Prólogo

Desde hace muchos años, Bernard Lebourg dedica sus investigaciones a la construcción de un corpus canino observando y analizando razas desconocidas en Francia o recientemente introducidas, que se han convertido en fenómenos de moda: el eurasier, el akita inu, el rhodesian ridgeback, el dandie dinmont... Su enfoque resulta muy abierto, alejado de las disputas pueblerinas.

En este libro sobre el Jack Russell terrier, Bernard Lebourg nos recuerda que el reino animal está en perpetua evolución. ¿Quién habría creído hace 20 años que este perro, al que algunos llamaban «ratero», llegaría a ponerse tan de moda, tanto en el continente americano como en Europa?

Aún más, Bernard Lebourg nos recuerda que es necesario estar en constante alerta en el mundo canino. Y es que, como ya escribiera en una de sus obras anteriores, «¡la cinofilia está hecha de forma que junto a los perros hay seres humanos! Y estos últimos, en su nombre, se despellejan». Para el autor, hay que relativizar más que nunca y admitir que un enfoque pragmático no quiere decir superficialidad, sino todo lo contrario, significa la obligación de estar atento a todos los trabajos publicados, de estar a la escucha de los criadores y, sobre todo, de situarse sin prejuicios.

Este libro, de tono preciso y dinámico, vuelve a colocar al Jack Russell terrier en su contexto.

Aunque en la actualidad se ha convertido en un perro de moda, el Jack Russell terrier es, ante todo, un cazador, uno de esos corredores de fondo que saben combinar velocidad, agudeza y rusticidad.

Estamos lejos de la imagen emblemática del perro de La máscara y, en vez de eso, recorremos los bosques y jugamos con un alegre compañero de simpáticas cualidades. Esta raza merece ser mejor conocida por el gran público para ser aún más apreciada y también protegida de los excesos de todo tipo.

FLORENCE DESACHY

Introducción

Cuando una bola de pelo, un día, me pasó como una furia entre las piernas, mientras yo realizaba un reportaje en casa de un criador, estaba a cien leguas de imaginarme que acababa de firmar un largo contrato con el Jack Russell terrier. Posteriormente, se producirían los encuentros decisivos con el malogrado Bernard Dumon y, más tarde, con Frédérique de Bellescize y Geoffroy Vivaux. Todos ellos me aportarían e incluso me regalarían un conocimiento imprescindible de la raza.

Mi primer libro sobre el tema coincidió con el comienzo de la pasión por la raza. Una vez lanzada esta, otros se atribuyeron los laureles, cuando en realidad se habían limitado a recoger las flores ya cortadas por otras personas.

Pero ya se sabe que suele ignorarse, e incluso criticarse, a los precursores, y que es mucho más fácil copiar que crear.

Por fortuna, nos queda el Jack, perrito malicioso y bromista que siempre será un auténtico cazador, aunque algunos quisieran confinarlo a los salones.

Entrar en la colección «Perros de raza» es sin duda un gran honor para mí, pero deseo que el honor recaiga exclusivamente en el Jack Russell terrier.

Bernard LEBOURG

Marzo de 2001