Capítulo I

Bases de la comunicación no verbal

1. Definición

La comunicación no verbal es la manifestación o exteriorización gestual o simbólica de la persona, ya sea física como individuo al expresar pequeños movimientos o posturas inconscientes, además de su presentación o de los elementos expresivos, espontáneos de comportamiento que caracterizan su forma de ser, de pensar o de actuar según las circunstancias; ya sea como colectivo cuando la exteriorización es de signos, anagramas, símbolos, objetos, marcas, etc.

2. La comunicación no verbal respecto a la verbal

El hecho de que en los individuos la comunicación no verbal sea paralingüística —la que se produce al mismo tiempo que la comunicación verbal matizándola, ampliándola o contradiciéndola con señales contradictorias— ha suscitado un gran interés, especialmente en los últimos tiempos con el avance de la Criminalística; pero también por la necesidad de descifrar lo oculto en las comunicaciones, que antes se había relegado de forma claramente predominante al lenguaje verbal.

La mayoría de investigadores se ponen de acuerdo en atribuir a la comunicación no verbal como mínimo entre un sesenta y un setenta por ciento del global de la comunicación expresada por los seres humanos. Incluso algunos se atreven a afirmar que la comunicación no verbal podría suponer un 93 %, dejando solo un 7 % a la verbal, y esta última muy posiblemente sería otra forma de expresión de la anterior y no a la inversa (Birdwhistell, 1970; Hall, 1990; Delgado, 2010).

Hay expresiones que están en la frontera de lo verbal y lo no verbal; por ejemplo, la risa: por una parte, está la gestualidad o expresividad con que se acompaña, donde intervienen los músculos de la cara, las arrugas, etc., pero, por otra, está el matiz verbal de incorporar una de las vocales u otra: «Je, je, je» es la risita paterna o materna malintencionada, que Eric Berne (1974) diría que están conduciendo a su propio hijo por el sendero del escarnio y la derrota. O bien, «Ji, ji, ji», como risa del niño cuando va a jugar una mala pasada y en realidad se está metiendo en un juego peligroso en el que seguramente él acabará siendo la víctima o el perjudicado; «Jo, jo, jo», como la risa protectora de Papá Noel.

3. Actos mímicos voluntarios y emblemas de valor etnográfico

Dentro de la comunicación no verbal, distinguimos, en primer lugar, los actos mímicos voluntarios, muchos de los cuales proceden de la cultura griega y romana. Valerí Serra (2013) recoge y explica toda una serie de gestos simbólicos propios de la cultura, como por ejemplo, insultos o burlas (poner las orejas de burro, sacar la lengua…); también, según Manuel Delgado (2010), hay gestos específicos de valor etnográfico en zonas con culturas determinadas. Este destacado catedrático de antropología, al citar a Amades como ejemplo en Cataluña, también cita la tesis doctoral de Jaume Mascaró (1978) y de Lluís Payrató (1989), ambas derivadas del trabajo iniciado por Amades y que afianzarían el cuerpo emblemático catalán.

Tenemos como costumbre dar la mano para saludar, también dos besos a los familiares y a las señoras si hay cierta confianza; en Francia son tres besos y en Rusia también tres, pero cerca de los labios, algo que sorprende al extranjero porque, como espectador, puede darle la impresión de que dos hombres se besan en la boca; aunque parece que dicha costumbre rusa se da entre camaradas y no es tan habitual que sea con gente extraña. Con todo, más sorprendente puede ser el saludo de los esquimales, quienes se frotan una nariz con la otra. En Oriente, se saluda sin contacto físico; por ejemplo, en Japón, lo habitual es inclinar la cabeza como forma de respeto a la otra persona y, a mayor consideración, mayor será la inclinación. Otros gestos relativamente recientes que cabría citar (de la segunda mitad del siglo XX) son, por ejemplo, levantar el pulgar como aprobación y la «V» de victoria.

Tal como nos diría la profesora Lin Pérez-Calvo (2017), es en la infancia cuando se despierta la imaginación en los juegos, imitaciones, simulaciones, indicaciones mudas, etc. Es entonces cuando la expresividad se desarrolla más que nunca y pasa desde echarse las manos a la cara tapándose los ojos para no ver al monstruo que está apareciendo en la película hasta imitar con los dedos como si se disparara una pistola en un juego con los hermanos o amigos. Incluso resulta fácil que se especialicen en la expresión de sombras o, mejor dicho, en la proyección de figuras chinescas. Los progenitores ya transmiten muchos de los gestos: dan besos a distancia con la mano tocándose la boca y desplazándola al exterior, expresan la imagen de rezar o rogar uniendo las palmas de las manos hacia arriba, las palmas unidas tocando la mejilla con la cabeza inclinada y los ojos cerrados para indicar dormir, se pone el índice en vertical encima de los labios para indicar silencio.

También de mayores cuando visitamos un país donde las dificultades del idioma impiden que nos entiendan adecuadamente, recurrimos a los gestos: indicamos que yo (señalándonos a nosotros mismos) quiero un vaso de agua (simulando el vaso con la mano y el chorro del grifo del agua con la otra, y llevándonos el vaso simulado por la mano que supuestamente lo agarra, hacia la boca, inclinándolo y abriendo los labios como si bebiéramos). En general, se indica andar con los dedos índice y medio moviéndolos con la mano hacia abajo, como si fueran piernas; en Europa y América, cuando alguien se rebela, se hace la peineta o el corte de mangas, y el dedo meñique en China por la misma razón; también se simula dar un puñetazo cuando alguien se enfada; el simpatizante comunista levanta el brazo izquierdo con el puño cerrado o el derecho extendido hacia arriba y la mano estirada, el neonazi. Otros, por ejemplo, son tocarse la barriga para indicar que se tiene hambre; poner la mano encima el corazón para indicar que «le ha tocado el corazón»; señalar la sien con el índice para indicar algo relativo al pensamiento o a la locura o al olvido; los dedos índice y medio en «V» debajo de cada ojo para indicar que «me he quedado con tu cara», etc.

Incluso Manuel Delgado (2010) bromeaba con un cartel de un pueblo costero en el que podía leerse: «Se habla idiomas por señas», reproducido también en el Celteberia Show de Lluis Carandell. Ahora bien, cuando el significado es reconocible por el grupo ético o cultural, o subgrupo como el de inmigrantes de una determinada zona, entonces para los principales investigadores como Knapp (1982) estamos ante un emblema; por ejemplo, en EE. UU., cruzar los dos índices hacia abajo a modo de «x» significa «vergüenza», y algunos se asemejan en su interpretación por otras culturas: inclinar la cabeza en señal de acuerdo, agitar el puño en señal de cólera, aplaudir, levantar la mano, bostezar...

4. Lenguaje de signos técnico-social

También es posible llegar a establecer un lenguaje de los signos en el ámbito técnico-social. Quien más quien menos entiende las señales que hace el policía de tráfico para indicar «alto» al levantar la mano hacia arriba y la palma hacia adelante; más especializado ya es el lenguaje de las señales militares como «reunirse», elevando el brazo verticalmente hasta que queda completamente extendido y se describen círculos horizontales; o mediante secuencias de puño cerrado llevado hasta el hombro y levantando el brazo hasta la vertical para bajarlo donde se inició el movimiento para indicar «rapidez». También es propio de los entendidos el lenguaje de signos marítimos, el de los árbitros y el de los técnicos de competiciones como en Fórmula I.

Todo ello existe desde que el hombre se comunicó, pues entonces ya se inició la especialización gestual y cada época incorpora sus particularidades. Asimismo, hay gestos propios de culturas y profesiones, por ejemplo, cuando el abanico formaba parte del propio atuendo femenino, se instituyó un auténtico lenguaje de expresión con él, de obligado conocimiento para cualquier pretendiente que buscara signos de acercamiento o aceptación de una mujer en reuniones, celebraciones, fiestas sociales, en las que a ellas a penas se les permitía hablar directamente con los hombres y menos con los desconocidos. Desde el punto de vista lúdico, destacan como hábiles especialistas de la gestualidad —además de los creativos de dibujos animados en otra vertiente— los prestidigitadores, y especialmente los mimos, entre los cuales resulta obligado citar al grupo El Tricicle, como una buena representación de esos artistas, a modo de homenaje a dicho colectivo.

5. Gestos inconscientes-involuntarios

Vistos los gestos voluntarios que sustituyen o refuerzan al lenguaje verbal, debemos fijarnos de manera más profunda en los que realmente nos interesan en este análisis, los involuntarios o inconscientes, porque es el cuerpo el que habla, sin pasar por el filtro del consciente. Ya en la década de los cincuenta, Jean Des Vignes (1958) nos ilustraba con algunos ejemplos: juguetear con un lápiz, describir caprichosos dibujos en la arena con la punta de un bastón, pellizcarse la barba, tamborilear los dedos sobre la mesa, hacer bolitas con migas de pan mientras habla el interlocutor. La psicóloga clínica y judicial Teresa Pont (2007), también expone que la psicología de la comunicación nos habla de que entre un cincuenta y un setenta por ciento de mensajes que emitimos o recibimos en la vida diaria son no verbales y que solo una parte la podemos controlar voluntariamente.

6. Ámbito forense de la comunicación no verbal

En este texto, procuramos interconectar la expresividad más psicofísica propia del temperamento y la morfopsicología con la más profunda o psicoanalítica como la que se manifiesta como aquella que se deriva de aplicar el Análisis Transaccional y otros aspectos caracterológicos, además de la propiamente circunstancial. En nuestras obras anteriores, siempre hemos incluido referencias a la psicología gestual, por ejemplo, en Psicodiagnóstico por la escritura, en Pericia Caligráfica, con el comportamiento del perito en el juicio, algo que ha desarrollado magistralmente nuestro compañero Jesús R. Toledano (2017). Sin olvidar nuestra obras sobre el Análisis de escritos y documentos en los servicios secretos, en el Diccionario Jurídico Pericial del Documento escrito, en Grafología Criminal y en Grafología y Ciencia.

En Criminalística, cada vez se están utilizando más las técnicas del comportamiento no verbal y una muestra de ello la encontramos en los medios, con muchas referencias a los gestos de personajes declarando por casos delictivos; por ejemplo, «Los Pujol, gesto a gesto», en La Vanguardia del 15 de marzo de 2015. También se ha recurrido a estas técnicas en los análisis políticos, como en la tesis doctoral de María Hernández Herrate sobre el Presidente Zapatero (2008). Por ello, en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) incorporamos esas técnicas de forma práctica y en el Máster de Criminalística se han desarrollado trabajos muy destacados en este sentido: además de Vanessa Laviña (2015), también ha sido muy elogiable la aportación de Alexandra Oliver (2015), Máster en Criminalística por la UAB e investigadora de la gran agencia Oliver Detectives, la cual presentó como trabajo final del Máster una Pericial de Análisis del Comportamiento no verbal mediante el estudio de los vídeos de la instrucción a Rosario Porto y Alfonso Basterra.

Bibliografía

Birdwhistell, Ray (1970). Kinesic and Context. Filadelfia: University of Pennsylvania Press.

Delgado, Manuel (2010). «Al Principi fou el gest. Joan Amades i la comunicación no verbal». Conferencia del Acto de Clausura del Año Amades, en el Palau de la Generalitat, el 15 de enero de 2010, organizado por la Associació Cultural Joan Amades i el Centre de Promoció de la Cultura Popular i Tradicional de Catalunya del Departament de Cultura.

Hall, Edward T. (1990). The silent Language. Barcelona: Anchos Books.

Hernández, María (2008). La Comunicación no verbal en la proyección mediática de la imagen política de José Luis Rodríguez Zapatero durante el curso político 2006-2007 (tesis doctoral). Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Ciencias de la Información, Madrid.

Knapp, Mark L. (1982). La comunicación no verbal (10ª ed.). Barcelona: Paidós.

Laviña, Vanessa (2015). La comunicación no verbal (tesina de máster de Criminalística). Universitat Autònoma de Barcelona.

Mascaró, Jaume (1978). Expresión y comunicación no verbal. Metodología y crítica (tesis doctoral). Universitat de Barcelona.

Oliver, Alexandra (2015). Pericial de Análisis de comportamiento no verbal, mediante el estudio de los vídeos de la instrucción a Rosario Porto y Alfonso Basterra (tesina de máster de Criminalística). Universitat Autònoma de Barcelona.

Payrató, Lluís (1983). Assaig de dialectologia gestual. Aproximació pragmàtica al repertori bàsic d’emblemes del català de Barcelona (tesis doctoral). Universitat de Barcelona.

Pérez-Calvo, Lin (2017). Clases en el Máster de Grafoanálisis Europeo. Barcelona: Campus Barcelona, UAB

Pont, Teresa (2007). La comunicació no verbal. Barcelona: Editorial UOC.

Serra i Boldú, Valerí (2013). El gest nostre de cada dia. Barcelona: Biblioteca de cultura popular.