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Los sistemas familiares

El sentimiento religioso ante el Creador estaba ligado a la veneración por los ancestros, considerada como la emoción más sagrada del ser humano. Los ancestros eran invitados a participar en los servicios divinos; eran huéspedes del Soberano del Cielo y representantes de la humanidad en las regiones superiores. Al vincular el pasado con la divinidad en los momentos solemnes de la inspiración religiosa, se creaba un lazo entre la divinidad y el género humano. El Soberano, al venerar a sus ancestros, lo hacía también con la divinidad. Al referirse al gran sacrificio en el cual se efectuaban estos ritos, el maestro Kung dijo: “Aquel que pudiese comprender plenamente este sacrificio podría gobernar al mundo como si éste girara entre sus manos”.

I-CHING

Cada familia tiene una historia singular marcada por los relatos y las narraciones de la vida de sus miembros, por los eventos y acontecimientos, sus tradiciones y costumbres, un sistema de valores, principios, creencias y prácticas compartidos. Toda esta historia se transmite de generación en generación y tiene una influencia en nuestra vida más profunda de lo que suponemos, no importa qué tanto sepamos de la misma.

Esto es así porque cada familia es un sistema en el que cada uno de sus integrantes está conectado a todos los demás. Un sistema es un “conjunto de elementos en interacción”, según la teoría general de los sistemas que es una disciplina científica cuyo tema es la formulación de aquellos principios válidos para todos los sistemas en general. Aplica igual a sistemas de cosas inanimadas o de organismos vivientes. Esta teoría ha aclarado muchos fenómenos oscuros en física y biología. Se basa en la existencia de un principio unificador que nos hace encontrar organización en todos los niveles.

Existen leyes generales de sistemas aplicables a cualquier sistema sin importar las propiedades particulares de éste, sus elementos y las relaciones o fuerzas reinantes entre ellos. A través de estas leyes, los sistemas tienden a autorregularse para garantizar el mantenimiento del equilibrio en los mismos.

Dentro de cada sistema social y especialmente el familiar, la conducta de cada uno de sus miembros está relacionada con la de los demás. Cada uno influye sobre los otros y al mismo tiempo, recibe la influencia de éstos, ya sea favorable o desfavorable. Todo lo que nuestros antepasados vivieron afecta nuestra personalidad, nuestro comportamiento y nuestras relaciones. Asimismo, nuestras decisiones y experiencias tendrán influencia en los demás miembros de nuestra familia, primordialmente sobre los que vienen detrás, como nuestros hijos, nietos y sobrinos.

Así, en cada familia hay características propias del sistema, y patrones de interacción que trascienden la individualidad de sus miembros. Podría decirse que el sistema está gobernado por reglas familiares.

Cuando observamos el sorprendente viaje que cada año realizan las mariposas monarca, desde Canadá hasta México y luego de regreso, y además vemos que en el trayecto nacen y mueren tres generaciones, nos damos cuenta de que hay algo que las guía como conjunto. Una conciencia que sabe cuándo todas deben partir y qué camino seguir, una fuerza que vela por la supervivencia del grupo.

De la misma manera, nosotros somos guiados por una conciencia de grupo: la de nuestro sistema familiar. Nuestra herencia abarca mucho más que las características físicas, heredamos también memorias ancestrales y mandatos de los que no somos conscientes y que forman parte de esta conciencia que vela, al igual que en las mariposas, por la supervivencia del clan, o sea, del sistema familiar al que pertenecemos.

Todos ocupamos un lugar en este sistema en el que cada uno está vinculado con todos los demás miembros. Estamos conectados con miembros del sistema familiar del pasado que tuvieron diferentes destinos, mismos que influyen en nuestra manera de vivir, de pensar, de sentir. Según nuestra identificación con ellas (tanto consciente como inconscientemente), esta influencia puede fortalecernos o debilitarnos, y puede afectar nuestra salud y nuestras relaciones con los demás y con el mundo.

La historia de una familia cambia con los nuevos acontecimientos que cada integrante aporta. Usualmente, en una familia se transmiten verbalmente aquellos eventos que se consideran importantes, dignos de ser recordados. Pero no todo es bienvenido en la memoria. Hay acontecimientos que se reservan, se ocultan y mejor no se mencionan que se convierten en secretos. Sin embargo, no por eso son menos importantes.

Muchos de nuestros problemas, especialmente aquellos recurrentes, tienen su origen en un pasado en el que no estuvimos presentes. Los hechos y circunstancias de la vida de alguno de nuestros abuelos pueden estar ahora afectando nuestra vida, provocando conflictos o síntomas de enfermedades porque podríamos estar identificados con ellas, mediante el amor ciego, mediante alguna lealtad invisible, por inconsciente. Sólo tomando conciencia de estas dinámicas en nuestro sistema familiar podemos develar su causa y encontrar la solución. Esto es posible gracias a las constelaciones familiares, el método creado por Bert Hellinger, filósofo, teólogo y pedagogo alemán.

Hoy en día, la constelación familiar o en su traducción original colocación de la familia (en alemán Familienaufstellung) se trabaja en 46 países y ha tenido gran aceptación gracias a que es accesible y muy breve: de 20 min. a una hora y media, en promedio, generalmente, en una sola sesión. Mientras otros métodos terapéuticos frecuentemente pueden llevar meses o hasta años, éste puede ofrecer en una sesión el diagnóstico y, quizas también una mejor solución de un problema, lo que también hace a esta metodología más económica. Muchos profesionales de la salud están recurriendo hoy en día a las constelaciones familiares como intervención diagnóstica, así como para acelerar el proceso terapéutico de sus pacientes.

ANTECEDENTES

Las raíces del pensamiento filosófico de Hellinger y su trabajo con las constelaciones familiares se encuentran en los presocráticos, especialmente en Heráclito, cuyas reflexiones se ocupan de los orígenes, a partir de los cuales iniciamos nuestra vida y a los que algún día regresaremos. Estos filósofos se expusieron, mediante la reflexión, de manera serena y directa, a todos los eventos observables de la vida y la naturaleza. Algunos de los preceptos de Heráclito que se pueden aplicar a las constelaciones son:

• Todo está en un devenir y un perecer constante. Todo fluye y nada se queda. Para los orientales, nunca estamos parados frente al mismo río: el río cambia y nosotros también.

• Todo tiene su opuesto. Las cosas son completas si han encontrado su contrario o su complemento. Así, existen la vida y la muerte, la guerra y la paz. Toda movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios.

• Cuando los opuestos se unen y se reconcilian, el ciclo se cierra y hay paz.

• Todo es dirigido por una fuerza externa, universal, que es la verdad del mundo. Hellinger la llama “fuerza superior” o “Gran Alma”.

Hellinger basa su trabajo con las constelaciones familiares en la fenomenología, una corriente filosófica en la cual la experiencia debe ser simplemente descrita como se da y no ser analizada con prejuicios ni creencias previas, es decir, la observación pura del fenómeno. En la fenomenología las cosas se ven tal como son, dándose por sentado que el mundo es como es, es decir, la “cosa en sí” libre de recuerdos, intenciones y juicios. Se utiliza la percepción para entrar en contacto directo con lo que se muestra para captar lo esencial.

El pensamiento fenomenológico no expresa una opinión, sino una observación ampliada que percibe la existencia de los opuestos dentro de la misma esencia del ser. Ve al mismo tiempo lo creativo y lo destructivo.

Bert Hellinger trabajó 16 años como misionero en Sudáfrica. Durante este tiempo, aprendió sobre dinámica de grupos en el manejo de la escuela que él dirigía. Allí pudo observar que existe un “orden original” en los sistemas, especialmente en el familiar, que se transmite de generación en generación. Observó también que, cuando este orden se sigue en las familias y clanes, hay más armonía entre sus miembros. También identificó las leyes según las cuales, al quebrantar este orden, los miembros de las familias quedan trágicamente implicados en destinos adversos.

Según la teoría del guión de Eric Berne, las personas, sin darnos cuenta, llevamos a cabo un guión determinado al cual se puede tener acceso a través del relato de nuestras historias y cuentos. Hellinger se dio cuenta de que algunos de estos guiones vienen desde los padres o de vivencias infantiles anteriores, pero también descubrió que muchas de estas historias no se refieren a la persona que las narra sino a otro miembro de la familia. Descubrió también que a veces, sin darnos cuenta, adoptamos los sentimientos de otros. Él se refiere a éstos como “sentimientos adoptados” o prestados.

Hellinger identificó la importancia del concepto sistémico de las generaciones. La teoría sistémica reconoce que los grupos humanos se rigen por leyes y patrones inherentes, a los cuales se van agregando todos aquellos que se van construyendo en la interacción cotidiana dentro de las familias. Asimismo, las familias construyen leyes y principios que rigen la interacción con las de otras familias. A este conjunto de leyes naturales, que rigen el funcionamiento de los grupos humanos, Hellinger lo ha llamado “los órdenes del amor”. Descubrió que la transgresión de estos órdenes del amor en las interacciones de los miembros de un grupo es el origen de conflictos y discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías a nivel individual, familiar, grupal o social. Esto sucede porque la conciencia del grupo supervisa la justicia dentro del clan, el equilibrio entre el dar y el recibir (o tomar). La injusticia de la exclusión de un miembro de la familia, por la causa que sea, se expía en la familia nuclear y en la red familiar a través de lealtades invisibles, o sea, inconscientes.

LOS CAMPOS MÓRFICOS Y LA RESONANCIA

Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos morfogenéticos son campos de forma; campos, patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no sólo los campos de organismos vivos, sino también de cristales y moléculas. Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza…

RUPERT SHELDRAKE

El campo morfogenético del que habla Rupert Sheldrake es un campo de energía que mantiene unidos a todos los miembros de una familia, una raza, un pueblo o una tribu. En sus estudios se separa de la tradición platónica, en la que el mundo fenoménico es reflejo de un mundo de orden perenne o eterno y sugiere que:

…la regularidad y el orden que vemos en la naturaleza —el tipo de orden que se ve reflejado en la forma de los animales y plantas y los patrones que experimentamos con nuestros sentidos— no reflejan tanto leyes eternas que se hallen de algún modo fuera de la naturaleza, sino que dependen en mayor grado de lo que haya ocurrido antes en el mundo. Lo que ha sucedido en el pasado influye en lo que está sucediendo ahora […] La conexión entre pasado y presente es tal que el pasado parece apoyarse en el presente, condicionando todo lo que ocurre.

Sheldrake rechaza la hipótesis del programa genético pues éste no explica de manera contundente porque, si todas las células tienen el mismo programa se desarrollan de modo diferente formando diversos tipos de tejidos. Retoma el concepto de los campos morfogenéticos del científico ruso Alexander Gurwitsch, creado en 1922 para explicar esta conexión entre el pasado y el presente:

…Los campos morfogenéticos presentes a través del tiempo serían determinados por lo que ha ocurrido antes en esa especie. La forma influiría en las formas y patrones de organización del pasado se harían presentes en sistemas similares, de modo que una especie se vería influenciada por, y conectada con, todos sus miembros anteriores.

Así se explica la evolución simultánea de la misma función adaptativa en poblaciones biológicas que se encuentran separadas por grandes distancias.

En este proceso se da lo que Sheldrake llama resonancia mórfica y sugiere las siguientes ideas nuevas:

• Hay un tipo de conexión entre las cosas: acción a distancia en el espacio o la acción a través de campos, mientras que antes se pensaba que para esto se necesitaba el contacto, empujando o jalando algo, u oprimiendo botones, palancas, etcétera.

• Las cosas que habitualmente consideramos como pertenecientes al pasado distante de hecho influyen directamente en el presente.

• La totalidad del pasado se halla simplemente presente en todas partes todo el tiempo.

• La totalidad del pasado podría estar, por decirlo así, concertada en el presente, estando así el pasado siempre presente.

• Existe un efecto acumulativo del pasado.

• Cuantos más sistemas surjan (o quizás generaciones de seres humanos en un sistema familiar), mayor será la influencia acumulada a través de este tipo de proceso.

• La conducta aprendida se extiende entre los miembros de una especie sin mediar ningún tipo conocido de conexión física, pareciendo haber un tipo de influencia que no se podía explicar en términos genéticos. Hoy en día, una nueva ciencia, la epigenética está explicando esta transmisión.

• La hipótesis de la resonancia mórfica sugiere el modo en que se repiten patrones y formas en la naturaleza: “Un acto creativo es irrepetible, porque debido al hecho mismo de haber ocurrido influirá en todo lo que suceda con posterioridad. Nada se puede hacer de nuevo por primera vez, pues ya ha ocurrido una primera vez y esa primera ocasión influirá en las ocasiones subsiguientes”.

Estamos sintonizados con el inconsciente de otras personas. De acuerdo con la resonancia mórfica, nuestras ideas y actitudes pueden influir a distancia sobre otros, sin que ni ellos ni nosotros lo sepamos, y aparentemente sucede algo parecido hacia el pasado, y podemos observar cómo esto se manifiesta en las constelaciones cuando los representantes captan sensaciones corporales, sentimientos y pensamientos del consultante y su sistema familiar aun cuando no los conozcan.

Cada sistema se mueve en un campo mórfico que actúa como una memoria en la que se encuentra toda la información importante del sistema, y cada uno de sus integrantes está en resonancia con este campo participando en todo el conocimiento y en todos los sucesos relevantes. Por eso se puede observar el fenómeno de una percepción sin que la información haya sido comunicada verbalmente.

Sin darnos cuenta, nos vemos influidos por ideas y actitudes de otros. Somos parte del campo morfogenético de nuestra especie y particularmente del de nuestra familia. En éste se encuentra toda la información de nuestra historia familiar, la conozcamos o no. Gracias a esto, heredamos tanto cualidades como conflictos no resueltos que se generaron en generaciones anteriores. Formamos entonces parte del destino de muchas personas que nos precedieron y con las cuales estamos de alguna manera directamente relacionados.

Hellinger utiliza en las constelaciones esta hipótesis de los campos mórficos. Albrecht Mahr los llama “campos del saber o campos con memoria”, porque se ha podido observar que la resonancia mórfica permite que el pasado actúe directamente sobre el presente, y que una persona sienta como algún otro miembro de la familia, aun cuando no lo conoció. Mediante la resonancia mórfica se pueden hacer estos viajes del presente al pasado, y viceversa.

Finalmente, el trabajo de Erickson tuvo fuerte influencia en Hellinger dado que reconoce a la persona como es, así como las señales a nivel digital y analógico que muestran a una persona como es y sirven como guía al facilitador.

El lenguaje analógico es toda aquella comunicación que no es verbal. Pero no sólo se refiere al lenguaje corporal, ya que incluye la postura, los gestos, la expresión facial, la modulación de la voz, la secuencia, el ritmo y la cadencia de las palabras mismas. También incluye cualquier indicador que aparece durante una interacción en la constelación. Este tipo de comunicación lo entiende muy bien la gente que tiene mascotas, ya que éstas expresan lo que quieren y cómo se sienten a través de movimientos y expresiones corporales. Asimismo, cuando parece que la mascota entiende lo que se le dice es porque comprende todo el lenguaje analógico que acompaña a las palabras. Utilizamos este tipo de comunicación con los bebés que aún no manejan el lenguaje verbal, pero también en todas nuestras interacciones. Es muy claro, por ejemplo, en la etapa del galanteo.

La característica principal del lenguaje analógico es que, a menos que uno sea un magnífico actor, nunca miente. Es fácil mentir con las palabras, mas no con el lenguaje analógico. Muchas personas saben perfectamente cuando alguien está mintiendo porque pueden observar el lenguaje analógico que está expresando lo contrario de lo que dicen sus palabras.

Hellinger tomó de la terapia familiar breve el poner la mirada en la solución y no solamente en el problema.

Partiendo de todas estas bases (y muchas otras aquí no mencionadas), Hellinger desarrolló procedimientos eficaces para la solución de una gran gama de problemas recurrentes en las familias, así como ciertos comportamientos, enfermedades y tendencias psicológicas que se repiten generación tras generación. Su método contempla a la familia como un sistema dinámico en el que todos sus miembros se encuentran en continua interacción; de ahí el término constelación.

La terapia familiar sistémica se basa en las dinámicas de interacción entre los miembros del clan. Se aplica en trastornos y enfermedades psíquicas concebidas como expresión de las alteraciones en la interacción, estilos de relación y patrones de comunicación de la familia vista como un todo. Se trata de un procedimiento que restablece el orden natural del sistema familiar.

Las constelaciones familiares se ubican entre los enfoques que tienen en la mira la solución o, por lo menos, una mejor solución que antes de este proceso. Ésta se encuentra al indagar brevemente en la historia del individuo, con énfasis en los eventos traumáticos e impredecibles en la familia, más que en las descripciones de las personas. Una constelación saca rápidamente a la luz la dinámica oculta, no vista anteriormente por el inconsciente, que ha venido causando el sufrimiento y, si se dan las circunstancias apropiadas, la corrige en ese mismo momento.

Al descubrirse el síntoma del consultante o de todo el sistema familiar, se puede observar que, por lo general, tiene una conexión de similitud con algún evento o algún miembro del clan en el pasado. Generalmente, el síntoma expresa una lealtad hacia alguien en el pasado, manteniendo a través del proceso de identificación a un miembro excluido del sistema familiar dentro del círculo de este clan.

La felicidad y la infelicidad están estrechamente conectadas a nuestras familias y mediante las constelaciones familiares, los conflictos pueden resolverse dentro de ella para que sus miembros se reconcilien, que pueda fluir el amor y haya paz entre ellos.

La familia es la fuente de la vida. La vida es pasada a través de la familia. Los niños se sienten felices si pueden crecer en una familia que está unida, y se sienten infelices si el amor no es posible en la familia, por ejemplo, cuando uno de los padres muere, o cuando viven con otra persona, o cuando los padres se separan, o cualquier otra cosa que puede suceder en una familia.

BERT HELLINGER

Cabe aclarar que no pretendemos presentar la herramienta de las constelaciones como la panacea que todo lo soluciona. No todos los problemas y enfermedades tienen un origen sistémico y ciertamente hay circunstancias irremediables que más vale aceptar como parte del propio destino. En caso de una enfermedad, las constelaciones ayudan a identificar el origen si es sistémico y en ocasiones se logra encontrar una mejor solución; sin embargo, un consultante no debe dejar de acudir al médico, quien puede dar o no el diagnóstico de una curación. Además, cuando se ha padecido una enfermedad por largo tiempo, ésta ha ocasionado otros daños al organismo que deben ser atendidos por la medicina alópata.