La moda
pasa de moda

Que la moda es aquello que pasa de moda lo dijo Jean Cocteau. Yo creo que te quita personalidad, es un error pensar que te la da. Mis diseños nunca han estado de moda. Y quizá tampoco han pasado de moda.

El legado de mi madre fue vacunarnos a todos los hermanos contra el consumismo salvaje. Yo ahora compro más cosas que antes, como todo el mundo. No suelo comprar algo que no necesite y nunca he dejado de usar algo que haya comprado. Los trajes me duran más de veinte años. He heredado americanas, corbatas y muchas otras cosas. Creo que lo bueno se usa muchas veces. Siempre que compro algo acabo necesitándolo.

Con todo, me gusta mucho ir bien vestido. El otro día me vi anticuado con una americana que heredé de no sé quién. La llevé a un sastre a «arreglar», uno de esos que por suerte han vuelto a abrir sus negocios, y le pedí que me la acortara un poco. Digamos que no es exactamente seguir las modas. Más bien actualizo un poco las cosas. Pero me alegra que vuelvan a existir estos profesionales de los «arreglos», que se recuperen algunos oficios, porque la gente demanda sus servicios. Yo tengo tendencia a transformar en útil todo lo que poseo. Esos cambios de la sociedad y esas repercusiones en el mantenimiento de los oficios me hacen ser optimista.

 

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Sentado en la mesa de cristal que diseñé para mi hermano José Luis en 1962. Él quería una mesa que permitiera ver la alfombra. Esta mesa la comercializó Gres.

 

Las compras son una cuestión de educación y, sin ponernos solemnes, de ética. No tiene ningún sentido que las personas consuman al ritmo enloquecido de la moda. Afecta cada vez a más ámbitos de la producción industrial. Es eso lo que conduce a comprar cosas sin plantearnos si las necesitamos. Sin embargo, nos aseguran que ese es el futuro, el motor económico, el sistema de vida.

Creo que deberíamos preguntarnos por los efectos de esa compra continua en el planeta, en nuestros valores, en nuestro cerebro, en nuestra manera de relacionarnos, en nuestras prioridades y en nuestra forma de vivir la vida. Tras la vacuna de austeridad que recibimos en nuestra casa, me cuesta mucho pagar por una cosa más de lo que considero que vale. Debo entender su valor.

En cuestiones de vestir, compro poco pero bueno, y siempre durante las rebajas.