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El Bitcoin

Es bueno que la gente no conozca el sistema bancario y monetario, si no, habría una revolución mañana.

HENRY FORD

El 3 de enero de 2009 nació lo que muchos consideran la moneda del futuro. A la vez, otra multitud lo contempla como una clara burbuja y lo reduce a una estafa. El 3 de enero de 2009 nació el Bitcoin.

En el año 2008, Satoshi Nakamoto escribió una serie de artículos donde describía un sistema peer-to-peer de pago online basado en el sistema Blockchain. Lo que realmente hizo Satoshi fue recoger las ideas más importantes del grupo ciberpunk y ponerlas en funcionamiento.

El bitcoin es un activo financiero que nos permite realizar transacciones dinerarias entre miembros de una comunidad que acepten su valor. Como moneda no existe físicamente, es digital y viene representado por una serie alfanumérica. Somos nosotros, los usuarios, los que le damos un valor por su uso. Somos los usuarios los que decidimos su precio a partir de nuestra propia actividad.

El Bitcoin no es más que un sistema contable: una forma de registrar transacciones y valores en un libro mayor actualizado de forma colectiva y sin uso de ningún tercero fiduciario. Casualidad o no, el Bitcoin nació semanas después del colapso de Lehman Brother.

El conocimiento del sistema financiero por parte de los ciberpunk y Satoshi ha provocado su ansia de modificación y creación de un sistema alternativo, tal y como predijo Henry Ford.

Para Satoshi, el gran problema del sistema monetario tradicional es la existencia de un tercero que le dé confianza al sistema y es capaz de controlar todo lo que sucede.

Cierto es que en la actualidad no se permite pagar de forma electrónica entre un comprador y un vendedor sin la existencia de un tercero. El sistema de pagos electrónicos como lo conocemos hoy en día tiene un coste anual de 1,6 trillones de dólares, de acuerdo con el World Trade Organisation y la FED.

Siempre que realizamos una transacción, ya sea en un TPV físico o en uno virtual, como compradores transferimos una suma de dinero de nuestra cuenta corriente en un banco (tercero 1) a través de una empresa propietaria de nuestro dispositivo de pago (tercero 2) a la cuenta corriente del banco del vendedor (tercero 3). Es decir, como mínimo, hacen falta tres agentes externos a los que realizan la operación para que se pueda llevar a cabo. Además, tenemos que tener en cuenta que existe un cuarto tercero que se encarga de supervisar la legalidad de la transacción.

Esta simple operación que podemos realizar a diario es muy práctica para el consumidor, pero es por defecto reversible y necesita de la mediación de un tercero. Este hecho implica aumentar los costes de transacción y de confianza en el propio sistema, ya que, al ser reversible una operación, aumenta la posibilidad de fraude.

En el momento que emitimos una transferencia, obtenemos un justificante de esta. Ahora bien, en el mismo día, podemos solicitar su retrocesión y anularla sin pedir permiso a nuestro receptor, que verá que finalmente no ha ingresado ninguna suma de dinero.

Para solventar dicho problema, se plantea un sistema peer-to-peer —en adelante P2P—, un sistema descentralizado de intercambio de datos, donde las transacciones se hagan directamente sin la necesidad de una tercera persona y sean absolutamente irreversibles.

Las normas del Bitcoin

En el Bitcoin, su creador decidió, como en cualquier otra moneda, que cada diez minutos nuevas unidades de bitcoin llegarían al mercado, lo que dio lugar al proceso de creación de este. Aun así, el ritmo de creación cada vez sería más reducido.

En su creación, por cada bloque resuelto por los mineros, obtenían como remuneración cincuenta unidades de BTC. Cada 210.000 bloques resueltos, la remuneración desciende en un 50 %. Actualmente nos encontramos en la tercera era de producción, al haberse superado el 75 % de la oferta total. En el año 2018 y siguientes, la remuneración será de 12.5 BTC por bloque validado.

La cuarta era, una vez resueltos 210.000 bloques más, empezará exactamente el 2 de junio de 2020 a las 23:57:31. La recompensa a partir de este momento será de 6.25 BTC por bloque minado. Este proceso se conoce como halving.

En el año 2018 ya han sido minados cerca del 80 % de los bitcoins y se calcula que en el año 2036 se habrán minado el 99 %.

La oferta de bitcoins está limitada en 21.000 millones de unidades. De acuerdo con los cálculos, dicho límite se alcanzará en el año 2140. Como vemos, la oferta de bitcoins cada vez aumentará de manera más lenta, aunque en todo momento controlada.

No hay que confundir la oferta total limitada con la oferta que hay en circulación. Se podría decir que, aunque se hayan creado los 21.000 millones de bitcoins, la oferta en el mercado jamás llegará a dicho valor. Los bitcoins, por ejemplo, se pueden perder.

Este límite puede parecer de antemano una limitación, pero realmente es otro de los atractivos que tiene su creación: la posibilidad de obtener los bitcoins de propia creación en un tiempo limitado y la consciencia de que la cantidad no se disparará en el futuro desplomando su valor. El mismo límite da confianza a sus inversores. Cualquier banco central tiene la capacidad de modificar la oferta monetaria en el momento que considere oportuno, devaluando o revaluando el valor de una moneda. En el caso del BTC, es imposible.

Si el banco central de nuestro país decide devaluar un 10 % el valor nominal de nuestra moneda aumentando la oferta existente en circulación, en el primer momento, habremos perdido un 10 % de valor adquisitivo respecto de los bienes de fuera. En el bitcoin, no existe autoridad monetaria que pueda realizar dicho paso y la oferta la conocemos en todo momento. La limitación creada por Satoshi y el proceso de halving son una de las claves del éxito del sistema.

Ahora bien, teniendo en cuenta que el ritmo de creación desciende, el coste de transacción para los mineros cada vez se incrementa más, ya que la dificultad de los problemas matemáticos que hay que resolver son superiores y, por tanto, también la inversión en ordenadores lo tendrá que ser. Se tiene que ponderar en qué lado de la balanza se obtiene un beneficio mayor.

¿Y qué pasará cuando se llegue al límite? La recompensa en bitcoins no es el único incentivo que reciben los mineros, también existen las tasas de transacción, una forma de comisiones. Actualmente, dichas tasas son voluntarias, pero todo indica que en el futuro pasarán a tener una gran importancia. Los mineros son claves para el sistema.

La seguridad y la minería

De acuerdo con Nakamoto, una red será totalmente segura siempre y cuando haya más nodos computacionales defensores de la red capaces de generar una potencia CPU superior a cualquier nodo atacante. Es decir, que debe haber más ordenadores defendiendo que atacando el Bitcoin. Para poder satisfacer esta característica del sistema, la red debe ser mejorada y sostenida a diario.

En la red Bitcoin, los mineros son ordenadores muy potentes que resuelven constantemente algoritmos matemáticos para validar las transacciones que se dan entre los usuarios del ecosistema y ligar los bloques entre sí para formar la cadena. Dado su constante trabajo aseguran la red y la protegen de la falsificación. Como remuneración a su trabajo, el minero que consigue validar primero un bloque recibe su gratificación en bitcoins: existe una gran competencia entre ellos.

Esta remuneración entra en conflicto con los costes de transacción de los mineros, tanto los costes fijos que nacen con el hardware como con el coste de la energía. La minería de un solo bitcoin necesita la energía que utiliza una familia durante un mes de acuerdo con el World Economic Forum.

Sería sencillo para cualquiera llegarse a preguntar si cualquier persona con su ordenador personal se podría dedicar a la minería, y la respuesta es obvia: no. La creación de bitcoin requiere de una capacidad de hardware y energía que solo sería alcanzable a partir de una gran inversión inicial y una dedicación plena. Nuestros ordenadores personales, por desgracia, no tienen la capacidad necesaria para dedicarse a la minería.

El uso del bitcoin

Una vez los bitcoins han sido creados y llegan al mercado, se pueden usar en:

a.   Medio de pago en comercios.

b.   Transacciones dinerarias internacionales.

c.   Depósito de valor.

d.   Inversión y desinversión.

El uso principal que tiene el bitcoin es como moneda. En los capítulos finales del libro analizaremos si realmente se puede considerar como tal. Lo que sí es realmente cierto es que el Bitcoin nos permite realizar transacciones entre personas sin intermediario alguno y sin fronteras, con una simple conexión a Internet.

El sistema Bitcoin, en contra de la creencia mayoritaria, es un sistema seudónimo y no anónimo. Las transacciones realizadas son públicas, cualquiera puede comprobar los movimientos que han quedado registrados en el sistema: son imposibles de modificar o eliminar. Ahora bien, lo que no es posible a priori es conocer directamente la identidad de los usuarios. Por este motivo el Bitcoin pasa a ser seudónimo.

Es importante diferenciar dos mundos paralelos. El sistema Bitcoin, donde las transacciones son seguras, infranqueables y donde el bitcoin se puede transaccionar entre los usuarios sin ningún tipo de intermediario. Ahora bien, el mundo Bitcoin se enlaza con el mundo financiero tradicional cuando queremos disponer de nuestros bitcoins en dinero de curso legal: euros o dólares.

El primer paso para obtener un bitcoin es disponer de un monedero. A partir de ese momento, podremos recibir transferencias en bitcoins, recibir gratificaciones por dedicarnos a la minería o bien adquirirlos a través de plataformas de intercambio a partir de moneda de curso legal. Posteriormente, podremos enviarlos mediante transferencias a otros monederos, utilizarlos como medio de pago en comercio o invertir y desinvertir con ellos.

Illustration

Figura 3.1. La necesidad del monedero, cómo recibir y qué hacer con bitcoins.

El sistema Bitcoin nace para ser una alternativa al sistema monetario y financiero tradicional. En sus primeros meses de existencia, a prácticamente nadie le importaba. Después de una década, está en boca de todos y cada vez son más los interesados en esta criptomoneda.

Definición del precio del bitcoin

El precio del bitcoin no está relacionado con ningún activo que le haga de base, sino que viene dado por la confianza y el uso que le den los usuarios y se fija con las reglas de la oferta y la demanda.

Cuanto más gente haya que le dé un uso y quiera adquirirlo, mayor será su precio. Si la demanda aumenta, el precio también lo hará. Por el lado contrario, si el usuario quiere deshacer posiciones, el precio bajará. En todo momento se introducen órdenes de compra y venta a precios distintos que casan cuando coinciden en el valor. De esta manera, se pueden transaccionar bitcoins entre usuarios diferentes al precio establecido de acuerdo con la intención de pago/cobro de cada uno.

Además, no hay un único precio oficial para el bitcoin, sino que puede negociarse en distintas plataformas y se pueden dar diferencias entre unas y otras. A la práctica, suelen equiparse y las diferencias son mínimas por un sencillo motivo. En el momento en que la diferencia sea relativamente grande, se abrirá una posibilidad de arbitraje para el inversor, lo cual hará que los precios vuelvan a aproximarse.

Hay opiniones muy distintas respecto a la evolución del precio del bitcoin. Los críticos con el mismo dicen que es una burbuja y que su valor a largo plazo será de cero. En cambio, empresarios como John McAfee, creador de McAfee Associates, predicen que en 2020 el valor del bitcoin será de un millón de dólares a raíz de su modelo.

Ahora bien, después de descubrir el bitcoin, ¿será realmente la moneda de futuro o es una clara burbuja?

Ideas clave

El Bitcoin es un sistema contable basado en la Blockchain que nos permite realizar transacciones monetarias entre sus miembros sin necesidad de un tercero. Dichas transacciones quedan registradas en una red totalmente pública, y es imposible modificarlos o falsificarlos.

La creación de bitcoins se realiza mediante la gratificación por las actividades de minería. Se sabe con certeza que la oferta total será de 21.000.000 de bitcoins y, debido al proceso de halving, solo se llegará a dicha cantidad en el año 2140.

Para poder usar el bitcoin como medio de pago, en transferencias dinerarias o especular con su valor, es imprescindible disponer de un monedero. A partir de ese momento, podemos recibir bitcoins como transferencia, lo podemos comprar a partir de una moneda legal o bien, los podemos recibir como remuneración por la minería.