Brian Tracy (1944) es conferenciante, coach y escritor sobre temas de desarrollo personal. Ha trabajado con más de mil compañías de diferentes sectores en todo el mundo y ha impartido cientos de seminarios. Es autor de numerosos libros como ¡Tráguese ese sapo!, ¡Bese ese sapo!, Psicología de ventas y 21 secretos sobre cómo los millonarios crearon sus fortunas.
1. Si tus hijos sienten que pueden lograr una meta, habrás triunfado como padre por haberles entregado la mejor de las bendiciones.
Existe una tendencia general en la sociedad a pensar que las personas que consiguen esos resultados, digamos «excepcionales», que a mucha gente le gustaría lograr, son personas «especiales», dotadas de talentos innatos o a las que la naturaleza ha señalado como las elegidas. Y no es así. Por eso, el primer reto de la educación debería ser estimular a que las personas crean en ellas mismas; a partir de ahí, cualquier logro está al alcance de la mano. La mejor educación es aquella que es capaz de transmitir la autorresponsabilidad como primer requisito del éxito. Tracy explica: «Una vez que hayas decidido aceptar la total responsabilidad de ti mismo, de tu situación y de todo lo que te sucede, puedes pasar a ocuparte con confianza de tu trabajo y de los asuntos de tu vida. Te conviertes en dueño de tu destino y en capitán de tu alma».
2. Muévete de tu zona de confort. Sólo puedes crecer si estás dispuesto a sentir incomodidad cuando pruebes algo nuevo.
Casi siempre, en aquello que menos te apetece hacer y en aquello que más miedo te da hacer es donde está tu mayor crecimiento. Cada vez que sientas miedo, date la enhorabuena, porque ésa es una ocasión para mejorar y evolucionar. Si tu vida es demasiado fácil, probablemente estás estancado; vives de manera rutinaria, repites comportamientos que tienes automatizados, y, por tanto, no tienes más experiencia sino más años repetidos.
3. Todo el mundo realiza ocasionalmente cosas que hace la gente exitosa. Sin embargo, la gente exitosa hace estas cosas todo el tiempo.
La genialidad no es otra cosa que la práctica diaria. El éxito no se basa en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer ciertas cosas repetidamente, una y otra vez y sin detenerse. La gente quiere tener un cuerpo «diez», pero, a los pocos días de seguir la tabla de gimnasia que le ha dado su preparador, empieza a dejar de hacerlo. La gente quiere aprender inglés, pero a partir de la tercera semana empieza a faltar algún día. Así pasa con todo. La disciplina es el factor más importante del éxito; y la disciplina es hacer lo que se tiene que hacer aunque no apetezca, sin ningún tipo de excusas. Lo difícil no es el trabajo, lo difícil es la disciplina del trabajo.
4. El desarrollo personal es tu trampolín hacia la excelencia personal. Permanente y continuo, te asegura que no hay límite a lo que puedes lograr.
En otras palabras: en quien te conviertes se acaba reflejando en lo que obtienes. No hay mayor misterio. Por eso hay que ser un eterno estudiante. Mientras más aprendas, más confianza tendrás en ti mismo y más ganarás. El desarrollo personal ensancha fronteras y abre posibilidades haciendo que la preparación y la oportunidad se encuentren.
5. No importa de dónde vengas. Lo único que importa es hacia dónde estás yendo. Si lo que estás haciendo no es moverte hacia tus metas, entonces te estás alejando de ellas.
No importa tu pasado si estás dispuesto a construir tu futuro. Para ello, lo primero es decidir cuál es el propósito principal de tu vida, y luego organizar todas las actividades en relación con él. Las acciones deben estar orientadas a llevarnos allí donde previamente hemos definido que queremos llegar. La gente que consigue resultados es gente que, en primer lugar, sabe lo que quiere y, en segundo lugar, concentra todas sus energías ahí para no dispersarse y perder fuerzas. Cuanto más claro tienes lo que quieres, más fácil resulta tomar decisiones sin dejarse vencer por las tentaciones. Se trata de decir «sí» a lo que te acerca a tus metas y «no» a lo que te aleja de ellas.
6. Nadie vive suficiente para aprender todo lo que necesita aprender comenzando de cero. Por ello, para tener éxito, debemos encontrar personas que ya hayan pagado el precio de aprender las cosas que necesitamos aprender para lograr nuestras metas.
Ir de autodidacta y «llanero solitario» tiene algunas ventajas, pero los procesos de aprendizaje y consecución de resultados se alargan demasiado. Otros muchos ya se han enfrentado a las mismas contradicciones y dudas y a los mismos contratiempos e inconvenientes a los que tú te estás enfrentando, y saberlo te puede ser de gran ayuda a la hora de conseguir tus metas. Además, muchos de ellos han tenido la generosidad de dejar sus enseñanzas por escrito. No desaproveches ese conocimiento y esa experiencia. No reinventes la rueda. Explota todo lo que tienes a tu alcance. Hay principios que se repiten sistemáticamente, con independencia de las coordenadas de espacio y tiempo. El éxito siempre deja pistas.
7. La capacidad de tomar decisiones es una característica de las personas de alto rendimiento. Casi cualquier decisión es mejor que no tomar ninguna decisión.
Porque una vez que estás en marcha sumas experiencia, contactos y conocimientos que te dan información valiosa de cara a la consecución de tus objetivos. Sólo se encuentran respuestas en la acción. Esperar a que se den las circunstancias perfectas para actuar supone caer en el inmovilismo. Y además, nunca ocurre el momento perfecto, así que no lo esperes, toma tú el momento y hazlo perfecto. Si tienes pasión por lo que haces y te pones a andar sin ver todo el camino por delante, las soluciones irán apareciendo a medida que avanzas.
8. Tu activo económico más valioso es tu capacidad de aprendizaje.
El propio Tracy dice: «El punto de partida para tu nueva vida llega cuando te das cuenta de que puedes aprender cualquier cosa que necesitas para lograr las metas que te has fijado. Esto significa que no hay límites en lo que puedes ser, tener o hacer». Y, de forma más explícita, también apunta: «En realidad, podrías perder tu casa, tu coche, tu cuenta bancaria y tus muebles, y quedarte sin nada más que la ropa que llevas puesta, pero, mientras tu capacidad de aprendizaje estuviera intacta, podrías cruzar la calle y empezar a ganarte bien la vida de forma casi inmediata». Nunca pongas en duda si una meta es o no posible. Sólo preocúpate de adquirir los conocimientos necesarios y desarrollar las habilidades precisas para conseguirla.
9. El punto de partida en la fijación de metas es que comprendas que tienes un potencial prácticamente ilimitado para ser, tener o hacer cualquier cosa que quieras de verdad en la vida, siempre que la quieras lo suficiente y estés dispuesto a hacer el esfuerzo suficiente para lograrla.
A la hora de fijar tus metas y objetivos sólo tienes que hacerte una pregunta: ¿estoy dispuesto a pagar el precio? Mucha gente dice que quiere cosas que luego su compromiso y sacrificio demuestran que no son tales. Si realmente deseas conseguir algo (y desear algo es sentir un deseo ardiente de conseguirlo) y estás dispuesto a pagar el precio que hay que pagar (sin ningún tipo de excusa), nada ni nadie te podrá impedir que lo logres. Es una cuestión de ir tocando palillos sin claudicar hasta que se da con la combinación que abre la caja fuerte. En esta vida nadie fracasa, sólo hay gente que desiste.
10. El optimismo es la cualidad más asociada al éxito y a la felicidad.
Las cosas positivas suceden a la gente positiva. La gente positiva desencadena una serie de sucesos y una energía a su alrededor que acaban transformándose en resultados positivos. Desde el derrotismo, el pesimismo y la negatividad es difícil construir algo grande. El optimismo lleva a la acción; el pesimismo, a la inacción. Al optimista le gusta situarse en el asiento del conductor, asumir la responsabilidad de su vida. El optimismo es rentable, y su explicación, sencilla: el optimista es más perseverante, lo intenta más veces, y eso hace que llegue más lejos. Además, los optimistas no sólo consiguen mejores resultados, sino que son más felices. El optimismo (y el pesimismo) es una actitud ante la vida, y hace referencia a cómo coloreamos la vida, si en tonos más grises o en tonos más alegres. Las personas optimistas tienen mejor carácter, lo que las lleva a tener una vida social más rica; las pesimistas están más amargadas y, por lo tanto, tienen menos amigos. ¿Con quién prefieres pasar tu tiempo, con alguien alegre o con alguien triste?