Capítulo 1

La salud espiritual en las prácticas de enfermería

Espiritualidad y salud espiritual

La espiritualidad es una dimensión del ser humano que incluye lo sagrado, el sentido de la vida, la trascendencia, la relación con los otros y diversas creencias y valores de tipo ético y religioso. Actualmente se evidencia un interés de las ciencias de la salud por investigar las implicaciones que tiene la espiritualidad en la salud en general y en la psicoterapia en particular. Si bien disciplinas tales como la parapsicología, la psicología transpersonal y la espiritualidad continúan siendo temas cuestionados y controvertidos en el contexto de la psicología clínica, la psiquiatría y el psicoanálisis, sería absurdo —y peligroso— ignorar, subestimar e incluso ridiculizar estas experiencias con el pretexto de que no pueden ser claramente comprendidas en nuestro actual paradigma científico o bien de que son resultado de la fantasía, la alucinación, el engaño y el autoengaño.

La espiritualidad es un tema muy actual dentro de la psiquiatría, de la psicología e incluso dentro de la medicina. Cada vez son más las investigaciones, artículos, libros, congresos, etc., al respecto. En estos ámbitos de conocimiento, se tocan aspectos relacionados con la espiritualidad o con la religiosidad, para tratar de dilucidar si estas pueden ser o no fuente de beneficios o de perjuicios para la salud mental de las personas. El interés en estos temas parece ser creciente y hay una mayor inquietud por la búsqueda de una salud integral que incluya lo espiritual, para alcanzar un modelo de salud que tenga una antropología más global y adaptada a la auténtica realidad humana.

También parece que la demanda de tocar estos temas, por parte de los pacientes, va en aumento en el ámbito de la psicoterapia. ¿Debemos los psicoterapeutas dejar este tema aparte? ¿Hay que abordarlo en una psicoterapia? ¿Estamos capacitados para ello? ¿Por qué hay un interés creciente en estas cuestiones? Estas son algunas de las muchas preguntas que trataremos de contestar o al menos proponer para la reflexión, haciendo una revisión del estado de la cuestión en la actualidad, en publicaciones científicas actuales y en autores relevantes que han estudiado sobre ello en otros tiempos.

La espiritualidad —así como las creencias y prácticas religiosas— es un elemento importante para la salud y el bienestar físico y psicológico. Pero proporcionar atención espiritual es un componente vital, a menudo descuidado en la práctica profesional. La espiritualidad contribuye a la construcción intuitiva de la atención médica y la asistencia en enfermería, y potencia las relaciones interpersonales con los pacientes que reflejan una realidad religioso-espiritual. El impacto de la espiritualidad, como componente del bienestar psicológico, es cada vez más reconocido por los profesionales de la salud, así como por las organizaciones gubernamentales.

En la enfermería de otros países, sin embargo, hay diagnósticos aceptados de perturbación espiritual o riesgo de sufrimiento espiritual.1 Las escuelas de enfermería deben estar preparadas para entrenar en cuidados espirituales. De acuerdo con los Fundamentos de la Educación para la Práctica de la Enfermería Profesional de la American Association of Colleges of Nursing2 en Estados Unidos, por ejemplo, el generalista debe llevar a cabo prácticas de posgrado bajo un marco holístico de cuidado integral centrado en el cuerpo, la mente y el espíritu.

Muchos profesionales de la salud están disconformes o no se sienten preparados para atender las necesidades espirituales de sus pacientes debido a la falta de preparación y educación en esta área.3 Aunque las enfermeras reconocen la necesidad de atención integral, algunas se sienten incómodas recibiendo preguntas sobre espiritualidad o religión. El conocimiento de la espiritualidad no es materia para la mayoría de las escuelas de enfermería. La educación específica en el territorio de lo espiritual puede enseñar a los estudiantes de enfermería la importancia de las necesidades espirituales de los pacientes, así como la forma de evaluar y satisfacer estas necesidades. Además, las enfermeras también deben explorar su propia espiritualidad en relación con el cuidado, ya que esto puede tener un impacto importante en la conciencia de la enfermera y la sensibilidad a las necesidades espirituales de los pacientes. La profesión de enfermería debería desarrollar agentes más competentes para evaluarlas y responder a ellas.

El cuidado espiritual es esencial en todas las áreas clínicas, pero particularmente en los hogares de ancianos y hospicios. Los médicos pueden sentirse no capacitados para responder a las necesidades espirituales debido a una educación inadecuada o falta de entrenamiento, o a suponer que estas deben ser atendidas por sacerdotes, capellanes u otros agentes. En realidad, los médicos de los hogares deben estar en mejor posición para ofrecer apoyo espiritual al cuidar a los pacientes al final de la vida. Ruder4 examinó la espiritualidad en la práctica de la enfermería trabajando en dos grandes organizaciones de salud y encontró diferencias entre las enfermeras cuyos programas de enfermería estaban adecuadamente preparados para satisfacer las necesidades espirituales y enseñar maneras de incorporar la atención espiritual en la práctica y programas de enfermería que no incorporaban tales saberes. Algunos profesionales de la salud cuestionan incluso si alguien puede enseñar a brindar cuidados espirituales.5

Satisfacer las necesidades espirituales no está bien definido en el papel que desempeñan las enfermeras y no siempre se enseña plenamente en las escuelas de enfermería. De hecho, en Argentina, ocasionalmente se presenta si algún docente discute el tema por propio interés de los estudiantes, o en programas o congresos de cuidados paliativos que han integrado la unidad como parte de un espacio de discusión acerca de las competencias de la enfermera o para advertir sobre su utilidad en la práctica, pero estos esfuerzos no reciben claramente estímulo por parte de las autoridades o directivos de los centros de salud o de educación.

Pese a todo, la relación entre la espiritualidad y las capacidades de afrontamiento es relativamente nueva en la enfermería, aunque el número de estudios que abordan la espiritualidad y la salud ha aumentado durante la última década.6 El promedio de publicaciones sobre espiritualidad y salud ha aumentado en un 688 por ciento en los últimos treinta años. Una búsqueda en Medline indicó que el 88 por ciento de los artículos sobre necesidades espirituales se publicaron en la década de los noventa.7 Sin embargo, las enfermeras en la práctica confunden la naturaleza del cuidado espiritual y algunas pueden sentirse incómodas con sus propias creencias.8

Esto no es sorprendente. En las primeras escuelas de enfermería hospitalaria de fines del siglo XIX, se les enseñaba a los estudiantes a cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu, pero el cuidado espiritual consistía en la lectura de la Biblia a un paciente, o solo en orar. A medida que la enfermería cambiaba hacia un modelo más científico, las enfermeras comenzaron a cuidar al paciente desde una perspectiva biopsicosocial donde todo está sujeto a criterios científicos.

Hubo muy pocas escuelas de enfermería asociadas con organizaciones religiosas y las escuelas públicas de enfermería a veces se distanciaban del concepto de Dios.9 El reconocimiento de las necesidades espirituales de un paciente puede ser más aceptado como parte de la práctica en algunas especialidades, como los cuidados paliativos. El cuidado espiritual de los pacientes es particularmente importante en los domicilios y en los cuidados paliativos, donde la atención se centra no solo en sus necesidades espirituales, sino también en las de sus familias y en su calidad de vida.10 La práctica de la enfermería comunitaria se enfoca en el cuidado espiritual como parte integral de la promoción de la salud.11 Las enfermeras religiosas usualmente tienen preparación formal y educación continua que tiene un enfoque en la salud espiritual y el bienestar.12

Distinguir entre espiritualidad y religión

Es importante distinguir entre espiritualidad y religión. La religión se define como prácticas y creencias específicas que pueden estar asociadas con un grupo organizado; la espiritualidad, en cambio, es la búsqueda de una persona o la expresión de su conexión con un contexto más amplio y significativo.9

La espiritualidad es parte natural de la existencia humana y puede significar cosas diferentes para cada persona. Ser espiritual es una parte de la condición humana, ya que forma la raíz de la propia identidad y da sentido a la vida.13 Todas las personas son espirituales independientemente de sus creencias religiosas, aunque la espiritualidad puede ser expresada a través de prácticas religiosas y/o una creencia en Dios o en un ser superior.

Kruse, Ruder y Martin14 identificaron la relación entre bienestar espiritual y factores tales como el bienestar psicológico para comprender mejor los efectos de la espiritualidad sobre la salud de las personas al final de la vida. Para las enfermeras, es importante reconocer las necesidades espirituales y religiosas, porque tanto la espiritualidad como la religión pueden ayudar a las personas a lidiar con la enfermedad o con otros desafíos de la vida y encontrar consuelo. También es importante reconocer que cada persona es diferente, y el cuidado religioso y espiritual debe reflejar la realidad individualizada de cada paciente.

Hay pocos estudios que evalúen la espiritualidad en las enfermeras. Varias teorías intentan describir la espiritualidad; una de las más significativas se encuentra en el libro Stages of Faith Development de James Fowler,15 que identificó siete etapas y sus categorías de edad correspondientes a lo largo de la vida. Fowler considera que la fe es más profunda que la religión organizada, ya que tiene que ver con encontrar un significado y un propósito compartidos en la vida. En la práctica, los profesionales en la atención médica pueden usar la teoría de Fowler como una guía para evaluar la espiritualidad del paciente. Es vital que las enfermeras evalúen las necesidades espirituales de los pacientes y respondan a ellas de una manera competente y sensible. Explorar el significado y el propósito espiritual puede ser el primer paso para tomar conciencia de las necesidades espirituales de los otros.

Por ejemplo, en un estudio con enfermeras británicas, Narayanasamy16 encontró que las enfermeras percibían el cuidado espiritual como la práctica religiosa de un sacerdote y que la formación en enfermería era la responsable de la inadecuada preparación para el cuidado espiritual. En otra encuesta a 132 centros de enfermería en Estados Unidos, Lemmer17 encontró que la mayoría de los programas incluían el concepto de dimensión espiritual en su currículo, pero pocos definían la espiritualidad o el cuidado espiritual en enfermería. Además, había poco conocimiento de la enseñanza de la espiritualidad, lo que sugiere que las enfermeras no están profesionalmente preparadas para el cuidado espiritual. Además, las escuelas de enfermería deben saber identificar cómo abordar la dimensión espiritual en sus programas de formación.

Espiritualidad, religión y salud

En una encuesta reciente de Gallup, el 55 por ciento de los estadounidenses respondió que la religión era «muy importante» en su vida y el 26 por ciento respondió que era «importante».18 En el estudio realizado por Kruse, Ruder y Martin, se encontró una relación positiva y muy significativa entre el bienestar espiritual y el bienestar psicológico en los pacientes que estaban al final de su vida. En este estudio, para el 73 por ciento la enfermedad había fortalecido su vida espiritual y aumentado sus prácticas religiosas, como la oración, la lectura de la Biblia, la asistencia a una iglesia o culto, las visitas del sacerdote o pastor y el apoyo de la comunidad de la iglesia.14

En un estudio de McMillan,19 los pacientes identificaron varias necesidades espirituales, como por ejemplo estar con la familia, ver sonreír a los demás, reírse y hablar de cosas cotidianas, y estar con amigos. Un estudio de Kaufman et al.20 descubrió que los individuos con niveles más altos de espiritualidad y prácticas religiosas tenían menor tasa de deterioro cognitivo. Otro estudio de Oxman, Freeman y Manheimer21 encontró que los pacientes que recibían consuelo y ayuda religiosa habían reducido la tasa de mortalidad posquirúrgica. Pargament22 también encontró que el conflicto religioso era un fuerte predictor de riesgo de mortalidad.

Está claro que las enfermeras deben atender las necesidades espirituales de los pacientes como una poderosa fuerza interna que permite afrontar y encontrar consuelo y paz al final de la vida.23 En síntesis, los estudios en general defienden la relación positiva entre espiritualidad y salud, la relación entre la espiritualidad y la religión con la salud, esencial para proporcionar atención al final de la vida.