Capítulo II

El mitin en la Segunda República y en la etapa de guerra civil

Con la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1931 se inicia en España una nueva etapa de intensa actividad política en la que aparecen líderes que destacan como grandes oradores. No existe publicación alguna, o al menos no ha sido posible localizarla, en la que se describa como eran los mítines durante la Segunda República. Sin embargo, sí se puede afirmar, por las referencias aparecidas en la prensa de la época —y por supuesto por fotografías publicadas en los periódicos— que los escenarios de los grandes mítines eran las plazas de toros, plazas públicas, campos de fútbol y otros recintos al aire libre. Pero los partidos también organizaban actos más minoritarios en cines y teatros, algunos de ellos de gran importancia por los políticos que intervenían o por los hechos que motivaban la reunión. De hecho, el uso de los cines para la celebración de mítines se convertía en noticia al existir en esos años una cierta paralización de la industria cinematográfica.1 Entre los políticos que pronunciaron discursos en este tipo de locales deben señalarse a Manuel Azaña, Francisco Largo Caballero, Indalecio Prieto y José Antonio Primo de Rivera, entre otros. Cabe citar como una excepción a la carencia documental relativa a los mítines en esta etapa de la historia de España, el trabajo del historiador malagueño Elías de Mateo Avilés, que con el título El lenguaje político español durante la Segunda República2 realiza un interesante recorrido por las intervenciones públicas de los principales oradores de esta etapa histórica.

Esta falta de bibliografía sobre los mítines explica y justifica el recurso a realizar un seguimiento de la actividad discursiva de los principales líderes de estos años convulsos de la historia de España. Algunos fueron miembros de los gobiernos de la República, otros eran dirigentes de los partidos de la oposición, pero todos ellos dejaron su huella en estos cinco años que precedieron a la Guerra Civil. Aunque la etapa histórica que se aborda en este capítulo es la Segunda República y la Guerra Civil, se hará referencia en algunos casos a actos celebrados con anterioridad a la proclamación de la República. Un dato que debe destacarse es que la influencia o la efectividad propagandística de estos eventos se limitaba a las personas que asistían a los mítines, en su mayoría militantes o simpatizantes del partido que organizaba el acto. Los medios de comunicación, prensa y radio tan solo informaban de la celebración del mitin haciendo referencia a los políticos que intervenían y a los temas abordados en sus discursos. Por otra parte, debe tenerse en cuenta que el colectivo de ciudadanos que accedía a los medios de comunicación que existían en esta etapa histórica era reducido. Coincide también en este sentido el historiador Julián Casanova:

«Julián Casanova destaca la importancia del mitin en un momento en el que los medios de comunicación son menos potentes que en la actualidad. Se juega con la escenografía, esencial para persuadir a las masas, afirma. La radio, el nuevo medio, también jugó un papel muy importante en la difusión de las ideas republicanas. Por ejemplo, la proclamación del nuevo orden institucional se hizo desde la Puerta del Sol de Madrid, pero llegó a toda España a través de las ondas.

Casanova considera que el modelo de la oratoria republicana, que constituyó una nueva forma de hacer llegar el mensaje, se compone de “tres ejes”. El político convence de su honradez pese a enfrentarse a estructuras corruptas. Hace ver a las masas que su discurso tiene un planteamiento moral, apunta. Otro factor importante, según Casanova, es la capacidad movilizadora del dirigente, sin la cual el republicanismo no hubiera llegado a ninguna parte. Por último, asegura que los políticos republicanos creían en la fuerza del Parlamento y trataban de explicar la idea de la República para defenderla en las Cortes» (Adúriz, 2009).

En cualquier caso, debe destacarse que la afluencia de público a los mítines de los grandes oradores era masiva y, por tanto, a pesar de las limitaciones de los medios de comunicación, sus discursos influían en la decisión de voto de los ciudadanos.

Otro dato que debe tenerse en cuenta con relación a los mítines de esta etapa histórica, es que en ocasiones se celebraban grandes eventos en los que intervenían políticos de diferentes partidos. Un buen ejemplo de este tipo de mítines es el que tuvo lugar en la plaza de toros de Madrid el 28 de septiembre de 1930, que con el lema «Solidaridad Republicana» contó con la participación de los principales líderes de los partidos republicanos.

1. Pablo Iglesias

Aunque la figura de Pablo Iglesias es anterior a la etapa histórica de la que se ocupa este capítulo, parece imprescindible citarla como punto de partida de este recorrido por los grandes políticos y oradores de la primera mitad del siglo XX en España. Pablo Iglesias ha pasado a la historia como fundador del Partido Socialista Obrero Español el 2 de mayo de 1879. Aunque sin duda en su dilatada trayectoria intervendría como orador en numerosos actos públicos, debe mencionarse un mitin celebrado en Motril el 18 de octubre de 1914 y al que acudió invitado por su amigo Manuel Yudes, líder obrero que fundó la Agrupación Socialista de Granada. El mitin se celebró al aire libre y, según las informaciones de la época, contó con la asistencia de unas 5.000 personas, a pesar de coincidir con una novillada.3 En su discurso recurrió a una fina ironía:

«Motrileros yo no conozco este pueblo, pero por las noticias que tengo parece que hay algo de tirantez entre obreros y patronos. Eso no debe existir, pues si los patronos y gente acomodada de este pueblo siguen por ese camino, cada vez se ahondarán más las diferencias, y tened en cuenta que quien siembra vientos recoge tempestades.»

Estas palabras hicieron reaccionar al público asistente al acto con una ovación delirante que duró 15 minutos. Debe destacarse que en esta etapa de la historia de España los mítines atraían a numeroso público, pero no solo por afinidad ideológica con el líder político que intervenía en el acto, sino por la fama y la valía que tuviera como orador. En relación con el liderazgo de Pablo Iglesias y con el papel que ejerció en estos primeros años de existencia del Partido Socialista, es interesante recuperar una serie de consejos4 que dio, en una reunión celebrada en el Centro Obrero de Madrid en enero de 1903, a obreros que tuvieran que dar mítines. Estos consejos, como veremos, estarían hoy plenamente vigentes porque se refieren al contenido y las características del discurso y no a las estrategias en relación con los medios de comunicación para difundir los mensajes políticos. Se recogen a continuación algunos de estos consejos del histórico líder socialista:

La primera cuestión que debía tener en cuenta el orador era conocer el público al que se iba a dirigir, porque no era igual una audiencia de una gran localidad que la de un pueblo pequeño, por lo que el lenguaje no podía ser igual.

Pablo Iglesias consideraba que había que estar muy seguro de lo que se afirmaba y en su demostración consiguiente para ser creíble.

Recomendaba el uso de citas históricas, pero siempre y cuando se usaran con propiedad.

El objetivo de un orador obrero debe ser convencer, no entusiasmar, porque el entusiasmo solamente vale para tareas breves, y los socialistas buscaban obras largas, es decir, a medio y largo plazo, y para eso había que estar muy convencido.

Pablo Iglesias aconsejaba que no se hicieran discursos muy largos. El valor de lo que se decía debía residir en las ideas y en las demostraciones.

También señalaba los problemas que se podían generar cuando se aprendían de memoria fragmentos de textos de artículos o folletos para recitarlos, consideraba que era preferible ser original.

En los mítines de carácter sindical había que hablar de lo concerniente a cada oficio o profesión.

De los mítines o actos en los que intervino Pablo Iglesias como orador, hay que hacer referencia al que se celebró el 23 de noviembre de 1910 en el Teatro Barbieri de Madrid. Se trató de un encuentro muy peculiar organizado por la Agrupación Femenina Socialista de Madrid enmarcado en la campaña contra la guerra de Marruecos. El acto, que supuso un claro enfrentamiento contra la prohibición gubernamental de que las mujeres se pronunciaran en público contra la guerra, estuvo protagonizado por destacadas líderes socialistas, entre las que estaban Ana Posada, Carmen Jordán, que habló en nombre de la Sociedad de Modistas, Francisca Vega, bordadora y activa sindicalista, y Virginia González, una de las mujeres socialistas más intensas y luego comunista desde los inicios del nuevo partido. Pablo Iglesias cerró las intervenciones de los oradores, como era habitual cuando participaba en un mitin. El padre del socialismo español interpretó las guerras en clave de lucha de clases. «La burguesía no solamente explotaba al proletariado, sino que también lo utilizaba para combatir a otras burguesías» (Montagut, 2017). Debe hacerse en este punto un breve apunte para destacar que el criterio sobre el orden en el que intervienen los oradores en un mitin, por el que se reserva el último lugar para el líder más importante, se mantiene en la actualidad.

2. Alejandro Lerroux

Fundador y líder del Partido Republicano Radical, Alejandro Lerroux tuvo una intensa actividad política durante la Segunda República, etapa en la que fue presidente del Consejo de Ministros en varias ocasiones. Lerroux era conocido por su retórica demagógica y su discurso obrerista y anticlerical. Entre sus intervenciones públicas, tanto en recintos cerrados como al aire libre, destacan las siguientes.

Llama la atención un mitin de Alejandro Lerroux en el gaditano Parque Genovés el 25 de abril de 1911. Al acto acudió una numerosa multitud que llenó por completo el teatro del parque. En su discurso Lerroux afirmó que los republicanos aspiraban a gobernar en un plazo muy corto, pero que para conseguirlo había que declarar la guerra sin cuartel a la Monarquía. El líder republicano realizó además un duro ataque a la derecha conservadora y a la izquierda radical.

El 27 de mayo de 1917 también al aire libre, pero en un escenario bien distinto, la plaza de toros de Madrid,5 tuvo lugar un mitin republicano en el que intervino Lerroux junto con otros importantes oradores entre los que figuraba Miguel de Unamuno. Se calcula que asistieron unas 20.000 personas procedentes de varias provincias que superaron el aforo de 18.000 espectadores previsto para este recinto. Las puertas del coso taurino se abrieron dos horas antes de que empezara el mitin y los primeros espectadores ocuparon los sitios más próximos a la tribuna de oradores ya que no había altavoces. Un dato curioso es que a pesar de que el mitin era legal, se sabía que había policías de paisano entre el público (Villar, 2017). Arturo Villar, presidente del Colectivo Republicano Tercer Milenio, escribe una singular crónica de este mitin en la que hace una detallada descripción tanto del ambiente en las gradas como de las intervenciones de los oradores. De Miguel de Unamuno, que participó en este acto, dijo que su oratoria era «fogosa e imparable. Se mostró partidario de la intervención de España en la guerra, no con el ejército, que ya resultaría tardío, sino con otros medios». Alejandro Lerroux fue el último en intervenir y con su discurso provocó la polémica en las gradas, al mostrarse en contra de la neutralidad de España en el conflicto mundial que se vivía en ese momento. Lerroux considerada intolerable que un gobernante, sin consultar al pueblo ni al Parlamento, proclamase la neutralidad del país. Su discurso fue interrumpido por grandes vivas a la República, pero también provocó enfrentamientos entre seguidores y detractores del planteamiento de Lerroux. Sus últimas palabras provocaron interminables aplausos que se mezclaron con vivas a la República.6

Algo que llama la atención en este mitin es que intervenían líderes de diferentes partidos, aunque todos ellos eran republicanos. Este tipo de mítines multipartidistas eran frecuentes en esta etapa previa a la proclamación de la Segunda República, e incluso en los años previos a la Guerra Civil. Hoy día sería insólito que intervinieran líderes de diferentes partidos en un mismo mitin. Otro dato que debe señalarse de este evento es que se completó todo el aforo y hubo gente que no pudo entrar. Como veremos más adelante cuando abordemos los mítines actuales, llenar los locales donde se producen este tipo de actos políticos es todo un reto para los partidos, que pocas veces lo logran, especialmente cuando se trata de una plaza de toros. Debe anotarse también que, en esta etapa de la historia de España, la gente acudía a los mítines no solo por afinidad política con los líderes que intervenían, sino también atraídos por su prestigio como oradores.

3. Niceto Alcalá-Zamora

Niceto Alcalá-Zamora, dirigente de Derecha Liberal Republi­cana, fue presidente del Gobierno Provisional de la República y destacó en toda su trayectoria política como un brillante orador. Uno de sus discursos más importantes fue el que pronunció el 13 de abril de 1930 en el teatro Apolo de Valencia. En este acto Alcalá-Zamora se posicionó en contra de la Monarquía y a favor de la República, y lo hizo de una forma clara: «No estoy fuera de la Monarquía sino frente a ella».

Aunque el evento fue difundido por los periódicos de la época como una conferencia, en realidad fue un mitin. De hecho, al líder republicano le recibieron sus seguidores con un clamoroso aplauso y su discurso fue interrumpido varias veces con grandes ovaciones. Otro dato curioso de este mitin, que recoge el periódico La Vanguardia, es que solo se podía asistir con «rigurosa invitación»:

«En el teatro Apolo pronunció un discurso político el señor Alcalá-Zamora. El teatro estaba completamente lleno, entrándose en la sala por rigurosa invitación. El día antes llegaron algunas comisiones andaluzas para escuchar al orador. Las invitaciones eran buscadísimas, habiéndose quedado mucha gente sin ellas. Comenzó el discurso el señor Alcalá-Zamora diciendo que la razón de haber elegido a Valencia para su conferencia estaba en el hecho de ser esta ciudad cuna de la Libertad y haberse desarrollado en ella recientemente un acto de rebeldía contra la Dictadura» (La Vanguardia, 15/4/1930).

Alcalá-Zamora intervino el 28 de septiembre de 1930 junto con otros oradores en un importante mitin que, con el lema «Solidaridad Republicana», congregó en la plaza de toros de Madrid a más de 20.000 personas. El diario ABC ofrece sobre este evento una completa información en la que incluye un editorial y la crónica periodística. Por su interés resulta adecuado recoger aquí fragmentos tanto del editorial como de la crónica del mitin. Llama la atención —y es de agradecer— que la crónica dé datos sobre los medios «técnicos» utilizados y sobre la propia organización del mitin:

«Los oradores del mitin de Solidaridad Republicana, celebrado en la mañana de anteayer en la plaza de toros de Madrid, hablaron desde la meseta del toril, ante un micrófono que correspondía con seis potentes altavoces. Sobre la presidencia, ocupada por el Sr. Giralt, el delegado de la autoridad, Sr. Ortiz, y personalidades caracterizadas de los partidos republicanos, entre ellas los Sres. Maura (D. Miguel y D. Manuel), Albornoz, Moreno Mendoza, Tejero Galarza, Darío Pérez, Gómez Chaix, Almansa, Salmerón, Castro Centeno y Ortega Gasset, se extendía un gran toldo. En los antepechos de los palcos lucían las banderas de los centros regionales y provinciales, y en distintos lugares letreros con los nombres de las ciudades y pueblos representados en el acto. En el anillo fueron colocadas 5.000 sillas y, ante la presidencia, ocho grandes mesas para los periodistas de Madrid y provincias. Quinientos delegados, que ostentaban el brazal del servicio, se hallaban encargados de la vigilancia en las puertas, en la arena y en las dependencias de la plaza, y con orden perfecto, colocaron a los asistentes al mitin. No se permitió, por los delegados, la permanencia entre barreras, ni la formación de grupos en pie, ni la estancia en los pasillos interiores. Todas las localidades y las sillas del ruedo se ocuparon» (ABC, 30/09/1930).

Resulta especialmente interesante la información que facilita la crónica de ABC sobre la megafonía utilizada en el mitin, así como la referencia a la ubicación de los periodistas que cubrían la información del evento. El editorial, por su parte, alude al orden y tranquilidad que hubo en el mitin a pesar de que había previsiones de que se desencadenarían incidentes:

«El mitin republicano del domingo en la plaza de toros tuvo concurrencia mucho más numerosa que la de otros mítines recientes celebrados para la misma propaganda en algunos cines y en el Ateneo de Madrid. Había más elementos utilizables para producir los incidentes y las tentativas de revuelta que han acompañado a las demostraciones antimonárquicas después de la Dictadura. Pero los que temieran el desorden estarán tranquilos, y defraudados los que lo deseaban, aunque no pocos de estos aplauden la sensatez de la jornada como aplaudieron antes las violencias de Madrid y últimamente los desmanes de Galicia» (ABC, 30/09/1930).

Este orden y perfecta organización del mitin no impidió, sin embargo, el procesamiento de los oradores que intervinieron en el evento. Así lo recoge una información del periódico La Vanguardia:

«El fiscal de S. M. ha encontrado delictivitos los discursos pronunciados el domingo en la plaza de toros de Madrid por los oradores de la Solidaridad Republicana y, con la sola excepción del doctor Cárceles, ha pedido el juez que se procese a todos estos, que son los señores Abad Conde, Marco Miranda, Martínez Barrios, Marcelino Domingo, Azaña, Alcalá-Zamora y Lerroux. De la defensa del señor Alcalá-Zamora se encargará el señor Ossorio y Gallardo» (La Vanguardia, 3/10/1930).

Pero sin duda uno de los mítines más importantes en los que intervino Alcalá-Zamora fue el celebrado el 27 de septiembre de 1931 en la plaza de toros de Las Ventas. El acto estaba previsto para presentar al Gobierno Provisional y contó con los discursos de varios ministros, entre ellos Indalecio Prieto, Alejandro Lerroux, Manuel Azaña, Marcelino Domingo y Diego Martínez Barrio.

4. Manuel Azaña

El historiador Santos Juliá, autor del libro biográfico Vida y tiempo de Manuel Azaña, considera a Manuel Azaña como el mejor orador del siglo XX. Azaña intervino en numerosos mítines y sus discursos dejaron huella. De sus intervenciones públicas destaca «Paz, piedad y perdón», una histórica alocución pronunciada en el ayuntamiento de Barcelona el 18 de julio de 1938, en la que el entonces presidente de la República realizó un llamamiento a la reconciliación y preparó a la opinión pública para lograr una mediación internacional y no prolongar la guerra.

Desde la óptica de la comunicación política resulta interesante la apreciación del asesor de Comunicación, Antoni Gutiérrez-Rubí, quien destaca, de forma general, la capacidad oratoria de los políticos de la República y en especial la de Manuel Azaña:

«Eran personas cultivadas desde el punto de vista literario, que además eran bastante poéticos, ya que conocían la poesía y el teatro, ambos artes muy importantes de la oratoria política del momento. Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de Comunicación, se sorprende de la capacidad para hacer discursos memorables de los políticos republicanos. La “excepcional memoria” de los oradores de la época les permitía estar enardeciendo a sus bases dando a la vez muestras de una capacidad de retención y de improvisación muy importante… Azaña tenía todas las cualidades y calidades de un orador excepcional. Conocía numerosos recursos literarios y hacía gala de una excepcional capacidad para dibujar la palabra en su discurso» (Adúriz, 2009).

Sin duda, el mitin más reseñable de Manuel Azaña fue el que se celebró en el campo de Comillas del madrileño barrio de Carabanchel el 20 de octubre de 1935. Las crónicas de la época cifran en cerca de 500.000 personas, procedentes de toda España, las asistentes al acto. Sin embargo, un vídeo del archivo histórico de TVE7 menciona un aforo de 300.000 personas. En cualquier caso, hablamos de un número de asistentes insólito en la política actual. Este mitin tuvo lugar al aire libre en un amplio recinto que requirió obras de adaptación: se instalaron bancos de madera y una amplia red de megafonía para que todos los asistentes —incluso los más alejados del escenario— pudieran oír el discurso de Azaña, que duró tres horas y en el que formuló su programa de gobierno, del que forma parte el fragmento siguiente:

«Los futuros gobiernos republicanos tendrán que hacer una obra de reparaciones legislativas y de orden moral y personal, poniendo otra vez en vigor los organismos, los cuerpos y estatutos que las Cortes han destruido. En nombre de todos nosotros abrimos los brazos de la fraternidad hispana y republicana al pueblo catalán, distante y sojuzgado. Respecto a la enseñanza no nos cumple más que aplicar las leyes votadas por las Cortes y proseguir la política iniciada hace tres años. En la legislación social restablecemos toda la obra legislativa de la República. Hemos de atender, de una manera especial a la organización, de arriba abajo de la Justicia. Ponemos en primer plano la política agraria porque estimamos que la reforma agraria es la columna vertebral del régimen» (Díaz-Plaja, 1964, págs. 215-217).

Un dato curioso es que era preciso acudir con una entrada en la que se especificaban las puertas de entrada y la zona de sillas donde había que situarse en el inmenso recinto en el que se celebraba el mitin. Como se puede apreciar, por los datos existentes sobre este evento político, llenar el aforo no fue una preocupación para los organizadores del acto. Hoy día sería prácticamente imposible reunir un número tan elevado de asistentes a un acto de estas características. Como se verá cuando se analicen los mítines actuales, los partidos utilizan todo tipo de recursos para que el aforo aparezca completo, al menos en las pantallas de los televisores.

El 26 de mayo de 1935 se celebró otro importante evento, en esta ocasión en Mestalla, en el que Azaña reunió a 60.000 personas, en su mayoría afiliados y simpatizantes socialistas y anarquistas. El periódico La Vanguardia recogía así este acto del líder republicano:

«Para asistir al mitin del campo de Mestalla, en cuyo, acto hizo uso de la palabra el ex presidente del Consejo, don Manuel Azaña, llegaron a Valencia gran cantidad de forasteros procedentes de toda España, así como buen número de personalidades de los partidos republicanos de izquierda. Valencia presentaba, el sábado por la noche, animadísimo aspecto. El campo de Mestalla ofrecía en la mañana del domingo imponente aspecto, apareciendo totalmente lleno. Por los alrededores del campo se congregó gran gentío, que no pudo entrar en el recinto» (La Vanguardia, 28/5/1935).

Azaña en su discurso habló de «ajuste de cuentas, de reconquista del poder y de volver a dar su sentido originario a la República desnaturalizada por los gobiernos radical-cedistas» (Mateo Avilés, 1997).

«He agotado mi capacidad de desprecio para aquéllos que han comprometido el decoro del régimen y degradado la dignidad del poder público. Nos juntamos aquí para inaugurar una campaña y preludiar un ajuste de cuentas. Todavía hay República en España y están vigentes nuestros derechos: se trata de saber si sois capaces de rellenarlos con nuestra fuerza [...] Con la política vigente se han sembrado rencores, se ha desatado una persecución política sin ejemplo en España desde la dictadura fernandina [...] Nosotros combatimos la posición política actual exhibiendo nuestros títulos que son los de las muchedumbres republicanas que representan la mayoría del país».

Otro dato interesante que debe destacarse es la existencia de grandes pancartas con eslóganes con los que se creaba ambiente de apoyo a Izquierda Republicana y a su líder.

Este mitin de Azaña ha sido considerado antecedente del que 61 años después, en la campaña de las elecciones generales de 1996, protagonizara el entonces presidente del Partido Popular, José María Aznar.

El 9 de abril de 1933 en la plaza de toros de Bilbao llena a rebosar, con un aforo de 24.000 personas aproximadamente, Manuel Azaña interviene en otro importante mitin que tiene lugar en plena campaña electoral de las elecciones municipales. En el acto también intervinieron Indalecio Prieto y Marcelino Domingo, ministro de Agricultura, Industria y Comercio. Resulta interesante ver como recogía este acto La Vanguardia:

«A la hora señalada por la Comisión organizadora, se abrieron las puertas de la plaza de toros y el público empezó a ocupar los tendidos y localidades. De un extremo a otro del circo taurino se había tendido una guirnalda de flores con banderas y gallardetes de los colores republicanos y socialistas. Al nivel de la meseta de toriles se instaló la tribuna para los oradores. Contigua a ella se había habilitado una mesa: para los taquígrafos. En la toma de los discursos del jefe del Gobierno y ministros de Obras Públicas y Agricultura, actuaron doce taquígrafos. Contigua a la tribuna de oradores se había colocado una mesa para, los periodistas. Las banderas de las agrupaciones republicana y socialista se fueron colocando distribuidas por los palcos.»

La crónica periodística de La Vanguardia recoge un dato curioso. Al quedarse fuera de la plaza mucha gente se instalaron altavoces en la explanada exterior, así como en puntos céntricos de Bilbao. Hoy día este despliegue de medios para que los discursos de los oradores sean escuchados fuera del recinto en el que se celebra el mitin son excepcionales. Podemos entender como algo comparable la instalación de pantallas de vídeo gigantes en el exterior, pero lamentablemente en la actualidad la asistencia a los mítines no es tan masiva. Como veremos en su momento, la tendencia actual es utilizar recintos más pequeños donde los grandes partidos, con medios audiovisuales propios, consiguen que el mensaje del candidato llegue a los millones de espectadores que, cómodamente, en sus casas siguen las noticias de las campañas electorales en los informativos de las televisiones. Hay otro detalle más de este mitin que merece ser comentado. La crónica habla de la presencia de doce taquígrafos cuyo cometido, evidentemente, era recoger en su integridad los discursos de los políticos que intervinieron en el evento. Cabe suponer que al tratarse de ministros y del propio Azaña, en ese momento presidente del Consejo de Ministros, fuera necesario recoger el contenido de sus discursos. Por otra parte, aunque, en esos años ya existía la radio, no se retransmitían los mítines y mucho menos había medios técnicos para grabar los discursos.

Finalmente hay que hacer referencia a un acto organizado por Izquierda Republicana para conmemorar el sexto aniversario de la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de 1937, que contó con la intervención de Manuel Azaña. El evento tuvo lugar en el cine Olympia de Valencia que en ese momento era la capital de la República.

Figura 1. Azaña en la mesa presidencial de los actos de celebración del sexto aniversario de la proclamación de la República

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Fuente: Archivo fotográfico de ABC.

5. Indalecio Prieto

El liderazgo y la actividad política de Indalecio Prieto, ministro de Hacienda en el primer gobierno de la República, estuvieron marcados por el fuerte enfrentamiento entre los dos sectores que había en el Partido Socialista en los meses previos a la Guerra Civil. Indalecio Prieto encabezaba el sector más moderado y Francisco Largo Caballero lideraba el sector radical. Tal llegó a ser el nivel de enfrentamiento que, en un mitin celebrado en la plaza de toros de la localidad sevillana de Écija el 31 de mayo de 1936, partidarios de ambos líderes se enfrentaron a tiros. Resulta interesante destacar cómo recogían los periódicos este evento político. El diario ABC titulaba así la crónica del mitin: «En Écija el Sr. Prieto y otros socialistas, agredidos a tiros y pedradas». Aquel 31 de mayo, cuando Prieto, González Peña, Belarmino Tomás, Negrín y otros ilustres militantes centristas, acuden a la plaza de toros de Écija (Sevilla) son abucheados, apedreados e incluso tiroteados y resulta herido el secretario de Indalecio Prieto, Víctor Salazar. Representantes de las Juventudes Socialistas Unificadas, que daban vivas al «partido caballerista» y a Santiago Carrillo, no querían que hablasen Prieto y sus amigos. Desde el primer momento, partidarios de Largo Caballero boicoteraron el acto, llegando a efectuar disparos sobre Prieto, que se vio obligado a huir protegido por miembros de su escolta personal, sin resultar herido.

Por su parte, La Vanguardia informa de este evento en los siguientes términos: «Graves incidentes en la concentración socialista de Écija. El señor Prieto no pudo hablar debido a la actitud airada de una parte del público».

Resulta evidente que, por las circunstancias en las que se celebró, este mitin no se puede considerar un acto de propaganda política del PSOE sino una muestra del enfrentamiento existente en ese momento entre las dos corrientes ideológicas del partido. En cualquier caso, durante la Segunda República, y sobre todo durante la Guerra Civil, el público que asistía a los mítines estaba muy concienciado políticamente y, en su inmensa mayoría, era militante del partido que organizaba el evento.

Pero no fue este el único mitin que se vio inmerso en enfrentamientos políticos. Indalecio Prieto coincidió como orador en actos en los que intervino el escritor y filósofo Miguel de Unamuno.

«Unamuno, que tras su regreso a España en loor de multitudes recibió peticiones para hablar en todas partes, optó por presentarse el 2 de mayo en el Ateneo de Madrid. Dos días después, Prieto asistió a la conferencia que el catedrático impartió en el cine Europa de Cuatro Caminos, en un acto organizado por Alianza Republicana. Un grupo de monárquicos irrumpió en el mitin y agredió a Prieto, que resultó herido en el ojo derecho. La crónica de El Liberal de Bilbao relata, no obstante, que el político socialista “con gran valentía arremetió contra sus agresores, con los que luchó a brazo partido y a muchos de los cuales hizo rodar sobre las butacas de formidables puñetazos”» (Sala González, 2015, pág. 31).

Indalecio Prieto intervino en numerosos mítines y en muchos de ellos hubo que lamentar enfrentamientos entre facciones rivales, de los que son buena muestra los dos eventos a los que se ha hecho referencia. Durante la Segunda República se celebraron en numerosas ocasiones mítines republicanos en los que intervenían líderes de varios partidos. En la plaza de toros de Bilbao, el 9 de abril de 1933, tuvo lugar un importante mitin en el que intervinieron Manuel Azaña, Marcelino Domingo e Indalecio Prieto. Con el titular de «Mitin, monstruo», el periódico El Radical, órgano de la Juventud Republicana Radical, daba así la noticia:

«Nada menos que tres ministros del actual Gobierno han hablado hoy en Bilbao, ante una concurrencia de veinte mil almas. Los oradores aludidos han sido los señores Azaña, Marcelino Domingo e Indalecio Prieto. El tono de los discursos ha sido el acostumbrado. No han dicho nada nuevo. El público se muestra defraudado.»

A este mismo mitin se refiere así Sala González (2015, pág. 152):

«A la capital vizcaína se desplazaron representaciones de las tres provincias vascas y Navarra, Santander y Burgos. Unas 30.000 personas siguieron el mitin dentro de la plaza de toros, en las gradas y de pie en un ruedo abarrotado. Los que no alcanzaron a entrar, unos 50.000 según los periódicos, pudieron escuchar a los oradores por medio de altavoces instalados en las inmediaciones del coso. Prieto, que ejerció de anfitrión, habló en primer lugar, invirtiendo los términos de la presentación habitual en estos casos: “En vez de hacer la presentación de los oradores a la muchedumbre, voy a hacer la presentación de la muchedumbre a los oradores”, dijo entre aplausos. Ante los representantes de “la tradición genuinamente liberal, esencialmente democrática del país vasconavarro”, el diputado por Bilbao volvió sobre el asunto de la autonomía, ausente de su discurso prácticamente desde el mes de septiembre.»

Figura 2. En la primera imagen, mitin de Pablo Iglesias en Motril el 18 de octubre de 1914; en la segunda, mitin de Niceto Alcalá Zamora, el 28 de septiembre de 1930, en la plaza de toros de Madrid y, en la tercera, Manuel Azaña interviniendo en el mitin del campo de Comillas el 20 de octubre de 1935

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Fuente: (1) Origen desconocido; (2) Archivo General de la Administración y (3) origen desconocido.

6. Francisco Largo Caballero

Largo Caballero, líder del sector radical del PSOE, fue ministro de Trabajo en el primer gobierno de la República y presidente del Gobierno en plena Guerra Civil. Aunque él mismo se calificó como mal orador, sus discursos fueron en ocasiones un gran revulsivo. En las referencias a los mítines en los que intervino Largo Caballero se destaca el celebrado el día 9 de febrero de 1936 en el Cinema Europa de Madrid. En este acto, Largo Caballero hizo lo que, desde las fuerzas políticas de la derecha, se consideró un claro llamamiento al enfrentamiento civil:

«Sabe la burguesía que la transformación total del país no se puede hacer echando simplemente papeletas en las urnas. Por este procedimiento no se pueden resolver todos los problemas, y con toda sinceridad y franqueza decimos: la clase trabajadora no pondrá ningún obstáculo a que la clase burguesa cumpla su misión histórica. Ahora, en este momento bien franco le hemos dejado el camino. Pero que no sueñe que vamos a pasar la vida dejando hacer ensayos. Llegará un momento en que la clase trabajadora se levante y diga: estamos hartos ya de ensayos de democracia burguesa. Queremos que la democracia que se implante en el país sea nuestra democracia» (La Vanguardia, 11/02/1936).

El cine estaba lleno a rebosar y en la sala se podían ver grandes carteles de las Juventudes Socialistas con eslóganes alusivos a la ideología marxista. Este mitin revistió una característica muy peculiar ya que formó parte —junto con otros cinco mítines del Frente Popular que se celebraron de forma simultánea— de una iniciativa propagandística con la que se pretendía que en cada acto se oyeran los discursos pronunciados por los restantes líderes en otros cines o teatros de Madrid. Así lo recoge la crónica de La Vanguardia:

«El domingo se celebró el anunciado mitin del “Frente Popular” que había sido organizado de modo que pudiese celebrarse simultáneamente en seis teatros, en cada uno de los cuales había de hacer uso de la palabra un orador.

Existía el propósito de que en todos los locales se oyesen los discursos pronunciados en los restantes salones, transmitiéndolos por teléfono y difundiéndolos por medio de altavoces. Esta parte del programa no pudo desarrollarse, pues la instalación telefónica no funcionó, no se sabe por qué causas, y solo pudo oírse en todos los locales el primero de los discursos pronunciado que fue el de Ángel Pestaña. Después de hablar éste, la comunicación telefónica quedó nula» (La Vanguardia, 11/02/1936).

Resulta sorprendente, por su originalidad, la idea de estos mítines simultáneos con los que se pretendía que los ciudadanos pudieran, de alguna forma, asistir a la vez a varios eventos políticos del Frente Popular. De no haber fallado los enlaces telefónicos, se habría conseguido un curioso efecto multiplicador de la coalición de izquierdas.

Figura 3. Mitin de Largo Caballero en el Cinema Europa de Madrid

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Fuente: Archivo fotográfico de ABC.

7. Dolores Ibárruri Pasionaria

Al hacer un recorrido por los grandes líderes y oradores de la Segunda República, resulta imprescindible hablar de Dolores Ibárruri, mítica dirigente del Partido Comunista de España (PCE) que sobrevivió a un largo exilio durante la dictadura franquista y recuperó su acta de diputada en las primera elecciones de la democracia. Los discursos de Pasionaria, sobrenombre con el que ha pasado a la historia, eran vibrantes y emotivos. Sus intervenciones al comienzo de la Guerra Civil han dejado citas como «Más vale morir de pie que vivir de rodillas» o «No pasarán», que forman ya parte del imaginario colectivo de toda la humanidad. El 19 de julio de 1936, al día siguiente del inicio del golpe de Estado contra la Republica, Dolores Ibárruri hizo un llamamiento al pueblo español desde los micrófonos del Ministerio de la Gobernación con un emotivo discurso que terminó con esas palabras que ya han pasado a la historia: «¡Los fascistas no pasarán! ¡No pasarán!» La otra emblemática consigna de Pasionaria —«Más vale morir de pie que vivir de rodillas»— la pronunció el 8 de septiembre de 1936 en un mitin en solidaridad con el pueblo español que tuvo lugar en el velódromo de invierno de Paris. Estas fueron las palabras de la mítica dirigente comunista:

«Y no podíamos, sin abdicar de nuestra dignidad humana y española, ni someternos al degradante yugo fascista, ni poner mansamente la cabeza bajo el hacha del verdugo. Consciente de lo que nuestra lucha significa, el pueblo español prefiere morir de pie a vivir de rodillas.»

Otro histórico discurso de Pasionaria fue el que pronunció el 1 de noviembre de 1938 en el acto de despedida de las Brigadas Internacionales. En esa ocasión se dirigió así a las tropas extranjeras que habían apoyado al ejército de la República:

«Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia, frente al espíritu vil y acomodaticio de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de todo riesgo.»

En sus mítines, Pasionaria recorrió todos los escenarios, cines, teatros, campos de fútbol y plazas de toros, pero fue sin duda en estos grandes recintos al aire libre donde tuvieron lugar los mítines más importantes. Veamos brevemente, por las informaciones aparecidas en los periódicos de la época, algunos de estos eventos celebrados en plazas de toros en los que intervino Dolores Ibárruri.

El 6 de abril de 1936 la plaza de toros de Valencia fue el escenario de un mitin organizado por la Alianza Obrera Antifascista. En su intervención, Pasionaria abogó por la unidad obrera y llegó a decir que debían ser acusados de traidores los que no la defiendan.8 Hay que destacar un hecho curioso relacionado con este mitin y es que una vez finalizado el acto hubo un desfile de militantes uniformados de las Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas, organización creada por el Partido Comunista de España en 1933 como un grupo de presión más dentro del entramado prerrevolucionario que existía en la República. El uniforme que lucían los integrantes de estas milicias consistía en una camisa azul celeste y una corbata roja. Este tipo de desfiles era frecuente en los mítines organizados por el Partido Comunista.

Otro importante mitin en el que intervino Dolores Ibárruri fue el celebrado en el campo de fútbol del Mestalla el 23 de agosto de 1936. Se trató de un masivo acto antifascista en el que estuvieron representados todos los partidos del Frente Popular. El evento contó también con el desfile de las milicias con sus banderas, acompañados por varias bandas de música. Llaman la atención estos desfiles, impensables en los mítines actuales, pero en ese momento estaban justificados por su carácter paramilitar y la situación de guerra civil que ya estaba viviendo España. En este acto hubo numerosas intervenciones, y cuando Pasionaria ocupó su puesto para iniciar su discurso, se produjo una larga ovación ensordecedora.9 Las palabras de la emblemática dirigente comunista estuvieron cargadas de emoción y marcadas por los combates que ya se vivían en Madrid.

El Monumental Cinema de Madrid fue durante los años de guerra civil escenario de numerosos mítines del Partido Comunista y de los partidos integrados en el Frente Popular. El 22 de octubre de 1936, varios meses después de comenzar la Guerra Civil, intervenía Pasionaria junto con otros dirigentes del Partido Comunista en este cine madrileño. El ambiente en el acto era bélico y el mensaje claro: había que defender y fortificar Madrid. José Díaz, secretario general del Partido Comunista, llegó a decir que «no debe haber en Madrid ningún obrero que no conozca el manejo de las armas» y planteó que «en tajos y talleres se dediquen dos horas a la formación militar». Tras finalizar su intervención el público, puesto en pie, pedía a Pasionaria que hablara. Dolores Ibárruri alertó sobre los horrores en los que se sumiría Madrid con el triunfo del fascismo. El acto terminó con el canto de la Internacional.10

8. La Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), Gil-Robles y Calvo Sotelo

La derecha española tuvo dos líderes emblemáticos durante la Segunda República, Gil-Robles y Calvo Sotelo. Ambos fueron buenos oradores y pioneros en el uso de nuevas herramientas de propaganda política que utilizaron en la campaña de las elecciones generales de 1933. Debe destacarse que fue precisamente en este momento cuando se creó, como gran alianza electoral de derechas, la CEDA, cuyo líder y fundador fue José María Gil-Robles. Esta nueva plataforma política no reparó en medios, y utilizó —aunque fueran rudimentarios— los primeros dispositivos audiovisuales que, con el paso del tiempo y los avances tecnológicos, se demostraron tan eficaces para los partidos políticos. A estos nuevos medios de propaganda alude el historiador malagueño Elías de Mateo Avilés en su trabajo El lenguaje político español durante la Segunda República:11

«No se reparó en medios, incluso se construyó un camión con aspecto de tanque y una pantalla en la parte posterior donde se proyectaba una película sonora con un discurso de Gil-Robles que podía verse y escucharse en plena calle. El día 18 de noviembre Calvo Sotelo, el otro gran líder de la derecha, en este caso monárquica y corporativa, daba en el cine Royalty un discurso previamente grabado en un gramófono, pues se encontraba exiliado en Paris. El discurso de Calvo Sotelo tuvo además un potente altavoz pues su intervención fue radiada a toda España.»

En vísperas de iniciarse la campaña electoral de 1933, Gil-Robles intervino en un mitin en el Monumental Cinema de Madrid en el que definió la posición de la CEDA ante la situación política. El discurso del líder de la derecha fue calificado en su momento como memorable por Indalecio Prieto y congregó a un numeroso público que abarrotó el local. En este mitin se pudo apreciar la importancia de la radio como altavoz de los discursos políticos y como herramienta de propaganda política. La gente que no pudo acceder al cine siguió la intervención de Gil-Robles por la radio. Es interesante ver cómo describe esta situación la crónica de ABC:

«El domingo, en el Monumental Cinema, dio su anunciada conferencia el ex diputado agrario señor Gil-Robles. El local estaba atestado de público, y afiliados de Acción Popular cuidaron desde bien temprano de que la entrada se hiciera con el mayor orden. En los palcos y butacas se veía profusión de señoras y señoritas. Otros concurrentes tuvieron que acomodarse en los pasillos del Monumental, que resultaba insuficiente para tanto público. Al entrar en el cine y ocupar su respectivas localidades los Sres. Goicoechea y Pemán, que tomaron asiento juntos en un palco, escucharon una estruendosa ovación. Igual aconteció con la presencia de los señores Royo Villanova, Calderón, Martín Álvarez, y, por último, con el señor Gil-Robles, que hizo su aparición en el escenario a las once en punto. Ya se hallaban allí los elementos directivos de la CEDA y el aspecto del teatro era francamente desbordante. Mucho público se trasladó a los locales de Acción Popular, para poderlo oír por la radio pues el cine era insuficiente» (ABC, 17/10/1933).

Es obligado, en este apartado dedicado a la CEDA, hacer referencia a un histórico mitin de Gil-Robles en el estadio de Mestalla con el que quiso contrarrestar el éxito obtenido por Azaña un mes antes en este mismo recinto deportivo:

«Para contrarrestar el éxito de Azaña, el 30 de junio de 1935 la CEDA y la Derecha Regional Valenciana, lideradas por José María Gil-Robles y Luis Lucia, respondieron llenando no solo Mestalla sino también sus aledaños, la hípica y la plaza de toros de forma simultánea. Los historiadores hablan de más de 60.000 personas en total. Para lograrlo, movilizaron 40 trenes especiales llegados de toda España, coches y autocares, así como un buque desde Baleares» (20minutos, 18/5/2011).

Finalmente añadir una nota más sobre los medios utilizados por la CEDA en las campañas electorales y en concreto en la de 1936. Los cedistas colgaron en la Puerta del Sol un enorme cartel con la efigie de Gil-Robles y valiéndose de conexiones telefónicas simultáneas y de grandes altavoces consiguieron que fuera escuchado a la vez en decenas de teatros abarrotados de público que gritaba: «¡Jefe! ¡Jefe! ¡Jefe!» (Mateo Avilés, 1997)

9. José Antonio Primo de Rivera

Sin duda, el gran líder de la derecha española en los años previos a la Guerra Civil fue José Antonio Primo de Rivera, fundador del partido de inspiración fascista, Falange Española. Primo de Rivera tuvo una vida política corta ya que fue condenado a muerte y ejecutado por los delitos de conspiración y rebelión militar el 20 de noviembre de 1936.

De las intervenciones públicas de Primo de Rivera debe destacarse el discurso fundacional de la Falange Española el 29 de octubre de 1933. El acto se celebró en el Teatro de la Comedia de Madrid y el líder falangista estuvo acompañado por Onésimo Redondo y Ramiro Ledesma, fundadores a su vez de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. El periódico La Vanguardia publicó la siguiente referencia del mitin del líder falangista:

«El acto, más que de mitin, tuvo acentos de juegos florales, especialmente en el discurso pronunciado por don José Antonio Primo de Rivera, quien dijo que los fascistas españoles, recordando que los pueblos los han levantado siempre los poetas, harían un movimiento poético (palabras textuales). Algo más original y sorprendente dijo todavía el señor primo de Rivera. Se recordará que este señor no quiso figurar en la candidatura de las derechas por Madrid, por parecerle insuficiente el programa de la conjunción derechista. Pues bien, al referirse en el mitin de la Comedia a los programas, resumió el de su partido diciendo que es de abrazos y besos, un verdadero programa nupcial. Verdad es que también habló de imponerse por medio de pistolas, y lo segundo no liga bien con lo primero. El partido del señor Primo de Rivera pretende ir contra el Estatuto de Cataluña, contra la farsa del sufragio, contra el parlamentarismo y contra los socialistas. Estos oradores, antes de hablar, extendieron el brazo, saludando al público según el estilo fascista» (La Vanguardia, 31/10/1933).

Figura 4. José Antonio Primo de Rivera en un mitin de Falange Española en el cine Madrid

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Fuente: Archivo fotográfico de ABC.

10. El mitin en la Guerra Civil

Aunque al hablar de los mítines en los que han intervenido los principales líderes políticos de la Segunda República se ha hecho referencia a eventos celebrados después de iniciarse la contienda, toca ahora describir de forma genérica las peculiaridades que tuvieron estos actos de propaganda durante la Guerra Civil. En esta etapa de nuestra historia, el mitin se convirtió en una eficaz herramienta de propaganda, especialmente en el bando republicano. De hecho, y a pesar de las dificultades que imponía la propia guerra, se celebraron numerosos mítines:

«Desde el inicio de la Guerra Civil y hasta el 26 de agosto de 1937 se celebraron en Madrid unos 2.500 mítines, de los que alrededor de un millar tuvieron lugar en noviembre de 1936 durante la defensa de la capital. Posteriormente, los temas se ampliaron, centrándose en la crítica hacia la política del Gobierno de Largo Caballero y en la justificación de la línea de actuación del PCE durante la crisis barcelonesa de mayo de 1937. El segundo lugar en importancia por el número de mítines realizados fue Valencia, con 514, y más alejados: Castellón (40), Huesca (33), Córdoba (48)» (Iglesias Rodríguez, 2002, pág. 130).

El mitin en la Guerra Civil tenía como objetivo fundamental el fortalecimiento de los simpatizantes, captar adeptos e intimidar al enemigo. Para ello era muy importante que la puesta en escena fuera la adecuada, eligiendo cuidadosamente a los invitados y el tema, y dándole la máxima publicidad.

En esta etapa, además de los escenarios habituales —cines, teatros y plazas de toros—, los mítines se realizaban en muchas ocasiones en los frentes militares con el fin de arengar a la tropa. En el recorrido por los grandes oradores de la Segunda República se ha hecho referencia a mítines celebrados en plena Guerra Civil, pero en esta etapa trágica de nuestra historia debe destacarse el protagonismo que tuvo Dolores Ibárruri, apoyando con sus discursos encendidos a los soldados y milicianos que luchaban en la Guerra Civil. Sus intervenciones eran auténticas arengas que daban fuerza y ánimo a las tropas. Dos eventos celebrados en plena Guerra Civil, que contaron con la presencia y las palabras de Pasionaria, pueden ser buena muestra de este tipo de mítines enmarcados en la contienda.

El primero de ellos —al que ya se aludió en el apartado dedicado a Dolores Ibárruri— se celebró el 23 de agosto de 1936 en Valencia, en el campo de Mestalla. De la intervención de Dolores Ibárruri merece la pena destacar los siguientes pasajes de su discurso:

«Traigo aún el sabor de la pólvora del frente donde lucha el pueblo de Madrid dispuesto a perder la vida antes que ser vencido por el fascismo, antes que dejarse robar la libertad. […] El enemigo es cobarde, porque no pelea por un ideal como nosotros, pues solo tienen en el corazón una caja de caudales. […] Trabajadores de Valencia, yo estoy muy fatigada no solo por la labor de hoy sino por la de todos los días en que acudo al frente a prestar ayuda a nuestros hermanos» (La Vanguardia, 25/08/1936).

El siguiente acto al que haremos referencia se celebró en Madrid el 4 de octubre de 1936 en el Cuartel General del Quinto Regimiento, que fue un cuerpo militar integrado por voluntarios. El motivo del mitin era la defensa de Madrid, y estuvo presidido por el entonces comandante del Quinto Regimiento, Enrique Líster. Pasionaria tuvo en su intervención emotivas palabras:

«No es el momento de llorar a nuestros muertos sino de vengarlos, porque venganza y justicia piden las mujeres violadas y los milicianos asesinados y venganza y justicia haremos con los verdugos del pueblo. […] Camaradas: cuando comenzamos no teníamos armas. Solo el coraje y el entusiasmo y con esas cualidades vencimos al enemigo y le cogimos armas. Hoy luchamos en mejores condiciones que entonces contra un enemigo cobarde. […] Si ellos triunfaran, en los campos de concentración vuestras mujeres y vuestras madres os dirían: “Llorad como mujeres, ya que no supisteis luchar como hombres”» (La Vanguardia, 6/10/1936).

El discurso de Pasionaria tuvo una gran ovación, y el acto terminó con la intervención del comandante Carlos Contreras, fundador del Quinto Regimiento, que tuvo un gran simbolismo. Este jefe militar preguntó a los congregados si aceptaban como comandante honorario del quinto regimiento a Dolores Ibárruri, y los milicianos contestaron con un sí unánime.

Bibliografía

Libros

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Iglesias Rodríguez, Gema (2002). La propaganda política durante la Guerra Civil Española. Madrid: Universidad Complutense de Madrid.

Sala González, Luis María (2015). Indalecio Prieto y la política española, 1930-1936. Bilbao: Universidad del País Vasco.

Artículos en revistas

Mateo Avilés, Elías de (1997). «El lenguaje político español durante la II República». Isla de Arriarán: revista cultural y científica (n.º 9, págs. 139-158). Málaga: Asociación Cultural Isla de Arriarán.

Tello, Lucía (2007). «La representación gráfica del cine en Blanco y Negro y ABC (1903-1939)». Revista de Historia y Comunicación Social (n.º 12, págs. 207-230). Madrid: Servicio de Publicaciones de la Universidad Complutense.

Artículos en periódicos

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ABC (1930, 30 de septiembre). «Mitin de Solidaridad Republicana» (pág. 17).

ABC (1933, 17 de octubre). «El Sr. Gil-Robles, en un vibrante discurso en el Monumental Cinema, define la posición de la CEDA ante la situación política» (pág. 19).

ABC (1936, 7 de abril). «Mitin de la Alianza Obrera Antifascista (pág. 19).

ABC (1936, 2 de junio). «En Écija, el señor Prieto y otros socialistas, agredidos a tiros y pedradas» (pág. 21).

ABC (1936, 23 de octubre). «El pueblo de Madrid acoge con enorme entusiasmo las sugestiones para su defensa» (pág. 11).

La Vanguardia (1930, 15 de abril). «Conferencia de Alcalá-Zamora» (pág. 28).

La Vanguardia (1930, 3 de octubre). «Procesamiento de los oradores del mitin republicano en la plaza de toros» (pág. 20).

La Vanguardia (1933, 31 de octubre). «Acto de afirmación españolista» (pág. 22).

La Vanguardia (1935, 28 de mayo). «Discurso del señor Azaña en Valencia» (pág. 32).

La Vanguardia (1936, 11 de febrero). «Mitin del Frente Popular» (pág. 27).

La Vanguardia (1936, 2 de junio). «Graves incidentes en la concentración socialista de Écija» (pág. 26).

La Vanguardia (1936, 25 de agosto). «Grandioso acto antifascista en Valencia» (pág. 12).

La Vanguardia (1936, 6 de octubre). «Importante acto en el Cuartel General del Quinto Regimiento» (pág. 13).

Artículos en periódicos digitales

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1. Tello, Lucía (2007). «La representación gráfica del cine en Blanco y Negro y ABC» (1903-1939). Revista de Historia y Comunicación Social (n.º 12, págs. 207-230).

2. Trabajo publicado en la revista Isla de Arriarán, 1997, págs. 139-158.

3. Información procedente del blog <http://decastroero.blogspot.com>

4. «Lecciones del perfecto orador socialista, según Pablo Iglesias Posse». Artículo de Eduardo Montagut publicado en la revista nuevatribuna.es

5. Se trata de la plaza de toros situada al final de la calle Goya y que ocupaba el espacio donde está hoy el Palacio de los Deportes.

8. Información procedente del diario ABC.

9. Información procedente del diario La Vanguardia.

10. Información procedente del diario ABC.

11. Trabajo publicado en la revista Isla de Arriarán.