Dónde, cómo, cuándo

Al principio, el vacío legal hacía que se viera a gente vapeando en todas partes, pero poco a poco se han restringido las normas hasta que se ha equiparado el uso de los dispositivos de vapeo al del cigarrillo convencional. Está prohibido vapear en espacios cerrados que pertenecen a la Administración, como ayuntamientos y todo tipo de sedes de organismos oficiales, escuelas o transportes públicos, bus, metro. Tampoco está permitido vapear en trenes o aviones. Eso sí, los centros donde no esté permitido vapear tienen la obligación de informar de dicha prohibición. Pero no suele suceder, así que siempre es mejor preguntar antes.

En restaurantes y bares

Dad una vuelta a la manzana y dibujad el panorama. Tan popular es actualmente el cigarrillo electrónico que se vende y se consume ya en todas partes. Entramos en el bar de Víctor. Fumador empedernido, ya no sabía qué hacer para dejarlo, así que se ha lanzado a vapear aconsejado por un amigo y cliente de su bar. Con la llegada del invierno y el frío, Víctor notó que la terraza se vaciaba y los vapeadores pedían permiso para entrar y seguir consumiendo sus cigarrillos. «Claro que les dejo, si está permitido, y yo soy el primero en hacerlo, a ver si consigo dejar de fumar de una vez por todas».

Al principio, uno de los reclamos del cigarrillo electrónico era que se podía fumar en cualquier sitio. Pero las cosas han cambiado. Hay locales en los que se pueden usar, pero en la mayoría está tan vetado como el tabaco. Suele ser a discreción del local. Y, muchas veces, depende también del resto de clientes. En ocasiones, cuando alguien empieza a vapear, la gran humareda alarma a los vecinos de mesa. Pero cuando se percatan de que ni huele ni se nota, se relajan los ánimos. No siempre, es cierto. Es entonces cuando se pide al vapeador que use el cigarrillo fuera del establecimiento.

En este caso siempre tenemos dudas, cuando queremos vapear en un bar. Aunque no hay ninguna ley que lo impida, siempre dependerá de nosotros y, lo más importante, del dueño del bar o su responsable en el momento en el que estemos. Si hablamos de un espacio cerrado y tenemos un Mod que genera grandes nubes de vapor, lo normal es que nos cortemos en hacerlo para no incomodar a nadie.

En algunos casos, los locales no permiten vapear, por lo que debemos ceñirnos a las normas; en otros casos, está permitido, incluso escrito en carteles, con lo que la situación es más sencilla. Se puede.

Tampoco está prohibido vapear en una discoteca o salas de conciertos, pero, como siempre, todo dependerá de la política de la empresa. En este caso pasa un poco lo mismo que en los bares, si estamos en un sitio pequeño y cerrado, lo mejor es tener sentido común y no molestar.

En el trabajo

Si se trata de un edificio de la Administración pública está prohibido, pero si es un local privado, dependerá de las normas de la empresa y de los compañeros, claro.

En un centro comercial

No existe ninguna ley que prohíba expresamente vapear en un centro comercial, incluso si hablamos de vapear con líquidos con nicotina en todo el país, excepto en el País Vasco, que la ley prohíbe vapear con líquidos que contengan nicotina en los mismos sitios en los que está prohibido fumar tabaco.

En hospitales y centros sanitarios

La ley no permite vapear en centros sanitarios, aunque es algo a lo que no se atreve casi nadie, por el momento. Para evitar conflictos, no obstante, muchos hospitales y centros de atención primaria han decidido autorregularse y prohíben el uso del cigarrillo electrónico en sus instalaciones. En Cataluña, la Red Catalana de Hospitales sin Humo y la Red de Atención Primaria sin Humo publicó una declaración en julio de 2013 en la que pedían su prohibición en centros sanitarios.

El texto dice que estas dos entidades «recomiendan que los hospitales, centros de salud y otros centros sanitarios prohíban por normativa propia de régimen interno el uso de cigarrillos electrónicos en sus dependencias, tanto en los lugares cerrados (edificios) como en su recinto al aire libre, de forma similar al establecido en la actual normativa (Ley 42/2010) de medidas sanitarias de control del tabaquismo para los productos del tabaco y prohíban por normativa propia de régimen interno la venta, promoción o publicidad de estos dispositivos en sus dependencias, de forma similar al establecido en la actual normativa (Ley 42/2010) de medidas sanitarias de control del tabaquismo para los productos del tabaco.»

No son los primeros centros hospitalarios en recomendar su prohibición o en prohibirlo directamente. En 2010, la Michigan Health & Hospital Association y la Michigan Department of Community Health (asociación de salud y hospitales de Michigan y el departamento de salud comunitaria) ya recomendaron su prohibición. Ese año, en la mayoría de hospitales de Estados Unidos se usaba este aparato, pero, poco a poco, tanto las autoridades sanitarias como las sociedades médicas empezaron a recomendar su prohibición y ahora son ya contados los centros en los que se permite su uso.

En el lado contrario, mientras, la apuesta de las autoridades sanitarias británicas por la vía de reducción de daños por tabaquismo, con el cigarrillo electrónico como método eficaz para dejar de fumar, ha llevado a que los dispositivos de vapeo pueden ser comprados en las tiendas de los hospitales. Esta iniciativa se adoptó por parte del National Health Service, el servicio de salud británico, a través de un informe publicado en febrero de 2018, en el que se reiteraban las enormes ventajas para la salud de los fumadores el uso del cigarrillo electrónico como transición para dejar el tabaco.

Una señal clara para los fumadores, de cara a promover esta herramienta de reducción de daños, fue que se vendan en las tiendas de los hospitales y algunos así lo hicieron. El modelo británico, con periódicos estudios que confirman su apuesta por los dispositivos de vapeo, gana adeptos entre médicos incluso de nuestro país, porque quienes usan este método para dejar el tabaco logran su objetivo un 50% más que los que utilizan otros métodos de reemplazo.

Teatros y cines

Elena, una activista antitabaco que ha sufrido en primera persona cómo casi todos sus compañeros de trabajo llenaban su vida de humo, se quedó ojiplática hace poco. «Estaba en el cine, en los Cinesa Diagonal y, en primera fila, como si nada, había una persona fumando», cuenta esta diseñadora gráfica. Y así siguió toda la película porque, cuando comprobaron que era vapor de agua lo que salía del aparato, nadie se atrevió a decirle que lo apagara. Aunque algunos, no lo duden, tenían ganas de hacerlo.

Pero sucede en medio mundo. En Berlín, por ejemplo. La compañía de teatro Rotonda, compuesta por tres mujeres, representaba una obra en una sala en pleno frío berlinés. «Y allí, en el teatro… entre el público… durante la función…», recuerda con pasmo María, una de las integrantes de la compañía. Y se ríe, porque no pasó nada. «Ningún problema», recuerda con gracia.

Se puede vapear en el cine, pero siempre ha de primar el sentido común, ya que normalmente en los cines hay niños y es un espacio cerrado, imaginaros que todo el cine empezara a vapear, sería imposible ver la película por el vapor que se podría crear.

En el transporte

Al igual que en el resto, la ley no lo permite. Pero cuando se trata de un taxi, o de un VTC, la cosa cambia y suele ser el propio conductor el que permite a los vapeadores seguir con su hábito al descubrir que ni huele ni carga el ambiente.

La ley avanza, la situación cambia y todo se mueve al minuto. Al principio, estaba permitido incluso en los vuelos. Pero la cosa ha cambiado con el tiempo. Recordemos, por ejemplo, que en el aeropuerto de Heathrow se habilitó en 2013 una zona específica para vapeadores. La marca de e-cigs Gamucci fue la encargada de inaugurar estos 30 metros cuadrados en la terminal 4 del aeropuerto más importante de Londres. Ya no existe.