Capítulo I

Introducción a los métodos de investigación cualitativa

Beatriz Ballestín

1. El método científico y las técnicas en ciencias sociales

En el sentido más elevado y más general del concepto, el «método científico» está constituido por el conjunto de operaciones intelectuales a través de las cuales una disciplina trata de lograr las verdades que persigue, las demuestra y las verifica. Un método se puede definir como un plan general y sistemático para emprender el estudio de los fenómenos de una cierta disciplina. Investigar científicamente requiere que la investigación sea disciplinada, organizada, sistemática y, para algunos autores, empírica. Requiere un método científico (Arbòs y Vidal, 1997, pág. 23).

Por lo tanto, cuando hablamos de investigación hablamos de una familia de métodos que tienen las características del método científico. Hay diferentes métodos que se pueden aplicar de acuerdo con los objetivos o las cuestiones que se pretenden investigar o conseguir. Las diferencias en el método no son, únicamente, caminos alternativos para investigar. Se utilizan diferentes métodos para contrastar diferentes cuestiones y solucionar distintos problemas. En cualquiera de los casos, la idea de método científico implica un procedimiento regular y ­siempre repetible, formulado explícitamente, para conseguir algo, es decir, el conocimiento científico. Comprende, pues, la estrategia general que se lleva a cabo en la tarea de investigación científica (Mardones, 1991, págs. 403-404).

Las técnicas son los ingredientes fundamentales de los métodos o metodologías de investigación en tanto que constituyen la aplicación concreta de estos y la forma específica en que un método se ejecuta (Greenwood, 1973, pág. 106). El término «técnica» deriva de la palabra griega tejné, la cual inicialmente se utilizó para describir la destreza o arte de los artesanos, y para designar un tipo de conocimiento que servía de guía a la acción práctica. En este sentido, el conocimiento técnico se contraponía al episteme, conocimiento o saber que tenía una orientación teórica. Según Angulo (1990, pág. 85, citado por Arnal, 1997, pág. 12), se entienden por técnicas de investigación los instrumentos, las estrategias y los recursos empleados por los investigadores para la recogida de información. Son los medios técnicos que se usan para hacer efectivos los métodos, por ejemplo, la entrevista, la observación, la encuesta, los medios audiovisuales o documentales, etc.

Podríamos decir, pues, que mientras que el método corresponde al «cómo» grande (en términos de estrategia, de diseño de investigación en sentido amplio), la técnica se refiere al «cómo» pequeño. La técnica es, como el método, una respuesta a un «cómo», es un medio para conseguir una finalidad, pero se sitúa al nivel de los hechos o de las etapas prácticas, mientras que el método se basa en un concepción intelectual de este procedimiento que actúa de guía para coordinar un conjunto de operaciones, en general varias técnicas (Grawitz, 1984, págs. 289-293). Así, un mismo método se puede aplicar con diferentes técnicas. A modo ilustrativo: el método del estudio de caso (estudio detallado de una sola unidad social para comprender con más profundidad una determinada dinámica o fenómeno social o cultural) se puede implementar combinando diferentes técnicas como la observación participante, las entrevistas cualitativas, los grupos focales, etc.

2. Enfoques metodológicos básicos en ciencias sociales

A la hora de establecer una clasificación tipológica de los métodos dentro del campo de las ciencias sociales y humanas, la tarea no es fácil, porque nos podemos encontrar con una diversidad de enfoques o alternativas metodológicas con diferentes posibilidades de clasificación según el criterio del autor que las hace. No hay un acuerdo en el sistema de clasificar los métodos. Cada método tiene variaciones y en un mismo estudio se pueden utilizar diferentes modalidades. Veremos que los tipos de metodología que usamos en ciencias sociales pueden variar según el énfasis en una lógica inductiva o deductiva, el énfasis otorgado a los objetivos en términos de comprensión-explicación, o según si la estrategia principal es cualitativa o cuantitativa. Estos diferentes énfasis proceden de dos grandes corrientes históricas en la concepción de la ciencia y el quehacer científico: el positivismo y la fenomenología.

El enfoque metodológico que un investigador adopte ante un problema científico condicionará los procedimientos de estudio que se sigan en la investigación. Cada enfoque mantiene una concepción diferente sobre (Arnal, 1997, pág. 23):

A continuación, abordamos con más detalle estas grandes dicotomías que, en el fondo, suponen «falsos» dilemas porque en la práctica científica funcionan de forma complementaria.

2.1. Lógica inductiva y deductiva

Históricamente, podemos distinguir entre métodos de pensamiento, o lógicos, y métodos de investigación. Los primeros están vinculados al proceso de teorización y son métodos racionales de pensamiento (métodos inductivos y deductivos), mientras que los segundos aglutinan todos aquellos procedimientos necesarios para hacer investigaciones empíricas, que se decidirán en función de la lógica que hay que aplicar (los veremos más adelante) (Vidal y Arbós, 1997, pág. 22).

Los métodos deductivos e inductivos son compatibles y complementarios, puesto que las diferencias son más de estrategia que sustanciales, y comparten como meta la confirmación científica de la observación o recogida de datos empírica, ya sea generalizando o negando las hipótesis.

2.2. La ciencia y la tradición positivista y fenomenológica

Estas lógicas de funcionamiento del razonamiento científico que acabamos de presentar ahora no nacen en el vacío, sino en diferentes maneras históricas de conceptualizar y entender la ciencia. Podemos clasificar estos enfoques en dos grandes tradicio­nes filosóficas y epistemológicas en cuanto al desarrollo de los objetivos y las tareas consideradas científicas: el positivismo y la fenomenología. Las dos nacen como tales en el siglo XIX (positivismo) y principios del siglo XX (fenomenología).

La primera de ellas corresponde al positivismo: de hecho, las ciencias, incluso las sociales, han seguido durante mucho tiempo los principios sobre los cuales se apoya esta corriente de la ­filosofía que defiende determinados supuestos sobre la concepción del mundo y la manera de conocerlo. Los científicos sociales que se adscribían netamente al paradigma positivista buscaban los hechos o las causas de los fenómenos sociales con independencia de los estados subjetivos de los individuos. De acuerdo con E. Durkheim, uno de los padres de la sociología, el científico social tiene que considerar los hechos o fenómenos sociales como «cosas» que ejercen influencia externa sobre las personas. Se trata, pues, de la corriente más objetivista y más adscrita a una lógica de razonamiento científico deductiva, así como a metodologías de corte cuantitativo susceptibles de análisis estadístico.

De forma sucinta y general, para el positivismo (Arnal, 1997, págs. 23-24):

Actualmente, ninguna ciencia se considera realmente positivista, ni siquiera las puras o naturales. Ya hace tiempo que nos movemos en una fase pos-positivista (De Miguel, 1990; Artigas, 1994; entre otros; citados por Arnal, 1997), caracterizada por una mayor apertura a las distintas orientaciones epistemológicas en la investigación del conocimiento. La filosofía de la ciencia, en la actualidad, no admite la existencia de criterios absolutos de demarcación en cuanto al criterio de ciencia. Al contrario, se acepta que son las comunidades científicas, los colegios invisibles, quienes justifican y validan la ciencia según el método empleado, el conocimiento obtenido y el contexto en el que uno y otro son articulados. Por lo tanto, según el concepto de paradigma que tenga una comunidad científica determinada, la investigación que se lleve a cabo tendrá unas características peculiares (Pérez Serrano, 1994, pág. 17, citado por Arnal, 1997, pág. 24).

Este viraje y apertura se desencadena principalmente gracias a la ruptura que suponen las contribuciones epistemológicas y filosóficas de la fenomenología a principios del siglo XX, etiqueta acuñada por E. Husserl (1859-1938), y que cree que el conocimiento en el ámbito de las ciencias sociales y humanas tiene que incorporar la comprensión del marco de referencia del actor social. La fenomenología introduce un nuevo enfoque como vía de conocimiento de los fenómenos con la introducción de la perspectiva de los sujetos, puesto que la realidad que importa es la que las personas perciben como tal (no existen verdades absolutas con independencia de nuestros posicionamientos o roles en los escenarios sociales). Con palabras de W. I. Thomas (1923), «una situación definida como real es real en sus consecuencias». Esta máxima será desarrollada en el campo de la sociología por P. L. Berger y Thomas Luckmann, entre otros. Para resumir, como características más destacadas que aporta el enfoque fenomenológico, podemos señalar, en la línea de lo expuesto hasta ahora (Arnal, 1997, pág. 25):

Así, desde la fenomenología que incluye la corriente del interaccionismo simbólico, más que buscar causalidades o explicaciones totalmente universales y objetivas de los fenómenos sociales, se trabaja en clave de comprensión e interpretación, privilegiando lógicas de razonamiento inductivas y metodologías cualitativas que permitan tomar las significaciones atribuidas por los propios actores a aquello que observamos o recogemos como datos.

En un plano ideal, los positivistas y fenomenólogos orientan sus estudios hacia varios tipos de problemas y buscan diferentes clases de respuestas. Por lo tanto, las investigaciones exigen, de entrada, metodologías diferentes. El positivista aporta el método de investigación de las ciencias físico-naturales y el análisis estadístico; mientras que el fenomenólogo busca los motivos y las creencias que hay tras las personas en su actividad, es decir, la comprensión de los hechos, mediante métodos cualitativos. La tradición positivista o cuantitativa compara al investigador con un ingeniero que sabe lo que busca, cómo tiene que buscarlo y lo que espera encontrar. Lleva a cabo su trabajo de una manera lineal, secuencial y paso a paso. Intenta descubrir lo que busca. La tradición fenomenológica o interpretativa compara al investigador con un explorador que intuye qué busca, pero con un ­conocimiento escaso del área que tiene que estudiar y que hace mapas a medida que estudia. El investigador describe lo que encuentra (Arnal, 1997, pág. 26).

Ahora bien, en la práctica real de la investigación en ciencias sociales, el debate o la confrontación entre tradición positivista y tradición fenomenológica realmente está superado y trascendido por la complementariedad de enfoques: actualmente la gran mayoría de las investigaciones combinan las metodologías que dan base empírica a una y otra corriente, es decir, los métodos y técnicas cuantitativos y cualitativos, superando las fisuras entre los paradigmas clásicos.

2.3. Investigación cuantitativa e investigación cualitativa

Tal y como hemos avanzado más arriba, el binomio positivismo-fenomenología corre paralelo al de estrategia ­cuantitativa- cualitativa. El método cuantitativo y el cualitativo difieren tanto en su concepción del conocimiento y el tipo de objetivos de investigación a conseguir, como en las técnicas prioritarias de recogida de información.

El enfoque cuantitativo se apoya en la vertiente objetiva del conocimiento, y parte de la idea de que el mundo exterior se puede describir como «realmente es». Este método busca conocer los hechos reales tal y como se dan objetivamente, tratando de identificar las características comunes a otros hechos si­milares, sus orígenes y sus consecuencias. Toma los métodos de las ciencias físico-naturales como modelo de conocimiento científico. La metodología empírica-analítica participa de los supuestos del positivismo y de la ciencia nomotética (establecer leyes ­generales), que tiende a centrarse en las manifestaciones externas de la realidad considerada hasta cierto punto repetitiva, conjeturable e invariable. Se suele reducir a fenómenos observables susceptibles de medición, análisis estadístico y control experimental (Arnal, 1997, pág. 39). Los métodos cuantitativos, pues, analizan los hechos sociales como existentes en el exterior y sometidos a leyes y patrones generales, apresan la realidad y la someten a controles (Ruiz, 2012, pág. 44). Se da por supuesto el isomorfismo entre pensamiento y realidad (Arnal, 1997, pág. 27).

Este estilo de hacer investigación pedirá interrogantes coherentes con las herramientas de recogida y tratamiento de datos que ofrece, eminentemente numéricas, basadas en fuentes estadísticas y sociodemográficas.

Si deseamos investigar, por ejemplo, los índices de audiencia de un determinado programa de televisión; las tasas de natalidad de un determinado periodo de tiempo; la movilidad escolar por diferentes causas en una zona concreta; las acreditaciones y el rendimiento escolar de un colectivo específico; la frecuencia y los patrones con los que las familias muestran varios hábitos de consumo alimentario; la frecuencia de reincidencia de la población reclusa que pasa por diferentes programas de reinserción, etc.; entonces tendremos que diseñar nuestro proyecto de investigación desde la vertiente cuantitativa.

En cambio, el enfoque cualitativo pone su énfasis en estudiar los fenómenos sociales en el propio entorno natural en el que se producen. Destaca los aspectos subjetivos de la conducta humana sobre las características objetivas, y explora, sobre todo, el significado que las acciones tienen para los diferentes actores (Ruiz, 2012, pág. 44). Cuando un investigador pretende entrar dentro del proceso de construcción social, reconstruyendo los conceptos y acciones de la situación estudiada; describiendo y comprendiendo los medios detallados a través de los cuales los sujetos se embarcan en acciones significativas y crean un mundo social; buscando analizar cómo se crea la estructura básica de la experiencia, cómo lo viven, sienten y expresan las personas implicadas en aquel colectivo, entonces privilegiará un estilo de investigación cualitativa.

En el plano metodológico, incorpora decididamente los aspectos subjetivos del quehacer científico, si bien en ningún caso considera que la ciencia pueda tener un estatuto meramente subjetivo (de lo contrario, no podría ser considerada como tal). Desde esta perspectiva, la realidad es una construcción de percepciones intersubjetiva y, por lo tanto, la validez de un conocimiento depende del consenso entre los interpretadores de la realidad. Así, desde esta perspectiva destaca la importancia del contexto para entender cualquier conducta humana.

La investigación cualitativa siempre integrará la intención de obtener una comprensión profunda de los significados y definiciones de las situaciones tal y como las viven e interpretan las personas que forman parte de un entorno social en concreto: esto implica una metodología en la que la interacción más o menos prolongada con nuestros sujetos de estudio es fundamental, cosa que no sucede con la investigación cuantitativa, en la cual la interacción con los sujetos de estudio es más superficial o, en todo caso, dirigida (por ejemplo, cuando administramos un cuestionario de encuesta).

Ilustrado con ejemplos, el estilo cualitativo nos será sobre todo de utilidad en problemáticas relativas, por ejemplo: al análisis de la construcción de identidades culturales por parte de un colectivo determinado, como los inmigrantes de diferentes orígenes; a la investigación de las expectativas de un colectivo de usuarios (abuelos de una residencia, jóvenes de un casal o club de ocio, usuarios de un centro especial de trabajo, etc.) respecto a la institución que los atiende; al análisis de las dinámicas y experiencias de segregación escolar entre iguales en los institutos; a la investigación sobre los procesos de aculturación y de integración de los hijos de parejas mixtas (diferentes nacionalidades), y un larguísimo etcétera.

La investigación cualitativa se considera un proceso activo, sistemático y riguroso de indagación dirigida, en el que se toman decisiones sobre lo que es investigable mientras se está en el campo objeto de estudio. Combinamos a continuación las aportaciones de Taylor y Bogdan (1986, págs. 20-23) con las de Arnal (1997, págs. 30-32) para recoger de manera exhaustiva las principales características de esta perspectiva:

Podemos sintetizar teóricamente la comparativa entre estos dos enfoques de la investigación a partir de este cuadro (Ruiz, 2012, págs. 45-46):

Tabla 1. Diferencias básicas entre el enfoque cuantitativo y el enfoque cualitativo en ciencias sociales

Enfoque cuantitativo

Enfoque cualitativo

1. El método cuantitativo se basa en la teoría positivista del conocimiento, la cual intenta describir y explicar los fenómenos del mundo social de forma que sea posible llegar a formular las generalizaciones que existen objetivamente.

1. El método cualitativo parte del supuesto básico de que todo el mundo social es construido con significados y símbolos, lo que implica la búsqueda de estos y de su proceso de construcción.

2. La búsqueda de estas generalizaciones o explicaciones sistemáticas se tiene que apoyar en evidencias empíricas objetivables.

2. No existen realidades iguales para todo el mundo, entrar dentro del proceso de construcción social implica reconstruir los conceptos y acciones de la situación estudiada en su densidad y complejidad.

3. Toda esta búsqueda presupone unas regularidades básicas que se pueden expresar en forma de leyes empíricas.

3. Es necesario describir y comprender los medios a través de los cuales los sujetos se embarcan en acciones significativas y crean un mundo propio.

4. Se fomentan las técnicas de estandarización y los experimentos controlados.

4. Se recurre a descripciones en profundidad, reduciendo el análisis a ámbitos limitados de la experiencia, a través de la inmersión en los contextos en los que tiene lugar.

5. El método cuantitativo insiste en el conocimiento sistemático comprobable y comparable, medible y replicable.

Grandes rasgos definitorios:

  • Objetividad
  • Neutralidad
  • Precisión
  • Replicabilidad

5. En el método cualitativo, el investigador se tiene que hacer sensible al hecho de que el sentido nunca puede darse por supuesto y que está vinculado a un contexto.

Grandes rasgos definitorios:

  • Subjetividad
  • Empatía
  • Riqueza
  • Proximidad

Fuente: Ruiz, 2012, págs. 45-46

Actualmente, la mayoría de las investigaciones en ciencias sociales de una cierta envergadura combinan de una forma complementaria la metodología cualitativa y cuantitativa para implementar los diferentes objetivos específicos a partir de un planteamiento general más amplio, que puede tener un énfasis cualitativo o cuantitativo. Así, los proyectos de corte principalmente cuantitativo pueden ganar en la comprensión de los fenómenos empleando técnicas adicionales cualitativas; así como algunas investigaciones cualitativas pueden tener mayores posibilidades de análisis estructurados y comparados si ciertas variables pueden ser medidas de forma cuantitativa. La realidad social es tan compleja que ninguno de los dos enfoques tradicionales de investigación, por sí solo, puede rendir cuentas de ella en su totalidad.

En resumen, el debate cuantitativo/cualitativo resulta ilógico y carente de relevancia tanto para el desarrollo científico como para la reivindicación de preponderancia de uno sobre otro. Si asumimos que los dos paradigmas o enfoques comportan métodos de investigación realmente antagónicos, no habría proceso científico. Muchos autores, incluso viendo la complejidad del problema, se inclinan por la posición de un equilibrio de fuerzas entre los dos enfoques, dado que ninguno de los dos paradigmas puede resolver por sí mismo todos los planteamientos de investigación, y además no podemos renunciar a mantener el rigor de uno y la creatividad del otro, tenemos que aprovechar las ventajas de los dos (Arnal, 1997, págs. 28-29).

Bibliografía

Arbòs, A.; Vidal, C. (1997). Evolució, concepte i fonaments de la investigació educativa. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.

Arnal, J. (1997). Metodologies de la investigació educativa. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.

Goetz, J. P.; LeCompte, M. D. (1984). Ethnography and Qualitative Design in Educational Research. Nueva York: Academic Press.

Grawitz, M. (1984). Métodos y técnicas de las ciencias sociales. México: Editia mexicana.

Greenwood, E. (1973). Metodología de la investigación social. Buenos Aires: Paidós.

Lincoln, Y. S.; Guba, E. G. (1985). Naturalistic Inquiry. Newbury Park, California: SAGE Publications.

Mardones, J. M. (1991). Filosofía de las ciencias humanas y sociales: Materiales para una fundamentación científica. Barcelona: Anthropos.

Ruiz, J. I. (2012). Metodología de la investigación cualitativa. Bilbao: Universidad de Deusto.

Taylor, S. J.; Bodgan, R. (1986). Introducción a los métodos cualitativos de investigación. La búsqueda de significados. Barcelona: Paidós.