Mapa de la situación de Islandia respecto a Europa.
Resulta de todo punto necesario hacer una brevísima introducción, aun cuando la misma deba ser obligadamente somera y superficial, sobre la historia política, administrativa, económica y social de Islandia hasta finales del siglo XX. Una historia que quizás permita aprehender de forma más fidedigna los supuestos y situaciones a los cuales los islandeses se enfrentan desde hace ya unos años. Una historia, en suma, que constituye una narración de penalidades y esfuerzos, de un espíritu denodado por no rendirse jamás y mirar siempre hacia delante, de una filosofía vital en la cual nadie es más que el otro y todos tienen la meta vital de ser iguales: la historia de la pequeña isla volcánica de Islandia.
Islandia es un pequeño país insular localizado en el extremo noroeste de Europa, prácticamente equidistante de Noruega y Groenlandia. La isla principal y los pequeños islotes que componen la totalidad geográfica del país abarcan una superficie de 103.000 kilómetros cuadrados, en los cuales vivían a finales de la primera década del siglo XXI unos 331.000 habitantes, más o menos la población de cualquier ciudad pequeña en la Europa continental. La mayoría de ellos se encuentra en la isla principal y sólo unos 4.000 mora en Heimaey, la única isla habitada del archipiélago de las Vestman, frente a la costa suroccidental.
Mapa de Islandia.
No obstante su situación geográfica, se encuentra influida por el fenómeno oceánico de la corriente del Golfo, por lo que sus temperaturas resultan ser más bonancibles de lo esperable en las latitudes que ocupa. Algo que, sin embargo, no ha sido siempre así tal y como veremos. Su carácter volcánico es muy evidente y es el mismo que ha ido moldeando a cincel su orografía, compuesta principalmente por una abrupta y salvaje meseta interior de la cual parten numerosos ríos y accidentes glaciares que van a morir al mar excavando valles cada vez menos profundos a medida que se acercan a la costa. Esto ocasiona, evidentemente, que las poblaciones principales se asienten en la franja litoral, de clima mucho más apacible que la mesetaria.
Llanura de Thingvalla, origen de las primeras asambleas islandesas.
Desde un punto de vista administrativo, Islandia se compone de ocho regiones, divididas a su vez en condados. Las ocho regiones son: Vestfirðir, Norðurland Vestra, Norðurland Eystra, Austurland, Suðurland, Vesturland, Suðurnes y Höfuoborgarsvæoi. Como se puede apreciar por los nombres, son regiones establecidas en función de criterios en su mayor parte geográficos, en lo que supone una división administrativa de corte marcadamente racionalista.
Las poblaciones más importantes tienen a la cabeza a la capital, Reikiavik, que con casi 120.000 habitantes reúne más de la tercera parte del censo total de la isla y es, además, cuatro veces más grande que la siguiente localidad en importancia, Kópavogur, que tiene sólo 31.000 habitantes. El resto de poblaciones reúnen menos de 30.000 personas y sólo Hafnarfjördúr, muy cercana a Reikiavik, tiene más de 20.000 almas.
Históricamente, las primeras manifestaciones de poblamiento humano en Islandia nos retrotraen hasta el año 795 de nuestra era, lo cual lo convierte en el último país de la actual Europa que fue ocupado por personas. En esa fecha el monje irlandés Dicuil llega a la isla, no se sabe muy bien por qué motivos o en qué circunstancias, y permanece varios meses en ella. Más tarde fue tomada como puerto fondeadero de los vikingos. Sin embargo, no se instalaron poblaciones estables hasta mediados del siglo IX, cuando comenzó en Islandia un desembarco de caudillos noruegos descontentos con algunas condiciones de gobierno político que reinaban en su país de origen. De esta forma los inmigrantes construyeron granjas y aprovecharon el clima islandés, mucho más suave en aquella época que en la actualidad, para asentar poblaciones estables con una base agrícola de producción de cereales y económicamente autosuficientes. Con posterioridad, a medida que las condiciones climáticas iban cambiando lo haría también la base económica de Islandia, que viró desde la agricultura cerealista hacia la pesca.
Lugar del Thingvalla donde, según la tradición, se reunía el Alting o Altinghi, la primitiva asamblea de hombres libres islandeses.
En el año 930, según consta en el manuscrito denominado Libro de los Pobladores, es cuando aparece la primera asamblea de hombres libres de Islandia, posiblemente el ejemplo más antiguo de estas reuniones en toda Europa. En aquellas fechas los islandeses, o más concretamente los godi o jefes de clanes, se reunieron en la llanura de Thingvalla, al suroeste de la isla, y promulgaron una primitiva ley nacional a modo de carta magna, estableciendo de cara al futuro la existencia de un órgano político común de apariencia parlamentaria, la Dieta o Alting, que se reunía, a imagen de las cortes medievales, de forma anual para aprobar actividades legislativas. Allí, el llamado «Portavoz de la Ley» debía recitar, ante el Alting reunido, las leyes del país, que tenía que saberse de memoria. Para ello se subía en la «Roca de la Ley» y así daba comienzo a las reuniones, que estaban revestidas, como vemos, de un fuerte componente simbólico y ritual.
En lo que respecta a la religión, la llegada del cristianismo con ánimos evangelizadores se produjo en torno al año 1000. Un siglo después, la isla se dividió en dos obispados y, a partir de 1152, la Iglesia islandesa pasó a depender del arzobispado noruego de Trondheim. Sin embargo, esta inmersión en el cristianismo fue muy tibia y superficial, y quedaron latentes y operativas las viejas creencias y tradiciones paganas que existían en la isla, algo que aún subsiste en la actualidad.
A mediados del siglo XIII Islandia pasa a depender políticamente de Noruega, en la figura del rey Haakon IV Haakonsson, aunque aún gozaba de una cierta autonomía y esa sumisión se manifestaba, casi exclusivamente, a efectos tributarios.
La unión entre Dinamarca y Noruega en 1387 trajo consigo el comienzo del dominio danés sobre la isla y un fortísimo incremento en el grado de dominación extranjera.
Esta situación se mantuvo durante toda la Edad Moderna, un tiempo en el cual el Alting se reunía de forma meramente nominal, sin efectos en la práctica. A todo ello se unía el declive económico de la isla provocado por unas condiciones naturales cada vez más desfavorables y unas decisiones políticas de la metrópoli que asfixiaban la economía islandesa. Además, los continuos terremotos y erupciones volcánicas causaban estragos entre los islandeses, llegando a mermar su población hasta una tercera parte entre 1783 y 1785 cuando varios de estos fenómenos se alinearon fatalmente en el tiempo. Fue en ese momento cuando el volcán Laki permaneció en erupción ininterrumpida durante más de ocho meses, y el rey Cristián VII de Dinamarca se planteó evacuar la isla. Ese período de 1783-1784 fue especialmente duro, con más de cien cráteres activos a la vez, lo que provocó un pequeño cambio en el clima de la isla a resultas del cual murió más de la mitad del ganado. La subsiguiente hambruna acabó con unas 10.000 personas. Sin embargo, nunca se llegó a desalojar por completo el país.
Zona del volcán Laki, que a punto estuvo de provocar la completa despoblación de la isla en el siglo XVIII. Aún se pueden apreciar las fallas del terreno resultantes de los numerosos cráteres que durante más de un año estuvieron en erupción.
A principios del siglo XIX surge en Islandia, en el contexto de la atmósfera romántica que impregnaba toda Europa, un movimiento nacionalista que propugnaba la independencia con respecto a Dinamarca. Ante estas peticiones los reyes daneses hicieron reformas parciales en su grado de dominio sobre el país y así, en 1843, Cristián VIII de Dinamarca restableció el Alting con poderes legislativos y jurisdiccionales, compuesto ahora por 20 miembros elegidos por el pueblo islandés y 6 de elección regia. No obstante, ese Alting carecía de facultades ejecutivas, por lo que las protestas islandesas continuaron.
Diferentes reformas parciales, siempre muy tibias, antecedieron al año 1904, momento en el cual, por primera vez en siglos, el Gobierno islandés se trasladó desde Copenhague a Reikiavik. Islandia seguía dependiendo en el aspecto político de Dinamarca, pero la influencia de la segunda era cada vez menor.
No obstante, las exigencias del pueblo islandés seguían pasando por la independencia y hacia la misma continuaron dándose pequeños pasos. Así, en 1918 Islandia se reconoció como Estado independiente, pero en unión con Dinamarca, con un mismo rey y una misma política exterior. En suma, una especie de primitiva Commonwealth nórdica con una vigencia de 25 años, momento en el cual sería revisable el estatus de la isla respecto a Dinamarca. El siguiente paso fue aprobar una ley constitucional islandesa en 1920.
El primer momento en que Islandia fue totalmente independiente llegó en 1940, cuando al ser ocupada Dinamarca por los nazis el Gobierno islandés rompió lazos con ese país. Tres años después caducaba el pacto con Dinamarca y el pueblo islandés decidió, mediante abrumadora mayoría en las votaciones, establecer una República independiente y autónoma, que sería proclamada el 17 de junio de 1944, con Sveinn Björnsson como primer presidente.
Durante los primeros años de su existencia, el Gobierno islandés fue dominado siempre por el Partido de la Independencia, de talante conservador, salvo un breve lapso entre 1956 y 1959 cuando la hostilidad popular ante Estados Unidos y sus bases militares propició una derrota electoral conservadora. Poco menos que una anécdota, por cuanto los conservadores volvieron rápidamente al Gobierno, casi siempre con diversas coaliciones, y fueron turnándose políticos de ese cariz en los altos cargos del joven país.
Años después perdieron de nuevo las elecciones, en 1971, y el Partido de la Independencia tuvo que ceder el poder ante una coalición formada por progresistas, liberales y comunistas. Nuevamente el gobierno de izquierdas duró sólo tres años, y en 1974 el Partido de la Independencia volvía a tomar las riendas del país en la figura de Geir Hallgrimsson.
Svein Björnsson fue el primer presidente de Islandia como país independiente de Dinamarca.
En los siguientes años los islandeses asistieron a diversos cambios de gobierno y un cierto movimiento en los resultados electorales, aunque siempre con el conservador Partido de la Independencia como fuerza más importante del país.
A principios de los años ochenta del siglo XX, la economía islandesa da un decidido giro hacia el capitalismo más ultraliberal. Estas ideas tuvieron su trampolín de despegue en los postulados que defendía el periódico La locomotora, que promovía un «laissez faire, laissez passer» a ultranza, unido a la subcontratación de empresas privadas para la ejecución de servicios públicos y a la privatización de empresas estatales. Dos futuros primeros ministros del país, David Oddson y Geir Hilmar Haarde, formaron parte del consejo de redacción de la citada publicación. La actividad bancaria comenzaba a ser motor fundamental de la economía islandesa, e incluso se llegó a privatizar, en el año 1998, la antigua banca pública.
Este proceso de inmersión en políticas neoliberales se acentuó con el acercamiento a la Unión Europea a partir de 1994, lo que supuso la eliminación de cualquier restricción económica en el país.
En vísperas de los hechos que se van a narrar a continuación, y según el informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU) del Índice de Desarrollo Humano del año 2007, Islandia ocupaba el primer lugar entre todos los países analizados, algo que iba a cambiar de forma dramática en sólo unos meses.