almacena en su interior energía elástica que se libera a voluntad. La energía térmica incrementa las vibraciones de los átomos y las moléculas en los materiales calientes. Así pues, una sartén metálica al fuego se calienta porque los átomos de su interior se mueven con mayor rapidez por la entrada de la energía. La energía también puede transmitirse en forma de ondas eléctricas y magnéticas, como las ondas lumínicas o electromagnéticas, y la energía química almacenada puede liberarse mediante reacciones químicas, como sucede en nuestro propio sistema digestivo. Einstein reveló que la propia masa tiene una energía asociada que puede ser liberada si se destruye la materia. Por tanto, masa y energía son equivalentes. Ésta es su famosa ecuación E= mc2: la energía (E) liberada por la destrucción de una masa (m) es mveces la velocidad de la luz (c) al cuadrado. Esta energía es liberada en una explosión nuclear o en las reacciones de fusión que se producen en nuestro Sol (véanse págs. 140147). Como la energía aumenta en proporción con el cuadrado de la velocidad de la luz, que es muy elevada (la luz viaja a 300 millones de metros por segundo en el vacío), la cantidad de energía liberada al destruir aunque sean unos pocos átomos es enorme. Hablamos de la energía que se genera, pero en realidad se transforma de un tipo en otro. Obtenemos energía química a partir del carbón o del gas natural, y la convertimos en calor que hace girar las turbinas y crea electricidad. En último término, la energía química del carbón y el gas natural proceden del Sol, así que la energía solar es la raíz de todo lo que funciona en la Tierra. Aunque nos preocupamos porque el suministro energético en la Tierra es limitado, la cantidad de energía que se puede obtener del Sol es más que suficiente para cubrir nuestras necesidades, siempre y cuando logremos aprovecharla. Conservación de la energía La conservación de la energía como regla física es mucho más que reducir nuestro uso de energía doméstica; quiere decir que la cantidad total de energía no cambia aunque sí puede variar entre diferentes tipos. Este concepto es de aparición relativamente reciente y surgió tras el estudio individual de numerosos tipos de energía. A principios del siglo , Thomas Young introdujo el término energía; anteriormente, esta fuerza vital fue denominada vis vivapor Gottfried Leibniz, quien elaboró originalmente las operaciones matemáticas del péndulo. Muy pronto resultó evidente que la energía cinética no era la única que se conservaba. Las balas de cañón o los reguladores iban perdiendo velocidad y no se movían eternamente. Pero los movimientos rápidos a menudo provocaban que las máquinas se calentaran debido a la fricción, como sucedía cuando se perforaban los tubos metálicos de