LA FILOSOFÍA ANTIGUA

Hay muchas cosas misteriosas en el mundo,

pero ninguna tan misteriosa como el hombre.

SÓFOCLES

El hombre es un ser que conoce y progresa, que ama y sufre, que va a morir y que lo sabe. Por eso es también el único animal capaz de hacerse preguntas radicales sobre el sentido de su vida, sobre el origen del universo y la causa última de todo lo que existe. Preguntas tan difíciles de responder como de evitar, pues somos arqueros que necesariamente apuntan al blanco de sus vidas. Cuando esa reflexión se hace a fondo —como sucedió por primera vez en Grecia—, surge la filosofía y se plantean un puñado de problemas esenciales:

PROBLEMAS SOBRE LA REALIDAD

• El origen y las claves del universo (Cosmología).

• Los principios del ser (Metafísica).

• El análisis de la condición humana (Antropología y Psicología).

• La existencia y la naturaleza de Dios (Teología natural).

PROBLEMAS SOBRE EL CONOCIMIENTO

• Nuestra posibilidad de conocer verdades y hacer ciencia (Teoría del conocimiento).

PROBLEMAS SOBRE LA ACCIÓN HUMANA

• La distinción entre el bien y el mal en la conducta humana (Ética).

• Los criterios para organizar una sociedad justa (Política).

Así, la historia de la filosofía es un debate, de más de dos mil años, entre pensadores que han tratado unos pocos problemas fundamentales, comunes a todas las épocas.

Contexto histórico de la filosofía antigua

Integran la filosofía antigua dos grandes épocas: la filosofía en Grecia (siglos VI a I a. C.) y la filosofía en el Imperio romano (siglos I a V d. C.).

LA FILOSOFÍA GRIEGA

La filosofía en Grecia se desarrolla en los tres periodos que forman la Grecia antigua: arcaico, clásico y helenístico.

Periodo arcaico. Los primeros filósofos occidentales, los presocráticos, vivieron en la Grecia arcaica, en los siglos VII y VI a. C. Era la época de la segunda colonización griega del Mediterráneo, cuando se fundan nuevas polis no sólo en las primeras zonas de asentamiento —Grecia, Asia Menor, islas del Egeo—, sino también en las costas de las penínsulas Itálica e Ibérica, de Egipto y del mar Negro. Así se lograba la máxima expansión de la civilización griega.

La ciudad más importante de toda esa constelación urbana es Mileto, en la costa de Asia Menor. En ella nace la filosofía occidental, asociada a tres nombres precisos: Tales, Anaximandro y Anaxímenes. Mileto quiso independizarse del Imperio Persa y fue destruida en el 495 a. C. Esa fecha marca el paso del periodo arcaico al clásico, y el traslado de la filosofía a Italia, donde destacaron Pitágoras y Parménides, Zenón de Elea y Empédocles, Anaxágoras, Leucipo y Demócrito.

La filosofía nace en la polis, ciudad-estado que se caracteriza por su autogobierno y su independencia política y económica. Las polis conocen un primer gobierno monárquico, que da paso al aristocrático cuando la nobleza terrateniente y la casta de guerreros derrocan a los reyes. Con el auge económico de la segunda colonización, los ciudadanos libres reclaman su participación política. Logran así que las leyes queden fijadas por escrito, y una participación directa que da origen a la democracia.

Periodo clásico. Con la democracia entramos en el periodo clásico (siglos V y IV a. C.), al que pertenecen los grandes filósofos griegos: Sócrates, Platón y Aristóteles. La evolución política, desde el sometimiento a la voluntad arbitraria del gobernante hasta el autogobierno democrático, tiene una enorme trascendencia histórica. Hegel señaló que la libertad política trajo consigo la libertad de pensamiento e hizo posible una explicación racional, desligada de la mitología.

Tras la destrucción de Mileto, los persas declaran la guerra a las ciudades griegas que habían apoyado a la ciudad vencida. Estallan así las guerras médicas, un conflicto que se prolonga durante veinte años, entre el 500 y el 479 a. C. La victoria griega evita la disolución política y cultural de los helenos. El siglo V a. C., que empezó con una guerra entre griegos y persas, terminará con otra de carácter interno. La rivalidad entre Atenas y Esparta, las dos ciudades griegas más importantes, dará lugar a la guerra del Peloponeso. Este enfrentamiento fratricida, que teñirá las tres últimas décadas del siglo, supondrá el debilitamiento general de los griegos y su conquista por los macedonios.

Periodo helenístico. A mediados del siglo IV a. C., Filipo de Macedonia ha conquistado e integrado en su imperio a Grecia. Su hijo Alejandro Magno conquistará Asia Menor, Egipto y Persia. Esta etapa macedónica de la historia griega se conoce como periodo helenístico, y en él encontramos tres importantes escuelas filosóficas: estoicos, epicúreos y escépticos. Dos siglos más tarde, Roma derrota a Macedonia y se convierte en la primera potencia de Occidente. Ahí morirá la autonomía política de las polis, al tiempo que la extensión de Roma difunde la cultura griega por los tres continentes que se asoman al Mediterráneo.

La estructura social de las polis griegas venía dada por la desigualdad entre unas clases con derechos políticos y otras privadas de ellos. Tienen derechos los ciudadanos libres y la aristocracia. Carecen de derechos los esclavos, las mujeres y los extranjeros, y ello hace que la democracia griega sea restringida. Los primeros filósofos gozaron de libertad, riquezas y derechos políticos. Esa situación les permitió la posibilidad de viajar, conocer, comparar, y el ocio necesario para pensar. La democracia coincide con el apogeo de la economía griega, de carácter urbano, comercial, artesanal y monetario. Atenas será, en los años centrales del siglo V a. C., el centro económico más importante del Mediterráneo. En esos años llevará las riendas de su política Pericles, uno de los gobernantes más prudentes de la historia de Grecia.

La antigua Grecia tuvo una cultura homogénea: todos los griegos hablaban la misma lengua, adoraban a los mismos dioses, asumían la mitología de Homero y Hesíodo, celebraban los Juegos Olímpicos y se unían frente a enemigos comunes. La religión griega es politeísta y mitológica. Los mitos son relatos fantásticos que narran hazañas de dioses y héroes. Con ellos se explican fenómenos naturales, se aporta un elemento eficaz de cohesión social, se responde a los grandes interrogantes sobre el origen y el destino humanos, se vincula la vida y la historia a la voluntad de los dioses.

Con la aparición de la filosofía se inicia en Grecia un proceso de sustitución del mito por el logos. Los filósofos prefieren apoyarse en su experiencia y su razón, y dejan de lado el recurso simplista a los dioses. Aunque en los primeros filósofos pervivieron elementos míticos, la filosofía se presenta como una explicación racional, no mitológica. Una explicación que desea aportar causas verificables y leyes regulares de los procesos naturales. Esto exigía ir de las apariencias a las esencias, de los sentidos a la razón.

Conviene precisar que la distinción entre mito y logos no delimita, sin más, las áreas de la ignorancia y de la verdad. Si el mito es ficticio en sus recursos literarios, el fondo de lo que aspira a desvelar es la misma condición humana. Por ello, los mitos de Prometeo y Cronos, de Eros y Narciso, de Sísifo y Pandora, pueden ser esencialmente verdaderos. Platón consideró el mito como un modo literario de expresar ciertas verdades que escapan al razonamiento y a la experiencia. De hecho, apreciamos un inestimable fondo de verdad en los análisis de la condición humana que el filósofo ateniense lleva a cabo en los bellísimos mitos de la caverna y del carro alado.

LA FILOSOFÍA DURANTE EL IMPERIO ROMANO

Roma impone su hegemonía en el mundo mediterráneo desde el siglo I a. C. hasta el V d. C. En el año 476 cae el Imperio romano de Occidente. Esa fecha marca el fin de la Edad Antigua y el comienzo de la Edad Media. Después de haber sido monárquica y republicana, Roma adopta en el siglo I a. C. la forma política de imperio. Desde el punto de vista social, el rasgo más relevante es la esclavitud, semejante a la griega.

Los filósofos romanos más importantes pertenecen a la tradición de las grandes escuelas griegas. En la estoica encontramos a Séneca, Epicteto y Marco Aurelio. Entre los neoplatónicos destacan Plotino y Proclo. Entre los aristotélicos, Andrónico de Rodas. Entre los epicúreos, el poeta Lucrecio. Durante el gobierno de Octavio Augusto, primer emperador romano, nace un judío que partirá la cronología de la humanidad en dos: Jesucristo. Sin ser una filosofía, su doctrina marca el giro más radical que ha conocido la historia del pensamiento humano. Esa revolución intelectual comienza en la primera línea del Génesis, pues la noción de creación es completamente ajena al pensamiento grecorromano. Los filósofos cristianos, entre los que destacan san Justino, san Ireneo, Clemente de Alejandría, Tertuliano y san Agustín, razonan también el monoteísmo y la providencia, la inmortalidad del alma y la igualdad esencial de todos los hombres.

Los problemas de la filosofía antigua: soluciones

AL PROBLEMA COSMOLÓGICO

Materialismo monista. Toda la realidad procede de un solo elemento material, arjé o esencia que se transforma a través de cambios físicos sustanciales. Así pensaron Tales (el agua), Anaximandro (el apeiron o lo indeterminado), Anaxímenes (el aire) o Heráclito (el fuego).

Materialismo pluralista. Toda la realidad procede de varios elementos materiales que se combinan entre sí. Empédocles habla de cuatro elementos eternos y materiales: la tierra, el aire, el agua y el fuego. En Anaxágoras, una Inteligencia ordenadora o Nous habría ordenado a las infinitas homeomerías de todas las cosas. Para Leucipo y Demócrito, una infinidad de átomos, combinados al azar, ha dado lugar a todas las realidades del mundo.

Formalismo. En la configuración de un cosmos material interviene un principio formal. En Platón, un Demiurgo o artífice divino que toma como modelo el mundo de las ideas. En Aristóteles, todo lo mueve un primer motor inmóvil, forma pura.

AL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

— Para Parménides, la razón alcanza la verdad, y ese conocimiento es incompatible con los sentidos. El método de la ciencia es la lógica, y la metafísica es la ciencia por excelencia.

— Para Sócrates, la verdad es difícil de alcanzar, y serán más fiables aquellas que hayan sido dialogadas y discutidas. El método de la ciencia es la dialéctica entendida como el diálogo inteligente.

— Para Platón, el conocimiento humano verdadero se obtiene por reminiscencia de las Ideas. El método de la ciencia y la ciencia por excelencia es la dialéctica: ascensión racional hasta la contemplación de las Ideas.

— Para Aristóteles, el conocimiento se inicia en la experiencia sensible y se obtiene por posterior abstracción de las esencias. El método de la ciencia es la inducción sensible y la abstracción. Las ciencias posibles son la física, las matemáticas y la metafísica.

Protágoras es relativista: el conocimiento deriva de la experiencia individual, que hace imposible una verdad única. En tal planteamiento no es posible la ciencia.

Gorgias y Pirrón sostienen un escepticismo radical: no podemos llegar a conocer la verdad, y no es posible la ciencia.

AL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO

Respuesta materialista. Demócrito y Epicuro afirman que el ser humano es un mero cuerpo mortal como el resto de los seres naturales.

Respuesta espiritualista. Pitágoras, Sócrates y Platón piensan que el ser humano es un compuesto de alma espiritual inmortal y cuerpo material mortal.

Respuesta hilemórfica. Aristóteles sostiene que el ser humano es un animal racional, con un alma que se define como forma sustancial del cuerpo vivo. Cuerpo y alma desaparecen con la muerte.

AL PROBLEMA ÉTICO

Para la ética antigua, el bien y el mal se definen por su relación con la felicidad. Los sofistas defenderán el convencionalismo moral: lo bueno y lo malo dependerá de lo que se establezca en cada sociedad como bueno y malo. Así, la ética será relativa a cada época o cultura. Frente a este relativismo moral, las soluciones naturalistas consideran que el criterio de lo bueno y lo malo es común para todos y puede establecerse de un modo objetivo, apelando a la naturaleza humana o a la conciencia moral. A la conciencia apela Sócrates. A la naturaleza apelan:

El hedonismo de cirenaicos y epicúreos, que ponen la felicidad en el placer.

Platón, que concibe la felicidad como armonía.

Aristóteles, que concibe la felicidad como virtud.

Los estoicos, que buscan la virtud y la aceptación del destino.

Los cínicos, que buscan la sobriedad y la vida natural.

AL PROBLEMA POLÍTICO

Las soluciones naturalistas creen que hay un modo óptimo de organización política.

Platón la concibe como armonía entre las clases sociales bajo el gobieno de filósofos.

Aristóteles propone un régimen mixto, somentido a una Constitución: democrático en las instituciones, aristocrático en una minoría rectora, y monárquico en el poder supremo.

Los estoicos proponen una monarquía universal. Todos somos ciudadanos del mundo, y el mejor sistema de gobierno será el de uno solo sobre todos.

Las soluciones convencionalistas piensan que el mejor gobierno y la mejor sociedad han de derivar del acuerdo de los ciudadanos.

En la democracia, son los ciudadanos quienes deciden qué es bueno o malo para la polis.

El utilitarismo político de Epicuro usará un criterio pagmático y aceptará como buena la forma de gobierno que logre la convivencia pacífica de todos.

Importancia e influencia de la filosofía antigua

Al preguntarse por la naturaleza y poner a prueba el alcance del conocimiento humano, los presocráticos hacen filosofía y establecen, al mismo tiempo, las bases de las ciencias empíricas: física, química, astronomía...

Si es cierto que algunos sofistas, al introducir el escepticismo y el relativismo, abren la puerta a cierto inmoralismo, otros son los primeros en criticar la esclavitud y fundar la filosofía del derecho y de la religión.

Sócrates es el primer pensador que examina el misterio de la muerte de forma serena y profunda, y que aporta razones sobre la inmortalidad. Al preguntarse por el hombre y su conducta libre, Platón y Aristóteles son los primeros en elaborar, de forma sistemática, un pensamiento ético y político. La influencia del estoicismo llega hasta nuestros días con su propuesta de moderación y autodominio. También llega el epicureísmo, con sus tesis materialistas sobre el hombre y el mundo.

La perspectiva cristiana aporta cuatro ideas de incalculables consecuencias: la fratenidad universal, la dignidad inviolable de la persona, la igualdad esencial de todos los seres humanos y la libertad de conciencia. Enriquecida con ideas del pensamiento griego y romano, y con independencia de la traición histórica de algunos cristianos a sus propios principios, la filosofía cristiana ha configurado decisivamente la cultura occidental.