Perdí la cuenta hace mucho tiempo de las rabietas que me ha tocado sostener, y te lo digo de entrada para que no pienses que yo me he librado de ellas. No, al contrario. Si estoy aquí hablando de rabietas y de cómo lidiar con ellas es porque, precisamente, he vivido un montón. Vaya, que en una competición de madres y padres que más rabietas han vivido, ¡creo que yo tendría posibilidades! ;)
Sí, sé que tú también crees que las tendrías y seguramente es cierto. Vamos, que aquí no se escapa nadie y vamos todos para podio. O casi. Para que no te deprimas te diré que esto tiene muchas cosas buenas, aunque ahora mismo ni te lo creas ni te consuele. Más adelante, en este libro, sabrás por qué.
Pero quiero dejar muy claro, antes de empezar, que no tengo la varita mágica que hará desaparecer las rabietas en tu casa de un plumazo. Si la tuviera, yo no habría vivido las que he vivido y, seguramente, no estaría escribiendo este libro. Además, deja que te diga que si alguien te promete que siguiendo sus pasos vas a poder librarte de ellas, desconfíes. No solo porque creo que no es posible, sino porque creo que no es bueno.
Digamos que, con este libro, yo no quiero que elimines las rabietas de tus peques de vuestra vida, sino que consigáis hacerlas más llevaderas, entenderlas y sacarles el máximo provecho posible para aprender y crecer juntos. Y ya que estamos, que podáis mirarlas con humor y con mucho amor y consciencia.
Es, de hecho, lo que a mí me ha servido de verdad: entender todo lo que esconde un berrinche, entrar en él, entrar en el mío propio (cuando ellos rabian a menudo nosotros también lo hacemos), y explorar todos sus rincones. Solo sumergiéndome de lleno en ellos conseguí empezar a lidiarlos, a perderles el miedo, a amarlos. Y con ellos a amar también a mis hijas profundamente cuando estaban en plena rabieta.
Ya lo sé: fácil no es, y te juro que fácil no me ha resultado. He llorado a veces al sentir que las rabietas de la mayor me pasaban, literalmente, por encima. Supongo que tenía que tocar fondo para entrar, de verdad, en el «apasionante» mundo de las rabietas. Y esto no es una broma: es apasionante y en este libro te voy a contar por qué.
Este es mi objetivo: que cuando termines el libro vivas y veas las rabietas de tu hijo o hija como una oportunidad de crecimiento y de transformación, y no como un conflicto más en vuestra vida que os distancia. Que cuando termines el libro, hayas cambiado la mirada, tengas una visión de ti misma/o y de tus hijos e hijas más consciente, más global, más profunda.
Algo que nos sucede a menudo es que la teoría la comprendemos a la perfección pero, sin embargo, nos cuesta mucho llevarla a la práctica. Para que este no sea el caso de este libro, y que su lectura te ayude a integrar lo expuesto para que haya un verdadero cambio en ti y en la forma de acompañar a tu hijo o hija en sus rabietas, encontrarás en él una parte práctica. Te propondré que detengas la lectura a ratos para entrar en el cuerpo y para que todo lo leído pueda ser luego vivido en el cuerpo y transformado desde la comprensión y desde la toma de consciencia profunda de nuestra propia historia. Para ello, te propongo que tengas a mano una libreta, por si quieres hacer este camino acompañada/o de algo de escritura. A veces, dejar negro sobre blanco cómo nos sentimos nos ayuda a ordenar nuestras ideas y a tomar más consciencia aún de cómo estamos. Así que, si quieres, puedes tomar algunas notas después de hacer los ejercicios que te propongo en los apartados «Explora».
No quiero que este libro sea uno más que se amontone en tus estanterías y se llene de polvo. O que sea de esos que nombramos cuando decimos «yo he leído mucho y me sé la teoría, pero a la hora de pasar a la práctica, no me sale». No; escribo estas páginas con la intención de que este libro sea distinto para ti y te sirva para hacer de verdad una transformación en ti: para que te ayude a cambiar de mirada pero, no solo a un nivel teórico, sino que en tu interior (en tu cuerpo, en tu cerebro y en tu alma) se haga el clic necesario que te ayude a que haya armonía entre lo que crees que debes hacer y lo que haces.
Yo pondré todo mi empeño y espero conseguirlo.
Sea como sea, me apetece mucho hacer este viaje contigo. ¿Me acompañas?