Nota de la autora

Este libro surgió de «El gran regalo de leer en voz alta» [«The Great Gift of Reading Aloud»], un artículo que escribí para el Wall Street Journal en el verano de 2015, que a su vez procede de las dos décadas que llevo leyendo relatos por la noche a mis hijos y de los más de doce años a cargo de la crítica de libros infantiles en el periódico. Unas cuantas líneas de ese artículo y de otros que escribí para el WSJ sobreviven en estas páginas, al igual que pasajes adaptados de sketches cómicos familiares que escribí a principios de la década del 2000.

Las referencias de los libros citados aparecen en las notas a pie de página. En los agradecimientos menciono a las personas que compartieron generosamente conmigo su tiempo y su experiencia. Cualquier error que exista relacionado con las fechas o con la interpretación son míos y no suyos. Todas las personas que aparecen en estas páginas son reales y he grabado fielmente sus palabras (a veces corrigiéndolas u ordenándolas para que se entendieran mejor), pero para proteger su privacidad he cambiado la mayoría de los nombres. Los diálogos son tan fieles a la verdad como mi memoria, las grabaciones digitales y las notas tomadas me lo han permitido. Para simplificar, he usado la palabra padres para describir a cualquier adulto leyéndole en voz alta a un niño, y confío en que las tías, los tíos, los primos, los hermanos, las hermanas, los profesores, los canguros y los cariñosos vecinos de la puerta de al lado que les leen libros a los niños comprendan que, por supuesto, también me refería a ellos. De igual modo, siguiendo la tradición (y para facilitar además la lectura), he usado la palabra niños para describir a cualquier niño o niña.

Cuando un libro combina autobiografías y adhesiones con la ciencia, la historia, el arte y la literatura, como en este caso, es inevitable que resulte imposible tratar o celebrar algunas ideas, pensadores y acontecimientos. Espero que los lectores me perdonen estas omisiones ineludibles, al igual que ocurre con los libros de los que hablo y, en especial, con las listas de títulos sugeridos al final. No se trata de un catálogo objetivo, imparcial o completo de libros «correctos» para leer en voz alta, sino de mis relatos preferidos y de los de mis hijos. Otras familias preferirán otros libros, y ¿por qué no? No vivimos en Camazotz, el oscuro planeta de Una arruga en el tiempo donde todo el mundo tiene que amoldarse. Podemos leer lo que nos gusta y saltarnos lo que no nos gusta, y así es como debe ser. Lo más importante es leer… en voz alta.