Álvaro y yo somos de generaciones diferentes, aunque solo nos llevamos diez años. En mi época, un chico que usase maquillaje en el cole habría sido el sujeto favorito de cualquier bully. En mi época, no existían chicos tan valientes.
Soy fan de esta nueva generación de personas más libres y seguras. Han crecido sabiendo que son dueñas de sus vidas, con toda la información que necesitan a su disposición, en una sociedad que cada día es más incluyente y justa.
En mi trabajo he tenido el placer de conocer a muchos chicos, sobre todo, influencers. Muchos de ellos me han demostrado su madurez para ver la vida y los negocios, y que su misión es hacer lo que verdaderamente les apasiona. Algunos me han impresionado bastante y uno de ellos es Álvaro.
Recuerdo el día que lo conocí. Llegó a las oficinas de Goiko Grill, bien acompañado de su team de cracks, y nos hizo una presentación sobre por qué debíamos trabajar juntos y los beneficios que esto traería para ambas marcas. En este caso, hablábamos de su primera marca, Krusette. Yo no podía creer que estuviera hablando con un chico de 24 años: con gran seguridad demostraba saber de qué hablaba y que, además, había estudiado todos los detalles.
Al poco tiempo, Álvaro y su equipo lanzan al mercado Krash Kosmetics, su línea de cosméticos. Este chico no dejaba de impresionarme. Krash sale al mercado como un producto bien hecho (soy fan), un target definido, un packaging brutal customizable y un acuerdo de venta con una de las perfumerías más importantes del país. Mi parte favorita es que todos sus proyectos son arriesgados y no están pensados con el objetivo de hacer dinero, están creados desde el corazón y luego bien desarrollados por él y su equipo.
Ser emprendedor no es nada fácil y si estás leyendo este libro, verás que no todo es de «algodón de azúcar». Requiere de mucha madurez, paciencia, inteligencia, valentía y decisión. He visto muchos emprendedores quedarse en la idea, no terminan de arrancar por miedo a fallar. Álvaro entendió una lección importante y es que lo que creamos siempre está en versión beta; lo importante es salir a la calle y lograr que la gente pruebe lo que tú has creado y lo haga parte de su vida. Siempre estará el riesgo de equivocarnos, pero cada equivocación es una nueva lección que nos pone más cerca de nuestro objetivo.
Hay algo que Álvaro no os cuenta en este libro, quizás porque cree que es demasiado obvio o porque aún no se ha dado cuenta de lo importante que es. La razón principal de su éxito no es la altísima calidad de sus productos, ni su plan de ventas, ni siquiera su marketing exquisitamente logrado. El éxito de Krusette, Krash y las muchas próximas marcas de Álvaro recae en el corazón que le pone a cada una. Sus marcas son tan honestas que se convierten en una ventana de lo que él cree y lo que él es.
El consumidor de hoy no es fiel a productos, es fiel a historias y la conexión emocional que esas historias crean. Creemos en marcas que nos hacen mejores personas y que nos convencen que todo puede ser mejor. En las próximas páginas, más allá de llevaros un to-do list, os invito a que os llevéis el sentimiento y la emoción que hay detrás de cada palabra y cada anécdota y de cómo esto se ve reflejado en los emprendimientos.
El mundo necesita más emprendedores como #BusinessBoy, así que disfrutad de este libro, subrayad con rotulador las ideas claves y preparaos para una gran historia de «sí se puede» (mis favoritas).
Daniela Goicoechea
CMO Goiko Grill