EL VALOR DE LAS GEMAS

PIEDRAS PRECIOSAS, PIEDRAS FINAS, PIEDRAS ORNAMENTALES

Los requisitos intrínsecos que un mineral debe poseer para su empleo gemológico son esencialmente tres: belleza, dureza elevada y rareza; los diversos grados en que se pueden encontrar estos aspectos definen el valor comercial de la gema.

El primero de estos requisitos (la belleza) lo otorga la transparencia, el color (a veces ausente), el brillo y eventualmente el «fuego».

La dureza debe ser superior a la del vidrio (por lo menos, 5,5-6 en la escala de Mohs), pero es preferible utilizar el término durabilidad, que comprende tanto la resistencia como la inalterabilidad química. Factores extrínsecos que no deben olvidarse son la perfección del tallado y el peso en quilates.

Así pues, una gema es un mineral bello, duro y raro, y según esto se distinguen:

 las piedras preciosas por excelencia: son el diamante, el rubí, el zafiro y la esmeralda;

Comenzando por la izquierda: las cuatro piedras preciosas por excelencia (esmeralda, rubí, diamante y zafiro); arriba, de izquierda a derecha: dos crisoberilos (áureo y ojo de gato). Además de la esmeralda, son las piedras más duras

 las piedras finas, que son numerosas y, a veces, de un valor próximo al de las preciosas; en ellas, los tres requisitos aún se cumplen bien. Son: la alejandrita y el ojo de gato, la espinela roja, la aguamarina, el topacio, el granate verde, la rubelita, el jade imperial y el ópalo negro;

 las piedras ornamentales: se trata de las especies menos raras y menos duras, pero todavía presentan un bonito aspecto; también se denominan curiosamente piedras duras, pero aquí las llamaremos piedras ornamentales. Comprenden muchas variedades de cuarzo, calcedonia, jaspe y feldespato, e incluso de rodonita, sodalita, lapislázuli y otras. Dado que casi siempre son opacas o translúcidas, se suelen tallar en superficie curva.

Otras especies, que no se incluyen en la clasificación que se sigue en este manual, presentan solamente uno o dos requisitos: son las gemas de colección.

Una pequeña representación del numeroso grupo de las piedras ornamentales: rodocrosita (cabujón rosa carne intenso, arriba), jade nefrita (pequeño ejemplar verde, arriba), sodalita (añil-violeta, a la izquierda), malaquita (verde, abajo), carneola (naranja, a la izquierda), calcedonia azul (en el centro), calcedonia almizcle (a la derecha), cuarzo-ojo de tigre (a la derecha, debajo del anterior), cuarzo rutilado (incoloro con inclusiones de óxido de titanio rubio, a la izquierda)

QUÉ ES EL QUILATE

La unidad de medida de las piedras preciosas es el quilate métrico (q.m., pero en la práctica qt.), que corresponde a la quinta parte de un gramo: 1 q.m. = 0,2 g.

Se trata de una unidad de peso, que no debe confundirse con los quilates de las aleaciones de oro.

El quilate métrico se divide en 100 puntos: un diamante de 0,18 q.m. tiene, por lo tanto, 18 puntos; un rubí de 1,13 q.m. se dice que pesa 1 quilate y 13 puntos.

El gramo es la unidad de peso para las piedras de valor modesto, como el granate común, y para todas las piedras ornamentales en general.

GÉNESIS Y TALLADO DE LAS GEMAS

FORMACIÓN

Junto con los materiales de origen orgánico (la perla, el coral, el ámbar), las gemas forman parte de las rocas de la litosfera. Según su formación, se establece esta clasificación:

 especies de origen magmático: si se ha producido un lento enfriamiento del magma y abundan las sustancias volátiles, el cristal resultante suele ser perfecto y de grandes dimensiones; este es el caso de los cuarzos, los berilos, las turmalinas, los topacios y las espodúmenas, llamados minerales de pegmatita. Si, por el contrario, el magma aflora a la superficie repentinamente, prevalece el estado amorfo (verde) y el material derivado tiene escaso valor gemológico (obsidiana);

Génesis magmática: un bello cristal de turmalina roja en un gran ejemplar de cuarzo (Brasil)

 especies de origen sedimentario: se forman soluciones por alteración de los minerales preexistentes, de las cuales se separa después el nuevo cristal por precipitación o por evaporación del disolvente. Las gemas de esta categoría no están entre las de mayor importancia (turquesa, rodocrosita, algunas calcedonias);

Génesis sedimentaria: calcedonia azul (ágata encaje, Sudáfrica)

 especies de origen metamórfico: también estas se forman a partir de minerales preexistentes que experimentan profundas modificaciones de la estructura cristalina y, a menudo, también de su composición química. Esto se puede observar tras grandes presiones orientadas y en contacto con emisiones de magma muy caliente. Son típicos los granates, las espinelas, las andalucitas y, a veces, los corindones.

Génesis metamórfica: magníficos cristales de granate demantoide en la roca (valle Malenco, Sondrio, Italia)

En cuanto a sus estratificaciones, las gemas en bruto pueden encontrarse en yacimientos primarios, es decir, en el seno de rocas madre en las cuales se forman, o bien en yacimientos secundarios, derivados del desmenuzamiento de la propia roca madre. En el primer caso, los cristales, a menudo perfectos, se extraen con procedimientos costosos (por ejemplo, la olivina). En el segundo, también llamado aluvión, las gemas en bruto, más pesadas, se aíslan con la técnica del cribado, y presentan formas redondeadas por haber viajado, junto con arena y grava, a través de cauces de agua (es el caso del crisoberilo).

Guijarros redondeados de circones multicolores (Camboya, Tailandia)

TALLADO

Con el tallado se resaltan las propiedades ópticas del mineral. La gema pierde peso en esta operación, pero esta pérdida debe ser la mínima posible.

Si el cristal es de grandes dimensiones, se exfolia o corta en dos o más partes. Si el mineral es pleocroico, se decide cómo orientar la faceta principal superior de la gema (tabla) con el fin de que presente el mejor color. A esto sigue el desbaste, mediante el cual se delinea la forma de la gema de acuerdo con su forma en bruto. Seguidamente se procede al auténtico corte, con el que se obtienen todas las facetas de la gema. Si la transparencia de la piedra en bruto aparece empañada, o en el caso de las especies opacas, translúcidas o dotadas de ciertos efectos, se opta en cambio por el tallado en cabujón (redondeado). La última fase es el pulido con discos de aleación blanda (estaño-plomo) y abrasivos de grano fino.

Los talladores de piedras de colores se concentran en las propias áreas de producción (Asia, América del Sur, Rusia, etc.). En Europa (sobre todo Idar Oberstein, en Alemania) se tallan con gran maestría todas las especies, e incluso se «vuelven a tallar» las gemas importadas que provienen de los países de origen.

PRINCIPALES FORMAS DE TALLADO EN FACETAS

(para piedras transparentes)

TALLADO EN BRILLANTE

1. Redondo; 2. Oval; 3. En gota; 4. En lanzadera (o marquesa); 5. En corazón

TALLADO CON TABLA ESCALONADA

1. Rectangular; 2. Rectangular descantonado (en esmeralda); 3. Oval; 4. Triangular; 5. Barrita; 6. Cuadrado; 7. Redondo

TALLADOS MIXTOS

(en brillante, arriba; escalonado, abajo)

1. Redondo; 2. Oval; 3. Ceilán; 4. En gota

OTROS TALLADOS

1. En tijera; 2. En tijera descantonada; 3. En cojín (tallado antiguo); 4. En saquito

FORMAS DE TALLADO EN SUPERFICIE CURVA (CABUJÓN)

La base es a menudo ovalada o circular

1. Bajo; 2. Medio; 3. Alto; 4. Con base cóncava; 5. Doble (biconvexo); 6. Doble medio; 7. Doble alto

TRATAMIENTOS DE LAS GEMAS

Se trata de desnaturalizaciones dirigidas a mejorar el color y, en general, el aspecto de conjunto de especies opacas, translúcidas y transparentes.

Tinciones

Se suelen utilizar en los materiales permeables, y se realizan mediante un baño prolongado en soluciones coloreadas (sales de hierro, cromo y níquel, anilina, etcétera).

De este modo, se consigue que el ágata común se convierta en calcedonia azul o crisoprasa, y que el lapislázuli y la turquesa de baja calidad adquieran tinciones suntuosas. En Alemania, estas técnicas están bastante desarrolladas.

Tratamiento térmico

Los efectos del calor son a veces imprevisibles, ya que en un mismo mineral difieren, no sólo en función de las distintas temperaturas, sino también del distinto yacimiento. El caso más conocido es el de la amatista, que primero adquiere un color naranja, después se decolora y, por último, se enturbia.

Se calientan los topacios, los berilos, los circones, las turmalinas y los zafiros. La coloración que se obtiene suele perdurar con el transcurso del tiempo.

Tratamiento mediante radiaciones

Son las técnicas más recientes. Se basan en las emisiones del radio o de los rayos X. Llegan a utilizarse reactores nucleares (en ellos el mineral sufre un bombardeo de partículas) o se recurre a la aplicación de las radiaciones gamma. Las modificaciones de color se deben a las deformaciones del retículo cristalino de las piedras a causa de la energía suministrada: las radiaciones y el calentamiento surten efectos distintos e incluso opuestos. Así, podemos recordar el tratamiento del diamante, corindón, espodúmena y topacio.

A menudo ni siquiera un experto es capaz de pronunciarse acerca de lo genuino del tinte de una gema «sospechosa»: en cualquier caso, la CIBJO (Confédération Internationale de la Bijouterie, Joaillerie, Orfèvrerie) obliga al vendedor a «hacer una declaración de cualquier modificación de color obtenida en una piedra mediante métodos artificiales, con la única excepción de las gemas calentadas o de las ágatas tintadas».

Por lo tanto, se incurre en fraude no sólo cuando se atribuye a una piedra una denominación diferente de la científica (por ejemplo, topacio en lugar de cuarzo citrino), sino también cuando se oculta un tratamiento.

LAS GEMAS ARTIFICIALES

Imitaciones

Son materiales fabricados por el hombre, que presentan sólo el color y el aspecto de las gemas a las que pretenden imitar: presentan una composición química completamente distinta y carecen de red cristalina (como los vidrios); son fácilmente identificables. Tienen valores físicos inferiores, no presentan birrefringencia ni pleocroísmo, y tampoco las inclusiones típicas de las piedras naturales, sino más bien bolas esféricas u ovaladas y estructura «en vórtices».

Ya los egipcios fabricaban vidrios y esmaltes coloreados, y en los tesoros medievales se mezclan las piedras falsas con las verdaderas. El strass se inventó a finales del siglo XVIII, y es un vidrio con plomo que presenta un notabilísimo fuego. En la tradición de las piedras de imitación no faltan tampoco las porcelanas y resinas, que imitan las piedras ornamentales más de moda: turquesa, coral, lapislázuli y ámbar. Unas imitaciones muy especiales, en tanto que poseen una estructura cristalina, son las que se obtienen mediante la técnica de las piedras sintéticas: aguamarina y morganita, de espinela sintética; alejandrita y topacio, de corindón sintético; diamante, de bióxido de circón, etc.

Piedras sintéticas

Se trata de sustancias cristalinas fabricadas por el hombre que son químicamente y físicamente idénticas a las naturales; surgen a principios del siglo XX a partir de la necesidad de sustituir las vulgares imitaciones por productos mucho más duraderos y verosímiles. Primeramente se obtiene el corindón (rubí y zafiro), seguido de la espinela y luego la esmeralda (véase la artículos 1, 2, 3). A estos sigue el cuarzo y el rubí hidrotermales, el diamante y la alejandrita, todos ellos en forma de cristales dotados de facetas y de aristas. Otras síntesis son las del ópalo, la turquesa y el lapislázuli.

Piedras «ensambladas»

Consisten en dobletes formados por dos piedras engarzadas, ambas naturales o artificiales, o bien una natural en la parte superior y otra artificial en la parte inferior.

La masilla de unión puede ser más o menos coloreada. Si se superpone al doblete un «sombrero» de material duro, se obtiene un triplete. Identificar piedras de este tipo puede resultar muy difícil cuando están montadas en engarces cerrados.

En la ilustración de esta página se muestran ejemplos de doblete y de triplete.

DOBLETES

IMITACIÓN DE ESMERALDA

IMITACIÓN DE DIAMANTE

TRIPLETES

IMITACIÓN DE RUBÍ

IMITACIÓN DE ÓPALO