Este libro se empezó a escribir a ratos. Muchísimos. En viajes de tren y en largos trayectos de avión. Se pensó entre el ruido del bar Diamant de mi barrio, en Gràcia (Barcelona), y se terminó con la calma de mi pueblo, en Crivillén (Teruel).
Hay infinidad de personas a las que agradecer este libro, tantas que —ya aviso— olvidaré a muchas.
Gracias a Casti por estar siempre ahí y porque sin ti —y tu cariño y paciencia— no se habría podido escribir este texto, por lo que también es tuyo.
Gracias a mis padres por mostrarme que solo con trabajo se consiguen las cosas y que aprender y seguir aprendiendo es lo mejor del mundo.
Gracias a Antoni Gutiérrez-Rubí por apostar por mí hace diez años y porque es de quien más sigo aprendiendo cada día.
Gracias a mi familia en Ideograma. Es un honor compartir cada día con ellos para seguir sorprendiendo a nuestros clientes. Gracias a Santiago Castelo, Martín Szulman, Carlos Guadián, Cristina Martínez, Estrella Blasco, Chus López, Edgar Rovira, Jaume Ríos, Romina Tricarico, Nadia Rodríguez, Alba Hahn, Julia Alsina, David Girona, Gabriela Berti, Lisandro Carrasco, Gloria Zacarías, Alejandra Lora y Clara Villazón. Gracias a Jaume Bellmunt por enseñarnos lo que es importante saber. Y gracias sobre todo a Belén Peris por cuidarnos y por mil cosas más.
Gracias a mis «consultores» personales. Aquellas personas que leyeron el primer capítulo y opinaron, criticaron y corrigieron. Gracias a Jacobo Requena, Alexandra Vallugera, Itziar García, Sergio Pérez Diáñez, Lucero Chargoy, Àlex Llonch y Constanza Paredes.
Gracias al resto de la «secta» Beers&Politics por aportar conocimiento a cambio solo del placer que da hacerlo. Gracias a Mireia Castelló, Àlex Comes, Sonia Lloret, Ana Polo, Juan Víctor Izquierdo, Estefanía Molina, Manu Rodríguez, Marina Isun, Roberto Losada y todas y todos los organizadores en cincuenta y una ciudades, y a los centenares de ponentes y articulistas de nuestra web.
Gracias a todo el alumnado que se ha divertido conmigo los últimos diez años. En especial a aquellas y aquellos con los que he compartido —horas, días, meses o años después de las clases— cervezas y charlas. Porque este libro es más vuestro que mío, porque está escrito para vosotros.
Gracias especiales a Julio Martínez Ciércoles por acogerme en las noches de Crivillén después de muchas horas escribiendo, pero ya con cervezas (que nunca pagué) y conversaciones siempre divertidas.
Gracias a vosotros, lectores. Espero que, si os gusta este libro, me hagáis propaganda.