiben en espectaculares vuelos de 40 o 50 m, virajes de 90°, vueltas de campana... Pueden hacerlo gracias a un pliegue de la piel, que se llama patagio, que se extiende desde el tobillo de las patas traseras hasta la muñeca de las delanteras. Cuando está a punto de volar desde lo alto de la copa de un árbol, la ardilla abre los brazos para que el patagio quede bien tenso, exactamente como las alas de un planeador.

Gracias al patagio, la membrana que une las patas traseras con las delanteras, la ardilla voladura puede desplazarse de un árbol a otro con vuelos que pueden alcanzar los 50 m
La «nuestra» es la estriada
La que se vende en nuestras tiendas de mascotas es la ardilla estriada.
En realidad son dos las que tienen este tipo de pelaje: la ardilla japonesa, conocida también con el nombre de ardilla coreana o borunduck, y la ardilla norteamericana, llamada chipmunk, por el típico sonido «chip, chip, chip» que emite. Ambas tienen un color que tiende hacia el marrón y cinco franjas negras en la espalda, que son precisamente las que las diferencian: en la borunduck son más largas, ya que van desde la cola hasta la base de la cabeza, mientras que en la ardilla norteamericana se paran a la altura de los hombros, dejando una superficie de color uniforme en la base del cuello. Además, la chipmunk tiene una franja blanca comprendida entre las dos negras de cada costado.
Aparte de las franjas, las dos son muy vivarachas, inteligentes y bastante aseadas, comen lo mismo y necesitan los mismos cuidados y atenciones. Escoger una u otra es, sobre todo, una cuestión de mutua simpatía.

Lo que encontramos en las tiendas de mascotas es más o menos lo siguiente: japonesa o norteamericana, con franjas negras más o menos largas y, en cualquier caso... una bolita de ternura y vivacidad

Sus parientes
Perrito de las praderas
A pesar del nombre —que le ha sido dado por el sonido, parecido al ladrido de un perro, que emite en las situaciones de peligro— es una ardilla a todos los efectos. Vive en las praderas de Norteamérica, desde Dakota del Sur al norte de Méjico y, al ser incapaz de trepar a los árboles, construye madrigueras subterráneas en cuya entrada coloca unos montículos de tierra, que utiliza como punto de vigía de los depredadores.
Ardilla de tierra
Es parecida a la marmota, vive en Europa, Asia Central y Norteamérica, en las regiones con vegetación herbácea, pero también allí donde hay condiciones análogas a las del desierto. Hay varias especies, como el suslik asiático y la vizcacha americana, muy parecidas por la forma y los hábitos.

Perrito de las praderas
Marmota
Después del puercoespín, es el mayor roedor mediterráneo y vive en pequeños grupos familiares o en colonias, frecuentando valles y pastos alpinos bien soleados, entre los 1.500 y los 3.000 m de altitud. Arisca y desconfiada, está siempre preparada para dar la alarma al menor peligro, lanzando un grito muy agudo, parecido a un silbido, al que sigue la inmediata y rapidísima desaparición dentro de sus madrigueras de todas las marmotas.
Jerbo
Se trata de cuatro especies de pequeños roedores que, gracias a su resistencia y a las dimensiones reducidas, logran vivir en un ambiente muy difícil, con condiciones extremas como las de las regiones semidesérticas y las sabanas del África subsahariana.