Etapa 1

Descubre tu semiotipo por defecto

En esta primera etapa, aprenderás a conocerte más. El conocimiento de uno mismo, indispensable para la inteligencia en las relaciones, permite saber de dónde se parte. Existen varios tipos de perfiles. Algunos son muy marcados: domina un solo semiotipo. Otros son complementarios: hay un semiotipo principal y otro secundario. A veces, hay perfiles opuestos, que reúnen los contrarios. Finalmente, existen perfiles más camaleónicos. ¡Descubre el tuyo!

a. ¿Qué es un semiotipo? Definición y enfoques

Un semiotipo es un perfil, una tendencia comportamental o también una dinámica observable. Se trata de una contracción entre los términos semiología y arquetipo. En efecto, el proceso es semiológico, puesto que se trata de observar y de analizar los signos presentes en la comunicación (palabras y gestos, principalmente). El término arquetipo, por su parte, hace referencia a nuestros rasgos de personalidad más estereotipados y repetitivos de lo que pensamos. De este análisis, se desprende una interpretación coherente, pertinente y objetivadora. Un proceso que recuerda el del detective que acumula indicios para encontrar al culpable. En el marco del semiotipado, no hay ni Javert ni criminal, simplemente la posibilidad de conectarse con el estado de ánimo del interlocutor en un tiempo T0.

Los semiotipos que te voy a presentar se alimentan de varias disciplinas. Este enfoque sintetiza los trabajos de varios investigadores, en especial en etología, el análisis de los comportamientos animales, con los trabajos de Frans De Waal con los grandes primates y el concepto de empatía (Peacemaking among Primates). Últimamente, la Universidad de Saint Andrews, en Escocia, ha desarrollado The Great Ape Dictionary, un diccionario único en su género, que codifica visualmente los diferentes tipos de gestos realizados por los grandes primates. Sin olvidar el trabajo de observación de Bruno Humbeeck sobre la distribución de los papeles en el seno de una manada de lobos. Los semiotipos se inspiran también en los trabajos de Hubert Montagner y su obra L’Enfant et la Communication. Antes de interesarse por los niños, el recorrido científico de Hubert Montagner lo condujo a observar a los animales. Después, se orientó hacia el análisis comportamental de los niños, sobre todo en los lugares de socialización como las guarderías. Es una de las figuras destacadas de la psicología del desarrollo. Los semiotipos se interesan también por la temática del posicionamiento social desarrollado en neurociencias por Jacques Fradin, doctor y fundador del Instituto de Neurocognitivismo. Este esquema de lectura incluye las últimas investigaciones realizadas en comunicación no verbal: la sinergología, fundada por Philippe Turchet en los años 1990 (tesis de ciencias del lenguaje validada en diciembre de 2017); también los trabajos de Paul Ekman y Wallace Friesen sobre las lógicas corporales universales, desarrollados a partir del análisis de las emociones primarias. Estos enfoques no verbales deben mucho a los escritos del zoólogo, demasiado injustamente olvidado, Desmond Morris. Por supuesto, este proceso se inscribe en la corriente de la lingüística y, de forma más general, de la semiología, como la definió Ferdinand de Saussure en su Curso de lingüística general, hace más de un siglo: «una ciencia que estudia la vida de los signos en la vida social». En lo referente al enfoque comportamental, la cita de Jean-Paul Sartre cuando define el psicoanálisis parece adecuada: «[...] el ser humano es una totalidad y no una colección; en consecuencia, se expresa totalmente en la más insignificante y la más superficial de sus conductas; en otras palabras, no hay un gusto, un tic o un acto humano que no sea revelador».

Varias teorías, menos científicas, pero también ricas en informaciones, inspiran los semiotipos, en especial la teoría de las 5 heridas del alma, desarrollada por el psiquiatra John Pierrakos y recuperada por Lise Bourbeau. Una teoría que tiene el mérito de proponer una tipología corporal según las heridas del ego vividas durante la infancia. Es fácil comprender que la fisiología de nuestro cuerpo (gordo, delgado, arqueado, rígido, flácido) corresponde a una manera de enfrentarse al mundo. También tenemos la teoría de los cuadrantes desarrollada por Ned Herrmann, en The Creative Brain. El test Herrmann, que lleva su nombre, es uno de los más utilizados como test de personalidad, pero también uno de los más válidos del mundo. Por otra parte, inspiró en Francia el programa informático Prédom, desarrollado por Éric Faure e Yves Penvern, que informa sobre las tendencias comportamentales de fondo. Lo utilizo en mis talleres dedicados a la cohesión de grupo. Finalmente, este enfoque de los semiotipos se ha inspirado en estructuras de la magia presentadas por los fundadores de la programación neurolingüística, Richard Bandler y John Grinder. Cada semiotipo tiene una manera totalmente específica de utilizar un tipo de campo léxico (semántica) y una manera también específica de organizar las palabras entre sí (sintaxis). Cito también las investigaciones de Jean-Pierre Veyrat sobre la morfogestualidad, que han inspirado al GIGN en sus técnicas de negociación (T.I.N.A., 2.ª edición, 2018).

Las agencias de comunicación y de marketing, nuestros representantes políticos e incluso los interrogatorios de la policía utilizan muchas de estas herramientas. ¿Cuál es su finalidad? Convencerte más fácilmente y conseguir que actúes en un sentido en lugar de hacerlo en otro. Estas técnicas se utilizan todos los días y sin que seas consciente de ello. Todas estas técnicas cruzadas y retocadas son las que me han hecho avanzar en mi reflexión. A lo largo de mi experiencia, ha surgido la tabla de los semiotipos.

b. Tu semiotipo natural

Antes de continuar con tu lectura, te propongo que cumplimentes ahora el siguiente cuestionario. Es más juicioso responder a las preguntas sin conocer los perfiles asociados, para evitar los sesgos cognitivos y psicológicos, como el sesgo de confirmación (confirmar las propias creencias), el efecto de halo (opinión previa) o el sesgo de representatividad (atajo mental), que pueden interferir en los resultados.

Es indispensable conocerse a sí mismo antes de partir al encuentro del otro. Como veremos, influimos permanentemente en la relación con el otro. Por ello, es importante comprender y conocer los mecanismos instintivos que emergen cuando estás en contacto con tu alter ego... No cabe duda de que tus resultados te sorprenderán. Sin embargo, existe una condición sine qua non: ¡sé honesto contigo mismo, déjate guiar por tu vocecita interior y no por lo políticamente correcto!

Este cuestionario no incluye ningún juicio moral. No hay respuestas buenas ni malas. Intenta hacer emerger las grandes estructuras subyacentes en algunos de tus comportamientos. Por supuesto el ser humano es complejo y no puede encasillarse. Por lo tanto, el objetivo de este cuestionario no es la exhaustividad. Pretende más bien transmitir una tendencia global, una tonalidad, una coloración de tus comportamientos estructuradores.

TEST 1. TU SEMIOTIPO NATURAL

Consigna: selecciona la respuesta más apropiada y la más cercana a tu comportamiento real. Cuando dudes, elige por eliminación. Evita marcar varias respuestas. Finalmente, para que el resultado sea fiable, marca lo que te corresponde y no lo que te parece más justo/bueno/aceptable.

A. Muy fácilmente:

 1. Emito críticas con discernimiento.

 2. Voy a descubrir otros universos.

 3. Converso con los demás.

 4. Realizo las tareas que me piden con minuciosidad.

B. Si hay varias personas sentadas a la mesa:

 1. Tomo la palabra fácilmente y de manera afirmativa.

 2. Valoro que todos hayan podido hablar.

 3. A menudo estoy de acuerdo con lo que se dice.

 4. Me mantengo más bien observando la conversación.

C. Cuando trato un problema:

 1. Busco la exactitud de los hechos.

 2. Me refiero a lo que ya se ha establecido.

 3. Me pongo en el lugar de la gente.

 4. Concibo escenarios diferentes.

D. Tengo una tendencia natural a:

 1. Ser escéptico y dubitativo.

 2. Ser respetuoso con las reglas y las prohibiciones.

 3. Rodearme de mucha gente.

 4. Considerar mis retos como prioritarios.

E. En mi fuero interno, una vocecita me dice:

 1. No tienes necesidad de meterte en relaciones íntimas, no sirve de nada.

 2. Eres un ser excepcional, es normal que los demás vayan después.

 3. No debes alegrarte demasiado pronto, podría pasar lo peor.

 4. No debes contrariar a los demás, podrías tener necesidad de ellos en caso de problemas.

F. Ante un conflicto:

 1. Me digo que puede ser excitante, lo veo como un reto.

 2. Me duele, no puedo impedir meterme.

 3. Me digo que es muy problemático para el buen desarrollo de los acontecimientos.

 4. No digo nada, porque no me siento afectado, no me interesa.

G. Si mi interlocutor está estresado y es desagradable, naturalmente:

 1. Corto la relación y me voy, aunque intente justificarse o excusarse.

 2. Se me vacía la cabeza y se me hace un nudo en la garganta, aunque el riesgo no sea real.

 3. Intento rápidamente impresionarlo.

 4. Intento relajarlo y calmarlo, aunque no me afecte.

H. A veces:

 1. Digo «sí, sí», aunque piense o sepa que es «no».

 2. Desestabilizo a las personas sin darme cuenta.

 3. Culpabilizo porque soy demasiado perfeccionista en las tareas realizadas.

 4. Desconfío sin razón aparente.

I. Con frecuencia pienso que:

 1. Hay que decirle a la gente lo que quiere oír.

 2. Cuando no se tiene nada pertinente que decir, es mejor callarse.

 3. En la vida, más vale prevenir que curar.

 4. Hay que saber retirarse a tiempo.

J. He oído decir de mí que:

 1. A veces, soy altivo.

 2. A veces, soy demasiado procedimental.

 3. A veces, soy demasiado charlatán.

 4. No se puede saber lo que pienso.

K. Bajo el efecto del estrés, me pongo a:

 1. Querer comprobarlo todo.

 2. Ser impaciente, incluso arrogante.

 3. Ser distante, necesito retirarme para estar solo.

 4. Montarme películas y meterme en la cabeza del otro.

L. A veces, me perciben como:

 1. Conectado a las personas y al universo.

 2. Pretencioso o arrogante.

 3. Puntilloso y meticuloso en mi manera de actuar.

 4. Difícil de comprender, incluso frío y distante.

M. He oído decir de mí que:

 1. Se me puede convencer fácilmente mediante cumplidos.

 2. Cambio de opinión en función de mis interlocutores.

 3. Soy demasiado independiente, no entro en la confidencia.

 4. Me la juego «poco», es decir, sin arriesgarme.

N. De manera general, me parece que:

 1. Los demás tienen tendencia a ser demasiado despreocupados, a menudo irresponsables.

 2. Si las personas son incapaces de ocuparse de sí mismas, es su problema.

 3. Los demás no merecen la fama o los bienes de que disfrutan.

 4. Si las personas no reaccionan positivamente ante mí, es que no me quieren.

O. No puedo impedir:

 1. Distanciarme del grupo.

 2. Confiar en la gente.

 3. Pensar en mis deberes y prerrogativas.

 4. Cortar la palabra a la gente sin darme cuenta.

P. Si soy honesto conmigo mismo, mi vocecita me dice:

 1. No te arriesgues demasiado, protégete.

 2. Solo se ve bien con el corazón.

 3. En el fondo, soy el mejor.

 4. Más vale arreglárselas solo.

Q. Me importa que la gente:

 1. Reconozca mis resultados y mi talento que pocos tienen.

 2. Note la exactitud de mis resultados y los conocimientos utilizados.

 3. Tenga en cuenta mi abnegación y mi preocupación por hacerlo bien.

 4. Me dé las gracias y comparta sus historias conmigo.

R. Lo que más detesto es:

 1. La fijación en una realidad y las cuestiones de intendencia.

 2. La expresión de las emociones y los desbordamientos afectuosos.

 3. La confrontación con lo imaginario e ilusorio.

 4. La frialdad humana y la falta de ambiente amigable.

S. Lo que más me gusta hacer es:

 1. Centrarme en los detalles para buscarle tres pies al gato.

 2. Encontrar un consenso que satisfaga a todo el mundo.

 3. Contarme historias en las que soy el héroe.

 4. Recuperarme estando solo.

T. A veces, tengo la sensación de que la gente:

 1. Está distanciada de mí.

 2. No me obedece lo bastante deprisa.

 3. Está conectada conmigo.

 4. Se sirve o se aprovecha de mí.

U. A propósito de este cuestionario, me gustaría saber:

 1. Cuál es su fiabilidad, exactamente...

 2. Lo que ha respondido mi vecino, para saber más de él...

 3. Si hay respuestas correctas e incorrectas...

 4. Si mis respuestas son más originales que las de los demás...

TEST 2. Tu capacidad de ser un camaleón

En una escala del 1 al 5, pon una cruz en el enunciado que te describa mejor. Después, cuenta el número de puntos.

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TUS RESULTADOS. Resultados del test n.° 1 en forma de tabla

Consigna: Rodea con un círculo las cifras correspondientes a las respuestas dadas. Después, calcula el total de puntos para descubrir tu semiotipo por defecto.

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Resultados en forma de estrella

Para tener en cuenta la complejidad de tu semiotipo natural, también puedes colocar los totales obtenidos en los ejes del esquema siguiente. La representación en estrella permite visualizar más fácilmente el semiotipo principal y el o los semiotipos secundarios. Ten en cuenta que el semiotipo o los semiotipos ausentes informan tanto como el semiotipo o los semiotipos presentes en tu personalidad.

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Análisis de los resultados

1. Resultados del test n.° 1: tu semiotipo natural (o principal)

Tienes una mayoría de «vigilante». Como el lobo solitario que no duda en abandonar a sus congéneres para hacer rancho aparte, prefieres un modo de vida aislado, más bien al margen del grupo. Por naturaleza, te colocas en una postura de observación, sobre todo ante un grupo de individuos a los que no conoces. Por el lado positivo, se te reconoce por tu capacidad de ver las cosas con perspectiva. Por el lado negativo, tu mutismo puede molestar a más de uno. Hablas poco. Eres un excelente descodificador y puedes impresionar por tu frialdad y tu distanciamiento. ¿Tu reto? Aceptar las emociones, las tuyas y las de tu entorno.

Tienes una mayoría de «pragmático». Tienes alma de constructor. Eres realista y te preocupas por los detalles de la realidad. Por naturaleza, prefieres ser discreto en lugar de colocarte delante del escenario. Por el lado positivo, se te reconoce por tu capacidad de prevenir en lugar de curar. Por el lado negativo, tu obsesión por el «trabajo bien hecho» puede hacerte olvidar la importancia del sentido de tus acciones y sumergirte en los peores escenarios. Puedes fastidiar por tu lado demasiado normativo, incluso procedimental. ¿Tu reto? No pintarlo siempre todo negro y aceptar el cambio.

Tienes una mayoría de «sintónico». ¡Te encanta moverte en manada! Para ti, los contactos humanos son la sal de la vida. Por naturaleza, eres jovial y empático. Ante un grupo de personas que no conoces (todavía), te sientes muy cómodo. Tienes una gran capacidad de establecer contacto fácilmente. Por el lado positivo, se te reconoce por tu sentido de la relación y de lo humano. Sabes «sentir» a la gente. Por el lado negativo, puedes mostrarte superentusiasta (por cualquier cosa). A veces, llegas hasta contar lo que el otro desea oír, aunque esté muy alejado de la realidad... Puedes mostrarte demasiado invasor y meterte en el territorio del otro sin darte cuenta. ¿Tu reto? Aceptar la soledad inherente a toda existencia humana...

Tienes una mayoría de «conquistador». ¡Si fueras un animal, serías más bien un león! Para ser el rey de los animales, por supuesto. Eres bastante susceptible cuando los demás se niegan a ir en tu sentido. Por naturaleza, tienes más bien tendencia a querer afirmarte. Por el lado positivo, se te reconoce por tu capacidad de descifrar los códigos y seguir adelante: aceptas todos los retos. Por el lado negativo, puedes mostrarte grosero, sin siquiera darte cuenta. Eres un excelente innovador y puedes impresionar por tu aplomo. ¿Tu reto? Aceptar que los demás sean tan brillantes y originales como tú.

2. Resultados del test n.° 2: tu capacidad de ser un camaleón

Ser un camaleón significa saber adaptarse a las situaciones. También significa ser capaz de despegarse de su semiotipo por defecto para estabilizar la relación. En otras palabras, el camaleón es el que sabe dar un paso al lado para dejar su lugar al otro, sin dejar de ser asertivo. El psicólogo Andrew Salter define la asertividad como la capacidad de expresarse y defender los propios derechos sin usurpar los de los demás.

Todas las respuestas situadas a la izquierda de la tabla, de 1 a 2, conciernen al funcionamiento automático de tu cerebro: la zona límbica es la más solicitada, tu cerebro va de un lado para otro y da vueltas a las cosas hasta el infinito. Da muestras de certidumbre, rigorismo y simplificación. Es la zona del semiotipo, arcaico y amoral. Las respuestas situadas a la derecha de la tabla, de 4 a 5, conciernen al funcionamiento adaptativo de tu cerebro: la zona prefrontal es la más solicitada, tu cerebro sabe cómo adaptarse a cualquier situación nueva. Da muestras de curiosidad, flexibilidad y relativismo. Es la zona del camaleón y de la inteligencia adaptativa.

Cuando más elevada sea tu puntuación sobre 40, más actúa tu capacidad de movilizar la parte adaptativa y creativa de tu cerebro.

3. ¿Por qué estos nombres?

He utilizado el término vigilante para traducir la actitud naturalmente desconfiada de este semiotipo. Una actitud que se aleja de la relación. Utilizamos el término pragmático para traducir la disposición a anticiparse a los acontecimientos de la realidad y a amar lo concreto. El término sintónico se refiere a la definición del psiquiatra Eugen Bleuler, que habla de la sintonía como la fusión afectiva espontánea, íntima y armoniosa, con el ambiente. Finalmente, hablamos del conquistador para referirnos al apetito de curiosidad y de dominio de este semiotipo. Hemos reservado el término de camaleón para el semiotipo que utiliza los resortes adaptativos de su cerebro.