Se sentaba en esa silla. Su pipa se encuentra sobre un banco de caña junto a una bolsa para tabaco abierta. Dormía en esa cama, vivía en esa casa. Fue allí donde se cortó un pedazo de la oreja. Lo vemos con la cabeza vendada, la pipa en la comisura de la boca, mirándonos. La vida y la obra de Vincent van Gogh están tan entrelazadas que es casi imposible ver sus pinturas sin leer en ellas la historia de su vida: una vida de la que se habló tanto que ya se ha convertido en leyenda. Van Gogh es la encarnación del sufrimiento, un mártir incomprendido del arte moderno, el emblema del artista como un extraño.
En 1996, Jan Hulsker, el famoso especialista sobre la vida de Van Gogh, publicó un catálogo corregido de las obras completas en el que cuestiona la autenticidad de 45 pinturas y dibujos. Lo que le preocupaba a Hulsker no eran sólo las falsificaciones, sino también los lienzos que eran atribuidos equivocadamente a Van Gogh. De manera similar, el historiador de arte británico Martin Bailey afirma haber reconocido más de cien «obras de Van Gogh» falsas, entre ellas el Retrato del Doctor Gachet que tiene dos versiones. Uno de ellos fue comprado en 1990 por un empresario industrial japonés por 82,5 millones de dólares: el precio más alto que alguna vez se haya pagado por una pintura.
Luego, el nuevo propietario conmocionó al público al anunciar que después de su muerte quería ser quemado junto con la pintura. Como muestra de respeto a los sentimientos de los amantes del arte europeo, poco después cambió de parecer y decidió construir un museo para albergar su colección. Sin embargo, si alguien comprobara que el Retrato del Doctor Gachet es una falsificación, el interés público por esta pintura desaparecería.
Pronto empezó a verse que los acontecimientos de la vida de Van Gogh jugarían un rol muy importante en la recepción de sus trabajos. El primer artículo sobre el pintor fue publicado en enero de 1890, en el Mercure de Francia. El autor del artículo, Albert Aurier, estuvo en contacto con un amigo de Van Gogh llamado Émile Bernarda, por medio del cual se enteró de los detalles de la enfermedad de Van Gogh. En aquel momento, Van Gogh estaba viviendo en un hospital psiquiátrico en Saint-Rémy, cerca de Arlés. El año anterior, se había cortado un pedazo de la oreja derecha. No obstante, sin revelar explícitamente estos hechos de la vida del artista, Aurier introdujo su conocimiento de la aparente demencia del pintor en su discusión sobre las pinturas en sí.
Así, por ejemplo, utilizaba términos como «pasión obsesiva»[1] y «preocupación persistente».[2] Según su parecer, Van Gogh era un «genio terrible y demente, a menudo sublime, algunas veces grotesco, siempre al borde de lo patológico».[3] Aurier consideraba que el pintor era como un «Mesías […] que regeneraría la decrepitud de nuestro arte y quizás de nuestra imbécil sociedad industrial».[4]
Con esta caracterización del artista como un genio lunático, la crítica estableció las bases para el mito Van Gogh que comenzó a surgir poco después de la muerte del pintor. Después de todo, Aurier no creía que Van Gogh fuera comprendido alguna vez por el público en general: «Pero sin importar lo que suceda, aun cuando se ponga de moda comprar sus lienzos, lo que es poco probable, al precio de las pequeñas infamias de M. Meissonier, no creo que alguna vez exista tanta sinceridad en esa tardía admiración del público en general».[5] Algunos días después del funeral de Van Gogh en Auvers-sur-Oise, el Doctor Gachet, quien cuidó del pintor al final de su vida, le escribió al hermano de Van Gogh, Theo:
«Este desdén soberano por la vida, sin duda resultado de su impetuoso amor por el arte, es extraordinario […] Si Vincent aún estuviera vivo, pasarían años y años para que triunfara el arte humano. No obstante, su muerte es, por decirlo así, el resultado glorioso de la lucha entre dos principios opuestos: luz y oscuridad, vida y muerte».[6]
Van Gogh ni despreciaba la vida, ni era su maestro. En sus cartas, de las cuales han sido publicadas casi setecientas, escribía a menudo sobre su deseo de amor y seguridad:
«Me gustaría estar con una mujer para variar, no puedo vivir sin amor, sin una mujer. No apreciaría la vida en absoluto si no hubiera algo infinito, algo profundo, algo real».[7]
En varias ocasiones, remarcó que valdría «más la pena hacer niños que pinturas».[8] Los sueños más bien burgueses de amor y un hogar de Van Gogh nunca se materializaron. Su primer amor, Úrsula Loyer, se casó con otra persona. Su prima Kee, madre y viuda ya, lo rechazaba en parte por razones materiales: Van Gogh era incapaz de cuidar de ella y de su hijo. Intentó construir una vida familiar con una prostituta llamada Sien. Finalmente la abandonó porque su hermano Theo, de quien dependía en términos económicos, quería que terminara la relación. La relación de Van Gogh con Marguerite Gachet, de veintiún años de edad, sólo se conoce por rumores: una amiga de Marguerite sostenía que se habían enamorado, pero que el Doctor Gachet, por lo general un librepensador, le prohibió la entrada a Van Gogh a partir de entonces. Van Gogh no sólo buscó el amor de las mujeres, sino también el de su familia y amigos, aunque nunca lo logró en la medida en que él hubiera deseado. Varios días antes de su suicidio, resumió su perdurable fracaso para encontrar una intimidad satisfactoria en el siguiente comentario enigmático: «Como por un espejo, por una oscura razón… así ha permanecido».[9] El hijo del párroco ha tomado esta analogía de las excelencias del amor en la I Carta a los Corintios: «Por ahora, miramos a través de un espejo, misteriosamente: pero luego, cara a cara: ahora conozco en parte; pero luego conoceré exactamente como soy conocido». Este anhelo por un lugar en la comunidad y la lucha por obtener renombre son dos temas que pueden encontrarse a lo largo de la vida de Van Gogh.
1. Autorretrato (dedicado a Paul Gauguin), Arlés, septiembre de 1888. Óleo sobre lienzo, 61 x 50 cm. Museo de Arte Fogg, Universidad de Harvard, Cambridge, Massachussetts.
2. Mujer de un pescador en Scheveningen, Etten, diciembre de 1881. Acuarela, 23,5 x 9,5 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
3. Campesinas cavando, Neunen, julio de 1885. Óleo sobre lienzo, 42 x 32 cm. Instituto de Bellas Artes Barber, Universidad de Birmingham, Birmingham.
4. Campesino trabajando, La Haya, agosto de 1882. Óleo sobre lienzo sobre madera, 30 x 29 cm. Colección privada.
5. Campesino quemando maleza, Drente, octubre de 1883. Óleo sobre madera, 30,5 x 39,5 cm. Colección privada.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
La Haya, 13 de diciembre de 1872
Querido Theo:
Qué buenas noticias acabo de leer en la carta de papá. Te deseo suerte con todo mi corazón. Estoy seguro de que estarás contento allí; es una excelente compañía. Será un gran cambio para ti.
Me alegro de que ahora los dos vayamos a estar en la misma profesión y en la misma compañía. Tenemos que escribirnos con regularidad.
Espero verte antes de que te vayas; tenemos todavía mucho de qué hablar. Creo que Bruselas es una ciudad muy agradable, pero probablemente te parezca extraña al comienzo. Bueno, me despido por ahora; ésta es apenas una breve nota escrita a la carrera, pero tenía que decirte lo feliz que estoy con la noticia. Mis mejores deseos y, créeme, por siempre,
Tu hermano que te quiere,
Vincent.
No te envidio el que tengas que caminar todos los días hasta Oisterwijk con este tiempo tan espantoso. Saludos de la familia Roos.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
La Haya, enero de 1873
Mi querido Theo:
Recibí noticias de casa de que llegaste sano y salvo a Bruselas y de que tu primera impresión fue buena.
Sé muy bien lo extraño que debes sentirte al principio, pero no te desanimes, lo sobrellevarás.
Debes escribirme pronto y contarme cómo te está yendo y qué te parece tu pensión. Espero que sea satisfactoria. Papá me contó que te llevas bien con el Sr. Schmidt; qué bueno, parece ser un buen sujeto de quien puedes aprender mucho.
¡Qué dichosos días pasamos juntos en Navidad! Pienso en ellos muy a menudo. También tú los recordarás por mucho tiempo, pues fueron los últimos días que pasaste en casa. No te olvides de comentarme sobre las pinturas nuevas que veas y cuáles te gustan más.
En este momento, a comienzos del año, estoy muy ocupado.
Mi año nuevo empezó bien; me han otorgado un aumento de diez florines (por consiguiente, gano cincuenta florines al mes) y como obsequio me han dado una bonificación de cincuenta florines. ¿No es espléndido? Espero poder arreglármelas solo ahora.
Me alegra que trabajes en la misma firma. Es una casa magnífica; cuanto más trabajas allí, más ambición adquieres.
El comienzo quizá sea más difícil que cualquier otra cosa, pero no te desanimes, todo resultará bien.
¿Podrías preguntarle a Schmidt cuál es el precio del Álbum Corot, las litografías de Émile Vernier? Alguien preguntó al respecto en la tienda y sé que en Bruselas hay. La próxima vez que escriba, te enviaré mi foto, que me tomé el domingo pasado. ¿Ya visitaste el Palacio Ducal? No dejes de ir cuando tengas la oportunidad.
En fin, muchacho, mantén arriba el ánimo. Todos los amigos te mandan saludos y abrazos. Saluda a Schmidt y a Edouard de mi parte y escríbeme pronto. Adieu.
Tu querido hermano, Vincent.
Sabes que mi dirección es,
Lange Beestenmarkt, 32
O Goupil & Co., Plaats
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
La Haya, 17 de marzo de 1873
Querido Theo:
Es hora de que sepas algo de mi otra vez. Estoy ansioso por saber cómo se encuentran tú y el tío Hein, así que espero que tengas tiempo de escribirme.
Supongo que ya te habrás enterado de que me voy para Londres, probablemente muy pronto. Espero que nos veamos antes de eso. Si hay alguna posibilidad, iré a Helvoirt en Semana Santa, pero eso depende de Iterson, quien está viajando por motivos de negocios. No puedo irme antes de que él regrese.
Tendré una vida muy diferente en Londres ya que probablemente tendré que vivir solo en una habitación alquilada. Tendré que ocuparme de muchas cosas de las cuales no tengo que preocuparme ahora.
Como te imaginarás, estoy muy deseoso de conocer Londres, pero aun así lamento dejar este lugar. Ahora que mi partida se ha decidido, me doy cuenta del fuerte apego que le tengo a La Haya. Pero bueno, no hay nada que hacer y tengo la intención de no tomar las cosas demasiado a pecho. Será maravilloso para mi inglés - lo entiendo bastante bien, pero no sé hablar tan bien como quisiera.
Supe por Anna que te habías mandado sacar un retrato. Si te sobra uno, no me olvides.
¿Cómo está el tío Hein? Me temo que nada mejor. ¿Y la tía? ¿El tío logra mantenerse ocupado? ¿Sufre mucho dolor? Dale un caluroso saludo de mi parte. Pienso en él constantemente. ¿Cómo van los negocios? Supongo que debes estar lleno de trabajo; por lo menos así estamos aquí. Ya te debes sentir a gusto en el trabajo.
¿Cómo es tu pensión? ¿Todavía te agrada? Eso es importante. Por favor no olvides hablarme de los cuadros que veas. Hace quince días estuve en Ámsterdam viendo una exposición de cuadros que viajarán de aquí a Viena. Fue muy interesante, y tengo curiosidad de saber qué impresión causarán los artistas holandeses en Viena. También tengo curiosidad de conocer a los pintores ingleses; vemos muy poco de ellos ya que casi todo se queda en Inglaterra.
Goupil no tiene galería en Londres sino que les vende directamente a los comerciantes de arte. El tío Vincent llegará a finales de mes y estoy deseoso de que me entere de más detalles.
Los Haanebeek y la tía Fie siempre preguntan por ti y te mandan saludos. ¡Hace un tiempo maravilloso! Lo disfruto lo más que puedo; el domingo pasado salí a pasear en bote con Willem[10]. Me gustaría mucho quedarme aquí este verano, pero debemos aceptar las cosas como vienen. Y por ahora, adiós. Mis mejores deseos y escríbeme pronto. Por favor despídeme del tío y la tía, del Sr. Schmidt y de Eduard. Estoy ansioso de que llegue la Semana Santa.
Tu hermano que te quiere siempre, Vincent.
Theo, te aconsejo enfáticamente que fumes pipa; ha sido un remedio para la tristeza que me ha acechado a ratos últimamente. Acabo de recibir tu carta, mil gracias. Me gustó mucho la fotografía, es un buen retrato. Apenas sepa algo más de mi viaje a Helvoirt, te lo haré saber; sería maravilloso que pudieras llegar el mismo día. Adiós.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 13 de junio de 1873
Querido Theo:
Mi dirección es c/d Messrs. Goupil & Co., 17 Southampton Street, Strand, Londres. Debes estar ansioso por saber de mí, así que no te haré esperar más una carta.
De casa me dijeron que ahora estás viviendo con el Sr. Schmidt y que papá ha ido a visitarte. Espero que estés más a gusto que en la antigua pensión; estoy seguro de que así será.
Estoy ansioso de una carta; escríbeme pronto y cuéntame cómo pasas el día, etc. En particular, debes contarme qué cuadros has visto últimamente, y también si han salido nuevos grabados o litografías. Hazme saber lo más que puedas acerca de estas cosas, ya que aquí no veo nada de eso por tratarse de una casa mayorista.
Dadas las circunstancias, me está yendo bastante bien. Hasta el momento, me agrada la pensión donde vivo. Hay allí tres inquilinos alemanes a quienes les gusta mucho la música; tocan piano y cantan, así que pasamos juntos unas veladas muy agradables. No estoy tan ocupado aquí como lo estaba en La Haya; trabajo sólo de nueve de la mañana a seis de la tarde, y los sábados cerramos a las cuatro en punto. Vivo en unos de los suburbios de Londres que es bastante tranquilo. Me recuerda a Tilburg o a algún lugar por el estilo.
Pasé unos días muy placenteros en París, y, como podrás imaginarte, disfruté de todas las cosas hermosas que vi en la exposición así como en el Louvre y el Luxemburgo. La sede de París es espléndida y mucho más grande de lo que yo pensaba, especialmente la sucursal de la Plaza de la Ópera[11].
La vida es muy cara aquí y sólo el hospedaje me cuesta dieciocho chelines a la semana, sin el lavado de la ropa, y aparte de eso, debo pagar la comida en Londres. El domingo pasado salí al campo con el Sr. Obach, mi jefe, a Boxhill. Es una colina alta como a seis horas de Londres por carretera, parcialmente calcárea y cubierta de arbustos, con un bosque de robles a un lado. La campiña es hermosa aquí, muy diferente a la de Holanda o Bélgica. Por todas partes se ven parques encantadores con árboles altos y arbustos. Todo el mundo puede caminar por ellos. En Semana Santa, hice una excursión interesante con los alemanes, pero estos señores gastan una gran cantidad de dinero y por eso no volveré a salir con ellos en el futuro.
Me alegró saber que el tío Hein goza de buena salud. Dale a él y a la tía mis saludos y cuéntales algo acerca de mí. Dale saludos también al Sr. Schmidt y a Eduard y escríbeme pronto. Adiós y mis mejores deseos,
Vincent.
6. Gavillas de trigo, Neunen, julio-agosto de 1886. Óleo sobre lienzo, 40 x 30 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
7. Paisaje con carretilla, La Haya, septiembre de 1883. Acuarela, 24,9 x 35,7 cm. Museo de Arte de Cleveland, Cleveland.
8. Campesinos plantando patatas, Neunen, abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 33 x 41 cm. Museo de Arte, Zurich.
9. Campesino cavando, Etten, septiembre de 1881. Tiza negra, aguada, pluma y tinta diluida, acuarela opaca y huellas de carboncillo en papel verjurado, 44 x 34 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
10. Mujer trabajando, Neunen, agosto de 1885. Carboncillo y esfumino, 54,5 x 37 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
11. Campesinas en un campo, Nieuw-Amsterdam, octubre de 1883. Óleo sobre lienzo, 27 x 35,5 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 20 de julio de 1873
Querido Theo:
Gracias por tu carta que fue muy bienvenida. Me alegra que te esté yendo bien y que te guste vivir con el Sr. Schmidt. Al Sr. Obach le agradó mucho conocerte. Espero que en el futuro hagamos muchos negocios juntos. Ese cuadro de Linder es muy bello.
En cuanto a los fotograbados, nunca he observado su proceso de elaboración. Sé algo de cómo se hacen pero no lo suficiente como para explicarlo.
El arte inglés no me llamaba la atención al comienzo; hay que acostumbrarse a él. Pero aquí hay pintores muy hábiles, entre ellos, Millais, que pintó: «El Hugonote», «Ofelia», etc., de los cuales creo que conoces los grabados; sus obras son hermosas. También está Boughton, cuyos «Puritanos camino a la iglesia» está en nuestra Galería Fotográfica; he visto excelentes cosas suyas. Entre los viejos pintores, Constable era un paisajista que vivió hace unos treinta años; es espléndido; su obra me recuerda a Díaz y a Daubigny. Y también están Reynolds y Gainsborough, cuyo fuerte eran los hermosos retratos de mujeres, y Turner, del cual debes haber visto los grabados.
Aquí viven algunos buenos pintores franceses, entre ellos Tissot, de cuya obra hay varias fotografías en nuestra Galería Fotográfica, así como Otto Weber y Heilbuth. Este último está dedicado a hacer pinturas exquisitamente hermosas al estilo de Linder.
Debes contarme si hay fotografías de la obra de Wauters, aparte de «Hugo Van der Goes» y «María de Borgoña», así como de los cuadros de Lagye y De Braekeleer. No me refiero a Braekeleer el viejo, sino a su hijo, creo, que mostró tres hermosos cuadros en la última exposición de Bruselas: «Amberes», «La escuela» y «Atlas».
Estoy bastante satisfecho aquí; camino mucho y el vecindario en el que vivo es tranquilo, agradable y fresco; tuve mucha suerte al encontrarlo. Aun así, pienso a menudo con nostalgia en los maravillosos domingos en Scheveningen y en otras cosas, pero ¿de qué sirve preocuparnos?
Gracias por lo que me escribiste sobre cuadros. Si de causalidad ves algo de Lagye, De Braekeleer, Wauters, Maris, Tissot, George Saal, Jundt, Zeim, o Mauve, no olvides contarme; son pintores que me gustan mucho y de cuya obra con seguridad verás algo.
Te incluyo una copia del poema acerca del pintor que entró a «El Cisne», la posada donde se hospedaba, que estoy seguro que recuerdas. Es típico Brabante y me gusta mucho. L. me lo copió la última noche que pasé en casa[12].
Cómo me gustaría tenerte aquí. Qué días tan agradables los que pasamos en La Haya; pienso a menudo en nuestra caminata por el camino de Rijswijk, cuando tomamos leche en el molino después del aguacero. Cuando enviemos los cuadros que tenemos de ustedes, te mandaré un retrato de ese molino hecho por Weissenbruch; quizás lo recuerdes, su apodo era el Alegre Weiss. Ese camino de Rijswijk alberga algunos de los recuerdos más hermosos que tengo. Si nos volvemos a encontrar, quizá hablemos de ellos una vez más.
Y ahora, muchacho, te deseo lo mejor. Piensa en mí de vez en cuando y escríbeme pronto; es un gusto muy grande recibir una carta.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 7 de agosto de 1873
[Carta a la familia Van Stockum - Haanebeek]
Queridos amigos:
Fue una sorpresa muy grata recibir la carta de Carolien. Gracias. Espero de todo corazón que ella esté recuperada. ¡Qué bueno que ya pasó todo!
En su próxima carta me gustaría saber más acerca de la última obra de teatro que escribieron. Me sorprendió mucho: para diez personajes, debe ser la más grande que hayan hecho.
Últimamente he disfrutado mucho de la lectura de los poemas de John Keats; se trata de un poeta que según creo no es muy conocido en Holanda. Es el favorito de todos los pintores aquí y por eso empecé a leerlo. Les envío algo de él. Su poema más famoso es «La víspera de Santa Inés» pero es un poco largo para copiar.
Todavía no he visitado el Palacio de Cristal ni la Torre, ni Tussod[13]; no tengo prisa de verlo todo. Por el momento estoy muy satisfecho con los museos, los parques, etc.; me interesan más.
El lunes pasado tuve un día muy agradable. Aquí es fiesta el primer lunes de agosto. Fui con uno de los alemanes a Dulwich, a hora y media de Londres, a ver el museo, y luego caminamos una hora para visitar otro pueblo.
El campo es muy hermoso aquí; mucha gente que tiene sus negocios en Londres vive en algún pueblo en las afueras de L. y van a la ciudad en tren todos los días. Tal vez yo haga lo mismo muy pronto, si encuentro una habitación barata en alguna parte. Pero los trasteos son tan horribles que creo que me quedaré aquí lo más que pueda aunque las cosas ya no me parecen tan hermosas como al comienzo. Quizá sea culpa mía, así que lo soportaré un tiempo más.
Perdónenme si esta carta no sale como yo querría que saliera, pero estoy escribiendo a la carrera. Quería felicitarlos por el cumpleaños de Willem y desearles muchas felicidades.
Me alegró mucho saber que habían retomado la amistad con la familia Tersteeg. Hace tiempo que venía deseando que lo hicieran.
Cuando tengan una oportunidad, háganme saber qué fotografías han recibido, tengo curiosidad de saber. Recibí una carta de Marinus en la cual me informa que se va para Ámsterdam. Este será un gran cambio para él; espero que le vaya bien. Me alegra que me haya escrito.
Hace pocos días me hizo una visita un hermano de Iterson y por primera vez desde mayo pude hablar en holandés. Desafortunadamente, vivimos muy lejos.
Buena suerte a todos. Recuérdenme a todos en el Poten. ¡Buena suerte!
Sinceramente, Vincent.
Alégrenme el corazón con una carta apenas tengan tiempo.
[Adjunto]
LA VÍSPERA DE SAN MARCOS
En el día del Sabbath cayó;
Dos veces santa la campana del Sabbath,
Llamó a los fieles a la oración vespertina;
[...]
El gélido atardecer tenuemente contó
De valles fríos de inmaduros verdes,
Del espinoso seto verde sin flores,
De los ríos nuevos con juncos de primavera,
De las prímulas bordeando arroyuelos escondidos,
De las margaritas en el helado cerro.
[...]
Berta era una doncella hermosa,
Que habitaba en la plaza del viejo monasterio;
Desde el hogar ella podía ver,
de reojo, su rica antigüedad,
hasta la pared del jardín del obispo;
Donde los olmos y los altos sicomoros,
De frondoso follaje, al bosque habían aventajado,
Jamás mordidos por el cortante viento del norte,
Así resguardados por la poderosa mole.
[...]
Todo estaba silencioso, todo sombrío,
Afuera y en la sencilla habitación;
Sentose ella, ¡pobre alma engañada!
Y encendió una llama del triste carbón;
se inclinó, la brillante cabellera sobre el rostro,
y el libro ladeado justo hacia el resplandor.
[...]
Incansable leyó, quieta su sombra
Miró en torno ceñuda, como si quisiera llenar
la habitación con disparatadas formas y tonalidades,
Como si una fantasmal reina de picas
Hubiera venido a mofarse a sus espaldas,
Y a bailar, y desordenar sus negras vestiduras;
Incansable leyó la página legendaria,
Del Santo Marcos, de la juventud a la vejez,
En la tierra, en la mar, encadenado en tierra de paganos,
Regocijándose de sus muchos sufrimientos…
JOHN KEATS (1818)
La imaginación puede compararse con el sueño de Adán: «despertó y encontró que era verdad».
[Escrito al reverso de la misma hoja]
OTOÑO
Estación de nieblas y dulce fecundidad,
Amiga entrañable del sol que madura;
Conspirando con él para cargar y bendecir
Con frutos el emparrado que rodea el techo de paja;
Para doblar con el peso de las manzanas los musgosos árboles de la cabaña,
y llenar de madurez el corazón de las frutas.
[...]
¿Dónde están las canciones de primavera? Sí, ¿dónde están?
No pienses en ellas, tienes tu música también,
Mientras cerradas nubes florecen en el día que muere suavemente,
y tiñen de rosa la planicie de rastrojo…
12. Muchacho con una hoz, Etten, octubre-noviembre de 1881. Tiza negra, carboncillo, aguada gris y acuarela en papel verjurado, 47 x 61 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
13. Siembra de patatas, Neunen, septiembre de 1884. Óleo sobre lienzo, 70,5 x 170 cm. Museo Von der Heydt, Wuppertal.
14. Campesina barriendo enfrente de su cabaña de paja, Neunen, junio de 1885. Óleo sobre lienzo, 31,3 x 42 cm. Instituto de Arte de Chicago, Chicago.
15. Crepúsculo en Loosduinen, La Haya, agosto de 1883. Óleo sobre lienzo sobre madera, 33 x 50 cm. Museo Central, Utrecht.
16. Cabaña de paja, Neunen, junio-julio de 1885. Óleo sobre lienzo, 60 x 85 cm. Städelsches Kunstinstitut und Städtische Galerie, Fráncfort del Meno.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 19 de noviembre de 1873
Querido Theo:
Quiero asegurarme de que recibas noticias mías apenas llegues a La Haya. Estoy ansioso por saber cuáles fueron tus primeras impresiones de tu nuevo puesto y hogar. Supe que el Sr. Schmidt te obsequió un bellísimo recuerdo. Eso demuestra que has sido muy satisfactorio en todo aspecto. Me alegra que ahora trabajemos en la misma casa de Goupil. Recientemente, hemos tenido muchas pinturas y dibujos aquí; vendimos una gran cantidad, pero no la suficiente aún; debe volverse algo más afianzado y sólido. Creo que aún hay mucho trabajo por hacer en Inglaterra, pero no será un éxito de inmediato. Desde luego, lo primero que se necesita es contar con buenas pinturas y eso será muy difícil. En fin, debemos aceptar las cosas como son y aprovecharlas al máximo.
¿Cómo marcha el negocio en Holanda? Aquí los grabados comunes al estilo de Brochard no se venden en absoluto, los buenos grabados con buril se venden bastante bien. De la «Venus Anadiomene» según Ingres ya hemos vendido veinte épreuves d’artiste. Es un placer ver lo bien que se venden las fotografías, sobre todo las coloreadas y reportan buenas ganancias. Vendemos las fotografías del Musée Goupil & Co. únicamente en papillotes, en un promedio de cien por día.
Creo que te gustará el trabajo en la sucursal de La Haya una vez que te hayas acostumbrado a ella. Estoy seguro de que te gustará tu hogar con la familia Roos. Camina tanto como te lo permita tu tiempo. Mándales cariños a todos los Roos.
Debes escribirme algún día para contarme quién te gusta más de los pintores más viejos así como de los modernos. No te olvides, pues me interesa saberlo. Ve al museo tanto como puedas; es bueno conocer también a los pintores viejos. Si tienes ocasión, lee sobre arte, en especial revistas de arte, Gazette des Beaux-Arts, etc. Apenas tenga la oportunidad, te enviaré un libro de Burger acerca de los museos en La Haya y Ámsterdam. Ruego me lo devuelvas una vez que lo hayas leído.
Pídele a Iterson que me escriba cuando tenga tiempo y en particular que me envíe una lista de los pintores que han ganado premios en la exhibición de París. ¿Somerwill todavía conserva el puesto o lo dejó cuando llegaste tú?
Yo me encuentro bien. Tengo una casa agradable y aunque la sucursal de aquí no es tan interesante como la de La Haya, quizás sea bueno que me encuentre aquí.
Más adelante, sobre todo cuando la venta de pinturas crezca en importancia, tal vez sea útil. Además, no te imaginas lo interesante que es conocer Londres, el comercio y la forma de vida inglesa, tan distinta de la nuestra.
Debes haber pasado días gratos en casa; cómo me gustaría volver a verlos a todos. Mándales recuerdos a todos los que pregunten por mí, en especial a los Tersteeg, Haanebeek, tía Fie, Stockum y Roos; y cuéntale a Betsy Tersteeg algo de mí cuando la veas. En fin, muchacho, que tengas buena suerte, escríbeme pronto.
Vincent.
¿Duermes en mi habitación en la casa de Roos o en la que dormiste el verano pasado?
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, enero de 1874
Mi querido Theo:
Muchas gracias por tu carta. Mis mejores deseos para un muy feliz Año Nuevo. Sé que te está yendo bien en La Haya, porque me lo contó el Sr. Tersteeg. Comprendo por tu carta que le estás tomando un gran interés al arte y eso es bueno, viejo. Me alegro de que te guste Millet, Jacque, Schreyer, Lambinet, Frans Hals, etc., pues como dice Mauve, «eso es todo». La pintura de Millet, L’angélus du soir, realmente «eso es todo», es magnífico, es poesía. Cuánto desearía poder tener otra charla contigo sobre arte; pero tendremos que contentarnos con seguir escribiéndonos al respecto. Admira tanto como puedas; la mayoría de las personas no admira lo suficiente.
Éstos son los nombres de algunos pintores que particularmente me gustan. Scheffer, Delaroche, Hébert, Hamon, Leys, Tissot, Lagye, Boughton, Millais, Thijs [Matthijs] Mans, De Groux, De Braekeleer Jr., Millet, Jules Breton, Feyen-Perrin, Eugène Feyen, Brion, Jundt, George Saal, Israëls, Anker, Knaus, Vautier, Jourdan, Jalabert, Antigna, Compte-Calix, Rochussen, Meissonier, Zamacois, Madrazo, Ziem, Boudin, Gérôme, Fromentin, de Tournemine, Pasini, Decamps, Bonington, Díaz, HT. Rousseau, Troyon, Dupré, Paul Huet, Corot, Jacque, Otto Weber, Daubigny, Wahlberg, Bernier, Émile Breton, Chenu, César de Cock, la Srita. Collart, Bodmer, Koekkoek, Schelfhout, Weissenbruch y por último y no menos importante, Maris y Mauve.
Pero podría continuar así hasta no sé dónde y asimismo faltan los viejos maestros y estoy seguro de que me he olvidado de alguno de los mejores de entre los modernos.
Sigue caminando mucho y conserva tu amor por la naturaleza, pues es el camino correcto para entender el arte cada vez mejor. Los pintores comprenden la naturaleza y la aman y nos enseñan a ver.
Asimismo, hay pintores que nunca hacen nada que no sea bueno, que no pueden hacer nada malo, tal como hay gente común y corriente que no puede hacer otra cosa que el bien.
Me está yendo muy bien aquí. Tengo una casa encantadora y me resulta grato observar Londres, el estilo de vida inglés y los mismos ingleses; además, cuento con la naturaleza, el arte y la poesía y si eso no es suficiente, ¿qué lo es? Sin embargo, no me he olvidado de Holanda ni sobre todo, de La Haya y Brabante.
Estamos ocupados en la oficina haciendo el inventario, pero concluirá en cinco días, nos fue más leve que a ti en La Haya.
Espero que, como yo, hayas tenido una feliz Navidad.
Así que, muchacho, un abrazo y escríbeme pronto, Je t’écris un peu au hasard ce qui me vient dans ma plume [te he escrito de esta manera tal como me cruzó por la mente], espero que puedas entender algo.
Adiós, saludos a todos en el trabajo y a todos los que preguntan por mí, en especial a todos en casa de tía Fie y en casa de los Haanebeek.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 30 de marzo de 1874
Querido Theo:
Recibí el regalo de un florín que me incluiste en una carta para que comprara un par de mancornas. Te lo agradezco muy cordialmente, pero no has debido hacerlo. Tengo más dinero del que necesito.
Gracias por la carta que recibí esta mañana. Me alegró mucho saber que Mauve está comprometido con Jet Carbentus. Eso está bien… me alegró saber que te está yendo bien.
Hiciste bien al leer el libro de Burger; debes devorar todos los libros sobre arte que puedas, especialmente La Gaceta de Bellas Artes, etc. Por supuesto, trata de obtener un buen conocimiento de la pintura. Ese cuadro de Apol que tenemos ahora aquí es bueno pero el año pasado él pintó el mismo tema y me parece que era mejor y más brillante que éste.
Me alegra saber que vas a visitar al tío Cor de vez en cuando; él tiene pinturas y grabados que uno nunca logra ver en la casa de La Haya.
Yo también estoy muy ocupado ahora y me alegra porque eso es lo que quiero. Hasta luego, muchacho, mantente de buen ánimo. Te deseo lo mejor. Saludos a Iterson.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 31 de julio de 1874
Querido Theo:
Me alegra que hayas estado leyendo a Michelet y que lo entiendas tan bien. Si ese tipo de libro nos enseña algo, es que hay muchas más cosas para amar de las que la gente suele creer. Para mí, ese libro ha sido tanto una revelación como un evangelio.
«Il n’y a point de vieille femme!» [No hay mujeres viejas.] (Eso no significa que no existan las mujeres viejas, sino que una mujer no envejece mientras ame y sea amada.) Y luego un capítulo como «Las aspiraciones de otoño», cuán rico es… Estoy seguro de que la mujer es «un ser bien diferente» al hombre, un ser que todavía no conocemos, o que, como mucho, conocemos sólo superficialmente, como tú dices. Y también creo que el hombre y la mujer pueden volverse uno, es decir, una totalidad y no dos mitades.
Anna está llevándola bien, hacemos unas maravillosas caminatas juntos. Si uno tiene un buen ojo, un ojo enfocado sin demasiadas vigas adentro, todo es muy hermoso aquí. Y si uno tiene ese tipo de ojo, hay belleza en todas partes.
Papá no está nada bien, aunque él y mamá dicen que está mejor. Ayer recibimos una carta con todo tipo de planes (por qué no ensayamos esto o aquello) que demostrarán ser impracticables y ciertamente inútiles, y al final, papá dijo una vez más que nos dejaba todo a nosotros, etc., etc. Bastante mezquino y desagradable, Theo, y me recordó mucho las cartas del abuelo, pero qu’y faire [¿Qué se le va a hacer?]. Nuestras queridas tías están quedándose allá ahora y, sin duda, ¡haciendo mucho bien! las cosas son como son y las personas no pueden hacer nada al respecto, como dijo Jong Jochem.
Anna y yo leemos el periódico todos los días sin falta y respondemos a los avisos clasificados que haya. Además de eso, ya nos inscribimos en una agencia de institutrices. Así que estamos haciendo lo que podemos. Vísteme despacio que voy de prisa.
Me alegra que visites a los Haanebeek con tanta frecuencia; dales mis calurosos saludos y cuéntales algo de mí.
El cuadro de Thijs Maris que compró el Sr. Tersteeg debe ser hermoso. Ya había oído algo de eso, y yo mismo compré y vendí uno bastante parecido.
Mi interés por el dibujo se ha apagado aquí en Inglaterra, pero de golpe algún día volveré a estar en vena. Por ahora estoy leyendo muchísimo.
Es probable que el 1º de enero de 1875 nos traslademos a una tienda mucha más grande. El Sr. Obach está en París en este momento decidiendo si debemos adquirir esa otra compañía. No se lo menciones a nadie por ahora.
Te deseo lo mejor y escríbenos pronto otra vez. Anna está aprendiendo a apreciar la pintura y tiene bastante buen ojo. Ya admira a Boughton, Maris y Jacquet, por ejemplo, así que es un buen comienzo. Entre nous, creo que va a ser difícil encontrar algo para ella porque en todas partes dicen que es demasiado joven y además exigen el alemán. Pero sea lo que sea, aquí tiene más posibilidades que en Holanda. Hasta pronto,
Vincent.
Ya te imaginarás cuánto me agrada estar aquí con Anna. Dile a H. T. [Herman Tersteeg] que los retratos llegaron y que pronto le estaré escribiendo.
17. Casa parroquial de Neunen, Neunen, octubre de 1885. Óleo sobre lienzo, 33 x 43 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
18. Casa de campo, La Haya, septiembre de 1883. Óleo sobre lienzo sobre madera, 28,5 x 39,5 cm. Colección privada, Londres.
19. Cabaña con granero antiguo y mujer inclinada, Neunen, julio de 1885. Óleo sobre lienzo, 62 x 113 cm. Colección privada.
20. Bancos de flores en Holanda, La Haya, abril de 1883. Óleo sobre lienzo sobre madera, 48,9 x 66 cm. Colección Sr. y Sra. de Paul Mellon, Galería Nacional de Arte, Washington, D.C.
21. Paisaje a la puesta de sol, Neunen, abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 35 x 43 cm. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid.
22. Sendero en otoño, Neunen, octubre de 1884. Óleo sobre lienzo sobre madera, 98,5 x 66 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
23. Alameda a la puesta del sol, Neunen, octubre de 1885. Óleo sobre lienzo, 46 x 33 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
24. Muchacha en el bosque, La Haya, agosto de 1882. Óleo sobre papel montado sobre lienzo, 39 x 59 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, 1º de agosto de 1874
Querido Theo:
«Vosotros juzgáis según la carne; yo no juzgo a ningún hombre».
«El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra».
Así que cíñete a tus propias ideas y si dudas de si son correctas, ponlas a prueba frente a las de Él que se atrevió a decir, «Yo soy la verdad», o frente a los de alguna persona muy humana, Michelet, por ejemplo...
La virginidad del alma y la impureza del cuerpo pueden coexistir. Tú conoces «Margarita en la fuente» de Ary Scheffer, ¿habrá un ser más puro que la joven «que amaba tanto»?
«Leys n’est pas un imitateur mais un semblable» [Leys no es un imitador sino un semejante] es una afirmación verdadera que me ha impresionado. Uno podría decir lo mismo de los cuadros Tissot, de su «Paseo en la nieve», «Paseo en las murallas», «Margarita en la iglesia», etc.
Con el dinero que te di, debes comprar el «Viaje alrededor de mi jardín» de Alphonse Karr. Asegúrate de hacerlo, quiero que lo leas.
Anna y yo salimos a caminar siempre al atardecer. El otoño está llegando rápidamente y eso vuelve más seria a la naturaleza y aún más íntima. Nos vamos a cambiar a una casa bien cubierta de hiedra; pronto escribiré más desde allí. Saludos a cualquier persona que pregunte por mí.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Londres, febrero de 1875
Querido Theo:
He completado totalmente tu pequeño libro 1 y me parece que quedó bien. Cuando tengas la ocasión, envíame «La Falaise» [El acantilado] de Jules Breton.
Nuestra galería ahora está lista y está muy bonita, tenemos algunas pinturas magníficas: Jules Dupré, Michel, Daubigny, Maris, Israëls, Mauve, Bisschop, etc. En abril vamos a realizar una exhibición. El Sr. Boussod ha prometido enviarnos lo mejor disponible: «La Malaria» de Hébert, «La Falaise» de Jules Breton, etc.
Cuánto desearía tenerte aquí, tenemos que encontrar la manera algún día. ¡Cómo me gustaría mostrarte mi habitación!
Aquí hay una hermosa exhibición de arte antiguo, que incluye: un gran «Descendimiento de la Cruz» de Rembrandt; cinco figuras grandes en la penumbra, te imaginas el sentimiento; cinco de Ruysdael; una de Frans Hals; Van Dijck; un paisaje con figuras de Rubens; «Tarde de otoño» de Tiziano; dos retratos de Tintoretto; y algunas hermosas obras de arte antiguas inglesas: Reynolds, Romney y un espléndido paisaje del Viejo Crome.
Adieu. Te enviaré tu librito en cuanto pueda. Escribe pronto.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Paris, 31 de mayo de 1875
Querido Theo:
Gracias por la carta recibida esta mañana. Ayer fui a ver la exposición de Corot. Allí estaba el cuadro «El jardín de los olivos»; me alegra que lo haya pintado. A la derecha, un grupo de olivos, oscuros contra el trémulo azul del cielo; en el trasfondo, colinas cubiertas de arbustos y unos cuantos árboles cubiertos de hiedra sobre los que brilla la estrella de la tarde.
En el Salón hay tres Corots excelentes; el mejor de ellos, pintado poco antes de su muerte, «Les Bûcheronnes» [Las leñadoras], probablemente será reproducido como grabado en L’Illustration o Le Monde Illustré.
Claro está que también he ido al Louvre y al Luxemburgo. Los Ruysdael del Louvre son espléndidos, especialmente «El zarzal», «La estacada», y «El rayo de sol». Me gustaría que pudieras ver los pequeños Rembrandt que hay allí.
Hace un tiempo vi a Jules Breton con su esposa y sus dos hijas. Su figura me recordó a J. Maris, pero tenía el pelo oscuro. Apenas haya una oportunidad te enviaré un libro suyo, «Los campos y el mar», que contiene todos sus poemas. Hay un hermoso cuadro suyo en el Salón, «La víspera de San Juan». Campesinas que bailan en torno a la hoguera de San Juan en una noche de verano; en el trasfondo, el pueblo con una iglesia y la luna sobre ella.
Danzad, danzad, oh jovencitas
Entonando vuestras canciones de amor,
Mañana para correr a las hoces,
Saldréis al amanecer
Actualmente hay tres cuadros suyos en el Luxemburgo: «Procesión entre los maizales», «Las espigadoras» y «Solitario». Adiós.
Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Paris, 15 de julio de 1875
Querido Theo:
Nuestro tío Vincent vino a visitarnos. Lo vi varias veces y hablamos de cantidad de cosas. Le pregunté si veía alguna posibilidad de poder conseguirte una plaza en la sede de París.
Al comienzo, no quiso saber nada de la idea y dijo que eras demasiado valioso en La Haya. Pero cuando le insistí, dijo que lo pensaría.
Seguro irá a verte cuando esté en La Haya; él no va a cambiar su manera de ser aburrida, así que déjalo decir lo que quiera ya que eso no te hace daño ni te hará daño cuando necesites algo en el futuro. No hables de mí a menos que necesites algo.
Él es muy pero muy listo. Cuando yo estaba aquí el invierno pasado, una de las cosas que me dijo fue, «Es posible que yo no sepa nada acerca de las cosas sobrenaturales, pero lo sé todo acerca de las cosas naturales». No sé si esas fueron sus palabras exactas, pero ese era el sentido.
También puedo decirte que uno de sus cuadros favoritos es «Ilusiones perdidas» de Gleyre.
Sainte-Beuve dijo, «En la mayoría de los hombres hay un poeta que murió joven a quien lo sobrevivió el hombre». Y Musset dijo, «Sabed que con frecuencia un poeta durmiente se oculta dentro de nosotros, siempre joven y animado». Creo que el tío Vincent pertenece al primer grupo. Así que ya sabes con quién estarás tratando. Pregúntale de frente si él puede arreglar las cosas para que tengas autoridad aquí o en Londres.
Gracias por tu carta que llegó esta mañana y por el poema de Rückert. ¿Tienes un ejemplar de sus poemas? Me encantaría conocerlos. Apenas pueda te enviaré una Biblia francesa y «La imitación de Cristo». Probablemente era el libro preferido de aquella dama pintada por Ph. de Champaigne. Hay un retrato de su hija, una monja, en el Louvre, también pintado por Ph. de Ch. La imitación está sobre una silla al lado de ella.
Alguna vez papá me escribió: «Tú sabes que la misma boca que dijo “Sé tan inofensivo como las palomas” agregó enseguida: “y tan sabio como una serpiente”». [Mateo. 10:16] No olvides eso y créeme siempre,
Tu hermano que te quiere, Vincent.
¿Tienes las fotografías de las obras de Meissonier en la galería? Míralas con frecuencia; él ha pintado hombres. Probablemente conozcas su «Fumador en la ventana» y «Joven almorzando».
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Paris, 17 de septiembre de 1875
Querido Theo:
Una sensibilidad, incluso una fina sensibilidad, por las bellezas de la Naturaleza no es lo mismo que un sentimiento religioso, aunque creo que los dos se hallan conectados.*
Casi todo el mundo tiene sensibilidad para la naturaleza, algunos más, otros menos, pero hay algunos que sienten: Dios es espíritu y quienes lo veneran deben venerarlo en espíritu y en verdad. Papá es uno de esos pocos, mamá también, y creo que el tío Vincent también.
Tú sabes que está escrito que: «El mundo pasa y sus deseos también pasan», y que, por otra parte, nos hablan de «esa parte buena que no se nos quitará» y de «una fuente de agua que brota para la vida eterna». Roguemos también para enriquecernos en Dios. Aun así, no pienses demasiado profundamente en estas cosas; con la plenitud del tiempo se te harán más claras por sí solas, y simplemente sigue los consejos que te he dado.
Roguemos para que nos sea dado ser los pobres en el reino de Dios, los siervos de Dios. Todavía estamos muy lejos de eso, dado que a menudo tenemos en el ojo vigas de las cuales no somos conscientes. Por ello, roguemos para que nuestro ojo vea correctamente, pues así nosotros nos volveremos totalmente correctos.
Saludos a Roos y a quien pregunte por mí, y créeme siempre,
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Estás comiendo bien, ¿no es cierto? Come especialmente todo el pan que puedas. Duerme bien, debo ir a lustrar mis botas para mañana.
*Lo mismo es cierto de la sensibilidad para el arte. Tampoco sucumbas demasiado a ella. Y sobre todo, guarda algo de amor por el negocio y por tu trabajo, y de respeto por el Sr. Tersteeg. Un día comprenderás, más que ahora, lo mucho que se lo merece. Aunque no hay que exagerar.
25. Alameda, Neunen, noviembre de 1885. Óleo sobre lienzo, 78 x 98,5 cm. Museo Boymans-van Beuningen, Rotterdam.
26. Ribera del bosque, La Haya, agosto-septiembre de 1883. Óleo sobre lienzo sobre madera, 34,5 x 49 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
27. Naturaleza muerta con tres nidos de pájaros, Neunen, fines de septiembre-comienzos de octubre de 1885. Óleo sobre lienzo, 33 x 42 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
28. Naturaleza muerta con canasta de vegetales, Neunen, septiembre de 1885. Óleo sobre lienzo, 35,5 x 45 cm. Colección Anneliese Brand, Landsberg am Lech.
29. Naturaleza muerta con vegetales y fruta, Neunen, septiembre de 1885. Óleo sobre lienzo, 32,5 x 43 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
30. Naturaleza muerta con canasta de manzanas, Neunen, septiembre de 1885. Óleo sobre lienzo, 33 x 43,5 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Paris, 9 de noviembre de 1875
Querido Theo:
Es hora de que tengas noticias mías de nuevo, pero hoy será una breve nota; no tengo mucho tiempo ya que estoy bastante ocupado.
Gracias por lo que me mandaste; me alegra mucho tenerlo.
Me alegro por nuestros padres y por ti de que hayas estado en Etten el día de la ordenación. Debes contarme acerca de eso.
El tío Vincent y la tía partieron ayer. Los vi bastante. Muy a mi pesar no pude ir a la estación a despedirlos; incluyo una nota para el tío explicando lo que pasó.
Estamos en otoño, supongo que sales a caminar con frecuencia. ¿Te levantas temprano? Yo me levanto temprano con regularidad, es un buen hábito. El nuevo día es tan delicioso que he aprendido a disfrutarlo. La mayor parte del tiempo me acuesto temprano también. Todas las mañanas mi valioso inglés prepara avena, cómo me gustaría que pudieras estar aquí alguna mañana.
Pronto escribo más largo. Escríbeme pronto y cuéntame de todo. Con un fuerte apretón de manos, soy por siempre
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Paris, 7 de febrero de 1876
Querido Theo:
Felicidades a ti el día del cumpleaños de papá. El texto que me enviaste el 8 de febrero es muy hermoso: «Fiel es el que os llama, el cual también lo hará».
Ignoramos lo que vendrá para nuestro padre y para nosotros, pero podemos dejarle eso a Él cuyo nombre es «Padre Nuestro» y «Yo soy el que soy».
Hoy recibí respuesta a una de mis cartas; me preguntaban si podía enseñar francés, alemán y dibujo y me pidieron una fotografía. Hoy les contesté; apenas tenga noticias de ellos, te lo haré saber.
Gracias por el librito de Andersen, me alegra tenerlo. Es para leerlo en voz alta a un holandés, un compañero de trabajo con quien me veo mucho últimamente.
Ayer estuve en una iglesia anglicana; me dio gusto asistir de nuevo a un servicio anglicano, es muy sencillo y muy hermoso. El sermón fue acerca del tema «El Señor es mi Pastor, nada me faltará».
De nuevo mil gracias por el libro de Andersen, un apretón de manos y felicitaciones para Roos. De casa supe que el Sr. Tersteeg había estado en Etten. Siempre tuyo, de prisa,
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Etten, aprox. 4 de abril de 1876
Querido Theo:
En la mañana antes de que dejara París, recibí una carta de un maestro de escuela de Ramsgate. Me propuso ir allí durante un mes (sin salario). Al finalizar ese período decidirá si soy adecuado para el puesto. ¡Te imaginas qué feliz estoy de haber conseguido algo! En todo caso, tendré comida y alojamiento sin cargo.
Ayer fui con papá a Bruselas; encontramos al tío Hein en un estado muy lamentable. En el tren papá y yo hablamos mucho de pinturas, incluso las de Rembrandt en el Louvre y el retrato de «Burgomaestre seis» y en particular sobre Michel.
¿Habrá alguna posibilidad de que papá vea ese libro sobre Michel? De surgir la ocasión, no te olvides.
Estoy muy contento de tener la oportunidad de verte antes de marcharme y Lesbeth también.
Como sabes, Ramsgate es un pequeño pueblo a orillas del mar. Leí en alguna parte que tenía 12.000 habitantes, pero no sé nada más al respecto.
En fin, hasta el sábado, que tengas un buen viaje. Sinceramente,
Tu querido hermano, Vincent.
Gladwell fue a despedirme a la estación la noche del viernes pasado. En mi cumpleaños vino a las seis y media de la mañana y me trajo un hermoso grabado al estilo de Chauvel, un paisaje otoñal con un rebaño de ovejas en un camino arenoso.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Isleworth, 8 de julio de 1876
C/d Jones Esq., Holme Court
Querido Theo:
Tu carta y los grabados fueron una sorpresa maravillosa; llegaron esta mañana mientras estaba atareado desyerbando papas en el jardín. Muchas gracias; los dos grabados, «Christus Consolator» y «Remunerator», cuelgan sobre el escritorio en mi pequeña habitación. Dios es justo, y Él conducirá a todos los que yerran al camino recto; tú estabas pensando en eso cuando escribiste, «Que esto suceda. Estoy errando en muchas formas, pero no pierdo la esperanza». No te sientas infeliz con tu vida «lujosa», como la llamas; sigue silenciosamente por tu camino. Tú eres de corazón más sencillo que yo y probablemente alcances tu meta más rápido y en mayor grado.
No te engañes acerca de la libertad que yo tengo; estoy sometido en distintas formas, algunas de ellas hasta humillantes, y éstas empeorarán con el tiempo; pero las palabras grabadas arriba de la imagen del «Christus Consolator», «Él ha venido a proclamar la libertad de los cautivos» siguen siendo ciertas hoy día.
Ahora debo pedirte algo. Mientras estaba en La Haya, tomé lecciones con un profesor de Biblia que vivía en el Bagijnestraat. Se tomó muchos trabajos conmigo. Aunque yo no lo demostré, lo que me dijo me causó una profunda impresión, y me gustaría mandarle un mensaje y si es posible, hacerle un pequeño favor. Ve a visitarlo si tienes un momento y si encuentras su dirección, dile que me he convertido en maestro de colegio y que estoy buscando algún otro puesto en conexión con la iglesia. Él es un hombre muy sencillo que, creo yo, ha tenido que luchar mucho en la vida; sin quererlo, a veces pensaba cuando lo miraba que el fin de ese hombre era la paz.
Y por favor entrégale el pequeño dibujo que incluyo.
Cómo me gustaría echarle un vistazo a la casa de Mauve; veo clarísimamente lo que dijiste haber visto la noche que estuviste allí.
Escribe pronto otra vez, mis mejores deseos, créeme, siempre.
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Dale mis saludos afectuosos al Sr. Tersteeg y a su esposa y a Betsy, así como a la familia Roos y a los otros amigos si los ves. Pero no hables de mí. Como ves, terminé en ese otro colegio al final de cuentas; incluyo un par de folletos informativos. Si puedes recomendar el colegio a quien quiera enviar su hijo a Londres, por favor hazlo.
31. Mujer desgranando arvejas, Neunen, verano de 1885. Carboncillo, 42 x 26 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
32. Campesina sentada al fogón, Neunen, junio de 1885. Óleo sobre lienzo, 29 x 40 cm. Museo de Orsay, París.
33. Comedores de patatas, Neunen, abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 82 x 114 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
34. Cabeza de campesino, Neunen, diciembre de 1884. Óleo sobre lienzo, 39,4 x 30,2 cm. Galería de Arte de Nueva Gales del Sur, Sydney.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Isleworth, 13 de octubre de 1876
Queridos Mamá y Theo:
Mañana los muchachos regresan a casa y yo recibiré mi dinero. Le pedí al Sr. Jones que me dejara ir a verlos esos tres días ya que mi corazón está completamente con ustedes. Ahora depende de ustedes; si ustedes dicen que puedo ir, el Sr. Jones me dejará ir. Aparte de que deseo estar al lado del lecho de Theo, tengo muchos deseos de ver de nuevo a mi madre y, si es posible, ir a Etten a ver a papá y hablar con él. Sería por muy corto tiempo; sólo estaría con ustedes uno o dos días.
El lunes pasado estuve de nuevo en Richmond, y mi tema fue, «Él me ha enviado a predicar el Evangelio a los pobres»; pero quien quiera predicar el Evangelio debe primero llevarlo en su propio corazón. ¡Ojalá pueda hallarlo porque sólo la palabra pronunciada con sinceridad y desde la plenitud del corazón puede dar frutos. Tal vez vuelva a Londres o a Lewisham un día de estos.
Acabo de darles una clase de alemán a las hijas del Sr. Jones y después de la clase les conté la historia del cuento de Andersen «La reina de las nieves».
Si pueden, avísenme a vuelta de correo si puedo ir; me alegró mucho la última carta de mamá.
Uno de estos días espero visitar el colegio del Sr. Stokes. Y tendré que comprar un par de botas nuevas para estar listo para nuevas excursiones.
La vista desde la ventana de tu pequeña habitación debe ser hermosa; es que yo la conozco desde hace mucho tiempo. Aquí está lloviendo mucho ahora, supongo que será lo mismo en Holanda. En Navidad tendré quince días o tres semanas para viajar a Holanda; si Anna puede ir también, podríamos viajar juntos. Y ahora el invierno comienza a acercarse lentamente, trata de que para ese entonces seas el de antes. Cómo es de bienvenida la Navidad en el invierno. ¡Ay! muchacho, no sabes cuánto ansío que llegue la época de frío y vuelva a tener que hacer mis turnos en Turnham Green.
Cuando pienso en ti como alguien «que consuela a su madre y que merece ser consolado por su madre», casi te envidio. Pero trata de mejorarte pronto. Ayer le pedí al Sr. Jones que me dejara ir a Holanda pero no me lo permitió, aunque finalmente dijo, «Escríbele a tu madre; si ella está de acuerdo, yo también lo estaré».
Qué bellos poemas son «Sobre las montañas del dolor» y «Cuando era niño» de De Genestet.[14]
Un apretón de manos para los dos y para la familia Roos, y para Willem y los otros conocidos míos que veas. Mándame noticias tuyas pronto y créeme.
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Isleworth, 10 de noviembre de 1876
Querido Theo:
Siento que debo incluir una pequeña nota para ti. Pasarás unos días maravillosos en casa. Casi te envidio, muchacho.
Qué hermoso tiempo otoñal estamos disfrutando. Creo que verás salir el sol por la mañana. ¿En qué habitación estás durmiendo?
Si logras conseguir la «Imitación de Cristo», debes leerla; es un libro espléndido que ilumina muchísimo.
Expresa muy bien, dado que su autor lo puso en práctica él mismo, lo bueno que es dar la Lucha Sagrada por el deber, y la gran dicha obtenida al ser caritativo y hacer el deber bien hecho.
Debes leerle esta carta a papá y mamá. He hecho unas hermosísimas caminatas últimamente; fueron un gran alivio tras el encierro de los primeros meses aquí.
Es cierto que cada día trae su propio mal, así como su bien. Pero la vida debe ser muy difícil si no se la fortalece y consuela mediante la fe, especialmente más adelante cuando el mal de cada día aumenta con respecto a las cosas mundanas. En Cristo, todas esas cosas mundanas pueden volverse mejores y, por así decirlo, santificarse.
Es una hermosa frase y bienaventurados son quienes la conocen: «Nada me complace sino en Cristo, y en Él todas las cosas me placen». Pero no se logra tan fácilmente; aun así, «buscad y encontrarás».
La próxima vez que papá y mamá escriban, envíame tú también unas cuantas palabras.
El lunes por la noche espero ir a Richmond de nuevo, y pienso escoger las siguientes palabras para mi texto: «Pero cuando todavía estaba muy lejos, su padre lo vio y sintió compasión». Theo, seré muy desafortunado si no puedo predicar el Evangelio, si mi suerte es no predicar, si no he logrado entregarle todas mis esperanzas y mi confianza a Cristo. Pues la miseria es en verdad mi suerte, mientras que lo que necesito ahora es un poco de valor a pesar de todo.
Me hubiera gustado que estuvieras conmigo el jueves pasado en la pequeña iglesia de Turnham Green. Caminé hasta allí con el niño más grande del colegio y le conté algunos de los cuentos de Andersen, entre ellos «La historia de una madre».
Y ahora nos acercamos lentamente al invierno y muchas personas le tienen horror. Pero es agradable la época de Navidad, que es como el musgo en los tejados y como los pinos, el acebo y la hiedra en la nieve. Cómo me gustaría encontrarme con Anna; hoy le escribiré otra vez.
Hoy se fue una de las empleadas, estas mujeres no tienen una vida fácil aquí y no pudo soportarla más. Todos, tanto los ricos como los pobres, los fuertes como los débiles, pasamos por momentos en los que no podemos más y «todas las cosas parecen estar en contra nuestra», en los que muchas cosas que hemos construido se derrumban. Pero nunca pierdas la esperanza, Elías tuvo que orar siete veces y David tuvo cenizas sobre la cabeza muchas veces.
Ha llegado un nuevo asistente al colegio puesto que en el futuro trabajaré más tiempo en Turnham Green; él nunca ha estado lejos de casa y no le será fácil al comienzo. Por ahora, un fuerte apretón de manos en el pensamiento; ya es tarde y estoy un tanto cansado. Mis mejores deseos y no te olvides de
Tu muy afectuoso hermano, Vincent.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Dordrecht, 26 de febrero de 1877
Querido Theo:
Las horas que pasamos juntos se desvanecieron demasiado rápidamente. Pienso en el caminito detrás de la estación donde miramos el ocaso más allá de los campos y vimos el cielo vespertino reflejarse en las acequias, allí donde están esos viejos troncos cubiertos de musgo y, en la distancia, el pequeño molino de viento, y siento que caminaré por ahí muchas veces, pensando en ti.
Incluyo una fotografía de «El Hugonote»; cuélgala en tu cuarto. Seguro conoces la historia: el despertar el día antes de la fiesta de San Bartolomé; una muchacha que sabe lo que ocurrirá advierte a su amante e insiste en que lleve la insignia de los católicos, un brazalete blanco; éste se niega porque siente que su Fe y su deber son más fuertes que el amor por su novia.
No recuerdo si ya te envié este poema de Longfellow[15] del cual incluyo ahora una copia. A menudo me da placer y a ti también te lo dará. Me alegra que hayamos visto juntos los cuadros de Scheffer. Esa noche fui a ver a Mager[16], quien se hospeda donde el sacristán de la iglesia luterana, en una auténtica vieja casa holandesa, su habitación es agradable. Hablamos durante largo tiempo; me habló de Menton y de una Navidad que había celebrado allí. Gracias por pasar por aquí ayer. Me gustaría que tuviéramos el mínimo de secretos entre nosotros. Para eso son los hermanos.
«No ha terminado todavía», dices. No, no podría haber terminado. Tu corazón sentirá la necesidad de confiar en sí mismo; tú estarás dudando entre dos caminos: ella o mi padre. En cuanto a mí, creo que papá te quiere más que ella, que su amor es más valioso.
Claro que debes ir allí, cuando sea demasiado para ti.
Un montón de tareas inútiles me han dado mucho que hacer hoy, pero ese es mi deber; si uno no lo tuviera, si no tuviera una conciencia tenaz de él, ¿cómo podría uno pensar en algo? El sentimiento del deber santifica y unifica todo, creando un gran deber a partir de los muchos deberes pequeños.
Escríbeme pronto si llegaste bien, y dime si la caminata y el viaje fueron demasiado para ti. Estoy ansioso de recibir carta tuya, también para saber si vas a Etten. Un apretón de manos de
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Quizá ésta sea una época en la que sientas la falta de «la tonada de un salmo del pasado, y un lamento de la cruz».
Y me pareció oír en el silencio de la noche
Su voz tan suave y tierna.
35. Campesina con cofia blanca, Neunen, diciembre de 1884. Óleo sobre lienzo, 42,5 x 34 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
36. Campesino, Neunen, marzo de 1885. Óleo sobre lienzo, 39 x 30,5 cm. Museos Reales de Bellas Artes de Bélgica, Bruselas.
37. Cabeza de mujer, Neunen, abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 42,5 x 29,5 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
38. Mujer con escoba, Neunen, marzo-abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 41 x 27 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
39. Jardín parroquial de Neunen con nieve, Neunen, enero de 1885. Óleo sobre lienzo, 53 x 78 cm. Museo de Arte Armand Hammer, Los Ángeles.
40. Salida de la Iglesia en Neunen, Neunen, octubre de 1884. Óleo sobre lienzo, 41,5 x 32 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
41. Torre del cementerio de Neunen, Neunen, enero de 1885. Óleo sobre lienzo, 30 x 41,5 cm. Colección Stavros S. Niarchos, Londres.
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Dordrecht, 22 de marzo de 1877
Querido Theo:
Quiero que tengas una carta mía durante tu viaje. Qué día tan agradable pasamos juntos en Ámsterdam; me quedé observando cómo tu tren se perdía en la distancia. Somos ya tan viejos amigos... cuántas veces no hemos caminado juntos por los negros campos con el maíz verde en Zundert, donde por esta época del año solíamos escuchar la alondra con papá.
Esta mañana fui con el tío Cor donde el tío Stricker y tuvimos una larga conversación, ya sabes sobre qué tema. Al caer la tarde, hacia las seis y media, el tío Cor me llevó a la estación. Era un atardecer maravilloso y todo parecía tan lleno de expresión, reinaba el silencio y había algo de neblina en las calles, como sucede con tanta frecuencia en Londres. El tío tenía dolor de muela por la mañana pero por fortuna no le duró. En el camino pasamos por el mercado de flores. Cuán justo es amar las flores y el verde de los pinos y la hiedra y los setos de espino; nos han acompañado desde el puro comienzo.
He escrito a casa para contarles lo que hicimos en Ámsterdam y de qué hablamos. Al llegar aquí encontré una carta de casa donde los Rijken. Papá no pudo predicar el domingo pasado y el Reverendo Kam lo reemplazó. Yo sé que su corazón arde en deseos de que yo pueda seguir sus pasos, no sólo parte del camino, sino la totalidad del camino. Papá siempre había esperado eso de mí; ojalá así sea y con muchas bendiciones.
El grabado que me diste, «El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no pasarán», y el retrato del Reverendo Heldring ya están en mi pequeña habitación; ¡ay! cuánto me alegra tenerlos, me llenan de esperanza.
Escribirte acerca de mis planes me ayuda a aclarar y calmar mis pensamientos. Para empezar, pienso en el texto, «Es mi destino cumplir con tu palabra». Tengo tal deseo de apropiarme de los tesoros de la Biblia, de conocer completa y amorosamente todas esas viejas historias, y, todo lo que se sabe de Cristo.
En nuestra familia, que es una familia cristiana en el sentido pleno de la palabra, siempre ha habido de generación en generación, hasta donde se sabe, un predicador del Evangelio. ¿Por qué no iba a haber un miembro de nuestra familia que aun ahora sienta el llamado a ese ministerio, y que tenga alguna razón para pensar que puede y debe declararse y buscar los medios para lograr ese fin? Es mi plegaria y mi ferviente deseo que el espíritu de mi padre y de mi abuelo desciendan sobre mí, que me sea concedido convertirme en cristiano y en trabajador cristiano, que mi vida llegue a parecerse, entre más, mejor, a la de las personas antes mencionadas, pues el vino viejo es bueno y no deseo el nuevo. Que el Dios de ellos sea mi Dios y su pueblo mi pueblo, que mi destino sea conocer a Cristo en todo su valor y ser impulsado por Su caridad.
En el texto, «como tristes pero siempre gozosos», se expresa tan hermosamente lo que es la caridad, así como en Cor. 13, ella «todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo tolera. La caridad no pasa jamás».
Hoy mi corazón está lleno con el texto acerca de los peregrinos camino a Emaús, cuando anochecía y el sol había comenzado a ponerse: «Pero ellos le forzaron diciéndole: Quédate con nosotros».
También es caro para ti ese «tristes pero siempre gozosos», mantenlo presente pues es un buen texto y una buena capa para llevar en la tormenta de la vida, recuérdalo ahora que has estado pasando por tantos sufrimientos. Y ten cuidado, ya que aunque lo que has padecido no es nada trivial, hasta donde yo puedo ver hay algo más grande por venir, y a ti también se te recordará la palabra del Señor: «Con amor eterno te amé, como consuela una madre a su hijo, así os consolaré. Yo os daré otro Consolador, hasta el Espíritu de verdad. Yo haré una nueva alianza con vosotros. Partid, no toquéis nada inmundo, y yo os haré mi pueblo y seré vuestro Dios. Y seré vuestro Padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas». Odia el mal y los lugares donde abunda, te atrae con su falso esplendor y te tentará así como el diablo intentó tentar a Cristo mostrándole «todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos»; y diciendo, «Todo esto te daré si de hinojos me adorares». Hay algo mejor que la gloria de las cosas del mundo, a saber, el sentir que nuestro corazón arde por dentro al oír Su palabra, la fe en Dios, el amor por Cristo, la creencia en la inmortalidad, en la vida futura.
Aférrate a lo que tienes, Theo, mi muchacho, hermano a quien amo, ansío tan fervientemente la meta que conoces, pero ¿cómo voy a lograrla? Si todo hubiera ya quedado atrás, así como quedó atrás para papá, pero es un trabajo duro convertirse en un trabajador cristiano y predicador del Evangelio y sembrador de la Palabra. Es que papá ha realizado miles de servicios religiosos y de lecturas de la Biblia y de visitas a los pobres y a los enfermos y ha escrito miles de sermones, y aun así no mira hacia atrás sino que sigue haciendo el bien.
Vuelve tus ojos hacia lo alto y pide que mi deseo sea concedido, así como yo lo pido para ti. Que Él te conceda lo que tu corazón desea, Él que nos conoce mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, y que está por encima de la oración y por encima del pensamiento, ya que Sus formas de obrar son más elevadas que las nuestras y Sus pensamientos son más elevados que los nuestros, tan elevados como está el Cielo sobre la tierra. Y que la idea de Cristo como Consolador y de Dios como morada elevada esté siempre contigo.
Mis mejores deseos para tu viaje, escribe pronto y acepta un apretón de manos en mis pensamientos. Hasta luego y créeme, por siempre
Tu hermano que te quiere, Vincent.
Espero que papá se mejore pronto. Trata de estar en Etten para Semana Santa, será maravilloso estar juntos otra vez.
De muchas cosas del pasado y también de lo que te ha tocado sufrir se puede decir: «Después de muchos días lo hallarás».
Carta de Vincent van Gogh a Theo van Gogh
Petit-Wasmes, abril de 1879
Querido Theo:
Ya era hora de que recibieras noticias mías nuevamente. Me contaron de casa que has estado en Etten durante unos días y que te encontrabas en viaje de negocios. Realmente espero que hayas tenido un buen viaje. Supongo que estarás en las dunas alguno de estos días y de vez en cuando en Scheveningen. Aquí es encantador en primavera, también; hay lugares donde casi puedes imaginarte estar en las dunas, debido a las colinas.
No hace mucho hice una expedición muy interesante, en la que pasé seis horas en una mina. Se trataba de Marcasse, una de las minas más antigua y más peligrosa en los alrededores. Tiene una mala reputación porque muchos perecieron en ella ya fuera al descender o al ascender, o a causa del aire contaminado, las explosiones de grisú, las infiltraciones de agua, los hundimientos, etc. Es un lugar lúgubre y al principio todo alrededor parece sombrío y desolado.
La mayoría de los mineros están delgados y pálidos por la fiebre; se ven cansados y famélicos, curtidos y envejecidos antes de tiempo. En general, las mujeres están descoloridas y consumidas. Alrededor de la mina hay chozas de mineros, unos pocos árboles muertos ennegrecidos por el humo, espinos, estercoleros, depósitos de cenizas, montones de carbón inútil, etc. Mans podría realizar una maravillosa pintura de ella.
Pronto intentaré hacer un pequeño boceto de ella para darte una idea de su aspecto.
Tuve un buen guía, un hombre que había trabajado allí durante treinta y tres años, amable y paciente, me explicó todo bien y procuró que me fuera claro.
Así que juntos bajamos 700 metros y exploramos los rincones más ocultos de ese inframundo. Los maintenages o gredins [celdas donde trabajan los mineros] que se sitúan más lejos de la salida se denominan des caches [escondrijos, lugares donde los hombres buscan].
Esta mina tiene cinco niveles, pero los tres superiores han sido agotados y abandonados; ya no se explotan más porque no hay más carbón. Una pintura de los maintenages sería algo nuevo e inaudito, o mejor dicho, nunca antes visto. Imagina una fila de celdas en un pasadizo bastante estrecho y bajo, apuntalado con toscos maderos. En cada una de esas celdas un minero con un rústico traje de lino, sucio y negro como un deshollinador, se afana en picar carbón bajo la tenue luz de una pequeña lámpara. El minero puede permanecer de pie en algunas celdas; en otras yace en el suelo (***** tailles à droit, *** tailles à plat). La disposición es más o menos como las celdas de un panal o como un pasadizo oscuro y lúgubre en una prisión subterránea, o como una fila de pequeños telares, o más bien como una fila de hornos como los que tienen los campesinos, o como las divisiones de una cripta. Los mismos túneles son como las grandes chimeneas de las granjas de Brabante.
En algunos se filtra el agua y la luz de la lámpara del minero hace un efecto curioso, reflejado como en una cueva de estalactitas. Algunos de los mineros trabajan en los maintenages, otros cargan el carbón picado en pequeñas carretas que se deslizan sobre rieles, como un tranvía. Esto mayormente lo realizan niños, tanto varones como niñas. Allí abajo también hay un establo, 700 metros bajo tierra, con alrededor de siete caballos viejos que arrastran un gran número de esos carros hasta el llamado accrochage, el lugar desde el cual se suben a la superficie. Otros mineros reparan las viejas galerías para impedir que se derrumben o forman nuevas galerías en la vena de carbón. Tal como los marineros en tierra sienten nostalgia por el mar, a pesar de todos los peligros y las adversidades que los amenazan, los mineros prefieren estar bajo tierra que sobre ella. Las aldeas aquí lucen desoladas, muertas y abandonadas; la vida transcurre bajo tierra en vez de sobre la misma. Podrías vivir aquí durante diez años y nunca saber la situación real a menos que desciendas a las minas.
Los lugareños son ignorantes y sin instrucción, la mayoría no sabe leer, pero al mismo tiempo son inteligentes y rápidos en su difícil trabajo; valientes y francos, son bajos de estatura pero anchos de hombros, con profundos ojos melancólicos. Son hábiles en muchas cosas y se desloman trabajando. Tienen un temperamento nervioso (no quiero decir débil) pero muy sensible. Tienen un odio innato y arraigado y una gran desconfianza hacia cualquiera que sea autoritario. Con los mineros debes tener el carácter y el temperamento de ellos y ningún orgullo ni dominio pretencioso, de lo contrario nunca te llevarás bien con ellos ni ganarás su confianza.
¿Te conté acerca del minero que resultó gravemente herido por una explosión de grisú? Gracias a Dios, se ha recuperado y ha vuelto a salir y está empezando a caminar un poco para ejercitarse; todavía tiene las manos débiles y pasará un tiempo hasta que pueda utilizarlas para su trabajo, pero está fuera de peligro. Desde entonces ha habido varios casos de tifoidea y fiebre maligna, de la que llaman la sotte fièvre, que les da pesadillas y los hace delirar. De modo que otra vez hay muchos enfermos y postrados; enflaquecidos, débiles y desdichados. En una casa todos están enfermos con fiebre y reciben poca o ninguna ayuda, de manera que los pacientes deben cuidar de los pacientes.
«Ici c’est les malades qui soignent les malades» [Aquí los enfermos cuidan de los enfermos], dijo una mujer, como, «Le pauvre est l’ami du pauvre» [El pobre es el amigo del pobre].
¿Has visto últimamente alguna pintura hermosa? Estoy ansioso por recibir una carta tuya. ¿Ha hecho mucho Israëls en estos últimos tiempos y Maris y Mauve?
Hace algunos días nació un potro aquí en el establo, un bonito animalito que pronto se paró firme en sus patas. Los mineros crían muchas cabras y hay niños en todas las casas; los conejos también son muy comunes en las casas de los mineros.
Tengo que ir a visitar a algunos pacientes, así que debo terminar. Cuando tengas tiempo, hazme saber algo de ti pronto, para saber que estás bien. Saludos de mi parte a la familia Roos y a Mauve cuando los veas. Muchos cariños, créeme siempre y un saludo desde aquí,
Tu querido hermano, Vincent.
Descender en una mina es una sensación muy desagradable. Vas en una especie de canasta o jaula, como un cubo en un pozo, pero en un pozo de 500-700 metros de profundidad, de modo que al mirar hacia arriba desde el fondo, la luz del día es del tamaño de una estrella en el cielo.
Te sientes como si estuvieras en un barco en el mar por primera vez, pero es peor; afortunadamente no dura mucho. Los mineros se acostumbran, sin embargo, conservan un inconquistable sentimiento de espanto y miedo que, con toda razón, permanece en ellos.
Pero una vez abajo, lo peor terminó y uno se siente sumamente gratificado por lo que ve.
Mi dirección es: Vincent van Gogh, c/o Jean Baptiste Denis,
Rue de petit Wasmes,
Wasmes (Borinage, Hainaut)
42. Paisaje con iglesia, Neunen, abril de 1885. Óleo sobre lienzo, 22 x 37 cm. Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, Los Ángeles.
43. Patio y lavadero de un carpintero, La Haya, mayo de 1882. Lápiz, pluma y pincel en tinta negra, aguada gris, acuarela blanca opaca y huellas de cuadrícula en papel verjurado, 28,5 x 47 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
44. Muelle de Amberes, Amberes, diciembre de 1885. Óleo sobre madera, 20,5 x 27 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
45. Playa en Scheveningen, La Haya, agosto de 1882. Óleo sobre lienzo, 34,5 x 51 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
46. Cabeza de pescador con sueste, La Haya, enero de 1883. Lápiz de dibujo, lápiz litográfico negro, tiza blanca, pincel con tinta negra, acuarela, aguada gris raspada sobre papel de acuarela, 50,5 x 31,6 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
47. Cabeza de pescador con cerquillo de barba y sueste, La Haya, febrero de 1883. Lápiz de mina de plomo, tinta y lápiz negro, 47,2 x 29,4 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
48. Pescador con sueste, cabeza, La Haya, febrero de 1883. Lápiz de mina de plomo y pluma, realzado con acuarela opaca, 43 x 25 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
50. Tejedor, visto desde el frente, Neunen, abril-mayo de 1884. Óleo sobre lienzo, 70 x 85 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.
Cartas de sus padres a Theo van Gogh
Zundert, 1879
Del reverendo Van Gogh a Theo
20 de enero de 1879
Estamos dichosos de contarte que Vincent ha sido aceptado para la evangelización en el Borinage, provisoriamente durante seis meses.
Recibe cincuenta francos al mes; ciertamente no mucho, pero su pensión le cuesta treinta francos. Al parecer trabaja allí con éxito y ambición y sus cartas son verdaderamente interesantes. Se dedica a ese empleo con todo su corazón y con la mirada puesta en las necesidades de esas personas. Lo que cuenta es realmente asombroso; descendió, por ejemplo, en una mina, a 635 metros.
Del reverendo Van Gogh a Theo
12 de febrero de 1879
Estamos empezando a preocuparnos por él nuevamente. Me temo que está totalmente absorto en el cuidado de los enfermos y los heridos y en hacerles compañía.
[…] También mencionó la idea de alquilar la casa de un obrero y vivir allí solo. Hemos procurado hacerlo cambiar de opinión. Tememos que no la mantenga en buen estado y que nuevamente desemboque en excentricidades.
De la Sra. de Van Gogh a Theo
27 de febrero de 1879
Verhaegen, un vendedor ambulante, a quien Pa también envió sus cartas al principio, y en cuya casa Vincent fue recibido afectuosamente durante los primeros ocho días; él fue quien encontró esa buena pensión en Denis.
[…] Debo decirte que Pa ha ido a ver a Vincent esta semana. Estábamos preocupados por el mal tiempo que tuvo y sobre todo porque mientras yo no estaba, hubo una carta suya muy desagradable confirmando lo que ya habíamos sospechado, que no tenía cama y que no había nadie quien cuidara de sus cosas, pero lejos de quejarse dijo que eso no era asunto de nadie, etc. Estábamos preparando un paquete para él, pero ambos pensamos que sería tanto mejor si Pa se lo llevaba personalmente.
De la Sra. de Van Gogh a Theo
Mayo de 1879
Vincent escribió diciendo que haría todo lo posible por conseguir vestimentas y herramientas.
De la Sra. de Van Gogh a Theo
2 de julio de 1879
Esta semana, una carta de Vincent; siempre pensamos en él preocupados; pobre muchacho, inmediatamente después de mi visita me escribió diciéndome que sintió mucha melancolía al despedirnos, como si pudiera haber sido por primera, pero también por última vez. Sin embargo, ahora ha habido una reunión, pero que no le habían dicho nada; antes, siempre se quejaban de él. Creemos que todavía desean aguardar un tiempo y ver qué pasa, pero si él no se ajusta a sus deseos y no adopta el comportamiento que le exigen, no lo aceptarán. Aún puede lograr tanto, ojalá supiera cómo controlarse. Pobre muchacho, tan joven y con una vida tan difícil, ingrata y llena de carencias… ¿qué va hacer después?
Del reverendo Van Gogh a Theo
19 de julio de 1879
Debes de saber que la situación de Vincent en Wasmes no se esclarece en absoluto. Le han concedido tres meses para buscar otra cosa. No cumple con los deseos del Comité y parece que no hay nada que hacer al respecto. Es una prueba muy dura para nosotros. Prácticamente no sabemos qué hacer. Hay tanto bien en él, pero sencillamente no quiere cooperar.
Del reverendo Van Gogh a Theo
7 de agosto de 1879
El viernes pasado [25 de julio], cuenta Vincent, emprendió viaje a Maria Hoorebeeke en Flandes; llegó allí a pie, el domingo por la tarde, con la intención de encontrar al reverendo Pietersen, que se encontraba en Bruselas. Acto seguido se dirigió a esa ciudad y se encontró con él el lunes por la mañana. Tras consultar con él, ahora se encuentra una vez más en Cuesmes, donde ha encontrado refugio; espera encontrar una pequeña habitación allí para alojarse por el momento. Actualmente su dirección es: Chez M. Frank, Evangéliste à Cuesmes (prés de Mons) au Marais. En Bruselas, visitó las familias que había conocido allí antes, ¿qué impresiones habrá causado?
De la Sra. de Van Gogh a Theo
19 de agosto de 1879
Ahora debo contarte algo nuevo, y es que Vincent, tras mucha presión de nuestra parte para que viniera a casa a visitarnos porque estábamos tan preocupados por él y no tenía nada qué hacer allí, de pronto apareció ante nosotros el viernes pasado [15 de agosto]. Las muchachas habían ido a navegar con la familia Gezink y de repente oímos «Hola papá, hola mamá» y allí estaba. Nos alegramos; aunque al verlo de nuevo lo encontramos delgado; eso ya terminó; debe de haber sido la caminata y la mala comida, etc., cosas, por cierto, de las que no habla, pero se ve bien, a excepción de sus ropas. Pa de inmediato le dio su preciada chaqueta nueva. Le compramos un par de botas y ahora usa todos los días el pequeño saco de verano que confeccioné para el cumpleaños de Pa. También algo de tu ropa interior vino bien y en lo que se refiere a calcetines, etc., los había preparado de antemano, de modo que ahora está bastante bien atendido. Lee libros de Dickens todo el día y no habla salvo para dar respuestas… a veces correctas, otras extrañas; ojalá adoptara lo bueno de estos libros. Por lo demás, acerca de su trabajo, sobre el pasado o el futuro, ni una palabra… Mañana, él y Pa irán a Prinsenhage, donde los muchachos de CM irán a ver las pinturas; irán en tren. Pa y Vincent irán a pie, quizá hable un poco entonces.
Del reverendo Van Gogh a Theo
11 de marzo de 1880
Vincent todavía está aquí, pero ¡ay mi Dios! no hace más que preocuparnos. Ahora dice que va a ir a Londres a fin de hablar con el reverendo Jones. Si persiste en ese plan, lo dejaré ir, pero es en vano.
Del reverendo Van Gogh a Theo
5 de julio de 1880
La carta que Vincent te escribió de veras me dio un poco de satisfacción. ¡Pero ay! ¿Qué va a ser de él? y ¿no es insensato elegir una vida de pobreza y dejar pasar el tiempo sin buscar una oportunidad de ganarse el propio pan? Sí, eso es realmente insensato. No obstante, tenemos que soportarlo. Nada de lo que hemos intentado ha ayudado en absoluto. Quizás deberías volver a escribirle; en los últimos días de junio le envié 60 francos, los que agradeció; posteriormente le enviamos algo de ropa. Pensar en él siempre duele y pensamos constantemente en él.
[Líneas agregadas por la Sra. de Van Gogh] Estamos de acuerdo con lo que cuentas de Vincent, pero si leer libros da resultados tan prácticos, ¿puede entonces llamarse correcto? Y por lo demás, ¿qué tipo de ideas le dan sus lecturas? Nos envió un libro de Víctor Hugo, pero ese hombre está de parte de los delincuentes y no llama malo a lo que verdaderamente es malo. ¿Cómo sería el mundo si uno llamara bueno lo malo? Incluso con las mejores de las intenciones, eso es inaceptable. ¿Le respondiste? Si no, hazlo de todos modos; nos alegramos tanto de que pensara en ti y nos afligimos tanto por que no haya querido tener nada que ver con nadie cuando estuvo aquí. Hace mucho que no recibimos noticias de él y le escribiremos una vez más.
51. Tejedor, Neunen, enero de 1884. Tinta realzada con acuarela opaca y tinte marrón, 26 x 21 cm. Museo Van Gogh, Ámsterdam.
53. Mujer sentada, La Haya, comienzos de mayo de 1882. Lápiz, pluma y pincel con tinta (diluida), aguada, huellas de cuadrícula, sobre papel verjurado (dos hojas), 58 x 43 cm. Museo Kröller-Müller, Otterlo.