El baile forma parte de la riqueza y diversidad folclórica de nuestro planeta. Las danzas propias de cada comunidad, con su indumentaria, música e instrumentos, son patrimonio de su cultura popular y por ello se deben preservar. Mambo, kabuki, polka, adumu, pasodoble, tango, swing, cumbia, kalamatianos… La lista es casi infinita.

Instrumentos
Los instrumentos empleados en estas danzas tradicionales pueden resultarnos tan exóticos como la indumentaria. Algunos de ellos fueron extendiéndose por diferentes regiones del mundo gracias a viajantes y colonos, como el arpa de boca o guimbarda, que emite un sonido grave y monocorde, presente en Italia, China, Austria, Mongolia o Brasil.

Bailes acrobáticos
Algunas danzas folclóricas incluyen asombrosas acrobacias al más puro estilo circense cuyo dominio precisa de una gran dedicación. Este tipo de baile busca el entretenimiento del espectador a través de giros, volteretas y saltos. El atilogwu −literalmente, «hacer magia»−, de Nigeria, es una danza donde una formación de unos seis o siete hombres bien entrenados realizan acrobacias y torres humanas al ritmo que marca la flauta de la banda. Más conocida es la danza del león de China, en la que dos bailarines dan vida a un colorido disfraz de león mientras suenan tambores, gongs, platillos o címbalos.
A golpe de cadera
El baile tenía también un importante papel en los rituales de fecundidad. Tal es el caso de un gran número de bailes tradicionales, habitualmente realizados por mujeres, cuyos movimientos sensuales requerían de un control absoluto de las caderas, como en el ote’a de Tahití, la danza del vientre árabe o la samba brasileña.
