Capítulo 1

Maquinaria de aplicación de plaguicidas: tipos, conservación y regulación

1. Introducción

Los objetivos principales a conseguir con un tratamiento fitosanitario son dos. Por un lado, que el tratamiento sea eficaz, es decir, que solucione el problema que obligó a realizarlo, ya sea una plaga, una enfermedad o algún tipo de desequilibrio fisiológico o nutricional en la planta. Como segundo objetivo, y no menos importante, se debe intentar que dicho tratamiento resulte lo más eficiente posible, es decir, que se consiga realizar con el mejor aprovechamiento posible de los recursos a nuestro alcance.

Se trata de realizar el tratamiento intentando gastar lo mínimo necesario pero obteniendo el mejor resultado posible, para lo cual un reparto homogéneo por toda la superficie de aplicación es un factor determinante en el éxito del mismo.

Por tanto, para que la aplicación sea uniforme y la superficie vegetal quede lo más cubierta posible por el tratamiento, se deberá elegir el equipo adecuado a cada situación, teniendo en cuenta además, que dicho equipo se encuentre en las mejores condiciones de uso y regulado de forma adecuada.

2. Métodos de aplicación de productos fitosanitarios

Actualmente, existen numerosos métodos de aplicación de los productos fitosanitarios.

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Definición

Productos fitosanitarios

Toda sustancia utilizada para combatir agentes nocivos para los vegetales, conservar productos vegetales, destruir las malas hierbas y regular o estimular el crecimiento vegetal.

La elección de uno u otro dependerá en gran medida de la forma en que estos se presentan, ya sean en estado sólido, gaseoso o líquido, siendo este último el tipo de presentación más generalizado, tanto por su comodidad de manipulación, como por su fácil dosificación y aplicación mediante pulverización.

Los principales métodos de aplicación de los productos fitosanitarios, y que veremos con detalle más adelante, son:

  1. Pulverización.
  2. Fumigación.
  3. Espolvoreo.
  4. Quimigación.

Independientemente del método utilizado, se deberán tener en cuenta aspectos tales como la dosis recomendada, la calidad y las características del producto, si el momento de aplicación es el correcto, intentar realizarlo en el período en el que el patógeno es más vulnerable, etc.

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Importante

Se trata, en definitiva, de optimizar la utilización del producto para obtener el mejor resultado.

2.1. La pulverización

Este método consiste en aplicar a la planta el tratamiento en forma de pequeñas gotas repartidas uniformemente. Suele usarse para la aplicación de herbicidas, insecticidas, fungicidas, algunos fertilizantes y fitorreguladores.

Para un buen resultado, habrá que tener en cuenta determinados factores, como son:

  1. El tipo de suelo (en el caso de los herbicidas) o cultivo a tratar.
  2. Los agentes atmosféricos existentes en el momento de realizarse el tratamiento.
  3. El producto o productos a aplicar y su cantidad.
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Pulverización del tratamiento

2.2. La fumigación

En este caso, el producto se aplicaría en forma de gas, por parte de profesionales especializados a causa de su alta peligrosidad y complicado manejo.

Debido a la alta toxicidad de las materias activas empleadas, el que su formulación sea en la mayoría de los casos en forma de gas y su difícil manejo, la hacen una práctica muy poco utilizada en jardinería.

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Sabía que...

La fumigación es una actividad que necesita de una acreditación específica para los operadores que la realicen.

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Fumigación

2.3. El espolvoreo

Este método consiste en aplicar el producto en forma de polvo, sirviéndose de una corriente de aire, que lo transporta desde un contenedor hasta la planta.

El tamaño de partícula producido por estos sistemas va desde 1 hasta 175 micras (1 micra es la milésima parte de un milímetro).

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Debido a factores como el viento, la aplicación puede complicarse, ya que se pueden acabar espolvoreando zonas no deseadas, originándose derivas y siendo difícil determinar la zona real afectada por dicho método de aplicación.

Otro impedimento de este sistema de aplicación es la poca fijación del fitosanitario sobre la planta, ya que una vez efectuado el tratamiento, al no adherirse por completo a la superficie vegetal, el polvo es susceptible de ser arrastrado con mayor facilidad por el viento, reduciéndose la eficacia de la actuación.

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Ejemplo

El azufre puede utilizarse en espolvoreo como fungicida de superficie.

2.4. Quimigación

Consiste en distribuir el tratamiento a través del sistema de riego por goteo.

Este procedimiento se está implantando últimamente debido a sus muchas ventajas, sobre todo económicas, ya que apenas se necesita personal para su utilización y se aplican las cantidades estrictamente necesarias de producto, por lo que el ahorro es importante. Otra de las principales ventajas de este sistema es la reducción de los riesgos derivados de la aplicación de fitosanitarios, pues esta se realiza utilizando el agua del sistema de riego como vehículo de transporte, reduciendo en gran medida la exposición de los operarios al contacto con los plaguicidas.

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Consejo

Antes de optar por este método, realice un análisis de aguas para comprobar la viabilidad del sistema.

Como principales inconvenientes, podemos destacar que está restringido a zonas con un adecuado sistema de riego por goteo, que la distribución uniforme a lo largo de toda la red de riego a veces puede ser complicada, que la calidad de dicha agua puede llegar a hacer inviable el sistema y que se necesita personal con mayor cualificación técnica para llevar a cabo este método de aplicación.

3. Desinsectación, desinfección y desratización de instalaciones

Dada la complejidad de estas actuaciones, así como las materias empleadas en su realización, las actividades DDD, como se las conoce, deben, por ley, ser realizadas por personal especialmente cualificado y acreditado a tal efecto, por lo que no son prácticas que se realicen de forma habitual por el personal encargado del mantenimiento de zonas verdes. Por este motivo, nos centraremos en este manual en cuestiones relacionadas con el control de plagas y enfermedades en el material vegetal y daremos solo unas recomendaciones de actuación en el caso de la desratización.

La elección de estos procedimientos se realiza en contadas ocasiones y dependerá del tamaño, el tipo y la naturaleza de los materiales y lugares que sea necesario desinfectar, desinsectar o desratizar. Debido a la elevada toxicidad de los desinfectantes, es imposible su utilización en sitios abiertos, por lo que su uso en zonas verdes se hace inviable.

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Importante

Cuando se utilicen raticidas, se hará lejos de zonas de paso de personas o animales, quedando constancia de su ubicación en un plano de situación.

Los principales fumigantes utilizados hasta la fecha son: azufre, fosfuro de aluminio, metam sodio y metam potasio, pero solo son utilizados en espacios cerrados (invernaderos, cámaras de germinación, semilleros, etc.) y en condiciones de absoluto aislamiento.

En cuanto al control de roedores, las causas de su realización obedecen, por un lado, a criterios de salud pública, para evitar la transmisión de enfermedades a personas o animales. De otro lado, se trata de minimizar los posibles daños en las instalaciones auxiliares de las zonas verdes, principalmente roturas de cableado, destrucción de semillas y otros productos almacenados o daños en las conducciones de riego.

Dado que los rodenticidas y raticidas utilizados en estas operaciones son altamente venenosos (anticoagulantes o venenos tóxicos agudos), su manejo también deberá ser objeto de especial atención cuando hablemos de los diferentes procedimientos de actuación.

4. Equipos de aplicación: funcionamiento de los diferentes tipos

A continuación, se describirá el fundamento de los diferentes tipos de aplicación que se pueden realizar, atendiendo a la forma en que hacen llegar el producto a aplicar desde los depósitos de las diferentes máquinas hasta la zona de aplicación.

4.1. El pulverizador

Es la máquina más utilizada, su funcionamiento se basa en elevar la presión de un líquido y hacerlo salir a través de un orificio (boquilla), consiguiendo, por la diferencia de presión creada, la rotura de la vena líquida y su salida en forma de finísimas gotas.

Hay dos modos de realizar ese transporte de finas gotas desde la boquilla hasta la zona de aplicación.

Por un lado, se encuentran los sistemas en los que la gota llega hasta la planta impulsada por la presión de la máquina, son los conocidos como sistemas de chorro proyectado o hidráulicos, entre los que se pueden citar las barras de aplicación de herbicidas o las mochilas de aplicación.

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Mochila de tratamientos

El otro gran grupo de pulverizadores es el de chorro transportado o hidroneumáticos, en los cuales la nube de gotas que sale de la boquilla es transportada por una corriente de aire generada por la propia máquina, y que es la que se encarga de llevarlas hasta la planta. Dentro de este grupo, los equipos más utilizados son los denominados atomizadores.

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Atomizador

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Importante

La eficacia del tratamiento viene determinada por un adecuado tamaño de gota, uniformidad en el reparto, alcance y penetración del producto.

Un sistema menos utilizado en jardinería para la aplicación de plaguicidas son los nebulizadores, que crean nieblas con tamaños de gota que van de las 10 a las 50 micras. Es un método empleado en locales cerrados como viveros e invernaderos.

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Nebulización en invernadero

Por último, y dentro también de los sistemas de pulverización, se encuentran los sistemas centrífugos o de ultra bajo volumen (U.L.V.), cuyo sistema de funcionamiento consiste en crear pulverizaciones (70 micras aproximadamente) haciendo chocar gotas del líquido a aplicar contra un disco dentado que gira a gran velocidad (varios miles de revoluciones por minuto), produciéndose el estallido de dichas gotas y creándose una finísima lluvia de producto.

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Nota

Con los sistemas U.L.V., el producto se puede aplicar en algunos casos sin diluirlo en agua o haciéndolo en muy pequeña cantidad.

4.2. El espolvoreador

Son equipos que reparten sustancias en forma pulverulenta, tienen como base de funcionamiento el transporte de dichas partículas suspendido en una corriente de aire, que transporta el producto desde el receptáculo de almacenamiento y agitación hasta la zona de tratamiento en cuestión.

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Espolvoreador manual

La corriente de aire responsable del transporte de las partículas puede ser generada de forma mecánica o manual.

4.3. Los fumigadores

Los fumigadores reparten los productos en forma de gas. Se trata de aparatos que difunden de forma homogénea el gas o fumígeno a aplicar, previo aislamiento de la zona a tratar, para evitar la salida al exterior de los gases venenosos producidos.

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Termo nebulizador

Debido a que los productos utilizados tienen la catalogación de tóxicos o muy tóxicos, para su manejo es necesaria la obtención del carné de fumigador, expedido por la administración competente, previa realización de un curso específico y la superación de una prueba objetiva de conocimientos.

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Aplicación práctica

Supongamos que tenemos un problema de oídio en una rosaleda. Además, en nuestra zona existen vientos moderados a media mañana casi todos los días. ¿Qué tipo de aplicación se debería realizar?

SOLUCIÓN

En primer lugar, teniendo en cuenta que se trata de un hongo de superficie, elegiremos un fungicida, por ejemplo, azufre.

Además, hay que tener presente la existencia del viento, que puede retirar parte del producto aplicado, por lo que:

  1. Se elegirá un producto en forma de polvo mojable que una vez aplicado se fije mejor al cultivo.
  2. Se seleccionará como método de aplicación la pulverización, al tratarse de un producto diluido en agua.
  3. Para finalizar, se combinará el azufre mojable con un adherente para que la persistencia de la aplicación sea mayor.

5. Clasificación: espolvoreadores, pulverizadores, atomizadores, fumigadores, nebulizadores.

Según el tipo de fase en que se vayan a aplicar los productos fitosanitarios, se clasificarán del siguiente modo:

CLASIFICACIÓN EQUIPOS DE APLICACIÓN Y SUS TIPOS
Polvos para espolvoreo Espolvoreadores Manuales
  • - De mano
  • - De mochila
Motorizados
  • Cañones de espolvoreo
Productos líquidos o mezclados con agua Pulverizadores Hidráulicos o de chorro proyectado
  • - Barras herbicida
  • - Carretillas de tratamiento (pistolas)
  • - Mochilas de tratamiento
Hidroneumáticos o de chorro transportado
  • - Atomizadores
  • - Cañones de pulverización
Productos líquidos o mezclados con agua Pulverizadores Sistemas centrífugos o U.L.V.  
Nebulizadores    
Sistemas de quimigación (riego por goteo)    
Productos en forma de gas Fumigadores    

6. Principales máquinas y equipos

La elección del equipo más adecuado para la realización de los tratamientos se hará principalmente en función del tipo de sustancia a emplear. A continuación, se describirán las principales máquinas de aplicación de plaguicidas, así como sus componentes más destacados.

6.1. Espolvoreador

Dependiendo de cómo se genere la corriente de aire y la agitación del producto a aplicar, se pueden hacer dos grandes grupos, los manuales y los motorizados.

La principal diferencia entre uno y otro es, por un lado, el alcance, mucho mayor en los motorizados, (aproximadamente 30-40 m) y por otro lado, el rendimiento por unidad de tiempo, mucho mayor, como es lógico, en los medios mecánicos.

Manuales

El sistema consta básicamente de un receptáculo más o menos grande donde se encuentra depositado el producto en forma de polvo y un “acordeón” que puede ser accionado de forma manual (fuelle espolvoreador) o semiautomática (mochila con fuelle incorporado).

Estos sistemas no son muy precisos aunque sí bastante económicos y utilizados para pequeñas superficies y zonas de fácil acceso para los operarios.

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Motorizados

En estos sistemas podemos diferenciar dos partes. De un lado, la zona de producción de polvo, constituida básicamente por:

  1. Depósito o cajón, donde se almacena el producto.
  2. Agitador, su misión es remover el contenido del depósito para evitar su compactación.
  3. Sistema de alimentación del polvo, comunica la zona de producción de polvo con la de generación de la corriente de aire. En esta zona suele existir algún sistema de regulación para dosificar la cantidad de polvo que sale al exterior.

Por otro lado, se encuentra el sistema de generación de la corriente de aire, compuesto por los siguientes elementos:

  1. Un ventilador, que genera una corriente de aire a gran velocidad.
  2. Una tobera o envolvente, que canaliza la corriente de aire y dirige la aplicación hacia la zona deseada.

Todo el sistema funciona gracias a la energía que le suministra el motor del tractor a través de la toma de fuerza del mismo y se ve optimizado con la acción de un multiplicador que consigue aumentar la velocidad del ventilador hasta el régimen de revoluciones óptimo.

Dependiendo del tamaño del equipo, este podrá ir suspendido si es pequeño, o arrastrado si se trata de un equipo de mayores dimensiones.

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Consejo

Nunca oriente la salida del espolvoreo en contra de la dirección del viento o se verá mermado el alcance y obtendrá una distribución muy irregular.

6.2. Pulverizador hidráulico

Dependiendo de la forma en la que se comunique la presión al líquido para producir la pulverización, también encontraremos sistemas motorizados y manuales.

Pulverizador hidráulico motorizado

El pulverizador hidráulico o de chorro proyectado, motorizado, tiene como principales elementos, los que se describen a continuación.

Depósito

Es el recipiente donde se almacena el caldo a distribuir. Suelen ser de polietileno, fibra de vidrio y, en menor proporción, de acero inoxidable, siendo los del primer material los más utilizados por su alta resistencia, menor coste y fácil mantenimiento.

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Depósito de fibra de vidrio

Todos los depósitos deben estar equipados con agitadores, que permiten que el caldo se mezcle homogéneamente (pueden ser sistemas mecánicos o hidráulicos). Además, deben contar con un nivel para comprobar en todo momento de cuánto líquido se dispone.

Las configuraciones que pueden adoptar estos depósitos varían mucho en función del fabricante y la capacidad del líquido a almacenar, pero en todos los casos deberán asegurar una fácil limpieza, una adecuada agitación y total estanqueidad.

Para el llenado de estos depósitos se podrán utilizar sistemas de carga externos (por ejemplo, toma de agua exterior) o bien el propio equipo podrá contar con un sistema de autoabastecimiento, denominado hidrocargador, el cual deberá contar con el correspondiente sistema anti retorno para que en ningún caso el contenido del depósito a llenar pueda mezclarse con la zona de abastecimiento de agua limpia.

Además del depósito principal, debe existir como mínimo un depósito auxiliar para que el operario pueda lavarse con agua limpia en cualquier momento, teniendo este una capacidad mínima de 15 l.

Bastidor

Es el soporte físico, por lo general una estructura metálica, que servirá de apoyo y sostén a los diferentes elementos de la máquina.

Su diseño variará en función de si el conjunto irá suspendido en la parte trasera del tractor al enganche de tres puntos, o si por el contrario se tratará de un sistema arrastrado, en cuyo caso se unirá al tractor a través del punto fijo de enganche.

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Detalle del bastidor

La bomba

Es el elemento encargado de transformar la energía mecánica en energía hidráulica, que a su vez es transferida al fluido a aplicar.

Puede utilizar la propia energía del tractor, o bien de algún motor auxiliar.

Aunque hay de diversos tipos, las más utilizadas por su bajo costo son las de membrana, pero independientemente de su tipo y la potencia de las mismas, todas irán provistas de un sistema de regulación que proporcione una presión continua al líquido, evitando que este salga por las boquillas en forma de “pulsos”, a este elemento se le denomina amortiguador.

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Bomba y válvulas

Filtros

Son dispositivos que sirven para eliminar las posibles impurezas que lleve el caldo que se esté utilizando, previniendo así obstrucciones e incluso taponamientos, tanto en las conducciones como en la bomba y las boquillas.

Generalmente, los pulverizadores hidráulicos tienen tres filtros: uno en la boca del depósito, otro en la aspiración de la bomba y el último en la impulsión de la misma.

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Sistema de filtrado

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Consejo

Elija filtros con tamaño de luz inferior al tamaño del orificio de las boquillas, así prevendrá mejor las obturaciones.

Sistema de regulación

El conjunto de elementos que lo componen pretende homogeneizar la distribución del producto, de modo que se consiga realizar una aplicación uniforme, regulando el caudal y la presión de funcionamiento.

En el caso de los equipos motorizados, existen diferentes sistemas que acomodan la presión suministrada por la bomba a la velocidad del vehículo en función de las revoluciones por minuto (r. p. m.). de la toma de fuerza, sistemas GPS, etc.).

Para constatar que el sistema está funcionando a la presión adecuada, se utilizan manómetros, que indican la presión del líquido en la tubería, por lo que es muy importante comprobar periódicamente que estén en buen estado.

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Manómetro con escala normal

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Definición

r. p. m. o revoluciones por minuto

Son el número de vueltas completas (revoluciones) que da un sistema giratorio en un minuto de tiempo.

Grifería y conducciones

La grifería permite el transporte del líquido hasta el lugar deseado, regulando su paso mediante un sistema de llaves de paso o válvulas.

En el caso de las barras de herbicida, las conducciones finales de distribución estarán apoyadas en la propia barra portaboquillas, pero en el caso de que se utilicen otros sistemas de aplicación como las pistolas, estas conducciones finales serán portadas por el operario.

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Detalle de grifería y conducciones

Barra portaboquillas

Son las estructuras en las que se alojan las boquillas. En el caso de las barras de aplicación de herbicidas, son estructuras que deben permitir una distribución uniforme a intervalos regulares de las boquillas. Del mismo modo, deben garantizar que todas las boquillas se encuentran a la misma altura sobre la zona a tratar, por lo que dichas estructuras suelen contar con sistemas hidráulicos, manejados desde el tractor.

Boquillas

Son los elementos encargados de transformar la vena líquida que circula por las tuberías del sistema en una pulverización del tamaño de gota deseado.

Existen diferentes tamaños de gota recomendados en función del tipo de fitosanitario a usar.

De todos los componentes del sistema, son los más importantes a la hora de que la pulverización alcance la distribución, tamaño de gota y población de gota necesarios para el éxito del tratamiento.

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Ejemplo

Para una misma velocidad y presión de trabajo, podemos duplicar o triplicar el caudal de aplicación, dependiendo del paso de boquilla seleccionado.

Existen boquillas de diferentes materiales (latón, acero inoxidable, plástico endurecido, etc.) pero las más utilizadas son las cerámicas, debido a su gran dureza y resistencia al desgaste. Esto las hace más fiables debido a que el orificio de salida del líquido se mantiene inalterable durante más tiempo, proporcionando por tanto una pulverización uniforme en periodos más largos.

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Diferentes tipos de boquillas

Tamaño de gota (micras) Tipo de producto
150-200 Fungicidas
200-350 Insecticidas
350-600 Herbicidas

Dependiendo del tipo de pulverización que queramos realizar, elegiremos entre:

Boquilla de hendidura o abanico

Son boquillas que producen una pulverización en forma de abanico con un ángulo que oscila entre los 65º y 150º.

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Son las usadas en las barras de aplicación de herbicidas que, colocadas a intervalos regulares en dicha barra y utilizadas a la altura adecuada (50 cm de distancia entre boquillas y 50 cm de altura sobre el suelo para un ángulo de 110º), proporcionan una banda continua de pulverización.

Una variante de este tipo de boquillas es la denominada antideriva o injet, que reduce el riesgo de deriva gracias a la formación de pequeñísimas burbujas dentro de cada una de las gotas que componen la pulverización.

Generalmente, este tipo de boquillas se utiliza para aplicaciones dirigidas al suelo, a cultivos de bajo porte o en tratamientos dirigidos a praderas o céspedes.

Boquillas de turbulencia

Debido a su configuración, producen a su salida un cono (hueco o lleno) de gotas finísimamente pulverizadas, que crean una nube turbulenta que garantiza una gran penetración del producto en las cubiertas vegetales, aunque estas sean muy densas.

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Es el tipo de boquilla utilizado en los pulverizadores hidroneumáticos y con las pistolas de tratamiento, siendo idóneas tanto para la aplicación de fungicidas como de insecticidas, así como de abonos foliares (nitrato potásico disuelto en agua, por ejemplo).

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Pistolas de tratamiento

Boquillas de espejo

En estas boquillas, frente al orificio de salida, hay una zona inclinada donde se produce el choque del líquido pulverizado, creando un “paño curvo” de hasta 160º y con un alcance aproximado de 1 m.

El tamaño de gota generado es más grueso que el de las de abanico, lo que las hace muy adecuadas para la distribución de herbicidas.

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Además de los tipos de boquillas antes mencionados, existen otras con configuraciones especiales, como pueden ser las boquillas terminales, las extremas o las de envés, que se utililizan en condiciones de trabajo específicas y para facilitar la penetración de la pulverización a zonas del cultivo de difícil acceso.

La elección de las boquillas se hará por tanto en función del caudal a suministrar y la presión de trabajo de nuestra máquina. Para ello, existen ábacos y tablas de elección de material suministrados por los propios fabricantes, que asignan códigos de colores a las diferentes boquillas, facilitando su selección y uso.

Una variante más pequeña de los pulverizadores hidráulicos es la denominada carretilla de tratamiento, integrada por los mismos elementos detallados anteriormente, pero de un tamaño más reducido que el sistema tractor-barra herbicida. Su diseño está pensado para ser manejada por un solo operario, que realizará las aplicaciones con pistolas de tratamiento, ya que son fáciles de manejar y, por tanto, muy útiles para tratamientos a pequeña escala.

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Carretilla de tratamientos

Pulverizadores hidráulicos manuales

Se trata de las populares mochilas de palanca, muy útiles para la realización de tratamientos de poca envergadura. En este caso, la presión necesaria para realizar la pulverización se consigue con el accionamiento manual de un pistón de compresión por parte del operario a través del accionamiento de una palanca conectada a dicho pistón.

Los principales elementos de los que consta son:

  1. Depósito.
  2. Palanca de accionamiento del pistón.
  3. Agitador (según modelos).
  4. Pistón y sistema de regulación de presión (calderín).
  5. Lanza o varilla.
  6. Tubería flexible.
  7. Boquilla.

Al ser un sistema muy básico, la uniformidad de la aplicación dependerá en gran medida de la habilidad del operario, tanto para que la presión de trabajo sea la adecuada, como para que la distribución de la nube de pulverización se reparta y penetre de forma eficaz en la planta.

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Recuerde

La uniformidad de la aplicación dependerá en gran medida de la habilidad del operario.

6.3. Pulverizador hidroneumático

Como ya se dijo anteriormente, estos sistemas se caracterizan porque el transporte de las gotas pulverizadas por la boquilla hasta la planta se hace utilizando una corriente de aire generada por la propia máquina.

Atomizador

En estos equipos conviven dos sistemas claramente diferenciados. Por un lado, tendremos los elementos que componen el circuito de producción de aire, y del otro, los elementos del circuito de líquido.

Circuito de producción de aire

Su misión es generar una corriente de aire de gran caudal y baja velocidad que transporte las gotas pulverizadas hasta su destino y que además produzca una agitación de la masa vegetal, favoreciendo la penetración del producto aplicado.

Como principales elementos de este circuito, citaremos los siguientes.

Hélice

De un número variable de palas, es la encargada con su rotación de generar la corriente de aire.

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Hélice de atomizador protegida por una rejilla

Multiplicador

Su misión es incrementar la velocidad de giro de la hélice, aumentando las r. p. m. que llegan desde el tractor a través de la toma de fuerza.

Carcasa o cubierta

Se trata de un anillo que rodea la hélice y que conforma la aspiración y la zona de salida del aire.

Difusor o deflector

Situado inmediatamente a continuación de la zona de salida de la carcasa, es el responsable de canalizar el aire y distribuirlo de manera uniforme hacia el lugar donde se encuentran colocadas las boquillas. Su número es variable, siendo lo más habitual encontrar uno o dos.

Rejilla

Se sitúa a la entrada y salida de la carcasa para impedir la entrada de objetos extraños que dañen la hélice, así como para impedir accidentes.

Sonda de detección de objetos

Tiene por cometido detectar la presencia de los árboles, arbustos o setos a tratar con objeto de favorecer el ahorro de caldo de tratamiento.

Son sistemas de ultrasonidos situados cerca del portaboquillas, que dan al distribuidor la orden de dejar pasar o no caldo al arco portaboquillas correspondiente.

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Circuito de líquido

Se trata de un sistema muy parecido a los vistos para el pulverizador de chorro proyectado. Sus principales elementos son:

  1. Depósito.
  2. Bomba.
  3. Filtros.
  4. Sistema de regulación y grifería.
  5. Conducciones.
  6. Arco portaboquillas.
  7. Boquillas.

Solo en los dos últimos elementos, arco portaboquillas y boquillas, existen diferencias apreciables.

En cuanto al arco portaboquillas, se compone de dos conducciones situadas junto a la salida de aire, con alimentación individualizada, sobre las que se encuentran situadas las boquillas. Esta alimentación sectorizada permite que se accionen una o las dos baterías de boquillas de forma independiente, reduciendo el gasto de producto aplicado en zonas en las que no exista vegetal a tratar.

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Detalle de la carcasa, portaboquillas y difusores

En cuanto a las boquillas, la principal diferencia respecto a los sistemas de chorro proyectado es que en los atomizadores suelen utilizarse boquillas de turbulencia.

Otro sistema similar a los atomizadores anteriormente descritos, son los denominados cañones de tratamiento. Se trata de sistemas con la misma configuración de los atomizadores, a excepción de que la salida del aire del ventilador se encauza a través de una tobera (cañón) que conduce la pulverización en una dirección determinada.

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Sabía que...

Los cañones de tratamiento son muy utilizados para aplicaciones de fitosanitarios en arbolado urbano.

6.4. Pulverizador centrífugo (U.L.V.)

Se trata de máquinas en las que se hace girar un disco dentado a gran velocidad (varios miles de r. p. m.) sobre el que se dejan caer gotas del líquido a aplicar, provocando el estallido de las mismas y produciéndose una finísima pulverización (entre 70-100 micras aproximadamente).

Debido a que para producir el giro del disco se necesita de una corriente eléctrica, se las suele conocer como máquinas “a pilas” por ser esta generalmente la fuente de alimentación del sistema.

Con estos sistemas se consigue un gran ahorro de producto, llegando en ocasiones a aplicarse en forma pura, dado que, debido a la finísima pulverización generada, la eficiencia del sistema es muy alta.

En ocasiones, y para tratamientos en grandes superficies, se recurre a sistemas montados sobre estructuras similares a las barras herbicidas y suspendidos en el correspondiente tractor.

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6.5. Nebulizadores

Se utilizan en lugares cerrados, como invernaderos, semilleros y estructuras similares.

Con ellos, el producto se aplica en forma de niebla, la cual se distribuye de forma homogénea y alcanza todas las partes del vegetal, así como las instalaciones en las que se encuentran.

No se les puede considerar máquinas de tratamiento convencional. Se trata más bien de sistemas auxiliares modificados que utilizamos para realizar tratamientos fitosanitarios. En la mayoría de las ocasiones, lo que se hace es adaptar los sistemas de control climático para que, a través de ellos, se realice el tratamiento fitosanitario correspondiente, inyectando en la proporción adecuada la cantidad de producto deseada. Hay que tener en cuenta la composición del agua para evitar en todo momento las precipitaciones y obturaciones (generalmente debidas a depósitos de cal u otras sales).

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Nebulizadores en funcionamiento

Existen también equipos motorizados, similares a las carretillas de tratamiento y a las mochilas, pero que, a diferencia de estas, producen la nebulización del producto a aplicar en vez de una pulverización, se trata de los denominados nebulizadores en frío.

6.6. Sistemas de quimigación

En este caso, es el sistema de riego localizado (riego por goteo) el utilizado para la aplicación puntual del plaguicida. Utilizamos el agua como vehículo de transporte del tratamiento, regulando la dosis a aplicar mediante una bomba inyectora situada en el cabezal y que puede ser (si es lo suficientemente precisa), la misma que se utilice para realizar la fertirrigación.

Las bombas de inyección de tipo volumétrico (de pistón o membrana) y los inyectores de accionamiento eléctrico, son los sistemas más precisos y adecuados para realizar esta labor.

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A través del goteo se pueden distribuir fitosanitarios.

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Importante

Nunca se debe sobrepasar el punto de saturación cuando diluyamos sustancias en la red de riego, de lo contrario, se producirán taponamientos y obturaciones.

Como comprobaciones previas necesarias para que el sistema sea viable, se deberá determinar el coeficiente de uniformidad real del sistema de goteo, así como analizar la calidad del agua de riego utilizada (pH y CE entre otros), además de calcular el volumen total de agua soportado por las conducciones, para, una vez obtenidos los datos correspondientes, aplicar las dosis adecuadas y prevenir posibles problemas de obturaciones. Todas estas comprobaciones deberán ser realizadas por personal especializado, generalmente técnicos con experiencia en diseño y mantenimiento de sistemas de riego localizado.

6.7. Fumigadores

Se trata de equipos que permiten la producción controlada de los gases utilizados en fumigación. Los dispositivos más utilizados son los termo nebulizadores, basados en el calentamiento de una corriente de aire en la que se inyecta el plaguicida, provocando la difusión del mismo en forma de vapor o gas.

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Recuerde

La elección del equipo más adecuado para la realización de los tratamientos se hará principalmente en función del tipo de sustancia a emplear.

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Por otro lado, se encuentran los sistemas de difusión de gas. Se trata de mecanismos acoplados a las bombonas donde se encuentra almacenado el gas venenoso y que, mediante un sistema de llaves, regulan la salida y distribución del mismo.

En todos estos sistemas, tan importantes como los sistemas de aplicación, son los medidores de presencia y/o concentración de gases (sondas), que dispuestos en la zona de aplicación, vigilan la presencia de los mismos así como las posibles fugas, facilitando las medidas de seguridad y control de las zonas tratadas.

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Aplicación práctica

Elija para cada tipo de presentación, de las que a continuación se enumeran, el equipo o equipos más adecuados para su distribución.

Polvo soluble (SP); Polvo para espolvoreo (DP); Bombonas de gas; Suspensión de cápsulas (CS); Gránulos dispersables (WG); Tabletas para combustión; Concentrado soluble (SL).

SOLUCIÓN

Espolvoreadores:

  1. Polvo para espolvoreo (DP)

Pulverizadores:

  1. Polvo soluble (SP)
  2. Suspensión de cápsulas (CS)
  3. Gránulos dispersables (WG)
  4. Concentrado soluble (SL)

Fumigadores:

  1. Tabletas para combustión
  2. Bombonas de gas

7. Preparación, mezcla y aplicación de productos fitosanitarios

Para la aplicación correcta y segura de un producto fitosanitario se deben tener en cuenta unas normas básicas de procedimiento, como seguir de forma estricta las instrucciones de uso del fabricante, proveerse del equipo de protección adecuado, utilizar productos debidamente etiquetados y precintados, y no comprar nunca dichos productos a granel.

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Consejo

Si la letra de las etiquetas es demasiado pequeña y le resulta ilegible, solicite al vendedor del plaguicida una ficha técnica del producto.

Como premisa básica antes de comenzar cualquier preparación o manipulación de productos para su aplicación, se deberán leer atentamente las etiquetas de cada sustancia a utilizar. Con ello, dispondremos de toda la información necesaria para un buen manejo del producto y que todo el proceso se haga con garantías de seguridad para el operador. También se conseguirá obtener así un buen resultado tras la tarea y se evitan problemas tanto para el medio (contaminación o efectos perjudiciales para la fauna), como para las plantas (fitotoxicidad), así como efectos indeseados para los usuarios de las zonas verdes que se estén tratando (plazos de seguridad o acceso).

7.1. Preparación de productos fitosanitarios

Esta fase del tratamiento fitosanitario es de suma importancia por varias razones. Por un lado, será el momento en el que decidamos el producto a emplear, la maquinaria con la que se realizará y la dosis a aplicar, lo cual determinará, junto con una correcta aplicación, el éxito o fracaso del mismo. Por otra parte, y teniendo en cuenta criterios de seguridad, es uno de los momentos más peligrosos para los operarios, pues es en esta fase del tratamiento cuando se manipulan los productos en su forma más pura (sin dilución).

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Importante

Antes de empezar la preparación del caldo, planifique la operación y sea ordenado en su ejecución. Ganará en eficiencia y minimizará riesgos.

Como puntos básicos a tener en cuenta en la fase de preparación del caldo es importante:

  1. Elegir el lugar adecuado para realizar la preparación, siempre al aire libre y lejos de zonas habitadas y corrientes de agua susceptibles de ser contaminadas.
  2. Leer atentamente las instrucciones de uso.
  3. Calcular la dosis de cada uno de los productos a utilizar.
  4. Utilizar elementos de dosificación fiables.
  5. Conocer la calidad del agua que utilizamos y tomar las medidas adecuadas si no es del todo apta junto con las sustancias químicas a aplicar (vigilar especialmente el pH).
  6. Equiparse con los EPI adecuados a las sustancias a manejar.
  7. Llenar a la mitad o tres cuartas partes el depósito a utilizar antes de añadir los fitosanitarios.
  8. Seguir un orden adecuado a la hora de incorporar los productos al depósito.
  9. Mantener en todo momento una agitación adecuada del caldo.

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Recuerde

La preparación es el momento más peligroso de todo el proceso, ya que manipulamos los fitosanitarios en su máxima concentración.

7.2. La mezcla

En muchas ocasiones, atendiendo a criterios de ahorro o de idoneidad a la hora de hacer de forma conjunta varias acciones, se realizan tratamientos en los que se mezclan diferentes sustancias en un mismo caldo de tratamiento.

Este sistema de trabajo es efectivo, siempre que se tengan en cuenta una serie de principios básicos, con el fin de evitar efectos indeseados derivados de la mezcla de productos incompatibles, entre los que podríamos destacar:

  1. Reacciones inesperadas de los productos mezclados (combustión espontánea, generación de gases o vapores no previstos, etc.).
  2. Generación de precipitados, grumos y similares.
  3. Producción de sustancias fitotóxicas.

La mezcla se preparará justo antes de su aplicación, no debiendo guardarse el sobrante bajo ningún concepto.

Es importante asegurarse de que el pH del agua que se va a utilizar es el correcto, ya que algunos productos pueden reaccionar precipitando si no es el adecuado o incluso disminuir su efectividad. Para acondicionar el agua se puede utilizar algún acidulante en caso de que el pH sea excesivamente alto.

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Ejemplo

Los fungicidas con base cúprica son más eficaces y provocan menos problemas de obturaciones si los caldos resultantes tienen un pH cercano a 5.

Siempre se realizará un pre llenado del depósito con agua (1/2 o 3/4 de su capacidad total). Se realizará la mezcla empleando siempre primero los productos más ácidos, y al final los más insolubles.

Se intentará no mezclar más de tres productos en el mismo caldo, pero en el caso de que sea imprescindible, sería conveniente realizar una prueba en un recipiente pequeño, respetando las proporciones adecuadas para comprobar si se producen efectos indeseados.

El recipiente se completará con el agua que sea necesaria hasta llegar al nivel previsto para que la dosificación sea la correcta.

Es importante mantener en todo momento la agitación, especialmente si las sustancias utilizadas presentan dificultad para disolverse o tienden a crear emulsiones.

Siempre se removerá la mezcla con un utensilio específico para ello, sin que, por motivos de seguridad, pueda utilizarse este para otro fin.

7.3. La aplicación

Como se ha visto anteriormente, y dependiendo de la presentación que se utilice, la aplicación se realizará con el equipo o maquinaria más apropiados para tal fin, ya sea pulverizador, atomizador, nebulizador o cualquier otro.

Incidir una vez más en la necesidad de tomar todas las medidas de seguridad necesarias, especialmente en el uso adecuado de los EPI en todo momento, y tener el etiquetado a mano para conocer los protocolos de actuación y datos básicos de las sustancias utilizadas en caso de accidente.

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Nota

Si se aplican determinados herbicidas por encima de la temperatura ambiental recomendada, se producirán vapores que afectarán a nuestro cultivo.

Se deberán tener muy en cuenta, a la hora de aplicar el producto, las condiciones ambientales, ya que vientos fuertes, excesiva temperatura ambiental o humedades relativas demasiado bajas, pueden, no solo dar al traste con el tratamiento, sino causar efectos indeseados como derivas (arrastres de la nube de tratamiento por efecto del viento) y fitotoxicidades.

Por último, y teniendo en cuenta que realizaremos las aplicaciones en zonas verdes, siempre antes de realizar las mismas se restringirá el paso y se señalizará como zona tratada, impidiendo el acceso mientras no se cumplan los plazos de seguridad establecidos por el fabricante.

8. Procedimientos de operación

Una adecuada planificación garantizará un conveniente uso de los medios a nuestro alcance, así como el éxito del tratamiento realizado, es decir, la eficiencia y eficacia del trabajo realizado.

Antes de comenzar cualquier tratamiento, es fundamental identificar claramente el problema a solucionar (si se trata de una plaga, una enfermedad o un problema fisiológico), además, debemos elegir, siempre que sea posible, realizar la aplicación en el momento más desfavorable para la plaga o la enfermedad, con lo cual, aumentarán nuestras posibilidades de éxito.

Una vez elegido el producto o productos a utilizar y el modo en que se aplicarán, haremos el correspondiente acopio de materiales (fitosanitarios, equipos de protección, maquinaria de aplicación, señalizaciones, etc.).

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Nota

Antes de adquirir el fitosanitario podemos consultar si puede ser utilizado en espacios públicos en la web: <http://www.mapama.gob.es/app/consultafertilizante/consultafertilizante.aspx>.

Teniendo en cuenta que vamos a tratar zonas frecuentadas por público, es necesario caracterizar la zona objeto de tratamiento para tomar las medidas necesarias antes, durante y después de la tarea concreta, por lo cual es conveniente realizar una programación temporal de actividades.

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Ejemplo

Corte de accesos al público, tiempos estimados de operación, periodos de restricción de acceso, etc.

Por último, una vez realizado el tratamiento y pasado el periodo de respuesta esperado, se confirmará la eficacia del mismo, haciendo las correspondientes comprobaciones para determinar si ha tenido éxito. Si, por el contrario, el problema aún persiste, se tomarán las decisiones correspondientes.

Teniendo en cuenta el esquema de trabajo planteado, debemos tener presentes una serie de consideraciones.

En primer lugar, se debe tener en cuenta el estado del vegetal y si el tratamiento es necesario o evitable, ya que en la aplicación también hay efectos negativos, como el riesgo para el manipulador, el impacto sobre el medio ambiente, el coste económico, las posibles restricciones de acceso, etc.

A la hora de comprar el producto fitosanitario, se deberá adquirir un producto de calidad que ofrezca garantías de que el resultado va a ser el esperado. Los productos a granel o sin etiquetar son más económicos, pero se corren riesgos en cuanto a eficacia y peligrosidad de manejo, además de que se estará actuando fuera de la legalidad.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es el momento de aplicación del fitosanitario, ya que si llueve o va a llover en las horas siguientes se perdería casi toda la eficacia del tratamiento. Del mismo modo, si el viento es demasiado intenso, se producirán derivas.

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Recuerde

Si llueve en las horas cercanas a la aplicación del fitosanitario se perderá eficacia.

La maquinaria o equipos que se vayan a utilizar deben estar revisados y en perfecto estado, se habrán calibrado de forma adecuada y se utilizarán recipientes idóneos para medir las dosis necesarias, que deberán ajustarse a lo recomendado por el fabricante, ya que un exceso de producto puede afectar negativamente a la planta incluso llegando a matarla.

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Recuerde

Una mayor dosis no implica una mayor efectividad.

9. Preparación, regulación y calibración de maquinaria y equipos de tratamientos. Puesta a punto

Para una utilización eficaz y segura de la maquinaria dedicada a distribuir los productos fitosanitarios, se deben seguir unos criterios orientados a la puesta a punto de los mismos.

La regulación consiste en una serie de ajustes que permiten conseguir un buen funcionamiento general de la máquina de tratamiento, controlando aspectos tales como la dosificación o la distribución homogénea del producto.

No existe una regulación universal. Esto significa que deberá ir modificándose en base a distintos criterios, como el tipo de producto utilizado, el gasto de caldo a distribuir o el tamaño de la gota que se quiera emplear.

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Nota

Con el uso, la maquinaria va perdiendo su calibración, por lo que si el tiempo de trabajo es prolongado habrá que recalibrar el equipo cada cierto número de horas.

Los principales parámetros a tener en cuenta para regular la maquinaria, para que la aplicación sea efectiva son, entre otros:

  1. Velocidad de tratamiento (a pie o en tractor).
  2. Presión de trabajo.
  3. Caudal suministrado por las boquillas utilizadas.
  4. Tipo de aplicación a realizar (sobre suelo, cubierta vegetal, arboledas, setos, etc).
  5. Capacidad del depósito de nuestro equipo de tratamiento.

En definitiva, se trata de calcular el gasto real de nuestra máquina, para saber la cantidad de líquido que aplica en condiciones óptimas de trabajo (por unidad de superficie o volumen de superficie tratada).

Así se determinará, teniendo en cuenta la capacidad del depósito, la cantidad real de superficie o volumen que podemos tratar, es decir, cuánto trabajo vamos a poder realizar de una sola vez con el líquido contenido en nuestro depósito.

Una vez determinada la capacidad de trabajo de nuestro equipo, solo tenemos que seguir las indicaciones de dosificación del fabricante (generalmente expresadas en litros/100 litros, centímetros cúbicos/litro o kilogramos/hectárea).

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Consejo

En caso de duda sobre el cálculo de la dosis, consulte con el distribuidor de los productos fitosanitarios o solicite asesoramiento técnico.

El esquema básico de trabajo a la hora de calibrar nuestro equipo seguirá los siguientes pasos:

  1. Comprobar la velocidad real de trabajo.
  2. Calcular la anchura real de trabajo al realizar una pasada con nuestra máquina.
  3. Conocer el volumen total de caldo a aplicar por unidad de superficie o volumen de copa a tratar (especificaciones propias del fitosanitario y fabricante en cuestión).
  4. Determinar el caudal suministrado por nuestra máquina en condiciones óptimas de aplicación (según el tamaño de gota deseado y la presión de trabajo de nuestra maquinaria).
  5. Seleccionar la boquilla teniendo en cuenta el producto a utilizar y el caudal a suministrar.
  6. Comprobar, una vez regulada la máquina, que la aplicación se corresponde con los ajustes realizados, proporcionando el caudal esperado.
  7. Calcular, en función del gasto real de nuestra máquina y el volumen del depósito, la dosis apropiada de producto a añadir.

Otro aspecto importante a tener en cuenta en nuestro equipo es que las boquillas se van deteriorando con el uso, por lo que deberán ser sustituidas si es necesario, ya que, en caso contrario, puede que el caudal suministrado no sea el correcto. Se comprobará el caudal individual suministrado por cada una de ellas, procediendo a su sustitución en las que se detecte una diferencia del ±10 % de variación con respecto a los datos suministrados por el fabricante.

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Aplicación práctica

Hemos realizado una prueba de caudal a las boquillas de nuestro atomizador, obteniendo en el primer arco portaboquillas, y para un minuto de funcionamiento a la presión de trabajo recomendada por el fabricante, los siguientes resultados:

B1-0,92 l/min   B2-0,85 l/min   B3-0,82 l/min   B4-0,70 l/min   B5-0,78 l/min

Si el caudal suministrado por la boquilla según el fabricante debe ser de 0,80 l/min, determinar qué boquillas hay que sustituir.

SOLUCIÓN

Los límites que nos marcarán las boquillas a sustituir serán los resultantes de aplicar un ±10 % al caudal esperado:

0,80 l/min × 1,1 = 0,88 l/min

0,80 l/min × 0,9 = 0,72 l/min

Por tanto, las boquillas a sustituir serían las B1 y B4

En el caso de tratamientos con pulverizadores hidráulicos, es importante calibrar la altura de la barra, que estará comprendida entre 50 y 60 cm, dependiendo de la separación entre boquillas y el ángulo de aplicación que proporcionen, con el fin de evitar solapes.

10. Preparación de caldos o polvos. Aplicación de los mismos

Una cuestión importante a la hora de calcular la cantidad de producto puro a utilizar es que los fabricantes tienen diversos modos de expresar en sus etiquetas la dosificación a aplicar. Así, tendremos cantidades:

  1. Expresadas en forma de porcentaje (cantidad de producto a utilizar por cada 100 o 1000 l de mezcla a conseguir).
  2. Expresadas de forma directa (cantidad de fitosanitario a utilizar/cantidad de mezcla a conseguir).
  3. Expresadas como cuantía de producto a utilizar por unidad de superficie o volumen de copa a tratar (cantidad de fitosanitario por hectárea o metros cúbicos de copa vegetal).

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Ejemplo

  1. Si nos dicen que un producto se dosificará al 0,03 %, nos indican que se deben utilizar 0,03 l de producto por cada 100 l de caldo a producir.
  2. Si la dosis viene expresada como 100 ml/100 l, nos están indicando que debemos usar 100 ml por cada 100 l de caldo a preparar.
  3. Si nos dicen que la cantidad a utilizar será de 50 kg/ha, nos están indicando que debemos repartir una cantidad de 50 kilos de producto por cada 10.000 m2 de superficie a tratar. Así suelen venir expresadas las dosificaciones de los herbicidas.

Cuando se trate de productos a aplicar en forma de pulverización y siguiendo siempre las instrucciones del fabricante, puede ser recomendable la adición, por un lado, de reguladores del pH (para mejorar la eficacia del producto) y por otro, la de mojantes (que disminuyen la tensión superficial del caldo), facilitando una mejor adherencia y reparto del tratamiento realizado.

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Nota

Los herbicidas tienen una mayor efectividad si el pH del caldo a aplicar es ligeramente ácido.

En lo referente a la preparación de fitosanitarios en forma sólida, debemos tener en cuenta que el pesaje del producto a aplicar sea el correcto, no existiendo más recomendaciones de interés que las propias especificadas por cada fabricante.

En el caso de presentaciones en forma de gránulos, grajeas o similares, generalmente el propio fabricante incluye en los envases del plaguicida elementos auxiliares para la aplicación de los mismos, como tapones con formas específicas, cánulas, etc.

En cuanto a la aplicación de cada variedad de producto, ya hemos visto con anterioridad que, para cada tipo de sustancia a aplicar, elegiremos el equipo que mejor se adapte a las necesidades del tratamiento.

11. Prácticas de aplicación

A continuación, se describen una serie de recomendaciones generales a tener en cuenta a la hora de realizar los diferentes tratamientos con productos fitosanitarios:

  1. Leer detenidamente la etiqueta antes de emplear el producto.
  2. Protegerse adecuadamente con los EPI idóneos en cada situación.
  3. Realizar la aplicación solo si las condiciones climatológicas son las adecuadas.
  4. Restringir el acceso del público y los animales en las zonas a tratar.
  5. Señalizar las zonas tratadas indicando la prohibición de acceso y su causa (no pasar, zona tratada con fitosanitarios).
  6. La dirección de desplazamiento del operario debe ser, en la medida de lo posible, la contraria a la zona donde se ha tratado, es decir, se tratará por todos los medios de no introducirse en la nube de pulverización o espolvoreo.
  7. Intentar avanzar, cuando sea posible, en dirección contraria al viento, dejando el tratamiento realizado a nuestras espaldas.
  8. No sobrepasar el punto de goteo.
  9. Hacer un uso adecuado tanto de la maquinaria como de los equipos de protección.
  10. No comer, beber, ni fumar mientras se realizan las aplicaciones.
  11. Al finalizar la aplicación, el operario se duchará y cambiará de ropa.

Como caso particular, se hablará del manejo de los raticidas, teniendo presente en todo momento que se trata de sustancias altamente venenosas (venenos de toxicidad aguda y anticoagulantes).

La eficacia de estos rodenticidas depende en gran parte de una adecuada elección del lugar de colocación y la forma en que se distribuya. Se trata de buscar lugares donde el roedor se sienta “seguro” y pueda comer el cebo envenenado en cantidad suficiente.

Por tanto, se realizará la colocación en zonas fuera del paso habitual de personas y animales (así además se evitarán riesgos para los usuarios de las zonas verdes). Se optará por rincones aislados o huecos naturales o creados a propósito para tal fin y, a ser posible, protegidos de algún modo (una tablilla o un trozo de plástico o cartón pueden ser útiles).

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Ejemplo

Un trozo de tubo de plástico de 10-15 cm de diámetro o una caja de zapatos con dos agujeros de unos pocos centímetros puesta boca abajo, pueden ser un buen sitio para distribuir una pequeña cantidad de raticida.

En todo caso, y aunque las zonas sean aisladas, se colocarán advertencias del peligro y quedará constancia en plano de la ubicación de cada una de estas estaciones, que serán revisadas de forma periódica.

Por último, reseñar que cuando encontremos un roedor muerto como consecuencia de la actuación de estos venenos, realizaremos su retirada utilizando guantes y evitando en todo momento el contacto directo.

12. Ejercicios de desarrollo de casos prácticos

Con diversos ejercicios, prácticas y sobre todo experiencia, se llegará a controlar todo el ámbito del mundo de los fitosanitarios.

El orden de estos ejercicios sería el siguiente:

  1. Localizar el problema: principalmente detectar que haya un problema que no sea provocado por medios naturales (heladas, sequias, etc.) o por la mano del hombre (tronchado de ramas, demasiado aporte de agua de riego, etc.). Por ejemplo distinguir una calva (desaparición) en el césped o amarilleamiento del mismo y saber la causa que lo ha provocado. La calva puede estar provocada por una helada y que haya afectado a una parte del césped y el amarilleamiento por los orines de animales de compañía.
  2. Distinguir la causa del problema: saber diferenciar el principal problema que afecte a las plantas o zonas verdes. Pueden ser:
    1. Externos: como por ejemplo las malas hierbas o los insectos.
    2. Internos: como pueden ser los hongos, bacterias y virus.
    Si el problema es externo se verá, pero muchas veces no será posible a simple vista, habrá que buscar en troncos, ramas, hojas o el propio suelo. Distinguir una causa de enfermedad interna es más complicado, puesto que la falta de algún elemento, como pueden ser el hierro, zinc, nitrógeno, fósforo, potasio, etc., puede hacer que parezca que la planta esté enferma.
  3. Elección del fitosanitario: existen diversos productos que pueden usarse dependiendo del problema, como pueden ser:
    1. Herbicidas: contra malas hierbas de hoja ancha, de hoja estrecha o ambas.
    2. Insecticidas: pueden ser contra avispas, araña roja, trips, pulgones, mosca blanca, etc. También existen productos preparados que atacan a varios insectos a la vez.
    3. Fungicidas: contra la roya, el oídio, el mildiu, etc.
    4. Antivirus o bactericidas: enfermedades provocadas por virus o bacterias como caulimo y clostro.
  4. Interpretación de la etiqueta: hay que saber leer y comprender las etiquetas, ya que vienen con información muy útil en caso de accidente y gráficos o dibujos que aclaran ciertas cosas.
  5. Elección de EPI: saber elegir los EPI y no olvidarse de ninguno para la aplicación. Por ejemplo, en algunos casos solo se necesitará pantalones, botas, guantes, gafas y máscara, en otros casos se necesitará el equipo completo más los filtros.
  6. Revisar las herramientas y/o maquinaria: revisar que estén en buen estado y no tengan pérdida del producto que pueda hacer que se pierda este, se aplique más cantidad del deseado, pueda contaminar e incluso pueda afectar al aplicador del producto.
  7. Preparación del caldo, aplicación del mismo y limpieza: seguir una serie de normas para evitar problemas durante la preparación del producto, evitar aplicarlo durante los días de lluvia y viento, e incluso de calor, puesto que dependiendo del producto usado puede perder eficacia; se indicará en las instrucciones. Saber lavar la maquinaria y/o herramienta y tener cuidado con el agua del lavado.
  8. Cambiar de compuesto activo cada cierto tiempo o cada cierto número de aplicaciones: esto principalmente evita que la plaga que se quiera eliminar se vuelva resistente al producto.

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Aplicación práctica

Se realiza una aplicación de fitosanitarios en un jardín de césped contra distintas malas hierbas, todas ellas de hojas estrechas. Al pasar 3 días se empiezan a ver manchas amarillentas en el césped a cada pocos centímetros. Al pasar 5 días las manchas se han convertido en calvas, desapareciendo el césped en esas calvas, mientras tanto las malas hierbas siguen sin estar afectadas.

¿Qué ha podido pasar y cómo se puede solucionar?

SOLUCIÓN

El problema principal es que el principio activo del fitosanitario habrá sido aplicado varias veces antes, por lo que las malas hierbas se han adaptado al producto, dejando de tener eficacia.

En relación a las calvas, el problema es que la máquina o herramienta tiene un escape y, al caer sobre la hierba, que es de hoja estrecha, ha matado la hierba.

13. Eliminación de residuos

Definimos como residuo de plaguicida a toda sustancia presente en el vegetal después de ser realizada una aplicación de fitosanitarios. También debemos considerar residuos a los productos derivados de la progresiva degradación del fitosanitario inicialmente aplicado, así como el resto de las sustancias que lo acompañasen (mojantes, adherentes, impurezas, etc.).

Al tratarse en este manual de consideraciones relacionadas con el manejo de zonas verdes, no entraremos a valorar los aspectos de seguridad alimentaria y las definiciones que de residuo propone la Food and Agriculture Organization y la Organización Mundial de la Salud (FAO/OMS), por quedar estas encuadradas en sectores de la actividad agraria y en concreto en la producción de alimentos y piensos.

Sí se tendrá presente que, debido a factores como la propia composición del fitosanitario, las condiciones meteorológicas tras su aplicación (lluvias, temperatura, luz, viento, etc.), el metabolismo del vegetal y el tipo de aplicación realizada, el producto inicialmente aplicado se irá degradando y desapareciendo, hasta llegar un momento en el cual no representará un peligro para la salud de personas ni animales y tampoco para el medio.

Por tanto, hay que tener presente el plazo de seguridad necesario para que, una vez realizado el tratamiento, el público pueda tener de nuevo acceso a las zonas tratadas.

En el caso de las zonas verdes, este plazo de seguridad se entenderá como el tiempo necesario desde que se realiza la aplicación, hasta que se pueda garantizar la entrada con seguridad de personas o animales.

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Importante

Se deben colocar carteles informativos bien visibles en las zonas tratadas, advirtiendo de las restricciones de paso y el peligro por ser una zona tratada.

14. Recogida de productos o subproductos del proceso de aplicación

Teniendo en cuenta lo visto en el epígrafe anterior, también se debe considerar que contienen residuos derivados de la protección fitosanitaria, todos aquellos materiales (distintos del propio vegetal) que hayan estado en contacto con el fitosanitario en cuestión, entre los que podemos considerar los envases, los equipos de protección y la maquinaria de aplicación empleada.

En todo caso, todos estos materiales contaminados deben ser considerados como peligrosos para la salud de las personas, los animales y el medio ambiente, siendo necesario establecer una serie de protocolos para su adecuado manejo y eliminación.

Como norma general, todos estos dispositivos se tratarán de forma especial, atendiendo al tipo concreto de material a manejar. En el caso de los equipos de protección y los derivados de la limpieza de la maquinaria, tendrán sus propias peculiaridades, que se verán en los apartados específicos de mantenimiento de estos dispositivos.

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Importante

Todos lo materiales que hayan estado en contacto con los fitosanitarios son considerados como residuos peligrosos para la salud de las personas, los animales y el medio ambiente.

15. Eliminación de envases vacíos

Los envases de fitosanitarios, por contener restos de sustancias venenosas y contaminantes, suponen un grave problema en cuanto a su manejo y eliminación, teniendo, como se vio anteriormente, la consideración de residuos peligrosos.

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Los envases vacíos deben ser considerados residuos peligrosos

El marco legal para la eliminación de los residuos fitosanitarios es la Directiva de la Unión Europea 94/62/CE, que se incorpora a la legislación española mediante la Ley 11/1997, de 24 de abril, de Envases y Residuos de Envases, cuyo objetivo principal es reducir el impacto sobre el medio ambiente.

Esta ley hacía directamente responsable al poseedor final de la eliminación de los envases, pero no había garantías reales de que ese proceso se realizara de una manera correcta, por lo que la ley 14/2000, de 29 de diciembre, de Medidas Fiscales, Administrativas y del Orden Social, permite al Gobierno modificar al titular de esta gestión cuando exista peligro tóxico.

Para ello, el Real Decreto 1416/2001, de 14 de diciembre, sobre envases de productos fitosanitarios, en su artículo 1º, establece que:

[...] Los productos fitosanitarios envasados quedarán excluidos de la excepción prevista en el apartado 1 de la ley 11/1997 y, consecuentemente, deberán ser puestos en el mercado a través del sistema de depósito, devolución y retorno o, alternativamente, a través de un sistema integrado de gestión de residuos de envases y envases usados.

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Importante

Nunca se deshaga de los envases quemándolos, enterrándolos o tirándolos de forma incontrolada.

15.1. Sistemas de depósito, devolución y retorno (sddr)

Este sistema consiste en que fabricantes o envasadores, a través de los distribuidores, cobran un depósito al cliente por envase, cuyo importe restituirán cuando se realice la devolución de dicho envase (estarán obligados a recogerlo siempre y cuando se encuentre en las condiciones de conservación exigibles, se entregue de forma adecuada según la legislación y si lo han comercializado ellos mismos).

Una vez devueltos, los fabricantes deberán remitirlo para su reciclado o reutilización.

Dada la complejidad operativa de este método y sus dificultades de implantación, es un sistema actualmente en desuso.

15.2. Sistema integrado de gestión de residuos de envases y envases usados (sig)

Este sistema tiene una mayor implantación entre las empresas, pues su uso resulta más fácil y económico, ya que los socios adheridos (envasadores de fitosanitarios) solo tienen que abonar una cantidad por envase (la tarifa suele variar en función del material).

Estos envases se acreditan como pertenecientes a un sistema de gestión mediante el correspondiente distintivo.

La administración correspondiente autoriza a una empresa SIG, que se dedica a recoger y tratar los envases de productos fitosanitarios de forma medioambientalmente apropiada, para lo cual existen diversos centros de recogida (pueden ser entidades públicas, cooperativas, comercios, o grandes explotaciones), donde el consumidor final puede depositar los envases una vez utilizados, cumpliendo así sus obligaciones legales y ayudando a preservar el medio ambiente.

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Recuerde

Aplique siempre la regla de las 3 “R”: Reducir, Reutilizar y Reciclar.

Los envases deberán entregarse vacíos, enjuagados (tres veces es lo recomendable) y secos, sin restos de fitosanitarios, para:

  1. En el caso de plásticos y metales, reciclarlos (se fabricarán nuevos envases con ellos) o reutilizarlos, si están en condiciones (suelen ser grandes recipientes, más resistentes para que aguanten varios ciclos).
  2. Los cartones, papeles y plásticos que no pueden ser reutilizados ni reciclados se pueden incinerar (aprovechando la energía generada).

Si ninguno de los métodos anteriores es viable, se almacenarán en depósitos de seguridad, que servirán también para almacenar las cenizas generadas por la combustión anteriormente mencionada.

16. Limpieza, mantenimiento y revisiones de los equipos

Resulta imprescindible que los equipos fitosanitarios se encuentren en perfecto estado para obtener una mejor eficacia en los tratamientos.

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En este apartado se desarrollarán las labores de limpieza y mantenimiento de los equipos, así como las diferentes revisiones a realizar.

16.1. Limpieza

La limpieza se debe considerar como una parte más del tratamiento y, como tal, llevarse a cabo con la misma meticulosidad que el resto de las operaciones.

La limpieza externa se deberá realizar en lugares donde no exista riesgo de contaminación, con mangueras a presión, incidiendo en aquellas zonas en las que el contacto con el producto haya sido mayor.

Si bien la limpieza externa es importante, la limpieza interna se hace imprescindible después de la utilización de los equipos, no debiéndose dejar residuos de los líquidos utilizados en el tratamiento dentro de la maquinaria, ya que podrían formarse sedimentos difíciles de eliminar posteriormente que afectarían negativamente a los sucesivos tratamientos.

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Recuerde

Una buena limpieza evitará problemas como corrosiones, obturaciones e incrustaciones, prolongando la vida útil de la maquinaria.

Por tanto, en primer lugar, se vaciaría totalmente el circuito en un lugar apropiado para ello y se fregarían las paredes del depósito con una manguera a presión. Se limpiarían las conducciones con varios llenados de agua utilizando aproximadamente el 10 % del volumen total del depósito, vaciándose completamente a continuación. Por último, se enjuagarían cuidadosamente los filtros y las boquillas, colocándolas después en su lugar, una vez terminada la operación.

Se pueden utilizar distintos productos comerciales de limpieza, pero normalmente se usan cuando la maquinaria no se va a volver a emplear durante un largo periodo de tiempo o cuando se va a utilizar otro tipo de fitosanitario.

Hay diferentes tipos de limpiadores según la composición del producto a eliminar. Así, para quitar restos oleosos se usarán detergentes, para los restos de herbicidas se empleará amoniaco disuelto al 20 % en agua y para los productos con cobre se utilizará algún acidulante.

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Ejemplo

El vinagre empleado al 1 % puede utilizarse para limpiar los equipos después de un tratamiento con fungicidas como el oxicloruro de cobre, facilitando la eliminación de las incrustaciones

La máquina, durante los periodos de parada, deberá estar en lugar seco y a resguardo del frío, a ser posible en local cerrado y separada del suelo por calzos.

16.2. Mantenimiento

Para un mantenimiento correcto de los equipos, es necesario inspeccionarlos cada cierto número de horas de trabajo, así conseguiremos prolongar su tiempo de uso y que, además, funcionen de forma segura.

Los elementos principales a verificar son:

  1. La bomba: se deberá comprobar si hay fugas de líquido u oscilaciones de presión.
  2. Los filtros: que haya uno tanto en la boca de llenado como en la aspiración y en la impulsión, y que estén en buen estado y limpios.
  3. El manómetro: debe funcionar correctamente, la esfera debe estar limpia y bien visible, y la escala utilizada deberá ser la más adecuada.
  4. El depósito: el indicador de nivel debe verse con claridad. Se deberá controlar que esté bien sellado y no haya pérdidas de líquido, ni restos de productos en su interior. También hay que comprobar el funcionamiento de la válvula de vaciado y de la válvula anti retorno.
  5. El ventilador: no deberá vibrar excesivamente, ni tener piezas sueltas.
  6. Las conducciones: se comprobará que no existan escapes de líquido ni obstrucciones en el circuito y que funcione la llave de paso general.
  7. Los dispositivos de protección: todas las rejillas y demás elementos de seguridad deberán encontrarse en perfectas condiciones.

16.3. Revisiones

Como ya se ha dicho anteriormente, dependiendo del tipo de maquinaria, se realizarán una serie de inspecciones cada cierto número de horas de trabajo, que será variable en función de la máquina, el trabajo realizado y las especificaciones técnicas del propio fabricante. Además de dichas inspecciones periódicas, siempre se realizará una revisión general cuando la maquinaria vaya a estar un periodo prolongado de tiempo parada, aprovechando estos “tiempos muertos” para su puesta a punto y otra al inicio de la campaña de tratamientos, para asegurarnos que durante el periodo en el que ha estado almacenada no ha sufrido ningún daño.

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Importante

Por ley, toda la maquinaria de aplicación de fitosanitarios debe estar inscrita en el ROMA y además pasará las correspondientes verificaciones e inspecciones oficiales.

En todos los casos es conveniente llevar un control documental de dichas revisiones, en el que hagamos constar la fecha, el tipo de revisión, los elementos revisados, las posibles incidencias que se hayan producido y las medidas adoptadas en el caso de que se hubiesen detectado problemas.

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Ejercicio práctico

¿Qué cantidad de producto fitosanitario se necesitará comprar para tratar 5 ha de césped, si la dosis recomendada por el fabricante es de 2 kg/ha? ¿Cuál sería la cantidad si se necesitaran tratar 70.000 m2?

SOLUCIÓN

5 ha X 2 kg/h = 10 kg de fitosanitario.

Sabiendo que 1 ha = 10.000 m2

70.000 m2 = 7 ha

7 ha X 2 kg/ha = 14 kg de fitosanitario.

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Ejercicio práctico

Si se realiza una aplicación de insecticida en unos setos por un problema con pulgón el día 5 de mayo, acabando de tratar a las 10:00 h y el plazo de seguridad del producto es de 3 días, ¿cuándo podrán tener de nuevo acceso a esa zona los usuarios de las instalaciones?

SOLUCIÓN

Teniendo en cuenta que el plazo de espera o seguridad es de 3 días y que ocuparemos una parte de ese mismo día 5 en realizar el tratamiento, no podrá entrar público en esa zona hasta las 10:00 h del día 8, es decir, pasadas 72 h desde la realización del tratamiento.

17. Resumen

Los productos fitosanitarios pueden resultar muy peligrosos, por lo que deben utilizarse por personal preparado para ello, con los equipos de protección adecuados, y solo si son realmente necesarios.

Se ha visto también que no hay productos, máquinas ni sistemas de aplicación mejores que otros, sino que estos se escogerán en función de unas necesidades y características concretas, siendo fundamental seguir las normas de preparación y mezcla y las dosificaciones especificadas en las etiquetas.

Por último, es importante recordar que resultan imprescindibles un buen mantenimiento, limpieza y calibrado de los equipos, tanto para alargar su vida, como para mejorar los tratamientos, y que se debe ser muy cuidadoso con los residuos y envases utilizados, actuando siempre conforme a la legislación.

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Ejercicios de repaso y autoevaluación

1. Sobrepasar las dosis recomendadas por el fabricante...

  1. ... asegura un mejor funcionamiento del tratamiento.
  2. ... no causará fitotoxicidad a la planta.
  3. ... causará problemas de residuos y fitotoxicidad.
  4. ... disminuye los costes del tratamiento.

2. Debemos hacer una aplicación de plaguicida con una concentración del 0,5 %. Si nuestro depósito es de 1000 l, ¿qué cantidad de producto emplearemos?

  1. Un poco más de la dosis recomendada en la etiqueta.
  2. 0,5 kilos.
  3. La que crea conveniente.
  4. 5 kilos.

3. La eliminación de envases debe hacerse siguiendo el principio de las 3 “R”, reducir, reutilizar y...

  1. ... recircular.
  2. ... reciclar.
  3. ... recolocar.
  4. ... retirar.

4. Para preparar 500 l de caldo de un fitosanitario cuya dosis recomendada es de 2 g/l, necesitaremos...

  1. ... 100 g.
  2. ... 10.000 g.
  3. ... 1 kg.
  4. ... 0,1 kg.

5. En caso de duda a la hora de calcular la dosis a aplicar, ...

  1. ... solicitaremos asesoramiento técnico.
  2. ... seguiremos nuestro propio criterio.
  3. ... añadiremos más para asegurarnos de que funciona.
  4. ... no tiene importancia.

6. Indique si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas.

  1. Las boquilla de cono son las adecuadas para la aplicación de herbicidas.
    1. Verdadero
    2. Falso
  2. Siempre realizaremos el tratamiento de cara al viento y adentrándonos en la nube de producto aplicado.
    1. Verdadero
    2. Falso

7. Complete los siguientes textos.

  1. El ____________________ es la máquina más utilizada para realizar ____________ fitosanitarios, su funcionamiento se basa en elevar la presión de un ______________ y hacerlo salir a través de un orificio llamado _____________, consiguiendo por la diferencia de presión creada, la rotura de la vena líquida y su salida en forma de finísimas ____________.
  2. Para la ___________ correcta y segura de un producto fitosanitario se deben tener en cuenta unas normas básicas de ________________, como seguir de forma estricta las ______________ de uso del fabricante, proveerse del equipo de _____________ adecuado, utilizar productos debidamente etiquetados y precintados, y no comprar nunca dichos productos a ________________.

8. Relacione los siguientes elementos.

  1. Pulverizador.
  2. Espolvoreador.
  3. Fumigador.
  1. Polvos para espolvoreo.
  2. Polvos mojables.
  3. Tabletas para combustión.

9. Enumere cinco presentaciones de productos fitosanitarios que se empleen en forma de pulverización.

10. ¿En qué lugar o máquina se colocan los nebulizadores?