
Los empáticos somos aquellos que tenemos esa conexión humana que nos hace sentir las emociones de los demás de forma natural. Sentimos lo que otros sienten mimetizando su sentimiento. Esto es, no solo entendiendo la situación y poniéndonos en su piel de forma conceptual, sino sintiendo lo que siente el otro en ese momento física y emocionalmente.
La empatía escasea en un mundo de individualismo, de competitividad y de querer pisotear al otro para salir vencedor. En una sociedad dominada por estos valores no hay espacio para la empatía, y cuando esta se manifiesta se entiende como una debilidad.
Pero hay una gran diferencia entre tener empatía y ser empático. Ser empático es una experiencia física. Es la experiencia de sentir cómo siente otra persona en tu propia piel. Por el contrario, tener empatía es un ejercicio mental consistente en imaginar una situación que le sucede a otra persona.
La empatía es una capacidad natural del ser humano, un ejercicio de atención hacia el otro y de reconocimiento de quién es esa persona.
La empatía no deja de formar parte de la inteligencia emocional, pues se trata de la capacidad de acercarse afectivamente a la realidad de otra persona.
La empatía es la capacidad de experimentar los sentimientos y experiencias de otra persona de forma sentida, pero desde un terreno mental. Cuando alguien nos explica lo que le pasa, nosotros, de forma conceptual, imaginamos la situación y cómo debe sentirse esa persona.
Así, la empatía supone la capacidad de ponerse en el lugar de los demás de manera no solo abstracta, sino entendiendo sus porqués, sus sentimientos y la legitimidad de estos, por más que sean contrarios a los nuestros.
Gracias a ello, una persona con empatía podrá entender cómo te sientes a través de la simple comprensión de tu situación.
Ejemplo de una situación de empatía
Voy al trabajo por la mañana de buen humor y escuchando música con mis auriculares.
Al llegar, mi compañera Núria me explica que su abuelo ha muerto ese fin de semana. Se siente triste y desorientada por haber perdido a un ser querido y está en proceso de llorar la pérdida.
Cuando Núria me cuenta su situación, puedo entender perfectamente cómo se siente. Perder de repente a alguien que quieres es doloroso y necesitas pasar por un proceso de duelo seguido por la aceptación de lo ocurrido.
Después de escuchar su situación, puedo imaginarme cómo se siente y empatizar con su sentimiento.
La empatía vive en tu cabeza. En virtud de ella, serás capaz de imaginarte el escenario en el que esa persona se encuentra. Verás con toda claridad el porqué de su enfado y su frustración y las razones que han hecho surgir estos sentimientos mediante la creación de una imagen de su situación en tu cabeza. Como si de una obra de teatro se tratara, podrás ponerte en su lugar imaginándote el escenario, los personajes y la historia que hay detrás.
Una vez conozcas la situación, es posible que experimentes sentimientos afines. Pueden ser sentimientos positivos y/o negativos, pero solo podrás sentirlos una vez te sumerjas en la historia.
Ser empático va más allá de ser una persona que tiene empatía desde un punto de vista conceptual o mental. Ser empático es una experiencia física.
Continuando con el ejemplo anterior, veamos la diferencia entre la experiencia del empático con respecto a la de una persona con empatía.
Ejemplo de situación para una persona empática
Voy al trabajo por la mañana de buen humor y escuchando música con mis auriculares.
Al llegar, empiezo a notar que mi buen humor va desapareciendo poco a poco y una sensación de tristeza y desazón me invade. No logro entender este cambio repentino y noto cómo mis sentimientos están a flor de piel e incluso siento que me emociono.
Mi compañera de trabajo Núria me explica que su abuelo ha muerto ese fin de semana. Se siente triste y desorientada por haber perdido a un ser querido y está en proceso de llorar la pérdida.
Cuando Núria me cuenta su situación, me doy cuenta de que lo que he percibido es su sentimiento mucho antes de que me haya contado cómo se siente. El cuerpo copia los sentimientos de la otra persona sin que yo sea consciente de ello.
Siento en mi cuerpo su dolor y mis emociones mimetizan las suyas. No solo entiendo su situación de forma conceptual, sino que la siento con ella.
A los empáticos nos afectan las energías de otras personas y su estado emocional, debido a que tenemos la capacidad innata de sentir intuitivamente y percibir a los demás. Así pues, en muchas ocasiones sentimos cómo todo nuestro cuerpo se mimetiza con el de la otra persona, sin que sepamos el porqué o sin ser siquiera conscientes de ello.
Como ya se ha apuntado, los empáticos nos ponemos en el lugar del otro a través de la experiencia física —y no solo la mental o conceptual—. Este es el sentido de empático que trataremos a lo largo del libro.
La capacidad de vivir esta experiencia empática en el terreno físico, de sentir en tu propio cuerpo la ansiedad, los sentimientos y el dolor de otro como si fueran los tuyos propios, es la capacidad que hace únicos a los empáticos. Desde el momento en que se mezcla la experiencia sentimental y emocional de otra persona con la tuya propia, eres un empático.
¿Sabías que...?
Está científicamente comprobado3 que hay un grupo de células del cerebro encargadas de la compasión y la empatía. Dichas células se denominan neuronas espejo y tienen la capacidad de copiar las emociones de otras personas.
Las neuronas espejo nos permiten experimentar el sentimiento de otro como si fuera el nuestro, y ello es válido para cualquier emoción: dolor, miedo, alegría...
Se cree que las personas empáticas tenemos unas neuronas espejo hipersensibles, mucho más desarrolladas que las de la mayoría de las personas. Las neuronas espejo se activan en situaciones emocionales externas, como cuando nuestra pareja está enfadada, nuestro hijo llora o un amigo está triste.
EJERCICIOS PARA PROGRESAR:Utiliza la siguiente lista de indicadores comunes para identificarte como empático:
Indicadores comunes: ¿cómo saber si eres empático?
• Sientes el dolor de otros: Puedes experimentar el dolor de otras personas en el terreno físico o emocional. Cuando alguien está triste o deprimido, percibes esa emoción inconscientemente y percibes su dolor como si fuera tuyo. Sientes la necesidad de ayudar a otras personas, cuidarlas, prestarles atención y atenderlas. Ayudar a otros es parte de quién eres.
• Lees la energía de un espacio: Cuando entras en una habitación, sabes cómo está el ambiente. Puede que te sientas saturado en espacios en los que hay mucha gente y/o cuando presencias emociones o energías negativas (ira, depresión, tristeza...).
• Respuesta emocional: Tienes una respuesta emocional intensa cuando ves la televisión, películas u obras de teatro. Las escenas de violencia o de injusticia en la ficción las sientes como si fueran reales. Quizá cierres o te tapes los ojos en ciertas escenas que te generan una respuesta emocional fuerte.
• Mimetizas las sensaciones físicas: Las sensaciones físicas pueden ir desde resfriados hasta alergias, tos o inflamación, entre otras. ¿Te ha pasado alguna vez que de repente te duele la espalda al estar cerca de alguien que tiene dolor de espalda?
• Fatiga: Después de pasar tiempo con personas que drenan tu energía te sientes agotado y sin fuerzas. Puedes notar cómo atraes a tipos de personas que necesitan de ti para sentirse mejor solo con tu presencia. Inevitablemente, después de estar con ellas sientes que has dado demasiado sin recibir nada de su parte.
• Observas a las personas: Observas cómo se sienten y cómo reaccionan, y aprendes no solo a predecir qué reacción tendrán en una situación dada, sino también a saber cómo piensan, cuáles son sus motivaciones y cómo sienten.
• Detectas las mentiras: Sabes perfectamente cuándo alguien dice la verdad y cuándo esconde algo. Sabes detectar de forma natural el lenguaje corporal y, dependiendo de cómo actúa una persona, sabes ver fácilmente si miente. A veces no sabes argumentarlo, pero sientes que algo no cuadra, que no es cierto lo que dicen. Eres consciente de la mentira y de la no autenticidad, y como consecuencia te cuesta confiar en los demás.
• Sensibilidad a la luz y al ruido: En espacios con luces blancas brillantes, con ruidos estridentes (por ejemplo, el del tráfico) o dominados por el caos, tu cuerpo entra en un estado de alerta. Puede que no te sientas tan a gusto en la ciudad y que prefieras los espacios abiertos y cerca de la naturaleza.
• Relación con la naturaleza: En los espacios naturales encuentras tu medicina. Te sientes en paz contigo mismo cuando estás en la montaña, la playa o el bosque. Tus sentidos se activan y tu paz interior se halla más presente en un ambiente natural.
• Preservas la armonía: De pequeño puede que hayas aprendido a evitar que los demás se sientan incómodos. Cuando percibes las necesidades de los demás tan claras como si fueran las tuyas, adquieres la responsabilidad de ayudarles a cubrirlas, muchas veces a costa de olvidarte de tus propias necesidades.
• Niegas quién eres para encajar: Aprendes a no decir la verdad o a esconder quién eres si para ello corres el riesgo de hacer sentir incomodidad a otros. Aunque quienes te rodean no hayan expresado claramente su disconformidad, solo por el hecho de sentir su incomodidad te cierras en ti mismo por el bien común.
Dado que cada persona es un mundo, puede que no te sientas identificado en todos y cada uno de los puntos. No hay un modelo único que defina la experiencia del empático y lo que significa sentir a nivel emocional, físico y mental. Así pues, utiliza lo que te sirva, descarta aquello con lo que no te sientas identificado y genera tu propia lista de los indicadores empáticos que ves en ti.
La noción científica de Persona Altamente Sensible (PAS) fue acuñada en la década de 1990 por la doctora en Psicología Elaine Aron y su marido el doctor Arthur Aron para describir a una persona que tiene una alta capacidad sensorial.
Las personas altamente sensibles se denominan así por tener un sistema nervioso más sensible y desarrollado que la mayoría. La consecuencia de un sistema nervioso sensible es una percepción sensorial mucho más amplia en todos los sentidos (olfato, tacto, gusto, oído y vista). La alta sensibilidad suele ser un rasgo hereditario, abarca a un 20% de la población y afecta a hombres y mujeres por igual.
Diversos estudios científicos4 de la doctora Aron han determinado cuáles son las características esenciales de las personas altamente sensibles. Puedes hacer el test oficial de PAS para averiguar si eres una Persona Altamente Sensible en la web de la citada investigadora.5 Para considerarse una persona PAS, hay que poseer los siguientes cuatro rasgos principales:
• Reflexión profunda acerca de la información sensorial percibida (conversaciones, sensaciones, estados de ánimo de los demás).
• Tendencia a sobreestimularse y/o saturarse.
• Fuerte emocionalidad debido a la gran empatía.
• Elevada sensibilidad a las sutilezas (lenguaje del cuerpo, tono de voz, energías de otras personas...).
La mayoría de las PAS:
• Se sienten afectados por las luces brillantes, los olores fuertes y los ruidos en general.
• Sienten desagrado ante las masas de gente y se ven abrumados por el exceso de trabajo y/o por tiempos apresurados en la realización de las tareas.
• Acostumbran a ser unos amantes de la naturaleza y las artes (pintura, teatro, música, baile, etc.).
• Sienten como suyo el dolor ajeno.
• Se sienten llamados a ayudar a los necesitados, siempre dispuestos a defender a otros y salvarlos de las injusticias.
Las PAS suelen presentar estas otras características comunes:
• Tendencia a ser perfeccionistas.
• Gran capacidad para amar y enamorarse.
• Umbral de dolor bajo, por lo que muchas veces se las confunde con personas hipocondriacas.
• Capacidad para detectar sutilezas en el ambiente.
• Dificultad para decir que no y/o mantener sus límites personales.
El concepto de Persona Altamente Sensible es una noción científica cuya validez ha sido probada por estudios centrados en las características de este tipo de personas.
El concepto de empático, en cambio, no pertenece al ámbito científico. Se utiliza la palabra empático para definir a aquellas personas que tienen la capacidad de percibir la energía de otras personas a su alrededor. La energía sutil de las personas es lo que se denomina prana en la tradición india o chi en la medicina tradicional china.
Se considera que los empáticos no solo perciben los cambios obvios de energía, sino también los sutiles. Un ejemplo de percepción de la energía sutil lo encontramos cuando, en un restaurante, empezamos a notar que hay una pareja discutiendo unas mesas más allá y nos va abrumando esa tensión. Otro ejemplo: en un atasco de tráfico, empezamos a sentirnos cansados energéticamente al percibir la frustración y la rabia de los conductores.
¿Sabías que...?
El cerebro y el corazón generan campos electromagnéticos; el más potente de nuestro cuerpo es el del corazón, sesenta veces más grande que el del cerebro.
Según el HeartMath Institute,6 estos campos electromagnéticos transmiten información sobre los pensamientos y emociones de las personas. De hecho, a través de un electrocardiograma es posible medir el campo electromagnético del corazón, y se ha comprobado que diferentes ritmos del corazón están asociados a las distintas emociones humanas. De ese modo, se puede saber si una persona está alegre o triste midiendo el ritmo cardiaco.
Sin embargo, la medición del ritmo del corazón y su variabilidad no queda reservada a los aparatos técnicos, sino que el cambio de presión, el ritmo del latido y la emoción pueden ser también percibidos por otras personas.
Los empáticos somos más sensibles a la información emocional y sensorial de los demás y tendemos a saturarnos por la enorme cantidad de información que procesamos diariamente. Somos lectores profesionales de corazones y podemos leer las emociones de los demás con facilidad.
Por su parte, el término empático ha sido utilizado de forma mística por algunos autores para otorgar otro peldaño de sensibilidad a situaciones o características que la ciencia aún no puede explicar.
Como ya hemos mencionado, el concepto de empático tiene varias vertientes. En este libro lo utilizaremos para definir a aquellas personas que tienen una gran capacidad de empatía física y energética.
Según la psiquiatra y empática Judith Orloff, los empáticos comparten todas las características de lo que la doctora Elaine Aron definió como personas altamente sensibles. Es más: a pesar de que el término empático no tiene respaldo científico, la doctora Judith Orloff describe que los empáticos van un poco más allá en el espectro de empatía que las PAS.
Según ella, los empáticos se caracterizan por tener la habilidad de sentir la energía sutil (llamada, como se ha apuntado, prana o chi en las tradiciones orientales). Las emociones y las sensaciones físicas están hechas de energía sutil, y según ella los empáticos son capaces de internalizar energéticamente los sentimientos y el dolor de otros.
¿Sabías que...?
Diferentes estudios científicos7 han comprobado que los humanos detectamos y copiamos el estado de ánimo de las personas que tenemos a nuestro alrededor.
La mayoría de las personas se contagian emocionalmente, pero en el caso del empático este contagio emocional es aún más fuerte. Por eso es importante rodearte de personas positivas y cuyas emociones no te importe que se te contagien.
Por lo demás, se puede ser una persona altamente sensible y empática a la vez. De hecho, muchas personas altamente sensibles son también empáticas.
A este respecto, la doctora Orloff8 coloca ambas denominaciones en una escala de empatía. Según ella, los empáticos estarían en el rango más alto, seguidos de las personas altamente sensibles; a continuación vendrían las personas con empatía, y por último los narcisistas, sociópatas o psicópatas, quienes muestran un déficit de empatía.

EJERCICIOS PARA PROGRESAR:Conforme te vayas adentrando en este libro, te darás cuenta de que las experiencias de los empáticos se hallan en un plano físico-energético. Ello significa que muchos de los problemas que experimentamos provienen del hecho de tomar energía de otras personas sin que seamos capaces de detectarlo ni de liberar toda esa carga.
Cuando la energía se queda estancada en nuestro cuerpo y en nuestra mente, podemos experimentar lo que se denominan enfermedades psicosomáticas, generadas por la acumulación de estrés tanto emocional como psicológico.
¿Eres un empático que está sometido a mucho estrés o tienes síntomas psicosomáticos? Intenta responder a las siguientes preguntas con un sí o un no.
• ¿Te sientes responsable de la felicidad de otras personas?
• ¿Te sientes cansado, mareado o te pones enfermo cuando caminas por lugares donde hay mucha gente?
• ¿Tienes ansiedad o te sientes deprimido?
• Cuando tienes ansiedad, ¿tienes tendencia a comer, ver la televisión, comprar compulsivamente, jugar a videojuegos o recurres a fumar u otras sustancias para calmarte?
• ¿A menudo tienes dolencias físicas tales como dolores de cabeza, migrañas y constipados?
• ¿Te sientes cansado la mayor parte del día?
• ¿Te cuesta dormir y/o te despiertas en medio de la noche?
• ¿Tienes mucha tensión muscular, sobre todo en el cuello, la espalda y los hombros?
• ¿Tiendes a rodearte de muchas pertenencias y desorganización o caos en tu casa (como pared protectora para aislar tu energía)?
• ¿Sientes que otras personas te utilizan o no te valoran?
• ¿Te cuesta diferenciar tus emociones de las emociones de otras personas?
• ¿Sientes que estás subido en una montaña rusa de emociones que interfieren en tu capacidad de ser feliz?
• ¿Sientes que todo el mundo descarga en ti sus preocupaciones?
• ¿Te sientes un bicho raro?
• ¿Tienes relaciones personales no satisfactorias, abusivas o tóxicas?
• ¿Estás siempre pensando en lo siguiente que debes hacer pero pocas veces tienes tu atención plena en lo que estás haciendo en ese momento?
• ¿Ocupas tu tiempo con listas interminables de cosas por hacer y no te has dado cuenta y has perdido la noción del tiempo?
• ¿Sientes que nunca tienes tiempo de hacer lo que de verdad necesitas?
• ¿Piensas que cuando pase algo concreto o tengas ese algo todo será perfecto?
• ¿Estás esperando que algo suceda para que tus problemas desaparezcan en vez de buscar las soluciones que hay a tu disposición?
• ¿Procrastinas las tareas que te generan una contradicción moral o de principios y las dejas para última hora?
Si has contestado que sí a la mayoría de preguntas, eres probablemente un empático en apuros que necesita guía y soporte.
Si has contestado una mezcla de sí y no, estás haciendo un buen trabajo en unas áreas pero necesitas ayuda en otras.
Si has contestado mayoritariamente que no a cada pregunta, felicidades. Has encontrado tu equilibrio y las estrategias que te funcionan, y este libro puede ayudarte a refinar técnicas y a conocer nuevos enfoques.
Si te sientes abrumado por uno o muchos de los temas que hemos tocado en las preguntas, no te preocupes. Sé cómo te sientes. Puede que estés inundado por olas de energía que alteran tu estado de ánimo y cuya naturaleza y funcionamiento aún no entiendes.
A lo largo del libro trataremos de que puedas encontrar el equilibrio y dar respuesta a estas preguntas mediante estrategias y consejos que, presentados de forma progresiva y con explicaciones prácticas, te ayudarán a encontrar tu libertad y a liberar este peso emocional que llevas a cuestas.
3 Véanse dos estudios científicos sobre las neuronas espejo en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/21229470 y https://greatergood.berkeley.edu/article/item/do_mirror_neurons_give_empathy
4 Véanse http://hsperson.com/research/published-articles/ y http://hsperson.com/research/measurement-scales-for-researchers/
6 Véanse https://www.heartmath.org/research/research-library/energetics/energetic-heart-bioelectromagnetic-communication-within-and-betweenpeople/ y https://www.heartmath.org/research/science-of-the-heart/heartbrain-communication/
7 Véanse, https://www.the-scientist.com/news-analysis/exploring-emotionalcontagion-33497 y https://www.canr.msu.edu/news/emotions_are_contagious_learn_what_science_and_research_has_to_say_about_it (Michigan University).
8 Judith Orloff, The Empath’s Survival Guide: Life Strategies for Sensitive People. Louisville (Co.), Sounds True, 2017.