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EL DESEMPLEO: LA REALIDAD

PRIMER DÍA DE DESEMPLEO, 9:00 A.M.

La búsqueda de empleo había comenzado. Cayetano se sintió capaz y confiado. Encendió su computadora mientras Abigaíl desempacaba las maletas y recordaba con ilusión su paseo por Nueva York.

Cayetano no recordaba bien qué datos debía incluir en su currículum, pero eso no lo detuvo. Lo primero que escribió en la hoja, a modo de encabezado, fueron las palabras currículum vítae y enseguida comenzó a escribir todos sus datos generales, como aparecen a continuación:

Lic. Cayetano Norman Farías

Tláloc núm. 154, depto. 505

Col. Contadero, Cuajimalpa

México, 05500.

RFC: NOFC-770705-IPA

Tels.: 5259-9677, 5812-3734, 04455 2599 6777

Cayetano.norman@gmail.com.

Fecha de nacimiento: 5 de julio de 1987.

Mexicano, casado

Después decidió describir así sus estudios bajo el rubro “Educación”:

Instituto Cumbres, secundaria / 1999-2002

Instituto Cumbres, preparatoria / 2002-2005

Universidad Anáhuac / licenciatura en Administración de Empresas / 2005-2009

A continuación, listó toda su experiencia laboral y sus actividades principales. A esta sección le dedicó más de ocho horas para lograr plasmar lo que, a su juicio, era lo más importante:

CONSECO MÉXICO, S.A. DE C.V. / 2015-2017

Puesto: Gerente ventas / director de comercialización Coordinador del área de comercialización y ventas. Encargado de los agentes externos e internos. Ventas por 5.3 millones de pesos. Incremento de la cartera de clientes en 140%. Desarrollo de productos nuevos. Contratación de personal de ventas. Mercadeo de seguros de vida universal y de gastos médicos.

BANAMEX FACTORAJE / 2012-2015

Puesto: Ejecutivo de cuentas senior / gerente de la división centro

Incremento de cartera de cuentas por cobrar en 300% Manejo de clientes e incremento de cartera de 30 a 134 clientes. Elaboración de estudios de crédito para las empresas que requerían factoraje. Presencia en comités de crédito nacional.

FACTORAJE BANCO Santander / 2011-2012

Puesto: Ejecutivo de cuenta junior. Efectué descuento en cuentas por pagar (factoraje a proveedores), diseñé y elaboré contratos y analicé actas constitutivas y de poderes. Incremento de cartera a 300%, de dos a seis millones de pesos. Intervine en el diseño del método de descuento de documentos por cobrar del Grupo Soriana, el cual generaba utilidades mayores a 300 000 pesos anuales. Promoví y proporcioné servicio y atención a 159 clientes simultáneamente. Elaboré presentaciones sobre los beneficios del factoraje y más de 90 estudios de crédito.

TELEMANTRA, S.A. DE C.V. / 2009-2010

Puesto: Asistente/gerente de operaciones. Como gerente supervisé a 30 agentes de ventas en el área de Inbound-Outbound (recepción y creación) de llamadas telefónicas para la venta de los diversos productos y servicios a través de telemarketing, entre ellos la venta de boletos de conciertos.

Además, diseñé un producto llamado Rosas de Etiqueta, el cual tuvo un incremento de ventas de 30 000 pesos mensuales.

Por último, escribió el idioma extranjero que manejaba y los cursos que había tomado en toda su vida:

IDIOMAS

INGLÉS 100%

Diplomados
y cursos:

Calidad total. CIFRA. Servicio a clientes.
AMERICAN EXPRESS. Gestación y planeación de nuevos proyectos. UDLA

Análisis y toma de decisiones. Universidad Anáhuac.

Servicios administrativos y controles laborales. Universidad Anáhuac.

Especialización de crédito. Grupo Banamex Accival.

Asesor bursátil autorizado. IMERVAL.

Negociación positiva. Banamex.

Líneas personales de seguros. IMESFAC.

Especialización Afores, Siefores, SAR. CONSAR.

Paquetería:

Microsoft Word, Excel, PowerPoint, Mapping.

Al final, el currículum vitae (CV) de Cayetano como se ve en la página siguiente.

Cayetano estuvo trabajando en su documento casi hasta las 11 de la noche, pero quedó satisfecho con la “obra de arte” que había creado después de tantas horas. Al fin tenía su currículum vítae. Estaba seguro de que esas dos páginas constituirían un arma poderosa en su búsqueda de empleo.

Al día siguiente presumió a su esposa Abigaíl su “obra de arte”. Ella leyó el currículum; en tanto, al otro lado de la mesa, él leía el periódico (en busca de ofertas) y actualizaba su perfil de LinkedIn.

En la sección de anuncios clasificados del periódico encontró algunas ofertas, así que Cayetano puso manos a la obra y decidió ir a la oficina de su padre, Silvano, para dedicarse con tranquilidad a enviar por correo electrónico su “obra de arte”. De camino se detuvo para comprar otros periódicos y así aprovechar su visita a la oficina de su padre para enviar más correos electrónicos.

En el transcurso del día, envió su currículum a más de 30 empresas. Cuando llegó su padre se sentaron a platicar un rato. Él le dio varias recomendaciones; entre ellas, que enviara el CV a su amigo Luis, un headhunter. También le aconsejó que se comunicara con Eduardo Plascencia, quien trabajaba en una empresa llamada Smurfit en el área de Recursos Humanos.

Ese mismo día, Cayetano, muy obediente, se puso en contacto con Luis, el cual le propuso una cita para la semana siguiente. También se comunicó con Eduardo Plascencia, quien le pidió contactar a Rodolfo Sheller para programar una entrevista. En el calendario de su iPhone, comenzó a escribir todas sus citas.

OCHO DÍAS DE DESEMPLEO

Cayetano despertó y se preparó para acudir a la reunión que había programado con Luis. Durante la entrevista, Luis le hizo muchas preguntas difíciles como estas: ¿Puedes hablarme de ti?, ¿cómo manejas el fracaso?, ¿por qué te quedaste sin empleo?, ¿cuáles son tus habilidades y cuáles tus debilidades?, ¿qué buscas?, etcétera. Platicaron en ese tenor por más de dos horas.

Cayetano salió muy contento de la oficina de Luis, pues ahora había un especialista ayudándolo a buscar empleo. Ese día, después de sentir la bendición de tener el respaldo de un headhunter, decidió buscar otros más. Cuando llamó a su amigo Agustín Barrios Gómez, este le dijo que tenía una lista de los mejores de la ciudad. Le pidió que le proporcionara una copia y le dijo que iría a recogerla al día siguiente.

Todo era color de rosa para Cayetano. Pasaban los días y él continuaba enviando correos electrónicos, buscando ofertas en redes sociales y haciendo llamadas telefónicas a todas las empresas en las que deseaba trabajar. Usando la lista de Agustín, envió su currículum a otros 70 headhunters de la Ciudad de México, con la intención de lograr la mayor cantidad de entrevistas. Estaba convencido de que pronto encontraría empleo. La búsqueda le estaba resultando sencilla y el progreso parecía notorio.

LA PRIMERA ENTREVISTA

Cayetano decidió llamar a Rodolfo Sheller, de la empresa Smurfit, aunque no sabía exactamente qué le diría. Estaba inquieto, pero se sacudió el nerviosismo y comenzó a marcar el número.

—Smurfit, buenos días.

—¿Me puede comunicar con el licenciado Sheller, por favor?

—Un momento, por favor...

—¿Sí? —contestó una voz masculina.

—¿El licenciado Sheller?

—Sí, él habla.

—Buenas tardes, mi nombre es Cayetano Norman. Hace unos días hablé con el licenciado Eduardo Plascencia y me dijo que me comunicara con usted porque estoy buscando empleo.

—¿Cuándo puedes venir? —respondió Sheller.

—Hoy mismo, si usted está de acuerdo.

—Muy bien, nos vemos hoy a las cinco de la tarde. Hasta luego.

Concertó una cita para su primera entrevista. Mientras festejaba el acontecimiento con su esposa, abrió su armario para elegir un traje y una corbata. A las 4:20 p.m. Cayetano salió en dirección a Smurfit, que se encontraba en Naucalpan.

Durante la entrevista, el licenciado Sheller, quien parecía tener mucha prisa, le comentó de inmediato que estaba buscando un asistente de tesorería, pues él era director de finanzas de todo el grupo Smurfit Cartón y Papel de México. Después le mencionó que el sueldo del puesto era de 14 000 pesos. Por último, añadió que un requisito indispensable para tra­bajar ahí era hablar inglés, y aunque Cayetano le aseguró que él lo hablaba muy bien, Sheller sacó unos exámenes de su cajón, se los entregó y luego de pedirle que los respondiera se despidió de él. Cayetano pasó a otra sala para contestar la prueba.

Mientras respondía las preguntas, algunas dudas flotaban en su cabeza: “¿Qué será eso de tesorería? ¿Catorce mil pesos de sueldo? ¿Qué es Smurfit?”.

Tres cuartos de hora después entregó el examen resuelto a la secretaria del licenciado Sheller, quien le dijo: “Nosotros nos comunicaremos con usted en unos días”, lo cual nunca sucedió.

Transcurrió un mes y Cayetano no había concertado más entrevistas. Su calendario estaba vacío.

TREINTA Y DOS DÍAS DE DESEMPLEO

Por fin, después de 32 días, Cayetano recibió una llamada para asistir a otra entrevista. Una compañía de nombre Pacific Wooten, a la que él había enviado su CV (aunque solo hasta ese momento lo recordó), quería entrevistarlo la mañana siguiente.

Se presentó muy temprano en Pacific Wooten, de modo que tuvo que esperar. Estaba un poco nervioso porque era su segunda entrevista. La empresa parecía un tanto extraña y se percibía un gran movimiento de personal. A los 20 minutos llegó su entrevistador, un asiático de nombre Yun Lee. Como no hablaba español, la entrevista se desarrolló en inglés. Sin embargo, Yun no lo hablaba muy bien.

Cayetano se enteró, a través de Yun, que Pacific Wooten era una empresa dedicada al mercado cambiario Forex (Foreign Exchange), es decir, era una empresa que ganaba interesantes márgenes cambiando divisas: yenes, libras esterlinas, eurodólares y pesos. Los horarios eran algo extraños: había que presentarse a trabajar los fines de semana y algunas veces también durante las noches. Esto ocurría porque los mercados europeos comenzaban a operar mientras en México aún era de noche.

Yun le ofreció un sueldo base de 6 000 pesos y la promesa de unas comisiones que parecían muy interesantes. Según él, la mayoría de los ejecutivos a su cargo ganaban más de 36 000 pesos al mes. Respondió solamente Sounds interesting (suena interesante), y siguieron platicando en inglés.

El objetivo principal del empleo era buscar clientes que invirtieran —y arriesgaran— varios cientos de miles de dólares para comprar y vender divisas, lo que a Cayetano le pareció una tarea bastante difícil.

Se despidió de Yun con un fuerte apretón de manos y le dijo que lo pensaría. Por la tarde lo llamó para decirle que no estaba interesado y le dio las gracias. Definitivamente, no era lo que él buscaba.

Transcurrió otra semana. Ese día Cayetano despertó más tarde de lo normal, ya que sus actividades para esa mañana se reducían a ir al banco a depositar 15 500 pesos por la renta mensual de su departamento, y de paso aprovecharía para pagar el saldo de su tarjeta de crédito. Su viaje a Nueva York había afectado considerablemente su crédito disponible y él ni siquiera lo había contemplado (más bien lo había olvidado), por lo que decidió cubrir solo el pago mínimo.

Al salir del banco comenzó a hacer cuentas mentales. El dinero de su liquidación estaba disminuyendo significativamente y aún no tenía opciones de empleo en puerta. Empezó a preocuparse un poco, aunque todavía conservaba algo de tranquilidad.

CINCUENTA Y CUATRO DÍAS DE DESEMPLEO

Cayetano decidió de nueva cuenta ponerse las pilas, pues habían pasado ya varias semanas y sus esfuerzos por conseguir empleo no habían sido constantes: únicamente había efectuado un par de llamadas telefónicas que no lo llevaron a nada. Lo peor fue que empezó aburrirse y a perder el tiempo.

En una comida que tuvo en casa de sus suegros ocurrió algo que lo hizo sentirse extraño.

—¿Cómo vas, Tano?, ¿ya encontraste empleo? —le preguntó su suegra Lourdes.

—Ahí vamos, señora. Parece que tengo otra entrevista pasado mañana —respondió él.

Cayetano se sintió molesto al escuchar esa pregunta, como si le hubieran clavado un puñal en la espalda. Aunque no le manifestó el enojo a su suegra, en su interior sintió vacío, lo que nunca había experimentado. El desempleo había empezado a afectar a Cayetano Norman.

DOS MESES DE DESEMPLEO

Después de dos meses sin empleo, por fin las siguientes dos semanas parecían prometedoras: tenía tres entrevistas en puerta, que aparentaban ser buenas opciones. Una de ellas era en Comercial América, otra en el parque de diversiones Six Flags y una más en AT&T.

Llegado el día de la entrevista en Comercial América, el monstruo mexicano de los seguros, se entrevistó con un tal señor Jesús O. Maya DuPont, quien al ver la experiencia de Cayetano dentro de una aseguradora reconocida como Conseco México, le informó que estaban buscando una persona con su perfil para que ocupara una gerencia media en el área de comercialización.

Aunque el sueldo no se discutió en la entrevista, vislumbró que lo máximo que podría esperar era poco más de 20 000 pesos mensuales. No obstante, se mostró interesado en conocer más acerca de la vacante. Al terminar el encuentro y al ver que Cayetano daba el ancho para el puesto, Jesús le pidió que se comunicara con la persona encargada de aplicar los exámenes psico­métricos para que concertara una cita.

No estaba muy convencido de querer trabajar nuevamente en una empresa de seguros; sin embargo, presentó los exámenes al día siguiente y continuó con el proceso de selección hasta concluirlo.

Después de unos días, Jesús llamó a Cayetano. Los resultados de los ­exámenes habían sido satisfactorios, y le dijo: “Hemos decidido darte el puesto”. A continuación le dio todos los pormenores del cargo. Le ofrecían 13 000 pesos de sueldo bruto, bonos de productividad semestrales y prestaciones de ley, 10 días de vacaciones durante el primer año y aguinaldo de 45 días.

En definitiva, no era lo que él buscaba. En su empleo anterior ganaba más del triple, por lo que la oferta le parecía muy baja y estaba seguro de que no le alcanzaría para cubrir sus gastos. Además, Comercial América quedaba a más de una hora de su casa, así que, sin analizar más el asunto, decidió declinar.

En Six Flags, se entrevistó con Alma Garza, la jefa de Recursos Humanos, quien después de una hora lo envió con Antonio Quevedo Diniz, presidente y dueño de una parte del parque. En la entrevista, el licenciado Quevedo le comentó:

—Mira, Cayetano, examiné tu currículum y creo que cumples con el perfil del puesto. Estamos buscando a una persona que se encargue de la comercialización de todos los productos promocionales de Six Flags y de su mascota Cornelio, dentro y fuera del parque. Respecto al sueldo, está un poco por debajo de lo que tú buscas, pero ofrece comisiones sobre las ventas globales. Además, contamos con una empresa que se encarga de mantener y promover más de 40 establecimientos de máquinas de videojuegos. Dicha empresa también estaría a cargo de quien ocupe esta vacante. Hasta el momento, hemos entrevistado a otros cuatro candidatos, pero por tu presencia y tu CV, me atrevo a adelantarte que tú estás en primer lugar; solamente faltaría que te entrevistaras con otra persona.

Cayetano se entrevistó con esa otra persona, quien le comentó los pormenores del puesto. Para desempeñarse en él era necesario viajar a otros estados de la república, controlar todos los inventarios de las tiendas y los stands de Six Flags, así como ampliar los establecimientos y cadenas de videojuegos. Su oficina estaría en la sede del parque, ubicada al sur de la Ciudad de México. Si aceptaba el empleo, tendría que reportarle directamente al director de marketing del parque de diver­siones.

Aunque este trabajo también le quedaba muy lejos de su domicilio, se sintió obligado a interesarse. Una vez en casa, le platicó todo a su esposa, y aunque ella comentó que no le latía mucho, Cayetano se sentía un tanto entusiasmado porque estaba seguro de que podría ser una buena oportunidad de crecimiento. Pero pasaron los días y aunque Cayetano había comentado que tenía interés en el puesto, nunca lo llamaron.

Su entrevista en AT&T fue un desastre. Cayetano se presentó algo nervioso y, para empeorar las cosas, sintió desde el principio que no le había caído bien a la reclutadora. Inmediatamente, le preguntaron si conocía las actividades y el giro de la industria celular.

—Yo solo sé que ustedes venden teléfonos, y la verdad con regular servicio. Pero me imagino que mejorarán con el tiempo —respondió Cayetano en tono dubitativo.

Luego de esa desastrosa respuesta, le preguntaron por qué quería, entonces, trabajar en una empresa de telecomunicaciones si su experiencia era en seguros y en bancos.

—Pues, este…, no es que quiera trabajar en la industria de las telecomunicaciones, pero como ustedes me llamaron, decidí venir a enterarme de qué se trataba.

Como si la reclutadora quisiera ensañarse contra él, comenzó a acribillarlo con preguntas acerca de su personalidad, su carácter, sus logros anteriores, etcétera. Cayetano no estaba preparado para un interrogatorio así y siguió contestando casi sin pensar, diciendo cosas como “Tengo mucha experiencia en ventas y, desde mi punto de vista, una personalidad agradable y un carácter normal...”.

Después de la entrevista, que no duró más de 15 minutos, pasó a otra oficina donde le aplicaron exámenes psicométricos y de inglés durante más de tres horas. Por fin terminó y con la mano adolorida manejó de regreso a casa.

Nunca supo qué puesto le ofrecían, pero no importaba porque tampoco le volvieron a llamar.

TRES MESES DE DESEMPLEO

Un día por la mañana, el coche de Abigaíl se descompuso. Enrique, el mecánico que Cayetano conocía, le dijo que el problema era difícil de arreglar. Cayetano alcanzó a entender que la base del cuerpo del motor estaba oxidada y corroída y que ello ocasionaba que el aceite y el anticongelante comenzaran a mezclarse, por lo que el coche podría desvielarse en cualquier momento. Lo peor de todo era que la compostura costaría más de 9 000 pesos.

Cayetano llevó el coche a una agencia Volkswagen para asegurarse de que el mecánico no hubiera tratado de timarlo. Pero en la agencia le cotizaron el arreglo en más de 18 000 pesos. Cayetano no podía creer que la reparación de un automóvil modelo 2012, valuado en 70 000 pesos en el libro azul (Blue Book), pudiera costar más del 20% de su valor.

No le quedó otra opción, así que llamó a Enrique y le pidió que pasara por el coche para repararlo. Cayetano no tenía contemplado gastar en esto. Eso alteraría el tiempo que duraría su liquidación para cubrir sus obligaciones financieras. A la vez, acortaría el tiempo que tenía calculado para estar sin empleo y sin ingresos. Ahora sí, Cayetano estaba preocupado y tenía que encontrar un empleo rápidamente.

De pronto, se presentó la oportunidad de asistir a una entrevista más. Isabel, la hermana de Cayetano, le comentó que el cuñado de su esposo estaba reclutando personal para vender tiempos compartidos. Cayetano ya no tenía nada que perder y se presentó en el domicilio de la agencia de viajes en la zona de Polanco. Al entrar conoció a Ralph, el dueño, quien le mostró las instalaciones de la oficina, en cuyas paredes había alrededor de 30 carteles de las playas más bonitas de México, así como el área de ventas, que parecía un restaurante en vez de un centro de labores, pues estaba repleta de mesas y sillas. Ambos tomaron asiento para que Cayetano observara (y lo hizo con interés) a todos los ejecutivos que trabajaban como comisionistas. En esa demostración de ventas, Cayetano presenció el cierre de más de cinco paquetes VTP a Los Cabos y a Cancún.

Gracias a esto, Ralph otorgó a ese grupo de ejecutivos más de 20 000 pesos de comisión, y fue entonces cuando Cayetano decidió que sería bueno intentarlo, ya que necesitaba en forma urgente algunos ingresos.

La agencia de viajes solo organizaba eventos para clientes los martes y jueves por la tarde, por lo que Cayetano tendría tiempo suficiente para continuar con su búsqueda de empleo.

Durante el primer martes que Cayetano asistió, entró un gran número de clientes. El anzuelo para atraerlos a las oficinas era decirles que habían ganado un premio, el cual consistía en un certificado de estancia en un hotel de cinco estrellas. Este certificado era ofrecido con anterioridad por teléfono, pero si querían obtenerlo, tenían que comprar los boletos de avión. Lo que los clientes no sabían era que el precio del vuelo ya incluía la estancia en el hotel.

Cayetano estuvo trabajando en la agencia más de un mes, y aunque al principio entraban muchos clientes, cada día llegaban menos. No obstante, luego de algún tiempo, dejaron de acudir. Él nunca pudo cerrar una venta y decidió que era mejor abandonar este empleo.

Durante su permanencia en la agencia, Cayetano dejó de buscar trabajo.

CINCO MESES DE DESEMPLEO

Cayetano buscaba empleo en forma esporádica. Efectuaba algunas llamadas y a veces decía que había asistido a unas entrevistas, sin que fuera cierto. Según su esposa, se había convertido en “un mueble a medio cuarto”, ya que siempre estaba en la casa viendo televisión. Antes jovial y alegre, se volvió reservado y taciturno; ya no era el mismo. Su búsqueda se había tornado tediosa, cansada y verdaderamente irregular.

Abigaíl comentaba con su mamá que todos los días Cayetano se levantaba muy tarde y que los quehaceres domésticos se demoraban por su culpa. Ya no lo veía buscando empleo con el mismo entusiasmo que demostró al principio. Decía que Cayetano antes había sido una persona con gran carácter y un excelente sentido del humor, pero que ahora había perdido todo eso. Abigaíl no sabía qué hacer ni qué le pasaba a su esposo, de modo que tampoco sabía cómo ayudarlo.

Él se mostraba cada vez más triste y pensativo. No entendía por qué ya no le hablaban para entrevistarlo, pese a que había enviado su currículum a cientos de empresas. Tiempo después se enteró de que, dentro de la empresa donde trabajaba un familiar, estaban contratando personal, pero él estaba tan susceptible y tan lastimado en su orgullo que prefirió no pedir ningún favor. Tenía la necesidad de sentirse capaz de encontrar un empleo sin ayuda de nadie, menos aún de alguien cercano.

Cayetano estaba ya tan preocupado que, sin darse cuenta, sus relaciones con Abigaíl, con sus amigos y con su familia habían comenzado a deteriorarse. El desempleo se había convertido en una carga más difícil de soportar de lo que había previsto.

Ese mes, Cayetano comentó con su papá que sentía que le faltaban más estudios y habilidades. Su papá le sugirió aprovechar el tiempo tomando un curso o un diplomado para fortalecer sus conocimientos, pues posiblemente eso le sería de gran ayuda para encontrar un empleo en poco tiempo. Aunque a Cayetano le pareció una gran idea, de momento no podía gastar su dinero en cursos porque no tenía el suficiente para los meses venideros, pero su papá insistió y ofreció sufragar ese gasto. En el fondo, su padre sabía que estudiar lo mantendría ocupado y despejaría un poco su mente del problema, ya que también lo notaba muy desganado.

Al día siguiente, su papá lo llamó por teléfono para informarle que había leído sobre los diplomados en el Tecnológico de Monterrey.

El diplomado duraba 96 horas y costaba más de 25 000 pesos; no obstante, casi sin pensarlo, se inscribió. El horario de clases era de 9:00 a.m. a 6:00 p.m. los viernes y sábados, durante cuatro meses.

El Tec de Monterrey resultó muy interesante. La mayoría de las materias eran netamente financieras y el nivel del profesorado era muy bueno, lo cual agradó mucho a Cayetano. Uno de los primeros días, durante un receso entre clases, decidió ir al departamento de bolsa de trabajo del Tecnológico de Monterrey para buscar nuevas ofertas. La encargada le comentó que había una plataforma en línea y siete carpetas clasificadas por carreras, en donde las empresas buscaban estudiantes y egresados del Tecnológico. Se acercó al anaquel y tomó la carpeta correspondiente a la carrera de Administración. Ahí obtuvo algunos datos de vacantes que lucían por demás interesantes:

GE CAPITALEjecutivo de cuenta. Sueldo $23 000. Lic. Emile Saraf, teléfono 5345-2220, rh@ge.com

TELEFÓNICASubgerente de servicio a clientes. Sueldo $36 000. Lic. Gregorio Olivares, Jefe de Recursos Humanos. Tel. 5454-3030, go@telefonica.com

MANPOWEREjecutivo de ventas. 5269-7171. Lic. Adriana Gelista. Sueldo según habilidades, adrigel@manpower.com.mx

ADECCOGerente de sucursal. Lic. Olguín, 5557-2540. Sueldo $19 200. rh@adecco.com

BANCOMERSubgerente de crédito de tarjetas internacionales. Mónica Vasavilbaso. Sueldo $38 000 con automóvil. 5202-9515. mvas@bbva.com

PROCTER & GAMBLEDesarrollo de nuevos proyectos. Martha Ruiz, reclutamiento y selección, 1555-9988, rh@procter.com

ELEKTRA– Supervisor de ventas. María Haces Torres, reclutamiento y selección, 5543-3287. Sueldo $16 000 a $28 000, según habilidades.

SIGMA ALIMENTOS– Ejecutivo de promoción, LAE. Edad máxima 39 años. Comunicarse con Lorena Ávila Estudillo, jefa de reclutamiento y selección, 5513-4552. Sueldo $22 000 más comisiones. lav@sa.com

Al regresar al salón para tomar la siguiente clase, Cayetano observaba los datos que recién había recabado. Tuvo un presentimiento que lo alegró y le dio esperanzas, ya que todas las opciones eran muy interesantes.

Envió su CV a todas las empresas. A los pocos días, sucedió lo que tanto anhelaba: el teléfono sonó. Era el licenciado Emile Saraf, de GE Capital; deseaba entrevistarlo el siguiente lunes a las 10:00 a.m. para tratar la vacante de ejecutivo de cuenta. Unos días después le hablaron de dos compañías más, Bancomer y Adecco, también para entrevistarlo. ¡Cayetano daba brincos de emoción! El diplomado ya estaba dando frutos, y únicamente había cursado las primeras ocho horas de clases. Asistir a ese diplomado había sido una gran decisión, por lo que decidió comunicarse de inmediato con su padre para informarle lo sucedido y agradecerle su apoyo.

En su entrevista en GE Capital todo salió muy bien. Emile Saraf era una gran persona. Mientras revisaba el currículum de Cayetano le formuló algunas preguntas y sonreía mucho al hacerlo. La plática con él se extendió más de una hora, y por primera vez olvidó sus nervios, efectuó algunas preguntas y se sintió tranquilo. Posteriormente, lo invitaron a resolver algunos exámenes psicométricos.

Pasó a una sala especial en donde conoció a la licenciada Arlette Martínez, la encargada de aplicar los exámenes. Ella le asignó un lugar para sentarse, colocó un par de lápices en la mesa y le dijo que tenía 35 minutos para completar la primera parte. Solo de ver la cantidad de hojas que tenía el examen, pensó: “¡Qué flojera, caray!... Pero qué se le va a hacer”. Comenzó a responder sin entusiasmo; además, había muchas preguntas realmente extrañas.

En la primera parte del examen le pedían que dibujara a una persona; después, que escribiera una historia acerca de la persona dibujada. Cayetano trató de resolver las preguntas de la manera más clara y honesta posible. Luego pasó a la segunda parte del examen, que duró más de 45 minutos. Eran preguntas de conocimientos generales, algo de historia, matemáticas básicas, inglés y algunas más triviales.

Por último, la licenciada Martínez se sentó con Cayetano para efectuarle una prueba tipo rompecabezas. Tenía que memorizar figuras geométricas para después armarlas con cubos de plástico que tenían triángulos y otras formas geométricas en cada uno de sus lados. Parecía difícil, pero no tuvo problemas para superar cada rompecabezas dentro del tiempo señalado.

Al terminar, ella le dijo con voz angelical: “Eso es todo. Estaremos en contacto contigo. ¡Muchas gracias, Cayetano!”.

Unos días después llegó la entrevista en Adecco. El nombre de la empresa le sonaba familiar, pero no sabía ni un comino acerca de su giro ni conocía el tipo de actividades que ahí se desarrollaban.

Fue puntual. Una vez que llegó al sexto piso y salió del elevador, se encontró con más de 10 personas en la recepción. La recepcionista le entregó una solicitud y le pidió que la llenara en la sala mientras esperaba junto con las demás personas.

La solicitud tenía más de cuatro hojas y todas las preguntas se resolvían leyendo su CV. Cayetano se acercó nuevamente a la recepcionista para decirle que él ya traía su CV y preguntó si aun así era necesario llenarla. Ella le respondió que sí, porque en Adecco escaneaban todas las solicitudes para que sus datos se incluyeran automáticamente en el banco de candidatos para los diferentes puestos. Cayetano se sorprendió de la tecnología que usaban en Adecco y empezó a llenar la tediosa solicitud.

Casi tres cuartos de hora después, la licenciada Araceli Olguín recibió a Cayetano. La entrevista fue muy bien conducida y profesional. Ella era una ejecutiva atractiva y amable. Durante la entrevista, le preguntó a la licenciada Olguín por el giro de Adecco y ella le respondió: “Somos una empresa trasnacional originaria de Francia y Suiza, con más de 250 000 empleados. Desde hace 50 años nos dedicamos a reclutar personal para otras empresas y manejamos también la nómina de nuestros más de 100 000 clientes. Tenemos más de 52 sucursales en toda la República Mexicana y cientos más en 50 países. Somos la única empresa de reclutamiento con certificación de calidad ISO-9002”.

Cayetano quedó sorprendido. Al terminar la entrevista, la licenciada Olguín se despidió y le dijo que lo llamarían para programar la fecha de los siguientes exámenes y las entrevistas posteriores.

A Cayetano no le quedó muy claro si la posición de gerente de sucursal era para una filial de Adecco o una sucursal de alguno de sus 100 000 clientes, pero entendió que sin importar para qué empresa fuera, esta era una compañía que le generaría más opciones.

Nueve días después le llegó el turno de entrevistarse en Bancomer. La cita ocurrió en la oficina matriz del banco. Llegó apenas dos minutos antes y no encontró estacionamiento. Los nervios comenzaron a traicionarlo. Después de casi 10 minutos, halló por fin un lugar a más de cuatro cuadras de ahí. Apagó el motor del coche, azotó la puerta e inició una carrera por la calle. Cuando llegó a la recepción de las impresionantes oficinas, demoró todavía otros cinco minutos en registrarse. Finalmente, arribó a la oficina en donde se entrevistaría con la licenciada Mónica Vasavilbaso para solicitar la vacante de subgerente de crédito de tarjetas internacionales.

El puesto ofrecía excelentes prestaciones, incluso un automóvil utilitario. La entrevista salió a la perfección. Mónica tuvo una grata impresión de Cayetano y le aseguró que había una muy buena oportunidad para que se quedara con el puesto. Lo único que faltaba era que se reuniera con el director del área. Cayetano salió feliz de la entrevista. Tenía otra opción de empleo en puerta.

Siguió llamando a las empresas restantes, cuyos teléfonos había obtenido en la bolsa de trabajo en línea del Tecnológico de Monterrey. Así averiguó que la vacante de Telefónica ya se había cubierto, sin que tuviera oportunidad de competir por el puesto.

Manpower resultó ser otra empresa de reclutamiento, en donde tampoco obtuvo una entrevista, pero le informaron que sí habían recibido su CV y que lo llamarían muy pronto.

En Procter & Gamble tampoco logró una entrevista, pues la política de la empresa era hacer primero a todos los candidatos unos exámenes de matemáticas y de conocimientos generales; después, en caso de que los aprobaran, obtendrían una entrevista. Cayetano hizo cita para los exámenes y los llevó a cabo, pero pasó el tiempo y nunca le hablaron. Tiempo después, un amigo de su cuñada Clarisa, que trabajaba en Procter & Gamble, averiguó que había reprobado los exámenes.

Elektra y Sigma le confirmaron la recepción de su CV y acordaron que le hablarían pronto, lo cual nunca sucedió.

Cayetano seguía cursando exitosamente su diplomado. Estaba feliz porque aún le quedaba un par de opciones; mientras tanto, se mantenía despejado y se ocupaba elaborando algunas investigaciones y trabajos para sus clases.

SEIS MESES DE DESEMPLEO

Habían transcurrido más de 180 días desde el despido de Cayetano. Para él ya era medio año sin empleo. No podía creer que el tiempo hubiera pasado tan rápido y que aún no tuviera nada seguro. No le habían hablado para asistir a una segunda entrevista ni en GE Capital ni en Adecco, y tampoco en Bancomer.

Empezó a sentir desesperación. Todo el día peleaba con su esposa por los gastos y otros asuntos de la casa.

También dejó de frecuentar a sus amigos de toda la vida, Hiram, José, Víctor, Pedro, Pablo y Alejandro, ya que la acostumbrada comida de los viernes salía muy cara; además, su diplomado se lo impedía.

Aunque a Abigaíl y Cayetano se les presentó la oportunidad de asistir a algunos convivios, reuniones e incluso a un par de viajes a Acapulco y Valle de Bravo con sus amigos y familiares, no acudieron para evitar que la gente preguntara sobre su desempleo. Por otra parte, no podían darse el lujo de gastar más dinero.

Una noche, sin poder conciliar el sueño, se saturó de preguntas: “¿Por qué ningún headhunter me ha llamado? ¿Por qué no me han llamado para el empleo que presuntamente ya era seguro en Bancomer? ¿Cuándo encontraré trabajo? ¿Qué habrá pasado en GE Capital? ¿No parecía Adecco una oportunidad más que segura?”.

Esa noche no pudo dormir. Estaba muy triste e incluso lloró un poco de tanto atormentarse con sus pensamientos.

Al día siguiente decidió hacer otro esfuerzo. Volvió a llamar a Bancomer y mandó nuevamente su currículum a todos los headhunters y a otras empresas que no se habían comunicado con él. Esta vez quiso insistir llamándo también por teléfono para confirmar los envíos.

Se sorprendió al enterarse de que el puesto de subgerente de crédito de tarjetas internacionales de Bancomer había sido cubierto recientemente. Estaba seguro de que la vacante era suya, pero la reclutadora con la que se entrevistó semanas atrás, Mónica Vasavilbaso, ya no trabajaba ahí, y la nueva reclutadora no llevaba un seguimiento de los candidatos entrevistados con anterioridad. De modo que el cv y los datos de Cayetano nunca llegaron a las manos de la nueva reclutadora, quien nunca supo de su existencia; por tal motivo, contrataron a otra persona. Ella le preguntó por qué no había vuelto a llamar unos días después de entrevistarse, y luego le ofreció una disculpa.

Por otro lado, se enteró de que ningún headhunter iba ayudarlo en el corto plazo, ya que la mayoría solo manejaban altos ejecutivos que actualmente estuviesen empleados y tuvieran sueldos superiores a 70 000 pesos mensuales.

Sus opciones se habían esfumado en cuestión de minutos. Cayetano ­sintió que debía empezar de nuevo porque no tenía nada. Pero no sabía qué hacer e ignoraba si tendría fuerzas o ánimo para volver a intentarlo. ¿Cuánto tiempo más pasaría antes de encontrar empleo? Estaba muy ­tris­te y enojado con la vida y consigo mismo. El desempleo lo estaba ­acabando emocionalmente.

OCHO MESES DE DESEMPLEO

Después de ocho meses el agua le había llegado al cuello. Su respaldo económico se había agotado. El saldo de su cuenta bancaria estaba en ceros y aún debía mucho dinero a su tarjeta de crédito.

La presión psicológica lo forzó a llamar a su padre: “Papá, necesito que me prestes algo de dinero. No sé qué hacer”. Su padre solamente pudo prestarle 25 000 pesos. Aunque agradecido, sabía que ese dinero apenas le serviría para cubrir los gastos de cuatro semanas. Tenía que encontrar algo de inmediato.

Por otro lado, Abigaíl, al ver la frustración de Cayetano y el mal momento económico por el que pasaban, decidió buscar empleo para ayudarlo. Por suerte, unos días después una amiga cercana la contactó con una empresa en ciernes llamada Pegaso, que en ese momento estaba contratando mucha gente. De inmediato, Abigaíl fue contratada con un sueldo de 20 000 pesos como coordinadora de facilities.

Aunque la intención de Abigaíl era ayudar, sin querer ejerció más presión sobre Cayetano, pues había encontrado empleo más rápido, y él seguía luchando por encontrar uno después de ocho meses.

NUEVE MESES DE DESEMPLEO

Cayetano se sentía derrotado. No soportaba que le preguntaran cómo iba su búsqueda. Todo el día tenía cara de enojado y angustiado. No quería hablar del tema con nadie, ni comentaba más su situación.

El desempleo lo había destrozado emocionalmente. Había perdido la noción del tiempo. No había principio ni fin. Los días y las noches pasaban uno tras otro a un ritmo monótono e indiferente. El departamento se convirtió en su vida entera. Afuera, la vida le resultaba extraña, casi de otro planeta. No sabía con exactitud cuánto tiempo había transcurrido desde su salida de Conseco.

Pasaba días enteros encerrado en su hogar. No hacía llamadas telefónicas y se limitaba a salir a sus últimas clases, a presentar los exámenes del diplomado los viernes y sábados y a cargar de gasolina el tanque de su coche. Su desesperación lo obligaba a gastar sus últimos centavos en billetes de lotería y concursos de combinaciones de números. Durante sus encierros lloraba a ratos, hablaba solo, veía mucho la televisión y hacía algunas tareas. En las escasas comidas familiares a las que llegó a asistir con su mujer no hablaba del tema con nadie, era seco y había dejado de ser ameno.

Sin embargo, de un momento a otro, sin darse cuenta, comprendió que era la cabeza de una nueva familia y que no podía desmoronarse, así que decidió no descansar hasta encontrar empleo.

Pensó que parte del problema era que no sabía lo que buscaba o en qué le gustaría trabajar. Comenzó a hacerse nuevas preguntas: “¿Qué busco?, ¿qué puedo hacer?, ¿qué me gusta hacer?, ¿para qué soy bueno?, ¿cuánto debo pedir de sueldo?, ¿cuánto valgo?, ¿estará bien hecho mi currículum?”. Cayetano continuó formulándose preguntas durante muchas horas.

Examinó rápidamente su persona y su trayectoria. Al parecer, todo lo conducía hacia los proyectos de ventas. Pensó: “Creo que soy bueno para vender”. Decidió que al siguiente día retomaría sus responsabilidades y buscaría un empleo, cualquiera que este fuera.

—Aún no tenemos vacantes, pero en nombre de toda el área de recursos humanos, quisiera entregarle este reconocimiento por haber sido el más insistente durante el año.