2 Preparación del cristal

Una vez tenemos elegido el cristal, vamos a prepararlo para poder trabajar con él.

Hay tres pasos fundamentales para trabajar con un cristal: limpieza, sintonización y programación.

Limpieza

Una pregunta muy común y que a muchos extraña es ¿por qué hay que limpiar los cristales?

Si es la primera vez que te acercas a este mundo, sin duda te chocará.

Los cristales son energía y la energía puede manifestarse en forma de onda o de vibración, dependiendo del comportamiento del que observa. Ambas formas son igual de correctas. Al mismo tiempo, nosotros también somos energía. Aunque no se percibe a simple vista, estamos formados por energía y tenemos un campo a nuestro alrededor; ¿te suena algo lo de aura?

Pues bien, tu campo entra en contacto con el campo del cristal y se produce un intercambio. Un cristal que haya pasado por varias manos estará impregnado de todas las energías con las que se haya cruzado.

¿Y eso es malo?

No, no es que sea malo, es que queremos que el cristal trabaje solo con nuestra energía y que no contenga otras influencias que pudieran no sernos beneficiosas.

Aclarado por qué hay que limpiarlos antes de usarlos, vamos con los métodos.

Una observación: esto es igualmente válido para la bisutería, los colgantes…, todas las piezas deben ser limpiadas antes de ser utilizadas, ya sean cristales para llevar o para trabajar con ellos. Procederemos así sobre todo con las joyas que heredamos, pues en ellas quedan impresas la energía de su antiguo dueño.

Métodos

Enfocar la Energía Universal

Realiza varias respiraciones profundas para alcanzar un estado relajado y tranquilo. Cuando lo hayas conseguido, conéctate a Tierra para anclarte bien y luego visualiza cómo un haz de luz baja desde el cielo y rodea el cristal. Esta luz penetra en él, en su composición cristalina, y va sacando fuera todo lo que no se corresponde con la propia composición del cristal.

Mantén la visualización por unos minutos, hasta que veas que no sale nada más del cristal.

En ese momento el cristal está «limpio» de cualquier otra energía que tuviera anteriormente.

Para aquellos que no se hayan conectado nunca a tierra, se incluye más adelante un ejercicio donde se explica paso a paso cómo hacerlo y cómo llamar a la Energía Universal.

Reiki

Para aquellos que tienen algún nivel de reiki, es la forma más cómoda y rápida de limpiar un cristal.

Primero, hay que cortar la energía del cristal. Para ello, cógelo en una mano y, con la otra, da tres golpes secos sobre él. Seguidamente, te conectas a la Energía Universal y con tu mano libre le das reiki al cristal.

Si has sido iniciado en nivel 2 o superior y dispones de algún símbolo, puedes usarlo.

Incienso

Enciende un palo de incienso. Da igual el que elijas, todos funcionan. Los que más limpian son los de ruda y cedro, pero el que escojas estará bien.

Coloca el cristal en el humo del incienso y visualiza cómo con ese humo saliente se va lo que no pertenece al cristal.

Quizá te parezca que no ves nada. Tranquilo, trabajamos con la intención y con la visualización. Tú tienes la intención de limpiar el cristal con este método y, al ponerlo en el humo, tu intención, junto con tú imaginación, hacen que el cristal se limpie porque estamos diciendo que así sea.

Agua corriente

Para las piezas pulidas o que no están montadas en estructuras, es una forma muy fácil y rápida de limpieza.

Abrimos el grifo de agua corriente y disponemos el cristal en nuestra mano debajo del chorro. Visualizamos cómo el agua va limpiándolo y eliminando todo lo que no le corresponde. Si puedes poner el cristal al sol un par de horas, mejor: así se cargará.

Sal

Las piezas en bruto no pulidas es mejor no mojarlas, pues el agua las puede acabar partiendo. Lo mejor es poner una cama de sal en un recipiente, colocar el cristal encima y dejar 24 horas en el exterior.

Hay más métodos de limpieza y, además, cada maestrillo tiene su librillo… Lo importante es la intención que pones en el procedimiento y que visualices (o imagines) que estás haciendo la limpieza.

Mi recomendación, cuando se trate de la primera limpieza del cristal, es usar agua con sal (salvo en los casos en que este sea muy blando o se pueda disolver en ella como ocurre con la selenita) y luego poner el cristal en el exterior a la luz del sol por unas horas. Hacedlo también cuando notéis que el cristal está muy pesado.

Para realizar una limpieza entre ejercicios o descargar la energía impregnada del cristal, podéis usar cualquiera de los otros métodos.

Por lo general, cuando nos llega un cristal suele estar muy contaminado con muchas energías, y limpiarlo con reiki puede llevar mucho tiempo.

Como siempre, sigue tu intuición y experimenta por ti mismo los distintos métodos de limpieza para ver con cuál te sientes más cómodo. Recuerda que, después de limpiarlo, debes hacer las fases de activación y programación para que el cristal trabaje como tú quieres.

Sintonización

Activación de manos

Para poder sintonizarnos con el cristal, es necesario activar antes nuestras manos.

Aquellos que ya practiquéis otros tipos de terapias, como reiki, acupuntura, reflexología o masajes, ya tenéis las manos activadas; aun así, vamos a despertar y activar nuestros cuarzos sutiles, los que están en nuestras palmas, y a sincronizarlos con nuestra glándula pineal y nuestro corazón.

Comenzamos experimentando un estado de relajación y conexión con nuestro Ser. Cuando estés preparado, junta tus manos. Visualiza cómo en cada palma tienes un cuarzo blanco que sobresale de ellas. Al juntar las manos, ambos cuarzos se tocan.

Permanecemos así unos minutos, sintiendo cómo, al estar juntos, ambos cuarzos se activan. Percibe el calor en tus manos y cómo va aumentando poco a poco.

Lentamente, separa poco a poco las manos, sintiendo cómo la energía interior generada está entre ellas.

Con las manos enfrentadas, gíralas 90 grados, cada una hacia un lado, y luego vuelve a la posición original. Realiza esta operación tres veces a cada lado.

Separa las manos y colócalas como si tuvieras una bola en ellas. En realidad, estás generando una bola de luz, que será uno de los vértices del triángulo que vamos a formar.

Otro vértice está a la altura de tu entrecejo o tercer ojo, donde estamos buscando la glándula pineal.

El tercero se localiza en tu corazón.

Vamos a sincronizar nuestras manos con nuestra glándula pineal y con nuestro corazón. Unimos cuerpo, alma y corazón para trabajar en armonía y equilibrio.

Image

Desde la glándula pineal visualizamos un haz de luz que incide sobre el corazón. Desde el corazón, a la bola generada en nuestras manos y desde esta bola, a la glándula pineal.

Sentimos cómo este triángulo va creciendo en energía y luz. Sentimos nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma en total conexión. Sentimos el equilibrio.

Permanecemos así unos minutos.

Nuestras manos han sido activadas.

Ahora que somos conscientes de nuestra propia energía, cogemos el cristal a sintonizar entre nuestras manos. Visualizamos cómo nuestra energía y la del cristal están diferenciadas, cada una posee sus propios límites. Vemos cómo poco a poco esos límites comienzan a difuminarse y a mezclarse, de forma que la energía del cristal se integra en nuestra aura.

Ahora que has establecido contacto con el cristal, permítele que se presente y te muestre su energía y, al mismo tiempo, permítete a ti mismo dejar a tu cuerpo que te muestre la manera en la que percibes otro campo de energía.

Observa qué sientes teniendo el cristal en tus manos. ¿Es pulsante? ¿Es frío? ¿Te provoca pinchazos? ¿Quema? ¿Te inquieta o te relaja? ¿Percibes algún olor?, ¿alguna sensación por encima de otra? ¿Puedes ver en tu mente alguna imagen? ¿Puedes oír algún sonido?…

La manera de percibir de cada uno de nosotros es diferente. Habrá a quien le resulte muy fácil visualizar y quien lo haga a través de sensaciones o puede que incluso a través de palabras; si es así, utiliza una grabadora y expresa en voz alta tus impresiones para luego anotarlas.

Puede que te surjan dudas en cuanto a las visualizaciones o que pienses que tú no eres capaz de ver nada… No te preocupes, como sucede con todo, hay que trabajar con la intención. Si no eres capaz de verlo o imaginarlo, pon tu intención en lo que quieres hacer y ve diciéndote a ti mismo que estás haciendo tal o cual cosa. Poco a poco te será más fácil.

Programación

Para que un cristal trabaje de una manera concreta con nosotros, tiene que estar limpio, sintonizado y programado.

Con las acciones anteriores hemos limpiado y nos hemos sintonizado con el cristal. Ahora lo vamos a programar, le vamos a decir qué es lo que queremos de él.

Coge el cristal en tu mano y dile:

Image Programo este cristal para el mayor bien común y para…

Con esta expresión estamos manifestando nuestra intención de ir hacia la luz. Recuerda que aún en la tercera dimensión hay dualidad. Manifestamos nuestra intención sobre dónde queremos ir.

Ahora dile qué quieres conseguir de él. Puede ser algo relacionado con sus propias características o lo que desees obtener.

Como ejemplo, puede ser: amor, protección, escudo áurico, alineación de tus cuerpos sutiles…

Si no sabes qué pedirle o prefieres que sea el cristal el que te aporte lo que necesitas, dile:

Image Para mi mayor bienestar y sabiduría… o lo que consideres.

Todo está bien.

Lo importante es que ese cristal te ha elegido porque lo necesitas y quiere trabajar contigo. Contrariamente a lo que pudieras pensar, no eres tú quien elige al cristal, sino al revés.

Es por ello que, cuando tengas frente a ti una colección de cristales y tus ojos o tus manos se queden como pegadas a uno en concreto, debes hacer caso de esa llamada y conseguirlo, pues eso significa que quiere trabajar contigo.

Cuando pierdes un cristal es porque ha llegado el momento de separarse y él se quitará de en medio.

Cuando un cristal se rompe es porque ha hecho un trabajo para ti y ha dado toda su energía por ti. En esa acción puedes haber integrado alguna propiedad del cristal que haya desbloqueado alguno de tus puntos o quizá se haya activado desviando alguna energía negativa que iba dirigida a ti.

En cualquier caso, lo que debes hacer es agradecer su acción. Recoge los trozos de cristal y entiérralos en algún lugar que sea especial para ti, donde te gustaría que estuviera tu cristal.

Con este gesto, devolvemos el cristal a la Tierra, a la Madre, para que se regenere y se vuelva a cargar de energía.