Empezamos esta primera parte hablando de cómo adquirir unos hábitos saludables para el cuerpo y para la mente. Porque unos buenos hábitos te cargan de energía, y necesitarás mucha energía para mover al gigante que llevas dentro y alcanzar tus sueños.
Me gusta pensar que todos somos atletas en nuestro día a día, que participamos en nuestra propia carrera de fondo para alcanzar nuestros objetivos en la vida. Para ello tenemos que cuidar no solo nuestra mente, sino también nuestro cuerpo. Si cultivamos solo la parte intelectual nos limitamos. En cambio, si entrenamos nuestro cuerpo con hábitos positivos favorecemos no solamente el rendimiento físico, sino también el de nuestro cerebro, que al fin y al cabo es un órgano del cuerpo.
Existe una clara relación entre el deporte y el rendimiento intelectual. Así lo han demostrado estudios recientes de la Universidad Estatal de Saginaw Valley, en Estados Unidos. Tras analizar a 226 estudiantes, concluyeron que los que practicaban ejercicio tenían puntuaciones más altas en la escala GPA (sistema americano de calificación).
El atleta mexicano José Carlos Herrera siempre dice: «Suelo ser atleta en cada cosa que hago». Esto es así porque el deporte es para muchas personas una forma de vida. Te hace más resistente mentalmente y te prepara para todos los retos que debes afrontar en tu día a día.
El desarrollo de estas capacidades nos puede llevar a conseguir cosas impensables, cosas que incluso pensábamos que eran imposibles. Así lo explica Wim Hof, también conocido como Iceman, un atleta holandés que logra soportar el frío extremo gracias a sus técnicas de respiración. Hof (www.wimhofmethod.com), autor de El poder del frío (puedes ver la referencia completa, tanto de este como del resto de libros que mencionaré, en la Bibliografía, al final del libro) ha desarrollado un método para estar más sano y más fuerte. Entre otras cosas, recomienda lo siguiente:
• Mayor capacidad de concentración.
• Sensación de felicidad debido a la liberación de endorfinas.
• Mayor productividad y agilidad en los procesos cognitivos gracias a la oxigenación del cerebro.
• Reducción de los niveles de estrés.
• Mejora del sistema inmune.
• Mayor resistencia ante las dificultades.
• Mayor fuerza de voluntad.
• Mejor calidad del sueño.
• Y, en general, mejor calidad de vida.

• Realizar ejercicios de respiración, que ayudan a oxigenar el cerebro y mejorar su rendimiento.
• Hacer terapia de frío: someter nuestro cuerpo a temperaturas excesivamente bajas para estimular el instinto de supervivencia con el que hemos nacido y que hemos perdido debido a las comodidades de nuestro día a día.
• Comprometerte con lo que haces y tener claro por qué lo haces. Esto te dará resistencia mental y focalización en la consecución de tus objetivos.

Wim Hof nos anima a salir del sedentarismo en el que estamos inmersos debido a los avances tecnológicos, que nos hacen la vida demasiado cómoda. Este sedentarismo ha dado lugar a enfermedades cardiovasculares que antes casi no existían.
Tony Robbins también habla en sus cursos de un atleta llamado Stu Middleman que corrió mil millas (más de 1.600 km) en solo 11 días y 20 horas, así como de su libro, Slow Burn, donde explica sus secretos para crear energía. En él se ha inspirado el propio Tony para aprender a aumentar sus niveles de energía y rendir durante sus 16 horas de trabajo diarias. Además del ejercicio, sigue una dieta especial con refuerzo de vitaminas, proteínas y antioxidantes elaborada por Billy Beck III, su entrenador personal. El objetivo es tanto mejorar su rendimiento físico como su agudeza y resistencia mental.
Como en su caso, si consigues equilibrar tu esfuerzo y desarrollo mental con el físico, verás que se benefician mutuamente. Con la mejora de la oxigenación, el cerebro funciona mejor y más rápido. Mejora la concentración, la memoria y la productividad. Nos cansamos menos, somos más resistentes y nos acostumbramos a esforzarnos para lo que queremos conseguir.
El ejercicio, además, produce endorfinas, unas hormonas asociadas con estados de ánimo positivos. Cuando tu nivel de endorfinas es alto, vives la vida con una sensación de total plenitud. La sensación es similar a la de consumir un opiáceo, aunque la ventaja de las endorfinas es que no generan adicción. Hay muchas formas de producir endorfinas y casi todas son gratuitas: hacer deporte, practicar sexo, reír con los amigos, jugar con los hijos, etc.
Además del ejercicio físico, la dieta es fundamental para tener la energía que necesitas para triunfar. La forma actual de comer no contribuye a facilitar esa tarea: alimentos procesados, azúcar por todas partes, mucha proteína animal, bebidas alcohólicas, comida basura... O sea, más alimentos ácidos que alcalinos. Esto afecta al pH de nuestro cuerpo, lo «acidifica», y nos hace menos inmunes frente a posibles enfermedades. La escala del pH va desde 0 (más ácido) a 14 (más alcalino). Cada parte de nuestro cuerpo tiene su nivel óptimo de pH. Cuando el nivel baja de 7, se considera que el pH es ácido; cuando pasa de 7, es alcalino. Si quieres comprobar el estado general del tuyo, es muy sencillo: te bastarán unas tiras reactivas que venden en las farmacias. El nivel de pH es tan importante que por debajo de un determinado nivel nuestro cuerpo deja de funcionar bien.

Se ha observado que las personas con el pH ácido suelen ser frioleras, hipotensas y tienen tendencia a crisis hipoglucémicas; además, el sistema inmune se debilita y tienden a contraer infecciones. Si te sientes identificado con alguno de estos síntomas o bien si te haces un test y la cifra está por debajo de 7, te conviene hacer una dieta alcalina para recuperar el equilibrio. Tampoco hay que exagerar con elementos alcalinos que no sean naturales para no caer en un estado de alcalosis (superar niveles máximos de alcalinidad), que es igualmente peligroso.
En la vida he aprendido que para saber más lo mejor es apoyarse en un experto, a ser posible en el mejor experto de cada materia. Por eso, lo que te aconsejo es que acudas a un buen dietista que analice tu dieta y te aconseje con una buena base. También puede ayudarte un libro: La milagrosa dieta del pH, del doctor Robert O. Young.
Algo sencillo que puedes hacer es beber agua con unas rodajas de limón y pepino, dos de los alimentos más alcalinos que hay (aunque el sabor del limón es ácido, en realidad nuestro cuerpo lo metaboliza como alcalino). Pruébalo durante un par de semanas y elimina durante ese tiempo cualquier bebida alcohólica. Combina eso con un poco de ejercicio diario y verás cómo aumenta tu energía y tu vitalidad.
Durante ese tiempo (y a ser posible para siempre) elimina también las bebidas azucaradas y los zumos que no sean naturales. En la oficina, en casa o en el restaurante, bebe solo agua con una rodajita de limón. Es importante que bebas al menos un vaso de agua cada 45-60 minutos. No beber agua produce dolores y malestar, pérdida de concentración constante y cansancio. Si tomas un zumo, que sea natural o, mejor, un smoothie. Hay cientos de combinaciones. A mí me gusta, por ejemplo, el de zanahoria, limón (poco), pera y apio, y en verano sustituyo el apio por la remolacha y prescindo del limón. El limón combina con cualquier alimento, pero en cambio la naranja no. Y en cuanto a la comida, puedes comer carne, pero combínala siempre con algo verde, por ejemplo con una ensalada. Si a mediodía te pides un pedazo de carne con patatas fritas y una cerveza, es muy probable que te pases la tarde con pesadez y muy poca energía.
La dieta alcalina, además, tiene beneficios para el sistema inmunitario y según las últimas investigaciones contribuye a prevenir la aparición del cáncer. Por supuesto que en el desarrollo del cáncer influyen otros factores, pero está demostrado que una correcta alimentación elimina toxinas, fortalece nuestro organismo y nos ayuda a vivir cada día con más energía. O sea, convierte nuestro cuerpo en una batería alcalina.
¿Qué debes consumir en una dieta alcalina? Suzanne Powell, escritora irlandesa afincada en España, tiene varios libros dedicados a este tema (puedes verlos en la Bibliografía). En concreto, propone una lista de los alimentos alcalinos que debemos consumir para contrarrestar la acidez de nuestro cuerpo, principalmente:
• VERDURAS CRUDAS
• FRUTAS
• SEMILLAS
• CEREALES INTEGRALES
• AGUA
No se trata solo de consumirlos de vez en cuando, sino en una proporción suficiente para alcalinizar el cuerpo, cosa que podrás ir comprobando regularmente con las tiras reactivas que habrás adquirido en la farmacia.
Ejercicio: Adquirir hábitos saludables
«Somos el resultado de lo que repetimos todos los días».
Ya hemos visto que los buenos hábitos te cargan de energía, y vas a necesitar toda tu energía para hacer realidad tus sueños. Por eso te propongo un ejercicio para incorporar a tu vida algunos hábitos saludables.
Dicen que si hacemos algo cada día durante 21 días se convierte en un hábito, así que te propongo una lista de sencillos hábitos saludables para que los practiques durante las próximas tres semanas. Empieza hoy mismo, no procrastines ni busques excusas. Son cinco prácticas muy sencillas y seguro que las puedes incorporar a tu rutina diaria sin problemas.
1. Por la mañana al levantarte o por la noche al acostarte, di tres veces gracias. Yo tengo mis oraciones, pero cada uno puede agradecer lo que quiera, aquello por lo que se sienta afortunado. Tal vez creas que esto no sirve de nada, pero te recuerdo el mantra: «No lo entiendo, pero lo hago». (Te aconsejo que busques y veas una película del Doctor Wyne que te ayudará a entender la importancia del concepto del agradecer).
2. Ponte el despertador un cuarto de hora antes de lo habitual y cuando despiertes estírate muy lentamente. Luego, con el pecho abierto, respira profundamente y oxigena el cuerpo. Realiza tres series de 10/15 respiraciones diafragmáticas como los niños, es decir, sacando la barriga cuando tomas el aire y metiéndola cuando lo expulsas. Si has hecho alguna vez ejercicios de respiración de yoga, ya sabes a qué me refiero. Estos ejercicios de respiración te activarán y te prepararán para afrontar la jornada.
3. Durante esos 21 días suprime el alcohol de tu dieta y bebe solo agua, a ser posible con rodajas de limón (o de limón y pepino, eso lo dejo a tu gusto). Hazlo en casa y en la oficina. Y no te olvides de beber con frecuencia, al menos un poco cada hora. Incluso por la noche, si te despiertas.
4. También hay que «alimentar» la mente. Y para eso, nada mejor que la lectura. Leer libros es la cosa más potente que le puedes ofrecer a tu cerebro. También escuchar música, ver un cuadro o una película, pero sobre todo leer un libro. Empieza leyendo diariamente de 10 a 15 minutos, no más. Por la noche, por la mañana, a mediodía... ¡No hay excusas! La lectura es mágica porque te abre a ideas y a mundos nuevos. Al final del libro encontrarás un listado de libros de los que he aprendido mucho. Algunos los conocerás y otros seguramente no. Puedes crear una pequeña biblioteca en la agencia que todos puedan consultar. Eso sí, préstalos por un tiempo determinado, como en las bibliotecas, no tanto por el coste de que no los devuelvan, sino para ponerlos en valor. Si alguien no los devuelve, ponle una multa y con el dinero recaudado compra otros libros.
5. Y de la mens sana al corpore sano: descansa 7/8 horas y practica ejercicio al menos 25 minutos al día. Si no puedes ir al gimnasio o a la piscina, camina. Caminar es el ejercicio más saludable que existe. Camina al menos entre 5 y 8 kilómetros al día a un ritmo cardíaco aeróbico (puedes medirlo con el móvil). Ah, y no vale hacer un maratón el fin de semana para recuperar lo que no has hecho durante la semana. Se trata de adquirir hábitos, y para eso es mejor hacer poco cada día que mucho un solo día.
Llega el momento del compromiso contigo mismo. Si quieres algo en la vida, tienes que comprometerte. No valen las excusas. «La vida es demasiado corta para llenarla de excusas». Si quieres alcanzar tu sueño, tienes que subir la escalera que lleva a él. No hay atajos. Lo único que vale es que te enfoques y apartes de tu vida aquello que obstaculiza el camino y te distrae de tus objetivos.
Te recomiendo un libro: Esencialismo, de Greg McKeown. Habla del concepto de organizar tu vida y tu trabajo en función de lo que es realmente importante en tu vida. El no esencialista va detrás de todo y no sabe decir no. Mejor dicho, dice sí a todo. Eso le lleva a dispersarse en su camino hacia el éxito. El esencialista, en cambio, dice no a lo que le desvía de sus objetivos. Controla sus elecciones y dedica su tiempo y su esfuerzo a las actividades importantes para él. Sabe que si no marca sus prioridades, otros lo harán. De esta forma, atrae lo que quiere conseguir.
No tengas miedo a decir que no. Es posible transformar un no negativo en positivo. Es algo que aprendí directamente de William Ury. Te aconsejo encarecidamente que asistas a alguno de sus cursos o al menos leas su libro El poder de un NO positivo.
Volviendo a lo que explica McKeown en su libro, uno de los problemas para enfocarnos en lo que realmente contribuye a nuestro éxito es la cantidad de posibilidades que ofrece la sociedad actual. Tenemos que tomar tantas decisiones al día (esto sí, esto no) que si no estamos muy atentos, nos despistamos y dejamos de distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es. Los psicólogos lo llaman «la fatiga de las decisiones»: tenemos que hacer tantas elecciones que nos agotamos y al final se deteriora la calidad de las mismas.
Por otra parte, sufrimos un exceso de presión social. No solo está aumentando el número de opciones de forma exponencial, sino también la influencia externa sobre nuestras decisiones. La tecnología ha eliminado las barreras para que los demás puedan compartir sus opiniones sobre aquello en lo que nos debemos centrar. No solo se produce una sobrecarga de información, sino también de opinión.
«...si no estamos muy atentos, nos despistamos y dejamos de distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es».
Además, se ha extendido la idea de que «podemos tenerlo todo». Esto genera personas estresadas que intentan encajar todavía más actividades en sus agendas, ya sobrecargadas, y que se mantienen las 24 horas del día conectadas y disponibles. Son personas que intentan llegar a todo y tener de todo, pero que acaban sacrificando y perdiendo de vista lo que realmente es importante para ellas.
Te animo, por tanto, a practicar el esencialismo, es decir, a que tengas el coraje de vivir una vida coherente con tus principios y no con aquello que los demás esperan de ti. Para ello, en ocasiones tendrás que decir no a los requerimientos de otras personas, así como eliminar de tu vida, de forma deliberada y estratégica, lo que no es esencial. Se trata, en definitiva, de hacer menos pero mejor para conseguir el máximo retorno.
¿Cómo logra hacer esto un esencialista? En tres pasos:
1. Explorar y evaluar. El primer objetivo es discernir entre lo trivial y lo vital. Para ello, el esencialista se pregunta, ante cada opción: «¿Esta actividad o esfuerzo va a suponer la mayor contribución posible que puedo hacer para alcanzar mi meta?». O sea, antes de comprometerse, analiza las diferentes alternativas.
2. Eliminar. No basta con responder a la pregunta anterior y determinar qué actividades y esfuerzos merecen realmente la pena, sino que hay que eliminar activamente aquellos que no aportan lo suficiente. Peter Drucker, el gran gurú del marketing, decía: «Las personas son eficaces porque dicen que no, que algo no es para ellas». Suprimir lo que no es esencial significa que tendrás que decir que no a alguien y con frecuencia ir contra las expectativas sociales. Necesitarás actuar con coraje y gestionar bien tus emociones.
3. Ejecutar. Una vez seleccionadas las actividades que vas a mantener, debes encontrar un sistema que te permita ejecutarlas con el menor esfuerzo y el máximo resultado.
Durante muchos años he celebrado mi cumpleaños solo, en un aeropuerto volando camino de una reunión o de un curso. Admito que incluso el 20 aniversario de casado lo celebré (y no me siento muy orgulloso) impartiendo un máster... Pero hace un tiempo me di cuenta de que eso no podía ser y decidí invertir el orden de prioridades con que organizaba mi agenda. Así que celebré mis 25 años de casado con un viaje fantástico con mi mujer, algo que no había hecho nunca. Estuvimos casi un mes y medio viajando y no pasó nada, no me perdí nada. Y no solo eso: ese año gané más dinero que el anterior.
¿Cómo pude hacerlo? Pues porque planifiqué y programé toda mi agenda con otras prioridades.
Muchos libros te enseñan a organizar el tiempo en el trabajo, pero muy pocos te dicen que planifiques y programes tu tiempo personal antes que el profesional. ¡Y es el más importante! Por eso, en mis cursos suelo hacer un ejercicio que ahora te invito a hacer a ti, primero.
Lo mejor es planificar un año entero a finales del anterior. O sea, a mediados de noviembre, que es cuando salen las nuevas agendas, planificar el año siguiente, al menos a grandes rasgos, señalando en el calendario los eventos más importantes. Primero los personales, como digo, y después los profesionales. Porque si llenas un recipiente de arena (el trabajo), luego no caben las piedras grandes (lo personal); en cambio, si lo llenas de piedras grandes, sigue quedando sitio para la arena.
Si estás leyendo este libro en julio, por ejemplo, puedes planificarte ahora lo que queda de año y más adelante, en noviembre, el año próximo. Si prefieres el ordenador no hay problema, pero escoge un año entero para visualizar claramente el período en cuestión y los días reservados. Y a ser posible, utiliza el sistema de colores, imprímelo y cuélgalo en un lugar visible.
Hazte con un calendario anual y tacha con un lápiz del color que más te guste los días para tu disfrute personal, o sea, tu cumpleaños, el de tus seres queridos, tu aniversario de boda, tus vacaciones, tus días para practicar tus aficiones, etc. Luego cuelga el calendario en un lugar visible de tu casa, un lugar que veas a menudo, y comprométete a respetar esos días de no-trabajo. También puedes usar unos calendarios de cartón que venden en las papelerías y que puedes pintar con rotuladores fluorescentes para hacer lo que llamo una «agenda de colores». Es la mejor forma de tener muy presente tu compromiso.
La agenda de colores consiste en asignar un color a cada actividad o acción que harás durante el año, la semana y el día. Por ejemplo, toda la actividad personal en amarillo, el trabajo en azul, los eventos en rosa, los viajes en verde y otras actividades en naranja. Luego, si son acciones periódicas, como las reuniones de trabajo, puedes marcar en rojo las diarias, en naranja las semanales, en verde las mensuales y en negro las anuales.
Tal vez temas que si lo haces así bajen tus ingresos. Pero si logras un equilibrio adecuado, esto no pasará. Desde que me planifico de que disciplinarnos para respetar los días libres. Nada de llevarse el portátil «por si acaso» ni de dedicar medio día a contestar mensajes con el móvil.
Por supuesto, tiene que haber un equilibrio razonable entre tiempo de trabajo y tiempo personal. Si reservas la mayor parte del año como tiempo personal, algo no has entendido de lo que te estoy explicando. Alcanzar tus sueños requiere trabajo, mucho esta manera, mis ingresos no solo no han disminuido, sino que han aumentado. Además, soy una persona más feliz, porque tengo esas endorfinas que me proporciona el estar con la familia y los amigos. Antes pasaba poco tiempo con ellos, pensaba que «no podía», hasta que me di cuenta de que con una buena planificación, SÍ PUEDO.
Después de hacer la planificación tienes que comprometerte a respetarla. Para lo bueno y lo malo. Igual que tenemos la disciplina de levantarnos cada día para ir al trabajo y cumplir con nuestras obligaciones, también tenemos trabajo. Pero tan importante es ese tiempo de trabajo como el que te dedicas a ti y a los tuyos.
Más adelante veremos cómo organizar el tiempo de trabajo, es decir, cómo tener una agenda que nos permita ser superproductivos. De momento, me interesa que te quedes con un concepto: para construir tu nueva realidad es importante planificar y programar de forma consecuente tanto tu tiempo personal como el profesional. Porque, como ya te he dicho y no me cansaré de repetirte, lo que no controlas te controla.

Tendemos a pensar que lo que sucede en nuestra mente es una simple fantasía, pero es lo más real y concreto que tenemos. Nuestros pensamientos crean nuestra realidad y con el tiempo, nuestros hábitos y nuestras creencias. Incluso nuestro cuerpo se modifica en base a esos pensamientos. Cuando estamos mal por dentro, también estamos mal por fuera, y se nota. Y cuando estamos bien por dentro, estamos bien por fuera, y también se nota. Como explica el escritor americano Orison Swett Marden, «la actitud con la que haces tu trabajo no solo determina tu calidad y eficiencia, sino que moldea tu carácter y revela tus valores y principios».



Fotogramas de Mr Nobody, Origen e Interstellar
Lo que sucede en nuestra mente cuando nos proyectamos hacia el futuro, cuando lo imaginamos, es lo que llamo «la realidad invisible». Es real, pero todavía no es visible. Es una realidad que se mueve en una dimensión temporal diferente, la del tiempo onírico.
Proyectándonos al futuro, además, movemos el presente, hacemos que convivan esas dos dimensiones temporales: el tiempo onírico (gracias al poder de nuestra imaginación y nuestras fantasías) y el tiempo real (el que marca el reloj). Para entender mejor este concepto te aconsejo que veas tres películas, a ser posible en el orden que las enumero: Origen, Interstellar y Mr. Nobody. Sería largo y complejo explicar aquí su argumento (además, para que las entendieras tendría que hacer spoilers), así que simplemente te las recomiendo. Yo las he visto al menos diez veces y todavía me emocionan.
El caso es que tienes que orientarte al futuro y con esa orientación construir el presente. Porque no se puede conducir mirando todo el tiempo los espejos retrovisores. No solo te pierdes, sino que puedes tener un accidente. Lo mismo pasa en la vida. No podemos vivir mirando únicamente al pasado, anclados en el pasado. Esto acaba provocando frustración y depresión. Aunque una determinada estrategia te funcionara hace un tiempo, ahora estás en otro momento y tienes que aprender nuevas claves. Hay una frase que anoté en uno de mis cuadernos y que lo describe muy bien: «Cuando consigues ser maestro de algo, pasas a ser alumno de otra cosa».

Hoy solo puedes escribir el guion de tu futuro, no reescribir el de tu pasado. Hoy puedes decidir adónde vas y crear con la mente, con la fantasía, tu realidad invisible. Una realidad que no verán los demás, solo tú, pero que no por eso es menos real. Y que es, además, el primer paso para crear una realidad visible. Porque todas las creaciones humanas han sido primero una realidad invisible, es decir, el fruto de un pensamiento transformado en realidad.
Es importante que cuando te proyectes al futuro con la imaginación, lo hagas creyendo en lo que estas dibujando con tu mente, que lo que veas te apasione de una forma visceral. Si es así, se trasformará en realidad y el futuro vendrá hacia ti, como si vieras una película después de hacerla. Parece mágico, por eso a veces nos resistimos a creerlo, pero sucede y algún día estoy seguro de que se podrá explicar gracias a la física cuántica, un campo que me apasiona.
Ahora bien, imaginar algo no significa que automáticamente se vaya a materializar. Algunos nos han querido vender interesadamente esta idea, pero es obvio que no es tan fácil. Hay que imaginarlo con constancia y trabajar en consecuencia. Con coherencia y con un método. En una ocasión, una persona me dijo en un curso: «Yo he pensado que quiero ser millonario y no lo soy». Y le contesté: «¿Pero cuántas veces te has olvidado de pensarlo?». Y es que no basta con pensar algo y al cabo de un rato olvidarlo. Hay que ser competente, consecuente y constante, tenerlo muy presente, recordarlo todo el tiempo. Te aseguro que si dedicas más tiempo a pensar en cómo ganar dinero que en cómo gastarlo, al final ganarás dinero. Más aún, será para ti tan fácil como para un carpintero hacer una silla.

Cuando tenía 26 años, vino a mi empresa un trainer americano y nos propuso un ejercicio: imaginarnos a 15 años vista. Así que cerré los ojos y traté de imaginar cómo quería que fuera mi vida a los 40. Quería realizarme en el trabajo ayudando a construir una gran empresa inmobiliaria que pudiera dar trabajo a 1.000 jóvenes como yo, tener una familia estupenda, una gran casa y aprender a ganar dinero o, mejor dicho, que el dinero nunca fuera un problema para mí. Lo imaginé con detalle, hasta que casi se podía oler y tocar. Luego pasó el tiempo y... ¡mi visión se cumplió! La vida es así: tú pides y te da, como bien nos enseña la ley de la atracción. O como expresa esta fantástica frase de Paulo Coelho: «Cuando deseas algo con fuerza, todo el Universo conspira para que tu deseo se haga realidad» en su libro El Alquimista.
Ahora estoy en la «tierna» edad de 62 y he hecho mi proyección para los 70. Mi visión ahora es llegar a esa edad en una gran forma física y mental, como esa monja, Sister Madonna, también conocida como « la monja de hierro» (wikipedia.org/wiki/Madonna_Buder). Empezó a correr con 48 años para sentirse mejor y ser una ironman de 84. Tiene el récord mundial de la persona con mayor edad en hacer una ironman. Me encanta una de sus frases más populares: «Yo entreno religiosamente». Y es que, como digo, no basta con visualizar algo, hay que trabajar para hacerlo visible y ser coherente con tus objetivos.
Al final de esta parte sobre cómo cuidar tu YO voy a invitarte a que te proyectes hacia el futuro. A que imagines tu futuro a 15 años vista. Pero antes voy a hablarte un poco más de cómo nos condicionan nuestros pensamientos.

Dice James Allen, en su libro Cómo un hombre piensa, así es su vida, que «los hombres no atraen aquello que quieren, sino lo que son». Esta frase resume a la perfección la forma de pensar de Allen, uno de los escritores pioneros en el género de la autoayuda. De hecho, esta obra se publicó en 1903 y desde entonces ha influido en millones de personas en todo el mundo.

Para Allen, no son las circunstancias externas las que marcan el destino de una persona, sino ella misma a través de sus pensamientos y acciones. Mediante nuestros pensamientos, asegura, construimos día a día nuestro futuro. Cada pensamiento que aparece en nuestra mente tiene unas consecuencias: los pensamientos positivos dan buenos frutos, mientras que los negativos dan malos frutos.

El libro de Allen no es un tratado exhaustivo sobre el poder del pensamiento, sino más bien las conclusiones de su propia experiencia. Su objetivo es estimularnos a observar nuestros pensamientos y a controlar nuestra mente para alcanzar los objetivos que nos propongamos, a desarrollar una AMP (actitud mental positiva) y gestionar bien nuestro tiempo para hacer realidad nuestros sueños.
El pensamiento es mucho más poderoso de lo que a veces creemos. La silla en la que estás ahora sentado (o la cama en la que estás tumbado) fue pensada antes por un diseñador. Este libro, de hecho, ha sido pensado por mí antes de ponerme a escribirlo y hacerlo tangible. Es fruto de mi proyección de futuro, de la proyección de un sueño: escribir un libro sobre mis aprendizajes y sobre mi método para triunfar en el sector inmobiliario.
Siempre, al inicio de cada año, estreno una agenda y en la primera página pongo esta frase mantra, que me voy repitiendo para no olvidarla (te invito a que hagas lo mismo):
«Soy la suma de mis pensamientos».
Esto me recuerda que tengo que controlar mis pensamientos, procurando eliminar aquellos que no son útiles para mí y potenciando los que me dan energía y motivación. Porque la gente altamente motivada tiene buenos resultados. Y a su vez, la gente que obtiene buenos resultados está motivada. Es un «círculo virtuoso».
Recuerda que lo que no controlas te controla. Por eso, el primer paso es recuperar el control de tus pensamientos, traerlos a un estado presente y positivo. Un ejemplo: en los peores años de la crisis, del 2007 al 2012, los pensamientos de la mayoría de agentes inmobiliarios se centraban en conceptos como peligro, miedo o fracaso. Entiendo que el entorno era el que era, pero vivir constantemente en esta categoría de pensamientos no hace más que aumentar la sensación de incapacidad e impotencia frente a los problemas, lo cual hace que sea muy difícil encontrar soluciones, dar respuestas correctas y resolver los problemas.
De ahora en adelante, utiliza tu pasado solo para aprender a no caer en los mismos errores, temores y preocupaciones. Para hacer esto tendrás que separar las emociones negativas de las informaciones y la creatividad. Yo también he vivido en el pasado varias situaciones de dolor y fracaso, pero gracias a la gran cantidad de información que pude extraer, dejando de lado las emociones, pude formular nuevos pensamientos que me ayudaron a encontrar soluciones creativas. De hecho, mis grandes proyectos inmobiliarios siempre han empezado en momentos de gran crisis de mercado: en Milán en 1985 (Tecnocasa), en España en el 1994-1995 (Tecnocasa y Kiron España) y de nuevo en España en 2008 (MSL y Replat) y en 2012 (Estrella Polar Consulting y Real Estate Academy). Pero en lugar de dejarme llevar por las emociones, me hice fuerte gracias a mi experiencia y una buena dosis de creatividad. Pensé, además, que cuanto más aguantara, menos competencia tendría. Y así fue.
No siempre es fácil controlar los pensamientos y estar bien, por supuesto. Yo tampoco estoy superpositivo y supermotivado todos los días. Soy una persona normal. El objetivo no es tener un 100% de días perfectos, sino mantener una buena actitud. Hay veces en que las cosas no te salen siempre como te gustaría, todo sale mal y nos venimos abajo una y otra vez... Y caemos en un hoyo. Como dice el personaje de Rocky Balboa en Rocky, la fuerza está en aguantar y levantarte lo antes posible.
Una buena actitud es escalar para salir del hoyo. Una mala actitud es coger una pala y seguir cavando para hacer el agujero más profundo. Porque cuanto más profundo lo hagamos, más nos costará salir.
Te regalo una serie de frases de éxito que me han ayudado a levantarme y a superar mis pensamientos negativos
Ejercicio: La lista de los 100 deseos
Te propongo ahora un ejercicio para empezar a dirigir tus pensamientos. El ejercicio consiste en hacer una lista con tus deseos y empezar a tenerlos muy presentes en tu mente. Cada deseo es un escalón que te lleva hasta tu sueño.
Para hacer bien este ejercicio te aconsejo que te tomes 30 minutos sin que nadie te moleste. Ponte en un lugar tranquilo para poderte concentrar, en una posición cómoda y con una música motivadora.
Ahora empieza a escribir tu lista de los 100 deseos. Pueden ser cosas sencillas: pintar un cuadro, aprender algo nuevo, viajar a un país, tener una casa bonita... No pienses en si son realizables o no, simplemente anótalos. El deseo no tiene nada que ver con la lógica, es irracional. Es pura emoción, deseo y fantasía (hemisferio derecho).
Cada deseo es un escalón que te lleva a tu sueño, y cada sueño alcanzado es una dosis enorme de felicidad. Por eso es tan importante que nunca estemos faltos de deseos. El objetivo de cada uno de nosotros es ser feliz, y para serlo tenemos que ascender por la escalera de los deseos hasta nuestros sueños, usando como palanca nuestros talentos y superando nuestros miedos (como veremos en los próximos capítulos). Y alimentándonos con la energía del cuerpo; por eso he empezado esta primera parte del libro explicándote cómo aumentar tu energía.
Empieza a hacer la lista. No hace falta que completes ahora los 100 deseos, pero sí al menos 10 o 15. Más adelante, a medida que vayan surgiendo otros nuevos, vuelve a la lista y anótalos. Es importante que no pierdas este libro ni lo prestes, pues es también tu cuaderno de ejercicios, y por tanto, es personal e intransferible.
Por último, toma tres de los deseos de los que escribas a continuación, los que más te gusten, y ponles una fecha de realización.


Los obstáculos que se interponen entre tú y tu sueño se llaman «miedos». Son como montañas o muros que te impiden ver más allá y avanzar. Para alcanzar tus metas, como explica Tony Robbins, tienes que aprender a bailar con tus miedos. No hay nadie en el mundo que no tenga miedo, pues tener miedo es una de las cosas que nos hace humanos. Nos hace sentirnos vulnerables, y eso, aunque sea un sentimiento incómodo, nos humaniza. Porque ser vulnerable significa aceptar nuestros límites, nuestra incapacidad para controlarlo todo, nuestras incertidumbres y la volatilidad de nuestra esencia humana.

La vulnerabilidad es el primer sentimiento que experimentamos cuando nos expulsan de esa cueva segura que es el vientre materno. A partir de ahí, tenemos que ejercitar la confianza. Confianza primero en nuestros padres, sin los cuales no podemos sobrevivir. Confianza después en su guía, en sus palabras y consejos. Confianza también en nosotros mismos a medida que experimentamos que somos capaces de valernos por nosotros mismos. Confianza más adelante en los demás, con los que convivimos y colaboramos para sobrevivir, sentirnos fuertes y superar los obstáculos que la vida nos va poniendo. Y confianza finalmente en Dios o en el Universo, como cada uno quiera llamarlo, que es algo que va más allá de nuestra humilde existencia y que regula con sabiduría los ciclos de la vida.
La vulnerabilidad es un sentimiento clave para avanzar hacia nuestros sueños, porque es justo lo que nos permite buscar ayuda y colaborar con nuestros semejantes. Cuando aceptamos nuestras debilidades y limitaciones; cuando mostramos sin tapujos nuestras emociones, sin escondernos ni maquillar nuestros sentimientos, y cuando aceptamos que los demás son importantes en nuestra vida, es en realidad cuando somos más fuertes. Porque, en contra de lo que pueda parecer, la vulnerabilidad no es debilidad, sino fortaleza. La conciencia de ser vulnerables nos hace más fuertes y más libres, y nos proporciona la humildad necesaria para confiar en nosotros mismos y en los demás. Es el sentimiento que más cohesión y fuerza da a un equipo, el pegamento que une los elementos del grupo con nuestro lado más humano.
Ejercicio: Identifica tus miedos
Lo mismo que has hecho con tus deseos debes hacerlo ahora con tus miedos: sacarlos a la luz y ponerles palabras.
Te advierto que este ejercicio es a veces un poco duro. Si el listado de deseos es como coger un ascensor y subir al cielo, el de miedos se parece más a un descenso tortuoso a los propios infiernos.
Te sugiero que primero busques un lugar tranquilo, donde sepas que nadie te va a molestar durante una media hora. Pon una música relajante de fondo y siéntate en una posición cómoda, con las piernas descruzadas. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces. Relaja la cara, el cuello, los hombros, los brazos, las manos... Siente cómo se aflojan los músculos, cómo te relajas. Viaja con la mente hacia ese lugar dentro de ti donde todo es posible, donde puedes hacer cosas increíbles. Siéntelo, observa las imágenes que aparecen, recréate en ellas. Es un lugar maravilloso...
Luego, lentamente, sal de ese lugar y vuelve a tomar conciencia de tu respiración. Empieza a mover los dedos, los pies y las manos, las piernas... Cuenta 5, 4, 3, 2, 1... Y abre los ojos, trayendo a este momento la sensación de energía y positividad de ese lugar maravilloso al que has viajado.
Ahora, sin perder la concentración, vuelve a coger el libro y anota tus miedos. Escríbelos todos, no importa si son importantes o no, desde el miedo a las hormigas hasta el miedo a la muerte. Lo que surja, con sinceridad, pues nadie va a ver lo que has escrito. Si te cuesta, puedes empezar por los más sencillos: miedo a algún animal, a alguna situación... Luego entra cada vez más en profundidad. Lee los que has escrito y entra un poco más. Esto te puede hacer sufrir un poco, pero te aseguro que es un buen ejercicio (si no estás seguro, recuerda: «No lo entiendo, pero lo hago»). El primer paso para superar algo es conocerlo.

Los miedos son como montañas que no nos permiten ver nuestro futuro. Nos quedamos atrapados en una vida infeliz porque creemos que no podemos superar esas montañas. Pregúntate qué miedo te bloquea, por qué no haces las cosas que quieres hacer. Todos tenemos miedo a la soledad, al rechazo, al fracaso, a la pobreza, a la enfermedad... Somos humanos. Es normal. Cuando éramos niños teníamos miedo a la oscuridad o al famoso monstruo encerrado en el armario o debajo de la cama. Pero aunque teníamos miedo, abríamos el armario o metíamos la mano debajo de la cama para comprobar que no estaba el monstruo. Nos esforzábamos para ver más allá de los miedos.
De mayores, los miedos adoptan una forma más sofisticada, más compleja. Pero al final se parecen todos mucho. Por ejemplo, el miedo a la pobreza. Todos tenemos ese miedo, más o menos presente y con mayor o menor intensidad. Cuando llegué a Milán hace más de 30 años para empezar a trabajar en el mundo inmobiliario, alquilé una pequeña habitación con una simple cama. Solo tenía unos pocos euros. Me propuse gastar como mucho 10 euros al día para desayunar, comer y cenar, pero con 20 años tienes mucha hambre. Puedes comer como un loco y continuar teniendo hambre. Más de una vez me los gastaba al mediodía y por la noche solo tenía para una pasta hervida, sin ni siquiera una triste salsa. Necesitaba dinero y no había manera de vender nada. Y no podía recurrir a la familia. Lo pasé realmente mal. Pero superé aquel miedo y salí a la calle a tocar puertas. No lo había hecho nunca en mi vida, me daba pavor. Pero lo hice porque era el primer escalón de mis objetivos. Si tocaba timbres, encontraba gente. Si encontraba gente, cogía encargos. Si cogía encargos, hacía visitas. Y haciendo visitas acabé vendiendo pisos, superando mis miedos y alcanzando mi sueño.
Ahora revisa tu lista. Ya has dado el primer paso para superar tus miedos:
1. Identificarlos y ponerles palabras.
Necesitas dos cosas más:
2. No perder de vista tu sueño (recuerda la cita de Henry Ford al inicio del capítulo anterior).
3. Potenciar tus talentos. Esto es lo que te dará los recursos para superar los miedos.
Esto último es justo lo que vamos a hacer a continuación.
«El talento no tiene edad».

Todos somos un número 1 en algo. Todos destacamos en alguna habilidad, en algo que se nos da especialmente bien: hacer una tortilla de patatas, tocar un instrumento, hablar en público, relacionarnos con los demás.... A lo mejor te cuesta descolgar el teléfono y llamar, pero cuando estás cara a cara con un cliente, no se te escapa. O al revés: te resulta sencillo llamar y no tanto el one to one. Pero seguro que algo se te da bien.

Es importante que tengas claro qué talentos hacen falta para alcanzar tu sueño. Es posible que ya tengas algunos de ellos: cultívalos para mantenerlos. Y los que no tengas, procura adquirirlos. Busca a expertos en esas áreas y practica hasta que mejores. Piensa que incluso un gran campeón como Tiger Woods tuvo momentos en que no le salían las cosas bien. En un determinado momento de su carrera tuvo que cambiar el swing, una de las cosas más difíciles para un golfista. Es casi como si a un diestro le dices que a partir de ahora lo tiene que hacer todo con la izquierda. Sin embargo, contrató a un coach y se puso manos a la obra. Al principio no le salía y se desesperaba. Le daba a la bola peor que antes. Pero el coach le dijo que perseverara y él confió. Y al final le entró y volvió a ser el número 1.

Mi método inmobiliario es una forma de crecer desarrollando tus talentos y superando tus miedos. Y sé de lo que hablo: empecé de agente raso y llegué a ser el número 1 de mi empresa. Ese era mi sueño y lo conseguí. Para ello tuve que trabajar mucho y desarrollar mis talentos, pero lo conseguí. Soy la prueba viviente de que los sueños se pueden alcanzar. Seguro que tú también lo has hecho alguna vez, puede que sin saber cómo. Ahora tendrás las técnicas para repetirlo cuando quieras.

Así pues, te propongo que hagas una lista de tus talentos. Ponte también cómodo y utiliza la misma música que usaste para tu lista de deseos. Encuentra al menos diez. Luego pregúntate si te pueden ser útiles para alcanzar tu sueño o necesitas desarrollar otros nuevos. Sea como sea, recuerda que los talentos ayudan a superar los miedos.
Todo lo que hemos visto en esta parte sobre el YO tiene un único objetivo: despertar al gigante que hay en ti para que te ayude a hacer realidad tus sueños y alcanzar tus objetivos. Hemos visto...

Solo si has hecho todo lo anterior y lo has practicado durante al menos un par de semanas estarás preparado para hacer lo que viene ahora. Es decir, para despertar al gigante y dibujar tu sueño.
Ejercicio: Despertar al gigante y dibujar tu sueño a 15 años vista
Ve a buscar unos lápices de colores y un folio de papel blanco formato A3 (podrás utilizar las páginas en blanco que te he dejado al final del libro para tomar tus apuntes). Ponlos encima de una mesa y siéntate delante. Pon una música relajante, sobre todo sin percusión. Adopta una postura cómoda. Descruza brazos y piernas. Relaja cabeza, ojos, boca, garganta, cuello, espalda, brazos, manos... Quiero que con la mente vayas al lugar que más te guste. No importa cuál. Ve a este lugar: la playa, el monte, el bosque... Incluso el aire, si te gusta. Puedes flotar como si fueras una pluma hasta las nubes.
Una vez hayas encontrado tu lugar, empieza a ver lo que hay a tu alrededor. Mírate en este lugar. Puedes tocar objetos y hacer cosas. Corre, vuela, disfruta de los colores y de la naturaleza que hay a tu alrededor. ¡Estás vivo! La vida es un regalo y ahora estás en tu punto perfecto. Siente el viento, el sol, la luz, las estrellas, el agua. Deja que todo fluya dentro de ti. Estás en tu mundo, un mundo maravilloso.
Prepárate ahora para encontrarte con una persona. Es una persona muy especial, una persona con una energía y una capacidad increíbles, una persona poderosa que puede hacer cosas maravillosas. Todavía está lejos, pero la ves acercarse lentamente. Sabes que es alguien importante para ti, que te ha ayudado y te ayudará mucho. Cuando la ves acercarse te sientes feliz y te preparas para el encuentro.
Se acerca cada vez más. Se detiene delante de ti, a solo unos metros, y ya le puedes ver la cara. La reconoces: es el gigante poderoso que hay en ti, tu gigante. Esta persona eres tú. Mírala, la tienes delante de ti. Es tan real que la puedes ver desde todos los ángulos, incluso tocarla.
Ahora, con un movimiento mágico, entras dentro del gigante. Estás en el cuerpo del gigante y sientes su energía, su fuerza, su poder. Sientes en la piel la sensación de estar dentro de este cuerpo poderoso, el cuerpo de una persona que no tiene límites y puede hacer cualquier cosa. Sientes cómo se mueve, cómo piensa, cómo actúa tu gigante. Piensa en las cosas que podrás lograr y hacer gracias a este gigante. ¿En qué te ayudará? Piénsalo. Está totalmente a tu disposición.
Hazte con esta sensación de tener un cuerpo y una mente poderosos y piensa en una situación feliz de tu vida. Cuando la encuentres, cógela con una mano y obsérvala. Tienes delante de ti este momento feliz. Agárralo y llévatelo al corazón. Disfruta de este momento. Ahora piensa en otro momento feliz de tu vida. Cuando lo tengas, atrápalo y póntelo físicamente en el corazón. Por último, piensa en otro gran momento, agárralo con el puño fuerte y llévatelo al corazón. Ponte las dos manos en el corazón para que estos tres momentos no salgan nunca más. Vive esta sensación. Abrázate, ámate y acaríciate. Vive las emociones de los tres momentos. Agárrate fuerte. La persona que más te quiere eres tú. Te tienes que amar, sentir un amor vivo y verdadero por ti mismo.

Mantén los ojos cerrados y, en otro movimiento mágico, proyéctate hacia el futuro. En concreto, a dentro de 15 años. Quiero que viajes con la mente a ese momento, que te proyectes en ese nuevo mundo que vas a construir. Observa dónde estás, con quién vives, qué personas están contigo, qué trabajo haces o a qué te dedicas. Tu mente es poderosa, es la mente de un gigante. Mira a tu alrededor y dibuja lo que deseas, ese mundo futuro que ya estás construyendo. Puedes tocar, construir, mover... ¡Cualquier cosa!
Mantente en este estado hasta que hayas obtenido una clara constancia del mundo ideal que deseas vivir. Repite este ejercicio tantas veces como sea necesario para aumentar o modificar esta maravillosa realidad.
Ahora sal de tu cuerpo, desdóblate y mira a la persona que serás dentro de 15 años. Imagina su cuerpo, su cara, sus expresiones. Dibújala con la mente, con la fantasía. Puedes verte desde arriba, desde atrás, desde todos los ángulos. Si no te gusta algo, cámbialo. Luego vuelve a entrar en tu cuerpo y recréate observando este mundo imaginario que has construido y que es el mundo que vivirás a partir de hoy y que lentamente se irá haciendo realidad.
Empieza a mover lentamente los pies, las manos, los brazos, la cabeza... Abre los ojos y dibuja en tu folio en blanco lo que has visto.