Antes de empezar

Escribí este libro con la única intención de plasmar, negro sobre blanco, muchas de las ideas que he compartido durante años en conferencias y charlas en diferentes espacios universitarios, en colaboraciones televisivas, radiofónicas y en prensa escrita, e hilar así, de la mejor manera posible, líneas de pensamiento que, entendía, podían servir de pegamento para llegar, quizá, a algún lugar más sustancioso. Aunque siempre supe que no me bastaría con un solo libro, y que este sería el primero de una serie que habré de ir completando con los años.

Filosofía para desconfiados, por consiguiente, no pretende ser un manual de filosofía aunque pueda usarse como tal, ni un libro original en cada una de sus partes, eso se escapa de mis posibilidades. Es un libro que puede leer casi todo el mundo, es cierto, y basta con no tener miedo a la palabra impresa y estar dispuesto a asumir que otro (yo en este caso) pueda tener algo interesante y útil para contar.

La divulgación y la crítica filosófica no son un campo yermo y seco, como alguno pudiera imaginarse, y lo último que querría es que Filosofía para desconfiados fuera una obra endogámica solo apta para filósofos o eruditos, ni mucho menos. La divulgación es un género que necesita apoyarse en disciplinas hermanas, como la antropología, la sociología, la biología y otras tantas más para, aun así, presentar un universo muy limitado, que si bien no contesta todas nuestras preguntas, sí nos invita a seguir investigando o, por lo menos, empezar a ver el mundo con ojos más críticos y curiosos.

Ojalá lo haya conseguido.