El signo de Piscis ha tenido desde siempre un poder seductor sobre mí. Me pierdo en una montaña rusa de emociones sin igual cuando redescubro mi naturaleza neptuniana y me zambullo en la magnífica agua de los océanos. Entendí hace tiempo que necesito dejar vivir a este ser emocional que llevo dentro para sentirme viva y creativa.
Mi hijo, que ahora tiene tres años, nació con el Sol, la Luna, Mercurio y Júpiter en el signo de Piscis. He empezado con él una estupenda aventura que todavía me fascina y que ha afinado mucho mis antenas neptunianas. Gracias a él he explotado las potencialidades de Piscis y quizá me siento más joven que antes, gracias a la expresiva fuerza de la fantasía. El agua turbia e inquieta de mi ascendente Escorpio se purifica al mezclarse con un agua clara e infinita, que anhela pertenecer al cosmos y superar los egoísmos personales. Y a veces puedo sentirme feliz.
He hablado de mí para en realidad hablar sobre ustedes, nativos del signo de Piscis. Es verdad que en cada ser humano existe un porcentaje, grande o pequeño, de cada signo, en analogía con todo el hombre zodiacal, y cuando es posible integrar nuestra parte Piscis se puede considerar realmente una conquista. En nuestra sociedad actual no es fácil desarrollar las cualidades a las que predispone Neptuno; parece que se hace más fácil vivir los rasgos disgregados y nebulosos. Todo es relativo, es verdad, y si se parte del hombre para entender la sociedad no se puede generalizar; desde siempre, los Piscis llevan en sí mismos significados opuestos: la unificación del ser con el espíritu universal y el opuesto oscuro en el que la conciencia se confunde y se pierde.
Como los otros dos signos de agua del Zodiaco, Cáncer y Escorpio, también los Piscis se sienten atraídos por los misterios que la naturaleza humana custodia en su interior. Sobre todo, usted está más cerca del pensamiento mágico-analógico que hace miles de años originó, o quizá sólo descubrió, el arte de la astrología.
He notado muchas veces en los Piscis una implícita simpatía por la ciencia de los astros, la cual no siempre es fruto del estudio y el conocimiento de la materia, sino el tácito reconocimiento de esa chispa que pertenece al hombre desde siempre y que en ellos se mantiene bastante viva.
La astrología puede ayudar a uno mismo a conocerse. Espero que este libro induzca a continuar recorriendo el camino de la introspección.
Una premisa obligada: nacer con el signo de Piscis no significa poder reconocerse totalmente en la tipología clásica. El tema natal completo y personal es el único que se puede acercar a nuestro verdadero ser a través de los símbolos; es decir, no todas las características típicas de las que hablaré forman parte de cada individuo Piscis. De la misma manera, posiblemente se reconocerán en estas páginas incluso los que no son Piscis, pero tienen la Luna o el ascendente en este signo, o Neptuno dominante, o también, una duodécima casa que hospeda muchos planetas.
Espero conseguir que se conozca a sí mismo a lo largo de las páginas que vienen a continuación y que se sienta protagonista a través de ese fino hilo que me une a usted.
SILVIA HEREDIA DE VELÁZQUEZ