
La colocación sobre una peana destaca el follaje de plantas como Diffenbachia seguine y Aphelandra squarrosa (esta última, en la imagen)
Se conocen con el nombre genérico de plantas de interior todas aquellas especies de plantas que, a lo largo de la historia, el hombre ha ido adaptando y cultivando en un medio no natural y en unas condiciones especiales, a veces extremas. De hecho, este grupo de plantas no existe como tal: la mayoría de las plantas en su estado natural no crecen en un espacio tan reducido como puede ser una maceta, o en unas condiciones ambientales —por lo que respecta al nivel de humedad del aire o de iluminación— tan limitantes como las que nos ofrece una habitación o una estancia cerrada. Por ello, el desarrollo y crecimiento de estas plantas fuera de su medio natural se verá limitado (de hecho, muchas de ellas en su hábitat de origen pueden llegar a alcanzar alturas considerables, como es el caso de algunas especies como Ficus benjamina y Ficus elastica, que se desarrollan como auténticos árboles).
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Ejemplar de Ficus benjamina |
Ficus elastica |
Debido a las condiciones en las que se vive hoy en día (en grandes ciudades, en pisos donde se dispone de poco espacio), se experimenta cada vez una mayor necesidad de reproducir, aunque sea en una maceta, un trozo de naturaleza para llevarlo al hogar; esto ha hecho que el número de aficionados a las plantas de interior crezca y sea, hoy por hoy, considerable.
Se trata de plantas que se han ido seleccionando no sólo por su adaptabilidad a las viviendas, sino también por sus atributos ornamentales (forma, follaje, colorido...), cualidades que aportarán un valor añadido a las estancias donde se ubiquen.

Las brácteas de color rojo que acompañan las flores de poinsetia (Euphorbia pulcherrima) la convierten en un adorno navideño clásico
NOMENCLATURA DE LAS PLANTAS
La manera más lógica de ordenar a todos los seres vivos es atendiendo a su grado de parentesco (es decir, dos organismos son más parecidos cuantos más antepasados comparten).
Los diferentes vegetales (y animales) se ordenan en sistemas de unidades, dispuestos jerárquicamente (taxones).
La unidad fundamental de la taxonomía es la especie. Dentro de este término se engloba el conjunto de individuos, muy parecidos entre sí y con sus progenitores y descendientes, que constituyen un grupo claramente diferenciado con respecto al resto de individuos. Además, son organismos que pueden reproducirse entre ellos, originando una descendencia fértil.
Las especies que sean afines entre sí constituirán una unidad superior de clasificación, o género. Por ejemplo, Ficus benjamina, Ficus repens y Ficus elastica son especies distintas, agrupadas dentro de un mismo género (Ficus). De la misma manera, los géneros similares se agrupan en unidades superiores denominadas familias.
Desde un punto de vista descendente, y partiendo de la unidad que es la especie, se pueden clasificar a ciertos organismos en subespecies, variedades, formas, atendiendo al grado de diferenciación (todas aquellas diferencias no hereditarias no tendrán valor).



Se pueden ver distintas formas de plantas de interior: 1. arbustiva (gardenia); 2. roseta (aechmea); 3. arqueada (cocotero); 4. rastrera (ficus rastrero); 5. erguida (yuca); 6. colgante (poto); 7. trepadora (flor de cera), y 8. llorona (clorofito)

Algunas especies de plantas bulbosas se pueden cultivar como plantas de interior con resultados espectaculares
Las ventajas que ofrecen son:
• Existe una gran gama de especies y variedades que requieren grados de dedicación muy diferentes, de manera que se podrá elegir una u otra en función del tiempo de que se disponga y que se les quiera dedicar.
• Las condiciones requeridas de sol, humedad, luz, etc. son muy diferentes también de unas especies a otras, de manera que casi siempre habrá un ejemplar idóneo para el rincón que hayamos decidido adornar con plantas.
• La variedad de texturas, colores y formas es tan grande que permite hacer diversas combinaciones y conseguir efectos muy satisfactorios.
• Muchas de ellas no sólo destacan por su follaje, sino que ofrecen espectaculares y bellas floraciones.
La morfología comprende el estudio de la forma y de la estructura, en este caso de las plantas.
Si observamos cualquier parte de una planta a través de un microscopio, podremos ver que está constituida por diminutas e independientes unidades que se denominan células. Dentro de un organismo podemos encontrar muchas células de características diferentes; las células de igual forma y función se agrupan para formar los tejidos, y estos a su vez lo hacen para constituir los órganos.
Dentro del reino vegetal nos podemos encontrar con plantas muy simples, constituidas por una sola célula (unicelulares), y plantas más complejas o pluricelulares. Una planta de esta última categoría consta de tres órganos principales (las raíces, el tallo y las hojas) y de otros órganos también importantes, que tienen como finalidad la reproducción de la planta, que son las flores, los frutos y las semillas.

Las prímulas se utilizan en los interiores como plantas de temporada: sus flores duran más que un ramo, y aportan colorido a la estancia
Las raíces
Las raíces desempeñan dos funciones básicas y a la vez muy distintas: la alimentación y el anclaje de la planta al terreno o sustrato.
Este órgano tiene la capacidad de absorber del suelo el agua y las sales minerales disueltas, necesarias para el crecimiento y para el correcto funcionamiento de la planta. De ahí la importancia del riego y del abonado (suministro de sales) en el cultivo de plantas de interior.
Efectivamente, en estado natural, estas sustancias se reponen de forma espontánea mediante procesos naturales (lluvia, descomposición de materia orgánica...), pero en una situación forzada como es en un cultivo en maceta, estos nutrientes se agotan y hay que reponerlos periódicamente.
Si observamos una raíz podremos diferenciar diversas partes: el ápice vegetativo, revestido de la pilorriza o caliptra, que es una vaina protectora de tejido más resistente, cuya principal misión es abrirse camino en el suelo protegiendo el extremo de la raíz; encima de esta capa y separada por una región lisa, encontramos una zona recubierta por raíces finas e incoloras denominadas pelos absorbentes, cuya función es absorber el agua y los nutrientes necesarios para la planta; en la región suberosa, los pelos absorbentes han envejecido y se han caído; finalmente, el punto donde la raíz y el tallo se unen se denomina cuello de la raíz.
La forma y el tamaño de las raíces están ligados con el hábitat en el que viven las plantas, es decir, con la dureza del terreno y la disponibilidad de agua; así, por ejemplo, aquellas plantas que viven cerca de ríos o zonas húmedas tendrán unas raíces más superficiales que las plantas que viven alejadas de estas zonas. Generalmente las raíces son subterráneas, pero también hay plantas con raíces acuáticas y aéreas.

Las raíces aéreas de Selaginella denotan que esta planta es originaria de zonas con una elevada humedad ambiental

En las plantas bulbosas, el bulbo actúa como almacén de reservas
El tallo
El tallo desempeña dos funciones muy importantes: por un lado, sirve para sujetar la parte aérea (es decir, las hojas), y por otro lado, enlaza el sistema radical con las hojas, facilitando la distribución uniforme de los nutrientes por toda la planta.
Generalmente tiene sección cilíndrica y simétrica respecto a un eje, e incluye una yema terminal que crece hacia arriba.
Los puntos del tallo donde surgen las hojas se denominan nudos, y se encuentran en diferentes niveles; el trozo de tallo que separa dos nudos se denomina internodio, y puede ser grande o prácticamente desaparecer, encontrándose en estos casos dos hojas imbricadas a lo largo de todo el tallo, como pasa con la sabina negral (Juniperus phoenicea).
En cuanto a la longitud del tallo, este puede tener grandes dimensiones (como en ciertas especies de árboles) o prácticamente ser inexistente (en estos casos las hojas crecen prácticamente desde el mismo punto y se desarrollan formando una roseta; son las plantas denominadas acaules).

Numerosas especies de plantas de interior de porte trepador como Monstera deliciosa requieren un tutor especial capaz de mantener la humedad, donde la planta pueda fijar las raíces y absorber el agua

La nolina o árbol pata de elefante (Nolina recurvata) es una especie de tronco curioso, que recuerda a una escultura vegetal
El grosor del tallo también puede presentar variaciones considerables (fino y frágil en las gramíneas, y grueso y regio en los árboles).
Podemos clasificar las plantas atendiendo a la duración del tallo con relación a su ciclo vital, y aquí habría que diferenciar primero las plantas monocárpicas (que fructifican sólo una vez a lo largo de su vida) de las policárpicas (fructifican varias veces a lo largo de su vida, generalmente una vez al año); entre las monocárpicas, se distinguen tres tipos:
1. Plantas anuales: son aquellas que nacen, crecen, fructifican y mueren en un periodo no superior a un año.
2. Plantas bianuales: su proceso vital lo desarrollan en dos fases: durante el primer año, crecen y acumulan reservas; durante el segundo año florecen, fructifican y mueren.
3. Plantas plurianuales: en ellas este proceso se alarga un poco más, dependiendo también de las condiciones de crecimiento.
Entre las policárpicas, encontramos:
1. Plantas perennes: su tallo vive varios años (por ejemplo, los árboles).
2. Plantas vivaces: son aquellas que tienen tallos aéreos anuales y tallos subterráneos plurianuales.
Hay plantas en las que una parte del tallo se transforma en órgano de reserva subterráneo, cuya función es la de efectuar una reproducción agámica (no sexual) de la planta, y mantenerla con vida cuando la parte aérea desaparece durante la época menos propicia. En este grupo tenemos los tubérculos (patata), los rizomas (iris) y los bulbos (jacinto, tulipán, etc.).
Por otra parte, según la consistencia del tallo podemos hablar de tallo (cuando tiene poca consistencia, como en las plantas herbáceas), caña (flexible, generalmente de sección cilíndrica y hueca con nudos marcados, como en el trigo), tronco (leñoso y ramificado, como en los arbustos y los árboles) y estípite (leñoso, pero no ramificado, que presenta las hojas sólo en la parte superior, como en las palmeras).
Las hojas
Las hojas son órganos aéreos de la planta, laminares, generalmente verdes (debido al pigmento de la clorofila), con simetría bilateral y crecimiento limitado, y nacen de los nudos del tallo.
Su principal función es la de realizar la fotosíntesis clorofílica, un proceso químico mediante el cual las plantas obtienen sustancias orgánicas a partir de sales inorgánicas, agua y la fuente de energía que es el sol. Gracias a este proceso, las plantas producen también oxígeno, indispensable para la vida en nuestro planeta.
Una hoja consta de las siguientes partes: limbo o lámina (con una cara superior o haz, de coloración verde más intensa, y una cara inferior o envés), y peciolo (es la parte alargada de la hoja, que la sujeta por la base con el tallo; cuando una hoja carece de peciolo se dice que es sésil, y si el peciolo es evidente, se tratará de una hoja peciolada).
La lámina o limbo de la hoja no es una superficie continua, sino que está sostenida por pequeñas venas o nervios cuya principal función es la de facilitar una distribución homogénea de los nutrientes en toda la hoja y actuar de esqueleto dando consistencia al limbo. El conjunto de estos nervios constituye la nervadura foliar. Existen tres tipos principales de nervaduras: nervadura pinnada (presenta un nervio principal y central, del que surgen nervios secundarios), nervadura palmada (no hay un nervio principal, sino que son nervios de igual importancia, desde los cuales pueden salir otros secundarios) y nervadura paralela (todos los nervios surgen de la base de la hoja y la recorren de forma paralela).

Nervadura palmada (Fatsia japonica)
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Nervadura pinnada (hoja de Maranta leuconeura «Erythroneura») |
Nervadura paralela (detalle de hoja de Cocos nucifera) |
ALGUNOS TIPOS DE HOJAS SEGÚN LA NERVADURA

1. partida-peciolada (Codiaeum variegatum); 2. retinervia (Fittonia verschaffeltii); 3. paralelinervia (Aspidistra elatior)
TIPOS DE HOJAS SEGÚN SU FORMA


1. lanceoladas (Hoya carnosa); 2. aovadas (Crassula arborescens); 3. cordiformes (Saintpaulia ionantha); 4. sagitadas (Caladium bicolor); 5. palmeadas (Fatsia japonica); 6. compuestas imparipinnadas (Polypodium sp.)
MARGEN DE LAS HOJAS

1. entero (Aglaonema tewbii); 2. dentado (Cissus rhombifolia); 3. serrado (Plectranthus nummularius)

Hedera helix «Mona Lisa»
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Dieffenbachia seguine «Exotica» |
Coleus blumei |

Cissus rhombifolia
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Begonia rex |
Begonia sp. |

Begonia rex
Las flores
El hecho de que las flores sean, en muchos casos, el órgano más atractivo y llamativo de la planta, no es una casualidad. La forma, el color y el olor, en sí mismos, tienen una finalidad clara y es la de la reproducción de la planta (y con ello la perpetuación de la especie). A la flor se le atribuyen dos importantísimas funciones: la polinización y la fructificación. A lo largo de muchas generaciones de plantas de una misma especie, se han ido seleccionando aquellas cuyas flores son más eficaces para realizar dichas tareas, ya sea por sus colores llamativos, sus fragancias intensas o sus formas sugerentes.
Las flores acogen los órganos sexuales masculinos y femeninos. En general, las plantas superiores presentan flores hermafroditas (es decir, flores que tienen órganos masculinos y femeninos).
ESTRUCTURA DE LA FLOR

TIPOS DE INFLORESCENCIAS


1. espiga; 2. espádice; 3. racimo; 4. panícula; 5. umbela; 6. corimbo
El órgano masculino de la flor está formado por los estambres, cuyo número variará según las especies, y el femenino está constituido por uno o más pistilos.
Las flores se sitúan en el ápice o extremo de las ramas o tallos. Pueden encontrarse aisladas, o bien en grupos; en este último caso hablamos de inflorescencias, que pueden ser de varios tipos: espiga (Fittonia verschaffeltii), panícula (Kalanchoe blossfeldiana), umbela (Clivia miniata), amento (Acaypha wilkesiana).

El brezo de interior (Erica carnea) florece en otoño

Los frutos de ardisia (Ardisia crispa) permanecen en la planta durante varios meses, y son más decorativos que las propias flores

Jasminum polyanthum se cultiva en el interior mientras dura la floración, que tiene lugar en invierno y principios de primavera

Original flor de la planta bulbosa Gloriosa superba

Hay especies, como la kentia (Howea forsteriana), que sólo florecen y fructifican si disponen de unas condiciones de cultivo especiales (la de la imagen se halla en un jardín especializado en palmeras, el Huerto del Cura, en Elche)

La cineraria de florista Senecio × hybridus presenta flores de colores muy variados, en un solo tono o bicolores

La azalea (Rhododendron simsii) es ya un clásico en las plantas de interior de flor

Todas las bromeliáceas tienen unas flores curiosas que emergen del centro de la roseta de hojas, y Aechmea fasciata es una de las más populares