Anthony (Tony) Robbins (1960) es escritor y conferenciante en temas de desarrollo personal. Sus enseñanzas beben de múltiples fuentes, y entre ellas está la programación neurolingüística. Uno de sus mentores fue Jim Rohn. Entre sus libros más conocidos destacan Poder sin límites y Despertando al gigante interior. Ha sido incluido en el Top 200 Business Gurus y en el Top 50 Business Intellectuals in the World por el Instituto de Accenture para el Cambio Estratégico.
1. No existen personas sin recursos, sino estados emocionales sin recursos.
Dentro de cada ser humano hay un gran potencial a la espera de ser liberado. Sólo hay que desbloquearlo. El ser humano está hecho para evolucionar y mejorar. A cualquier persona si se la pone en tierra fértil y se la riega, crece sin parar. No existen los límites, existen las limitaciones. Los límites son siempre limitaciones mentales. Las personas de éxito son personas que han activado su poder interior. Por el contrario, la gente que no consigue resultados, ya sea en el trabajo, con el dinero o en sus relaciones personales, es gente mentalmente pobre; gente que no cree en ella misma. El mundo cree en quien cree en sí mismo. Por tanto, ¿cuál es la primera y más importante lección que hay que aprender en la vida? Aprender a creer en uno mismo.
2. Lo que podemos o no podemos hacer, lo que consideramos posible o imposible, pocas veces es un reflejo de nuestra verdadera capacidad, sino más bien un reflejo de nuestras creencias acerca de quiénes somos.
Tu vida es un reflejo de tu inconsciente y tu inconsciente son tus creencias. Y una creencia es un pensamiento convertido en verdad, aunque sea falso. Una creencia es una idea que domina tu mente. La mente inconsciente nunca discute, simplemente acepta de manera incondicional lo que la mente consciente le ha impuesto. Dicho de otra manera: te conviertes en lo que crees. El propio Anthony Robbins explica: «He aprendido que los recursos que necesitamos para hacer realidad nuestros sueños están dentro de nosotros tan sólo esperando el día que decidamos despertar y reclamar lo que es nuestro derecho».
3. Lo que configura nuestras vidas no es lo que hacemos de vez en cuando, sino lo que hacemos de forma consistente.
La repetición es la madre de la destreza. Cada día que pasas haciendo algo, mejoras; cada día que no lo haces, también pierdes algo. No hay mayor misterio. A fuerza de repetir una y otra vez la misma tarea se acaba interiorizando, asimilando y dominando. Cada día que hablas en público, estás más suelto; cada día que vas al gimnasio, el músculo coge más forma; cada vez que practicas inglés, hablas más fluido. Cada hora realizando algo, lo haces mejor. Anthony Robbins apunta: «Yo me convertí en un excelente conferenciante porque en lugar de una vez a la semana, me comprometí a hablar en público tres veces al día. Mientras que otras personas de mi organización se impusieron hablar cuarenta y ocho veces al año, yo hacía eso mismo en apenas dos semanas. Así pues, al cabo de un mes, ya había adquirido dos años de experiencia. Y un año más tarde, ya tenía diez». Para tener éxito no hay que hacer cosas fuera de lo normal, pero sí ciertas cosas repetidas hasta la saciedad.
4. La valentía disminuye cuando no la usamos; el compromiso languidece si no lo practicamos; la pasión se disipa cuando no la expresamos.
Los hábitos se pierden de la misma forma que se adquieren. No basta ser habilidoso en una tarea, hay que seguir practicando para conservar esa habilidad. Puedes hablar muy bien inglés, pero si dejas de practicar la conversación, te empiezas a oxidar, te notas menos ágil, más torpe. Pierdes fluidez. Lo mismo pasa con todo. Si ese cuerpo bien tallado se deja de cultivar, el músculo pierde forma y volumen. ¿El mayor peligro? La autocomplacencia, descuidarse y acomodarse, creerse que con llegar basta para mantenerse. Nunca hay que dejar de aprender, de estudiar, de crecer. ¿Nuestro mayor aliado? Una actitud de mejora constante. Detrás de muchos fracasos y tropiezos estrepitosos muchas veces ha habido un exceso de relajación.
5. Tu calidad de vida depende de la calidad de tus pensamientos.
Tu mente dirige tu vida. Tu modo de actuar depende de un cierto modo de pensar. Tus pensamientos determinan tus sentimientos que dan lugar a ciertos comportamientos que se traducen en unos u otros resultados. Pensar bien te lleva a obrar bien; pensar de manera pobre te lleva a tener actuaciones muy por debajo de tu verdadero potencial. Los pensamientos positivos (o negativos) nos impulsan (o reprimen) hacia cotas más (o menos) altas. Las personas de éxito tienen diálogos internos sanos que las elevan a un estado de ánimo propicio para tener comportamientos óptimos que desembocan en resultados excelentes. El éxito es, en primer lugar, algo mental; si no ganas esa batalla, estás perdido. Si quieres cambiar tus circunstancias, tienes que cambiar tu forma de pensar.
6. Si una y otra vez te planteas la misma pregunta, no cabe duda de que terminarás encontrando una respuesta.
La cuestión no es si algo es o no posible, sino cómo conseguirlo. Y para ello lo que hay que hacer es ponerse en movimiento e ir corrigiendo sobre la marcha y sin desistir. Ensayo y error, hasta dar con la tecla adecuada. Cada llamada que haces, cada puerta que tocas, cada contacto que realizas, abre posibilidades y alternativas. ¿Lo peor? Quedarse quieto, parado o inmóvil esperando que venga la inspiración divina. Eso casi nunca ocurre. Y, además, el tiempo corre. Casi cualquier acción es mejor que no hacer nada. El secreto de avanzar reside siempre en comenzar. Éste es quizás el consejo más importante en los procesos de desarrollo personal: ¡actúa!
7. Tu pasado no es tu futuro; tu presente es tu futuro.
Tu futuro comienza a forjarse cada mañana cuando te levantas de la cama. Y es que el futuro no es más que el resultado de tus decisiones y acciones presentes. Por tanto, hacer hoy lo que tiene que ser hecho hoy te pone en la senda adecuada para conseguir mañana lo que deseas conseguir. No centres tu atención en los errores pasados sino en las posibilidades futuras. Todo el mundo tiene una capacidad asombrosa para reinventarse. Siempre existe la oportunidad para cambiar y mejorar porque siempre existe la oportunidad de aprender.
8. Una verdadera decisión se puede medir por el hecho de que has pasado a la acción. Si no hay acción, eso quiere decir que no has decidido nada realmente.
La acción es la verdadera medida de la inteligencia. La inteligencia es inteligencia práctica. Da igual lo que pienses, lo que digas o lo que planees, lo importante es lo que haces. La única forma de que se produzca un cambio en tu vida es que te decidas a actuar. El éxito nunca está en saber, sino en hacer. Es indiferente los libros que leas, los seminarios a los que acudas o las conferencias a las que asistas: si no te pones en acción, simplemente serás un intelectual del desarrollo personal, de la inteligencia emocional o del liderazgo. El talento siempre está unido a la acción. Talento es hacer.
9. La vida de la mayoría de la gente es un reflejo de su grupo de iguales.
La sabiduría popular lo expresa de esta manera: «Si se vive entre codornices, es muy difícil aprender a volar como las águilas». Hay entornos tóxicos y entornos estimulantes; entornos que empujan hacia arriba y entornos que tiran hacia abajo; entornos que alimentan la confianza y entornos que alimentan el miedo; entornos que sacan lo mejor de uno mismo y entornos que reprimen el potencial que todo ser humano atesora en su interior. No hay nada peor en esta vida que estar rodeado de personas pesimistas, quejicas, victimistas y derrotistas, que han hecho de las excusas y la negatividad un estilo de vida. El entorno es la tierra en la que te cultivas, y unas tierras son fértiles y otras estériles. Cuida escrupulosamente con quién pasas tus horas.
10. Mantente comprometido con tus decisiones, pero flexible en tus estrategias.
Nunca hay que perder de vista el objetivo, la meta, el destino. Es lo que te mantiene vivo y te evita desfallecer cuando las cosas se ponen feas y el horizonte se vuelve gris. No obstante, en muchas ocasiones habrá que coger rutas diferentes a la inicialmente prevista para llegar a destino. El camino siempre está plagado de piedras (rechazos, errores, fracasos, miedos, dudas, obstáculos, etcétera), y las cosas rara vez marchan como uno había previsto. Por eso, ser flexible para hallar alternativas y saber adaptar el guión a los acontecimientos es de personas inteligentes. La flexibilidad es una de las cualidades que mejor definen a las personas de alto rendimiento.